Transcripción: Otro país

Transcripción: Otro país

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Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. Ahora que formamos parte de NPR, queremos presentarle a nuestra nueva audiencia algunas de nuestras historias favoritas. Comencemos, entonces, por aquí…

Alejandra: ¿Tengo que decir el apellido también? ¿Solamente el nombre? (DA: Puedes decir quiero que me llamen María, quiero que me llamen….) Ok, Alejandra.

Me llamo Alejandra y voy a contarles a ustedes sobre cómo conseguí un departamento en Buenos Aires…

Daniel Alarcón: Bueno, eso es solo una parte de la historia. No toda. Para comenzar, no se llama Alejandra –y ahorita se van a dar cuenta por qué prefiere no usar su nombre verdadero.

Alejandra: Y yo estaba pensando “OK, yo tengo que usar esa situación a mi ventaja. Porque tengo que salir viva, tengo que salir con plata y tengo que salir sin ir a la cárcel o sin ninguna marca en mi perfil”.

Daniel Alarcón: Como ven, esto se va poner algo complicado.

Hoy en Radio Ambulante, Otro país.

Estamos en Buenos Aires, 2002.  Esta es Camila Segura.

Camila Segura: Alejandra se muda de su ciudad natal, Seúl, en Corea del Sur a Buenos Aires, donde había pasado gran parte de su niñez y adolescencia. Era la primera vez que iba a vivir en Argentina como adulta, sin su familia, y como cualquier persona, necesitaba un departamento donde vivir.

Un amigo coreano le dice que tiene un apartamento como para ella: amplio, bonito, y, además, barato. El amigo, sin embargo, le advierte que si ella es supersticiosa, tal vez no quiera vivir ahí. Curiosa, Alejandra indaga de qué se trata y su amigo le cuenta que, hace poco, un inmigrante asiático había sido asesinado a cuchilladas en este departamento.

Alejandra: Pero como yo soy una persona que yo pienso que soy bastante educada y fuera de ese tipo de supersticiones, ahí, además, estaba bastante desesperada para encontrar un departamento porque ya necesitaba un lugar para vivir… y yo dije, “todo bien”.

Camila Segura: Así que decide verlo, un día, al atardecer. No había electricidad y había muy poca luz natural. Igual le gusta y decide tomarlo. Pero cuando vuelve unos días después, con sus cosas, lista para mudarse, ve todo lo que no pudo ver esa tarde que decidió alquilarlo. El departamento estaba lleno de sangre. En el dormitorio, en el baño, en la cocina….

Alejandra: Como el tipo fue asesinado y yo creo que nadie quería limpiar, entonces yo tenía que limpiar todo. Pero, hubo un problema: el colchón… estaba untado de sangre. Entonces yo dije, ok, voy a limpiarlo lo mejor que puedo con blanqueadora y después voy a cubrirlo con una sábana o dos sábanas, y eso es lo que hice.

Camila Segura: Y no solo eso. Por más bonito y barato que fuera…

Alejandra: No había electricidad, en la noche estaba durmiendo con el tipo de luz que se usa cuando uno va al camping…¿no?

Todo el ambiente en general era.. sí… bastante inquietante..

Camila Segura: Y sin embargo, se queda. Decide instalarse en un departamento que había sido la escena de un crimen. Ella, a oscuras, durmiendo en su colchón manchado de sangre.

Bienvenida a Buenos Aires.

Camila Segura: Una vez solucionado el tema de dónde vivir, Alejandra necesitaba encontrar un trabajo. Tenía una pequeña beca de su universidad, pero no le bastaba. Un día un chico coreano de su nuevo barrio le dijo que había un argentino que tenía un trabajo para alguien como ella.

Alejandra: Y no me dijo específicamente de qué se trata el trabajo, me dijo que necesitaba una persona con mi perfil… entonces yo estaba pensando en enseñar en un colegio o algo por esa manera…

Camila Segura: Alejandra aceptó reunirse con ellos. El chico coreano, el señor argentino, y unas dos o tres personas más, se juntaron para un asado. Todos eran socios, y esa noche hablaron de política, de la sociedad argentina, de la comida… En fin, de temas generales. Pero detrás de todo estaba el trabajo, su trabajo, al que se referían siempre como “el proyecto.”

Alejandra: Y esa es la palabra que usaron, un “proyecto”… que querían obviamente armar un proyecto más grande, empezar algo y quieren que yo sea parte de eso –hablando mucho del futuro, de la posibilidad, etc, etc.

Camila Segura: Pero sin decir de qué se trataba exactamente. Al comienzo no hablaron del pago, nadie le dijo, “su trabajo consiste en esto y aquello”. No. Con una copa de vino y un plato de carne, el señor argentino le lanzó un discurso casi filosófico, enfocado, sobre todo, en un tema específico:

Alejandra: “Hay muchos problemas, con las fronteras… Pero de verdad uno piensa bien y no deberían existir fronteras nacionales”… que obviamente yo estoy súper acuerdo con todo ese tipo de discurso. Y después hablando de cómo… “no… es bueno ayudar a la gente y especialmente en el caso”… y obviamente dirigiéndome a mi… una persona que es capaz de ayudar gente.

Camila Segura: La capacidad que más parecía interesarles era su dominio de varios idiomas. Coreano y español, claro, pero también inglés y mandarín. Finalmente por lo menos le dijeron que le iban a pagar bastante bien, así que brindaron por el proyecto y Alejandra aceptó. Es que una mujer que duerme en un colchón cubierto de sangre, no se preocupa demasiado por aceptar un trabajo sin saber exactamente de qué se trata. Es más, el misterio era justamente lo que le atraía.

Daniel Alarcón: Una pausa y volvemos…

–INTERMEDIO–

Daniel: Gracias por escuchar Radio Ambulante. Todo este mes les estamos  pidiendo a nuestros amigos que le cuenten a un amigo sobre un podcast que les gusta. Llámenlos, contáctenlos por redes sociales, y si ellos no saben lo qué es un podcast, pues, explícales. Y si no saben cómo escucharlo, enséñales. Luego cuéntanos qué podcast recomendaste con el hashtag #TRYPOD….  T, R, Y… P, O, D… ¡Gracias!

Daniel: Antes de la pausa, Alejandra nos estaba contando de cómo aceptó un trabajo sin saber exactamente de qué se trataba… Camila Segura sigue la historia…

Camila Segura: Esto es lo que me cuenta sobre su primer día:

Alejandra: Un poco nerviosa pero al mismo tiempo pues no soy una persona súper nerviosa, entonces, estaba bien… Estábamos en un auto con dos señores de treinta y algo años, chinos, yo, el chico coreano…

Camila Segura: Otro señor coreano, algo enigmático, y el señor argentino, el del asado. Juntos se dirigieron a Ezeiza, el aeropuerto internacional de Buenos Aires. Alejandra se dio cuenta que su trabajo tenía que ver con los dos chinos.

Alejandra: … ellos no hablaban ni castellano ni inglés, entonces yo pensaba que yo era más como un guía turística… que estaban acompañando a ellos al Ezeiza para que ellos estén allá, hagan todos los trámites, la aduana, su pasaporte, y chao, buen viaje y nada más..

Camila Segura: A Alejandra le pareció algo extraño.

Alejandra: Porque primero, ¿por qué estaban en Argentina?, porque yo les pregunté, “ah, vinieron a visitar Argentina, ¿qué vieron?”, etc, etc… el cementerio de recoleta, no sé qué y no vieron absolutamente nada… que es súper sospechoso. Y después no parecían chinos que tenían el lujo de viajar… que uno se da cuenta rápido como su manera de hablar mandarín… entonces me parecía que todo era… no estaba bien…

Camila Segura: En Ezeiza, Alejandra se baja con los chinos, y los demás se quedan esperándola. Y todo bien, fácil. Acompaña a los chinos mientras pasan la aduana, hasta que suben a su avión, y se van. Pero todo le parece algo desconcertante.

Alejandra: Entonces yo les pregunté, cuando llegué al auto, al chico coreano y al señor coreano “Entonces, ¿qué es? contáme… ya la verdad,”¿no? Y el chico estaba así medio calladito, medio mirando las nubes y después el señor me dice: “Mira… Es un trabajo muy importante, de verdad, porque estamos ayudando a los chinos”, etc. etc….

Camila Segura: Es decir, ayudándolos a emigrar de manera ilegal a Estados Unidos. Y Alejandra, según el argentino, era la que podía ayudarlos. Por supuesto, no hablaban en términos de ilegalidad. Lo que hacían era otra cosa: facilitar los viajes.

Alejandra: Sí, “facilitando”, es la palabra que él usó. Facilitando. Boluda no soy aunque ingenua sí, pero boluda no. Entonces me di cuenta: Oh no, lo que estoy haciendo es tráfico, ¿no?

Camila Segura: Una de las rutas ilegales de China a Estados Unidos en esa época pasaba por Brasil, con una escala en Buenos Aires, para conseguir documentos falsos, y de ahí a Canadá. Con razón los chinos no habían hecho turismo. Con razón no habían visto la Recoleta, ni habían salido de su triste barrio.

Alejandra:  …yo les dije, “Mira, esto es algo ilegal” ¿no? “Yo no soy argentina, ellos me pueden deportarme a mi tambien”. Y después el chico dice, “No, no pasa nada, no pasa nada, yo he hecho eso por no sé 5 años, el señor no sé por algo, por 15 años, no sé qué, cuántos”…

Camila Segura: Ahí, sentada en el carro, Alejandra recuerda que ellos tienen su pasaporte. Se los había entregado antes de comenzar a trabajar, algo que ella misma reconoce como ingenuo. De alguna manera, ya estaba comprometida.

Alejandra: Y yo estaba pensando, “OK, yo tengo que usar esa situación a mi ventaja. Porque tengo que salir viva, tengo que salir con plata y tengo que salir sin ir a la cárcel o sin ninguna marca en mi perfil”. Entonces era una situación bastante complicada, pero yo siempre tengo una excusa: yo no sabía nada.

Camila Segura: Pero inocente no era. No exactamente. Alejandra decidió seguir en el trabajo. O mejor dicho, en el “proyecto.” Era muy bien pago y requería un esfuerzo mínimo. Cada dos semanas pasaba tres horas con los chinos migrantes. Les traducía y los entrenaba para su breve entrevista en la aduana de Ezeiza. Le pedían consejos. “¿Qué hago si me preguntan en el aeropuerto de dónde vengo, y porqué estoy en Argentina?” Y Alejandra les ayudaba a inventarse respuestas.

Camila Segura: Pero los migrantes no eran los únicos que se inventaban cosas. La misma Alejandra, para protegerse, se re-inventaba cada vez que le tocaba entrar al aeropuerto.

Alejandra: Entonces yo empezaba a ponerme disfraces, pelucas, anteojos, diferentes tipo de vestimentas. No disfraces exactamente estilo de Mission Impossible. Y en una manera no sé si eso tengo que agradecer porque como que hay mucho racismo y la gente piensa que todos los chinos se ven iguales, entre comillas, eso también me ayudaba. Entonces no tenía que ser tan creativa tampoco ¿no?.

Camila Segura: Durante los siguientes dos meses a Alejandra le tocó acompañar a más de veinte chinos migrantes en su salida ilegal por Ezeiza. Un día dejó a tres chinos, y cuando ya estaba saliendo, alguien la paró. Era un empleado del aeropuerto. La llevaron a una oficina que estaba al fondo, sin ventanas.

Alejandra: Y después un tipo, un señor, abre la puerta y me dice, “OK, entre”. Entré y me empezaron a mostrar diferentes fotos de mi, con diferentes personas, con diferentes viajeros. Obviamente fotos que me habían tomado desde el principio hasta como por dos meses. Y pensaba que “Wow, estoy en una película”.

Camila Segura: Le preguntaron lo básico: “¿Quién eres? ¿Para quién trabajas? ¿Quienes son estos chinos a los que acompañas?” Y tal como lo había planeado, se hizo la boba.

Alejandra: “Yo solamente soy guía turística, soy traductora, porque soy coreana que vivo en Argentina ahora por mi trabajo pero como hablo chino estoy ayudando a esos viajeros, a esos turistas“, ¿no? Y me dice, “Ah, te dejo hacer unas llamadas”. Entonces yo llamo al chico coreano y al señor coreano hablando en coreano, diciendo que yo estoy acá y hay un problema. Y el señor coreano me dice, “OK, espera un momento”, y después de una hora llega una llamada, y me dejan ir.

Camila Segura: Pero ahí no acaba la cosa. Al salir, uno de los agentes de seguridad le da la mano para despedirse, y discretamente le pasa un papelito. Alejandra no lo lee hasta que sale del aeropuerto. El agente le había puesto una cita.

Camila Segura: Enredarse más en esto, o no. Esa era la pregunta. ¿En qué momento se debe renunciar? ¿Y cómo sabe uno que si no se sale de esto ya, después no será demasiado tarde? Sus jefes, sus colegas, le dicen que vaya, pero ellos tienen sus propios intereses. Alejandra lo duda, pero llegado el día, decide ir. El agente la había citado en una cafetería con bastante gente, en la esquina de una calle muy transitada. Eso, por lo menos, la tranquilizaba.

Alejandra: Entonces le encontré al tipo y el tipo me dice, “Che, yo sé qué están haciendo ustedes, y ahí todo bien…Yo no tengo ningún problema, pero obviamente viste yo tengo una familia, tengo dos nenas, con la situación acá en Argentina…es muy complicado”. Obviamente pidiendo plata.

Camila Segura: Alejandra no lo negó. Tampoco había por qué, si el tipo ya sabía todo. Le explicó que ella no podía tomar ninguna decisión sobre el soborno, que era algo que debía conversar con sus jefes, y el agente cambió de tema.

Alejandra: …diciendo que desde que él me vio en la cámara estaba súper atraído a mi. En pocas palabras diciendo que él quiere que yo me acueste con él y si me acuesto con él, él va a ayudarnos, etc etc. Obviamente yo no estaba para eso, pero tampoco le iba a decir no en ese momento entonces yo le dije “ah sí, interesante, ah sí…” yo , la la la… no diciendo nada, no diciendo ni sí ni no

Camila Segura: Alejandra ya había aprendido a hablar el idioma esquivo de sus colegas y de los policías corruptos, y fue capaz de manejarlo. Pero esta conversación la asustó. Al salir de la cafetería, llamó a sus colegas coreanos, y les contó lo que le había pedido el agente. El dinero, el soborno, eso se solucionaba fácil. El otro tema — que quería acostarse con ella– eso era algo más complicado.

Alejandra: Ellos se empezaron a reír diciendo que era un tipo perverso, como todos los argentinos son perversos y tienen una fantasía de una mujer asiática… ¿no?

Camila Segura: Los coreanos tenían una solución, que propusieron con una frialdad asombrosa. Le pasarían al agente a una mujer china, una de las inmigrantes que Alejandra iba a acompañar….

Camila Segura: Esta fue la línea que Alejandra no estaba dispuesta a cruzar. Ese discurso de supuesta solidaridad con el inmigrante, se desvaneció en ese instante. Una cosa es ayudar a los migrantes a pasar fronteras que consideras esencialmente ficticias, pero…

Alejandra: Pero otra cosa es ya prostituir a una persona, ¿no? forzarla… entonces yo dije, “No, eso está mal. Eso está completamente mal” ¿no? “No puedo llegar más allá y vamos a terminar con eso.”

Camila Segura: Y así fue. Alejandra abandonó el proyecto de manera disimulada. Se inventó excusas, y no se comprometió con nada. Que ella sepa no prostituyeron a nadie, o por lo menos no por su cuenta.

Camila Segura: Cuando le pregunté por qué lo hizo, por qué fue partícipe de este proyecto, Alejandra me respondió así.

Alejandra: Porque me gustaba la transgresión ¿no?. Obviamente no se justifica, pero como soy una persona que no cree en identidades, tampoco creo en fronteras nacionales, y tengo muy poca fe en la ley también ¿no? porque la ley es algo que tienen que obedecer los pobres, no la gente rica, ¿no? La gente rica siempre puede escapar.

Camila Segura: Y ella también. Un día, sin avisarle a sus colegas, se fue de Buenos Aires, y salió de Argentina. Para buscarse la vida, no en su país, sino en otro.

Daniel Alarcón: Camila Segura es la editora principal de Radio Ambulante. Vive en Bogotá. Yo produje esta historia con la música del compositor y percusionista argentino Marcio Doctor.  Pueden encontrar más música suya en su web: marciodoctor.com. Recomendado.

El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Silvia Viñas, Luis Trelles, Elsa Liliana Ulloa, Barbara Sawhill, Caro Rolando, Melissa Montalvo, Désirée Bayonet, Ryan Sweikert, Luis Fernando Vargas, y David Trujillo. Andrea Betanzos es nuestra intern. Carolina Guerrero es la CEO.

Radio Ambulante se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.

Conoce más sobre Radio Ambulante y sobre esta historia en nuestra página web: radioambulante.org. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

Créditos

PRODUCCIÓN
Daniel Alarcón y Camila Segura


PAÍS
Argentina


EDICIÓN
Daniel Alarcón y Camila Segura


DISEÑO DE SONIDO
Daniel Alarcón. Música de Marcio Doctor


FOTO
Wikicommons


PUBLICADO EN
03/28/2017

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