13 Lunas [Parte 2] – Transcripción
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[Daniel Alarcón]: Antes de comenzar, una advertencia a nuestros oyentes: este episodio incluye descripciones de situaciones sexuales que pueden ser impactantes y no es apto para niños.
Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón.
OK, si no han escuchado la primera parte de esta historia, paren este audio y vayan al anterior. Así este tendrá más sentido.
[Andrea]: Orlando Gaitán era un amigo, era un papá, con toda la abnegación que te puedas imaginar. Pues, era un dios. Todo giraba alrededor del taita. Todo.
[Daniel]: En el episodio anterior conocimos a Andrea, y el taita al que se refiere es Orlando Gaitán. Desde 2003, Gaitán lidera la Fundación Carare, una comunidad espiritual de más de 100 seguidores muy fieles que se reúnen en una finca los fines de semana a tomar yagé.
Y desde 2007, para Andrea este fue su mundo. Como lo acaba de decir, era todo.
Hasta que un día, a principios del 2010…
[Andrea]: Yo me voy sintiendo muy incómoda, me voy sintiendo muy incómoda. Yo dije: “No, pero, ¿cómo así?”. Algo no estaba bien, algo en mi sentir no estaba bien.
[Daniel]: Y es que, mientras Gaitán la examinaba en privado para una supuesta curación, el taita abusó de ella. Y solo hasta dos años después entendió que no era la única. Esta es Lina…
[Lina]: La escucho, la escucho en ese instante. Entonces eso fue… dije: “No, por Dios”, o sea… lo que ella me describe no es una curación.
[Daniel]: Sino un abuso. Lina se había ido de la comunidad justamente por esto, porque sabía de otros casos parecidos.
Mariana Palau, periodista colombiana, nos cuenta.
[Mariana Palau]: Lina le dijo en ese momento que se contactara con Johana, a la que ya escuchamos en el episodio pasado. Ella era la mano derecha de Gaitán, la que trabajaba con él en el consultorio y lo ayudaba con su agenda; y Juan Carlos, su esposo, era el arquitecto que diseñó la maloca. Ambos eran del círculo más cercano del taita y formaban parte de los que fundaron la comunidad.
Pero ambos se salieron unos dos meses antes que Andrea. Y la razón que dio Gaitán, en ese momento, fue que Johana y Juan Carlos querían robarle plata a la comunidad. En ese momento, Andrea no lo cuestionó. Pero cuando habló con Lina supo cuál había sido la verdadera razón.
Esta es la hija mayor de Johana y Juan Carlos…
[Cathy]: Bueno, digamos que mi nombre es Cathy. Eh, tengo 24 años en este momento.
[Mariana]: Cathy, claro, no es su verdadero nombre. Nos pidió cambiarlo por seguridad.
En el 2000, cuando Cathy tenía entre cinco y seis años, a su mamá le diagnosticaron cáncer de útero y le dijeron que no podría volver a quedar embarazada. Una amiga le recomendó probar el yagé para curarse física y emocionalmente, y fue así como Johana conoció a Orlando Gaitán.
Luego pasó lo que ya contamos en el episodio pasado: Johana volvió a quedar embarazada y pudo tener a su hijo por parto natural. Tanto ella como su esposo le atribuyeron ese supuesto milagro al yagé y a Gaitán, y desde ese momento empezaron a ir con Cathy a las ceremonias de yagé.
[Cathy]: Desde los seis años lo probé y lo consumí. Digamos que cuando uno es chiquito solo se acuerda del sabor, entonces el sabor es horrible, eso es lo único que recuerdo. No me gustaba a mí tomar yagé cuando era chiquita, porque a mí no me producía absolutamente nada: ni mareo, ni visiones, nada, nada. Yo solo me acordaba del sabor y que sabía feo, que me llevaban a tomar a un lugar algo que sabía horrible.
[Mariana]: Johana y Juan Carlos se hicieron cada vez más cercanos a Gaitán. Empezaron a llevar a más y más personas, y juntos planearon la creación de la comunidad Carare. En ese momento era tanta la devoción y la confianza que le tenían al taita, que incluso para Cathy…
[Cathy]: Él era como un papá, porque, pues, mis papás también lo veían como un papá, y pues porque él era el guía espiritual de la comunidad.
Él me trataba también —cuando era chiquita claramente— como una hija, como una niña… Él me vio crecer.
[Mariana]: Cuando Cathy cumplió 15 años, Gaitán le hizo una ceremonia especial en la maloca. La idea era simbolizar su paso de niña a adulta, pero también ratificar su compromiso con la comunidad.
[Cathy]: Yo empiezo como a empaparme un poco de esto y a querer estar ahí también, claramente. A querer estar en esta… en este entorno porque sí era muy agradable.
[Mariana]: Y a esa edad ya estaba lista para ayudarles a sus papás con las labores en la comunidad, y empezaba a entender lo que significaba el taita para ella.
[Cathy]: Él empezó a tener un rol como de ser supremo. Y digo: “Como este señor es un ser increíble que cura a mi mamá, me trajo a mi hermano, tengo que devolvérselo también”. Porque creo mis papás siempre estuvieron en esa actitud en la comunidad, como de devolverle ese favor y de estar con él, porque nos hizo un bien que no tiene precio, que es, pues, la vida de una persona.
[Mariana]: Así que Cathy, como el resto de la comunidad, empezó a consultarle todo a Gaitán.
[Cathy]: Le consultaba hasta si yo podía salir, qué ponerme. Yo le preguntaba si podía tener novio. Yo le preguntaba… consultaba con él absolutamente todo. Tenía plena confianza en él.
[Mariana]: Por eso, cuando se graduó del colegio a los 16 años, le preguntó a Gaitán qué carrera debía estudiar.
[Cathy]: Pero me dice: “No te preocupes por estudiar, ven y trabajas. Yo te voy a pagar un sueldo”. Yo firmé un contrato escrito por él donde decía que yo tenía que hacerle caso a él, que él era mi único jefe y que al único que tenía que hacerle caso era a él.
[Mariana]: En realidad el trabajo no era mucho. Cathy tenía que organizar hojas de vida o historias clínicas en el consultorio de medicina indígena que tenía Gaitán en Bogotá. Ahí también trabajaba Johana, su mamá.
Cathy empezó muy entusiasmada con el trabajo, pero meses después notó que Gaitán estaba cambiando su actitud hacia ella.
[Cathy]: Empezaba a ser súper cortés, súper caballero, pero ya en una tónica como más de adulto, no como un caballero es con una niña chiquita. Y había mucha tensión.
[Mariana]: Porque además, por esa época, pasó algo que la desconcertó un poco…
[Cathy]: Él me da dos veces besos en la boca.
[Mariana]: Las dos veces lo hizo al final de la jornada, cuando iba a despedirse de Cathy. Gaitán se aseguró de hacerlo cuando no había nadie cerca. Pero las dos veces, ella evitó pensar que esos besos tenían connotaciones sexuales.
[Cathy]: Yo nunca lo tomé de una manera sexual. Tenía muchos pensamientos en contra de qué estaba pasando porque yo decía: “Ay, no, lo estoy viendo como algo que no es. Él es mi padre. Él es mi guía. Es un acto de amor, de afecto”.
[Mariana]: Por eso decidió no contárselo a nadie.
Por esa época a Cathy le diagnosticaron quistes en los ovarios. Estaba asustada porque existía el antecedente del cáncer de su mamá. Pero si a ella la había curado Gaitán y el yagé, la solución podría ser contárselo al taita para que él también la tratara.
Y así fue. Empezó a ir con más frecuencia a las ceremonias de yagé y Gaitán la llamaba al frente para hacerle curaciones.
[Cathy]: Y él, en… en plena curación, en la oscuridad total, él metía las manos en mis pantalones y me masturbaba durante la curación. Alrededor de un montón de gente.
[Mariana]: En una ocasión, lo hizo con la mamá de Cathy al lado. En otra, con su propio hijo al lado. Pero como estaba en la oscuridad, nadie veía nada.
En total fueron unas cuatro veces las que Gaitán le hizo tocamientos abusivos en ceremonias de yagé. Pero como el taita les tenía prohibido contar lo que pasaba en las curaciones, porque —según él— podía traer malas consecuencias, Cathy decidió no decirle nada a nadie.
En ese momento tenía 17 años.
[Cathy]: ¿Qué pensaba yo? Yo no lo veía como un abuso en ese momento. Para mí ese hombre me estaba curando, y cuando a ti te curan y tú te tomas un remedio no siempre te tiene que gustar.
[Mariana]: Si Gaitán hubiera abusado de Cathy solo durante las curaciones de las ceremonias de yagé, probablemente habría podido continuar con el abuso durante mucho tiempo.
[Cathy]: Era en un ámbito tan sagrado para mí, y tan respetable que yo… me era imposible creer que no era así, porque era en una situación, en una ceremonia, con un montón de gente cantando al lado, con un montón de gente ayudando a que toda esta gente se cure.
[Mariana]: Pero todo cambió un viernes en la noche del 2012, cuando la comunidad se estaba preparando para una nueva ceremonia. En ese momento Gaitán se le acercó a Cathy…
[Cathy]: Y él me dice: «Ya no vengas en el momento de la curación, sino ven después, cuando ya ha pasado todo».
[Mariana]: Cathy le obedeció. Esperó a que todos tomaran yagé, a que Gaitán curara a las personas que iba a curar ese día, y después de que todo se acabó, se le acercó ahí mismo en la maloca.
[Cathy]: La gente está en silencio. Hay un montón de gente. Todo está a oscuras. Yo ni le veo la cara. Él me hace acercarme a su hamaca y él empieza a meterme la mano en el pantalón sin ningún aviso, sin ningún nada…
[Mariana]: Y volvió a pasar lo mismo de antes, pero ahí Cathy sí se sorprendió.
[Cathy]: Yo lo único que hago es quedarme quieta, petrificada, intentado entender qué está pasando: que eso está mal, pero si ya lo ha hecho, pero si ha sido en curación, esto no es una curación, las anteriores veces no fueron curación… Todo es un caos en mi mente.
[Mariana]: No está segura de cuánto tiempo duró. Pudieron haber sido 10 minutos o hasta 40. El caso es que después de un rato reaccionó y empezó a intentar irse de ahí. Como había más personas alrededor, Gaitán no pudo impedírselo.
[Cathy]: Yo me voy, y toda esa madrugada me acuerdo que me agarro a llorar, a entender que este hombre, eh, ha… ha abusado de mí y, pues, que no es la primera vez que pasa.
[Mariana]: Cathy no sabía qué hacer. Pasó todo el día siguiente, sábado, tratando de pensar cómo contar lo que había pasado. Lo único que tenía claro era que no quería volver a la comunidad, y mucho menos ver a Gaitán. Quería decirle a su mamá: desde chiquita le ha tenido mucha confianza y siempre le contaba todo, pero era difícil.
[Cathy]: ¿Cómo le digo a mi mamá que, eh, su guía espiritual ha abusado de mí? O sea, ella qué me va a creer esto, si este hombre es el mismo dios encarnado que hizo nacer a mi hermano, o sea…
[Mariana]: Cathy trató de disimular un poco mientras estuvieron en la finca. Pero el domingo en la tarde, cuando ya volvieron a la casa en Bogotá, su mamá la vio llorando en su habitación. Esta es Johana…
[Johana]: Entonces yo le dije: «Nena, ¿qué te pasa?». Ella me dijo: «No, mamá, son cosas de la adolescencia». Pero pues para mí fue extraño, y eso en toda la adolescencia a ella no le había pasado nunca. Entonces: «Nena, pues, no, cuando quieras habla conmigo, en lo que yo te pueda ayudar». «Sí, mamá, yo voy a hablar contigo pero después».
[Cathy]: Mi mamá es psicóloga, entonces yo le dije: “Quiero una cita contigo en tu consultorio”.
[Mariana]: En el consultorio donde trabajaba con Gaitán.
[Cathy]: Quería darle toda la escena a esta conversación que no era una conversación que tenemos al desayuno, sino una conversación muy importante.
[Mariana]: Así que unos días después, Cathy fue al consultorio.
[Cathy]: Y ahí le cuento todo. Creo que ha sido la conversación más dura que he tenido con mi mamá.
[Johana]: Cuando ella me dijo eso, no, pues, no, no sé decirte uno qué siente: todo. Que se le viene el mundo encima. Entonces, pues, una primera teoría, uno trata de buscar salidas: fue seguramente que él le hizo alguna curación, pero ella se equivocó en… en… en la forma en que él actuó. Yo decía, “no puede ser, pero le creo a mi hija”.
[Cathy]: Entonces ella empieza a llorar, pero me dice: «Yo te creo, o sea, no pongo en duda nada de lo que me estás diciendo, yo sé que es cierto. No estás sola en esto. Estoy contigo y creo fielmente en lo que me dices y no pongo en duda nada, vamos a hacer algo».
[Mariana]: En realidad, Johana no sabía muy bien qué iban a hacer, pero en ese momento quería que Cathy se tranquilizara.
Le dijo que se fuera para la casa, y ella se quedó en el consultorio. Cuando llegó Gaitán…
[Johana]: Me dijo: «¿Qué le pasa? ¿Qué le pasa, mija?». «No nada». Pero claro, yo tenía que tener una cara… uno no se la ve, pero cambia.
[Mariana]: Gaitán le insistió.
[Johana]: «¿Qué pasa», y yo: «No, señor, nada».
[Mariana]: Siguió insistiendo, hasta que Johana no aguantó más y le dijo que era por lo que había pasado el viernes anterior con su hija, en la última ceremonia de yagé.
[Johana]: Y él así con esta cara de, pues, de abusador, que jamás aceptan: «¿El viernes? No, si es la niña más linda del mundo”, es no sé qué. O sea, no pasó nada, en conclusión.
[Mariana]: Para Johana, con esa respuesta, Gaitán se autoincriminó. Porque sin ella aclarar a qué se refería, Gaitán ya lo estaba negando, como si supiera exactamente de qué le hablaba. En ese momento, Johana decidió no decirle nada más.
El siguiente paso que dieron Johana y Cathy fue contarle a Juan Carlos…
[Juan Carlos]: Y pues mi sensación fue… Es como si yo le haya encargado el cuidado de mi hija a mi papá, mi papá de sangre, y a los tres días mi hija me diga que mi papá la maltrató, abusó de ella. Entonces me quedo con el corazón partido en dos partes: el amor por mi hija y el amor por ese man, porque yo al tipo lo amaba.
[Mariana]: A Juan Carlos no le cabía en la cabeza cómo podía haber pasado lo que le estaban diciendo su hija y su esposa. Estaban hablando del hombre que le había cambiado la vida.
Pero al mismo tiempo, ¿cómo iba a dudar de su propia hija?
[Juan Carlos]: Aparece una cosa que se llama la ambigüedad, que es la cosa más fea: es tener dos salidas y no saber por dónde coger. Ese es el infierno. Pero mi esposa desbalancea la situación y me saca de allá, porque me dice: “Hay que creerle a nuestra hija más que a cualquier otro. Es nuestra hija”.
[Mariana]: Juan Carlos decidió enfrentar a Gaitán. Pensaba que tenía que haber una explicación. Se fue a la finca solo para hablar con él. Y cuando llegó, el taita lo saludó muy efusivo.
[Juan Carlos]: «¡Hola, mijo!, ¿cómo está?». Muy atento, muy correcto, muy cordial. «Venga hablamos un rato”, no sé qué. Entonces le dije: «¿Qué pasó? —le dije yo a él— ¿Qué pasó?”.
[Mariana]: Juan Carlos me dijo que si en ese momento el taita hubiera aceptado lo que le hizo a su hija, lo hubiera perdonado por la devoción tan grande que le tenía. Pero la respuesta de Gaitán fue…
[Juan Carlos]: «No. No, no, no, esas son cosas de su hija, esos son… esos son demonios. Esas son cosas que está inventando».
[Mariana]: Gaitán cambió el tema sin más explicaciones, y le ofreció a Juan Carlos ser el segundo al mando de la comunidad, el que lo seguiría a él mismo en orden jerárquico.
[Juan Carlos]: Pero a mí ese acto me produce todo lo contrario. Me produce asco. En vez de arreglar está cagándola más, lo digo en esa expresión fea, o sea, se está embarrando más. Yo salí peor ese día.
[Mariana]: No le dijo nada más. Para Juan Carlos era inútil seguir con esa conversación. Se sentía desilusionado, frustrado, engañado… Y su esposa también. Después de unos días decidieron enfrentar juntos a Gaitán. Querían que les contara la verdad.
[Juan Carlos]: Nos llamó aparte, cerró la maloca y se puso a hablar. Entonces nosotros también con la cara preguntándole, con la mirada: “¿qué pasó?”. Y el tipo empieza a hablar y habló como dos horas y hasta lloró y dijo: “Ay, sí, de pronto la embarré. Perdónenme”. Y lloró por unos segundos, como que aceptó la… el cargo.
[Mariana]: Johana le preguntó a Gaitán qué haría él en caso de darse cuenta de que un profesor abusó sexualmente de su hijo.
[Juan Carlos]: Entonces dice el tipo: «Ay, mija, eso pasa todo el tiempo en los colegios». Obviamente salimos muy disgustados por eso porque… es que uno no sea el más brillante de todos, pero tampoco que abusen de la inteligencia de uno.
[Mariana]: Para Johana y Juan Carlos ya era imposible aguantar el nivel de cinismo de Gaitán, pero no querían irse tan rápido y darle la sensación de que se había librado de ellos. Así que decidieron seguir yendo por un tiempo y sacar poco a poco todas las cosas que tenían en la finca: ropa, sillas, sleepings.
La idea era incomodarlo con su presencia lo que más pudieran, pero además de eso Johana y Juan Carlos no sabían qué hacer. No tenían a quién acudir fuera de la comunidad porque habían estado metidos ahí durante 12 años: su círculo social estaba ahí. Así que, a petición de Cathy, decidieron hablar con el consejo de familia, que era un grupo de parejas de la comunidad que ellos mismos habían formado para hablar más que todo sobre relaciones y la familia. Una de las reglas de ese grupo era que nada de lo que hablaran ahí podía comentarse afuera.
[Daniel]: Los del consejo de familia eran devotos de Gaitán, pero Johana y Juan Carlos decidieron que tenían que confiar en ellos en ese momento. No tenían muchas opciones.
Después de la pausa, qué pasa cuando les cuentan a estas personas lo que pasó.
Ya volvemos.
[Code Switch]: Ya sea que hablemos de las protestas de atletas, la prohibición de que los musulmanes ingresen al país, la violencia con armas de fuego, la reforma educativa o la música que te está dando vida en este momento, la raza es el subtexto de gran parte de la historia estadounidense. Y en Code Switch, de NPR, ese subtexto se vuelve texto. Suscríbete y escucha todos los miércoles.
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[Daniel]: Estamos de vuelta Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón.
Antes de la pausa, Johana y Juan Carlos habían enfrentado a Orlando Gaitán con la acusación de abuso contra su hija Cathy. Ahora habían decidido hablar con el consejo de familia de la comunidad para saber qué hacer.
Mariana Palau sigue con la historia.
[Mariana]: Johana y Juan Carlos invitaron a su casa al consejo de familia. Le pidieron a Cathy que les contara a todos lo que Gaitán le había hecho, y cuando terminó…
[Cathy]: En ese momento nos damos cuenta que, de las tres familias con las que hablamos, dos de ellas tienen hijas y mujeres, y a esas dos les había pasado.
[Mariana]: A la tercera que solo tiene hijos hombres, no le había pasado. Pero sí tenían una familiar que les había contado que Gaitán había abusado de ella.
[Cathy]: Entonces es como un shock. El 100 por ciento de las personas que estamos acá, al 100 por ciento les ha pasado: ¿qué es esto?
[Mariana]: Ya era imposible perdonar a Gaitán. Johana, Juan Carlos y las otras tres familias decidieron abandonar la comunidad.
Cuando Gaitán se dio cuenta de que se estaban yendo, empezó a decirle al resto de la gente que le querían robar plata a la comunidad, y les prohibió hablar con ellos.
Para Cathy y sus papás la idea de que ella no era la única mujer abusada por Gaitán les parecía aterradora. Entonces Johana, que era el puente entre él y sus pacientes, y siempre ha tenido muy buena memoria…
[Cathy]: Entonces ella empieza a recordar todas estas mujeres que ella ha conocido y que se han ido de la comunidad en silencio, y empieza a atar cabos.
[Mariana]: Era fácil relacionar esas salidas abruptas de alguna gente de la comunidad con los abusos.
[Cathy]: Entonces, pues, ahí es cuando mi mamá empieza a decir como: “Necesito contactar a estas mujeres y preguntarles si les ha pasado porque si esto es así, esto es más grande de lo que pensamos. Esto no fue un error que pasó con mi hija y ya”.
[Mariana]: Durante los siguientes meses, Johana contactó alrededor de 20 mujeres que resultaron ser víctimas de Gaitán. Entre ellas estaba Andrea, a la que escuchamos al comienzo del episodio.
Y sí, 20 ya era un número demasiado alto, pero lo peor de todo es que podían ser muchas más. Gaitán también hacía ceremonias de yagé en otras partes del país, y había varias mujeres con las que Johana todavía no se había podido contactar.
En ese momento Cathy empezó a acordarse de las amigas que había hecho en la comunidad, algunas de su edad y otras menores.
[Cathy]: Y yo me pongo a pensar en todas estas niñas y digo: “Dios mío, o sea, hay que hacer algo. Este hombre no puede seguir así porque no soy la única a la que le puede pasar, porque le puede pasar a tal, a tal”. O sea, yo… los nombres y todo, pienso en ellas y digo: “Tengo que hacer algo, o sea, ¿por qué nadie ha hecho nada?, ¿por qué todo el mundo se queda callado?”.
[Mariana]: Así que junto con sus padres, decidieron denunciar a Gaitán ante las autoridades.
Johana le preguntó a cada una de las mujeres que contactó si estaban dispuestas a unirse a la denuncia.
[Johana]: Fue todo un proceso para denunciar, porque, pues, bueno, no es tan fácil. Entonces: “¿quién se decide?”.
[Mariana]: No todas aceptaron porque, para muchas, es muy difícil contarle al mundo de un abuso sexual. Otras sí. Necesitaban que alguien hubiera dado el primer paso para hablar y Cathy lo había hecho.
Empezaron a organizar los casos a principios de 2013.
[Johana]: Y las primeras denuncias fueron en septiembre de ese mismo año por muchas razones, por muchos procesos.
[Mariana]: Al final se juntaron nueve denuncias. Entre esas estaban dos de las que ya escuchamos: la de Andrea y Cathy, pero también había casos como el de dos hermanas a las que Gaitán abusó durante años, desde que eran menores de edad. Cada una se dio cuenta de que le había pasado lo mismo a la otra solo cuando Johana las contactó.
En el 2015, dos años después de hacer las denuncias…
(SOUNDBITE DE NOTICIEROS)
[Periodista]: El taita Édgar Orlando Gaitán, en estos momentos, se encuentra recluido en la cárcel de Villeta, tras la solicitud realizada por la Fiscalía.
[Periodista]: De acuerdo con la Fiscalía, se aprovechó de sus conocimientos en la cultura indígena para atacar sexualmente a sus víctimas.
[Mariana]: La Fiscalía acusó a Gaitán de acceso carnal a persona puesta en incapacidad de resistir. Y acá es importante explicar de qué se trata este delito: el victimario no utiliza la violencia para abusar sexualmente de la víctima. No la asalta, ni la golpea, ni la obliga, sino que la pone en un estado de inconsciencia o de incapacidad para que no pueda resistirse.
En algunas casos esa inconsciencia se logra con sustancias o drogas que hacen que la víctima no pueda reaccionar. Ese es el caso más obvio, pero también puede pasar que esta persona tenga todos sus sentidos activados y aun asi no le da una connotación sexual al abuso. Dicho de otra forma, la víctima puede estar sana mentalmente, puede saber lo que es un abuso sexual, pero confía tanto en el victimario que en ese momento no entiende que la están abusando. También puede suceder que la víctima haya sido manipulada a tal punto que tenga demasiado miedo de las consecuencias si se resiste.
Es complejo entenderlo, pero esto último pasa sobre todo cuando el victimario representa una superioridad moral, espiritual, legal o médica para la víctima, y logra convencerla de que ese abuso es necesario para curarse físicamente, para librarse de alguna sanción o para lograr algún tipo de milagro.
Estos casos suceden cuando, por ejemplo, durante un examen el médico termina tocando de forma abusiva a su paciente haciéndola creer que es el procedimiento normal. Quizás el caso emblemático es el de Larry Nassar, médico del equipo olímpico de gimnasia femenina en Estados Unidos. Desde 1992 y durante casi 25 años, Nassar abusó de generaciones de gimnastas, en muchos casos, fingiendo hacer terapias médicas y a veces, incluso, en presencia de los padres de las niñas atletas. El año pasado, en el 2018, fue condenado a pagar entre 40 y 175 años de prisión, mientras que el presidente del Comité Olímpico de Estados Unidos renunció en medio de fuertes críticas por no responder a las acusaciones de abuso en su debido momento.
Este delito también puede pasar cuando un policía obliga a alguien a tener sexo a cambio de no llevarlo a la cárcel o ponerle una multa. O incluso cuando un jefe amenaza con despedir a alguien si esa persona no accede a tener relaciones.
Pero también pasa en congregaciones religiosas o en sectas en las que el cura, pastor o líder espiritual convence a sus fieles de que, como es una divinidad o tiene una conexión especial con Dios, es una bendición tener relaciones sexuales con él.
Gaitán hizo muchas cosas de las que acabamos de mencionar: primero porque en general el yagé produce una deformación de la realidad, y algunas de sus víctimas estaban bajo los efectos alucinógenos de esta sustancia cuando fueron abusadas. También porque se presentaba como un médico, entonces les hacía creer que las estaba examinando o curando con sus tocamientos abusivos. Pero además hubo casos en los que convenció a sus víctimas de que el sexo le recargaba su poder sanador y si las escogía para esa labor debían sentir que era un honor.
La manipulación que ejercía sobre ellas era tan grande, que así estuvieran seguras de que lo que les había hecho era un abuso, le tenían mucho miedo a lo que Gaitán les pudiera hacer si contaban lo que pasó. Eso le permitió abusar de sus víctimas sistemáticamente. Durante años.
El proceso legal empezó en 2013, cuando se presentaron las denuncias a la Fiscalía, y arrestaron a Gaitán en 2015. Pero el juicio terminó alargándose por mucho tiempo y yo conocí esta historia en 2018, cuando el proceso todavía seguía.
Para ese momento habían ordenado liberar a Gaitán por vencimiento de términos, o sea, como el juicio se extendió tanto por temas burocráticos y aplazamiento de audiencias, no podían dejarlo encerrado indefinidamente. Estuvo preso por cerca de dos años.
Durante ese tiempo, la Fiscalía presentó pruebas, llevó a testificar a algunas personas de la comunidad que ya se habían retirado para que hablaran, entre otras cosas, sobre la manipulación que Gaitán ejercía sobre la gente. También llevó a expertos en psiquiatría forense para perfilarlo como un abusador sexual en serie, un depredador que manipulaba a sus víctimas y que representaba un peligro para la sociedad.
La defensa hizo lo mismo para tratar de demostrar lo contrario: que en realidad era una persona altruista, dedicada a curar, y que todo esas acusaciones eran falsas.
El 30 de agosto de ese año, 2018, viajé a Guaduas, un pueblo a casi tres horas de Bogotá, donde se hizo el juicio. Ese día sería la audiencia para terminar de escuchar a los testigos de la defensa.
Esperaba encontrarme a Gaitán ahí, pero él había dejado de ir a las audiencias. la Fiscalía le había pedido a la juez que no lo dejara estar mientras las víctimas contaban sus historias, para no traumatizarlas o llenarlas de miedo. Ese día, entonces, solo estaba el abogado de Gaitán…
[Rafael Martínez]: Mi nombre es Rafael Martínez Bohórquez. Tengo 50 años.
[Mariana]: Busqué a Rafael después de la audiencia para saber más de lo que pensaba sobre el caso. Al principio, me contó que él mismo se empezó a involucrar con la comunidad Carare hace más o menos 10 años, y niega que sea una secta porque entre otras cosas, según él, la gente se puede ir y puede volver cuando quiera.
[Rafael]: Eso no sucede en una secta porque son cerradas. Tienen un hermetismo y unos mecanismo de dominación, y eso la gente allá son prácticamente zombies.
[Mariana]: Pero según los testimonios que recogió la Fiscalía, y lo que cuentan los protagonistas de esta historia, la comunidad sí tiene características de secta: hay una jerarquización clara y unos roles específicos, la gente no se sale tan fácil porque se siente presionada a seguir, y tal vez lo más evidente es la idolatría hacia Gaitán.
Según Rafael, eso solo lo dicen para hacer más fuerte la acusación y convencer a la jueza de lo malo que es Gaitán. Pero como él está en la comunidad sabe que es mentira.
[Rafael]: Y, digamos, que yo… yo me he sensibilizado mucho con esa… con esa afirmación, porque uno puede ser vulnerable a muchas cosas pero, por Dios, o sea, yo siempre he dicho, yo me enteraría claramente que es… o sea, que estoy en una secta.
[Mariana]: Para él, Gaitán es un sanador que solo se dedica a ayudar a la gente.
[Rafael]: Pero es un psicópata sexual, supuestamente. Y un psicópata sexual no tiene solidaridad ni tiene altruismo ni tiene nada. Allá la gente ha llorado contando de cómo ayuda este hombre. No hace sino ayudar, y ayudar, y ayudar, y ayudar.
[Mariana]: Rafael me contó que cuando empezó todo este proceso en 2013, y se revelaron las acusaciones y luego vino la captura en 2015, él llegó a creer que la comunidad podía acabarse. Pero las ceremonias de yagé las siguieron dirigiendo sus discípulos más cercanos, y cuando lo liberaron volvió a la finca y todo siguió como si nada.
Gaitán decidió no volver a las audiencias, tampoco estaba obligado. Así que Rafael se encargó de poner la cara, de hablar con algunos medios y, claro, de continuar con su defensa. Según dice, esta es la mejor forma de agradecer todo lo que el taita ha hecho por él. Y fue muy enfático en que lo hace gratis.
[Rafael]: No siento que sea prudente cobrar. Yo acá básicamente me voy a defender a mí mismo, ¿yo cómo voy a cobrar? O sea, me voy a cobrar a mí mismo.
[Mariana]: Le pregunté por qué, según él, Gaitán es inocente.
[Rafael]: Se puede sostener que el argumento central, principal, para decir que es inocente es porque, para decir que es culpable falsificaron, falsearon y tergiversaron una realidad que es una realidad. En muchos casos de forma tosca, pero tosca, tosca, tosca, para poder sostener que es responsable.
[Mariana]: Me costó un poco entender esta respuesta, pero como lo expuso el fiscal en el juicio, básicamente la defensa de Gaitán sostiene que es un complot de las víctimas y la Fiscalía. Y ese es el argumento que Rafael ha presentado en el juicio, el que ya hemos oído varias veces: que todo fue un montaje de Johana y Juan Carlos, los papás de Cathy, para quedarse con la finca y sacarle plata a Gaitán y a la comunidad.
Rafael dice que Johana y Juan Carlos presionaron a los testigos, inventaron testimonios, tergiversaron la información. Según él era bastante sospechoso que las denuncias se hubieran hecho tan tarde, justo cuando ellos dos se retiraron de la comunidad.
Le pregunté si tenía más pruebas de eso. Me dijo que en ese momento no podía decirme cuáles eran porque tal vez se dañaba su estrategia de defensa si se filtraba esa información.
El juicio contra Gaitán duró cuatro años. Pero finalmente la audiencia del fallo, donde dirían si era culpable o inocente, se hizo el 13 de mayo del 2019…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Jueza]: Siendo procesado Édgar Orlando Gaitán Camacho por el delito de acceso carnal con persona puesta en incapacidad de resistir.
[Mariana]: El fiscal Vladimir Álvarez hizo un resumen de la acusación y de las pruebas que había presentado durante el juicio que mostraban que Gaitán es un manipulador.
Dijo, por ejemplo, como mencionamos en el episodio anterior, que el hecho de que se presentara públicamente como ganador del premio Nobel alternativo le daba cierto estatus, pero lo cierto es que se lo ganó la organización a la que pertenecía y no él directamente.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Vladimir Álvarez]: Orlando Gaitán sería muy diferente si hubiera dicho: “Ojo, señores, aquí hay una manifestación pública mía donde digo que yo no me gané a nivel personal ni individual ningún premio Nobel”. Eso no existe en ninguna parte, señora juez.
[Mariana]: Pero que además…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Vladimir]: Nos quiere hacer creer que por venir del Carare, él también pertenece a alguna comunidad indígena, hombre, ¿a cuál comunidad indígena pertenece Orlando Gaitán? Eso no es cierto, no pertenece a ninguna comunidad indígena.
[Mariana]: Una lingüista que estudió el caso explicó en el juicio que los indígenas carare, la etnia de la que Gaitán decía que era descendiente, desapareció a principios del siglo XX y que ya nadie habla su lengua. Gaitán aseguraba que era la única persona en hablar carare, pero, como explicó la lingüista, una lengua no puede existir cuando solo la habla una persona. Es cierto que algunos investigadores recogieron palabras muy básicas de esa lengua, pero también es cierto que nadie conoce su estructura, ni su gramática, ni nada. Lo que hizo Gaitán fue inventarse palabras y hacer canciones y rezos con ellas.
Y aclaró otro tema…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Vladimir]: A pesar de que lo llamaban taita y lo reconocían como taita y aprendió con taitas, desde el punto de vista de la antropología, señora juez, él no es un taita en la óptica de la ortodoxa tradicional indígena. ¿Qué es él? Él es un neochamán, señora juez.
[Mariana]: La Fiscalía reconoció que Gaitán aprendió con su abuela de plantas y de sus poderes curativos, y que también estuvo en varias comunidades indígenas aprendiendo técnicas de sanación. Pero también era claro que en esos procesos de aprendizaje con otros taitas, nunca le enseñaron que en las curaciones había que tocar los órganos sexuales de las mujeres. Eso también se lo inventó él.
El argumento del fiscal era que todas esas mentiras que construyó Gaitán de sí mismo, le eran muy útiles, sobre todo para tener…
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[Vladimir]: Autoridad moral, espiritual, médica, sanador. Y esa imagen va a obrar como como una especie de hechizo frente a las personas y frente a las víctimas.
[Mariana]: Y eso, precisamente, fue lo que le permitió abusar de ellas sexualmente durante tantos años…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Vladimir]: Es un caso que tiene una sutileza penal muy, muy fina. Aquí no hubo violencia. Las víctimas, cuando las estaba abusando Orlando Gaitán, estaban convencidas de todo menos de que las estaba abusando, señora juez. Muchas de ellas sentían que eso era una bendición, que eso era un favor del universo. Bajo esa óptica es normal que ellas no hayan salido de ese abuso directo a poner la denuncia. Todo perfecto para el abuso, señora juez, qué montaje tan bien elaborado.
[Mariana]: Rafael, el abogado de Gaitán, volvió a insistir en que era un montaje de la Fiscalía, y que, con la ayuda de Johana y Juan Carlos, habían manipulado testigos.
Al final de la audiencia la juez dio su fallo…
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[Jueza]: El fallo será de carácter mixto. Es decir, se emitirá condena por, eh, algunas de las víctimas, y absolutorio por otras de las víctimas.
[Mariana]: Lo declaró culpable por tres casos: el de Cathy, y el de las hermanas que no sabían entre ellas del abuso hasta que Johana las contactó. Luego añadió que…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Jueza]: En el resto de las víctimas pues ya en lectura de fallo se sustentará y argumentará el porqué la decisión.
[Mariana]: Explicó que como el juicio había durado tanto, necesitaba de un tiempo prudente para analizar las pruebas y argumentar muy bien su decisión. Programó la lectura de fallo para noviembre de 2019, la misma fecha en que dará a conocer la condena que puede ser entre 12 y 20 años de cárcel.
Y antes de terminar dijo…
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[Jueza]: El despacho considera que la detención del procesado es necesaria. Y se ordenará y se librará inmediatamente orden de encarcelamiento.
[Mariana]: La justificación era porque había abusado de menores de edad.
Pero había un problema con la orden de captura, porque Gaitán, como pasó durante la mayoría del juicio, no estaba en ese momento.
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[Miguel Ángel Torres (Representante Defensoría del pueblo)]: Su señoría, en aras de garantizarles a las víctimas sus derechos a la verdad y a la justicia, necesito que este despacho requiera al defensor para que nos conteste si el señor Orlando Gaitán se encuentra en Colombia o no.
[Mariana]: Rafael, el abogado de Gaitán, respondió:
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[Rafael]: Señoría, como defensa no tengo una noticia exacta de dónde se encuentra en este momento. Sé que no está en el país. Sé que salió, pero el lugar exacto no puedo… no puedo… no tengo certeza en este momento.
[Mariana]: Tiempo después se supo que Gaitán huyó a México. Salió del país antes de que la juez diera el fallo y, según la Interpol en Colombia, lo hizo de manera ilegal porque no hay ningún registro de esa salida. En marzo de 2019, el consulado colombiano en Cancún confirmó que la justicia mexicana había empezado un proceso judicial contra Gaitán por tráfico, fabricación y/o porte de estupefacientes. Aunque no fue encarcelado, sí se presentó ante las autoridades mexicanas para resolver la situación.
Cuando la Interpol en Colombia supo que Gaitán estaba prófugo de la justicia, expidió una notificación roja para que fuera capturado. En julio de 2019, las autoridades mexicanas lo encontraron en Playa del Carmen, y en ese momento Gaitán estaba adelantando un proceso para adquirir la residencia y hacer más complicada su deportación en caso de que lo capturaran. Pero rápidamente las autoridades lo devolvieron Colombia, y desde entonces está en una cárcel en Bogotá esperando su sentencia.
Intenté contactarme con Gaitán varias veces a través de Rafael, su abogado. Al principio me dijo que Gaitán sí me daría una entrevista. Pero poco después del fallo Rafael dejó de responderme.
[Daniel]: Cuando cerramos esta historia, la jueza no había dictado la condena de Gaitán. Lo único cierto es que su defensa va a apelar el fallo y planea ir a segunda instancia.
Después de que lo metieran a la cárcel y de saber que posiblemente sería condenado solo por tres de los abusos, Mariana volvió a hablar con las víctimas para saber qué pensaban de todo lo que pasó con el caso. Estas son Cathy y Andrea:
[Cathy]: Siento que es un proceso que aún no se ha terminado. Yo sí quisiera seguir, pues, peleando por apelar por esos casos porque tanto que cuesta que las mujeres denuncien y que hagan todo este proceso que dura un montón de años por todos los peros de la justicia, que no se aprobaran los casos que hay me parece injusto totalmente.
[Andrea]: Cuando nosotros leímos eso pues nos causó un poco como de… como una desazón. Pero también al mismo tiempo, pues, estamos como contentos de que, pues, Orlando haya sido extraditado desde México.
[Cathy]: Es un alivio que por lo menos por esos esos tres casos que sí… que sí están, pues, se haga algún tipo de justicia.
[Andrea]: Demostrarlo ha sido muy complejo. Devela una problemática que se venía dando desde hace muchísimos años. Este no es el primer caso que se conoce sobre abusos sexuales por parte de supuestos chamanes. Entonces, pues es un avance también para la jurisprudencia en el país.
[Cathy]: El hecho de que esté en la cárcel no remedia absolutamente nada, en mi caso lo que hizo, absolutamente nada. Pero el motivo, pues, de que se empezara a hacer todo este proceso legal era que él no pudiera hacerlo con más mujeres.
[Andrea]: También es un llamado para que siempre se les crea a las víctimas. Es que es un problema de que no se les cree a las víctimas cuando hay abusos. Hay que creer y hay que investigar.
[Daniel]: Es difícil saber cuántas mujeres fueron víctimas de Gaitán, porque la mayoría no quiso denunciarlo por miedo a sus represalias, incluso sobrenaturales. En este momento tiene al menos siete procesos pendientes en otras ciudades del país por nuevas acusaciones de abuso sexual.
Mariana Palau es periodista. Coprodujo esta historia con David Trujillo, productor de Radio Ambulante. Ambos viven en Bogotá
Este episodio fue editado por Camila Segura y por mí. La música y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri. Andrea López Cruzado hizo el fact-checking.
El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Lisette Arévalo, Gabriela Brenes, Jorge Caraballo, Victoria Estrada, Miranda Mazariegos, Rémy Lozano, Patrick Moseley, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Luis Trelles, Elsa Liliana Ulloa, Luis Fernando Vargas y Joseph Zárate. Carolina Guerrero es la CEO.
Radio Ambulante se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.
Antes de terminar, queremos pedirles un favor. Hemos encontrado que la mayoría de oyentes nuevos de Radio Ambulante han llegado al podcast gracias a las recomendaciones de amigos y personas de confianza. Es decir, gracias a ustedes. Entonces, por favor, sigan escuchando y recomendando Radio Ambulante a quienes tienen cerca. Parece simple, pero ese voz a voz es lo que más nos ayuda a crecer. Se los agradecemos mucho.
Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.
En el siguiente episodio de Radio Ambulante, nos vamos en busca de una dirección en San José, Costa Rica…
[Hombre]: De la casa de Pollo Macho, la esquina que va a dar a la iglesia de la Agonía subiendo como 300 hacia el estadio.
[Mujer 1]: De la iglesia católica del Porvenir 50 metros norte, 250 metros este, casa a mano derecha de dos pisos.
[Mujer 2]: 100 metros oeste y 200 norte del restaurante Jarra Garibaldi.
Y nos perdemos sin remedio. Esa historia, la próxima semana.