La llamada del 10 – Transcripción
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[Daniel Alarcón]: Hola, Ambulantes.
Llegó ese triste momento del año en que nos despedimos por un rato: el siguiente es el último episodio de la décima temporada.
Ahora entramos en la fase de producción de nuevas historias y volveremos en cinco meses. Cinco meses. Suena a una eternidad. La verdad no queremos que estos recesos sean tan largos, y por eso queremos pedirte ayuda.
Estamos considerando la posibilidad de producir más episodios por temporada y así acompañarte más tiempo. Pero tenemos que hacer crecer nuestro equipo para asumir ese reto. Y ahí es crucial tu apoyo. Durante las próximas dos semanas haremos una campaña en la que necesitamos que quinientas personas más se sumen a Deambulantes, nuestras membresías, y te agradeceríamos si eres una de ellas. No importa de cuánto sea tu contribución –puede ser el equivalente a un café o a una cerveza–, a nosotros nos servirá un montón y nos permitirá hacer más historias.
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Bienvenidos a Radio Ambulante desde NPR. Soy Daniel Alarcón.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Mariano Sinito, niño]: Dios nuestro que estás en las canchas, santificada sea tu zurda. Venga a nuestros ojos tu magia, háganse tus goles recordar, así en la tierra como en el cielo.
[Daniel]: Este es Mariano Sinito, un niño argentino que pertenecía a una Iglesia un tanto extraña. Una con ritos, oraciones y fechas sagradas, como cualquier otra, pero con un Dios algo diferente. Terrenal, excesivo, pecador, pero capaz de hacer grandes milagros dentro de una cancha de fútbol.
Hablamos de la Iglesia Maradoniana, el culto a Diego Armando Maradona. La Iglesia nació en la ciudad de Rosario, Argentina. Y de Mariano, que a los nueve años, en 2005, apareció en un programa de televisión explicando los detalles de su iglesia futbolera.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Dady Brieva]: Si yo me busco entre los afiliados a la Iglesia Maradoniana, entre los fieles, ¿yo figuro? ¿Tengo mi carnet? ¿Soy… cómo se dice, socio?
[Mariano]: Sí, socio. Nunca tuve la oportunidad de visitar la página de internet porque no tengo internet en mi… en la computadora. Aparte mi papá no me la deja usar porque es de él, una notebook. La usa para el trabajo.
[Daniel]: El que habla con Mariano es Dady Brieva, un humorista que por esos años presentaba Agrandadytos, un show en el que entrevistaba a niños muy chicos y los hacía hablar de todo: del amor, de lo que pensaban de los adultos, en fin, conversaciones tiernas y divertidas.
En este programa que estamos oyendo, Mariano llegó hasta a recitar los mandamientos maradonianos.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Mariano]: Siempre predicar los principios de la Iglesia Maradoniana. Llevar como segundo nombre Diego y ponérselo a tu hijo.
[Dady]: ¿Y si es mujer?
[Mariano]: Ponéle Diego.
[Daniel]: Esos son el octavo y el noveno mandamiento.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Dady]: Decime el décimo mandamiento
[Mariano]: No ser cabeza de termo y que no se te escape la tortuga.
[Dady]: ¿Y?
[Mariano]: Nunca hay que hablar mal de Diego.
[Daniel]: Dos frases célebres de Maradona: no ser cabeza de termo, es decir, no ser tonto, no tener la cabeza hueca como un termo. Y que no se te escape la tortuga. Que no seas tan poco avispado como para que las oportunidades se te escapen de la mano.
Esta no era la primera vez que Mariano aparecía en Agrandadytos. Lo habían invitado antes y habían hablado más o menos de lo mismo: de Maradona, de los ritos de la iglesia, de cómo sería conocer a Diego.
Pero esta vez pasó algo diferente.
Después de los mandamientos, Dady y Mariano siguen hablando un rato, hasta que la charla se interrumpe por una llamada telefónica.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Diego Armando Maradona]: Hola.
[Mario Sinito]: Hola, ¿quién habla?
[Maradona]: Hola, ¿Dady?
[Mario]: Esa voz la conozco, sí es Diego, es Diego.
[Maradona]: ¿Mariano?
[Dady]: Pará, será Diego, porque mirá que hay muchos imitadores.
[Mariano]: Pero él no, no, no.
[Dady]: Hacele una pregunta para ver si es Diego.
[Mariano]: ¿El gol a los ingleses fue con la mano?
[Maradona]: Ehhh. Te lo digo el lunes en el programa.
[Mariano]: Bueno listo, está todo bien, es Diego.
[Dady]: Pero, ¿por qué?
[Mariano]: Es Diego, para mí es Diego.
[Daniel]: En el video, se ve cómo le cambia la expresión a Mariano cuando oye la voz de Maradona. Abre los ojos muy grandes, como si apenas creyera lo que está viviendo. Y dice:
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Mariano]: ¡Fah! siento que estoy tocando el cielo, estoy conociendo a Dios.
[Daniel]: “Siento que estoy tocando el cielo”, dice. Pero esa llamada, en realidad, era el comienzo de una larga historia. Este es Mariano hoy, con 25 años:
[Mariano]: A los nueve, diez años, viví uno de los momentos más felices de mi vida seguido por un pequeño infierno.
[Daniel]: Nuestra productora Aneris Casassus nos sigue contando.
[Aneris Casassus]: Empecemos por cómo terminó Mariano metido en la Iglesia Maradoniana. Se podría decir que todas las condiciones estaban dadas.
En primer lugar, nació en Rosario, para muchos, la ciudad más futbolera del país más futbolero del mundo. Todavía no sabía caminar y ya iba a la cancha a ver partidos de Newell’s Old Boys, uno de los equipos de Rosario. Lo llevaba su papá, que era fanático de Maradona, por supuesto, pero no tanto como su mamá.
Los fundadores de la Iglesia Maradoniana, de hecho, eran amigos de la familia.
La historia del credo al Diego empezó el 29 de octubre de 1998.
Era casi medianoche. Hernán Amez, periodista deportivo, salió a comprar una cerveza, y en el camino se encontró con un amigo.
Este es Hernán.
[Hernán Amez]: Y yo salí con un envase de cerveza en la mano hacia un kiosco. Y él lo mismo, a la misma hora, y era el mismo objetivo, ¿no? tener algo para tomar después de las doce, cada uno en su casa. Nos encontramos de camino. “¿Qué hacés?, ¿cómo andás? ¡Feliz Navidad!”, le digo.
[Aneris]: “Feliz Navidad”, dijo en esos primeros minutos del 30 de octubre, y no hizo falta explicar nada. Su amigo le respondió lo mismo. Entonces llamaron a un tercer amigo para repetir el saludo.
[Hernán]: Y le digo: “Feliz Navidad” para sorprenderlo. Y me dice: “Ustedes están locos, qué están haciendo, están en pedo”, bueno… Y la realidad es que esto sucedió antes de tomar la cerveza. Pero bueno, el “Feliz Navidad” propició que al otro día, ya más fresquitos, empezamos a llamar a otros amigos para desearles lo mismo, y bueno…
[Aneris]: Todos entendían el chiste. “Feliz Navidad”, porque ese día era el cumpleaños número 38 de Diego Maradona, para muchos argentinos el “dios del fútbol”. Entonces decidieron que tenían que celebrarlo: los primeros tres años organizaron asados, reuniones para ver los goles, pero sentían que no era suficiente. Hasta que en 2001 Hernán tuvo una idea.
[Hernán]: Hablábamos mucho del… del dios. Bueno, justamente los milagros que provocaba en nosotros. Para mí era necesario, digo, reflejar algo distinto para Maradona. Maradona fue distinto. Tenemos que hacer algo distinto también porque lo sentimos. Y propuse crear la Iglesia Maradoniana dentro de todo el grupo de amigos.
[Aneris]: Lo primero que decidieron fue tener su propio calendario…
[Hernán]: Para nosotros comienza a ser el calendario maradoniano, ¿no? el 41DD, porque el nacimiento de Diego nos marca también nuestro inicio.
[Aneris]: El 41 DD, Después de Diego.
En el fondo, era una gran exageración, medio en broma y medio en serio, de la adoración que sentían por Maradona. Pero lanzar una Iglesia en que dios fuera un jugador de fútbol, en una ciudad como Rosario, tenía todo el sentido del mundo. La noticia no tardó en correr de boca en boca y los “fieles” empezaron a llegar primero de todas partes de la ciudad, y luego de todo el país.
Con la navidad definida, lo siguiente que hicieron fue elegir su pascua. Y claro, no podía ser otra que el aniversario del mítico partido en que se enfrentaron Argentina e Inglaterra en el Mundial de México 86.
Cuatro años antes, en 1982, Argentina había ido a la guerra con Inglaterra para recuperar la soberanía de las islas Malvinas. Una guerra desigual, en la que murieron 650 soldados argentinos en menos de tres meses. La derrota todavía se sentía cuando Argentina enfrentó a Inglaterra en México, y los jugadores se lo tomaron como una revancha.
En el partido más importante de su vida, con el Estadio Azteca a reventar, Maradona tuvo una actuación inolvidable: primero realizó la “Mano de dios”, la trampa más famosa en la historia del fútbol, cuando Diego fingió cabecear el balón, pero realmente lo metió con el puño. Y cuatro minutos después, su jugada más hermosa, el llamado “gol del siglo”, según una encuesta de la FIFA el mejor gol del siglo XX.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Víctor Hugo Morales]: Goooooool. ¡Golazo! ¡Barrilete cósmico! ¿De qué planeta viniste? Para dejar en el camino tanto inglés, para que el país sea un puño apretado, gritando por Argentina.
[Aneris]: La trampa y el arte. Los dos lados del genio de Maradona.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Víctor Hugo Morales]: Argentina dos, Inglaterra cero.
[Aneris]: Fue en un aniversario de ese famoso partido, en la pascua del año 42 DD para los maradonianos, 2003 para el resto de nosotros, cuando Mariano Sinito, el niño que escuchamos al principio, apareció por primera vez en la Iglesia.
[Mariano]: Era una comida en un restaurante. Mi papá iba a ir y me preguntó si quería ir y le dije que sí.
[Aneris]: Tenía siete años, jugaba fútbol en las inferiores de Newell’s Old Boys y se imaginaba que era Maradona cada vez que tocaba una pelota. Claro que iba a aceptar la invitación.
Se acuerda bien de todo lo que vio cuando entró.
[Mariano]: Una maqueta de una capilla que se hizo con el logotipo de la Iglesia Maradoniana, en vez de tener una campana tenía una pelota. La pelota con la corona de espinas, que es cómo el fútbol ha sufrido desde que se retiró Maradona. Eh, el golario, que es como un rosario gigante, en el que cada una de las bolitas representa cada uno de los goles de Maradona con la selección argentina…
[Aneris]: Para ese momento, la Iglesia ya estaba bien establecida y los festejos eran masivos. Tenían tradiciones, mandamientos y hasta sus propios rezos.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO IGLESIA MARADONIANA)
[Voz]: En el nombre de la Tota, Don Diego, y el fruto de su amor. Diegooooooo, Diegooooo, Diegoooo….
[Aneris]: Ese día, mientras comían pizza y bebían, Mariano se acuerda de que alguien leyó el primer capítulo de la autobiografía de Maradona, que vieron fragmentos del partido contra Inglaterra y que todos cantaron un par de canciones.
(SOUNDBITE DE “QUERIDO DIEGO” DE LA IGLESIA MARADONIANA)
[Fieles]: Diegooooo, queriiiiido. Yo daré mi fe para honrar tu memoria.
[Aneris]: Mariano quedó fascinado. Su papá empezó a llevarlo a todas las celebraciones. Mariano memorizaba los logros y las frases de Maradona que escuchaba en la iglesia.
A sus siete años, había visto los videos de todas sus proezas y empezó a aprenderse muchos datos de su vida: que había nacido en un barrio pobre del Gran Buenos Aires, Villa Fiorito. Que de niño le decían “Pelusa” por sus rulos despeinados. Que era uno de los ocho hijos de Doña Tota y Don Diego. Que con su primer primer sueldo en Argentinos Juniors, a los 16 años, llevó a Doña Tota a comer pizza y que, a partir de ese momento, su familia dejó de pasar hambre. Que después se fue al club de sus amores: Boca Juniors. Y luego a Europa. Primero al Barcelona y después al pequeño Nápoli, del sur de Italia. Que ahí empezó a construir otra parte de su mito: la de su rebeldía contra los poderosos, ganándole varios títulos a los clubes millonarios del norte.
Y había aprendido, por ejemplo, el detalle de que a Diego no le gustaba que la gente llorara. Que no soportaba ver llorar a sus seres queridos y que ya convertido en una figura de fama mundial, se ponía muy incómodo si alguien lloraba cuando lo conocían.
Pronto, Mariano y su papá se bautizaron como maradonianos. Para poderlo hacer, tenían que lograr replicar la “Mano de Dios” en máximo tres intentos. Hacían un arquito improvisado y alguno era el arquero.
La Iglesia, poco a poco, fue creciendo: a las pascuas y navidades podían convocar a unas quinientas personas y hasta llegaban parejas a casarse en nombre de Diego.
Todo seguía siendo un gran delirio de fanáticos del fútbol, pero creció tanto que empezó a salir en la prensa de todo el mundo y Hernán y sus amigos apenas podían llevar registro del número de miembros. La última base de datos es de hace una década y según Hernán cuenta con 250 mil fieles en 120 países. Entre ellos, Lionel Messi, y estrellas del fútbol inglés como Rio Ferdinand y Michael Owen.
Fue en la navidad Maradoniana de 2004 cuando el pequeño devoto llamó la atención de los medios. Esa noche había periodistas cubriendo el evento, y Mariano les respondió algunas preguntas.
Algo en particular llamó la atención de Hernán, el fundador de la Iglesia.
[Hernán]: La locuacidad, porque hablaba muy bien, rápido.
[Aneris]: Había una explicación: además de futbolista, Mariano soñaba con ser actor. Le pedía a su papá que lo anotara en castings, y se imaginaba en las alfombras rojas, trabajando en televisión o quizás haciendo películas. Por eso, siempre trataba de mostrarse con total soltura ante las cámaras.
Y eso es importante para lo que les voy a contar ahora.
(SOUNDBITE DE PROMO LA NOCHE DEL 10)
[Narrador]: Dios llegó a la tele. Desde este lunes a las 22, La noche del 10.
[Aneris]: La noche del 10 era un programa televisivo presentado por el mismísimo Maradona, sobre sí mismo y sus hazañas, estrenado en 2005. Y no era un show nada más. Era una megaproducción como nunca se había visto en Argentina, por la que pasarían grandes figuras como Pelé, Messi, Mike Tyson, Thalía, Roberto Gómez Bolaños, Fidel Castro, Rafaela Carrá…
Y si no me creían esto del endiosamiento de Diego, pues escuchen la promo de su programa. No eran solo los de la Iglesia Maradoniana los que lo adoraban como un dios.
(SOUNDBITE DE PROMO LA NOCHE DEL 10)
[Narrador]: Dicen que era igual a todos sin embargo hacía cosas que parecían pequeños milagros. Le devolvía a la gente algo mucho más importante que la vista. Le devolvía el orgullo. Dicen que le cortaron las piernas y siguió caminando. Dicen que murió y resucitó, una, dos, tres mil veces. El primer programa de la televisión mundial conducido por el más grande, porque no hay nada más lindo que verlo bien al Diego, porque no hay nada como verlo por Canal 13.
[Aneris]: “Verlo bien al Diego”, dice, porque, como escucharon, el programa era presentado como la última “resurrección” de Maradona. Desde su retiro del fútbol, ocho años antes, habían empeorado sus problemas con la droga, lo habían internado y había engordado muchísimo. Pero después de llegar a un estado en que su salud preocupaba a todo el país, parecía otra vez el de siempre: se había hecho un bypass gástrico, y decía haber superado sus adicciones hacía un año y medio.
En las promociones del programa se veía en forma, rápido para contestar, canchero. Era como si, de golpe, hubiera vuelto el Diego verdadero, y el impostor de los últimos años hubiera desaparecido.
Y en un programa sobre Diego dirigido por Diego, claro, había espacio para todo. Como, por ejemplo, que se entrevistara a sí mismo. Y no como un monólogo, sino literalmente: con un montaje en que vemos a dos Diegos sentados en una misma mesa. El entrevistador a la izquierda de la pantalla, de saco y camisa; el entrevistado a la derecha, de camiseta y jeans.
(SOUNDBITE DE LA NOCHE DEL 10)
[Maradona 1]: Bueno Diego, hablemos de fútbol.
[Maradona 2]: Dale, Diego, dale.
[Maradona 1]: ¿Qué te dio el fútbol?
[Maradona 2]: El fútbol me dio todo. Me dio fama, me dio dinero, me dio felicidad, me dio gloria…
[Aneris]: En esa entrevista consigo mismo habló de su historial con las drogas.
(SOUNDBITE DE PROMO LA NOCHE DEL 10)
[Maradona 2]: Para el que se droga, cuando te viene el bajón tenés que drogarte para seguir, y es una cadena.
[Aneris]: De cómo había tocado fondo, y cómo solo su esposa, sus hijas, su madre y sus hermanos habían podido sacarlo, momentáneamente, de ahí.
(SOUNDBITE DE PROMO LA NOCHE DEL 10)
[Maradona 2]: Y yo estaba debajo del agua, me agarraron del pelo así y me sacaron para que yo no me ahogue.
[Maradona 1]: ¿Se puede decir que ya le ganamos a la droga? ¿O no?
[Maradona 2]: No, no se le gana nunca.
[Aneris]: A pesar de tocar temas como estos, La noche del 10 había sido pensado con un tono familiar. Por eso a los productores se les ocurrió promocionarlo en Agrandadytos, el programa que mencionamos antes, donde entrevistaban a niños. Querían encontrar a un niño tierno, elocuente y que fuera súper fanático de Maradona y así crear un gran momento televisivo. Uno del que hablaran todos los noticieros al día siguiente.
Así que llamaron a Hernán, de la Iglesia Maradoniana, a ver si le recomendaban a alguno. Inmediatamente pensó en Mariano, que había hablado tan bien frente a los periodistas.
[Hernán]: Le digo: “Mirá, puntualmente”, digo, ”me parece que este es el que sirve. Tomá, llámalo, hablá con el padre”.
[Aneris]: El productor primero llamó al padre y luego habló con Mariano, que ya había cumplido los nueve años, para ver si era cierto que era tan fanático de Diego como decían.
Hasta le hizo una especie de examen sobre diferentes datos de Maradona. Así lo recuerda Mariano.
[Mariano]: Se ve que les respondí bien porque me llamaron para la semana siguiente a… a ir a un casting en frente de la cámara en Buenos Aires. La idea de ellos era ver si yo me… me achicaba ante la cámara, ¿no?
[Aneris]: Y no, Mariano no se achicaba. Su papá lo empezó a sacar del colegio todos los miércoles o jueves para viajar desde Rosario a Buenos Aires, donde se quedaban dos días. Primero pasó algunas rondas de casting y luego ya empezaron las grabaciones. Su sueño de ser actor parecía cerca.
Filmó varias entrevistas con el conductor, Dady Brieva, en donde lo presentaban como un representante de la Iglesia Maradoniana. Lo hacían recitar los mandamientos, contar lo que hacían, los ritos. Después volvía a Rosario con su papá y el lunes de nuevo a la escuela, en donde ya empezaba a ser famoso, porque salía en la tele. Pero no tanto como lo sería después de ese capítulo donde recibió la llamada de Maradona.
[Mariano]: Cuando fuimos a filmar ese programa yo ya tendría que haber sospechado, ahora viéndolo en retrospectiva, que algo extraño iba a pasar.
[Aneris]: Cuando llegó al canal, lo primero que le llamó la atención a Mariano fue un enorme auto de alta gama, que nunca había visto en el lugar.
[Mariano]: De la longitud de una cuadra entera básicamente. Parecía una limusina de puro lujo. Un auto azul Francia.
[Aneris]: Mariano se asomó por la ventanilla, y un detalle le quedó grabado.
[Marino]: Me acuerdo ver en el auto, en el cenicero del auto, de la parte de atrás, un habano. Yo digo: “Bueno, debe ser el dueño del canal que llegó hoy, debe estar acá en la puerta”.
[Aneris]: Pero siguieron pasando cosas inusuales. Primero lo llevaron a cambiarse a un segundo piso, en vez del camarín que había usado siempre. Luego tuvo que atravesar un pasillo casi a oscuras, por el que nunca había pasado, para llegar al set. Y cuando llegó, el ambiente lo dejó con la boca abierta.
[Mariano]: Productores, gente de otros programas, familiares, amigos, los de la Iglesia Maradoniana, todos listos para ver la entrevista desde las tribunas. En mi cabeza yo estaba pensando: “Bueno, debo ser la atracción número uno del canal”.
[Aneris]: Se acomodaron, se encendieron las luces y el show comenzó.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Dady]: Señoras y señores, el escenario de Agrandadytos se viste de fiesta al presentar a una de sus más importantes figuras…
[Aneris]: En la mitad del set había una mesita muy baja, con dos sillas para niños. De un lado estaba sentado Dady y del otro Mariano, que ese día llevaba un buzo celeste de la selección argentina, con el 10 de Maradona en el pecho.
Hablaron de si había famosos en la Iglesia, de si podían convivir en ella los hinchas de Newell’s y de Rosario Central, su archirrival. Si Mariano estaría dispuesto a compartir el programa con un invitado especial…
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Dady]: Estoy por invitar a un nietito de Pelé a que venga acá y podamos charlar juntos, ¿cómo la ves?
[Mariano]: ¡Hacelo!
[Dady]: ¿Me permitís?
[Mariano]: Sí, te dejo
[Dady]: Y hablamos y qué sé yo…
[Mariano]: Está todo bien. Está todo bien. Es más, mejor así.
[Aneris]: Mariano recita los mandamientos, conversan un poco más y después entra la llamada que ya escuchamos, la de Maradona, que interrumpe todo.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Mariano]: Esa voz la conozco, sí es Diego.
[Aneris]: La conversación dura unos tres minutos, en los que Mariano no para de sonreír. Al final, Maradona le hace una invitación…
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Maradona]: Yo quiero aprovechar para invitarlo a Mariano cuando él quiera venir a mi programa.
[Mariano]: ¡Gol!
[Maradona]: (Risas) que se busque tres o cuatro amiguitos de la Iglesia Maradoniana…
[Mariano]: No hay problema.
[Maradona]: Y que se vengan al programa, están invitados.
[Dady]: Y uno que a veces uno que busca a Dios y no lo encuentra en sus rezos, qué posibilidad de tener la Iglesia Maradoniana y encontrar a dios, y saber qué es dios y poder charlar con dios. En ninguna otra Iglesia pasa eso.
[Mariano]: ¡Es tener el teléfono de Dios!
[Aneris]: Mariano está dichoso. Está hablando con Maradona por teléfono, lo está invitando a su programa y pronto podrá conocerlo en persona. Cuando cortan la comunicación, Dady va más allá: le propone rezar, a ver si en una de esas el sueño se le cumple más rápido…
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Dady]: Vamos a rezar fuerte para ver si Dios desciende del cielo y viene con nosotros. Y rezamos el Padre Nuestro.
[Mariano]: Sí.
[Dady]: Vamos.
[Aneris]: Mariano cierra los ojos, junta sus palmas y dice:
[Mariano]: «Dios nuestro que estás en las canchas, santificada sea tu zurda. Venga a nuestros ojos tu magia, háganse tus goles recordar, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy una alegría en este día y perdona a aquellos periodistas así como nosotros perdonamos a la mafia napolitana. Y no nos dejes caer en la tentación, líbranos de Havelange… Diego».
[Aneris]: Cuando termina de rezar, el presentador le hace una advertencia:
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Dady]: Vos sabés que cuando uno reza con mucha fuerza… y uno le pone muchas ganas, pasa ¿viste?
[Aneris]: Entonces Mariano mira hacia los lados, intuyendo lo que está a punto de pasar…
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Mariano]: Oy, no… no, no, no…
[Aneris]: De repente, de entre las sombras aparece Maradona. Mariano se refriega los ojos, sin dejar de mirarlo, y el set de Agrandadytos queda en silencio.
Diego saluda a Dady y camina hasta donde está Mariano.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Maradona]: Hola papá.
[Aneris]: Diego abre los brazos y se agacha para abrazarlo. Se quedan varios segundos así, prendidos uno del otro, y Mariano empieza a llorar.
A pesar de las cámaras y la audiencia, es un momento emotivo, hasta íntimo, entre el ídolo y el niño que lo admira sobre todas las cosas.
Y es justo en este instante tan cargado que Dady interrumpe.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Dady]: Bueno no te vas a poner a llorar como un boludo ahora.
[Mariano]: ¿Qué? ¿Qué queré que le haga?
[Dady]: Bueno está bien, llore, llore. Calmate y después dale acá tranquilo. Vamos ahora le mostramos a Diego todo lo que sabemos. Estuvimos hablando, estuvimos diciendo todo. Me hiciste rezar como un tarado.
[Maradona]: Dale, papi, dale, dale, papá, dale.
[Dady]: Qué lo parió, ¿no? Qué fuerte, ¿no?
[Mariano]: ¡Cómo qué no! ¡Qué no va a ser fuerte!
[Aneris]: Diego se sienta a su lado, trata de calmarlo: lo abraza, le acaricia el pelo. Mariano se tapa los ojos y se seca las lágrimas.
Mariano había aguantado el llanto durante la llamada, pero ahora, teniendo a Diego a su lado, fue imposible…
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Mariano]: Cuando estaba hablando por teléfono con vos no tenía ganas de llorar porque sé que no te gusta que lloren.
[Maradona]: (Risa). Es verdad, es verdad, papá…
[Mariano]: No le gusta que lloren a Diego.
[Dady]: Pero bueno, dale, reponete y vamos a disfrutarlo al hombre, papá… estamos acá.
[Mariano]: Estoy intentando, pero… ¡Estoy con Diego! La única vez que se me va a dar en la vida, creo.
[Aneris]: Maradona hace un gesto de sorpresa por ese dato que sabe Mariano.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Maradona]: Y vos sabés que esto del llanto yo digo que no hay que llorar, no me gusta que lloren. Y éste, éste mirá cómo sabe… Porque al Diego no le gusta que lloren.
[Aneris]: Diego le da un beso en la mejilla. Mariano sonríe.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Mariano]: Ahora sí, estoy tocando el cielo ahora. Toy al lado de Dios, qué querés.
[Dady]: Sí, ¿no? Bueno y qué pasa ahora. ¿Hay un día antes y un después de este momento?
[Mariano]: Y sí, hay un día antes y un después.
[Daniel]: Y no se equivocaba. Después de conocer a su Dios, su vida no sería la misma.
Una pausa y volvemos.
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[Entiende Tu Mente]: Ambulantes, hay un podcast en español que admiramos y que queremos recomendarles, se llama Entiende Tu Mente. Este es su presentador, Molo Cebrián: Hola, te saluda un oyente más de Radio Ambulante que se siente muy honrado de poder saludarte. Sabemos y además lo hemos escuchado en muchos capítulos, en muchas historias de este podcast, que vivimos en un mundo donde reina el estrés, la ansiedad los miedos, y creemos que la forma más inteligente de afrontar esta realidad es a base de psicología útil. En Entiende Tu Mente nos juntamos cada miércoles para ponerle nombre a lo que nos pasa, normalizarlo, compartir ideas para sobrellevarlo mejor y conocer cuál es el momento indicado para pedir ayuda a un psicoterapeuta. Puedes escucharlo buscando: Entiende Tu Mente en Spotify.
[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón. Antes de la pausa conocimos a Mariano Sinito, un niño de nueve años, miembro de la Iglesia Maradoniana, que conoció a Maradona en televisión. Fue uno de los momentos más felices de su vida, pero pronto se transformaría en otra cosa…
Aneris nos sigue contando.
[Aneris]: Mariano siempre había soñado con conocer al Diego. Pero lo veía como una fantasía.
[Mariano]: De la misma manera que yo me imagino jugar en la primera de Barcelona, como algo distante, difícil que suceda. ¿No? Ganarme la lotería.
[Aneris]: Por eso, en el momento en que terminó de recitar el “Diego Nuestro”, abrió los ojos y vio a Maradona entrar en el estudio de televisión…
[Mariano]: Yo entro en un estado de negación total. Y empiezo a decir: “No, no, no, no, no, no”.
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Mariano, niño]: No, no, no…
[Mariano]: No me salió otra palabra y quiebro en llanto absolutamente cuando le doy un abrazo. Dady Brieva, hace un chiste diciéndome que no me ponga a llorar como un tonto. Y yo me enojé con él, (risa) lo quería insultar. Pero me acuerdo que estoy en televisión y que no puedo insultar al aire. Entonces me salió el rosarino de adentro. Para los que no lo saben, los rosarinos tenemos un acento muy marcado en Argentina. No pronunciamos bien las S. Bueno, yo en vez de insultarlo me sale el rosarino de adentro y le digo: “¿qué queré que le haga?”
(SOUNDBITE DE AGRANDADYTOS)
[Mariano niño]: “¿qué queré que le haga?”
[Mariano]: Sin pronunciar una sola S.
[Aneris]: Esa frase de Mariano quedaría en la memoria de las decenas de miles de personas que ese domingo estaban al otro lado de la pantalla. El programa fue pico de rating en Argentina. En Rosario, sobre todo, estaban muy pendientes de sus apariciones en televisión. Todo el mundo lo vio: sus parientes, sus amigos de la escuela y del barrio, sus maestros.
Pero lo más emotivo para Mariano no se vio al aire. Cuando terminó la grabación, Maradona se acercó a su familia. Alzó a su hermanito, y les dio las gracias a su papá y su mamá por haberlo dejado conocer a su hijo.
Mariano volvió a su casa feliz. Había conocido a su ídolo y, de paso, se había vuelto famoso. Y llevaba en las manos una pelota dedicada por Diego.
Como era de esperar, cuando volvió al colegio, fue el centro de atención. Sus compañeros le preguntaban más detalles de cómo era Diego, de cómo era estar con él. Mariano se había quedado con una sensación:
[Mariano]: Maradona es una persona muy bajita, pero en ese momento a mi me hizo sentir de dos centímetros. O sea, me hizo sentir diminuto al lado suyo, porque tiene una energía muy especial y es algo que no puedo explicar a menos que uno lo sienta. Es realmente un ser humano con una energía diferente.
[Aneris]: Esa era una de las cosas que les contaba a algunos de sus compañeros, que lo felicitaban y estaban orgullosos de tener un amigo que salía en la tele. Aunque algunos chicos lo empezaron a molestar por haber llorado en televisión. Se burlaban diciéndole el ya famoso “que queré que le haga”, la frase que Mariano había dicho entre lágrimas al aire. Frente a eso, él tenía una respuesta que decía siempre, y que lo dejaba más tranquilo:
[Mariano]: “Bueno, yo le di un abrazo a Maradona y vos no”.
[Aneris]: Esas burlas no lo afectaban demasiado. Y tampoco tenía mucho tiempo para prestarles atención. Después del encuentro en Agrandadytos, Maradona le había dado un pase VIP para que fuera a todos los capítulos de La noche del 10. Mariano se convirtió en una especie de cronista, que cubría el detrás de escena del programa como enviado especial de Agrandadytos.
Así que siguió viajando todas las semanas a Buenos Aires para ser parte de las grabaciones. Y ahí, en el detrás de escena, se cruzaba con personas que no podía creer que estuviera conociendo: desde Roberto Gómez Bolaños, el Chavo, hasta Lionel Messi, de Rosario y fanático de Newell’s como él.
Y se saludaba con Maradona, ya sin lágrimas, que siempre era muy amable.
[Mariano]: “Qué lindo verte. ¿Cómo estás? Qué bien. Hola Marianito, bienvenido”.
[Aneris]: Todo lo que estaba viviendo le parecía increíble. Su vida transcurría entre Buenos Aires, Maradona y las cámaras, por un lado, y Rosario y la escuela por el otro. Sus amigos seguían comentando todas sus apariciones, pero ya no solo ellos. Sus profesores y los directivos también empezaban a hablar del tema, y no siempre de manera positiva.
Maradona ya no era solo el mito que había vengado a Argentina contra Inglaterra. En la última década, también se había convertido en esa figura llena de excesos y contradicciones. Brillante y único futbolísticamente; cuestionado en su vida privada que siempre fue pública. Sus opiniones políticas generaban polémica. Todo lo que hacía era escándalo, todo se comentaba, no solo en programas deportivos, sino hasta en los noticieros. Siempre daba de qué hablar: tenía hijos que no reconocía, lanzaba fuertes críticas a otros exjugadores, a la FIFA o hasta el Vaticano, y fue capaz de dispararle con un rifle de aire comprimido a unos periodistas que estaban fuera de su casa.
A esa altura de su vida, la devoción que millones sentían por él, empezaba a encontrar su contraparte en otro sector de la sociedad argentina, que comenzaba a detestarlo. Y en este otro campo había varios profesores de Mariano.
Él iba a un colegio católico. Y, aunque tenía solo nueve años, muchos adultos ahí no toleraban que tuviera una relación con Maradona, y menos que saliera en televisión rezándole como si fuera un dios. Su profesor de lengua y literatura no perdía ocasión para hacérselo saber.
[Mariano]: Él siempre empezaba sus clases con el Padre Nuestro y durante la época de Agrandadytos hacía hincapié en que yo rece el Padre Nuestro, diciendo: “No te vas a equivocar de Padre Nuestro y nos rezás el de Maradona”. ¿Viste? Y eso me avergonzaba mucho a mí adelante de mis compañeros.
[Aneris]: Primero parecía un chiste, pero se fue transformando en algo más. Igual, Mariano lo dejaba pasar, estaba entusiasmado con su cercanía con Diego y su participación en La noche del 10, y seguía grabando sketchs con otros niños en Agrandadytos.
Pero a medida que aumentaba su exposición en la tele, algunos profesores en la escuela empezaron a ser más enfáticos en su rechazo. El de catequesis, por ejemplo, le prohibió participar en sus clases hasta que no se arrepintiera de lo que había hecho en televisión.
[Mariano]: Me mandaban a confesarme aleatoriamente con el… cura del colegio. Me acusaban de herejía por lo de la Iglesia Maradoniana, por idolatrar un no quiero decir falso profeta, pero sí un ídolo falso.
[Aneris]: Todo esto, cuando La noche del 10 era uno de los programas con más rating en todo el país. Durante un tiempo, Mariano soportó esas situaciones en silencio. Lo guardó como un secreto y trató de seguir disfrutando todo lo que le estaba pasando.
Pero un día, durante un acto escolar, con todos los alumnos y profesores del colegio presentes, Mariano no aguantó más. Estaba parado en el patio, con los demás. Pero para el vicedirector él no era uno más.
[Mariano]: En un acto con el micrófono hizo referencia a directamente a lo que yo hacía en televisión, decía: “Aquella gente que hace el ridículo adorando falsos profetas”, mirándome a mí directamente.
[Aneris]: Ese día, Mariano volvió llorando a su casa. Cuando sus papás lo vieron así, le preguntaron qué le pasaba, y él les contó todo lo que venía sucediendo dentro de la escuela a raíz de su relación con Maradona.
Su papá no reaccionó nada bien.
[Mariano]: Fue corriendo hasta el colegio. Agarró del cuello al vicedirector, casi lo muele a palos. En una, en una ira ciega que tenía mi papá en ese momento.
[Aneris]: En el colegio amenazaron con llamar a la policía, y el padre de Mariano finalmente se fue, pero a los gritos, exigiendo que terminara el acoso contra su hijo. Pensaron en cambiarlo de escuela, pero Mariano no quería separarse de sus amigos. Así que su mamá pidió una audiencia con la junta directiva del colegio, en la que le aseguraron que esas discriminaciones no se volverían a repetir.
Pero por fuera del colegio, la cosa tampoco iba tan bien. Recibía comentarios parecidos en reuniones con conocidos, parientes lejanos, o incluso en la calle, donde la gente lo frenaba para decirle cosas. A veces buenas, otras no tanto.
[Mariano]: Me señalaban con el dedo y no tenían problemas en decirle a un nene de nueve años: “¿Cómo vas a llorar por ese drogadicto en televisión? Sos un idiota” o “tu ídolo es una mala persona” o “tu ídolo no es ejemplo de nada”. Y yo tenía nueve años, no tenía la capacidad de hacer esos juicios de valor sobre una persona.
[Aneris]: Hacia fines de 2005, Agrandadytos y La noche del 10 dejaron de emitirse, y Mariano dejó de salir en televisión. Se acabaron los viajes a Buenos Aires, los estudios de TV y volvió a su vida de antes. Y ya sin la euforia de estar cerca de su ídolo, los cuestionamientos empezaron a afectarlo cada vez más.
[Mariano]: La pasé muy mal realmente en… en esos años. Vi cómo un cierto sector de la sociedad. Sí, para ser más específico el adulto, mató a mi ídolo adelante de mis ojos, me hacían sentir culpable por haber conocido a mi ídolo.
[Aneris]: Y él no sabía qué podía responder ante esas críticas.
[Mariano]: No me quedaba otra que callarme y no decir nada porque no, no podía responder. No tenía argumentos con qué responder.
[Aneris]: Por esa época, empezó a sufrir insomnio y cambios abruptos en su ánimo. A veces, quería hacer mil cosas a la vez y otras veces no quería hacer nada.
Fue tanto lo que empezaron a afectarlo las críticas que, a veces, en las reuniones familiares, si alguien ponía el video de Agrandaytos, Mariano pedía que lo quitaran. Ya no quería verse ahí, en el que había sido uno de los momentos más felices de su vida. Sus padres entendieron que ya no le hacía bien recordar ese día. Cuando iban a algún lado y alguien se ponía a hablar de Maradona, había un acuerdo tácito dentro de su familia para evitar que alguien mencionara lo del programa.
Después de un tiempo, Mariano también comenzó a tener dolores en sus piernas y brazos, y no quiso volver a ningún casting. Con los años, empezó a hacer como si toda esa historia nunca le hubiera pasado.
[Mariano]: Empecé a negar que yo había sido el que estaba ahí. Cuando me decían vos sos el nene de Agrandadytos yo decía: “No, me confunden todo el tiempo, tenemos el mismo nombre nada más”.
[Aneris]: Era un mecanismo de defensa.
[Mariano]: Logré aislar en mi cabeza ese momento en una caja que decía recuerdo malo. Y me costó muchísimo sacarlo de esa caja y ponerlo de vuelta en la de los recuerdos lindos.
[Aneris]: Le tomó toda su adolescencia y varios años de terapia. Ahí empezó a comprender las cosas que le venían pasando desde que era niño y que habían empeorado durante los últimos años, luego del divorcio de sus padres. Los períodos de ira o alegría incontrolables, seguidos de una depresión profunda. Los problemas para dormir.
[Mariano]: Cuando mi psiquiatra se enteró de que yo tenía dolores en las extremidades, sumado a todos los otros síntomas que ya había descifrado mi psiquiatra, me diagnosticó. Y bueno hasta el día de hoy es algo con lo que convivo y con lo que tendré que convivir hasta el día que me muera.
[Aneris]: El diagnóstico fue síndrome maníaco depresivo, también conocido como trastorno bipolar. Se desconoce la causa exacta de la enfermedad. Puede estar relacionada con factores biológicos y genéticos, y ser detonada por factores psicológicos. Las condiciones ambientales también juegan un papel importante. Los eventos impactantes en la vida o las situaciones que generan mucho estrés pueden actuar como desencadenantes.
[Mariano]: Según mi psiquiatra, uno de los detonantes justamente fue ese momento que pasé con la gente que me rechazaba por haber estado con Maradona.
[Aneris]: Mariano también cree que pudo ser uno de los gatillos.
[Mariano]: No una de las causas, porque esto es algo que la gente confunde, no fue la causa por la cual yo termino siendo un paciente diagnosticado, sino que fue un detonante. Quizás yo a eso ya lo tenía. Pero lo que lo activó oficialmente fue justamente eso de haber tenido que pasar por esa situación.
[Aneris]: No es que llegó a esa conclusión en la primera sesión. Fueron varios años de terapia hasta poder volver a hablar de ese tema y darle otro significado… Desde otro lugar, ya más grande. Volver a examinar su momento de fama primero, las críticas después, y finalmente la negación. Una negación que lo llevó a no querer volver a hacer castings ni aparecer en televisión.
[Mariano]: Cerré muchas puertas por eso. O sea, mi mi sueño murió con eso.
[Aneris]: Fue solo hasta los 18 años que, con ayuda de su psiquiatra, el Mariano adulto entendió que tenía que perdonar.
[Mariano]: No solamente a la gente que me hizo sentir mal en el pasado, sino a mí mismo. Poder perdonarme por haber perdido esas oportunidades o por haber negado todo. O sea, hice las paces con el Mariano del pasado y ese momento, ¿no?
[Aneris]: Le pregunté a Mariano que siente hoy, más de quince años después, cuando ve ese video. Y me dijo que lo ha visto tantas veces que ya no siente nada. Y que eso, no sentir nada, lo pone feliz. Porque ya no siente vergüenza.
La primera vez que hablé con Mariano fue dos meses antes de que muriera Maradona. Y después de la noticia volvimos a hablar. Me contó que, ese día, recién asimiló lo que había pasado cuando vio a su mamá llorando en la cocina. Él fue y la abrazó, pero se aguantó el llanto. A Mariano ya no le gusta llorar delante de otros. Poco después, cuando estuvo solo en el comedor, se quebró. Al rato recibió un llamado telefónico. Era Dady Brieva, el conductor de Agrandadytos, quien lo entrevistó en su programa de radio y recordaron su primer encuentro con Maradona. No habían vuelto a hablar desde entonces.
Ese día, Mariano se envió mensajes con sus compañeros de la Iglesia Maradoniana, de la que sigue siendo parte. Se prometieron seguir con la Iglesia.
En los medios, mientras tanto, ya empezaban los homenajes y también los cuestionamientos. Pero Mariano no quiso participar de las discusiones que se generaron a partir de su muerte, sobre cómo fue su vida. Nunca había querido hacerlo. En los últimos años, arrastrado por su última adicción, el alcohol, la figura de Maradona había tomado una dimensión más oscura, luego de las acusaciones por violencia que le hizo una de sus últimas parejas.
Pero los recuerdos de Mariano no eran con ese Maradona, sino con uno distinto, anterior, el que había sido cariñoso con él. Prefirió no decir nada. Solo salió a caminar por Rosario. En el centro de la ciudad se cruzó con varias personas con la mirada apagada y los ojos llenos de lágrimas.
[Mariano]: Había como un velo de tristeza sobre sobre la ciudad. Y yo no dudo que haya sido así en muchas partes de Argentina.
[Aneris]: En Buenos Aires, por ejemplo, pasaba esto…
(SOUNDBITE DE AFICIONADOS DE MARADONA)
[Cantos]: Diego de mi vida, vos sos la alegría, de mi corazón.
[Aneris]: El día de su entierro, se formó una fila de diez cuadras. Miles de personas, bajo el sol, esperando para poder entrar a la Casa Rosada, el Palacio de Gobierno, para permanecer, con suerte, unos pocos segundos delante del féretro y poder despedirlo.
La muerte de Maradona provocó una fuerte discusión en redes sociales. Se discutía si era legítimo o no llorar por su muerte. Y también sobre quién era Maradona realmente. ¿El genio del fútbol, el violento, el chico pobre que no se olvidó de sus orígenes, el adicto a las drogas, el que generó amor o el que generó odio? ¿O todas esas cosas al mismo tiempo, mezcladas en una vida compleja y extraordinaria, con más caras que ninguna?
De cierta forma, fue como una réplica a gran escala de lo que vivió Mariano quince años antes, por haber llorado en televisión por un ídolo que empezaba ya a mostrar sus sombras.
[Daniel]: Después de estudiar para ser traductor de inglés, Mariano encontró su verdadera vocación en el periodismo. Hoy trabaja en el programa Pura Pasión de radio La Red, hablando del club de su vida, Newell’s Old Boys. Así, cumplió el sueño que por mucho tiempo dejó postergado: estar en los medios y poder hablar, entre otras cosas, de su gran ídolo deportivo.
Aneris Casassus es productora de Radio Ambulante y vive en Buenos Aires.
Este episodio fue editado por Camila Segura, Nicolás Alonso y por mí. Desirée Yépez hizo el fact-checking. La música y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri.
El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Lisette Arévalo, Victoria Estrada, Jorge Caraballo, Xochitl Fabián, Fernanda Guzmán, Remy Lozano, Miranda Mazariegos, Barbara Sawhill, Hans-Gernot Schenk, David Trujillo y Elsa Liliana Ulloa.
Carolina Guerrero es la CEO.
Un abrazo especial a Victoria y Miranda, que con este episodio se despiden de Radio Ambulante. Gracias a las dos, or su talento, compromiso, y su buena onda. ¡Las vamos a extrañar! Muchísima suerte.
También queremos agradecer a los amigos de LIP, la agencia de publicidad que nos ayuda con la imagen gráfica de todo, Deambulantes, el logo de El hilo, los Clubes de escucha. Mil gracias a Diana Ariza, Lucía de las Flores y Lucho Correa por apoyarnos durante toda la temporada.
También queremos agradecer al talentoso grupo de ilustradores de la temporada: Daniel Liévano, Sabrina Pérez, Yael Frankel, Emilio Cruañas, Cristian Guzmán, Juan Antonio Ángel, Sol Undurraga, Elena Ho y Laura Pérez.
Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.
Bueno, llegamos al fin de la temporada 10 de Radio Ambulante, pero tenemos otro podcast, El hilo, y con ese seguimos. Cada viernes revisamos una noticia importante de Latinoamérica y contamos la historia detrás de la noticia. En el episodio del viernes pasado, reportamos desde Venezuela y la desaparición de sus glaciares. No se lo pierdan.
Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.