Teodoro: otra víctima de María que no se quiso contar
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Cuando el huracán María azotó Puerto Rico el 20 de Septiembre del 2017, dejó a la isla en un estado de crisis por meses, sin electricidad, sin comunicación y con un sistema de salud colapsado. Las condiciones críticas causaron miles de muertes, pero fueron muertes que el gobierno no contabilizó oficialmente alegando que no estaban relacionadas con el huracán. Lean esta historia y decidan por ustedes mismos si casos como el de Teodoro deberían –o no– ser incluidos en ese conteo.
La noche en que el huracán María tocó tierra en Puerto Rico, Teodoro Colón descansaba en casa con sus dos hijas, Carmen y Marta, y sus respectivas familias. A sus 82 años, Teodoro estaba en cama después de haber sufrido un derrame cerebral que lo había dejado sin poder hablar, comer o caminar. Su vida dependía de varias máquinas, entre ellas una para respirar y otra para alimentarlo. Pero, según Marta, él las escuchaba y estaba perfectamente consciente.
Los Colón viven en una zona agrícola de Puerto Rico. Marta vivía en una casa de madera justo encima de la de su papá, pero decidió pasar el huracán con él en la casa de abajo, que era de concreto.
Y cuando llegaron los vientos escuchó cómo se llevaban su casita de madera y todo lo que tenían dentro.
“Nos volvimos locos, no había comunicación y no podíamos hacer nada. ¿Qué íbamos a hacer? [Mi hija] estaba aquí con nosotros y ese techo volando, no sé. Fue todo a la vez”, le dijo Marta a Luis Trelles, productor de Radio Ambulante.
Marta no solo perdió su casa esa noche. Poco después, se fue la luz y con eso, las máquinas que mantenían con vida a Teodoro. Marta se sentó junto a él para hacerle compañía, pero no había mucho más que pudiera hacer: no había ni electricidad ni manera de comunicarse con alguna ambulancia en plena tormenta. A la una de mañana, Teodoro Colón dejó de respirar. La causa oficial de su muerte quedó como enfermedad cardíaca.
La mañana siguiente, las carreteras estaban intransitables y las hermanas Colón no tenían forma de comunicación. Pasarían tres días con el cuerpo de Teodoro en casa mientras se ingeniaban cómo llevarlo a la funeraria. Sabían que un cuerpo post mortem podría afectar la salud del resto de la familia, así que usaron una planta que tenían a base de gasolina para poner aire acondicionado en el cuarto y así mantuvieron el cuerpo suficientemente bien hasta que lo pudieran sacar.
“Lo llevamos para abajo, caminando” dijo Carmen. “Fue más de media hora a pie, cinco kilómetros. Hicimos un caminito para poder llevarlo, entre la gente lo cargaron hasta que llegaron a donde estaba [el bus] de la funeraria”.
Al llegar, lo enterraron de una vez, pues el cuerpo ya estaba descomponiéndose y no alcanzaron a velarlo.
La planta pequeña que tenían la mantenían con gasolina y los ayudó a sobrellevar tanto tiempo sin electricidad. Sin embargo, cuando Luis habló con la familia cinco meses después del huracán, la planta ya estaba fallando. Además, conseguir gasolina en la isla después del huracán cada vez era más difícil y más caro.
“Ya esto es demasiado, es mucho gasto. Y uno sin trabajo, pues imagínate. Ya no podemos, [pero] nos acostumbramos porque es tanto, tanto que podemos caer en depresión y no queremos eso”, dijo Marta.
Como Teodoro, muchísimas personas murieron durante o después el huracán María, pero no fueron consideradas en el conteo oficial de muertes en la isla. En ‘El conteo’, nuestro episodio más reciente, exploramos la polémica detrás de intentar cuantificar la catástrofe que fue María.
Además, esta semana Donald Trump aseguró a través de una serie de tuits que Puerto Rico había recibido 91 billones de dólares como apoyo después del huracán María y criticó al gobierno de la isla por no saber manejarlos bien. El presidente estadounidense fue criticado pues varios reportes confirman que la isla no recibió esa cantidad de dinero y las personas en Puerto Rico siguen reclamando fondos vitales para la recuperación post huracán.