Transcripción – Wara

Transcripción – Wara

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[Daniel Alarcón, host]: Una advertencia… En este episodio hay contenidos sexuales que no son aptos para menores. Se recomienda discreción.
Ok. Todo comienza con él…

[Alejandro Canedo]: Mi nombre es Alejandro Canedo, soy especialista en tecnologías de la información. Tengo 42 años.

[Daniel]: En el 2007, Alejandro llegó a Santa Cruz, Bolivia, con sus dos hijos. Estaban muy pequeños. Uno tenía un año y la otra, cuatro.

Venían desde La Paz, la ciudad más grande del país. Alejandro acababa de separarse de su pareja con la que había durado 7 años.

[Alejandro]: Fue desastroso, fue terrible, fue doloroso y todo lo que tiene que ser una situación así.

[Daniel]: En el proceso de separación, perdió su trabajo en una fundación dedicada a los derechos humanos, y su exesposa se llevó casi todas sus pertenencias.

Quedó él, solo, con los niños.

Como se pueden imaginar, eran tiempos difíciles.

[Alejandro]: Al principio intenté buscar un trabajo normal, pero con el bebé tan pequeño no podía encontrar la forma de hacerlo. Era como que muy difícil ir a buscarse la vida en una oficina, cumpliendo un horario.

[Daniel]: El dinero se acababa. Se volvió una situación muy complicada, desesperante.

[Alejandro]: Y además, uno tiene a los chicos que cuando los ve pues uno tiene que sonreír digamos, ¿no? No queda… [risa] No queda otra alternativa. Cuando todo se sale del control y se derrumba y no te queda de otra que levantarte entre las ruinas y ver qué haces para sobrevivir.

[Daniel]: Mucha gente ha estado en situaciones similares. Donde todo se ve negro, y no hay aparente salida.

Pero Alejandro se salvó. Salvó a su familia, en realidad, y lo hizo de una manera inesperada. Se convirtió en otra persona… Y logró esta transformación… dentro de un mundo paralelo al nuestro. Si todo lo que acabo de decir te suena confuso… Pues, prometo que pronto tendrá sentido.

Bienvenidos a Radio Ambulante desde NPR.

Soy Daniel Alarcón. Ana Cristina Ayala, una periodista colombiana, nos va contar esta historia.

Aquí Ana Cristina.

[Ana Cristina]: Alejandro y sus hijos llegaron a Santa Cruz solo con su ropa y un computador portátil. Se quedaron en la habitación de la casa de unos familiares.

Bueno, imagínate tú, en esta situación. Cómo arrancas. Pues, con un trabajo.

[Alejandro]: Llenar formularios, hacer encuestas, distribuir email marketing, etcétera, etc.

[Ana Cristina]: Cualquier forma de ganar dinero rápido.

[Alejandro]: Yo intenté todas las tonterías que te ofrecían en las redes sociales en ese entonces, o en internet, para ganarte unos pesos, ¿no?

[Ana Cristina]: Pero…

[Alejandro]: Es muy difícil llegar a juntar 100 dólares con cosas así, te lo digo.

[Ana Cristina]: Entonces se puso a buscar alternativas. Y un día se encontró con una noticia que le llamó la atención. El titular decía: “Anche Shung: la primera millonaria virtual”. El artículo explicaba cómo una mujer había acumulado una fortuna cercana a un millón de dólares por medio de un tipo de juego en internet.

La noticia hablaba de un mundo virtual que tal vez hayan oído nombrar: se llama Second Life. Segunda Vida, en español. Y llegó a ser muy exitoso. Se creó en 2003 y en tan solo 4 años logró tener más de 1 millón de usuarios activos por mes. Tal vez ahora no sonará a mucho, pero en la década pasada, el internet no estaba tan presente en la vida cotidiana, y un millón de usuarios no era poca cosa.

Second Life es más que un video juego, y se pensaba que  iba a ser el futuro de la era digital. Esto es antes de Facebook, por supuesto… El mundo virtual donde ahora habitamos casi todos…

Pero no es que Second Life haya dejado de existir. Será una reliquia, pero igual medio millón de personas siguen usándolo cada mes. Y para ellos, es una parte importante de su vida.

Para entrar a este mundo solo se necesita una conexión a internet. Si aún no entiendes bien lo que es Second Life, temo que Alejandro no te puede ayudar…

[Alejandro]: El mundo virtual inmersivo se parece más a un juego 3D, a un MMORPG, o sea, un Online Game Role Play.

[Ana Cristina]: Okay. Déjame intentar aclarar.

Es un juego donde se interpreta a un personaje que tiene características específicas. Un personaje que tu mismo te inventas. Y no hay limites. Puedes vivir en Second Life como hombre o mujer, blanco, negro, verde, anaranjado. Puedes tener alas, o vivir como un gato, o una rana, o otra cualquier cosa que te puedas imaginar.

Es bonito si te pones a pensar. Una gran creación colectiva, donde millones de seres humanos pueden crear lo que se imaginen. Y no hay meta. No hay objetivo.

[Alejandro]: Es simplemente vivir la vida. Tú no entras a Second Life para matar monstruos, sino que es una simulación del mundo real donde puedes desarrollar prácticamente cualquiera de las actividades que desarrolla el ser humano

[Ana Cristina]: Cualquiera. O sea todo. Relaciones, trabajo, entretenimiento. Es una celebración de lo cotidiano. Transformado, por supuesto, porque todos dentro del juego se han inventado su avatar.

Y como en el mundo real, en Second Life hay plata. Mucha. En ese momento, en el 2007, eran millones de dólares.

[Alejandro]: Me llamó mucho la atención la cifra.

[Ana Cristina]:  Ojo, dinero de verdad. Era….

[Alejandro]: Un mercado mundial que se estaba destacando, en productos comerciados solamente por los residentes del mundo virtual.

[Ana Cristina]: En Second Life se usa una moneda virtual que se llama Linden. Solo tiene valor ahí, pero los usuarios pueden comprar, vender y cambiarla por dólares reales en las casas de cambio dentro de Second Life y en la página web de la empresa dueña de la plataforma.

Los usuarios pueden crear cosas, y venderlas. Cosas virtuales, obvio. Cosas intangibles, que solo existen en ese mundo. Y aquí, como en la creación de los avatares, tampoco hay límites. Se puede crear lo que te imagines…

[Alejandro]: Desde los zapatitos que puede usar uno de estos muñequitos, uno de estos avatares, hasta una casa o un sistema complejo de animación. Piel para el cuerpo.

[Ana Cristina]: Un disfraz de bruja o de mago. De astronauta o cocinero o policía. Desde lo más arriesgado, hasta lo más mundano.

Y las animaciones de las que habla Alejandro son de todo tipo: para que tu avatar baile merengue o música tecno, para que haga yoga, para que dé besos…

Todo tiene su precio. ¿Quieres un caballo?

3890 Lindens, o sea 15 dólares.

¿Tu avatar niño rico requiere un yate?

Listo. 20,000 Lindens. Es decir menos de $70.

Como dije antes, crear una cuenta en Second Life no cuesta nada. Es totalmente gratis. Pero….

[Alejandro]: Cuando te creas un avatar en Second Life tienes un aspecto muy básico, una ropa fea, tienes una cara horrible.

[Ana Cristina]: Y pues con eso puedes ir y disfrutar del mundo virtual, pero no vas a destacar… no vas a llamar la atención ni vas a expresar tu individualidad. Y en el fondo, de eso se trata todo esto. Entonces si tienes un vestido elegante, o un traje extraño y loco, la gente sí se va a fijar en ti.

Y también es una cosa de autoestima: tal y como procuras arreglarte un poco para salir a la calle, en Second Life quieres que los usuarios te vean lindo o linda.

Y Alejandro, desesperado y con nada que perder, vio una oportunidad:

[Alejandro]: “Aquí tiene que ser la cosa”.  

[Ana Cristina]: Aunque no sabía diseñar, intuía que podría lograr algo importante en ese otro mundo. Total, en el mundo real, el que llamamos real, solo tenía problemas.

Así que descargó Second Life, se hizo una cuenta, y creó un avatar…  hombre.

[Alejandro]: Era un avatar básico, si quieres un avatar feo, porque no tenía ni un centavo para comprarme una buena ropa, o un buen skin, o sea, una buena piel, ni un buen shape, una buena forma de cuerpo.

[Ana Cristina]: Lo llamó Tunupa, como un dios de los indígenas Aymara bolivianos. Tunupa, en la cosmología aymara, controla y ordena el mundo.

¿Qué harías tu en un mundo sin limites para hacer plata?

Pues, Alejandro decidió ser obrero de construcción.

Para los que no han estado nunca en Second Life, todo lo que viene va sonar extraño. De ciencia ficción. Y es que, en cierto sentido, es ciencia ficción.

Toda actividad, económica o social, que se haga en Second Life ocurre en un lugar, un espacio, un pedazo de tierra. La empresa dueña de Second Life tiene muchos lugares en los que la gente puede estar de forma gratuita… Propiedad pública: clubes, plazas, parques…

Pero también existen espacios privados, como casas, donde puedes tener una vida íntima.

Las personas compran o alquilan terrenos… con Lindens…  ya sea a la empresa creadora o a otros usuarios, y construyen en ellos su hogar…

[Alejandro]: No necesitas materiales de ningún lado más que tu propia imaginación. Todas las herramientas de construcción están disponibles.

[Ana Cristina]: Materiales como piedra, madera, incluso puertas, ventanas, etc. Todo eso está a la mano, gratis, como parte del juego. “Construir” en este caso significa agarrar esas piezas y ponerlas juntas. En forma de casa.

Y es en ese negocio de venta y alquiler de tierras y casas donde se mueve la mayor parte del dinero en Second Life. Si quieres buena plata, tienes que ser terrateniente. Es la única manera.

Y Alejandro…

[Alejandro]: Lo intenté, lo intenté con mucho ahínco. Hice un montón de cositas. Y lo mismo: gané centavos.  

[Ana Cristina]: Literalmente centavos de dólar.

Cuando se cansaba de construir, iba a matar tiempo en Dance Island, una famosa discoteca de Second Life.

Ahí siempre había con quién conversar, porque las amistades se hacían…

[Alejandro]: De forma muy rápida en este tipo de mundos virtuales inmersivos.  

[Ana Cristina]: Y a Alejandro eso le gustaba. Pero además, en la discoteca se podía enterar de muchas cosas. Rumores, tips, noticias. En ese sentido era como un bar cualquiera en el mundo real, donde la gente intercambia ideas.

Un día Alejandro conoció a una mujer española que vivía en Estados Unidos. Comenzaron a hablar. En esa época no era posible comunicarse por audio, entonces se usaban chats de texto, como un Whatsapp o un messenger dentro del mundo virtual.

En algún punto de la conversación salió el tema del dinero. Alejandro le dijo que estaba buscando formas de ganar plata en Second Life, pero que las cosas iban mal. Y la mujer le contó…

[Alejandro]: Que era dueña de 3 o 4 islas en Second Life.

[Ana Cristina]: Las islas son el terreno más grande y cotizado dentro de Second Life. Alejandro hizo el cálculo… Cada isla tenía varias casas… Si la española las alquilaba todas…

[Alejandro]: Era una millonaria de Second Life.

[Ana Cristina]: Y después de conversar un rato, la mujer le hizo una oferta, que él, sin dudarlo, aceptó.

[Alejandro]: Me contrató para que la ayude a vender.

[Ana Cristina]: O sea, Alejandro sería el que le mostraba las casas a los interesados en comprarlas. Ganaría comisión por cada casa vendida. Y así, en una disco, Tunupa, el avatar de Alejandro, se convirtió en agente de bienes raíces.

Vale la pena mencionar que en el mundo real, es decir, en Bolivia, Alejandro nunca había trabajado en la venta de propiedades. Ni en construcción, su anterior oficio virtual.

Aprendió más y más sobre el negocio. El dinero era bastante mejor, pero aún no era suficiente para vivir como vivía antes de su divorcio. Nunca había sido rico, pero sí vivía cómodamente. Digamos que una vida de clase media.

Un trabajo extra en el mundo real no era tan viable, pues tenía que cuidar a sus hijos que pasaban la mayor parte del tiempo en la casa. Entonces seguía ahogado económicamente. Para él estaba claro: si quería plata, necesitaba tierra en Second Life.

Y para conseguirla, Alejandro tenía dos opciones. Una era…

[Alejandro]: Agarrar tu tarjeta de crédito y ponerle, no sé, 500 dólares o mil dólares a tierra en Second Life, parcelarla y comenzar a vender.

[Ana Cristina]: Algo que no podía hacer porque ni siquiera tenía una tarjeta de crédito.

O…

[Alejandro]: Hacerlo un poco como en la vida real, empezar desde la mismísima calle, hacerte un capital, ingeniártelas y luego buscarte mejores negocios…

[Ana Cristina]: Así que optó por esta… Empezó a pasar más tiempo trabajando con la española, yendo a la discoteca, y haciendo amigos y contactos… Y en esas, Alejandro escuchó de otro gran negocio en Second Life…

[Alejandro]: El sexo. Todo lo que tiene que ver con sexualidad, relaciones de pareja.

[Ana Cristina]: Pero lo más rentable era…

[Alejandro]: Ser acompañante sexual. ¿No?

[Ana Cristina]: Va a parecer obvio. No es por nada que se llama la profesión más antigua del mundo. Pero si se trataba de hacer plata, su avatar Tunupa, estaba en desventaja.

[Alejandro]: Por supuesto: aunque los había masculinos, los que realmente ganaban eran las acompañantes femeninas.

[Ana Cristina]: Entonces… podría Alejandro ser un escort femenino?

[Alejandro]: A ver, veamos muchacho: hablas 3 idiomas, eres una persona sumamente inteligente, tienes buen gusto”.

[Ana Cristina]: La oportunidad estaba ahí. Y contrario a lo que pasa en la vida real, en Second Life hacer el cambio de sexo era cuestión de un click.

Listo. Así que renunció al trabajo en bienes raíces, dejó su avatar Tunupa y nació su nueva identidad. Una mujer llamada Wara Isabel.

Esta es la lógica de Second Life. Puedes ser lo que quieras El o la que quieras. Sin consecuencia. Sin pudor. Sin darle explicaciones a nadie.

Si te suena raro, o si estás pensando, pucha, nunca haría eso… Piensa en la persona que realmente eres… Y luego compara esa persona con la versión que aparece en tus redes. Hay días en las que la distancia entre esas dos personas es un abismo.

[Daniel]: Una pausa y volvemos.

 

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[Daniel]: Antes de la pausa, Alejandro tomó la decisión de hacerse escort con la esperanza de convertirse, algún día, en terrateniente en Second Life.

Entonces, nada. Alejandro te quiere presentar su nuevo avatar: Wara Ysabel.

[Alejandro]: De rasgos muy finos, un cuerpo delgado y no muy morena, de pelo oscuro y ojos marrones, de cintura estrecha y piernas largas.

[Daniel]: Ana Cristina nos sigue contando.

[Ana Cristina]: Wara Ysabel era apta para su trabajo. Su físico llamaba la atención.

Alejandro le inventó a toda una historia, para darle misterio, cierta humanidad detrás de los pixeles.

Y ya con la Wara virtual y toda la historia del personaje ficticio de la Wara de carne y hueso, Alejandro estaba listo para ir a un club y empezar a trabajar.

Se fue a un club de escorts famoso de Second Life en aquel tiempo, que se llamaba “Platinum Escorts”. Alquiló un espacio ahí, por unos 1.500 lindes, o 6 dólares semanales.

La dinámica era sencilla.

La escort iba al club, ponía un aviso de que estaba disponible y se acercaba a uno de las muchos tubos para hacer poledancing — el baile erótico típico de los clubes nocturnos.

Hay algo muy particular en Second Life, y es que ciertos objetos traen consigo animaciones que los avatares pueden activar al momento de interactuar con ellos. Por ejemplo, una silla trae consigo la animación para sentarse…

Entonces, el tubo…

[Alejandro]: Tenía las animaciones de baile de barra de… de un night club.

[Ana Cristina]: Pero aun con las rutinas de bailes, no tenías muchas herramientas con qué seducir. Por ejemplo, un avatar no puede guiñar un ojo…

[Alejandro]: Pero a veces es necesario que un avatar guiñe un ojo.

[Ana Cristina]: Y como ya dijimos, en aquella época no existía la comunicación por voz en Second Life. Solo se podía hablar por texto.

Entonces los usuarios desarrollaron una forma de expresar las emociones, el humor, las entonaciones de la voz, los gestos faciales, los movimientos sutiles del cuerpo. Se llama emote. Por ejemplo Alejandro escribía en el chat:

[Alejandro]: “Wara ve que se acerca a ese joven vestido de azul, le guiña un ojo, menea la cadera, y se abraza a la barra y resbala hacia abajo”. ¿no? [risas] una cosa así.

[Ana Cristina]: Y este lenguaje era esencial para seducir clientes… Y Alejandro –bueno, Wara– hablaba tres idiomas: español, inglés y portugués. O sea que su posible clientela era vasta.

En el club había un chat público –o sea uno que todos podían leer– en donde las escorts trataban de seducir a los clientes por medio de los emotes.

Si el cliente se entusiasmaba con alguna escort, iniciaba chat privado con ella.

[Alejandro]: Entonces a medida de que tú ibas seduciendo con el baile y la conversación ibas consiguiendo, digamos, tus propinas. A medida de que te iban dando las propinas, te ibas desnudando.

[Ana Cristina]: El avatar se iba quitando la ropa. Y una vez que el cliente estaba convencido.

[Alejandro]: Pues ya te ibas a una habitación, a una suite y había una relación sexual virtual.

[Ana Cristina]: Como pasa con los tubos de baile o las sillas, las camas en las habitaciones también tenían animaciones asociadas. Una de ellas –la más lógica– era la de dormir. Pero la mayoría eran posiciones sexuales.

[Alejandro]: Todas las cosas que te puedes imaginar. O sea, el kamasutra se queda chiquito.

[Ana Cristina]: Además, las escorts podían comprar más animaciones que no venían incluídas en las camas… Bailes, abrazos, sexo oral… Lo que se te ocurra… Mientras más dinero ganaras, más animaciones podías comprar, y con eso ser más atractiva para los clientes.

 

Y tal vez se lo estén preguntando: no, el avatar que creas en Second Life no tiene órganos sexuales, pero sí puedes comprarlos… Se ofrecen como cualquier producto, con distintas características y precios. Los hay baratos: penes que parecen un palo de escoba.

[Alejandro]: Pero hay los que son súper realistas que además mueven el ángulo y el ancho y el largo y el color y el no sé qué.

[Ana Cristina]: Y entonces sí: antes de comenzar a trabajar, Alejandro tuvo que comprar una vagina para Wara.

Es así que un hombre de clase media termina vendiendo su cuerpo –femenino– en una esquina oscura de un bar virtual. Cuestionable. Claro que sí. Nunca lo haría en la vida real. No nos podemos imaginar a Alejandro, bailando un poledance, coqueteando con clientes para luego acostarse con ellos.

Pero pues, en Second Life, ya lo dijimos: No hay repercusiones, no hay quien te juzgue.

Cuando le pregunté si en ese momento le había contado a alguien, a su familia, a sus amigos sobre lo que hacía en Second Life, me dijo:

[Alejandro]: No pues no, no. Cómo se te ocurre, no, si eso era…eso era terrible.

[Ana Cristina]: Para la familia, sus amigos y conocidos, Alejandro trabajaba en “proyectos digitales”. Un mentira blanca que era fácil de creer, porque siempre había trabajado con computadores.

Sí, Alejandro tenía sus dudas. De engañar a su familia, también a sus clientes. Pero lo justificaba pensando que estaba ofreciendo un servicio.

Y, claro, la prostitución promueve la objetivización de la mujer. Pero el raciocinio de Alejandro es que en el mundo real nadie estaba siendo lastimado o estaba siendo obligado a hacer algo que no quería.

Además, ser escort era mucho más lucrativo que construir o vender casas.

[Alejandro]: Te digo, entre 10 y 20 dólares era lo que podías ganar en una hora.

[Ana Cristina]: Por escribir en un chat.

Era precisamente lo que Alejandro necesitaba, lo que había estado buscando desde su divorcio. Plata fácil. Trabajando desde la casa, mientras cuidaba a sus hijos.

Algunos ven los mundos virtuales como Second Life con prejuicio, con sospecha. Piensan que es para raros. Alguno que otro hasta pensará que lo usan personas enfermas, con problemas de socialización.

Pero mucha de esta gente solo quiere experimentar algo nuevo, diferente. Hacer algo  que no se atreverían a hacer en la vida real. Y esto se evidencia sobre todo en el mundo del sexo.

[Alejandro]: Al no haber el riesgo físico, ¿me entiendes?, yo creo que la gente se anima más a experimentar. Hay muchas mujeres que no se atreverían ir a una discoteca y de ahí ir a la cama con el primer guapo que vean.  En la vida real tal vez no lo harían. Pero en Second Life ¿por qué no? Finalmente qué pueden perder. Finalmente no te gusta, lo bloqueaste al man y deja de existir, ¿no?. No lo puedes ver y no te puede ver nunca más –y se acabó el problema.

[Ana Cristina]: Además, en las tierras de Second Life puedes encontrar de todo. Sexo grupal, público… La única restricción es la pedofilia: no se aceptan avatares de niños en los lugares donde ocurren estos encuentros. Ni aunque sea un adulto simulando ser uno.

Recordemos que en Second Life, la herramienta básica de la seducción era el chat. Así es que Wara se distinguía de otras escorts. Le salían bien esas conversaciones.

[Alejandro]: Estableció una línea de comunicación seductiva un poco más poética. Te lo voy a decir de esa forma, no quiero que se le interprete como ¡Ay que poeta el man! Pero era como que así ¿Me entiendes?, marcó una línea, marcó una tendencia.

[Ana Cristina]: Wara era más encantadora, con un discurso más elaborado y sofisticado que “Ven guapote” y “ay papi”, etcétera.

[Alejandro]: Entonces claro, llegó un momento en que se volvió una superstar del lugar.

[Ana Cristina]: Y empezó a ganar bastante dinero. Suficiente para mantener a los hijos de Alejandro. Y por fin, después de 9 meses de estar metido en Second Life, pudo salirse de la casa de sus familiares y mudarse con sus hijos a su propio apartamento.

Durante la mañana los niños estaban en la escuela. La mayor iba a pre-escolar, el menor a la guardería, y la tarde la pasaban juntos. Ya en la noche, cuando los niños se dormían, a las 9 o 10, Alejandro empezaba a trabajar hasta las 3 o 4 de la madrugada.

Porque, claro, para este trabajo…

[Alejandro]: Necesitas tener todo el tiempo y todo el silencio y toda la libertad para hacer esas cosas.

[Ana Cristina]: Alejandro nunca dejó de pensar en volverse un terrateniente de Second Life. Siempre se acordaba de aquella española dueña de las islas que conoció en el club.

Y por fin las cosas eran diferentes. Ya Alejandro ganaba lo suficiente para ahorrar dinero. Así que…

[Alejandro]: Decidí ir pues ya al siguiente nivel, que era tener yo mi propio club de escorts. Y tuve dos.

[Ana Cristina]: Formó su propia academia de escorts en Second Life, y le fue muy bien. Entrenó a cerca de 80 mujeres. Para ese entonces, Wara ya no era escort.

Ella, y Alejandro, vivían de sus rentas.  

En el 2009, dos años después de que Alejandro creó a Wara, Second Life introdujo la posibilidad de comunicarse por micrófono. Le pregunté a Alejandro si hubiera podido hacer este trabajo, de se escort, con audio.

Me dijo que hubiera sido más difícil, claro. Pero que confiaba lo suficiente en las capacidades de su personaje, para hacerlo. Porque es que Wara no era cualquier escort, su encanto estaba en su habilidad para conversar, en ser astuta e interesante. Así que la voz seguramente lo hubiera ayudado.  

En todo caso, para entonces, Wara era una terrateniente. Una figura pública. Necesitaba una voz.

Alejandro usó la suya, modificándola con un programa de computador.

[Alejandro]: Que me tomó pero como dos meses y medio ajustarle las perillitas hasta que calibre mi entonación, mi modulación y mi tono de voz.

[Ana Cristina]: Y así Wara pudo hablar por primera vez.
[Wara]: Hola, ¿cómo están mis queridos amigos y mis queridas amigas? Les habla Wara Isabel. Y hoy día vamos a aprender lo más básico del nuevo visor Phoenix…

[Ana Cristina]: Ya con voz, Wara abrió un canal de Youtube y empezó a subir videos tutoriales de diferentes cosas relacionadas con Second Life…

Desde qué hacer para que el programa funcione mejor en la computadora, hasta…
[Wara]: Cómo utilizar la nueva función de física y gravedad para los pechos, el vientre y las nalgas de un avatar…

[Ana Cristina]: Y bueno, con los clubes, la escuela y los videos, de pronto la vida en Second Life se volvió muy ocupada.

[Alejandro]: Me consumía la vida entera, porque era… tenías clientes 24 horas al día y por lo tanto tenías problemas que resolver las 24 horas al día.

[Ana Cristina]: Era difícil balancear el trabajo y la crianza de sus hijos. Pero encontraba la manera de hacerlo.

Pero no crean que Alejandro se hizo millonario. Los millones de lindens –la moneda virtual que se usa en Second Life– que ganaba Wara, al convertirlos en dinero real, eran unos 500 o 600 dólares mensuales. Puede que a algunos no les parezca mucho pero Bolivia es uno de los países más baratos de América Latina. En arriendo se gastaba 160 dólares, la comida era barata. Así que le quedaba suficiente para otras cosas.

Para este punto, Alejandro ya hablaba más abiertamente sobre su vida en Second Life. Le decía a la gente que vivía de las renta de tierras y que tenía diferentes proyectos creativos con su personaje, Wara Ysabel.

Las reacciones que recibía eran una mezcla entre sorpresa y curiosidad. Pocos saben que se puede ganar dinero en Second Life. Y todos se fascinaban con las historias que Alejandro contaba acerca de este mundo, que les parecía secreto, totalmente extraño.

Hasta que un día el mundo real irrumpió en el mundo virtual. O vice versa.

(SOUNDBITE DISCURSO EVO MORALES)

[Evo Morales]: En Bolivia todavía tenemos dos departamentos que no tienen integración… O cuatro departamentos.

[Ana Cristina]: Era el 2011 y el presidente de Bolivia, Evo Morales, promovía la construcción de una carretera que partiría por la mitad al Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro-Sécure, o TIPNIS, como se le conoce por sus siglas.

(SOUNDBITE DISCURSO EVO MORALES)

[Evo Morales]: Parecía ser que estaba en debate el desarrollismo frente al ecologismo. Falso, lo que ahí está en debate es la pobreza de los hermanos indígenas que viven en esta región.

[Ana Cristina]: Fue bastante controversial. En respuesta, varios grupos indígenas ecologistas decidieron marchar 600km desde el TIPNIS hasta la Plaza de Murillo, en la Paz, para pedir que no se se hiciera la carretera. Era una caminata por los Andes que les tomaría dos meses.

Esto conmovió mucho a Alejandro, que también se sentía indignado por la decisión del gobierno. Y hubo un hecho que lo impulsó a tomar acción.

(SOUNDBITE DE NOTICIERO)

[Periodista]: 5 de la tarde con 10 minutos comenzaron los policías a cercar el campamento donde estaban los indígenas, los marchistas. Y comenzaron a lanzar gases lacrimógenos…

[Alejandro]: En medio camino los emboscaron los policías, los golpearon los trataron mal, los gasificaron, les pusieron mordaza, los maniataron, los subieron a camionetas, separaron a madres de sus hijos… Es decir, todo lo que no te podés imaginar de un gobierno indígena, pasó.  

(SOUNDBITE DE NOTICIERO)

[Periodista]: Fue sorpresivo y violento el operativo contra el campamento que se había colocado cerca a Yucumo…

[Ana Cristina]: Alejandro era cercano a un grupo de la Universidad de Santa Cruz que se estaba organizando para ayudar  a la resistencia.

[Alejandro]: Me invitaron para que les ayude con sus redes.

[Ana Cristina]: Y a Alejandro se le ocurrió que podía hacerlo usando a Wara. Para ese entonces, Wara ya era una celebridad en Second Life y utilizaba Facebook y Twitter para comunicarse con sus seguidores.

[Alejandro]: Era simplemente una cosa aritmética. Yo tenía 50 seguidores y Wara 4000. ¿Qué querías que haga? ¿cuál ibas a elegir? [risas] ¿No? Es pura aritmética.

[Ana Cristina]: Y fue así que Wara se convirtió en una especie de espíritu digital de la marcha. Comunicaba por Facebook y Twitter, hasta por Second Life, cada novedad del TIPNIS y de la marcha y se aseguraba que todo se contara.

[Alejandro]: Cada 10 km que avanzaban, cada vez que les granizaba, cada que un niño se enfermaba, cada que alguien sufría una caída, ¿no? Hay una reacción nacional.

[Ana Cristina]: Finalmente, el 19 de octubre del 2011, la marcha llegó a La Paz.

(SOUNDBITE NOTICIERO)
[Canto]: TIPNIS, TIPNIS, TIPNIS,…

[Ana Cristina]: Y mientras Wara mantenía a la gente informada, Alejandro…

[Alejandro]: Agarré a mis dos hijos y me fui ahí para ayudar en lo que pude. Y estuvimos con mis guaguas durante días llevando desayunos y cargando cosas y ayudando en lo que se podía.

[Ana Cristina]: La protesta a nivel nacional dio como resultado un decreto de intangibilidad. Es decir, un decreto que prohibía tocar el parque natural del Isiboro Secure. Fue un triunfo.

Es quizá lo más raro, lo más inesperado de una historia que es rara de por sí. Un avatar inventado es, por varios meses, la salvación económica de una familia, y al mismo tiempo el secreto vergonzoso de su dueño. Con el tiempo, ese mismo avatar inventado se convierte en una figura pública, que desafió a un gobierno.

Esta es la historia de un personaje. De la invención. Quizá suene dramático, pero un divorcio es como una muerte en vida. Cuando uno está casado se imagina siempre como parte de una dupla, parte de una familia. Eso termina, y estás obligado a replantearte todo.

Second Life, para Alejandro, fue justamente eso. No solo para sacar su vida de un hueco horrible, sino para descubrir una nueva parte de él mismo.

[Alejandro]: En una nueva forma de expresión que tu tienes. Yo me sentía muy cómodo todas las horas en las que yo era Wara, y me salía de forma muy natural.

[Ana Cristina]: Tal vez una versión más completa de Alejandro.

Y esto me pone a pensar en lo que buscan las personas dentro de Second Life. Es un lugar donde las personas pueden llenar un vacío. Aunque sea solo un poquito.

Vivir un rato sin el peso de lo que la sociedad nos impone. Ser un poco más libres. Tal vez encontrar una versión más compleja de nosotros mismos. Una versión con la que nos sintamos más seguros de quiénes somos… más felices.

Vivir el “qué tal si…” sin consecuencias, sin miedos.

En una zona segura.

Gracias al trabajo que hizo durante la protesta por el TIPNIS, Wara también se volvió algo famosa fuera de Second Life. Alejandro empezó a recibir ofertas de trabajo para Wara, de consultorías en comunicación.

Ahora trabaja en eso, como comunicador, para Gobierno Abierto, una entidad que le cuenta a los bolivianos lo que el estado está haciendo con sus impuestos y mantiene una comunicación activa con los ciudadanos a través de redes sociales.

Wara está semi-jubilada. Alejandro todavía entra a Second Life de vez en cuando.

[Alejandro]: Y saludo a los viejos amigos y me voy a bailar un rato y pues ya, ¿no?

[Ana Cristina]: Y cuando habla de Wara, lo hace con cariño.

[Alejandro]: Yo la veo como una mujer vieja que se pasea por las calles de su vieja ciudad recordando su alcurnia, y donde aún tiene algunos amigos viejos que la siguen viendo como esa mujer de alcurnia que fue.

[Daniel]: La victoria de Wara y los activistas indígenas contra la carretera no duró. En agosto del 2017, el presidente Evo Morales anuló el tratado de intangibildad. La construcción está en proceso.

 

Ana Cristina Ayala es periodista y vive en Bogotá. Esta historia fue producida con la ayuda de Luis Fernando Vargas y editada por Camila Segura, Silvia Viñas y por mí. El diseño de sonido y la música son de Andrés Azpiri. Gracias a Efraín Llave por su ayuda en Santa Cruz, Bolivia.

El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Jorge Caraballo, Patrick Mosley, Laura Pérez, Ana Prieto, Barbara Sawhill, Ryan Sweikert, Luis Trelles, David Trujillo, y Elsa Liliana Ulloa. Carolina Guerrero es la CEO.

Radio Ambulante se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.

Conoce más sobre Radio Ambulante y sobre esta historia en nuestra página web: radioambulante.org. Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

Créditos

PRODUCCIÓN
Ana Cristina Ayala y Luis Fernando Vargas


PAÍS
Bolivia


PUBLICADO EN
02/06/2018


EDICIÓN
Camila Segura, Silvia Viñas y Daniel Alarcón


DISEÑO DE SONIDO
Andrés Azpiri


ILUSTRACIÓN
Laura Pérez

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