Transcripción: La familia del milenio

Transcripción: La familia del milenio

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Daniel Alarcón: Ok, bueno. Preséntate.

Teresa Prévidi: Soy Teresa Prévidi, soy profesora de cine y también documentalista.  Llevo como año y medio trabajando en un documental de mis amigas Ángeles y Mili.

Daniel Alarcón: Y ¿por qué? ¿Qué tienen de especial tus amigas?

Teresa Prévidi: Pues, nada de especial. Son personas común y corriente. Pero luchar para que se les trate así, ha sido toda una odisea.

Daniel Alarcón: Bienvenidos a Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón.

Bueno, ¿cómo y cuándo comenzó todo esto?

Teresa Prévidi: Bueno, Angie y Mili son una pareja lesbiana, y forma parte de un grupo que llevamos muchos años como amigos, ¿verdad? Y que yo le llamo así, pues, “la tribu”. Y ellas decidieron para el año 95 ser madres, pero ser madres lesbianas en un mundo tan homofóbico y conservador pues representó unas luchas que no esperaban que se iban a enfrentar.

Daniel Alarcón: Hoy, en Radio Ambulante la historia de una familia puertorriqueña. Así de simple. Una familia.

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Teresa Prévidi: Ok. En el 1995, Angie y Mili  llevaban como unos 7 años de relación, y decidieron que querían tener hijos, formar una familia. Pensaron primero en adoptar, pero para ese tiempo en Puerto Rico las leyes no permitían que parejas gay adoptaran. Luego pensaron que a lo mejor alguno de los varones del grupo, de la tribu, pudiera  ser un donante, pero eso iba a traer muchísimas complicaciones. Así que finalmente decidieron irse por la inseminación artificial con un donante anónimo.

Aunque, bueno, eso  no era  tan fácil. Esta es Angie:

Angie: Depende primero de que haya un médico que esté disponible, depende de que haya un donante, ese donante uno tiene que realmente hacer una evaluación bien concienzuda de ese donante porque tú no lo conoces.

Teresa: Bueno, no lo conoces, pero tampoco es que no se sepa nada de él. Así funcionan estas cosas, ¿verdad?. Como que no se escoge completamente a ciegas. En estos procesos siempre hay algo de información. Y un día dieron con un donante que era vicepresidente de una compañía de software de Silicon Valley.  Y el tipo parecía brillante por la información que daba. Y esto fue lo que Mili me contó:

Mili: Tenía 10 patentas de nanotecnología, que yo te digo, yo lo repito así, pero no sé ni de lo que estoy hablando. Y me mandó dos fotos de sus hijos. Y él me envió un paquete con información sobre él. Su resumé y sus transcripciones, todo era como su ejecutoria académica. Ay eso fue tan chistoso.

Teresa: Sí, su hoja de vida. Fue como si estuviera aplicando a un puesto de trabajo, porque tenía todo su curriculum, su pedigree, pero todo sonaba bastante bien. Así que decidieron escogerlo como donante. Ahora solo faltaba conseguir el doctor que le hiciera la inseminación a Mili.

Y ahí sí que tuvieron dificultad. En Puerto Rico, incluso hoy día, no hay muchos especialistas en fertilidad y en aquel entonces menos. Habría en San Juan como cuatro, seis, ¿verdad? Así es que ellas empezaron a tocar las puertas de dos o tres que les empezaron a decir…

Angie: Que ellos no atendían parejas homosexuales para tener bebés. Son oficinas privadas, tienen toda la capacidad para decir que no.

Teresa: Así, de frente. Bien grosero. Y fue cuando ellas se empiezan a dar cuenta que esto iba a ser una batalla mucho más fuerte de lo que ellas esperaban.

Así me lo describió Mili.

Mili: Porque yo siempre asumí esto como esto yo lo voy a hacer y se acabó. O sea yo nunca pensé que estaba rompiendo algo tan grande. Yo simplemente decía: yo quiero esto, ¿porque esto yo no lo puedo tener?

Teresa: Fueron muchos meses de rechazo y, claro, de decepción y rabia. Aunque vivían en una sociedad homofóbica, siempre habían estado rodeadas pues de amistades, de familiares que las apoyaban. Pero ahora la homofobia les estaba negando su derecho fundamental a poder ser mamás.

Al final una amiga de nosotras que es doctora hizo las gestiones para buscar una opción distinta. Y a través de ella encontraron una especialista en fertilidad que estaba disponible para atender a Mili inmediatamente. Y Mili y Angie fueron a la primera consulta, pero sin muchas esperanzas. Cuando entraron había…

Mili: Una enorme imagen de la Diosa de la Fertilidad India. Y es como un «shrine», porque están todas las paredes de arriba a abajo llenas de fotos de niños, de bebés. Pero una cosa, te digo, si tú no sabes dónde estás entrando, tú dices esto está bien loco.  

Teresa: Este consultorio era, claramente, muy diferente al de otros doctores, que eran bien fríos y sobrios. Así es que de entrada fue algo positivo que les dio confianza, porque era un espacio mucho más acogedor. Y la doctora era una bastante de vanguardia que desde el primer momento estuvo dispuesta a hacerle el tratamiento a Mili.

Mili: Bueno, ella cuando me vio me dijo: «este bebé, a ti hay que preñarte ya porque este bebé tiene que nacer en el 2000. Este es un bebé del milenio».

Teresa: El bebé del milenio. Bueno, ya era marzo, así que solo quedaban 9 meses para que se acabara el 99. Y lo lograron.

Siete meses después, en octubre, Mili quedó embarazada. Ambas se prepararon para recibir al bebé.

Angie: Yo hice las clases de parto con ella porque yo quería estar en el parto. Mili se cuidó muchísimo, las últimas semanas estaba… hizo una barriga bien grande así es que íbamos mucho a la playa, caminábamos en el centro comercial que había aire acondicionado porque hacía un calor terrible.

Teresa: Decidieron ponerle Juliana.

Angie: Juliana nació un 21 de julio de un verano bien caluroso. Nació por vía natural y yo la vi inmediatamente que nació.

Teresa: Yo no estuve en el parto pero lo que me contaron es que la gente veía a Angie ahí, en el hospital, esperando y decía, «¿y esta quién es?» O sea, si no es prima, no es la hermana, no es la tía. ¿Quién es esta mujer? ¿Qué hace aquí?

Y esta reacción de la gente en la sala de parto era como un anticipo de lo que ellas se iban a enfrentar, de que la sociedad no iba a reconocer a Angie como la mamá de Juliana. Mili me lo expresó así:

Mili:  Entonces, si me pasa algo, si me enfermo, ¿cómo vamos a lidiar con esto?

Teresa: Bueno pues claro, porque en caso de que Mili no estuviera presente -por la razón que fuera- pues son muchas las cosas para las que se necesita la potestad sobre los hijos, como citas médicas, la escuela, entre otras cosas. Y es que la ley puertorriqueña no permitía que una mujer homosexual adoptara a la hija de su compañera.

Y si Angie quería que la reconocieran como la madre adoptiva de Juliana, iba a tener que ir a las cortes a retar las leyes de Puerto Rico. Y fue en ese momento que apareció la Clínica Legal de la Escuela de Derecho de la Universidad de Puerto Rico.

Angie: Ellos tienen una clínica que tiene distintas especialidades. Esta en particular es para defender en contra del discrimen por orientación sexual e identidad de género. Y entonces la licenciada que estaba a cargo de la clínica, nos dice que están buscando un caso parecido al nuestro.

Teresa: Y además ofrecían cubrir todos los gastos, que por supuesto aceptaron.

Angie: Se inició un proceso a través de la clínica y el Departamento de la Familia y empezó una investigación completa que ellos hacen a todas las parejas.

Teresa: Pero fue muy dificil porque las trabajadoras sociales investigaron todo. Hasta los pantis. Porque, claro, por lo general los casos de adopción vienen de familias donde ha habido maltrato, pero este no era el caso. Juliana había crecido toda la vida con mucho amor. Pero igual investigaron todo a fondo.

Mili: Entonces fue a la casa, la trabajadora social.  Que no me voy a olvidar nunca, porque ella fue y encontró todo bien chévere y vio la casa. Y cuando va a terminar, después que nos hace todas la preguntas, nos dice «ah, ¿y por qué ustedes no tienen otro bebé?»  Ella se fue de esta casa diciéndonos eso.

Teresa: Lo próximo era ir a corte. Y Angie y Mili fueron por primera vez como en el 2006 y llegaron a la sala de un tribunal que se ocupa de los casos de familia aquí en San Juan.

Mili: Físicamente son estas salas hiper-iluminadas, una cosa que te molestan los ojos. Un frío. Olvídate. No hay nada que te cobije porque es un frío así como institucional.  Y las caras de la gente, dios mío, las caras de la gente. Yo digo que es un sitio donde habita la angustia.  

Teresa: Y es que en esas salas se ven casos de abusos de niños, de maltrato, de disputas de divorcio. Entonces hay una carga bien negativa en esas salas.

Mili: O sea, es un lugar bien difícil, bien difícil, porque se trabajan historias bien tristes.  Hay mucha inequidad. No puedes dejar de mirar. No puedes dejar de darte cuenta que la justicia aquí, ¿verdad? no es ninguna justicia.

Teresa: Pero aunque suene raro, Angie y Mili igual se sentían confiadas porque el testimonio más importante era la de la trabajadora social y ella ya había dicho cosas muy positivas de su familia. Pero lo que dijo frente a la jueza fue algo muy distinto.

Angie: Utilizó argumentos que rayan en lo religioso. Dice que sí que la niña está bien, que todo está bien, pero que realmente los niños necesitan un papá, y que el código civil no lo contempla y pues la jueza, en derecho, no podía darme la adopción porque no había reglamentación en esa dirección.

Teresa: La justificación que les daban fue esta: siempre se busca el mejor bienestar del menor, pero el mejor bienestar del menor estaba allí. El problema era que era una pareja lesbiana. Así de simple. Porque si fuera Angie un hombre, se lo hubiesen dado.

Mili: Cuando esa gente nos dijo que no, Angie empezó a llorar, ay fue bien, bien duro.  Yo tenía tanto coraje con ellos por hacerla llorar. Entonces, ella estaba Ángeles no es una mujer que llora así con facilidad y ella se derrumbó. Porque qué tú haces cuando la autoridad máxima te dice que no.  

Juliana: Yo sabía que, tú sabes, había alguna gente que no nos reconocía como familia, pero no estaba muy segura sobre el aspecto legal.

Teresa: Esta es mi queridísima Juliana. Para ese entonces, era pre-adolescente y estaba consciente de todo lo que estaba pasando. Además, ella siempre ha sido una chica muy inteligente, aunque muy tímida.  Es más privada que nada. Se parece en eso a Angie, que le gusta estar detrás de la cortina. Y durante todo este proceso se le estuvo protegiendo mucho.

Juliana: Yo, más o menos siempre lo he sabido, porque mis madres me han dicho: aunque todas las familias son diferentes, pero tú vienes de una familia especial.

Teresa: Porque ninguna de sus compañeras tenían dos mamás.

Juliana: Pero no era como que… no me sentía mal por eso, era como «oh, somos diferentes… ok».

Teresa: Pero bueno, hubo momentos en los que ni Mili ni Angie pudieron protegerla de los prejuicios de los demás. Cuando era chiquita, un compañerito de su escuela le dijo:

Juliana: «¿Quién tú quieres más, a tu papá o a tu maestra?» Y yo le digo «ah, yo no tengo papá».  Y él: “¿por qué?»  Y yo: «Es que yo tengo dos mamás y todo eso» y le expliqué. Y él: «Uy, esas mamás son patos”.

Teresa: Y es que en Puerto Rico existe una costumbre muy fea, ¿verdad?, insultante,  que es que llaman despectivamente a los hombres gays y a las mujeres lesbianas, “patos” y “patas”.

Juliana: Era la primera vez. Digo, mis madres me habían hablado de homofobia antes, pero era la primera vez que me había pasado una cosa así directamente, como que me quedé paralizada y en shock.

Teresa: Y todavía faltarían situaciones duras que enfrentar. Juliana seguía creciendo, el caso de Angie seguía su proceso en las cortes del país.  En ocho años, dos tribunales le habían negado la adopción. Ahora solo quedaba el Tribunal Supremo de Puerto Rico.

Mili: Tres años se sentó el supremo sobre ese caso.

Teresa: Y mientras esperaban a que el tribunal finalmente aceptara el caso, Juliana tuvo una idea.

Juliana: Ellas estaban hablando de: «Ah, nos llegó la noticia de que en Nueva York habían legalizado ya el matrimonio gay». Y yo les dije: «¿Por qué no se casan allí?, Nueva York es super cool. Este, ustedes, aunque han llevado más de 20 años juntas no están casadas, so, ¿por qué no se casan y ya?». Y ellas: «oye, sí».

Mili: Yo creo que ella necesitaba tener algo de legitimidad, poder decirle a alguien: “pues ellas están casadas”, poder decir algo, ¿no?

Teresa: Se casaron el 12 de julio del 2012. En el momento, era casi simbólico, porque en Puerto Rico no se reconocía este tipo de matrimonio. Pero esa decisión de casarse resultaría clave un poco más adelante.

Y poco más de seis meses después, el Tribunal Supremo de Puerto Rico finalmente decidió atender el caso de adopción de Angie. Pero no fue un buen resultado.  En febrero del 2013 bajó la decisión: 4 jueces a favor y 5 en contra.

Perdieron.

Angie: Casi ganamos, ¿verdad? casi se da un empate. Y fue bien duro. Nosotras, por lo menos yo, quería que Juliana tuviera todos los derechos que tiene una hija en una familia heterosexual. Yo no quiero que mi hija sea discriminada.

Teresa: Porque además como esta discusión se hizo pública, todo el mundo hablaba de esta familia y de las madres lesbianas. Y Mili decía «bueno, se van a imaginar a una madre lesbiana como una cosa con cuernos, rabos, esta cosa terrible, horrorosa. Entonces cuando se derrotó en el tribunal supremo lo de la adopción, se hace una conferencia de prensa y Mili  dice yo voy para allá y voy a dar la cara.

Mili: Porque ellos tienen que ver una cara. Esta gente ha hecho una cosa tan fea y tan ofensiva, ellos tienen que ver cómo eso impacta a los seres humanos, porque a quien ellos se lo hicieron no fue a una idea, fue a un familia de verdad, de carne y hueso. Y yo quiero que ellos me vean y que me escuchen.

Teresa: De la noche a la mañana Mili se convirtió en noticia de primera plana.  Estaba en los periódicos, en las noticias de la televisión. Era la persona más comentada de Puerto Rico. Pero para Angie, no fue tan simple. Ella tiene otro carácter, como ya sabemos es más privada.También por su profesión…

Angie: Yo soy psicóloga de niños, de niños con necesidades especiales y pues siempre me he mantenido bien discreta, me mantuve discreta por mi profesión.

Teresa: Tenía mil razones para sentirse presionada y ansiosa. Pero también estaba furiosa por todo lo que estaba pasando.  Tres meses después de que el Tribunal Supremo le negara la adopción, el equipo legal pidió una reconsideración del caso. Angie no se supone que fuera al tribunal ese día, solo su equipo legal, porque sabían que los medios estaban esperando en la corte para cubrir el caso.

Pero cuando iba en el carro, Angie llama a una amiga y le pregunta ¿qué tal si yo voy también con las abogadas a la corte? Y la amiga le dijo: bueno…

Angie: “¿Qué te voy a decir? Vas a tener en tu oficina una fila de gente en contra que va a dar la vuelta a la manzana y a la derecha vas a tener otra fila dándole la vuelta a la manzana a favor, así es que esa es una decisión que tú tienes que hacer”.

Y ahí mismo yo salí del expreso y giré y llegué al Supremo. Y ahí llegó la prensa, salieron todas las fotos de nosotras. Y eso pues, obviamente, ha cambiado nuestra vida totalmente.

Teresa: Quizás pensó que la iban a condenar, la iban a insultar, tirarle piedra, pero no… Se levantó una solidaridad bien grande, de muchas familias, de mucha gente en apoyo.

Mili: Yo creo que el hecho de que nosotros saliéramos y que la gente nos viera, nos permitió que nos dieran su empatía. Pero yo me imagino que toda esa gente habrá pensado en su familia, esa persona gay en su familia que todo el mundo tiene, y se identifican. Nadie quiere que a sus hijos, a sus hermanos los rechacen, les quiten los derechos.

Teresa: Pero claro, no todas las reacciones fueron positivas. También salió otra gente diciendo barbaridades, sobre todo en las redes sociales y en la sección de los comentarios de periódicos en internet.

Periodista: La mayoría de los puertorriqueños se resisten al cambio, al menos eso, comprobó una encuesta del periódico El Nuevo Día que revela que los boricuas no están de acuerdo con que las personas homosexuales se casen así como que puedan adoptar. Por otro lado, el arzobispo de San Juan salió en defensa de la sentencia del Tribunal Supremo que rechazó la petición de una mujer de adoptar a la hija biológica de su compañera…

Teresa: Pues toda la atención que recibieron en los medios de comunicación pues le pasó factura… entonces la gente las reconocía y Mili cuenta que una vez estaba sentada en un avión, en el asiento de su ventanilla, con los audífonos puestos, un señor se sentó en el pasillo y le empezó a hacer unas señas para llamarle la atención. Mili se quitó los audífonos, y el hombre empezó…

Mili: «¡Dios te ama! ¡Cristo te ama!», pero de una manera que era como… casi que me iba a dar…  

Teresa: Porque, claro, la reconoció y eso tiene salir en los medios de comunicación, que ven tu cara, ya saben quién eres, que eres lesbiana y la gente homofóbica pues la  toma contigo. Pero Mili se supo defender muy bien.

Mili: Y yo le dije: «se va a su asiento ahora mismo, porque voy a llamar a la… puse el dedo… la voy a llamar… y lo van a sacar con esposas de aquí”. Se levantó y se fue.

Y le dije a la azafata, “mira, ese señor vino pacá horita, yo quiero que lo veles. Si viene para acá me haces el favor y llamas a seguridad» No lo hizo más.

Teresa: El 2 de mayo del 2013, el Tribunal Supremo dijo que no iba a reconsiderar el caso. Los jueces fueron bien contundentes: “Aténganse a lo resuelto por este tribunal”, o sea:

Mili: «No, y no vuelvan más».  Así decía, no regresen más. O sea, no queremos más reconsideraciones.

Teresa: Fue una frustración bien grande y un momento de decir, ¿se logrará? Por lo menos yo lo pensé, ¿esto lo lograrán? ¿Lo lograrán cuando Juliana sea mayor de edad? Yo no sé si ellas se lo cuestionaron, yo sí me lo cuestioné, porque se veía tan dura esa lucha.

Angie: Yo pasé días…este…llorando, con un dolor inmenso, terrible. Este… cada vez que me preparaba para esto, cada vez que hablaba sobre esto y todavía me emociono… este… pensar, ¿verdad? toda esta maraña de lazos, ¿verdad? que unen de alguna manera la vida de una con la otra que no son reconocidos por la sociedad, ¿verdad? o por el Estado.

Juliana: Yo me acuerdo que me lo dijo en el carro y estaba bien frustrada. «Ay nos dijeron no otra vez y ¡ay!, pero vamos a seguir tratando, vamos a seguir» y yo: «dale, vamos, que se puede».

Teresa: ¿Pero cómo? Parecía que el caso de Angie había llegado al final del camino. La corte más importante de la isla había negado su petición de adopción tres veces.

Pero aún quedaba un tribunal al que podían apelar, porque en Puerto Rico la corte suprema de la isla no tiene la última palabra. Hay que recordar que Puerto Rico, para bien o para mal, es una colonia de Estados Unidos, y la decisión final la tiene la corte de allá, no la de acá. Y en este caso eso fue muy importante…

En ese tiempo había un caso muy importante para el movimiento por los derechos de los gays en Estados Unidos. El movimiento estaba a punto de lograr que se declarara inconstitucional una ley conocida como DOMA o Acto de defensa del matrimonio. Bajo DOMA, aunque un estado reconociera el matrimonio gay, el gobierno federal no estaba obligado a reconocerlo.

Y el 26 de junio de 2015, la Corte Suprema de Estados Unidos sacó esta decisión.

Noticia: Victoria histórica de los defensores del matrimonio gay en Estados Unidos, el Tribunal Supremo, la más alta instancia judicial del país, ha declarado inconstitucional una ley de 1996 que definía el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer…

Teresa: Y fue ese mismo día que comencé a grabar el documental sobre la familia de mis dos mejores amigas.

Angie: ¡Ganamos! ¡Ay, qué maravilloso!

Teresa: Esa fue la primera escena que grabé. Yo fui a la escuela de salud pública, donde Mili tiene su oficina como profesora, allí estaba ella con Juliana que estaba como somnoliente, como abrumada, sin procesar mucho la noticia, el teléfono no paraba de sonar… La oficina de Mili que es muy pequeña, llena de libros y también de banderas gays, se llenó de sus compañeros de trabajo y estudiantes que fueron desfilando a felictarlas… En eso llega Angie, y se abrazan con esta alegría tan grande porque ya cada vez estaba más cerca el hecho de que pudiera adoptar a Juliana…

Angie: ¡Qué maravilloso sentirse que uno es igual a todo el mundo, bajo la ley!

Teresa: Y entonces como Mili y Angie se habían casado en el 2012 en Nueva York, su matrimonio ahora era legal en Puerto Rico. Aunque en la isla no existía el matrimonio de parejas de un mismo género, la decisión del supremo de los Estados Unidos convertía a Angie en la esposa “legítima” de Mili.  Era una manera inesperada de lograr el cambio que buscaban ante las autoridades puertorriqueñas.

Mili: Porque ellos nunca se imaginaron que iban a aprobar el matrimonio igualitario.

Teresa: Cualquier impedimento para la adopción ya estaba salvado, porque en la constitución dice que una pareja casada puede adoptar el hijo de la otra. Y en ningún momento en la constitución dice, salvo los matrimonios gay.

Para oficializar la adopción, Angie tenía que regresar al lugar donde había comenzado todo este proceso más de 10 años antes: a la corte de familia de San Juan. El 9 de diciembre del 2015, Angie y Mili regresaron con todo su equipo legal a la corte.

Mili: Esto fue como otro país. Otro planeta. Totalmente distinto.

Teresa: La corte ya no era ese  lugar frío y amenazante que se encontraron Mili y Angie por primera vez en el 2005. Esta vez había un ambiente de fiesta, estábamos todos los amigos, la familia, que hemos apoyado a Mili y Angie en todo este proceso. Y además esta vez se contaba con el testimonio de una testigo que no pudo estar en la primera vez: Juliana.

Juliana: Bueno, antes del tribunal yo estaba un poquito nerviosa, porque yo decía «qué pasa si… este… digo algo mal y perdemos el caso, o si, este, me pongo bien nerviosa y piensan que estoy mintiendo o algo, no sé…

Teresa: Cuando fue su turno de testificar, la jueza le empezó a hacer preguntas…

Juliana: Pues, «¿te gusta vivir con tus dos mamás?», «¿qué hace tu familia?» qué sé yo cuánta cosa. Pero porque estaba llorando tanto y tan emocional que como que dije bien poquito.

Teresa: Mili recuerda una pregunta en particular que le hizo la jueza a Juliana…

Mili: ¿Qué es lo que tú quieres?» y Juliana le dijo «yo quiero ser adoptada por mi mamá para que esto sea legítimo. Ella es mi mamá y yo soy su hija, pero yo quiero que lo reconozcan”.

Teresa: La jueza estaba clarísima. Porque por lo general se reservan la decisión y no la mandan más tarde pero tomó la decisión allí mismo porque todo estaba tan claro, tan diáfano, que se logró y fue bien emocionante. Obviamente, yo estuve allí con mi cámara para capturar el momento en que salieron de la sala.

Angeles: Juliana Acosta…

Teresa: Ahí se puede escuchar a Angie llamando a Juliana con su apellido: Acosta.  Finalmente era reconocida su maternidad ante la ley y ante el país. Ya nadie podrá negar lo que siempre ha sido: su hija.

Angie, Mili y Juliana salieron del tribunal agarradas de la mano, eran una familia más, como cualquier otra. Y al final justo eso era lo que siempre habían buscado.

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Daniel Alarcón: Teresa Prévidi es profesora de comunicaciones en la Universidad del Sagrado Corazón en Santurce, Puerto Rico.  Actualmente se encuentra terminando un documental sobre la familia de Angie, Mili y Juliana. Hay que estar pendientes para verlo cuando salga. Teresa produjo esta historia con nuestro productor Luis Trelles.

Esta historia fue editada por Camila Segura, Silvia Viñas, Luis Trelles y por mi, Daniel Alarcón. Martina Castro se encargó del diseño de sonido. El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Barbara Sawhill. La directora ejecutiva es Carolina Guerrero.

Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Para escuchar más, visita nuestra página web, radioambulante.org. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

Créditos

PRODUCCIÓN
Teresa Prévidi y Luis Trelles


PAÍS
Puerto Rico


PUBLICADO EN
05/31/2016


EDICIÓN
Camila Segura, Silvia Viñas, Luis Trelles, Daniel Alarcón


DISEÑO DE SONIDO
Martina Castro


FOTO
Javier Lafarga

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