Tenía un tiquete para viajar a cualquier lugar del mundo. ¿Por qué escogí Noiva do Cordeiro?

Tenía un tiquete para viajar a cualquier lugar del mundo. ¿Por qué escogí Noiva do Cordeiro?

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Grabo, siempre, de manera desmedida. Tengo miedo de perderme momentos importantes, de esos en los que alguien hace un descubrimiento o recuerda algo de repente y la voz se vuelve aún más afectiva. Grabé de manera desmedida en Brasil. Además de registrar con la grabadora y el micrófono, fui tomando pequeñas notas de voz en el celular como material de trabajo: practicando portugués antes de salir; en el aeropuerto de Madrid, cuando me avisaron de que había overbooking; en el de Sao Paulo, donde pasé horas con Thati, una mujer que conocí en el avión y se convirtió en mi hada madrina aeroportuaria; y sobre todo en Noiva do cordeiro, donde por las noches, al subir a casa de Selma, la mujer que me acogía, grababa las impresiones de aquel día –mi voz suena siempre entrecortada porque vive en lo alto de una ladera muy empinada.

Noiva do Cordeiro 2Y, sin embargo, me falta una grabación que es, quizá, el origen de esta historia. Es una conversación con mi amiga Carmen, probablemente en su casa de Madrid, probablemente en septiembre de 2016. Yo acababa de regresar de Nueva York, donde, el mismo día en que entregué mi tesis, me había comprado una grabadora (tal vez para decretar que ahí terminaba mi carrera académica). Y donde me había ganado –larga historia– un billete de ida y vuelta a cualquier parte del mundo. Imagínense. Debió de ser entonces cuando Carmen, siempre sabia, me dijo que ese billete solo podía tener un destino: ir allá donde tuviera una muy buena historia que contar.

Estuve casi un año sin saber dónde ir. Grabé –desmedidamente– conversaciones con mi amiga Chiara en las que mirábamos el mapa y el clima de países cuyos nombres nunca habíamos pronunciado, o buscábamos las rutas más caras, o las que tuvieran más escalas para poder visitar más ciudades, pero nunca lograba decidirme. Y había que tomar una decisión: el billete solo era válido por un año, y el año estaba a punto de cumplirse –y yo a punto de perderlo. Otra amiga, Doris, me dijo entonces que si ella pudiera ir a cualquier parte del mundo iría a Auroville, una ciudad en la India que, según Wikipedia, es «el lugar de una vida comunitaria internacional, donde hombres y mujeres aprendan a vivir en paz, armonía, más allá de todas las creencias, opiniones políticas y nacionalidades». Sonaba demasiado construido para ser cierto –y, sobre todo, para ser interesante–, pero aun así me puse a buscar información y acabé en un vídeo de youtube de pésima calidad: 7 STRANGEST Cities and Towns on Earth. Y ahí, entre Auroville y una ciudad egipcia llena de basura, apareció Noiva do cordeiro: un pueblo de 600 mujeres en el que estaban prohibidos los hombres.

Noiva do Cordeiro 1

No sé cuánto tiempo pasé frente al ordenador esa mañana. Una primera búsqueda en Google me devolvió cientos de noticias que devoré una tras otra: las noticias matizaban la información del vídeo pero también se contradecían entre ellas, y tras muchas horas de lectura, no logré sacar ninguna conclusión definitiva: ¿eran 300 o 600? ¿Estaban realmente prohibidos los hombres? ¿Se organizaban de manera matriarcal? ¿Eran todas solteras? ¿Habían o no desmentido la historia? Cosas así me preguntaba una y otra vez, pero en realidad yo ya había tomado la decisión de la única manera en la que sé tomar decisiones: con el cuerpo, sin darme cuenta.

Una semana más tarde estaba en un avión rumbo a Brasil. Tenía mi historia.


Puedes escuchar la historia de Isabel en el reproductor  ?


Si quieres saber cómo se hizo esta historia y conocer más sobre el trabajo de Isabel, mira este Facebook Live

Créditos

POR
Isabel Cadenas


PAÍS
Brasil


PUBLICADO EN
02/15/2018

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