El hotel embrujado| Transcripción

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[Daniel Alarcón]: Esto es Radio Ambulante desde NPR. Soy Daniel Alarcón.

[Joanna Hausmann]: Yo creo que como comediante yo entiendo el mundo de una manera que yo no necesito explicaciones del más allá, porque yo puedo entenderlo a través de pensar críticamente.

[Daniel]: Esta es Joanna Hausmann. Comediante. Ha vivido casi 30 años en Estados Unidos pero siempre ha estado muy ligada a Venezuela, de donde son sus papás. Desde 2014 empezó a hacer videos en los que habla con humor, entre otras cosas, de la xenofobia, el racismo, la ansiedad, lo que pasa en Venezuela, las particularidades del español…. 

[SOUNDBITE ARCHIVO]

[Joanna]: Hi everybody, I’m Joanna and I’m your Spanish teacher today. Bienvenidos.

Sobremesa, literally, it means over the table. It’s like those moments where you hog the table and the waiter looks at you like get out, please.

Empalagar is the feeling you get when you’ve had like way too many sweets… It´s like…

[Daniel]:  Ok, pero el episodio de hoy no es sobre comedia. Es de terror. Lo traemos en esta época que es divertida para algunos, irrelevante para otros, aterradora para varios. Esa fecha de fantasmas, espantos, sustos, brujas, creencias, supersticiones… Exacto: Halloween. 

Y la historia de hoy es de cómo esa mente racional de Johanna se puso a prueba.

 [Joanna]: Yo me sentía medio orgullosa de mí por no creer todas estas cosas. Eso era parte de mi personalidad.

[Daniel]: Pero ese orgullo le duró hasta un día… bueno, una noche en la que no pudo encontrarle explicación a lo que le estaba pasando. 

Debo decir, por si no queda claro, que lo que van a escuchar después de esta breve pausa es una historia real. 

Ya volvemos.

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[Daniel]:  Estamos de vuelta en Radio Ambulante.

Nuestro productor David Trujillo nos cuenta la historia. 

[David Trujillo]: Era 2016 y Joanna trabajaba para un canal de televisión. Alrededor de octubre de ese año la llamaron para una propuesta.  

[Joanna]: Me dicen: te tenemos un trabajo en Miami, vas a ir a filmar un comercial. 

[David]: Su relación con Miami ha sido estrecha desde hace mucho tiempo. Tiene familia y amigos allá, y siempre lo ha visto como un destino para pasarla bien, descansar… vacaciones. La propuesta del trabajo sonaba muy bien.

[Joanna]: Tienes que pasar dos noches ahí y, tranquila, te vamos a invitar al mejor hotel de Miami, va a ser totalmente relax hasta que tengas que trabajar, te va a gustar el plan. Y yo ok, vamos. 

[David]: Viajó a los pocos días. Llegó en la tarde a Miami y un chofer la recogió en el aeropuerto. La idea era llevarla al hotel, que descansara, y al día siguiente, muy temprano, la volvería a recoger ahí y la llevaría al estudio de grabación.

[Joanna]: Y me acuerdo que llegamos a, como la entrada del hotel y es este edificio que no se parecía a ningún edificio que yo había visto en Miami. 

[David]: Para ella Miami era una ciudad nueva, llena de construcciones modernas. Pero este hotel era todo lo contrario.

[Joanna]: Era un edificio como viejo, quizás más clásico. Yo sentía que yo estaba en otra época porque parecía un hotel de otra época. Y yo como que wow, me impresionó. 

[David]: Era ancho, con muchas ventanas y balcones. Los techos tenían tejas de barro, y las paredes estaban pintadas de un amarillo crema y blanco. En el medio había una torre alta que terminaba en punta. Se notaba que era una construcción antigua y claramente quisieron conservar ese estilo.

[Joanna]: Bajo mis maletas y entro al lobby. Me acuerdo que era como que un lobby con muchas matas, con como arquitectura como más vieja, muy clásico, muy bonito, bello, bello, bellísimo, o sea, una belleza de lobby. Y no sé muy bien cómo explicarte, pero no me sentía bien. Yo sentía que yo estaba en el pasado.

[David]: Pero rápidamente las personas de la recepción la recibieron y se portaron muy amables. Eso la hizo sentir más cómoda. Claramente estaba en uno de los mejores hoteles de Miami y eso se notaba. La construcción podía ser vieja, pero todo estaba muy bien restaurado y decorado. Esa primera impresión de incomodidad que le produjo no tenía ningún sentido. 

[Joanna]: Y yo como que ay, Joanna, bájale dos. O sea, quizás te esperabas un hotel más, más nuevo, pero este… lo que tú estás sintiendo es que este… esto…es un edificio más viejo, eso es todo. Y yo ok, dale, dale, tranquilízate. No seas ridícula.

[David]: Agarró la llave de su habitación y entró al ascensor. Cuando llegó al piso, que no recuerda cuál era, pero era alto, se bajó con su maleta y empezó a caminar por el pasillo. No estaba decorado, salvo por un detalle en las paredes que a Joanna le llamó la atención.

[Joanna]: Lo único que yo veía eran fotos en blanco y negro de como el pasado del hotel, que en verdad yo me decía como: no sé cuál es el punto de poner todas estas fotos de gente que ahora seguramente están muertas. 

[David]: Eran fotos de juegos de golf o de personas en la playa… La gente se veía feliz, con ropa de verano de hace años. Fue inevitable que Joanna pensara en una película.

[Joanna]: Se sentía un poco como The Shining.

[David]: El Resplandor… la película de terror clásica que se desarrolla en un hotel. 

[Joanna]: Abro la puerta de mi cuarto, es un cuarto espectacular. O sea, una belleza de cuarto: tengo como un… una salita para mí, tengo un cuarto medio separado. Hay una vista espectacular, así unas palmeras bellísimas, todo verde. O sea, las cosas no se sienten viejas, no se sienten usadas, se sienten nuevas, pero de otra época. 

[David]: De pronto sintió una presión en el pecho. Una presión extraña, repentina… La primera intuición que tuvo era que se trataba de algo…. sobrenatural… Pero de inmediato rechazó esa idea. Tenía que haber una explicación lógica, siempre la hay. Eso lo aprendió de su papá. 

[Joanna]: Mi papá estudió física. La lógica era lo más importante en mi casa. Ah, se cerró una puerta. Lógicamente lo que pasó es que, bueno, había una ventana abierta en un cuarto, otra ventana abierta en otro y pasó algo y ya. O sea, la física, la física cerró la puerta.

[David]: Su mamá es la que tiene explicaciones, digamos, menos racionales. Si se cerraba una puerta…

[Joanna]: Era ay, entró algo por ahí. Puede ser que es un espíritu. Y es como que no, bueno, pero ¿y la física, pana? 

[David]: Para ella su mamá es más espiritual, si es que se puede encasillar de esa manera. Tal vez está relacionado con ese lado de su familia que es cubana y, aunque la mamá no es católica, sí tiene una tradición espiritual que no necesariamente tiene que ver con religión.

[Joanna]: Mi abuela y mis tías abuelas y algunos de mis tíos, o sea, tenían sus virgencitas, obviamente. Entonces había todos estos rituales y creencias que eran un poco absurdos: si pierdes algo, le rezas al santo que crucificaron al lado de Jesús y él viene y te lo devuelve porque él fue el que te lo robó. 

[David]: No hay que ser religioso para pedir ese tipo de favores. Más que religión, es una cuestión de tradiciones muy viejas. Hay santos para todo tipo de milagros, y yo lo sé muy bien: cada vez que cae un rayo mi mamá dice “Ay, Santa Bárbara bendita”, porque se supone que es ella la que es capaz de acabar con una tormenta eléctrica. Si buscas pareja, lo mejor es poner una figura de San Antonio al revés y rezarle. Santa Lucía ayuda con los problemas de los ojos, y San Fiacro cura las hemorroides. Ahora, si lo que pides es demasiado descabellado, si se sale de cualquier lógica, si va muchísimo más allá de cualquier esfuerzo humano, no te preocupes, está San Judas Tadeo, el de las causas imposibles. Exacto, imposibles… cuando digo que hay santos para absolutamente todo creo que no estoy exagerando.

Y no solo están los santos. También hay todo tipo de rituales para diferentes cosas. Si son situaciones simples hay supersticiones simples. Por ejemplo, mi mamá me dijo alguna vez que poner una escoba detrás de la puerta hace que una visita indeseada se vaya rápido. Para cosas más complejas, como evitar la mala suerte de por vida, hay cosas complejas. 

[Joanna]: Por ejemplo, cuando estamos cenando todos y a alguien se le cae la sal, inmediatamente “ay, échala pa atrás porque… ay, mal de ojo”. “Ay, qué nos va a pasar”. Y yo como que pana, pero ni creemos en nada y estamos haciendo todas estas cosas en caso de que hay bad luck. No tiene ningún sentido.

[David]: Pero sí, por más atea e incrédula que sea, sí admite que de vez en cuando acude a alguno de esos rituales. Nada muy elaborado, solo cosas como tocar madera para alejar los males… aunque sí le parece ridículo, al final no pierde nada con eso. Creo que yo también a veces lo hago sin creerlo mucho, porque… pues… nunca se sabe. Mejor prevenir. 

Aunque lo de creer en santos, fantasmas, apariciones, espantos, malas energías… eso definitivamente no entraba en la cabeza de Joanna. Encontrar explicaciones racionales es su forma de quitarse el miedo: lo que no tiene lógica, no existe. Punto. 

Por eso, cuando estaba en la habitación del hotel y sintió esa presión extraña en el pecho, ya tenía una explicación a la mano. La más obvia: asma, que ha tenido toda la vida. Tal vez había un detonante: podría ser el clima, el aire acondicionado, o algo de polvo… Joanna agarró su inhalador, lo oprimió un par de veces, respiró y abrió las ventanas. No había nada raro. En ese momento le pareció una buena idea ir un rato al gimnasio.

Eran más o menos las 8 de la noche. El gimnasio estaba en el subsuelo. Para llegar Joanna tuvo que bajar por unas escaleras grandes, llenas de decorados ostentosos, pero el gimnasio en sí no le pareció tan bonito como el resto del hotel. Era más como un sótano al que le metieron un montón de máquinas para hacer ejercicio. 

Ahí había más huéspedes. Por primera vez, Joanna, que es muy extrovertida y le gusta conversar, veía personas diferentes a los empleados de la recepción. 

[Joanna]: Me sentí bien en ese momento, estar rodeado de gente y, sabes, como tratar de hacer conversaciones con el tipo haciendo pesas y que ¡Hola! Wow, good job. ¿Sabes? Yo tratando de hacer conversación porque en verdad llevaba como dos horas sola. Y, bueno, me monto en la caminadora, empiezo a trotar. 

[David]: Y casi de inmediato, en el lado derecho de su cuerpo empezó a aparecer una especie de reacción alérgica.

[Joanna]: Mi pecho, mi brazo y parte de mi cara estaba roja. Pero cuando yo te digo roja, es así como que un rechazo hacia algo. Y yo como que no puede ser que tengo una alergia acá también, no tiene ningún sentido.

[David]: No había comezón, ni ardor… nunca había sufrido de alergias en la piel, pero esas reacciones pueden aparecer en cualquier momento de la vida y por muchísimas razones. Así que decidió parar el ejercicio y pedir un antihistamínico a un empleado del hotel. Luego subió a su habitación. 

Cuando se revisó el brazo, notó que el rojo había desaparecido. Raro. Pero no le dio mucha importancia y se tomó la pastilla para evitar que volviera a aparecer. Como tenía que levantarse muy temprano, prefirió bañarse, comer algo. Mientras se alistaba para dormir, prendió el televisor un rato. Eran más o menos las 10 de la noche. 

[Joanna]: Y me despierto como a medianoche con el sonido de un comercial de una campaña política para Trump. Qué pesadilla, ¿no? O sea, me desperté con alguien que: Trump, the next president of The United States. 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Donald Trump]: I am Donald Trump, and I approve this message.

[Joanna]: Y yo, uff, ¿qué es esto? Y me doy cuenta que la televisión en frente a mí estaba prendida a full volumen, casi al máximo. 

[David]: Empezó a tocar la cama con las manos buscando el control remoto. Lo había dejado ahí poco antes de dormirse. Lo encontró, apagó el televisor y lo puso en la mesa de noche. Claro, se asustó mucho, pero seguro se acostó sobre el control sin darse cuenta, prendió el televisor y le subió el volumen. Puede pasar. 

Intentó dormirse otra vez. 

[Joanna]: Una hora después, escucho: Do you have moderate to severe plaque psoriasis? Y yo coño, ya va, ¿qué está pasando acá? La televisión se volvió a prender, a full volumen. 

[David]: Joanna intentó pensar en alguna explicación lógica… la lógica que siempre le ha ayudado contra el miedo. Pero esta vez, no estaba sirviendo de mucho.

[Joanna]: Uno va por la vida y se le olvida que el corazón está latiendo, pero en momentos de miedo uno está tan consciente de su corazón porque se hace presente. Mi corazón estaba presente. Entonces prendí las luces del cuarto porque dije… no sé. 

[David]: Desconectó el televisor. Ahí sí era imposible que se volviera a prender. Fue al baño y se echó agua en la cara. Trató de calmarse y volvió a la cama para intentar dormir. Unos minutos después, empezó a escuchar voces que venían de la salita que había en su habitación… eran dos: una masculina y una femenina. Sonaban como susurros. 

[Joanna]: Y era así como (susurros). Así. Y yo ay, mi corazón y que pum, pum, pum, pum, pum, pum. Y yo como que Joanna, Dios mío, o sea, tú eres una persona no religiosa. Crees que nos morimos y no hay nada más allá. O sea, por favor, Joanna.

[David]: ¿Estaba alucinando? Alguna vez supo que en varias casas en Estados Unidos donde reportaron ver fantasmas, en realidad había fugas de gas que hacían que la gente viera o escuchara cosas que no existían. Y eso sí podía ser realmente peligroso, un miedo justificado. Pero no sentía ese olor del gas tan evidente. También podía ser el sueño que producen los antihistamínicos… o algo así, porque qué más: no podía haber nadie en la salita, nadie. Si salía, lo iba a comprobar. Era la única forma de tranquilizarse. 

Así que caminó hasta la puerta del cuarto y se asomó despacio, como sin querer ver lo que se podía encontrar. Efectivamente, no había nadie. 

[Joanna]: Pero veo que la televisión de mi sala está prendida. Y yo ni sabía dónde estaba el control de esa televisión. Y mientras que estaba… ay no. Y mientras que estaba viendo la televisión, se le aumenta el volumen. Y ahí yo entro en pánico, un miedo sobrehumano, un miedo que yo no había sentido antes.

[David]: Se sentía como en otro mundo. Desconectó ese otro televisor, prendió todas las luces y abrió las cortinas. Dormir ya era imposible. Estaba demasiado angustiada. 

Como faltaba poco para que amaneciera y en pocas horas la recogerían, lo mejor era bañarse. Alguna explicación tenía que tener todo esto, no sabía cuál en ese momento, pero la había. Después lo pensaría mejor y con calma. 

Pero el baño tampoco la ayudaba mucho a tranquilizarse: era estrecho y todas las paredes eran de un rojo intenso… 

[Joanna]: Me meto debajo de la ducha y cierro los ojos, y escucho (ruidos).

[David]: Miró hacia el espejo del baño, que ya estaba empañado por el vapor del agua caliente.  Vio solo su silueta reflejada, pero se dio cuenta de algo… 

[Joanna]: Que hay un secador de pelo como que pegado a la pared, y se está prendiendo y apagando. Apago la ducha. Yo agarro la toalla, saliéndome del baño, me caigo. Me pongo la ropa, el pelo mojado… o sea, y salgo lo más rápido que yo puedo de ese cuarto. Dejé todo prendido. 

[David]: Bajó rápido al lobby, pero trató de disimular el miedo. ¿Quién le iba a creer todo lo que acababa de pasar? Al rato llegó el carro que la había recogido el día anterior. Se sintió un poco aliviada cuando se subió. Para disipar la mente empezó a conversar con el chofer. En un momento el hombre le preguntó qué tal había pasado la noche…

[Joanna]: Y yo, mira, honestamente, dormí muy, muy, muy mal, dormí pésimo, y me empiezo a reír. 

[David]: Ahora que lo hablaba con alguien, esto sonaba a que podía convertirse en uno de sus videos. Tal vez lo podía incluir en su show de comedia y se reiría de sí misma y de lo ingenua que fue al haberse asustado por algo tan tonto. Seguro había sido una falla en el circuito eléctrico. 

Entre risas, le dijo al chofer: esto va a sonar raro, pero sentí como si hubiera alguien en mi habitación.

[Joanna]: Y me río otra vez, porque ya sé lo que me va a decir este tipo, como que ay, qué loca esta tipa. 

[David]: Pero no. El chofer no se rió.

[Joanna]: Me responde de una manera muy seria, y me dijo: oh, eso tiene todo el sentido del mundo. This is the most haunted hotel in Florida, and one of the most haunted hotels in America.

[Daniel]: Según el chofer, Joanna se estaba quedando en el hotel más embrujado de Florida, y uno de los más embrujados de Estados Unidos: el hotel Biltmore.

Ya volvemos.

[Daniel]: Hola, Ambulantes. ¿Sabías que tenemos un boletín con cinco recomendaciones que mandamos cada viernes? En él puedes encontrar una muestra de cosas interesantes, que inspiran y entretienen a nuestro equipo tan variado. Desde podcasts, series de televisión, libros, aplicaciones, hilos de twitter, artículos, hasta música, arte y mucho más…  

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[Daniel]:Si eres oyente regular de nuestro podcast tal vez has oído hablar de Lupa, y si no, te  cuento: es la app para aprender español con los episodios de Radio Ambulante. Tiene herramientas que te permiten leer mientras escuchas el audio, bajar la velocidad de reproducción o seleccionar vocabulario, entre otras cosas. Y para celebrar Halloween, el episodio que estás escuchando ya está disponible en la app para practicar. Más información en lupa.app


Estamos de vuelta en Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón.

Antes de la pausa, Joanna Hausmann había tenido una experiencia muy extraña en el hotel donde se estaba quedando. Aunque, pensándolo bien, tal vez había una falla en el circuito eléctrico de la habitación. Lo mejor era reírse de lo que pasó y olvidarse del tema. 

Pero el chofer que la recogió esa mañana le dijo que su historia tenía todo el sentido porque ese era uno de los hoteles más embrujados del país.

[Joanna]: Y yo ahí sentí dos cosas. Una: Oh, my God! Y dos: no estoy loca.

[Daniel]: Joanna quería saber más… 

[Joanna]: Ya va, ya va, ya va. Explícame. Y él me explica.

[Daniel]: David Trujillo nos sigue contando… 

[David]: El chofer conocía bien la historia del hotel Biltmore. Es uno de los edificios más emblemáticos de Miami, y fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1996. 

Fue construido en la zona de Coral Gables a mediados de los años 20 cuando Florida estaba teniendo un gran boom inmobiliario. Su torre principal, de 96 metros, está inspirada en la Giralda, el campanario de la catedral de Sevilla, en España. 

El chofer le contó que desde el principio fue un hotel de lujo en el que eran muy comunes los bailes, las fiestas, los espectáculos acuáticos y los torneos de golf… esos felices años 20 de los que tanto se habla. Allí se alojaron celebridades, políticos y multimillonarios de todo el mundo. Pero aparte del  lujo y la diversión también hubo momentos sombríos: en 1929 ahí fue asesinado un mafioso en medio de un juego de cartas y consumo ilegal de alcohol. Se dice que el famoso gángster Al Capone se hospedaba allí cuando visitaba la ciudad. 

Pero los excesos y la preferencia de los clientes por hospedarse cerca a la playa hicieron que las finanzas del hotel decayeran. Poco a poco se volvió insostenible, y en la década de los 40, en plena Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos lo convirtió en un hospital militar. 

Joanna estaba intrigada y el chofer continuó con la historia. Le dijo…

[Joanna]: Pero mira, fíjate tú, el gimnasio era la morgue. 

[David]: En ningún momento Joanna le había mencionado su experiencia en el gimnasio y la alergia que le apareció.

[Joanna]: Pero ahí se me empezaron a parar los pelos en la piel. Si 24 horas antes alguien me hubiese contado ese cuento, yo me hubiese reído. O sea, ¡qué ridícula esta persona! 

[David]: En ese momento el chofer tenía toda su atención. Si algo no podía negar Joanna era la pesada historia que tenía encima el Biltmore: después de la guerra, se convirtió en la sede de la facultad de medicina de la Universidad de Miami y siguió funcionando como hospital hasta 1968, cuando decidieron cerrarlo. Durante años permaneció abandonado y se corrió el rumor de que ahí pasaban cosas extrañas. Los niños de la zona solían entrar para comprobar si realmente estaba embrujado. 

A principios de los 80, el gobierno local, que se había quedado con la propiedad unos años antes, empezó a restaurarla. En 1986 un medio de la ciudad publicó una crónica sobre las extrañas experiencias que habían tenido los vigilantes del edificio: por las cámaras de seguridad veían aparecer marcas de sillas de ruedas en el piso que luego se borraban. También escuchaban gritos aterradores en las noches que venían de los pisos más altos. Al final, el periodista dice: es una lástima que el hotel Biltmore no haya reabierto todavía. Sería un gran lugar para pasar la noche de Halloween. 

Eso ocurrió un año después. El Biltmore fue reinaugurado como un resort de lujo, pero permaneció con ese velo misterioso. Fue como si los nuevos administradores no se hubieran esforzado en quitarle la fama de ser uno de los lugares más embrujados del país. Por el contrario, siguieron apareciendo artículos y videos sobre su historia, y hasta eventos en el hotel en los que se contaban historias de fantasmas. 

El chofer remató con esto… 

[Joanna]: Yo he recogido a varias personas en este hotel. Tú no eres la primera persona que yo recojo que me dice que no pudo dormir esa noche y que sentía que había alguien en su cuarto. No me sorprende en lo más mínimo lo que me estás diciendo. 

[David]: Cuando Joanna me contó eso, quisimos verificar lo que le dijo el chofer: que había más personas con historias parecidas. 

[Hombre]: Una energía increíble. ¿Cómo te diría? Es un lugar exótico para mí. 

[David]: Encontramos a esta persona que está involucrada con el hotel desde hace un tiempo. Prefirió que no dijéramos su nombre. Así describe al Biltmore.

[Hombre]: Es un lugar que entras ahí y parece que estás en otra parte del universo, estás en donde tú crees que puedes estar. 

[David]: Dijo que el hotel está lleno de historias aterradoras y las ha escuchado desde hace años. Como la de un trabajador que durante una noche, mientras repartía periódicos, encontró en uno de los pisos a una mujer vestida de blanco, descalza y con el pelo canoso hasta la cintura.

[Hombre]: Y lo saludaba, tú sabes, así más o menos de lejitos y entonces agarraba el elevador y se la encontraba en el próximo piso. Y decía pero ¿cómo esta señora bajó tan rápido que está aquí ya otra vez? En uno de esos cambios que llegó al lobby, de pronto se encuentra en el pasillo de nuevo con la señora y dice que cuando mira otra vez, se le perdió la imagen. Más nunca lo vio. 

[David]: O la de un huésped que una noche bajó desnudo al lobby.

[Hombre]: Que quería irse, quería irse, que no quería estar más ahí, que sentía que le movían la cama, que no sé qué.  Eso fue lo que se comenta.

[David]: Incluso la de su esposa, que cuando se hospedó una noche hace años, tuvo que irse en la madrugada porque sentía ruidos y vibraciones extrañas en su habitación. 

También está esta mujer que se ha hospedado en el Biltmore, Christy Woods. Dice que sintió una presencia extraña. 

[Christy Woods]: It just feels like someone is always looking at you or over you. It feels mainly within the room or the bathroom… I constantly turned left or right anticipating that I’m going to see someone. 

[David]: Dice: Es como si alguien te estuviera mirando todo el tiempo. Se siente principalmente en la habitación o en el baño. Constantemente miraba a la derecha y a la izquierda pensando que iba a ver a alguien. 

[Christy Woods]: Often times I feel like I see something move across my vision, whether it be peripheral or if I’m looking into the mirror I feel like I see a shadow. But I can’t for sure say. The only thing I know is that there is just a very eerie feeling. 

[David]: Muchas veces siento que veo algo moviéndose, ya sea con mi visión periférica o, si estoy mirándome al espejo, siento como si viera una sombra. Pero no puedo estar segura. Lo único que sé es que hay una sensación muy inquietante. 

La historia del chofer dejó aterrada a Joanna. Ya estaba pensando en cambiarse de hotel porque todavía le quedaba una noche en Miami. Pero en ese momento tenía que tranquilizarse: iba a un compromiso de trabajo en el que tenía que prepararse, maquillarse, actuar, verse relajada…  Así que llamó a su esposo y le contó todo. Su reacción fue reírse. Joanna ya se lo esperaba. Seguramente en otro momento se hubiera reído también pero esta vez sentía, de verdad, que lo que había vivido era diferente. 

[Joanna]: Yo no sabía la historia del hotel hasta hace dos segundos. ¿Cuáles son los chances de que yo siento todo esto en lo que era la morgue, en un cuarto que era un cuarto de… de hospital?

[David]: Decidió llamar a su papá… el que estudió física… el economista… el político que fue ministro de Planificación de Venezuela a principios de los 90… el que siempre tiene una explicación lógica para todo. Quería desahogarse y que él la ayudara a calmarse… 

Este es su papá, Ricardo Hausmann:

[Ricardo Hasumann]: Y estaba muy angustiada y mi explicación más sencilla es que de pronto había alguien con un control de un televisor similar en algún cuarto cercano que estaba tratando de controlar su televisor y estaba controlando el de ella.  

[David]: Ricardo quería tranquilizarla, mostrarle un escenario que la hiciera sentir más segura. 

[Ricardo]: El hecho de que se prenda y se apague el televisor no era razón para que ella se asustara tanto, se angustiara tanto, sufriera tanto o se quisiera cambiar de hotel.

[David]: Pero bueno, si quedarse en otro lugar la hacía sentir mejor, la animó a que lo hiciera. Era una solución práctica a un problema real: el miedo. 

[Ricardo]: No tengo la menor duda que ella sintió mucho miedo y estaba sumamente asustada, pero de allá a que existe un mundo paranormal real, etcétera. Yo no digo que entendemos todo lo que pasa en el mundo, pero el hecho de que algo no lo entendamos no quiere decir que hay espíritus raros que lo están causando.

[David]: No es que Ricardo esté cerrado a otras explicaciones, es que entiende el mundo desde la ciencia, y eso significa que no se queda con la primera versión de las cosas, sino, por el contrario, duda de todo. De hecho, es mucho más fácil desmentir una hipótesis que comprobarla. Y hasta el momento siempre ha encontrado la forma lógica de explicar fenómenos paranormales.

Así es él. Para creer necesita evidencia… y también contrastarla. El esposo de Joanna es igual de escéptico. 

[Joanna]: Y al sol de hoy mi papá y mi esposo no me creen. Pero como ellos no estaban ahí, ellos no, no entienden lo que no tiene lógica: el sentimiento, el miedo, todo lo que no se explica con palabras.

[David]: Ahí se dio cuenta de que no necesitaba explicaciones de lo que vivió, necesitaba otra cosa… así que buscó por otro lado. 

[Ana Julia Jatar]: Me llamó por teléfono. Me dice ma, yo no puedo creer lo que me ha pasado.

[David]: Esta es su mamá, Ana Julia Jatar. Es economista, periodista, escritora… 

[Ana Julia]: Estaba nerviosísima la pobre, y genuinamente asustada. O sea, ella estaba totalmente convencida de que su experiencia había sido real con algo sobrenatural. “Estoy segura que hay espíritus en este hotel, yo me voy de aquí”.

[Joanna]: La única persona de mi familia que me creyó fue mi mamá.  Hace años, se quedó en un hotel en Venezuela y ella siempre me contaba este cuento. 

[David]: El cuento es este: Ana Julia siempre fue muy unida a su abuelo, un comerciante de lentes que tenía clientes en diferentes partes de Venezuela. Cuando murió, ella, que tenía unos 26 años, decidió mantener el negocio, y empezó a viajar a estos lugares. 

[Ana Julia]: Y recuerdo que una noche que me quedé en uno de esos hotelitos pequeños de los pueblitos donde mi abuelo había desarrollado negocios. Y yo estaba durmiendo y yo sentí su presencia. Yo me volteé así y vi como una… una vibración, como que si fuese un ser hecho de electricidad. Al principio me asusté. Después me calmé porque sentí que era él dándome las gracias

[Joanna]: Y me acordé de todas esas veces que mi mamá me contó ese cuento del hotel y no le creía. Y yo siempre decía: Ay, ese realismo mágico latinoamericano, seguramente mi mamá estaba medio dormida y vio algo. Y siempre como que ella me contaba ese cuento y yo como que nunca le creía. 

[David]: Joanna no es la única que no le ha creído, claro. 

[Ana Julia]: Hay amigos a los que… ay, ya viene Ana Julia con sus cuentos… tú sabes. 

[David]: Pero a Ana Julia no le preocupa tanto… Si la gente le cree y coincide con ella, perfecto. Si no, también. 

[Ana Julia]: Y yo no ando por la vida tratando de que los demás piensen como yo. A mí me parece muy aburrido.

[David]: Ni siquiera trata de convencer a su propio esposo. 

[Ana Julia]: Mi esposo es súper, este, obviamente no cree en ninguna de estas cosas, pero yo le dije tranquilo que yo te espero en la bajadita. Después, cuando pasemos de esta dimensión a otra, te lo voy a recordar. 

[David]: Poco a poco ambos fueron entendiendo que ninguno va a cambiar ni va a cambiar al otro. 

[Ana Julia]: Él me respeta muchísimo, muchísimo lo que yo pienso, pero él no me lo cree. Y yo creo que una sana convivencia es respetar lo que piense el otro y mantener uno su posición.

[Ricardo]: Uno puede relacionarse muy bien con personas con las que uno no comparte creencias y tratar de entenderse cómo cada quien ve el mundo. Pero eso no necesariamente implica que uno tenga que cambiar su visión del mundo. 

[David]: No vale la pena porque, en realidad, esto no es que les genere un conflicto. Los unen muchísimas otras cosas, entre las más importantes ese respeto por otras formas de ver el mundo. ¿Cómo enamorarse de alguien tan diferente? Bueno, quizás no son tan diferentes. 

La que sí cambió con lo que vivió fue Joanna.  

[Joanna]: Quizás no tan marcado, porque ahorita no es que yo creo en las cosas y creo en los fantasmas y yo no te puedo decir que lo creo, pero sí te puedo decir que no sé qué es lo que yo creo. Y estoy abierta al no saber. Es más, prefiero no saber. 

[David]: Y ahora, si alguien le cuenta una historia parecida… 

[Joanna]: Lo creo, tengo más empatía. Ahora yo sí siento que me puedo poner en los zapatos de otra persona cuando pasa por algo así. 

[David]: Ese día en Miami Joanna grabó el comercial sintiéndose incómoda y ansiosa. Habló con la gente del canal para que la cambiaran de hotel. No pensaba quedarse una noche más en ese lugar. Aceptaron. 

Cuando terminó todo, regresó al Biltmore. Sabía que tenía que subir por sus maletas a la habitación. La sola idea la llenó de miedo. Pero nadie más podía hacerlo. Respiró profundo, llamó a su mamá y la puso en altavoz. Subió rápido. 

Mientras guardaba las cosas su mamá la tranquilizaba por el celular. Empacó todo, agarró su maleta y salió corriendo por el pasillo… Sentía encima los ojos de esas personas de las fotos a blanco y negro. Pero ella solo miraba al frente y se enfocaba en el ascensor. 

Al fin llegó al lobby. Se acercó a la recepción y le dijo al hombre que la atendió que quería hacer check out, que no se iba a quedar esa noche. 

[Joanna]: Y el tipo se me queda viendo y me dijo: Was everything ok?

[David]: ¿Todo estuvo bien?

[Joanna]: Y yo le dije: honestamente me sentí un poco incómoda en el cuarto. Se me quedó viendo, sonrió un poquito, dijo yo te entiendo. No tienes que decirme más. Y me cerró la cuenta. Y me fui del hotel y más nunca regresé. 

[Daniel]: Desde ese momento, Joanna nunca va a un hotel sin antes buscar su historia. Si no está embrujado, se queda.

Joanna tiene un podcast con la comediante Jenny Lorenzo, se llama Hyphenated y trata sobre las particularidades de vivir entre las culturas estadounidense y la latinoamericana. En las notas del episodio pueden encontrar el link para escucharlo.

David Trujillo es productor de Radio Ambulante. Vive en Bogotá.

Gracias a Lisette Arévalo y a Emilia Erbetta por su gran ayuda con este episodio. También queremos agradecer especialmente a Marcela Santana. 

Esta historia fue editada por Camila Segura y por mí. Desirée Yépez hizo el fact-checking. La mezcla y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri y Rémy Lozano con música original de Rémy. 

El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Nicolás Alonso, Aneris Casassus, Xochitl Fabián, Fernanda Guzmán, Camilo Jiménez Santofimio, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Luis Fernando Vargas y Elsa Liliana Ulloa. 

Carolina Guerrero es la CEO.

Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.

Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

Créditos

PRODUCCIÓN 
David Trujillo


EDICIÓN
Daniel Alarcón y Camila Segura


VERIFICACIÓN DE DATOS
Desirée Yépez


DISEÑO DE SONIDO/MEZCLA
Andrés Azpiri y Rémy Lozano


MÚSICA
Rémy Lozano


ILUSTRACIÓN
Diana Carmenate


PAÍS
Estados Unidos


PUBLICADO EN
11/02/2021

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