Señales de vida | Transcripción

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[Daniel Alarcón]: Hola, Ambulantes. Antes de comenzar, quiero decirles que estamos en la campaña de recaudación de fondos más crítica del año. Y hoy es Giving Tuesday, una fecha global para apoyar a organizaciones sin ánimo de lucro.Son momentos difíciles en la región, pero en Radio Ambulante Studios elegimos mirar el mundo tal como, no miramos hacia otro lado. Y lo hacemos porque sabemos que tú nos acompañas. Juntos somos más valientes.

Además, tenemos una gran noticia: NewsMatch va a duplicar las donaciones que recibamos. Si, por ejemplo, nos donas 15 dólares, recibiremos 30.Entonces, si valoras el periodismo que hacemos —casi a diario— sobre América Latina, esta es tu oportunidad perfecta para ayudarnos.Entra a radioambulante punto org diagonal donar. Todo monto cuenta. ¡Mil gracias!

Ok, aquí el episodio.

Antes de comenzar una advertencia. Este episodio contiene escenas fuertes y lenguaje explícito. 

Esto es Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón. 

Ya pronto se cumplirá un año desde que el gobierno de Donald Trump asumió, por segunda vez, la presidencia de los Estados Unidos. Y en ese corto lapso, ya se siente como un país distinto al de hace unos meses. Especialmente para la población migrante. Y para los latinos. 

[Periodista]: Trump supera ampliamente al presidente Biden en arrestos y deportaciones mensuales. Pasaron de 40 mil a 60 mil detenidos. Y de 13 mil a 30 mil deportados. Es decir, más del doble.

[Periodista]: La administración Trump contará con 170 mil millones de dólares para incrementar la seguridad fronteriza e impulsar sus prioridades en el sistema migratorio. 

[Periodista]: Chicago es el escenario bautizada como midway blitz, liderada por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas que está intensificando las detenciones y las redadas contra personas principalmente de origen latino para deportarlas. 

[Periodista]: La administración Trump. 

[Daniel]: En lo personal, como latino que creció en Estados Unidos, donde he hecho mi vida y he formado mi familia, esta nueva realidad es difícil de procesar. Hay un ataque constante: detenciones, redadas masivas,  violaciones a los derechos humanos, desmantelamiento de instituciones y de todo tipo de protección para una población en una situación vulnerable. 

Miles de vidas han cambiado a raíz de las políticas de este gobierno. Durante este año hemos visto miedo, hemos visto crueldad, hemos visto que las garantías que teníamos como personas viviendo en una sociedad libre no se pueden dar por sentado. Es un daño que no sabemos si se podrá reparar. Y si se puede… tomará mucho tiempo para hacerlo.

El episodio de hoy habla sobre eso.

La periodista Nadia Reiman nos cuenta la historia. 

Aquí Nadia.  

[Nadia Reiman]: Cuando Mari me muestra este video, siento que estoy viendo algo muy íntimo. 

[Mari]: Aquí, mira, mira aquí se estaba tatuando él.

[Nadia]: En la pantalla aparece su prometido, Mikael. Venezolano. Es joven, 24 años, aparece sin camisa y tiene unos ojos verdes y brillantes. Su pelo rubio y crespo está escondido debajo de una gorra. Y en su mano tiene una de esas pistolas que se usan para tatuar… se está tatuando su propio estómago… y  Mari lo molesta, diciéndole que no va a dejar que la tatúe otra vez. Ya Mikael le ha hecho nueve tatuajes: el primero fue un árbol de la vida. 

Él levanta la mirada y se ríe, con la boca llena de frenillos.

Mari siempre se burla un poco de los tatuajes de Mikael. No puede mencionarlos sin torcer los ojos. 

[Mari]: En este brazo, tiene muchos, tiene una piña que siempre le dije que porqué se tatuó una piña y me dice que es porque le gusta la piña. Y yo: ¡ah bueno! 

Tiene un Mickey Mouse, pero fumando. Porque como te digo anteriormente, él fumaba y él hasta se hacía ridiculeces como así, porque para mí son ridiculeces.  

Tiene una máscara toda negra. Tampoco le vi sentido a ese tatuaje. Tiene como que también otro… otra cosa ahí, como un muñeco feo que tiene como los ojos grandes. Parece un sapo. También lo tiene, también fumando.

[Nadia]: No es un sapo. Es E.T., el de la película… fumándose un porro.

Mari no es su nombre real. También es venezolana y llegó a EEUU, junto con Mikael en noviembre del 2023. Poco después pidieron asilo. Lo cual es legal, pero eso parece importar cada vez menos en Estados Unidos. 

Mari y Mikael son ese tipo de pareja que usa ropa del mismo color o con el mismo estampado. Fue idea de ella, pero insiste que a él también le gusta. Me muestra una foto en la que los dos tienen unos shorts rosados iguales, que él escogió.

Mikael es barbero. Mari limpia habitaciones en hoteles. Así que tienen horarios opuestos. Ella se acuesta temprano y se levanta temprano. Él se levanta más tarde y se acuesta más tarde. Cuando sus horarios coinciden, normalmente están tan cansados que se quedan en la casa, echados, viendo televisión con una cobija rosada y peluda.

La mañana en que ocurrió todo, Mari estaba alistándose para salir temprano, como de costumbre… Estaba con otra muchacha que vivía con Mikael y con ella. 

Apenas salieron vieron a varios hombres afuera. Estaban todos vestidos de negro. Uno de ellos hablaba español. 

[Mari]:  Y los señores de la camisa negra me muestran una foto y me dicen: estamos buscando esta persona que nos da con esta dirección. Que si la conocíamos, la verdad no sabíamos qué persona era. Era una persona morena, cabello oscuro, ojón, barbudo. No sabíamos de verdad quién era. Y nos dicen que era dominicano. Él nos dice que van a revisar la casa para verificar que sí sea verdad, que no es esa persona que vivía aquí.

[Nadia]: Mari no le vio ningún problema en dejarlos pasar. Al fin y al cabo no estaban ocultando nada, no habían cometido ningún delito, es más…  ella y Mikael ya habían solicitado asilo y él ya había tenido su primera audiencia en la corte; la siguiente era pronto. No tenían porqué estar en peligro. 

Abrió la reja, los guió por unas escaleras grises y estrechas hasta su apartamento, en el sótano. Mikael todavía dormía.

[Mari]: Bajaron. Obviamente entré yo primera porque yo lo iba a despertar a él para que se levantara, porque van a buscar a alguien. Él estaba dormido. Entre dormido, me decía que qué pasaba. 

[Nadia]: Se sentó en la cama, todavía desnudo. 

[Marie]: Lo vistieron. Le buscaron la ropa. Ellos mismos le buscaron la ropa.

[Nadia]: Mari le pasó una toalla. 

[Marie]:  Yo le digo: Niño, ponte el paño rápido, porque viene la policía. Ellos entraron, empujaron la puerta, me esposaron a mí, lo esposaron a él y él de una vez le pregunta que qué pasaba, que porqué nos estaban esposaron. No nos decían nada. 

[Nadia]: Mari empezó a llorar.  Mikael también. 

[Mari]: Él, de una, empezó a llorar. Me decía: Niña, tranquila. Le decía a ellos: ¿qué pasa? ¿Por qué no están esposando?,  ¿Por qué no están esposando? Ellos no decían nada, solamente le decían: quedate tranquilo porque pueden ponerse las cosas peores. No dejaban moverse, lo empujaban. 

Ellos no nos dijeron nada. No nos preguntaron nombre, nada. 

Lo vistieron, le buscaron ropa,  ellos mismos, le buscaron la ropa. Le empezaron a decir si aquí había armas. Revisaron toda la casa y se fueron. Se lo llevaron.

[Nadia]: Les dijeron que lo iban a llevar a Federal Plaza, una oficina en Manhattan de ICE, el servicio de inmigración y control de aduanas. Los hombres tal vez eran de ICE o quizás policías trabajando con ICE y la DEA, la Administración para el Control de Drogas. No lo sabemos con certeza, porque no respondieron  ninguna de mis preguntas.

Dijeron que necesitaban interrogarlo.

Mari se quedó ahí, sin entender qué acababa de pasar.

[Mari]: Yo no sabía qué hacer. Se me trancó todo. Estaba muy mal. No sabía para dónde ir. Si me iba para donde se lo llevaron. No sabía nada. O sea, de verdad que fue algún momento que uno queda como en shock, porque yo nunca he estado en esta situación.

[Mari]: Así que decidió irse al trabajo. 

[Nadia]: Porque mi jefa siempre nos ha dicho que en cualquier caso ella nos ayudaba. Obviamente me fui muy mal.

[Andrea]: Cuando llegó, llegó con los ojos hinchados, llorando y  lo primero que hice fue que la abracé. 

[Mari]: Esta es Andrea, la jefa de Mari en el hotel. Me dijo que nunca había conocido a alguien tan joven y tan responsable. De fiar. 

[Andrea]: Es muy dulce también.  Ella está siempre dispuesta a ayudar al que la necesite. Siempre está dispuesta y disponible para trabajar, aunque esté en sus días libres. Si alguna emergencia, se le dice ¿puedes venir a trabajar? Ella venía…

[Nadia]: Y también era la más entusiasta. Si había un día en que había muchos cuartos por limpiar era la que animaba al resto. 

[Andrea]: Y ella es la que siempre dice: ¡hey chicas!, no se preocupen, puede que tengamos 13, 14, 15, que se vayan la tarde entera, pero con alegría, vamos a hacerlo con alegría.

[Nadia]: Mari es la única de su familia que ha salido de Venezuela. La que siempre resuelve los problemas. La favorita de su mamá, según ella. Le pregunté si su mamá estaría de acuerdo con eso y sin pensarlo me respondió: “La llamo por FaceTime ahora mismo y se lo preguntas tú”.

Mari no conoció a Mikael en Venezuela sino en Colombia. Fue en noviembre del 2022. Ella tenía 22 años, él 21. Ella trabajaba en una tienda y él en la barbería del frente. También era tatuador. Mikael pasaba seguido por la tienda y un día ella le dijo que quería hacerse un tatuaje. Él le contestó: “¡Yo te lo hago!” Mari dudó, pero terminó aceptando. Desde que empezaron a salir, fueron inseparables. Mari me dijo que ella tiene un carácter fuerte, y que le gustaba que Mikael supiera cómo manejarlo. Dice que él es gracioso, cariñoso y más desinhibido que ella.

Cuando viajaron juntos hacia EE.UU., si necesitaban pedir comida, Mari se sentía avergonzada. Mikael no. Él se hacía amigo de todo el mundo. Ya en Nueva York, cuando sus horarios no coincidían, pasaban prácticamente todo el día en videollamadas. Cuando ella salía del tren en la mañana, llamada con Mikael. Cuando él salía de la ducha, llamada con Mikael. A la hora del almuerzo, llamada con Mikael. Mientras él cortaba cabello, llamada con Mikael.

Siempre sabían dónde estaba el otro, qué hacía, qué comía, todo el tiempo. Hasta ese día en que se lo llevaron. 

Entonces, cuando Mari llega al trabajo, Andrea, su jefa, se pone en la tarea de ayudarla a encontrar información. Como ya dije, ella siempre les repetía a sus empleados que si alguna vez tenían problemas con inmigración, que hablaran con ella sin miedo. Andrea es ecuatoriana, también inmigrante pero ciudadana. Trabajó un tiempo en ACORN, una organización que ofrece asistencia a personas migrantes y conoce bien cómo funciona el sistema. 

[Andrea]: Ellos me enseñaron todas las formas en la que un inmigrante podía acercarse y tener acceso a tanto asistencia médica como asistencia legal.

[Nadia]: Así que Andrea empezó a moverse. Lo primero que se le ocurrió fue entrar a la página de ICE. 

[Andrea]: Le dije: ven, vamos a buscarlo aquí, porque yo sé que si lo coge inmigración, pues tiene que estar en esta página. Entonces fuimos, lo buscamos y ahí estaba. 

[Nadia]: Estaba su nombre, clarito: Mikael Fernández Subero. Vieron que estaba en un centro de detención en New Jersey.

[Andrea]: Yo le dije a Mary: Mary, tranquila, voy a llamar yo porque soy ciudadana americana. Déjame llamar. Y yo voy a decir que soy la prima. Cualquier cosa. Entonces así me van a dar información. Digo que no tiene ningún otro familiar aquí para que me puedan dar acceso a cualquier cosa de él. Entonces me dijo: Sí, Andrea, por favor. Y lo hice. 

[Nadia]: Habló con un agente que le confirmó que Mikael sí estaba detenido ahí. 

[Andrea]: Él me dijo: Sí, él está aquí. Y yo le dije: Pero, ¿por qué?  Yo necesito que me digas por qué él está ahí si él no tiene ningún ningún récord. Y me dijo: Sí,  él no tiene ningún récord, y le digo: no lo tiene aquí, ni lo tiene en Venezuela tampoco. Y le digo: él es un buen muchacho. Y me dijo: Sí, se le ve que es un buen muchacho, él está aquí. 

[Nadia]: A Andrea le sorprendió el tono del agente con el que habló por teléfono. 

[Andrea]: Por lo general, cuando tú llamas a algún centro de detención, los agentes o los policías suelen ser, no groseros, pero sí muy firmes cuando hablan. Y en este no fue el caso. El caso de ese agente más bien lo sentí como esa parte humana que ellos también están sufriendo al tener que detener y separar tantas familias. Eso me chocó mucho a mí, porque dije: ¡wow!, hasta ellos que están en ese lado de la, tú sabes, de la historia, están siendo afectados también.

[Nadia]: Pero igual… ese agente no podía hacer nada por Mikael. 

Sabiendo dónde estaba, Mari logró enviarle dinero para que pudieran hablarse por teléfono. Esa misma tarde, él la llamó. No pudieron hablar mucho, pero Mari lo oyó desesperado. Él solo le repetía que tenía mucho miedo. 

Esa noche, Mari volvió a buscarlo en internet y vio que ahora estaba en Pensilvania. No entendía por qué lo estaban trasladando de una cárcel a otra. 

Andrea le dijo: “Consigue un abogado. Ya.” Así que comenzó a buscar. Necesitaba alguien que hablara español y a quien pudiera pagar. Tardó una semana pero encontró a una. Hablé con ella pero no quiso que su voz apareciera en esta historia. 

Mientras la abogada trataba de entender por qué habían detenido a Mikael,  Mari, fiel a su generación Z, empezó a publicar sobre el arresto en Tik Tok. 

En cuestión de días, su perfil pasó de videos bailando reguetón a collages con fotos de Mikael acompañados de baladas en español, contando su historia, pidiendo que la gente la hiciera viral.

Mari estaba especialmente preocupada por el hecho de que habían trasladado a Mikael hasta Pensilvania sin su consentimiento. La abogada le dijo que no era inusual que esto pasara, que el gobierno puede moverlo entre centros de detención todo lo que quiera. Lo único que no puede hacer es deportarlo. Eso, le aclaró, lo decide un juez.

Así que, durante las semanas siguientes, todas estas piezas en movimiento se convirtieron en la nueva normalidad de Mari: Tik Toks sobre Mikael, llamadas con la abogada, videollamadas desde el centro de detención en Pensilvania.

[Mari]: Entonces, yo le pasaba dinero y él hablaba casi que todos los días conmigo cuatro o cinco veces al día, era llámame para saber, que estás bien, yo buscaba tranquilizarlo, siempre le decía que él iba a salir de ahí. Que tuviera fe. Que él sabía que no hizo nada malo. Siempre busqué que estuviera bien. Tranquilo, pues. 

[Nadia]: Hablaban mucho porque, además, Mari estaba preocupada por él desde hacía un tiempo. La mamá de Mikael había fallecido recientemente, y también un tío suyo murió de forma repentina, así que él ya venía bastante triste desde antes de que lo detuvieran. Lloraba mucho, casi no se levantaba de la cama. Además, Mari dice que él siempre ha sido una persona muy sensible. De esos que lloran si ven a alguien más llorar. Por eso, ella le seguía depositando dinero en su cuenta, y le decía: “Llámame cuando quieras”.

Y entonces, un día de marzo… no supo nada de él. Pasaron dos, tres días y nada. 

[Mari]: Pero yo estaba desesperada porque no sabía nada hasta que me llamó. Me llamó a las 4:00 de la mañana. Y  me dice llorando desesperado: Niña, me transfirieron otra vez a El Valle, Texas. 

Duré todas esas horas en el avión. No me decían nada, no comí, no tomé agua. No nos dieron nada. No he podido dormir. 

[Nadia]: Le dijeron que lo iban a procesar ahí.

[Nadia]: Y yo: bueno, niño tranquilo, ten fuerza que igual tú vas a salir. Acuérdate que el lunes tienes tu corte. Ahí se va a decidir tu caso. Si tenemos que pagar la fianza, la pagamos. Pero tú vas a salir de ahí, era lo que yo le decía.

[Nadia]: Mari revisó el sitio web, y sí, ahí estaba. En Texas. A muchísimos kilómetros de su pequeño apartamento en Nueva York.  No entendía por qué cada vez se lo están llevando más lejos.

Llamó a la abogada, que volvió a repetirle: no te preocupes, lo pueden mover, pero no pueden deportarlo. Lo cual es cierto. Al menos legalmente.

Pero Mari tenía un mal presentimiento. Aún así, lo reprimió y se fue, de nuevo, a trabajar.

[Mari]: Trabajé como pude porque de verdad, cuando uno está inquieto es muy, muy raro poder hacer las cosas. Llegué muy tarde a mi casa. Llegué a las 20:00 de la noche. Yo venía en el bus cuando me bajó en el bus en esquina de mi casa. La jefa mía fue la que me mandó el video.

[Nadia]: Andrea lo vio en la página de Instagram de Telemundo. 

[Periodista]: En este avión fueron deportados 238 venezolanos y 23 salvadoreños desde Estados Unidos. Llegaron a El Salvador el sábado. 

[Andrea]: Entonces… cuando yo vi eso, le presté atención al video y veo un muchacho a un muchacho muy parecido a Mikael. Cuando vi el video lo volví a repetir como, creo, unas 10 veces para poder ver si era él o no. 

[Nadia]: Se le parecía muchísimo, fue ahí que decidió mandárselo a Mari. 

[Mari]: Me dice.. te pase ese video. Creo que vi a tu esposo ahí. Míralo y confírmame si él. 

[Nadia]: Andrea esperó unos minutos, a que el chat apareciera como leído. Y luego la llamó. 

[Andrea]: Ella me contestó el teléfono llorando y me dijo: Andrea: sí es él, sí es él. 

[Nadia]: Mikael estaba en una prisión en El Salvador. 

[Daniel]: Una pausa y volvemos. 

[Daniel]: Estamos de vuelta. Nadia Reiman nos sigue contando. 

[Nadia]: Apenas Mari recibió el link del video que le mandó Andrea, se metió a ver la noticia. 

[Mari]: Me meto en el video. Al principio, obviamente no salía él, salía que llegaron aviones a El Salvador de tanto venezolano, pero de último, cuando ya casi termina el video, ya salen las persona agachadas, afeitándolos. 

[Nadia]: Ahí, en el segundo 38 del video, salía un hombre de perfil. Sus rizos cayendo sobre la cara. La cabeza agachada mientras alguien lo rapaba. Duró apenas unos segundos. Luego la cámara cortó a otra persona, pero Mari lo había reconocido apenas lo vio. 

[Mari]: Apenas lo vi yo sabía que era él. Él tiene un tatuaje de una frase china, como en la patilla. Y obviamente, cuando lo tenían afeitándole se le vio. Él tiene cabello largo, crespo, amarillo y era el único que tenía el cabello así. Era él. Yo de una vez lo reconocí al ver el video. 

[Nadia]: Era escalofriante. Como una escena sacada de una película perversa.

[Mari]: Cuando yo lo vi me dio una crisis, me dio tembladera, me puse a llorar.  Me puse muy mal y de una vez nos vinimos a la casa. Yo me puse a buscar en la computadora y ya me salía que él estaba fuera del sistema de Estados Unidos. Llamo a la abogada, obviamente la abogada no me contestaba. 

[Nadia]: En ese momento, Mari pasó a ser parte de una estadística representativa de las primeras medidas del gobierno de Donald Trump. Los seres queridos de 238 personas que se enteraron, no a través de una notificación oficial sino gracias a una noticia, que habían sido encarcelados en otro país. Una madre en Venezuela tuvo la misma experiencia, casi al mismo tiempo que Mari: vio un primer plano de la cara de su hijo, Mervin Yamarte Fernández, en ese mismo reportaje de Telemundo, y así supo dónde estaba. Otra madre igual: vio los tatuajes en unos brazos —una imagen fugaz— y supo que eran los de su hijo, Francisco García Casique. Sin estos videos, simplemente habrían desaparecido.

Sé que el término “sin precedentes” se usa mucho, pero realmente no se me ocurre otra forma de describir la rapidez y el secretismo con los que se deportó a estos 238 venezolanos. Todo pasó tan rápido. En apenas cuatro horas, desde que la administración Trump invocó una ley olvidada de 1798, conocida como la Ley de Enemigos Extranjeros, Mikael y los otros 237 ya eran prisioneros en un país ajeno. Mari lo describió como un secuestro. Y esta movida no se parece a nada que haya visto en materia de inmigración en Estados Unidos. 

En el 2025, Trump envió a más de 250 hombres a esta mega cárcel donde estaba Mikael: el CECOT, Centro de Confinamiento del Terrorismo, en El Salvador. Seguramente ya han oído hablar de esta prisión de máxima seguridad. Tiene una capacidad para 40 mil personas y fue construida por el gobierno de Nayib Bukele para encarcelar a miembros de las pandillas salvadoreñas en su plan de erradicarlas del territorio. Se ha descrito como un agujero negro: un lugar donde ninguna información entra ni sale, al menos no sin el consentimiento del gobierno salvadoreño. También se ha descrito como una prisión de la que nadie sale con vida. Un Guantánamo en esteroides, dijo el director de Human Rights Watch para las Américas. El gobierno estadounidense le pagó al gobierno salvadoreño 6 millones de dólares para que mantuviera a Mikael y a los otros venezolanos allí. 

El gobierno de Trump dice que Mikael fue enviado al CECOT porque es miembro de una pandilla: el Tren de Aragua.

¿Pero lo es?

Varios medios hicieron listas con los nombres de todos los hombres que fueron enviados allí en ese primer vuelo. Investigaron si tenían algún antecedente criminal en los Estados Unidos y encontraron que más del 80% no tenía antecedentes y casi la mitad tenían procesos migratorios abiertos cuando los detuvieron. 

Hablé con varias personas y consulté diversas fuentes para verificar si Mikael tenía antecedentes criminales. En Venezuela, en Estados Unidos o incluso en Colombia, donde vivió un tiempo. Y nada. 

Esa falta de información que vincule a Mikael con el Tren de Aragua… no parece detener al gobierno de Trump. Robert Cerna, director interino de operaciones de deportación de ICE, dijo algo que no puedo olvidar: “La falta de información específica sobre cada individuo en realidad resalta el riesgo que representan. Demuestra que son terroristas sobre los que no tenemos un perfil completo.”

O sea… según el gobierno, no tener pruebas de que eres un criminal es la mayor prueba de que sí lo eres.

Mari está convencida de que fueron los tatuajes de Mikael —eso y solo eso— lo que hizo que el gobierno de Trump pensara que es un pandillero.

Y… no suena tan loco. El gobierno realmente tiene una lista de tatuajes sospechosos que supuestamente están vinculados al Tren de Aragua… y la lista es amplia: trenes, coronas, rosas, relojes, una estrella, un Michael Jordan. Si esa es la lista de tatuajes de pandillas, entonces casi todos los menores de 50 años son pandilleros.

Ronna Rísquez, periodista venezolana que lleva diez años investigando al Tren de Aragua y que escribió el libro sobre ellos, me dijo varias cosas:

[Ronna]: No existe ningún tatuaje que identifique el tren de Aragua. El Tren de Aragua no tiene o no usa tatuajes como un símbolo o un signo de identidad. El Tren de Aragua es una organización criminal que como el resto de las organizaciones criminales que han existido en Venezuela, no han utilizado tatuajes para diferenciarse de otros grupos. 

[Nadia]: Puede ser, claro, que algunos miembros del tren de Aragua tengan tatuajes. Y que haya coincidencias también. Pero por modas… 

[Ronna]: O sea, muchas personas se hacen un tatuaje porque lo tiene algún famoso como Messi, o por ejemplo, uno de los tatuajes que son utilizados para señalar a los a los supuestos miembros del Tren de Aragua en Estados Unidos es un tatuaje que dice real hasta la muerte. Ese es un tatuaje que han imitado muchos jóvenes porque es el tatuaje de Anuel, un reggaetonero puertorriqueño que se ha puesto de moda en toda la región.

[Nadia]: Para ser justos, el gobierno de Trump dice que no se basa solo en tatuajes… pero en muchos casos no queda claro qué otra cosa están usando.

Aquí es importante poner en contexto qué es el tren de Aragua, un nombre que ha estado sonando en diferentes países de la región y, desde hace un tiempo, en Estados Unidos. 

[Presentador]: So, exactly what is Tren de Aragua and does it pose huge a threat here in the United States.

[Nadia]: Un resumen rápido: es una pandilla carcelaria que nació en Venezuela en la prisión de Tocorón, en 2014 y en 2018 comenzó a expandirse hacia algunos países de Suramérica, como Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Brasil. 

[Ronna]: Cuando hablo de una expansión no significa que es una manada o una gran cantidad de personas que se movieron desde el Tren de Aragua hacia estos países, sino que comenzaron a abrir pequeñas células y estas células pueden ser de tres, cinco o diez personas dependiendo del país, dependiendo del negocio.

En la investigación para su libro, Ronna identificó que son unos 20 los delitos que cometen los miembros del Tren de Aragua. Los que han tenido más presencia fuera de Venezuela son trata de mujeres migrantes, tráfico de migrantes, microtráfico de drogas, extorsión, sicariato y contrabando, entre otros. 

El impacto criminal es diferente en cada país. En Ecuador o en Bolivia, por ejemplo, hay presencia pero al parecer no tanta actividad criminal. Los países más afectados son Colombia, Perú y Chile y algunos de sus gobernantes empezaron a mencionarlo y eso resonó perfecto para la campaña de Trump en el 2024. 

[Trump]: In Venezuela, their prisons have been emptied into the United States. Their criminals and drug dealers have been taken out of the cities and into the United States.

[Nadia]: En Venezuela, las prisiones han sido vaciadas. Sus criminales y narcotraficantes han sido sacados de sus ciudades y han llegado a los Estados Unidos, dijo Trump en marzo del 2024. 

Fue la tormenta perfecta para la campaña electoral de Trump que puso un fuerte énfasis en la narrativa de que los inmigrantes no solo estaban arrebatando los empleos de los estadounidenses, sino que incluso representaban una amenaza a la seguridad nacional. Los inmigrantes se volvieron criminales de facto. 

Pero me pregunté ¿qué tanta presencia tiene realmente el Tren de Aragua en Estados Unidos? Esto me dijo Ronna. 

[Ronna]: Mira, yo no hablaría ni siquiera todavía de células del tren de Aragua, eso ni siquiera está confirmado. O sea, lo que se ha evidenciado o aparentemente evidenciado si confiamos en los criterios o en la o en la narrativa de las autoridades estadounidenses, es que al parecer hay algunos miembros del tren de Aragua que han sido detenidos en Estados Unidos. Sin embargo, es bastante difícil hacer afirmaciones sobre esto, porque hasta ahora la mayoría de los casos en los que se ha señalado a personas de ser del tren de Aragua no tienen una confirmación, no tienen una… no hay una investigación clara que se conozca y que permita decir efectivamente esta persona es del tren de Aragua.

[Nadia]: Cuando le pregunté a Mari qué piensa sobre la acusación de que Mikael es un miembro del Tren de Aragua, se ríe con incredulidad. Especialmente de que haya logrado esconderlo del ojo más agudo de todos: el de ella.

[Mari]: Uno estando con alguien y si tú sabes algo, tú te vas a dar cuenta de si él está en algo raro o no. Y yo soy una persona muy tóxica. Bueno, no soy tóxica así de mujeres, sino de que me gusta estar pendiente de lo que él hace. De todas sus cosas. Me gusta también de su teléfono. Yo permanecía mucho tiempo con él en la barbería. Siempre estamos los dos. Siempre hablábamos por videollamada, mientras que él trabajaba y yo trabajaba, siempre las 24 horas estábamos comunicados.

Entonces yo, como le dije, si yo supiera que él está involucrado en algo yo no gasto tanta plata. A mí me costó conseguir el dinero para la abogada. A mí me costó mucho. O sea, yo no voy a gastar dinero en una persona que yo sé que está haciendo algo mal. ¿Si me entiende? Ni por más que lo quiera. No, porque si la ley, les la ley, si tú hiciste algo mal, tienes que cumplir con eso. 

[Nadia]: Y Mikael está cumpliendo la ley… es una persona que está pidiendo asilo. 

Independientemente de cuál sea su argumento y de si uno cree que debería obtenerlo o no, ese es otro tema. Él está en medio de un proceso legal. Un proceso al que accedió cumpliendo con las leyes de Estados Unidos. No puedo enfatizar lo suficiente qué tan absurdo e injusto es que lo hayan detenido y enviado fuera del país, como si de pronto el debido proceso ya no existiera.

Normalmente, alguien como Mikael presentaría toda su evidencia ante un juez. Documentos. Testimonios. Y entonces el juez decidiría, conforme a las leyes, si Mikael puede quedarse o si debería ser deportado. Ese es el debido proceso: tener el derecho de presentarte ante una corte,  demostrar tu caso, y argumentar por qué deberías estar aquí. Sin eso, el gobierno puede enviar a cualquiera al CECOT. Sin debido proceso, no tienes voz. No tienes defensa.

Apenas vio el video de Mikael siendo rapado, Mari trató de calmarse y llamó a la abogada pensando que ella sabría qué hacer.

Pero no. La abogada no tenía idea qué se podía hacer. Estaba en shock. Me dijo que, en más de 20 años de práctica, nunca había visto algo así. No podía comunicarse con Mikael de ninguna manera. Y justo al día siguiente era su próxima audiencia con el juez.

La abogada me contó que, durante la audiencia, el juez seguía llamando a Mikael por su apellido: “Subero, Subero, ¿dónde está Subero?” El centro de detención no sabía dónde estaba. El abogado de ICE tampoco.

Mari estaba ahí, escuchando por Zoom.

[Mari]: Ellos estaban esperando que Mikael saliera en la videollamada que ellos estaban haciendo para la correccional donde él estaba. Nunca salió Mikael. Los policías no daban una razón, lo único que decían es  que lo estaban están buscando. O sea, ellos movieron a Mikael sin ningún consentimiento de nada. Sin ellos saber lo que estaban haciendo. 

[Nadia]: Durante toda esta historia, acudí a académicos, abogados, centros de investigación que llevan décadas rastreando temas migratorios, para preguntar: ¿Qué está pasando? ¿Por qué?

Y la respuesta una y otra vez fue: no lo sabemos.

Nadie sabe qué hacer aquí, ni abogados ni jueces, porque nunca habíamos estado en esta situación.

El juez de la audiencia de Mikael pospuso el caso, porque… ¿qué más se podía hacer?

La ACLU, la Unión de las libertades cívicas americanas, que hace vigilancia y lucha por el cumplimiento de los derechos constitucionales en los Estados Unidos, ha estado litigando este caso intensamente. En ese tiempo un juez bloqueó todo tipo de nuevas deportaciones a CECOT. Pero nadie sabía qué hacer con los que ya estaban allá. Nadie podía ni siquiera hablar con ellos. Durante muchos meses, Mari no supo nada de Mikael. Hasta que de repente, el 18 de julio, salió una noticia.

[Periodista]: Y en otra noticia de última hora, algunas fuentes indican que estaría por darse la liberación de los migrantes venezolanos que Estados Unidos deportó al CECOT, a la cárcel de Máxima seguridad que El Salvador construyó para pandilleros o miembros de las maras… 

[Nadia]: Se estaba anunciando un acuerdo entre el gobierno de Estados Unidos y Venezuela. Incluía las excarcelaciones de 10 estadounidenses y unos presos políticos detenidos en Venezuela, y de los 252 venezolanos que estaban en el CECOT. 

Y claro, si habían liberado a los detenidos en el CECOT, era posible que uno de ellos fuera Mikael.

[Daniel]: Una pausa y volvemos. 

[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Aquí Nadia. 

[Nadia]: Apenas supe de la repatriación de los venezolanos que habían sido deportados al CECOT le escribí a Mari. Tardó en contestar, no sabía mucho en ese momento y estaba tratando de verificar si, de verdad, Mikael había sido liberado. Además, en caso de que Mikael sí estuviera entre los liberados, Mari, antes que nada quería saber lo básico: si estaba bien de salud. 

Con los días empezaron a salir testimonios de otras personas que estuvieron detenidas. 

Hablaban de maltratos y torturas. El gobierno de Estados Unidos negó lo que decían los testimonios. 

Al poco tiempo, Mari me confirmó lo que esperábamos: que Mikael sí había sido liberado y se estaba instalando, de nuevo, en Venezuela… 

[Mikael]: Cónchale, Sentí que mi vida se había acabado totalmente.

[Nadia]: Este es Mikael. Finalmente pudimos hablar con él unos meses después de su liberación. 

Fue una colega de Radio Ambulante Studios, la periodista Mariana Zúñiga, la que logró entrevistarlo a principios de noviembre fuera de su trabajo, en una barbería de una zona concurrida en Caracas. Era hora pico, y Mikael no quería hablar adentro, frente a sus compañeros de trabajo. Además, le dijo a Mariana que su regreso ha sido emocionalmente complejo. 

De hecho toda la experiencia fue difícil para Mikael. Nos contó que apenas lo detuvieron en su apartamento en Nueva York aquella mañana de invierno… empezaron a interrogarlo. 

[Mikael]: Y me hicieron muchas preguntas fuera de lugar, cosas que yo no tenía, que me sacaban de contexto y sentí que me querían, como que obligar a decir cosas que yo no sabía.

[Nadia]: Le hacían preguntas que parecían diseñadas para vincularlo con pandillas. Como si fuera una trampa. Mikael no sabía nada. Los oficiales le  dijeron que lo iban a detener y que, si no colaboraba, lo iban a deportar. No entendía nada de lo que estaba pasando. Pero eso sí: estaba seguro que no había hecho nada malo y pensaba que las cosas se arreglarían. 

[Mikael]:  Yo tenía fe en que me tenían que soltar, porque yo sabía que yo nunca había cometido ningún tipo de delito y por eso tenía ganas de pagar abogados. Pagué el abogado y cosa que no me sirvió para nada porque no me permitieron ni siquiera ver una corte.

[Nadia]: Como ya dijimos, lo llevaron a un centro de detención en Pennsylvania. Mikael dijo que era básicamente  una cárcel. No recibía sol, había 3 personas por celda, no los dejaban salir a tomar aire ni siquiera.

[Mikael]: Literalmente andaba con personas que estaban condenadas. Americanos que tenían ya condenas. Estaban pagando tiempo y no sabía ni siquiera el por qué. Yo estaba ligado con gente peligrosa. Sí, literalmente a mí no me encontraron haciendo nada.

[Nadia]: Cuando preguntaba por qué lo tenían detenido si él nunca había cometido un crimen, le decían que haber entrado al país ya era un delito. Lo cual no es técnicamente cierto. Porque, cuando lo detuvieron, Mikael estaba haciendo el proceso legal de petición de asilo, siguiendo los protocolos establecidos por la ley.

En Pennsylvania duró más de un mes encerrado. Tenía una cita con la corte de ese estado en unos pocos días cuando lo trasladaron a Texas. 

[Mikael]: Simplemente me agarraron. Me montaron en un autobús, de nuevo un avión. Me mandaron para Texas sin ninguna justificación, sin hablar con mi abogado, sin permitirme nada.

[Nadia]: En Texas, las cosas eran un poco menos duras. Había un campo de fútbol, espacios abiertos, podían distraerse… Ahí Mikael  empezó a hablar con otras personas detenidas, a tratar de adaptarse. En Pennsylvania lo había pasado muy mal. Pero este nuevo espacio duró poco. Apenas 8 días después de haber llegado, le dijeron a él y a otros venezolanos que recogieran sus cosas. 

[Mikael]: Me entregaron las pertenencias que yo tenía cuando fui detenido en… por primera vez y solamente un tipo nos dijo que ya si ya se van para su país, pero o sea, literalmente todo era sarcasmo. 

[Nadia]: Era un oficial. Lo dijo con hostilidad. Era imposible para Mikael sentirse tranquilo. Sin firmar una orden de deportación ni ningún documento lo montaron en un avión. Al aterrizar, Mikael se dio cuenta de que no estaba en su país. 

[Mikael]: Lo primero que vimos fue como 3500 funcionarios policiales, cualquier tipo de cualquier tipo de carros y de armas. 

[Nadia]: De inmediato supo que estaban en El Salvador  

[Mikael]: Ocho meses antes, un año antes, ya yo había visto los videos de esa misma cárcel y fue como como ¡mierda! Estoy en mi peor pesadilla.

O sea, literalmente ellos tenían un show armado allá en El Salvador, esperándonos a nosotros, como que si de verdad nosotros fuéramos unos terroristas y ellos estuvieran esperando a unos terroristas.

[Nadia]: Les ordenaron salir. 

[Mikael]: Ninguno nos queríamos bajar del avión porque ya sabíamos que íbamos para el infierno y ellos nos obligaron. Nos forzaron a golpes, a bajarnos del avión y literalmente esos fueron golpes y golpes Desde que nos bajamos del avión hasta que llegamos a la puerta del CECOT, nos raparon y hasta que nos metieron en la celda fueron fueron golpes hasta que nos metieron dentro de las celdas, golpes y golpes como por cuatro horas.

[Nadia]: Todo esto mientras les decían cosas como “bienvenidos al infierno”, o, a las personas con sobrepeso, “no se preocupen, que aquí van a salir como un palo”. Cosas como… “de aquí nadie sale vivo”. 

Les quitaron todas sus cosas y los encerraron en celdas, 15 personas por celda. No les dieron nada de comer. Esa noche Mikael se fue a dormir pensando que su vida se había acabado. 

Fue hasta el día siguiente que les dieron instrucciones: no podían hacer ruido, no podían hablar de una celda a otra, a las 7 de la tarde tenían que estar acostados en sus catres, tenían que comerse la comida que les daban obligatoriamente, aunque no tuvieran hambre. Y si alguien rompía las reglas… 

[Mikael]: Nos ponían a todos de rodillas en posición de castigo por 2, 3, 4 horas, hasta que ellos les daba la gana y nos mandaban a acostarnos otra vez.

[Nadia]: Y así empezaron a correr los días… Tenían que levantarse obligatoriamente a las 5 de la mañana y bañarse de inmediato. Luego, venía el desayuno. Los mandaban de nuevo a sus celdas hasta el mediodía. A esa hora llegaba el almuerzo. Ya en la tarde, a veces había oportunidad de estirarse. A los detenidos de cada celda los dejaban salir 20 minutos. Pero solo salían 10 celdas por día. 

[Mikael]: Hacíamos ejercicios de estiramiento. Los que estaban enfermos los llevaban al hospital, les hacían el chequeo médico…

[Nadia]: Y luego a la celda de nuevo. A las 6 de la tarde cenaban. Y luego tenían que acostarse hasta la mañana siguiente. 

[Mikael]: Pensaba mucho en mi familia. Pensaba mucho en la injusticia que que había pasado conmigo. Porque la vida era injusta. ¿Por qué me está pasando esto a mí si hay tantas personas malas en la calle? Y yo, que literalmente soy una buena persona, estoy aquí. Era lo que más yo pensaba en las noches más que todo, y nada, le pedía mucho a Dios por mi familia, por mí, por mi novia, por, por todas las personas que yo le tengo aprecio.

[Nadia]: Los días se convirtieron en semanas. Nunca les dieron información sobre cuánto tiempo los tendrían ahí o qué podían hacer para comunicarse con sus seres queridos. 

[Mikael]: Lo único que nos decían era que de ahí no íbamos a salir nunca y que en nuestro país no nos querían, que por eso como nuestro país no nos querían, estábamos ahí.

[Nadia]: La comida era difícil. Para el desayuno, les daban avena y a veces una galleta. Solo comían huevo una vez por semana. Todos los días, el almuerzo y la cena eran arroz y frijoles. De beber les daban agua hervida, de un pozo que tenían en el CECOT. Mikael siempre sospechó que esta agua no era apta para tomar. Y parece que tenía razón.   

[Mikael]: A todos nos dio dolor de estómago, vómitos, diarrea. Mientras tanto que el cuerpo se iba acostumbrando a todas esas cosas malas, pues.

[Nadia]: Parte del día a día era darse apoyo entre sus compañeros de celda. 

[Mikael]: Nos damos fuerza uno al otro y nos damos positividad uno al otro. Orábamos mucho, le pedíamos a Dios entre todos, nos arrodillábamos, entre todos, hacíamos oraciones, hacíamos diariamente oraciones en las noches y eso como que nos recargaba de positividad, nos los recargaba de fe y no así no permitía que nos termináramos de derrumbar por completo.

[Nadia]: Era una lucha diaria. Si se les acababa el tanque de agua de la celda, se tardaban dos o tres días para volverlo a llenar. No podían ni bañarse ni lavarse los dientes. Los baños eran un hueco en el piso. Y los castigos cuando alguien rompía las reglas no solo eran golpes. Por ejemplo, les quitaban las cosas para la higiene: la pasta dental, el jabón… En su celda le  pasó una vez. Por jugar a los dados. Dados que ellos mismos construyeron. 

[Mikael]: Y como ellos se dieron cuenta que estábamos haciendo juegos para distraernos con el papel toilet y la crema dental, no lo suspendieron por un mes entero para que no hiciéramos nada y para que no tuviéramos higiene.

[Nadia]: Estuvieron un mes sin jabón para bañarse y sin pasta dental para lavarse los dientes… Un mes sin papel higiénico. 

[Mikael]: Un mes como un animal. Asqueroso. Me sentía asqueroso a diario. No me soportaba. Ya de por sí, ya era feo dónde estábamos. Y eso hacía que el entorno fuera peor todavía. Porque los presos, los detenidos, como sea que lo quieran llamar, se andaban de mal humor, pues…

[Nadia]: En ese ambiente tan difícil, las semanas se convirtieron en meses. Cuatro para ser precisos. Nunca supieron nada del mundo exterior. 

Y un día, de la nada, a las 3 de la mañana prendieron todas las luces. 

[Mikael]: Llegaron los periodistas, fotógrafos, y nos mandaron a desvestir, que todos saliéramos en bóxer, celda por celda, en fila, celda por celda.

[Nadia]: Les dieron una ropa doblada, se vistieron y los subieron en autobuses. Unos pensaban que iban de vuelta a Estados Unidos, otros a Venezuela, otros pensaban que iban a otra cárcel en El Salvador.  

Ya en el autobús, Mikael recuerda que se subió un hombre venezolano. Era del gobierno de su país. 

[Mikael]: Y nos dijo que ya le podían dar gracias a Dios, que ya iban a salir de esto, que ya nos íbamos para nuestro país. Que simplemente aguantáramos y no hiciéramos nada mal, porque el mínimo, el mínimo fallo, la mínima cosa negativa que ellos vieran, ellos podían hacer que nosotros no viajáramos,

[Nadia]: Se sintió un alivio inmenso en ese autobús en el que estaba Mikael. 

[Mikael]: Literalmente no fue nada para nada esperado. Fue muy… que fue muy de sorpresa y nada, fue un viaje lleno de emociones. En ese transcurso, en ese avión, todos los que estábamos montados en esos aviones teníamos los sentimientos a millón uno porque todos lo veíamos, que todo lo malo que habíamos pasado, otro porque este ya queríamos estar en nuestro país, otro porque queríamos la libertad. Unos estaban felices, otros estaban tristes, pero era una lluvia de emociones. Ese día en el que estábamos en el avión.

[Nadia]: Cuando llegaron al aeropuerto en Venezuela, ya había familiares de muchas de las personas que estaban detenidas. El gobierno ya había avisado. A Mikael le dijeron que pensaban que iban a llegar peor de lo que se veían. Pero él cree que una gran parte de las personas se sentían fuertes… 

[Mikael]: A pesar de que veníamos del infierno, veníamos sonriendo, veníamos celebrando, veníamos felices, pero eso es parte de ser venezolano.

[Nadia]: Una de las primeras cosas que hizo en Venezuela fue llamar a Mari. Después de 4 meses sin comunicación. Algo que Mikael siempre tuvo en su cabeza fue su número telefónico. Lo memorizó. 

[Mikael]: Eran tan grandes las ganas y el desespero de yo llamarla que pagué 20 dólares por cinco minutos de llamada. Pero valieron totalmente la pena porque apenas la llamé vi la alegría de sus ojos. Vi la alegría de su cara. Vi la tristeza. Como que, como ¡qué mierda! ¡Por fin! Ya. Esto se acabó,

[Nadia]: Cuando hablamos con él, Mikael llevaba 3 meses de haber regresado a su país. Hoy se siente feliz, agradecido de haber recuperado una vida que en esos meses oscuros en el CECOT creía perdida para siempre. Pero los primeros días fueron duros. 

[Mikael]: Me sentía muy cohibido, cohibido de conversar, cohibido de salir. Me sentía como que aún no podía asimilar todo lo que había vivido y la realidad de lo que ahora estaba, que ya estaba libre. Aún así, ya estando libres, no podía echar a un lado lo malo que había vivido. 

[Nadia]: Con el tiempo ha ido intentando cerrar la página y ver al futuro. 

[Mikael]: Tengo la oportunidad de poder seguir saliendo adelante en cualquier lugar. Si hoy tengo la libertad de poder decidir si me voy a otro país, si me quedo, si hago cualquier cosa con mi vida porque soy libre, pues.

[Nadia]: Con Mari, ya hay planes. Ella va a comprar el boleto de avión de vuelta a Venezuela pronto. No volverá a los Estados Unidos. Prefiere estar en Venezuela, con Mikael. Esperan pasar navidad juntos. 

[Mikael]: Feliz y ansioso. Literal. La única pieza que me falta para poder recuperar mi vida es ella, porque es parte de ella, pues y ya pronto.

[Nadia]: Luego, todo estará bien. 

[Daniel]: Una versión parcial de esta historia se publicó en inglés en el podcast This American Life. Se titula Solving for Where. En las notas del episodio pueden encontrar un link al episodio. 

Nadia Reiman es editora de This American Life y vive en Nueva York.  Esta historia fue editada por Camila Segura, Luis Fernando Vargas y por mí. Mariana Zúñiga, productora en El hilo, reporteó desde Venezuela. Marisa Robertson Textor y Bruno Scelza hicieron la verificación de datos. El diseño de sonido es Andrés Azpiri con música original de Rémy Lozano, Ana Tuirán y de Andrés. 

El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Adriana Bernal, Aneris Casassus, Diego Corzo, Emilia Erbetta, Samatha Proaño Camilo Jiménez Santofimio, Lina Rincón, Natalia Ramírez, David Trujillo, y Elsa Liliana Ulloa. 

Carolina Guerrero es la CEO. 

Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.

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Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

 

Créditos

PRODUCCIÓN
Nadia Reiman


EDICIÓN
Camila Segura, Luis Fernando Vargas y Daniel Alarcón


VERIFICACIÓN DE DATOS
Marisa Robertson Textor y Bruno Scelza


DISEÑO DE SONIDO 
Andrés Azpiri


MÚSICA
Andrés Azpiri, Rémy Lozano y Ana Tuirán


ILUSTRACIÓN
Diana Carmenate


PAÍS
Estados Unidos


TEMPORADA 15
Episodio 10


PUBLICADO EL
12/02/2025

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