Transcripción: La ruta larga
COMPARTIR
[Kelly McEvers, host de Embedded]: Hola, soy Kelly McEvers, y Embedded está de vuelta. El presidente Donald Trump no tiene experiencia en funciones públicas, pero sí tiene experiencia en negocios y la televisión. En nuestras nuevas historias te presentamos a la gente que estaba ahí mientras Trump construía un imperio y una reputación. Encuéntranos en el app de NPR One o donde escuches tus podcasts.
[Daniel Alarcón, host]: Un anuncio: si estás en Nueva York acompáñanos el jueves 26 de octubre en una noche de historias en audio en vivo. Participarán productores de algunos de tus podcasts favoritos: This American Life, More Perfect, Radiolab y Latino USA. Y por supuesto nosotros, Radio Ambulante. El evento será en inglés. Todo lo que recaudamos será para apoyar a Puerto Rico. Encontrarás toda la información en nuestra página web: radioambulante.org. Gracias por comprar tiquets y por ayudarnos a pasar la voz.
Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón.
(SOUNDBITE VIDEO EN YOUTUBE)
[Tripulante de lancha]: Allá adelante hay una lancha de balseros.
[Tripulante de lancha]: ¿Una balsa?
[Tripulante de lancha]: ¡Sí, de balseros!
[Daniel]: Los que se escuchan son 2 cubanos en una lancha. Viven en Florida y probablemente son ciudadanos estadounidenses. Este audio se sacó de un video en YouTube, y lo que se ve, desde la lancha, es un punto negro que se bandea de lado a lado entre las olas.
(SOUNDBITE DE VIDEO EN YOUTUBE)
[Tripulante de lancha]: Míralos tratando de llegar, compadre, en una balsa. Son 1, 2, 3, 4, 5… ¡son 6!
[Daniel]: 6 cubanos que reman sobre una llanta que está a punto de reventarse.
Los de la lancha apagan el motor y se acercan a ellos.
(SOUNDBITE DE VIDEO EN YOUTUBE)
[Tripulante de lancha]: ¡Dale recto, men! ¡Dale recto! ¡Dale recto, que se la ganan! ¡Dale recto!
[Daniel]: Los están guiando para ayudarlos a llegar a los cayos de la Florida, unos islotes muy pequeños que quedan a solo 90 millas de Cuba. Y aunque quisieran ayudarlos, no pueden por razones legales que más adelante entenderemos.
(SOUNDBITE DE VIDEO EN YOUTUBE)
[Tripulante de lancha]: Qué suerte: unos cubanos y no poderlos ayudar, men… Qué lástima me da eso…
[Daniel]: Cuando pensamos en los cubanos llegando a los Estados Unidos generalmente se nos ocurren imágenes como estas.
Pero lo que muchos no saben es que miles de cubanos no toman esta ruta por el mar, sino otra, que es bastante más larga. Se trata de una nueva generación de migrantes cubanos que prefiere ir por tierra, haciendo un recorrido igual de peligroso.
Entonces esta semana, y la que viene, tenemos dos historias que intentan entender este nuevo fenómeno. Porque detrás de este cambio, está la geopolítica, el legado de la Guerra Fría y, en medio de todo, cientos de miles de cubanos comunes y corrientes que están dispuestos a arriesgar todo para llegar a Estados Unidos.
Nuestro productor es Rolando Arrieta.
Aquí Rolando.
[Rolando Arrieta, reportero]: Yoannelis tiene 37 años. Por mucho tiempo trabajó vendiendo arroz y verduras en un mercado. Vivía en Las Tunas, un pueblo al oriente de la isla. Ganaba más o menos un dólar al día y con eso tenía que mantener a su mamá, a su papá y a una hija. Y eso, obviamente, no era suficiente.
[Yoannelis]: Mi país es maravilloso. Lo que realmente… Yo quería darle un, o sea, darle más cosas a mi familia, y realmente en Cuba la economía no me lo permitía. Ese es el único problema que yo veía en Cuba.
[Rolando]: Así que en agosto del 2014, Yoannelis decidió irse de la isla a buscar una vida mejor. Empezó su recorrido por un país que queda al otro lado del continente: Ecuador.
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Periodista]: Ecuador empezó a convertirse en un país atractivo para la migración cubana desde que el gobierno de Rafael Correa adoptó, en el 2008, una política de fronteras abiertas con casi todos los países del mundo y eliminó el requerimiento de visas.
[Rolando]: Yoannelis vendió sus cosas y pudo reunir suficiente dinero para comprar un boleto de avión y salir de su país.
Y, claro, Yoannelis no ha sido la única…
(SOUNDBITES DE NOTICIEROS)
[Periodista]: Se estima que más de 20 mil ciudadanos de la isla han ingresado al Ecuador en los últimos 5 años.
[Periodista]: Miles de ciudadanos cubanos que llegaron al país no regresaron a Cuba y actualmente viven de forma ilegal en el Ecuador.
[Rolando]: Y eso fue lo que pasó a ella. A los 3 meses se le venció el plazo para estar de turista, pero se quedó… indocumentada.
[Yoannelis]: Me pasé año y medio ilegal y entonces te cogía migración y no tenías tus documentos legales y te mandaban para Cuba.
Habían cubanos, miles, que se escondían de la migra, terrible. Pero Ecuador fue bastante duro.
[Rolando]: Se rebuscaba como podía con tal de enviarle dinero a su familia en la isla, y siempre con la idea de llegar a Estados Unidos.
No iba a ser fácil. Tenía que cruzar 8 fronteras ilegalmente, era una travesía que le costaría más o menos $10 mil, pero para Yoannelis valió la pena intentarlo.
En esa misma época, Yoandra, su amiga de la infancia, también salió de Cuba hacia Ecuador. Pero su situación era distinta. Ella se fue detrás de su esposo.
Unos meses atrás, él había entrado a Ecuador como turista, pero como era ingeniero industrial, tenía más posibilidades de quedarse y trabajar legalmente.
El esposo de Yoandra le compró el boleto de avión a Quito. Y en abril del 2015, ella salió de Cuba con Arián, su hijo de 4 años.
[Yoandra]: Pues nada. Cuando llegué estaba esperándonos él en el aeropuerto. Con su detalle, un ramo de flores, todo… Todo muy bonito, muy romántico.
[Rolando]: Ya instalada en Quito, Yoandra también quiso traer a su hermano Raikel. Y lo pudo hacer.
[Raikel]: Porque el marido de ella me ayudó a salir.
[Rolando]: Raikel hizo los trámites necesarios, y en julio de ese mismo año, también salió para Ecuador, dejando a sus 3 hijos atrás.
Ya en Ecuador, Yoannelis, Raikel, y Yoandra se dedicaban a ganarse la vida como fuera. Yoannelis vendía dulces en una cafetería. Raikel vendía pasteles Cubanos en las calles de Quito. Yoandra cuidaba niños.
Pero sus vidas, que ya eran bastante precarias, estaban a punto de volverse aún más complicadas.
(SOUNDBITES DE NOTICIEROS)
[Periodista]: La principal puerta de salida hacia Centroamérica, Ecuador, anunció que impone visas de entrada…
[Periodista]: A partir del primero de diciembre necesitan una visa para poder viajar a Ecuador.
[Periodista]: Es una medida que pretende reducir el ingreso de miles de cubanos en el inicio de una larga odisea hasta tierra…
[Rolando]: Según el gobierno ecuatoriano, esta nueva restricción se impuso, en parte, para impedir el tráfico ilegal de migrantes.
Raikel, Yoannelis y Yoandra, tanto como miles de cubanos en el país, temían que los deportaran de nuevo a Cuba, donde tendrían que empezar de cero. Especialmente aquellos que vendieron todo, incluso sus casas.
Yoandra y su hijo ya llevaban más de un año en Ecuador. Ella quería sacar el permiso de residencia, así que se fue para la oficina de inmigración a hacer los trámites.
[Yoandra]: El mismo día que estaba yo en migración… recogió y se fue.
[Rolando]: Se refiere a su esposo. Es decir, ese día la abandonó. Se fue con otra mujer que había conocido meses antes.
Yoandra entonces se quedó con un hijo de 4 años en un país que no era el suyo. Por lo menos estaba acompañada de su hermano Raikel y su amiga Yoannelis. Pero ninguno de los tres tenía trabajo fijo.
Un día de enero del 2016, Raikel le dijo a su hermana:
[Raikel]: Yo le dije: “Mañana. Recoge los cheles, que nos vamos”. “No, tú estás loco. Tú estás loco”. “Te estoy diciendo que recojas los cheles”…
[Rolando]: Los cheles, o sea, las maletas.
[Raikel]: La salida fue una cosa de momento. Ni Yoandra sabía. Porque yo soy así… Yo soy un loco.
[Rolando]: Así nomás. De relámpago.
[Raikel]: “Te estoy diciendo que recojas los cheles, que nos vamos, mami, aquí no nos podemos quedar”.
[Rolando]: Raikel y Yoandra vendieron todo lo que tenían en Quito, y le pidieron dinero prestado a su madre, que había emigrado a Madrid unos años antes. Juntaron cerca de 5 mil dólares entre los 2.
Yoandra no podía imaginarse el camino que venía. Pero tenía que explicárselo de alguna manera a su hijo Arián.
[Yoandra]: Pues mi idea para Arián fue decirle que íbamos a cambiar de lugar, que íbamos a dar como un paseo, una excursión. Eso fue lo único que se me ocurrió. Para que él, pues… Es que los niños no tienen conciencia del peligro, ni… Y no quería que… que esto le afectara tanto.
[Rolando]: A los tres días de haber hecho la decisión, se fueron de Ecuador con un grupo de cubanos.
El plan: caminar, coger buses, lanchas, avionetas y lo que fuera necesario para llegar primero a Colombia, luego a Panamá, seguir a Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y de ahí a México para cruzar la frontera y finalmente llegar a los Estados Unidos.
Pero sin documentos, pues… nada es tan simple.
[Raikel]: Ya desde Ecuador, cuando tú sales ya de Ecuador… Ya… Ya tú eres un indocumentado. Tú eres un indocumentado, porque… porque si a ti te pasa algo: “Ah bueno, tu saliste de Cuba, papi, si te moriste, bueno, no… no hay problema, no hay un…”. Por ejemplo, una cosa que te van a decir: “¿Y dónde está el cubano que se me fue de aquí? A mí qué me importa si se murió o que se murió”. ¿Me entiendes? Y ya desde que tú sales, tú tienes la vida en un hilo.
[Rolando]: En abril del 2016, unos meses después de que los hermanos y el niño comenzarán su viaje, ya Yoannelis había reunido suficiente dinero para irse de Ecuador. Calculaba que lo que tenía sería suficiente para contratar a los coyotes que la llevarían desde Colombia hasta Panamá. De ahí no sabía exactamente qué iba a hacer, pero de todos modos se juntó con otro grupo de cubanos que iban saliendo.
Pero apenas cruzó la frontera con Colombia la detuvieron dos hombres uniformados y armados.
[Yoannelis]: A nosotros nos lo dijeron: “Ustedes no son ni los primeros ni los últimos cubanos que se van a morir aquí. Si no cooperan, ustedes se mueren. ¿Y quién los va a buscar a ustedes aquí? O dan el dinero o se mueren aquí. Así de sencillo”.
[Rolando]: No le quedó otro remedio que entregarles todo el dinero que cargaban.
[Yoannelis]: ¿Y qué íbamos a hacer? No, yo… Darle el dinero o que te dieran un tiro. Si uno no se lo daba, me mataban. ¿Qué iba a hacer?
[Rolando]: Mientras tanto, a los once días de haber salido de Quito, Raikel, Yoandra y su niño Arián, llegaron en bus al pueblo costeño de Turbo, en Colombia. Las autoridades de esa región les dieron un salvoconducto que les permitía cruzar la frontera con Panamá. Con ese documento en mano, ahí tomaron una lancha en la que cruzaron el Golfo de Urabá, para llegar al pueblo de Puerto Obaldía ya en Panamá. De ahí los guardias fronterizos panameños les dieron un permiso para ingresar al país con tal de que no se quedaran y siguieran su camino.
Puerto Obaldía es un pueblito de tránsito, rodeado por una de las selvas más imponentes y densas de América Latina: el Tapón del Darién.
Pero para ellos la selva no era un problema porque tenían otro plan.
[Raikel]: Nosotros en Obaldía cogíamos la avioneta. Ya eso ya lo sabíamos de antemano porque, tú sabes, las cosas se van corriendo. Y sabíamos que había una avioneta que salía, que había un vuelo regular, que había un vuelo chárter.
[Rolando]: Era un vuelo directo hasta la Ciudad de Panamá, y costaba como $200. Pensaban que iba a ser una estadía corta en Puerto Obaldía. Pero ahí se encontraron con miles de migrantes como ellos. Era un embotellamiento de cubanos que también venían de Ecuador. Y todos esperaban la misma avioneta.
Se suponía que había un vuelo diario, pero una vez ahí Raikel y Yoandra se enteraron que no. Que en realidad, la avioneta solo salía una vez al mes. Y no había ninguna garantía que pudieran tomar el siguiente vuelo. Y con cada vuelo perdido, la desesperación aumentaba. Algunos se cansaban de esperar y se iban a pie por la selva.
Raikel y Yoandra decidieron esperar, sobre todo, por que viajaban con Arián. Pero los días se convirtieron en semanas.
[Raikel]: Ya llevábamos un mes en Obaldía. Y entonces un mes más allí equivalía… era el equivalente de que tú gastes el dinero que tú traías.
[Rolando]: Por ejemplo, un plato de comida costaba $5, una pequeña fortuna para estos migrantes que tenían un presupuesto ajustadísimo.
[Raikel]: El niño chiquito hay que darle desayuno, y yo no tenía corazón para ver a mi hermana y al niño sin comer.
[Rolando]: Y cada vez que pensaban que podían salir en el próximo avión…
[Raikel]: No, no hay más vuelos. Hay que esperar un mes.
[Rolando]: Era una situación imposible.
[Yoandra]: Cuando tu hijo se levanta y… y te dice, “mamá, tengo hambre”…, y tú no tienes para darle… Tú te desesperas. Llega un momento en que tú no sabes qué hacer, no sabes para dónde ir, qué hacer, qué coger, qué hacer. Es difícil.
[Rolando]: Con cada día que pasaba, el dinero se les iba acabando, y veían que solo les quedaba una opción:
[Yoandra]: Entonces por eso tomamos la decisión de coger por la selva.
[Rolando]: En el mes y medio que llevaban en Puerto Obaldía, Raikel se había hecho amigo de uno de los guardias fronterizos de Panamá. Y cuando Raikel le dijo que iban a meterse por la selva, el guardia le dijo:
[Raikel]: “Hermano, cuando yo estoy aquí abajo, en Obaldía, yo estoy bien. Cuando me mandan a hacer guardias arriba de la loma, yo quisiera desaparecerme de la faz de la tierra». La selva del Darién es la selva más hostil que tiene el planeta tierra. Ni el amazonas.
[Rolando]: Pero ya no podían aguantar más. Por eso, cuando el guardia amigo de Raikel le preguntó si sabía lo que estaba a punto de hacer, Raikel le contestó:
[Raikel]: «Tengo que hacerlo, hermano. Yo no puedo seguir aquí, no puedo perder más tiempo».
Y él me dijo, «traeme una mochila». Y me llenó la mochila de comida: de lata de carne, leche para el niño…
[Rolando]: Y con eso, arrancaron.
Para hacer el cruce por la selva, un grupo de 40 cubanos se unieron y le pagaron $30 por cabeza a un guía. Y rápidamente se dieron cuenta de que todo lo que les habían contado sobre esta selva, era cierto.
Unas horas después de empezar el viaje se enfrentaron al primer obstáculo.
[Raikel]: La primera loma que subimos le decían la “Loma del Ángel”, según los guías que conocían esa zona, porque las nubes pasaban por la mitad de la loma. La loma tenía casi 2 mil kilómetros… eh, 2 kilómetros de altura. Casi 2 mil metros.
[Rolando]: Según su cálculo, les tomó más de 3 horas subir la loma entre la humedad y el calor tropical. Una vez llegaron a la cima, Raikel grabó un video con su celular, y ahí se puede ver a Arián sentado en las piernas de Yoandra. Todos en el grupo se ven sudados y exhaustos.
(SOUNDBITE DE VIDEO)
[Raikel]: Ya en la punta de la loma. Ahí, saluda a la cámara papá, ahí. [Risa] Ahí. Déjame ver los zapatos, los zapatos. ‘Pérate, ‘pérate, ‘pérate. Ahí, pues.
[Rolando]: Los zapatos estaban totalmente llenos de barro. Se nota que fue difícil subir, y en medio de las caras largas de los adultos, sale Arián sonriendo de oreja a oreja, saludando a la cámara.
(SOUNDBITE DE VIDEO)
[Raikel]: Un esfuerzo, un sacrificio para llegar a Estados Unidos. Y miren esto…
[Compañera de viaje]: A la altura que estamos…
[Raikel]: A la altura que estamos, imagínate que estamos por arriba de las nubes.
[Rolando]: Y esto era sólo el comienzo, aún faltaban 3 días más en la selva.
El acceso al Tapón del Darién es tan difícil que hasta la carretera Panamericana, que va desde la punta sur de Argentina hasta Alaska, solo se ve interrumpida por este tramo de unos 100 kilómetros de bosque tropical.
Cada día era una lucha. Serpientes venenosas, arañas, tigrillos, jaguares, cocodrilos… La selva estaba llena de peligros y ellos no estaban preparados para enfrentarlos, porque ni algo tan sencillo como repelente para los mosquitos cargaban.
Avanzaban a machetazos, barro, matorrales, caminos estrechos que bordeaban precipicios y ríos vírgenes de aguas bravas…
Pero las amenazas no solo venían de los animales y la naturaleza. Era un área donde había personas armadas involucradas en el narcotráfico y el contrabando. No todos los guías eran confiables. Y había otros que se aprovechaban de los migrantes.
Mientras tanto, Yoannelis pudo llegar a Puerto Obaldía en Panamá, y de ahí también optó por irse por la selva. Y unos días después de haber entrado, su grupo se topó con una banda de ladrones. Por segunda vez, fue asaltada, y esta vez perdió todo.
[Yoannelis]: Y mí me dejaron sin ropa, me quitaron la ropa. A mí me lo robaron todo, ahí sí nos dejaron sin nada. Los hombres descalzos… Aquello fue terrible. Sin reloj, sin nada, sin nada.
[Rolando]: Yoandra y Raikel no podían avanzar tan rápido porque iban con Arián. Con cada tramo de selva que cruzaban, se quedaban más y más rezagados. Hasta que finalmente se quedaron atrás.
[Yoandra]: Fue duro vivir eso, muy duro.
[Rolando]: Para Yoandra, este fue uno de los momentos más difíciles del viaje.
[Raikel]: Nos encontramos ya… Casi a 4 días de camino, nos quedamos sin comida.
[Rolando]: Estaban perdidos. Dieron vueltas por la selva, y en una de esas se encontraron con un hombre de la India…
[Yoandra]: Este, lo encontramos en el camino. Él se había separado de su grupo. Porque tenía un pie lastimado. Ya no podía caminar con la misma rapidez que caminaban los otros y entonces se quedó… se quedó solo. Y entonces se reencontró con nosotros.
[Rolando]: Y es que el Darién es una ruta migratoria internacional muy transitada. En la selva había asiáticos, africanos de varios países, europeos del este y muchos haitianos.
Continuaron el camino juntos, y el indio fue muy amable al compartir con ellos un poco del arroz que cargaba en su bulto.
[Yoandra]: Nada, él se refugió ahí, con nosotros. Acampó con nosotros esa noche. Pero ya al otro día ya se tuvo que quedar. Comenzamos la caminata de nuevo temprano, temprano ya cuando estaba aclarando, pero ya se empezó a quedar atrás y empezó a quedar atrás. Nosotros nos quedábamos con él, pero ya hubo un momento que tuvimos que dejarlo.
[Rolando]: Habían encontrado otro grupo que iba con otro guía. Y lo habían empezado a seguir, pero el indio que andaba con ellos no podía mantener el paso.
[Raikel]: Y yo miré pa’ todos lados, yo ando con mi hermana, ando con un niño, y ¿qué hago? Yo no puedo quedarme. Y no tenía fuerzas para cargarlo tampoco. No.
[Rolando]: Querían ayudarlo, pero no pudieron…
[Yoandra]: Realmente fue muy duro tener que dejar a ese hombre detrás. Es muy duro, muy duro.
[Raikel]: A mí me partió el alma, y a mí hasta los ojos se me aguaron. Le dije: “Yoa, o él o nosotros, ¿qué hacemos? Traemos al niño”. Y hubo que dejarlo allí. Hubo que dejarlo allí.
[Yoandra]: Ya no podía caminar.
[Rolando]: Ya llevaban casi 5 días caminando cuando les tocó escalar una montaña más. Le dicen “Adiós Mi Pueblo”, y Raikel se acuerda que era aún más difícil que la primera loma.
[Raikel]: Después el guía nos hizo el cuento que le dicen “Adiós Mi Pueblo” por la cantidad de gente que se había matado en ese paso. Era un paso casi de 500 metros.
[Yoandra]: Era un farallón de piedras.
[Raikel]: Un farallón de piedras donde había un borde que no tenía más de… de un pie y medio de… de ancho.
[Rolando]: Él se acuerda que era un camino estrecho y muy empinado, con una caída de 500 metros hacia abajo. Los cubanos del grupo tuvieron que hacer una cadena humana, y pasaron a Arián de brazo en brazo. Así fue como lograron que cruzara. Al final acabaron todos exhaustos, y Arián más que todos. El niño estaba dando señales de que ya no podía más.
[Yoandra]: Y hubo un momento que ya yo no podía, pero comencé a cantar, aún así que ya yo no podía ni hablar… Pero por él comencé a cantar. Canciones infantiles.
[Rolando]: Se le ocurrió cantar la canción de los pollitos: “Los pollitos dicen pío pío pío”…
[Yoandra]: Yo le cambié la letra a la canción. Como yo estaba tan agotada, tan cansada, tan… fatigada, pues ya… se me ocurrió decirle, pal carajo… [Risas]
[Rolando]: Los pollitos dicen que se van pal carajo. Y este gesto tan pequeño le dio un poco de ánimo al niño para seguir caminando.
[Yoandra]: Y cuando íbamos bajando la.. la loma, que estaba todo enlodado, él lo que hacía es que se reía y, «mamá! estoy patinando», era lo que me decía. Porque el lodo no te dejaba caminar. Tú no bajabas. Tú resbalabas.
[Rolando]: A pesar de que el plan era cruzar la selva en 4 días, realmente fueron 7.
Dormían al intemperie, y cada día que pasaba tuvieron que descartar las pocas cosas que tenían en sus mochila. Sobrevivian de la naturaleza.
[Raikel]: Tuve que comer aguacates verdes de una mata. No, era lo único que había. Y no había más nada. Más adelante nos topamos una mata de mandarina. Que me trepé en la mata, que me comieron las hormigas, mi hermana lo sabe, me comieron. Me trepé por la mata, y sacudí la mata y cuando sacudí la mata me cayeron todas las hormigas. Bueno, me comieron arriba, pero sacudí la mata y cogímos mandarinas.
[Rolando]: Cuando finalmente Raikel, Yoandra y el niño salieron de la selva, llegaron a un pueblo llamado Bajo Chiquito. Ahí fueron atendidos por grupos humanitarios. Habían muchas mujeres embarazadas, infantes y niños como Arián que acaban de cruzar el Darién.
El grupo de Yoannelis también se perdió en la selva. Les tomó 6 días llegar a donde estaban Raikel, Yoandra y Arián. Yoannelis llegó deshidratada, con hambre y llena de incertidumbre de lo que pasaría.
Cuando me contó esto, noté en su voz que para ella es incómodo acordarse de esos días.
[Yoannelis]: Y es… Es muy fuerte. Realmente es muy fuerte. Es duro. Yo… Yo llegué a este país que el pelo se me caía del estrés, no te creas que fue fácil lo que uno pasó.
[Rolando]: Estaba en fila donde le daban comida a los que salían de la salva cuando se reencontró con su amiga Yoandra. Felices de volverse a ver, decidieron seguir el viaje juntas.
Pero había un problema…
[Yoannelis]: Porque realmente éramos muchos cubanos, y ellos no tenían realmente donde meternos.
[Rolando]: O sea, cómo acomodarlos. Los de migración les dieron catres para que durmieran al aire libre a los cubanos que estaban llegando desde la selva.
Pero como dijimos antes, los cubanos no eran los únicos ahí.
[Yoannelis]: Habían hindús, habían de… africanos. Dónde quiera. ¿Ves? De ahí entonces era donde ellos nos daban como alojamiento ahí, y… y… y de ahí nos… nos mandaban para los distintos lugares, o sea, porque los africanos tienen un proceso, los cubanos tienen otro…
[Rolando]: Durante el recorrido del Darién, todos los migrantes habían sido iguales. Pero ahora, que estaban del otro lado, los cubanos recibían un trato preferencial.
Mientras que los migrantes de otros países eran detenidos temporalmente y posiblemente deportados, a los cubanos los pusieron bajo la protección del Estado de Panamá.
[Daniel]: Un beneficio que ningún otro migrantes tenía. Luego de la pausa, exploramos lo que significa ser un migrante privilegiado, y cómo eso se ve reflejado en la historia de cubanos como Yoandra, Raikel, Yoannelis, y Arián.
Ahora volvemos.
[Kelly McEvers, host de Embedded]: Hola, soy Kelly McEvers, y Embedded está de vuelta. El presidente Donald Trump no tiene experiencia en funciones públicas, pero sí tiene experiencia en negocios y la televisión. En nuestras nuevas historias te presentamos a la gente que estaba ahí mientras Trump construía un imperio y una reputación. Encuéntranos en el app de NPR One o donde escuches tus podcasts.
[Daniel]: Antes de la pausa estábamos oyendo la historia de 4 cubanos que cruzaron una de las selvas más difíciles del mundo con la esperanza de llegar a los Estados Unidos. Desde el 2015, cerca de 40 mil cubanos han pasado por Panamá de camino a su destino final, y una buena parte de ellos lo ha hecho a través del Tapón del Darién.
Y para poner este viaje en contexto, es importante recordar que Cuba está a solo 90 millas del estado de Florida.
Aún así, cientos de miles de cubanos han optado por dar la vuelta larga, por Sur y Centroamérica. Para entender por qué, hay que volver a los años 90.
En ese tiempo, Cuba estaba en medio de lo que se conoce como “Período Especial”. Se cayó la la Unión Soviética, se acabó la Guerra Fría, y se acabó también toda la ayuda económica que los soviéticos enviaban a la isla. Fueron años difíciles.
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Fidel Castro]: ¡Cuba y la Revolución Cubana seguirían luchando y seguirían resistiendo!
[Daniel]: Todo escaseaba. Muchos cubanos pasaban hambre, y estaban desesperados. En un reportaje de televisión pública danesa, hecho en el 1994, se entrevista a varios cubanos que decidieron irse del país. Cubanos como este:
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Balsero]: El cubano no pide lujos, el cubano pide lo elemental: pasta de diente, cepillos…
[Daniel]: El entrevistado es un hombre joven que se ve muy flaco, hasta desnutrido. Lo entrevistan frente al mar. A su alrededor, docenas de cubanos se dirigen al agua en embarcaciones caseras, hechas con maderas viejas y neumáticos amarrados con sogas.
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Balsero]: Lo elemental. Que no lo tenemos en este país. Nos falta, pues. No solamente por el bloqueo americano, eso influye, pero también por el bloqueo de nosotros mismo que tenemos aquí dentro, por el sistema. Que no fun-cio-na. Esa es la realidad.
[Daniel]: La crisis del “Periodo Especial” estaba llegando a su momento más difícil. Más de 35 mil cubanos como él se lanzaron al mar en el verano del 94. Los que trataban de irse de esta manera eran conocidos como balseros, e intentaban llegar a Estados Unidos porque ese gobierno les permitía entrar legalmente, y convertirse en residentes permanentes un año después de haber llegado.
Las salidas por mar eran ilegales, claro, pero había demasiados balseros lanzándose al mar a la misma vez. Tantos, que el mismo Fidel Castro les abrió las puertas para que se fueran.
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Fidel Castro]: Nosotros nos sentiremos en el deber de darle instrucciones a los guardafronteras que no obstaculicen ninguna embarcación que quiera salir.
[Daniel]: Y con esta decisión, Castro lograba 2 metas: deshacerse de un problema social y crear una crisis humanitaria para su enemigo de siempre: los Estados Unidos.
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Bill Clinton]: We have also kept the pressure on Cuba by maintaining a tough embargo policy.
[Daniel]: Para reducir la entrada descontrolada de tantos cubanos a la Florida, el presidente Bill Clinton, en el 95, decretó que todos los balseros interceptados por mar serían devueltos a Cuba. Pero los que sí lograran poner un pie en tierra estadounidense se podían quedar. Por eso el decreto llegó a ser conocido como la política de “Pies secos/Pies mojados”.
Desde el 95, más de 650 mil cubanos han sido admitidos a Estados Unidos de esta manera.
Pero otros 40 mil balseros han sido devueltos a Cuba, al ser interceptados por la guardia costera estadounidense. Y además, se estima que por lo menos 15 mil cubanos se han ahogado en el intento.
Pero en diciembre del 2014, todo cambió. El presidente Obama anunció que comenzaba una nueva etapa en las relaciones con Cuba:
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Barack Obama]: Today, the United States of America is changing its relationship with the people of Cuba.
[Daniel]: Y el presidente cubano Raúl Castro hacía su propio anuncio al mismo tiempo:
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Raúl Castro]: Esta decisión del presidente Obama merece el respeto y el reconocimiento de nuestro pueblo.
[Daniel]: Y esto era solo el comienzo. Luego Barack Obama iría a la isla en marzo de 2015. Y después…
(SOUNDBITES DE NOTICIEROS)
[Periodista]: El 20 de julio Estados Unidos y Cuba reabrirán sus embajadas…
[Periodistas]: Se pone fin a 54 años de ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba.
[Periodistas]: Los países establecen formalmente sus relaciones.
[Daniel]: Y aunque los noticieros mostraban que muchos cubanos recibían la noticia con optimismo…
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Cubano]: Esto es correcto para ellos y correcto pa nosotros.
[Daniel]: También hubo muchos que apenas escucharon el anuncio, pensaron que muy posiblemente su status como migrantes privilegiados se podía acabar en cualquier momento.
Y entonces empezó un nuevo éxodo.
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Periodista]: El recorrido ilegal de cubanos por países latinoamericanos en su afán por alcanzar tierras estadounidenses no se detiene.
[Daniel]: Y ya no era por mar que entraban, sino por tierra. Esta era la manera más segura de poner los pies secos en Estados Unidos y poder entrar legalmente.
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Periodista]: Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala…
[Daniel]: A partir del 2014, esta fue la ruta que trataron de seguir cubanos como Raikel, Yoandra y Yoannelis. Era difícil, sí, y llena de riesgos, pero también tenía la garantía de que si llegaban a México, podían entrar a los Estados Unidos. Una garantía única, que no tienen ningún migrante que no sea cubano.
Entonces, este es el contexto. Y ahora volvemos a la historia que nos estaba contando Rolando…
[Rolando]: Unos días después de haber salido de la selva, los cubanos los se fueron en bus al otro lado de Panamá, al pueblo fronterizo con Costa Rica que se llama Paso Canoas. Ahí las autoridades panameñas los pusieron en un albergue conocido como El Bon.
[Raikel]: No, las condiciones… Las condiciones de El Bon, imagínate, eran casi 3 mil cubanos dentro de un almacén, y estamos hablando de que Panamá tiene el clima bastante tropical, un clima caliente. El calor es infernal.
[Rolando]: Fue en El Bon donde de nuevo comenzaban a aparecer más obstáculos. Había rumores de que las fronteras de los países en Centroamérica estaban cerrando. Y así fue.
El primer país fue Nicaragua, que cerró su frontera en noviembre del 2015. Después vino Guatemala, que anunció que no se les daría paso a ningún cubano.
De ahí siguió Belice. Y luego, Costa Rica. El gobierno tico mandó a su policía de migración a la frontera con Panamá para detener a los cubanos que trataban de entrar al país, y corrían el riesgo de ser deportados.
Sin duda, el flujo de cubanos que había llegado a Panamá entre el 2014 y el 2016 tomó por sorpresa al país. El cierre de fronteras en los países vecinos causó otro embotellamiento de cubanos que llegaban a Panamá todos los días. Los recursos y servicios humanitarios no alcanzaban. Y finalmente, Panamá también tuvo que cerrar el paso a los demás que venían en camino.
Mientras tanto, en el albergue donde se encontraban varados, algunos cubanos que viajaban con niños, recibieron ayuda de vecinos panameños. Una de ellas fue Lucy Córdoba, una activista que visitó El Bon para ayudar a los hijos de los migrantes. Le decían “La Maestra”, y Arián enseguida se encariñó con ella.
[Yoannelis]: Sí, porque como él siempre estaba jugando por los alrededores, el día que Lucy llegó, entonces dijo que… que había llegado la maestra, una maestra.
[Rolando]: Lucy se organizó para abrir unas aulas donde los niños podían leer, escribir y dibujar.
[Lucy Córdoba]: Y era esa misión.
[Rolando]: Esta es Lucy.
[Lucy]: De hacer que los niños rieran, jugaran. Sacarlos de esa… de esa tristeza. Porque de verdad era una tristeza muy grande. Esa angustia, esa incertidumbre de saber si iban a viajar o no iban a viajar.
[Rolando]: Había que hacer algo con los miles de cubanos varados en Panamá. La solución más obvia era que se fueran, que siguieran su camino hacia el norte. Todos los países centroamericanos buscaban lo mismo. Deshacerse del problema.
Uno por uno, los gobiernos centroamericanos buscaron su propia solución a la crisis. Pero la mayoría de los cubanos estaban varados en Costa Rica y en Panamá. Y es por eso que los dos países llegaron a un acuerdo con el gobierno mexicano que les permitió hacer un puente aéreo hacia una ciudad cerca de la frontera con los Estados Unidos.
Pero los boletos de avión de Panamá a México costaban $800, y Raikel, Yoandra y Yoannelis apenas tenían $100 entre los 3. Estaban muy cerca de llegar a su destino, pero no sabían si iban a poder salir de Panamá y aprovechar esta oportunidad.
Raikel se encargó.
[Raikel]: Y dos días antes yo dije: “Hey, tranquilos que vamos a resolver”. Y así mismo fue. Se me ocurre llamar a un tío mío, un primo hermano de mi mamá que vive en Miami.
[Rolando]: Y lo lograron. Consiguieron el dinero. Ahora solo faltaba ver cómo les llegaba la plata. Habían miles de cubanos que esperaban lo mismo. Y el único Western Union que había en la ciudad más cercana a ellos no daban abasto. El dinero se acababa, y la fila duraba varios días. Raikel, Yoandra y Yoannelis tuvieron que dormir en la calle para poder estar en la fila a primera hora de la mañana, y en eso llegó Lucy, la activista que ayudaba a los niños en El Bon.
[Lucy]: Y veo a Arián en un pantalón amarillo. Y me dijeron que estaban esperando dinero para la Western. Iban a dormir ese día [Risas] a la intemperie los 4.
[Rolando]: Lucy se ofreció a llevarse a Arián de paseo para que se distrajera un poco.
[Lucy]: Fuimos a comer, fuimos a hacer un poco de diligencias. Y bueno, Arián fue un niño que se portó siempre muy bien, y tenía mucho carisma. Un niño muy noble, muy noble.
[Rolando]: Lo que empezó con un sencillo paseo, terminó con una invitación de Lucy a los 4 a que se quedaran en su casa. Y así fue: por primera vez en meses, durmieron felices en una cama cómoda.
El 13 de mayo del 2016, Yoannelis, Yoandra, Raikel y Arián pudieron finalmente montarse en un avión rumbo a México. Habían pasado más de 4 meses de haber salido de Ecuador.
[Yoandra]: Y mis últimas palabras fueron, este, o sea, me viré para mi hermano y… Y dije, “muchas gracias Panamá”. Fue algo muy emocionante, realmente. Porque estaba muy agradecida, pero, como le dije, también sabía que se quedaban muchas personas detrás… que no iban a tener la misma suerte que nosotros. Y eso es muy duro.
[Rolando]: Aterrizaron en Juárez, Mexico. Al siguiente día pudieron hacer el cruce a Estados Unidos por El Paso, Texas, y lo hicieron sin gran contratiempo.
Del lado de Estados Unidos les dieron permiso para entrar al país. El trámite con los agentes fronterizos duró menos de 24 horas.
[Raikel]: Y me sentía hasta orgulloso de mí mismo, porque… porque… porque vi que todo… todo sacrificio que habíamos hecho había resultado. Que lo logramos, que nada fue en vano, que todo lo que pasamos tuvo su… su fruto.
[Rolando]: Cuando el grupo de cubanos pasó sobre el puente hacia la ciudad de El Paso, con sus banderitas cubanas, sucedió algo muy inesperado… Algo casi inexplicable si entiendes algo sobre la migración en Estados Unidos, sobre la retórica que se usa para hablar de migrantes latinoamericanos…
Raikel me cuenta que los carros que pasaban bajaban las ventanas y les gritaban…
[Raikel]: “Bienvenidos, bienvenidos, bienvenidos. Cuba, bienvenidos, bienvenidos. Que lo habíamos logrado, bienvenidos. Son libres, son libres”, así decían.
[Rolando]: Yo viví cerca de este puente en El Paso por varios años, y créanme que este tipo de recibimiento no es normal.
Unos meses después, en agosto del 2016, Yoannelis, Raikel, Yoandra y Arián terminaron en un pueblo de Kansas que se llama Emporia, casi en el centro de los Estados Unidos. Después de haber tratado de empezar una nueva vida en Miami, el tío de Raikel le recomendó que se mudara para Emporia donde es más tranquilo y el costo de vida no es tan alto.
Y allí fue donde yo los conocí, en el pasado mes de julio, cuando llegué a su casa. Y no fui solo. Sino con una persona muy importante para ellos.
[Lucy]: ¡Tanto tiempo!
[Yoandra]: Oh my God.
[Lucy]: [Risa] ¿No sabías? Estás igualita, estás bonita, qué linda.
[Yoandra]: Gracias mi amor, y tú igual que siempre.
[Lucy]: No, más gordita.
[Rolando]: Lucy Córdoba, la panameña que les había ofrecido su casa.
Cuando llegó el momento de ver a Arián, entraron a la casa, abrieron la puerta de su cuarto, y como cualquier niño de esa edad, Arián, que ahora tiene 7 años, estaba pegado a la televisión.
[Arián]: Hola.
[Lucy]: ¿Sabes quién soy?
[Raikel]: Yo creo que él no se acuerda.
[Yoandra]: Sí se acuerda.
[Raikel]: No, él no se acuerda. Mirá quién está allí, Arián.
[Lucy]: Ven, dame un abrazo.
[Raikel]: Lucy.
[Arián]: ¿Lucy?
[Raikel]: ¿Ven? No se acuerda.
[Arián]: ¡Lucy!
[Lucy]: ¡Mi amor, ¿cómo estás?!
[Rolando]: En Emporia, los 3 adultos del grupo trabajan en un taller de carpintería donde ganan $16 la hora. Es más de lo que se ganaban en Cuba en un mes.
Y ahí hay varios latinos, sobre todo mexicanos y salvadoreños. Le pregunté a Raikel si alguna vez había hablado con ellos de por qué los cubanos podían entrar a Estados Unidos tan fácilmente. Y me dijo que sí.
[Raikel]: Y a cada rato sale el temita.
[Rolando]: Raikel me explicó que sus compañeros latinos a menudo le sacan en cara que él y las cubanas tienen permiso para trabajar, mientras que ellos, que llevan años allá, aún tienen que vivir como indocumentados.
[Raikel]: Y yo se le digo, “yo no tengo culpa”. Porque yo sé que hay personas que no, pero hay personas que yo sé que les molesta. ¿Entiendes? Pero lo que no entiendo es que quieras cogerla conmigo. Si yo no… Yo tengo mi manera de pensar. Yo tengo mi manera de ver la vida. Tú no sabes como yo viví en mi país. ¿Entiendes? Porque tú eres de un país subdesarrollado igual que el mío, pero tú cobras a $6 al día, que eso no lo cobra nadie en Cuba. En Cuba es $10 dólares al mes.
[Rolando]: Para Reikel estaba muy claro: si ellos tuvieran el mismo privilegio, sin duda harían lo mismo.
En enero del 2017…
(SOUNDBITES DE NOTICIEROS)
[Periodista]: Muy bien, en una noticia de última hora el presidente Barack Obama, en su última semana en la Casa Blanca, eliminaría la disposición conocida como “Pies secos / Pies mojados”.
[Periodista]: La Casa Blanca anunció esta tarde que el cambio en política de “Pies secos / Pies mojados” entrará en vigor inmediatamente.
[Periodista]: Y ordenaría la repatriación inmediata a la isla de los balseros, incluso cuando logren tocar suelo estadounidense. Es decir, incluso cuando tengan los pies secos.
[Rolando]: De la noche a la mañana los cubanos perdieron el privilegio de entrada que habían tenido desde los años 90.
Desde que Obama hizo el anuncio, Raikel me dice que ya no tiene las mismas discusiones con sus compañeros latinos del taller. Después de todo, ahora los cubanos son como cualquier otro migrante.
[Daniel]: Más de 100 mil cubanos entraron a los Estados Unidos entre el 2014 y 2016. La mayoría hizo un viaje muy similar al que acabamos de escuchar. Y casi todos lograron quedarse. En este mismo periodo, por lo menos 250 mil mexicanos y centroamericanos fueron deportados en la frontera.
Pero, claro, no todos los cubanos llegaron a tiempo a Estados Unidos. Miles estaban a medio camino cuando Obama revocó “pies secos/pies mojados”.
En la segunda parte de esta serie sobre la nueva era de la migración cubana, seguimos la historia de los que se quedaron en la ruta, y lo que están haciendo ahora que Estados Unidos les ha cerrado las puertas.
Una parte de esta historia se hizo posible gracias al apoyo del Pulitzer Center for Crisis Reporting.
Este episodio forma parte de una serie que se reportó en colaboración con 14ymedio y El Nuevo Herald.
Agradecemos especialmente a Alejandro González y Mario Pentón, de 14yMedio, y a José Iglesias y Nancy SanMartín del Miami Herald y el Nuevo Herald.
Rolando Arrieta es periodista de NPR. Vive en Washington D. C. Esta historia fue producida por Luis Trelles, y editada por Camila Segura y por mí. La mezcla y el diseño de sonido es de Andrés Azpiri. Ana Prieto hizo el “factchecking”.
El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Jorge Caraballo, Barbara Sawhill, Ryan Sweikert, David Trujillo, Elsa Liliana Ulloa, Luis Fernando Vargas y Silvia Viñas. Maytik Avirama es nuestra pasante editorial, y Andrea Betanzos es la coordinadora de programas. Carolina Guerrero es la CEO.
Radio Ambulante se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.
Conoce más sobre Radio Ambulante y sobre esta historia en nuestra página web: radioambulante.org. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.