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Los rumanos también lloran | Transcripción
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[Daniel Alarcón]: Esto es Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón.
Ok, entonces: Europa del Este, Rumania. Un día cualquiera de 1998.
[Vlad Radulian]: A partir de las 7:00 de la tarde ya ni contestaban a la puerta, ni al teléfono ni nada.
[Daniel]: Él es Vlad Radulian. Rumano. En esa época tenía 19 años.
[Vlad]: Mis tías y mis abuelas… Esto era como del otro mundo para ellas, porque veían cosas de colores, vida y era como algo fantástico y les encantaba.
[Daniel]: Eso fantástico, lleno de colores, era novedoso en la Rumanía de esa época, pero quizá para los que escuchan Radio Ambulante no tanto.
Es que los televisores de miles de familias rumanas se prendían en la noche para ver…
[Soundbite de archivo: THEME SONG ESMERALDA]
[Daniel]: Telenovelas latinoamericanas.
Vlad, a diferencia de sus tías y sus abuelas, no estaba pegado a la pantalla. No hacía falta. Por lo general, ya había visto los episodios. Es que trabajaba haciendo los subtítulos en rumano, de estas telenovelas en español. Y fue testigo de cómo el país se paralizaba todas las noches. Miles y miles de personas obsesionadas con las tramas e intrigas de las novelas. La gemela malvada. La familia que esconde un secreto terrible. La mujer pobre que llega a ser rica.
[Vlad]: Después iban al mercado y comentaban: “¿Has visto que ha hecho esta actriz no sé qué, que dijo que…? Y lo vivían tan personal. Todo. Ha sido un fenómeno porque lo podemos llamar fenómeno.
[Daniel]: ¿Cómo fue que estos melodramas latinoamericanos terminaron en un lugar que se siente tan lejano? ¿Y qué significaron para todas esas personas?
Pues muchísimo más de lo que uno podría imaginarse.
Una pausa y volvemos.
[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Esta historia nos la cuenta la periodista española Lola García-Ajofrín. Los dejo con Lola.
[Lola García-Ajofrín]: Ya volveremos con Vlad. Primero quiero que sepan cómo llegué a esta historia. Me mudé a Rumanía en 2023 y comencé a hacer reportajes. Llevo casi una década recorriendo el mundo y Rumanía parecía un lugar interesante para empezar desde cero. Es una parte de Europa olvidada por los medios. Yo misma cuando llegué, no sabía mucho del país, pero pronto me di cuenta de que era fácil sentirse en casa.
Lo que más me sorprendió nada más llegar fue que, al presentarme a otros colegas de profesión o a alguien nuevo, y al decir –en inglés– que soy española, de inmediato mucha gente me respondía en español extrañamente claro. Y extrañamente… latinoamericano.
Y al preguntarles cómo sabían español, casi todos me respondían lo mismo: gracias a las telenovelas. La Usurpadora, Esencia de Mujer, Rebelde Way, Betty La Fea, Muñeca Brava… Todo el canon del drama televisivo de la región. Mi único contacto hasta ese momento con estas series había sido un verano de comienzos de los 90, cuando era tan solo una niña y mi abuela se enganchó por las tardes a una que se llamaba Cristal, mientras mi hermana y yo hacíamos crucigramas. Por eso todo este fenómeno en Rumanía me pareció curioso.
Pero se entiende mejor con un poquito de historia. A finales de los 80, Rumanía –como una gran parte de Europa del Este– ya llevaba 40 años viviendo bajo un régimen comunista, uno de los más opresivos de la zona. Duró desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta 1989. Y durante esa época, la tele era muy diferente.
[Soundbite de archivo: inicio de programación televisiva]
[Vlad]: En la tele no había casi nada. Nada más tres horas al día programas del partido o noticieros y de vez en cuando alguna película rusa o búlgara.
Y el resto de las 21 horas del día, una pantalla con estática.
[Soundbite de archivo: estática original]
[Lola]: El comunismo en Rumanía fue particularmente brutal debido a un hombre específico: Nicolae Ceaușescu. A diferencia de otros países de Europa del Este como Polonia o Hungría, donde el partido comunista era la máxima imagen de autoridad, en Rumanía, Ceaușescu instauró un culto a su personalidad, proyectándose como un líder supremo, intocable, con canciones que lo ensalzaban…
[Soundbite de archivo: música propaganda de Ceaușescu]
[Lola]: Que lo elevaban a, nada menos, que al salvador de los rumanos, apodado “el Genio de los Cárpatos” o “El querido y estimado líder”. Pero bajo su mandato, en Rumanía se terminaron viviendo tiempos de escasez y represión terribles. Ceacescu no quería deberle nada a nadie así que decidió eliminar la deuda externa, exigiendo mayor productividad a los trabajadores y reduciendo los gastos.
Aquello tuvo un impacto directo en las condiciones de vida de los rumanos. Las colas frente a las tiendas para conseguir huevos, mantequilla o pezuñas de cerdo, lo que los rumanos llamaban de broma “zapatillas de deporte”, se hicieron cada vez más largas. A veces se esperaba, sin saber el producto que te llevarías a casa. La calefacción se volvió un lujo que casi nadie podía costear.
También estaba la vigilancia extrema. Micrófonos instalados en casas y oficinas por los cientos de miles de informantes de las Securitate, el departamento de seguridad de Ceaușescu, que vigilaban constantemente a la población. Y como resultado de esto, se estima que unos dos millones de personas, disidentes o rivales políticos, pasaron por prisiones, campamentos u otros lugares de detención.
[Soundbite de archivo: último discurso de Ceaușescu]
[Lola]: Con una población terriblemente empobrecida y enojada, su mandato terminó en sangre… Con una revolución en las calles en la que murieron más de 1.000 personas. Entre ellas, Ceaușescu y su esposa Elena, cuyos cuerpos acribillados fueron mostrados por televisión como prueba de que el futuro sería diferente.
Así, la década de los 90 fue incierta en Rumanía… Un país que en realidad nunca había tenido una democracia consolidada, tuvo que construir un sistema prácticamente desde cero.
Pero a la par de la incertidumbre, también hubo otras cosas…
[Vlad]: En un mundo del comunismo donde no tenías casi nada, aunque no puedo decir que nos faltaba algo, pero no había tanta diversidad y ver que la gente puede vivir de otra forma, ha empezado el cambio de la mentalidad de la gente.
[Lola]: Esperanza, la ilusión de prosperidad, apertura a un mundo que se sentía completamente extraño.
En esos años, con el fin del comunismo, comenzaron a emitir cadenas privadas como Pro TV, ahora una de las televisoras más importantes del país. Transmitía series y películas extranjeras, al igual que noticias, pero poco después empezó a traer telenovelas en masa.
Y es que solo unos años antes, el canal estatal había transmitido La Esclava Isaura, una telenovela brasileña de los 70.
[Soundbite de archivo: intro de telenovela La Esclava Isaura]
[Lola]: La gente quedó fascinada. Y, para las empresas privadas como Pro TV, saber de este éxito, fue clave para solucionar un problema muy básico, el más básico para un canal: para vender publicidad y sostenerse, necesitaban programación. Una programación que no existía. No había una industria de producción local.
En Rumanía no se hacía ninguna serie, ninguna película… prácticamente nada.
Pero ahora eran miles las empresas —como Coca Cola, cadenas de comidas rápidas, e incluso marcas de jabón y detergente de todo tipo– que estaban ansiosas de anunciarse en países del antiguo bloque comunista. Era un mercado nuevo, inexplorado.
Fue así como en esta parte de Europa se empezaron a organizar ferias en hoteles y centros de convenciones. Ferias donde los ejecutivos de televisoras iban a comprar su programación. En paquete.
[Vlad]: Porque compraban una que era la mejor, la de moda, la más nueva y dos o tres un poquito ya pasadas de moda, pero así salías a un muy buen precio en total.
[Lola]: Y las telenovelas eran tan buen negocio, que ProTv decidió crear un canal solo para ellas, enfocado en mujeres: Acasa, que significa “en casa”.
Vlad terminó ahí porque sabía español, y bueno… muchos otros idiomas. Su padre era diplomático. Se la pasaba viviendo de país en país, pero durante el régimen de Ceaușescu, Vlad y su hermano gemelo no lo podían acompañar. Tenían que quedarse junto a su madre en Rumanía como garantía de que su padre iba a regresar. Pero una vez cayó el régimen, Vlad, su hermano y su madre por fin pudieron vivir con él en el extranjero.
[Vlad]: Y viajábamos durante cuatro años a un país distinto. Y nos enviaba a los colegios estatales para aprender el idioma, así que fuimos a Grecia y tuve que aprender el griego, a Portugal y tuve que aprender portugués.
[Lola]: De vuelta en Rumanía, se inscribieron en el Liceo Cervantes, una escuela donde estudiaban español. De ese modo aprendieron el idioma. Y a los 19 decidieron estudiarlo formalmente como carrera. Era 1998 y un día, en la facultad, vieron un anuncio.
[Vlad]: Y un día vimos un cartel en un pasillo en la universidad donde ponía que contratan traductores de subtitulación en esta cadena de televisión que se llama AcasaTV y recién habían puesto las bases de esta nueva cadena de televisión, especialmente para difundir nada más telenovelas latinoamericanas.
[Lola]: Fueron a hacer unas pruebas y los escogieron para trabajar como subtituladores.
[Vlad]: Era bastante difícil para mí porque contábamos las sílabas de cada palabra. Así, de una manera manual, digamos. Y no había ordenadores, la traducción la hacíamos en papel y había nada más tres ordenadores en toda la televisión. Y había gente contratada que estaba escribiendo a máquina o a ordenador la traducción nuestra.
[Lola]: Lo que nunca se imaginó Vlad es que ese sería su trabajo durante los siguientes 20 años: traducir telenovelas, durante ocho horas al día. Y eso exigía rigurosidad. Por ejemplo, con las telenovelas de época…
[Vlad]: Había unas históricas y a veces tenías que prepararte un poco y ver un poco el contexto para poder tener una traducción lo más cercana a la realidad de la telenovela. Porque es absurdo que pongas palabras muy muy modernas y neologismos, siendo una telenovela de época. Pues entonces tienes que situarte un poco en la parte histórica.
[Lola]: También vio que el español era complejo, que no solo depende de la época, sino de la geografía. Cosas que en un país se dicen de una manera, en otro se dicen de una forma completamente distinta. Palabras que significan cosas diferentes según donde estés. Acentos, dichos… Todo un mundo. Y Vlad lo disfrutaba.
Claro, también le gustaba ver su nombre al final de cada episodio como traductor. Salir en la tele, aún fuera como un crédito, se sentía enorme. Con el tiempo fue ascendiendo en el canal, empezó a formar a otros traductores y subtituladores y a tener más poder de decisión en cómo se traducía ese mundo latinoamericano a este país. También empezó a hacer doblaje en vivo cuando llegaban actores y actrices latinoamericanas a hacer entrevistas o programas.
Y mientras eso pasaba, notó algo que lo sorprendió: él se había convertido en una especie de celebridad muy específica.
[Vlad]: Incluso había unos foros donde la gente comentaba y si no le gustaba algo en la traducción ponía…
[Lola]: O sea, comentaban sobre su trabajo. Muchos comentarios eran sobre las traducciones que hacía en vivo en distintos programas de televisión.
[Vlad]: La voz yo creo que era de Vlad Radulian y qué buena traducción ha hecho y no sé qué. Y la gente comentaba y conocían el nombre y a la voz. Ibas al mercado y estabas hablando y dice: “¿De dónde me suena tu voz?” Y después: “Ah, de ayer, de este programa de televisión ¿que no has hecho tú la traducción?” “Sí, sí, soy yo”. Una vez recibí una manzana así, por eso. De mis fans, digamos.
[Lola]: Y al parecer las cosas empezaron a ir más allá. Incluso un colega me dijo que en su pueblo natal había una vaca llamada Esmeralda, como la protagonista de la telenovela mexicana.
Así, con el tiempo, la consecuencia de este fenómeno televisivo fue que el idioma español se empezó a colar en Rumanía.
Es que como muchos de ustedes sabrán, a diferencia de países como Rusia o Polonia, donde los idiomas derivan de lenguas protoeslavas, el rumano es una lengua romance, derivada del latín. En ese aspecto, en realidad, Rumanía compartía más con nosotros los hispanohablantes que con el bloque comunista.
[Vlad]: Los rumanos, aún desconociendo el idioma, el español, el francés o el italiano, los entendemos a todos y al revés no. Si pones a un italiano o a un español escuchando a un rumano hablando, no, no lo entiende. Tal vez se da cuenta de ciertas palabras que le suenan, pero no, para los rumanos es muy fácil y entendemos como el 80% desconociendo el idioma.
[Silvia Rivera Alfaro]: Mi nombre es Silvia Rivera Alfaro. Soy lingüista. Me formé en la Universidad de Costa Rica.
[Lola]: Hablé con ella para entender un poco mejor este fenómeno.
[Silvia]: Actualmente estoy haciendo un doctorado con énfasis en sociolingüística hispánica En 2009-2010 viví en Rumanía y de ahí un poco el interés en las telenovelas.
[Lola]: Todo empezó cuando notó algo en la forma en la que se relacionaban sus compañeras de cuarto en su residencia estudiantil.
[Silvia]: Éramos cuatro en una habitación y mis tres compañeras rumanas peleaban en español. O sea, no, no hablaban español, pero peleaban en español. “Te odio, no te soporto, cállate, estúpida”. Perdona, que son demasiadas palabras feas en una línea, pero de verdad era interesantísimo ver como tres personas que no hablaban para otros usos el español… Este era su su español, el español de la pelea.
[Lola]: Silvia observaba fascinada.
[Silvia]: Tal vez le suavizaba la pelea, Habría que ver cómo la sentían ellos, pero tal vez les ponía un poco de distancia. Tenían como cierto disfrute como si fuera un poco una broma, pero a la vez lo decían mientras tenían problemas, así que era una interacción curiosa, ¿no?
[Lola]: Curiosa porque la mayoría de la gente no aprende un idioma para pelear con las amigas… Sino para cosas más prácticas…
[Silvia]: Vos aprendes ciertos usos de la lengua para ciertos fines, en ciertos lugares no, ¿verdad? Como tratar de poder comprar un restaurante, poder ir al banco, no sé, poder estar en un evento. Y bueno, era para mí interesante como lo que ellas habían traído de las telenovelas era cómo pelear.
[Lola]: Su investigación fue exploratoria y descriptiva, más que estadística: entrevistó a rumanos y extranjeros y llegó a una conclusión:
[Silvia]: Las telenovelas, el aspecto afectivo es central y de hecho es uno de los temas que que surgió en mi trabajo no como el tipo de vocabulario que mucha gente aprendía, tenía que ver con los afectos.
[Lola]: Los afectos… Porque como dijo Vlad hace un momento, el gris dominaba el país… Y la posibilidad de expresar emociones en español, llegó a darle color a la vida de muchas personas.
[Daniel]: Después de la pausa, hablamos con una de esas personas. Ya volvemos.
[Daniel]: Estamos de vuelta. Aquí Lola García-Ajofrín.
[Lola]: Ok. Entonces quiero presentarles a otra de las personas que conocí en Rumanía. Se llama Delia Marinescu. Tiene 33 años. Es periodista y documentalista.
[Delia Marinescu]: Vi telenovelas cuando era niña. Y mi español viene también de las novelas.
[Lola]: Conocí a Delia en un bar junto con otros colegas, y desde que supo que yo era española, no paró de hablar en mi idioma. Me dijo que vio novelas sin parar desde los 7 hasta los 15 años. Mexicanas, venezolanas, colombianas, argentinas. Todo lo que llegara.
Después buscó otras cosas, como cualquier adolescente. Con unas cuantas clases de español, ya siendo adulta, logró refinar el idioma. Incluso estudió en Madrid seis meses.
Fue su hermana –que es un año mayor– la que la introdujo a las novelas. En Rumanía era normal que ambos padres trabajaran, entonces los niños pasaban muchas tardes solos en casa, buscando cómo entretenerse un rato antes de hacer la tarea.
[Delia]: Tuvimos computador, teníamos unos juegos de construcción Empire o algo así. Era un juego de disparos. Solitaire. Jugamos mucho en frente del piso con otros vecinos, con niños de nuestra edad.
[Lola]: Y cuando empezaron a transmitir las telenovelas, la hermana se enganchó.
[Delia]: Me invitaba a ver telenovelas y al comienzo no entendía qué pasaba y preguntaba a mi hermana: “¿Eso es malo o eso es bueno?” “¿Cuál es el malo?” “¿Cuál es el bueno?” “¿Cuál es la mala?” “¿Cuál es la buena?” Para ver con quien yo me solidarizo.
[Lola]: La verdad es que Delia no fue fan de inmediato.
[Delia]: Algunas veces me parecía exagerado, que exageran mucho los sentimientos, la manera. Bueno, entendí que sufre… pero no TANNNTO. Pero dependía de la historia, porque si la historia era muy bien hecha para mí, con 12 años, aceptaba.
[Lola]: Pero recuerda bien cuando todo hizo click. Fue en otoño de 1998 cuando empezaron a transmitir…
[Soundbite de archivo: intro La usurpadora]
[Lola]: La telenovela mexicana La usurpadora. Dos hermanas gemelas separadas al nacer se encuentran siendo adultas.
[Delia]: La usurpadora fue una de mis favoritas. Era un cambio entre dos hermanas que una era pobre, una rica y se encontraron en un baño y la rica le echa una propuesta a la pobre de cambiar de vidas.
[Lola]: La rica, pues, quería huir con su amante.
[Soundbite de archivo]
[Gemela 1]: Si te arreglaras y te vistieras como yo, seguro te confundirían conmigo.
[Gemela 2]: No, señora, yo no sabría llevar la ropa ni maquillarme como usted. No estoy acostumbrada.
[Gemela 1]: A todo se acostumbra uno en la vida, queridita. Y más a lo bueno.
[Delia]: Me impactó mucho como la pobre vivía finalmente una vida buena y allí que aprendí mucho sobre la diferencia, sobre la injusticia social, los pobres, los ricos, que lo vi muy claro, era tan claro y tan bien explicado. Y eso me tocaba mucho.
[Lola]: Era la primera vez que ella veía el lujo, la opulencia. Algo que desde hacía décadas estaba ausente en su país, claro con excepción de la cúpula del partido comunista. Y más importante, el hecho de que alguien no tuviera nada y otra persona tuviera demasiado, más de lo que necesitaba, para una niña en la Rumanía de esa época todavía era inconcebible. Nadie tenía mucho, cierto, pero todos tenían lo mismo. Y existía la promesa de salir de eso. Tal vez no ser rico, pero tener sí la posibilidad de acceder a más. La muerte de Ceaucescu había traído la esperanza de que la vida podría ser diferente. Y en algunos detalles de la vida cotidiana, ya se estaban viendo los resultados de esa apertura.
[Delia]: Teníamos comida y los padres o los abuelos hacían siempre referencias que ahora tenemos esto, antes no teníamos. Aún ahora se habla, antes no teníamos esa comida.
[Lola]: Pero Rumanía seguía siendo uno de los países más pobres de Europa y la migración. posterior al comunismo, fue enorme… un éxodo de entre 3 y 5 millones. Tanto agricultores y constructores, como doctores e ingenieros, en busca de mejores oportunidades y salarios. En eso, el español de las telenovelas también ayudó. Actualmente, España, Italia y Alemania son los países con las mayores comunidades de rumanos. Muchos eligieron España por la cercanía del idioma. Y lo que buscaban no era muy diferente a lo que Delia veía en la televisión. Posibilidad. Aventura.
[Soundbite de archivo: La usurpadora]
[Gemela 1]: Es una buena proposición. Tú en mi casa, haciéndote pasar por mí. Serías la señora considerada, obedecida y respetada. Disfrutarías una vida maravillosa, digamos por un año.
[Lola]: Y prosperidad, una vida mejor.
[Soundbite de archivo: La usurpadora]
[Gemela 1]: Al final de ese año yo regreso, tomo de nuevo mi lugar y te doy una buena cantidad de dinero, que te solucionará tu vida futura.
[Lola]: Y a la vez, el aprendizaje más importante que tuvo Delia con las telenovelas… más allá de un idioma o una noción de desigualdad social… fue uno más útil para lo cotidiano. Eso a lo que nos referimos antes: poder hablar de los afectos. Las telenovelas funcionaron como una especie de manual sobre otra manera de querer, de ser feliz, de soñar, de sobrellevar la tristeza…
[Delia]: Nuestro país no era acostumbrado de hablar sobre emociones, los profesores no hablaban personal. No era como ahora. Era muy escuela, cosas prácticas, trabajo. Era muy fijo. Así no sé, muy rígido. Las novelas eran un espacio donde alguien te explicaba qué significa enamorarte, qué significa engañar, los pobres, los ricos, que significa amistad.
[Lola]: Y bueno también le enseñaron a Delia, a su hermana y a sus amigas lo que significaba la rebeldía, especialmente la rebeldía adolescente, en una sociedad que todavía recordaba con miedo la necesidad de seguir órdenes.
[Delia]: Fue ufff, muy revelador. Fue algo, te cuento, muy intenso para nosotras ¿por qué nosotras no nos expresamos así, tan abierto, tan exuberante? Estábamos más cerrados como cultura, más introvertidos. Y ahí en todo el mundo expresa emociones, hablaba, bailaba, todo era por fuera. Por eso creo que nos enganchó, como enganchó tanto. Nos daba una coraje, nos daba coraje para expresarnos. Todo aprendimos de la novela. Mi generación aprendió todo con las novelas.
[Lola]: Pero los tiempos han cambiado y la telenovela latinoamericana ya no es la de antes. Sigue siendo fuerte pero ahora existen otras potencias… Las coreanas, las turcas… que incluso se importan a Latinoamérica. Y en Rumanía, las turcas son las que dominan la televisión local ahora.
La mamá de Delia, que antes por trabajo no pudo ver los hits latinoamericanos, ahora con 60 años, se ha vuelto aficionada.
[Delia]: Y cuando veo a ella enfrente de la tele tan enganchada, tan intensa, hablando con los actores, yo me veo a mí niña absorbiendo todo eso, comiendo la historia. Y algunas veces me siento con ella de diez minutos ver la telenovela turca para pasar un tiempo juntas. Y me da como me da la emoción de de niña, y entiendo eso. Es que entiendo la pasión.
[Lola]: Pero, a diferencia de lo que pasó con el español, según Delia la gente no ha empezado a aprender turco. Parece que los melodramas latinoamericanos y Rumanía estaban hechos el uno para el otro y se juntaron en el momento perfecto. Fueron temas e historias que Rumanía quería, incluso necesitaba.
[Daniel]: Lola García-Ajofrín es periodista española y actualmente vive en Bucarest. Esta historia fue editada por Luis Fernando Vargas, Camila Segura y por mí. Bruno Scelza hizo la verificación de datos. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri con música de Rémy Lozano.
Gracias Inout Geana, Patrick Zuchowicki y Petrisor Obae de Pagina de Media en Bucarest por su ayuda en este episodio.
El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Lisette Arévalo, Pablo Argüelles, Adriana Bernal, Aneris Casassus, Diego Corzo, Emilia Erbetta, Camilo Jiménez Santofimio, Selene Mazón, Juan David Naranjo, Melisa Rabanales, Natalia Ramírez, Barbara Sawhill, David Trujillo, Ana Tuirán, Elsa Liliana Ulloa, y Desireé Yépez.
Carolina Guerrero es la CEO.
Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.
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Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.