«Recibir esa llamada fue como empezar a vivir de nuevo» – Entrevista con Víctor Rena

«Recibir esa llamada fue como empezar a vivir de nuevo» – Entrevista con Víctor Rena

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SPOILER ALERT: Esta entrevista contiene detalles importantes del episodio ‘El soldado y el teniente’. Si no lo han escuchado, les recomendamos que lo hagan antes de leer esto.

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El 13 de Junio de 1982, el teniente Reyes escribió en una estampita de la Virgen de Luján que su amigo y compañero de guerra, Víctor Daniel Rena, había caído. Tres décadas después, lo encontró gracias a un grupo de Facebook y se reencontraron en Córdoba, en una reunión muy esperada.

Durante esos años, el soldado Rena intentaba reconstruir una vida después de la guerra; siempre recordando a sus compañeros y el tiempo que vivieron en las islas. Sin embargo, en aquel entonces Rena no tenía los recursos para encontrarlos, o siquiera para saber si estaban vivos. Para él, también fue sorpresa enterarse que el teniente Reyes había pensado que él estaba muerto todo ese tiempo.

Para descubrir qué había estado pensando, y viviendo, Rena durante el tiempo que Reyes lo dio por caído, le hicimos una pequeña entrevista telefónica. Nos contestó desde Córdoba, en Argentina.

foto de Facebook Rena

El episodio se trata en gran mayoría sobre el teniente Reyes, y cómo él pensó que usted estaba muerto por más de dos décadas. Durante este tiempo, ¿qué pensaba usted de él? ¿Sabía que estaba vivo?

Uno siempre está considerándolo y recordándolo; pero nunca me había imaginado que él me había dado por muerto. El 14 de junio de 1982 —el día de la rendición—, salimos por orden de nuestro jefe al frente a relevar una posición en donde estábamos combatiendo. Allí fue la despedida. Él me dijo que yo para él era como un hermano. Fue una sorpresa para mí [porque] nunca me imaginé una persona, que siendo oficial de la fuerza aérea, me tuviera tanto aprecio.

¿En algún momento después de la guerra trató de contactar ya sea al teniente Reyes o a otros soldados?

No, porque no teníamos cómo comunicarnos. No sabíamos dónde estaban. Tengo otros compañeros, pero costó muchísimo encontrarlos. A Reyes no [lo busqué] porque era complicado: el era de otra fuerza y yo pertenecía al ejército. Yo no tenía lo suficiente como para recurrir, encontrar, o saber de esta persona. Me da mucha tristeza no haber encontrado antes a Reyes, que supiera que yo no había muerto en batalla. Pero nunca se dejó una dirección, nunca se dejó un contacto. Y todo se complica un poco.

Ya hemos armado grupos en Whatsapp hasta con los jefes, los soldados, con el mismo Reyes —causalmente anteayer fue su cumpleaños, y lo saludé—.

Reyes y Rena reencuentro, foto en Facebook (circulada)

¿Había alguien más con quien perdió contacto y que le gustaría volver a ver?

[Cuando terminó la guerra], yo estaba internado en el Hospital Regional de Comodoro, y había una orden en ese momento que los mismos ciudadanos podían retirar a los soldados para despejarlos, sacarlos y distraerlos… hacía poco que habíamos llegado de todo el trance. Yo estuve con [una familia] y después de un tiempo traté de comunicarme con ellos pero no hubo forma de encontrarlos, y eso que yo tenía dirección y todo: sabrá Dios cuándo será el momento de ubicarlos. Así cómo pasó con Reyes, espero poder ubicar a esta familia.

¿Cómo fue para usted enterarse que se pensaba que estaba muerto?

Todavía recuerdo ese día. Yo trabajo en un servicio de agua, y recibí una llamada telefónica de la radio aquí de Córdoba y allí es donde me sorprenden. Me quedé callado porque no entendía en el momento, no lo podía creer. Me preguntaron de todo, todas las situaciones que habíamos pasado. Yo no caía en ese momento. Y después uno va armando las cosas y diciendo “pucha, un oficial de la fuerza aérea que me haya tenido tanto afecto que todos los años me hacía una misa, durante 25 años». Me alargaron la vida. Fue algo muy emotivo y bueno, me puso muy contento que él también estuviese bien.

Hablamos un buen rato. Le conté toda nuestra historia, todo lo que habíamos vivido allá. Me puso muy contento, es como volver a nacer de nuevo, vivir de nuevo. Saber que ambos estamos vivos. Pero siempre decimos, “los grandes y gloriosos héroes son los que quedaron allá”.

Cuando piensa en Reyes, ¿cuáles son las imágenes que vienen a su mente?

El primer día que nos conocimos. Fue una sorpresa. Ellos venían de otro sector de la isla y como la zona era de terreno blando, se vinieron hacia donde estábamos nosotros en nuestras posiciones. Y en el día se trasladaron al lado nuestro en donde encontraron un lugar firme donde poner la antiaérea. Allí nos conocimos. Y [recuerdo] lo que compartimos cuando me enseñaba manualmente el manejo de la antiaérea. Hubo un ataque en donde tuvimos que ir a refugiarnos. Y siempre nos recordamos de eso, de tener que refugiarnos en una zanja juntos.

Y también todo en lo que participamos juntos. Siempre recuerdo que a la noche, hablábamos de las familias, de uno, del otro. Todas esas cosas uno siempre recuerda y nunca se van a olvidar. Hemos compartido charlas para pasar los momentos que pasamos en esos lugares. Para mí, lo más fuerte, fue la despedida. Fue el 13 de junio y yo no sabía si volvía. Eso es siempre lo que uno más recuerda. Lo que me dejó marcado.

Después de tantos años, ¿qué opina usted sobre la decisión del gobierno argentino de comenzar esa guerra?

Nosotros éramos muy jóvenes. No es por decir que la decisión fue mala o buena, no lo sé. Muchos no teníamos las virtudes, recién habíamos entrado a la fuerza. Eso queda en la opinión de cada veterano, de cada persona. Lo único que sé es que para mí fue un honor y un orgullo haber brindado de mi parte, como muchos de mis compañeros, a la patria. Uno trata de vivir día a día y tratar de fortalecerse y seguir adelante con nuestra vida.

A pesar de todo, ¿la guerra le dejó algún aprendizaje valioso para el resto de su vida?

Sí, sí. En el sentido de que me formaron, me hicieron un gran soldado. En ese momento de tan corto tiempo, aprendimos muchísimo, y hoy por hoy todavía contamos con eso. Y cuando uno ya madura y ya tiene familia, aprende a valorar las cosas. [La guerra] me hizo más persona, no quiero decir más hombre, pero más persona.

Lo que siempre recordamos los veteranos es a los que quedaron en nuestras islas. Siempre ellos van a ser nuestros compañeros, hermanos y los grandes héroes. Yo volví, y bueno, Dios me dio una segunda oportunidad de vida, para poder contar nuestra historia. Cada soldado tiene su historia. Es tratar de revivir eso y que la sociedad y el pueblo sepa quiénes fuimos y qué es lo que hicimos. Olvidar es difícil. Vamos a tener una mochila para toda nuestra vida, y no es fácil llevarla.

Créditos

POR
Miranda Mazariegos


EDICIÓN
Jorge Caraballo


PAÍS
Argentina


PUBLICADO EN
11/30/2018

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