¿Cómo tener una conversación que mitigue la xenofobia?
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En la frontera entre Venezuela y Brasil, miles de venezolanos se han quedado varados en refugios temporales mientras huyen de la crisis de su país. Y esa asistencia de organismos internacionales ha hecho que algunos brasileños se pregunten por qué los migrantes reciben millones de dólares en ayuda si es una ayuda que ellos también necesitan. Y bueno, ya escuchamos al final de ‘Éxodo’ –el episodio de esta semana–, la violencia que puede desencadenar esa pregunta.
Y es que es una idea común cuando se discute la migración, no solo la de Venezuela. Es el miedo hacia el migrante. Miedo a que se quede y a que lo poco que hay, haya que compartirlo.
Por eso, para complementar el episodio producido por Jenny Barchfield y David Trujillo, decidimos hablar con investigadores y periodistas expertos en migración. Expertos que ayudan a darle respuestas a aquellos que sienten que los migrantes llegan a sus países a quitar y no a producir. Porque es esa idea la que después se transforma en discursos xenófobos y violentos y tal vez una perspectiva experta y analítica nos ayude a darle matices al tema.
Sí hay una competencia. Pero…
Diego Jaramillo es historiador, politólogo y ha estudiado la frontera de Colombia y Venezuela por muchos años. Vive ahí, en la ciudad de Cúcuta, por donde han pasado millones de venezolanos en los últimos años. Según él, es importante aceptar que, a corto plazo, eso puede ser problemático, ya que hay mucha más gente necesitando recursos limitados en una ciudad con una economía en decadencia durante las últimas tres décadas.
A largo plazo, los beneficios de recibir migrantes son evidentes
Según Jessica Bolter, asistente de investigación en el Migration Policy Institute en Estados Unidos (MPI, por sus siglas en inglés), las grandes migraciones pueden ser catalizadoras que obligan a los países en desarrollo a prestarle atención a problemas apremiantes.
Y si se hace bien, los beneficios de la migración llegan a ser más grandes que los costos. Se trata más de entender el panorama general y confiar en que los costos en el corto plazo serán remunerados eventualmente. Como dijo Bolter, “si los venezolanos se regularizan y se incorporan al mercado laboral lo que hemos visto, en general, es que los migrantes pagan lo que tomaron y más”.
En Venezuela ya lo vivieron
Es más, esto que menciona Bolter ya ha sido comprobado en el pasado. Maye Primera es una periodista que cubre América Latina para Univisión. Ella es venezolana, y sabe mejor que nadie que la migración, a largo plazo, puede ser beneficiosa, pues su país ya lo vivió.
Pero obviamente, asegurarse de que una gran migración sea un pro para el país receptor es una responsabilidad colectiva. Según Primera, el migrante debería conocer la cultura y la historia del lugar a donde está llegando, y el receptor a su vez tratar de entender la necesidad de emigrar.
¿Qué responder a quienes solo asocian la migración con emociones negativas?
Pero aún así, aún sabiendo que la historia nos ha probado que la migración es natural y productiva, es común toparnos con discursos xenófobos, violentos o de personas que piensan que los migrantes son una amenaza.
“Yo diría que eso es parcialmente cierto y no debe ser desconocido”, dijo Diego Jaramillo. “Porque es la mejor manera de poder entrar en un debate. Lo primero es que yo acepto que hay una competencia por recursos limitados. Pero que la situación tiende a mejorar y que todos se ven beneficiados”.
Y según Primera, la clave de todo es estar bien informado. No todos saben las razones por las cuales las personas migran, ni mucho menos los beneficios que podrían traerle a un país receptor. Y dejarse llevar por los discursos políticos es muy peligroso.