Versus vs. Versus | Transcripción

Versus vs. Versus | Transcripción

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[Daniel Alarcón]: Esto es Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. 

La historia de hoy comienza en marzo de 1996. Andrés Azpiri, nuestro queridísimo director de sonido y compositor, tenía 10 años y una mente hiperactiva que pasaba de una obsesión a otra: piedras preciosas, serpientes –cobras, específicamente–, y claro, las estrellas y los planetas. El interés le duraba un par de meses y listo, a otra cosa más novedosa. Nada fuera de lo normal para un niño, la verdad. 

Una de las cosas que no obsesionaba a Andrés –y esto puede parecer raro- era la música. A pesar de que su papá sí era fanático de Los Beatles y los ponía siempre en el fondo. La música, simplemente, lo aburría. Recibió clases de piano, pero era más que nada un trámite, una actividad extracurricular de un niño de clase media.

En ese momento Fey, Shakira, Coolio y Celine Dion dominaban las listas de éxitos en México. Y Wonderwall, de Oasis, ya se había vuelto un hito cultural que marcaría a miles de adolescentes alrededor del mundo. 

Pero a Andrés no le interesaba nada de eso. Hasta que llegó una canción. 

(SOUNDBYTE LEMON TREE)

[Fools Garden]: : I’m sitting here in the boring room, it’s just another rainy sunday afternoon.

[Andrés Azpiri]: La canción se llama Lemon Tree, de Fools Garden. 

[Daniel]:  Andrés no recuerda el día específico, pero sí tiene grabada en la memoria una imagen nítida de la primera vez que la escuchó. Estaba sentado en la parte de atrás de la camioneta gris de sus papás, seguramente volviendo de la práctica de fútbol, con la radio encendida. 

[Andrés]: No puedo explicar de qué manera fue como una… como si mi cerebro estuviera en blanco y negro. Y de repente llega así como todo a color, ¿no? O sea, como un baño de agua caliente. O sea, como una sensación de estar completo, ¿no?

[Lemon Tree]: I wonder how, I wonder why, yesterday you told me about the blue blue sky and all that I can see is just a yellow Lemon Tree…

[Andrés]: Como nunca había sentido… las obsesiones y pasiones que tenía hasta ese momento no se comparan con esa emoción, ¿no? Creo que lo que más me impactó es que que empieza como con esta intro medio intrigoso del verso, ¿no? que es muy simple: Tun, tin, tun, tin, tun, tin, tun, tin y es como que una melodía muy, muy pegajosa, pero como que la liberación emocional que tiene el contraste del verso, que es un poquito tenso, con el coro, que es súper dulce y súper así como cincuentero como tun tun tun tun tun tun tun. O sea, es como una fórmula casi perfecta para… para un niño, ¿no?

[Daniel]: Muchos seguramente han escuchado esta canción. Pero tal vez no recuerdan el nombre de la banda. Fue una canción muy popular… En inglés se llamaría “one hit wonder”, esos éxitos fugaces y únicos de artistas olvidados. 

Y si lo piensas bien, es muy extraño que Fools Garden haya tenido una canción en las listas de éxitos de los 90 en Latinoamérica. Son un grupo de pop rock alemán que canta en inglés, creado en la ciudad de Pforzheim, en la Selva Negra. Quiero decir… no es una banda que estuvo en la escena inglesa o estadounidense de los noventas para alimentarse de todo el movimiento cultural y comercial que se vivía en esos momentos.   

Lo cierto es que a partir de marzo de 1996, Andrés tuvo una nueva obsesión que dejó a las otras por el piso: Lemon Tree y esta desconocida banda de Alemania. Y claro, aquí hay que precisar un detalle de la época, para nuestros oyentes más jóvenes. 

En aquellos años, si te gustaba una banda, no podías simplemente buscarlos en Spotify y ya… No. Estabas condenado a escuchar horas y horas de radio de canciones que no te interesaban, y estar listo, para presionar REC, para grabar la que buscabas en cassette. 

Eso. Fin de la lección de historia del siglo pasado.

Entonces, el joven Andrés empezó a escuchar la radio y también veía canales como MTV, para ver el video musical. No paraba de hablar de la canción… 

[Andrés]: Entonces, en algún punto mi papá me llevó ahí a Galerías Coapa, la plaza más cercana a nuestra casa, a Mixup, que es donde venden hasta la fecha cd y eso. Y bueno “mi hijo quiere, le gusta mucho la canción Lemon Tree… ¿en qué disco la tienes?” y el vendedor dijo “la tengo en dos”.

[Daniel]:  Le ofrecían, por un lado, el disco de la banda: Dish of the Day… Pero había otro que tenía varios éxitos de diferentes bandas. Ese disco llevaba el nombre inverosímil y a la vez completamente lógico de “Hits del Verano Now… Tres.” 

[Andrés]: Pues suena más interesante el Now Tres porque está más variado, hay más bandas, ¿no? Y ya, entonces, me compraron ese disco y pues a las pocas semanas me caché no escuchando el resto de los veinte hits que traía, sino solo esa canción una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez.

[Daniel]:  Al año, cuando la fiebre de Lemon Tree ya había pasado, cuando la canción ya se escuchaba menos en la radio y más en las clases de inglés nivel básico 1, Andrés estaba en una plaza con puestitos de venta de música, y descubrió, casi por accidente, que Fools Garden tenía otro álbum. Le pidió a sus papás plata para comprarlo. 

Ese otro álbum, Go and Ask Peggy for the Principal Thing, era en general muy diferente a la canción Lemon Tree. 

[Andrés]: Una onda más seca, más rockera y bueno, una carga mucho más Beatlesca pero también como influencias, como de Oasis. 

[Daniel]: Le atrajo mucho ese sonido más pesado. En las prácticas de fútbol fantaseaba con llegar a casa, para por fin escuchar ese álbum. Pero no solo eso. Se sentaba largos ratos a observar detenidamente todo lo que traía el CD.  

[Andrés]: Y veía las fotos de la banda, del booklet del álbum, y pues a ellos así como con una guitarra y como que caminando ahí creo que esa sesión la hicieron en Irlanda y, a partir de ahí, a los 12 ya empecé como a soñar como con tener una banda, ¿no?

[Daniel]: Es extraño esto, porque si ves a Fools Garden… no son nada el estereotipo de los rock stars. Las fotos de esa época son de unos hombres en sus treinta, un poco desarreglados, como una versión noventera de los Beatles pero más modesta. 

Recordemos que Andrés no tenía mucho acceso a música, pues, la información no circulaba como ahora. Estaba MTV y Oasis y Blur, pero para Andrés el modelo a seguir era esta banda alemana de la Selva Negra. Y nuestro querido músico los seguiría… casi a niveles patológicos… 

Una pausa y volvemos.

[MIDROLL]

[Daniel]:  Estamos de vuelta. Para el año 2000, cuando Fools Garden sacó su nuevo álbum, Andrés tenía 14 años y ya era un fan de primera. 

En ese momento empezó a aprender a tocar una guitarra acústica vieja … Y vieja de verdad, o sea de cuando su papá era niño. Las clases de piano habían pasado al olvido. No recordaba nada de teoría musical. Pero su papá le enseñó el círculo de Do. 

[Andrés]: O sea, el acorde de do sol re menor, la menor. Y para mí eso fue suficiente. O sea, empecé a partir de ahí, de oído a sacar las canciones de eso, de Fools Garden.

[Daniel]: También empezó a componer canciones bastante simples en guitarra y con un teclado que le regalaron… Se dio cuenta que le salía fácil,  y esto lo emocionó. Pero su trayectoria musical no se puede distinguir de su compromiso con la banda. A los 15 años, decidió aprender alemán.

[Andrés]: Yo quería entender sus entrevistas y leer sus diarios del tour y que no entendía ni una sola palabra más que tour, guitarra y tenía como una inquietud gigante por entenderlos, por poderme comunicar con ellos en su idioma.

[Daniel]: Soñaba con conocer a sus ídolos, y pronto se abrió una oportunidad. Sus papás habían mandado a los hermanos mayores de Andrés a intercambios a otros países –querían que sus hijos aprendieran y vivieran experiencias diferentes–. En 2002, cuando tenía 16 años, le tocó el turno a él. Y obviamente no pensó en otro país más que Alemania.

Por medio de una agencia de educación a distancia, la mamá de Andrés pudo conseguir que lo aceptaran en una escuela en Mannheim, al suroeste de ese país. Lo recibiría una familia grande, de 11 hijos. Andrés iba emocionado, claro: era una nueva experiencia. Pero lo cierto es que su alemán no era el mejor y él estaba consciente de eso. 

Fue su primer viaje solo. Lo recibió Sofía, una chica de 20 años, de las mayores de la familia. Al saludarla se dio cuenta que el alemán lento que había aprendido de los profesores mexicanos, no le iba a servir ahí. Como pudo, se comunicó en inglés y después de una hora en auto llegaron a la casa. 

[Andrés]: Una familia muy extravagante, muy muy rara y… pero bueno, súper amables conmigo y todo.   

[Daniel]: Pero Andrés, el más pequeño de 3 hermanos de una familia tradicional mexicana, los encontró un poco fríos. Y la verdad el cambio fue brusco. 

[Andrés]: Entonces me fui de haber terminado el básico cinco, o sea que era “Hola, me llamo Andrés, mi color favorito es el azul”, al día siguiente estar en una clase de física en Alemania, ¿no? , y era como que no, o sea, ni en español voy a entender esto.

[Daniel]:  Era una escuela con muchos hijos de migrantes, y, si bien esto hizo que Andrés no se sintiera tan fuera de lugar, lo cierto es que era el rezagado. 

[Andrés]: Y pues yo no hacía nada, me ponía a leer o lo que sea. Pero como que los maestros fueron bastante buena gente, y me sirvió para todo el tiempo estar escuchando el idioma.

[Daniel]:  Tiempo antes de ir a Alemania, Andrés había entrado en contacto con el club de fans de Fools Garden, manejado por una chica llamada Heidi. Escribió para pedir información sobre cómo conseguir el álbum más nuevo de la banda, que no llegó a México porque las ventas iban en decadencia. Andrés se comunicaba a menudo, y Heidi les pasaba los correos que escribía a la banda, que estaba fascinada por tener un fan mexicano. Andrés obviamente les contó que iba para allá. 

Heidi lo invitó a una reunión de fans en una ciudad cercana. Se iba a celebrar en el segundo piso de un salón donde se juega bolos. Pero la mejor noticia era que no solo iban a estar los fans, sino la banda. 

Cuando Andrés llegó vio como a 70 personas. Como se imaginarán, casi todos alemanes, salvo una francesa y unas italianas. Pero latinoamericanos, nada. Andrés y punto.

Pero lejos de sentirse como el bicho raro, Andrés era casi una celebridad por ser el fan más exótico. Cuando llegó Fools Garden, estaban felices de finalmente conocerlo.

[Andrés]: Igual, o sea cuando llegaron fue como oh ya Acpirri, acpirri, si Andres Andres, si claro de México, wow qué padre. 

[Daniel]: : Y bueno, Andrés, ni se diga. Emocionadísimo

[Andrés]: De un año de yo estar como soñando, de tener una banda y estar encerrado en mi cuarto al año después estar con ellos en la fiesta del club de fans. Fue como, pues, demasiado para mí, ¿no?

[Daniel]:  Para estas alturas, Andrés ya sabía que quería ser músico. La emoción de conocer a Fools Garden, de verlos en carne y hueso, gente normal, solo ratificaba esa decisión. Esto puede sonar un poco contradictorio, pero la aparente normalidad de estos tipos, gente sin mucha pretensión, gente que saludaba a su fan adolescente de México con una sonrisa… lo hacía sentir que ser músico no era tan descabellado. 

En fin, durante ese año escolar que Andrés estuvo en Alemania, pudo asistir a cuatro conciertos de Fools Garden. 

[Andrés]: Llegaba yo a los conciertos en pueblitos que tocaban como en eventos como así multiculturales, que había varios escenarios y así. Entonces ellos generalmente cerraban esos eventitos y yo llegaba temprano mientras no había nadie en el centro del pueblito y este… y ellos están en el sound check. Entonces… “Ah, Andrés ¿Qué onda?”

[Daniel]:  Los eventos eran gratis, y él se llevaba sanguchitos para comer… Todo el dinero de la mesada que le daban sus papás se iba en los tiquetes de tren. Eran lugares un poco alejados de donde vivía, a unas cuantas horas. 

Durante esos conciertos le tomaba fotos al guitarrista con una cámara de rollo, para ver qué acordes estaba tocando y así poder descifrar las canciones. Pero, esperen, quiero que se entienda esto bien. Tomaba la foto de la mano izquierda del guitarrista, para luego, revelar ese rollo, y poder estudiar los acordes que no había podido sacar de oído. Ese nivel de nerd. 

En la primavera, Andrés fue a un festival no muy lleno y, después, acompañó a la banda a un bar. Ya se habían visto varias veces durante su estadía, y el alemán de Andrés, que ya llevaba meses en el colegio público, era más que pasable. Para la banda todo esto era casi tan surreal como para Andrés. Es decir, si Andrés nunca se hubiera imaginado en un bar con sus ídolos, contándoles de su familia y su vida en México, para Fools Garden, tener un fan mexicano de 16 años tan dedicado que los seguía de pueblo en pueblo, y que súbitamente hablaba alemán, era igual de bizarro.

Y bueno, al final del año escolar, Andrés regresó a México. 

[Andrés]: Y pues para mí todo era como increíble, ¿no? Haber cumplido este sueño. Y mis papás, también súper orgullosos porque logré conocer a mis ídolos ¿no? Y ya en esta nueva fase yo estaba mucho más convencido de querer tocar música… 

[Daniel]:  Era 2003, y el hermano de Andrés, Juan, que es un año mayor, se había hecho amigo de un compañero de la escuela: Max. Max era fan de Coldplay, Juan de Oasis y Andrés de Fools Garden. Bandas con raíces parecidas. Además tenían en común The Strokes y un poquito de Radiohead. 

El problema era que Max no tenía instrumento. Pero los papás de Andrés y Juan vieron el entusiasmo que tenían sus hijos por formar una banda y le compraron un bajo muy sencillo a Max, de unos 90 dólares. Rápido, Max aprendió lo básico. Con Juan en la batería y Andrés en la guitarra, empezaron a ensayar. 

No mucho después escucharon a otro compañero de escuela en un evento.

 [Andrés]: Cantó la de Fake Plastic Trees y con una voz así super angelical y como que le salía muy parecida.

[Daniel]:  Muy parecida a la versión original de Radiohead. Su nombre era Alfredo Segura. Lo conocían, pero no eran, digamos, amigos. Le contaron que estaban pensando preparar un concierto en la casa de los papás de Andrés, que si quería ser el cantante. Él dijo que sí sin pensarlo demasiado. 

Los ensayos eran en el garaje de la casa de Andrés y Juan. Era la escena típica de unos adolescentes tocando las canciones que les encantaban.  

[Andrés]: Tocamos Scientist, Yellow, Bitter Sweet Symphony, como que todas esas ondas bien Brit, súper, súper Brit, nada original ahí.

[Daniel]: Brit, o sea británico. El concierto fue un 9 de enero del 2004, en el jardín de la casa de Andrés y Juan. Había como 60 personas entre familiares y amigos de la escuela. Llovió, entonces tuvieron que mover todo del jardín al garage. Tocaron empapados y con mal sonido. Pero fue un sentimiento que Andrés no olvidaría nunca. 

[Andrés]: Fue muy acogedor. Un sentimiento muy cálido, con la gente toda apretada, mojada, pero contentos. Y ahí te das cuenta de lo emocionante que es sentir una conexión con los amigos al ejecutar las canciones, esa sintonía como telepática ¿no?, cada quien en su instrumento, después de haber ensayado tanto.

[Daniel]: Así nació la banda Versus. El  segundo concierto no fue tan exitoso, pero la banda siguió. Salieron del colegio y entraron a la universidad. Todos a carreras distintas… Y el vínculo entre los miembros de la banda se volvió muy estrecho. 

[Andrés]: Pues éramos mejores amigos, o sea, jugábamos Mario Kart, FIFA y pues ensayábamos, esas eran nuestras actividades sociales.

[Daniel]: Y gracias a que ganaron un concurso de bandas de una universidad, pudieron grabar un demo… 

[Andrés]: Nos grabaron tres canciones, entonces ahí empezamos como que ya pues a tomarnos en serio eso. O sea, no era perfecta la grabación ni nada, pero sí estaba ahí la emoción que queríamos transmitir.

[Daniel]: Y en 2005, lograron grabar su primer sencillo en un estudio de música norteña mexicana. Al disco le pusieron The Wonderful Loneliness. Y como los ídolos de Andrés, Fools Garden, cantaban todas sus canciones en un idioma extranjero: el inglés. 

Después de eso, Andrés decidió escribirle al guitarrista de Fools Garden, Volker Hinkel. Tenía su correo electrónico gracias al club de fans, y se habían escrito antes. Le dijo que tenía un material que quería mandarle. Le envió ese primer sencillo por correo aéreo. No esperaba respuesta, obvio. Pero, sorprendentemente, Volker le escribió de vuelta.

[Andrés]: Y dijo nice, i like it. Me gusta. Y claro, yo emocionadísimo lo tomé como un aliciente, ¿no?

[Daniel]:  Andrés empezó a mandarle los demás demos que iban grabando. Y Volker siempre le respondía, amable, que le gustaba, que siguiera haciendo música… 

Después de un rato tocando en bares en México y ya con unas canciones grabadas, decidieron que era el momento de tomar el siguiente paso. Tenían entre 21 y 22 años, y querían profesionalizarse más. Cantaban una música muy influenciada por bandas inglesas. 

Su sueño era tener éxito en Inglaterra. Y un primer paso en ese sueño podría ser Alemania. Tal vez con ayuda de Fools Garden. Su meta era, digamos… entre ambiciosa y vaga: que la banda alemana les ayudara a producir unas canciones para conseguir un contrato para un álbum.  

[Andrés]: Dentro de la insensatez ese plan era más sensato que irle a tocar la puerta a los ídolos de Max y Juan, que era Coldplay y Oasis ¿No había manera, no? Y yo ya conocía Alemania. O sea, como que era dentro de todo una cierta zona de confort. 

[Daniel]:  Aún así era muy riesgoso. Solo Andrés hablaba alemán, y eso era lo de menos. Significaba que todos tenían que gastar los ahorros que habían ganado trabajando aquí y allá, de a poco. También era una inversión económica enorme para los papás de todos los integrantes, porque con el dinero que tenían ellos no era suficiente. Y además implicaba dejar atrás la universidad, un futuro que muchos consideran estable…Claro, la sensatez dentro de la insensatez no emocionó a todos. Especialmente a los papás de Alfredo, el cantante. 

[Andrés]: O sea ellos hicieron muchos sacrificios para meter a Alfredo a la universidad privada. Y pues para ellos era muy importante que terminara la carrera. Entonces como que no veían propio de su hijo que él se fuera a cantar música indie a Alemania. 

[Daniel]:  Y así de preocupados, un día, sin anunciarse, los papás de Alfredo aparecieron en la casa de Andrés. Querían hablar con sus papás, quienes sí estaban ayudando a sus hijos a que hicieran el viaje, genuinamente entusiasmados con la idea de que la banda alcanzara sus metas. Pero ese día no estaban en la casa. Andrés, sí. En esa época, estudiaba Historia en la universidad. Y como todo joven que ha leído un par de libros sobre política revolucionaria, estaba seguro de que podía convencerlos.

[Andrés]: Yo pues en la mera época de esta euforia y de la carrera marxista de Historia, de leer ensayos diarios, imagínate mi labia, ¿no? Mi afán de… de yo pensar que… que era importante que alguien creyera en él, o sea que le diera esa chance, ¿no? y que había mucha dignidad en buscar tu sueño y en buscar una carrera en la música. No, no, no tenía por qué relacionarse con drogas y alcohol y libertinaje. Éramos bien tranquilos, o sea, era una pasión pura…

[Daniel]: Y bueno… el discurso no ayudó mucho. Se oponían, especialmente la mamá de Alfredo, que se fue molesta pero resignada. Total, su hijo ya era adulto, ya trabajaba y tenía dinero para comprarse su propio boleto. 

Así que en septiembre de 2007, después de meses de planeación, los cinco integrantes que formaban Versus en ese momento tomaron un vuelo a Frankfurt, con sus guitarras y un poco de ropa, esperando poder ser estrellas de rock. 

Claro, llegaron a una vida muy distinta de la que se imaginaban. Estaban bastante limitados en su presupuesto. Sus ahorros no daban más que para un par de meses y sus familias los apoyaban con algo de dinero, que alcanzaba para la renta y para no morirse de hambre.

[Andrés]: 5 € por persona a la semana para comida, o sea. Entre todos juntábamos eso y comprábamos todo. Teníamos como nuestro menú de lo más básico, ¿no?

[Daniel]:  Además, no podían ensayar porque no llevaban todo su equipo. Básicamente su rutina se resumía a esperar que el guitarrista de Fools Garden, Volker, les respondiera sus mensajes pidiéndole que los dejara grabar en su estudio. Pero nada. Volker no concretaba una fecha. 

[Andrés]: Empezaba a ser frustrante, porque se nos acababa el dinero, el tiempo… Y no estábamos yendo para ningún lado. 

[Daniel]:  Ahora Andrés cree que Volker probablemente sentía mucha responsabilidad y no quería crearle más expectativas a unos chicos mexicanos en un país extraño. Aún así, Peter, el cantante de Fools Garden, les consiguió oportunidades para tocar con otras bandas jóvenes alemanas. Esto les permitía compartir instrumentos. Eran muy buenas noticias. Uno de los conciertos fue en el centro de Stuttgart. La entrada era de 3 euros e iban a tocar cuatro bandas de rock. 

[Andrés]: Pensamos que iba a ser un éxito y no había nadie, o sea nadie.  

[Daniel]:  Bueno, no nadie, pero casi nadie. Al terminar el concierto, Alfredo, el cantante de Versus, llegó corriendo a donde estaba Andrés. Y dijo, emocionado:  

[Andrés]: Dónde hay un demo, dónde hay un demo, y yo ahhhh porque ese demo como que no me latía, o sea sí me latía, pero ya me había cansado. Yo, ¿para qué lo quieres? ¿A quién se lo quieres dar?

[Daniel]: Le dijo que un productor quería un demo. Después de un concierto tan terrible, Andrés tenía pocas esperanzas. Pero salió. Vio a un hombre con un abrigo verde. Un tipo normal.  Se presentó como Ralf Mayer, un nombre que no le sonaba a ninguno de Versus.

[Andrés]: Y así el wey escribiendo. Busquen mi estudio, Tucan Studio. Me gustó su música, me gustó tu voz, este. Escríbanme, denme su demo… chido, ¿no?

[Daniel]: Empezaron a hablar. Y una de las primeras preguntas que salieron fue qué diablos hacían cinco mexicanos en Alemania. Andrés le dijo que él conocía a los de Fools Garden y le contó brevemente la historia de su fanaticada desde niño. Y él les dijo que sí, que él también los conocía. Que él tenía el teléfono de Volker, y que le iba a escribir. 

[Andrés]: Y al final de la noche los de la banda que lo había invitado llegaron así, bien cabizbajos, a felicitarnos porque Ralf se acercó a nosotros y no a ellos. Y ahí entendí que era como importante lo que estaba pasando.

[Daniel]:  A la mañana siguiente investigaron más sobre Ralf Mayer en el café internet y ahí se dieron cuenta que era una eminencia de la industria musical alemana. Eso los puso eufóricos. Era la oportunidad que estaban buscando. 

Ralph les dijo que les iba a conseguir equipo para grabar y prestarles su estudio. Solo les pidió que rentaran una van y les prometió que no tendrían que pagar nada más. El plan era seleccionar sus mejores canciones y producirlas, con la idea de presentarlas a una disquera. 

Al día siguiente, Volker, el guitarrista de Fools Garden, les escribió y les dijo que trabajar con Ralf era una gran oportunidad para Versus. También les dio una noticia: Ralf lo había invitado a coproducir el material, y él con gusto lo haría. Grabarían las guitarras en su estudio. 

[Andrés]: Entonces, ahí vamos en la carretera toda típica idílica alemana de la Selva Negra de Stuttgart a… al estudio de Volker. Ahí pues a colaborar. Entonces ya llegábamos ahí con Ralf Mayer. Y Volker recibiéndonos y yo pues el estudio de Volker que siempre lo he visto en fotos y donde siempre ha grabado lo de Fools Garden, entonces que para mi era como que súper chido.

[Daniel]:  Era un sueño hecho realidad, pero Andrés no lo veía como tal en ese momento. Estaba concentrado en tocar lo mejor que pudiera. Pero no estaba nervioso. De hecho, en todo el viaje a Alemania no se había sentido tan tranquilo. Lo que importaba era la música, y nada más. Y hubo algo que lo sorprendió: 

[Andrés]: Porque haz de cuenta de que si yo estaba grabando la guitarra con Ralph y hacía como un bendy, se me iba un dedazo y hacía como que un ruido, medio como que no iba… “yo a dejame hacerlo de nuevo, no está perfecto”. Y Ralph me decía “no, no, no, no, me encantan esos errores” y para mí fue como que ¿what? O sea que… wow! O sea, y empiezo a apreciar que la música que tú escuchas hay muchos errores y que son parte de la esencia de eso. 

[Daniel]: Y claro, para Andrés lo mejor de la experiencia fue grabar con Volker. 

[Andrés]: O sea, yo con mi ídolo de la infancia, el que casi casi me motivó a tocar guitarra, yo tocando una canción que yo escribí y en una parte llega como un puente de esa canción y el güey dice “Esa parte es genial, vamos a decirle la parte U2”. Dijo “en vez de que haga esta figura hasta… na na na na na na na na na… repite esa nota”. Esa es la nota U2, es la parte U2 y ahí nos vamos al último coro, entonces como que, o sea, sí era bonita la sensación, pero pues era un poquito de que no te la crees.

[Daniel]:  Grabaron cinco canciones. Hicieron varias sesiones.  

La esperanza era presentar los demos a alguien que tuviera dinero para financiar las grabaciones profesionales, que tendrían más producción, mezcla y masterización. Fueron semanas duras, en realidad, a pesar de estar cumpliendo un sueño. Era invierno. Su visa de turista había vencido. Se estaban quedando sin dinero, los papás no podían darles mucho más. Un día de enero, uno de los cinco anunció que no aguantaba más y que volvía a México.

Pero los otros cuatro se quedaron, tercos, comprometidos, hasta más unidos que nunca. Tocaron otros conciertos, pero la situación económica ya era inmanejable. Casi al año después de llegar a Alemania, en el 2008, todos decidieron que lo mejor era regresar a México con la promesa de seguir enviando demos a Volker y Ralf. 

Un domingo, Max y Alfredo llegaron a la casa para el ensayo de rutina.

Llevaban unos meses de vuelta en México, ensayando religiosamente, componiendo nuevas canciones, y grabando algunos demos con el poco equipo que tenían. Desanimaba un poco no estar en Alemania, grabando en un estudio, pero las cosas iban bien. O por lo menos, eso creía Andrés. 

Pero ese domingo, todo se vino abajo. 

Max y Alfredo entraron y, de la nada, anunciaron que se acababa la banda. 

Así nomás. Andrés y Juan exigían explicaciones que no les daban. Al contrario, sus compañeros de banda, sus mejores amigos, empacaban sus equipos casi sin hablar. 

Y en medio de todo…

[Andrés]: Mi mamá se asomó “¿qué pedo?” así de la ventana y ya ellos subiéndose al coche. Pues ya mamá, nos dejan y se van. 

[Daniel]: O sea, se acabó, mamá.

[Andrés]: Y mi mamá, ¿cómo…? “No, Max. Espérense, oiga, no… ”, como que todavía diciendo eso: no, ya yo sí, pues como que no podía ni a verla a la cara. Y pues sí, fue doloroso también para ella. Muy, muy, muy doloroso ¿Y este? Pues imagínate, ¿no? Apostar a que es eso o nada.

[Daniel]: El carro arrancó, con la mitad de la banda.  

[Andrés]: Y sí nos afectó, cabrón, a mi hermano y a mí creo que fue duro para los dos. 

[Daniel]: La ruptura los había agarrado totalmente por sorpresa. Y bueno, ese corte tan repentino aisló a Andrés.  

[Andrés]: Me retraje para como ya no molestar a nadie, ya me quedo aquí encerrado.

[Daniel]: Se encerró en la sala de ensayo de la casa de sus papás, que pronto se convirtió en un estudio de grabación: Limonero. Así fue que lo conocí, con ese nombre cuando llegó a Radio Ambulante, y muchos, los más viejos aquí, todavía le decimos así. 

Limonero. Por Lemon Tree, claro. Y porque había un árbol de limón en el jardín.

Durante años, Andrés se dedicó a aprender el arte de la grabación, la producción y la mezcla. Obsesionado, como se obsesionó de niño con Fools Garden. 

Andrés tardaría casi una década en sentirse lo suficientemente capaz de producir un álbum. Al final lo hizo con su hermano Juan, pero en un ambiente más colaborativo y no tan exigente. El proyecto se llama Delay lay lay. Graban, pero no hacen conciertos de manera constante y no tienen mucho interés de hacerlo.

Andrés me contó esta historia en medio de la grabación del segundo álbum. Es un álbum, que en ciertas partes, reflexiona sobre el pasado. Y esto, parece, despertó algo en Andrés: un interés por saber qué pasó con Versus. ¿Por qué murió? O más bien… implosionó. Por qué nada de esos tres años, de ese viaje a Alemania, se mantuvo. Ni el proyecto, ni lo más importante, las amistades. 

Y para esto buscó a alguien que formaba parte de esa vida pasada.   

Una pausa y volvemos.

[MIDROLL]

[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón.

Entonces, Andrés quería entender qué había pasado con su banda. Con Versus. Con sus amigos. Max y Alfredo. Han pasado 14 años desde aquella ruptura, y el contacto ha sido mínimo. Alguna que otra vez Andrés los ha visto de casualidad. Y las interacciones nunca han pasado de un saludo cordial. 

Pero mientras grababa su segundo disco con su hermano, decidió que era el momento de confrontar el pasado. 

[Andrés]: Alfred.

[Alfredo]: ¿Qué onda, Chip?

[Andrés]: Qué pedo, Shura. Pon tu cámara.

[Alfredo]: Voy, espera.

[Andrés]: Quiero ver tu mostacho. 

[Daniel]: Los dejo con Andrés. 

[Andrés]: Al momento de plantearme con quién conversar, Alfredo me resultó la opción más accesible. La situación con Max es más complicada, ya que él y mi hermano Juan eran mejores amigos, incluso desde antes de formar la banda y, pues, esa cercanía adicional hizo que el rompimiento se resintiera más. 

Pero Alfredo siempre fue uno de los más receptivos del grupo. Y bueno, no podemos obviar el hecho de que ya ha pasado más de una década, y que ahora tenemos 36 años… Somos personas diferentes.

Lo que van a escuchar son fragmentos de una conversación de dos horas, una conversación que no fue tensa… tal vez gracias a la curiosidad que ambos teníamos por lo que iba a decir el otro. Fue como reencontrarse con un viejo amigo con el que dejas de hablar porque la vida te lleva por caminos distintos. 

[Andrés]: Primero que nada que pinche gusto y que muchas gracias que aceptaste.

[Alfredo]: Sí, qué gusto cabrón: Sí, esta está bueno, la verdad. O sea, entiendo que tú… O sea, tú como que vas a hacer las preguntas, ¿no? ¿O algo así?

[Andrés]: Hay algo que deben saber de Alfredo. Para comenzar, su familia tenía un negocio en la central de abastos, no muy diferente al de la mía, pero que vendía fruta en lugar de lácteos. Y nuestras familias siguieron más o menos la misma trayectoria económica. Después de la crisis del 94 vivíamos cada vez más ajustados. Lo menciono porque a pesar de nuestra situación económica, lo cierto es que mis papás apoyaron mucho más el desarrollo musical de mi hermano y el mío en comparación con su situación. Pero sí recuerda música en su juventud, por ejemplo escuchar Life is Life en el auto con sus padres en la carretera rumbo a Tabasco. 

Y algunas clases. Pocas.

[Alfredo]: Fuera de las clases de órgano. Nunca hubo. Un impulso más por parte de mis papás para seguir explorando la música o aprendiendo música.

[Andrés]: Oye, ¿Y alguna vez soñaste como con ser estrella de rock?

[Alfredo]: La verdad, nunca lo vi como “ah quiero ser rockstar”, sí me acuerdo que me empezó a llamar mucho la atención la ingeniería civil.

[Andrés]: O sea, le gustaba la música, pero era un interés entre varios que tenía. Digo esto porque ahora, ya mayor, me parece importante dar contexto de dónde venía Alfredo al momento de entrar a la banda. Él describe cómo fue unirse a la banda así: 

[Alfredo]: Por lo menos en el lado de mi relato, es ingenuidad. Me acuerdo de ese día o sea, literal, me subo, pido una guitarra prestada que no era mía, empiezo a tocar Fake Plastic Trees, se acabó. Nadie me peló, me bajo y dos metros adelante me para Juan… pues como “ay guey, te salió chido”, y yo, ah gracias, no sabía ni cómo tomarlo. Y next thing I know es…no sé si te acuerdas que llegaron a mi casa con batería, con guitarra, con bajo, creo jajaja. 

[Andrés]: La ingenuidad tiene una mala reputación entre adultos, pero cuántas cosas no se lograrían sin cierta inocencia adolescente. Mi hermano y yo la teníamos. En cantidades industriales. Pero hasta que me lo dijo Alfredo, sinceramente, me había olvidado que éramos así de intensos desde el día uno. Y Alfredo se dejó llevar, no lo pensó mucho en ese momento, y tal vez a eso se refiere cuando dice que fue ingenuo. 

[Alfredo]: Pero mí me sonó como guey, pues tocamos, ellos tocan, estamos en la edad de hacer amigos, ¿no? y seguramente cuando les dije a mis papás tambiéndebe haber sido así como “y pues guey, haz lo que quieras” o sea… ¿Qué van a hacer? ¿Hacer ruido? . Bueno…

[Andrés]: ¿Qué podría pasar?

[Alfredo]: Exacto, ¿qué podría salir mal? Jajajaja

[Andrés]:¿Qué podría salir mal? Bueno, pues… Tres años después, tu hijo abandona la carrera de ingenería industrial, la promesa de un futuro estable, por irse a probar suerte a Alemania para perseguir el sueño de ser una estrella de rock.

[Andrés]: Y el momento en que nos planteamos viajar a Alemania. ¿Qué pensaste? ¿La idea te entusiasmó o te asustaste?

[Alfredo]: Alegría, emoción, susto. Creo que pude haber sentido todo.  Era la primera vez que iba a estar lejos de mi familia y además tanto tiempo y además tan lejos y además sin un… sin un objetivo tan claro. Si tu me preguntás ahorita el recuerdo es como era, como es algo que teníamos que hacer, y obviamente como era la primera vez que a mí me pasaba algo así, pues seguramente tenía un montón de dudas, pero el hecho de que de alguna forma lograra comprar el boleto de avión yo solo…. porque no le pedí dinero a nadie, fue mío, no fue ni motivado por mis papás ni nadie. Entonces fue como bastante claro que era algo que quería hacer a pesar de que sintiera miedo o no estuviera el plan tan claro.

[Andrés]: Estoy de acuerdo con todo esto menos un detalle… Según yo, teníamos el plan claro: 

Uno. Llegar a Alemania. Dos. Grabar un par de canciones con Fools Garden. Tres. Conseguir un contrato. Cuatro. Grabar un álbum y saltar a Inglaterra… Cinco. Llenar el estadio de Wembley. 

Ok… Se los juro, sonaba mejor en mi cabeza hace 15 años de lo que acaba de sonar ahora. 

Mientras conversábamos, me preguntaba qué tanta presión ejercimos mi hermano y yo. Pienso en esos años, y no recuerdo que habláramos de otra cosa más que de música, música, música. Sentí, hasta el día de la ruptura, que todos compartíamos el mismo sueño. No era una pregunta cómoda, pero se la hice.

[Andrés]: No sé, me gustaría saber eso, si tú piensas que… que había como mucha insistencia mía o de Juan, que fue como forzar las cosas.

[Alfredo]: O sea, hubo un tiempo que llegar a ensayar ahí a tu casa, era, puta, un día de fiesta, ¿no? O sea, teníamos días perfectos para jóvenes de cualquier parte del mundo. Éramos demasiado afortunados, guey. O sea, me acuerdo de un sábado: era llegar a tu casa, comer quesadillas a más no poder, prender la tele, ver algún documental raro, escuchar alguna rola, jugar… ¿bómo se llamaba?

[Andrés]: Pro Evolution Soccer, el PES….

[Alfredo]: El PES, el PES o Mario Kart. Salir, a echar un balonazo allá afuera al jardín y después meternos a ensayar y después irnos a jugar fútbol, y después regresar y echar chelas y escuchar música y seguir… Guey, ¿qué pedo con nuestra juventud? O sea era hermosa, cabrón. No era, era súper buena. Entonces tengo muy buenos recuerdos de eso, de los más felices de, de esa época de mi vida. Y creo que sí…. cuando hablamos de estos últimos momentos sí había un contraste, o sea, algo, algo, algo se desconectó, no sé cómo decirlo…

[Andrés]: Y luego sacó un tema a relucir: Juan, mi hermano. 

[Alfredo]: Tú entiendes la personalidad de Juan, ¿no? Entiendes que estás acostumbrado a ella y aquí no se van a poner etiquetas ni nada. Yo tenía mi propia personalidad, Max tenía su propia personalidad.

[Andrés]: Pero la personalidad de Juan, pues, yo la describiría como visceral. Apasionada. Y según Alfredo, dominaba la banda.  

[Alfredo]: No solamente en la dinámica de la banda, sino hasta la composición de la música… Pues es que a Juan se le ocurrió esto, órale está chido, vamos a meterle esto bueno, pero ¿qué tal si haces esto? Pero no! Entonces ya, ya eran discusiones de música, o sea, entre güeyes. Yo me voy a decir inexperto, yo me acuerdo que yo me quedaba callado ya como “güey, ustedes pónganse de acuerdo con la música”. Me acuerdo que me sentaba con Juan y me decía “la letra va más o menos así”. O contigo, ¿no? “La melodía va por acá” y de repente a mí también me daban ganas de meter mi cuchara, ¿no? O sea de alguien, si esto lo hago aquí y lo hago acá, aquí me canso, aquí me bajo y me acuerdo que había desacuerdos ya musicalmente.

[Andrés]: Lo que Alfredo no me quiso decir es que yo también era parte del problema para él. Mientras que Juan dictaba lo que se tenía que hacer en las letras, yo era el que tomaba el mando respecto a la música. 

Lo cierto es que nada más estábamos exigiendo lo que las circunstancias nos pedían: ya estábamos en Alemania, si queríamos salir adelante, no era posible manejar las cosas como si fueran un hobby. Teníamos que sobresalir, mostrar que éramos profesionales. Eso creía yo.

Pero ahora veo también que teníamos una banda justamente para seguir un camino profesional menos… formal, o al menos sin las tensiones típicas de un trabajo de oficina. Pero estas tensiones comenzaron a ser más y más frecuentes. Alfredo puso un ejemplo de una canción que estuvo fuera de la norma. Se llamaba Working Class. Ahí todos aportamos ideas, fue un proceso más colaborativo. 

[Alfredo]: Si hubiéramos seguido yo creo en ese track de crear música todos juntos, creo que posiblemente podría la historia ser diferente.

[Andrés]: Esto fue un poco incómodo de escuchar, lo admito. Nunca quieres ser uno de los que hizo las cosas mal. Honestamente tal vez en mi juventud y mi terquedad de cumplir mi sueño, no noté estas conductas. O las asimilé como un mal necesario para llegar a la meta. 

Ahora bien, no es un problema único de nuestra banda. Es algo con lo que conviven miles de grupos de música. El ejemplo que siempre me viene a la mente es el de Los Strokes, donde Julian Casablancas manejaba cada detalle a nivel microscópico. Y sí, Los Strokes eran uno de nuestros referentes.  Un ejemplo de cómo se debían hacer las cosas. 

[Alfredo]: Creo que sí, la pregunta sería si no hubiéramos tenido ese estrés de no saber lo que estábamos haciendo o de cómo aterrizar el sonido, de compararnos…. Igual, un poco injustamente, con el sonido de Strokes o de Oasis, con el sonido que podíamos lograr en México. Por lo menos yo, sin ser músico, nadie de nosotros era productor, nadie de nosotros era ingeniero, ¿sabes? Entonces, o sea, tal vez fue un poco, un poco temprano esa exigencia…

[Andrés]: Sí, fueron un par de años de mucha exigencia. Ahorita no parece mucho, pero a esa edad, tres años se sentían como una eternidad. Entonces, lo entiendo y tampoco lo culpo. 

Y en esta conversación me di cuenta que, a diferencia de como me pareció en ese momento, para Alfredo no fue nada fácil romper la banda. 

[Alfredo]: El momento fue muy duro. Yo me acuerdo que cuando llegamos a tu casa yo me bajé del coche, que Max pasó por mí y vomité, así, en la banqueta. En la banqueta enfrente de tu casa había una coladera ahí y me bajé, de la impresión vomité.

[Andrés]: No tenía ni idea de esto. No sabía que le había afectado tanto. No tuvimos tiempo de hablarlo, ni ganas. La adrenalina y el enojo de ese momento no me permiten recordar claramente, pero seguramente nos mentamos la madre. 

[Alfredo]: Pero justamente creo que es como el momento duro que le toca decidir alguna parte de la relación de decir “oye, ya… o sea, no sé a dónde vamos, ¿no?” Independiente de los acuerdos o desacuerdos, siempre va a haber alguien que ojalá tome la decisión. O sea, no sé tú que pienses en cuanto a si era un momento que ameritaba, ¿sabes?, como esa separación o si los acuerdos o desacuerdos lo justificaban.

[Andrés]: Pues no, o sea, porque conociendo a Juan yo estaba acostumbrado a esa relación visceral y a los desacuerdos, y yo desde siempre supe que quería hacer esto, o sea la música. Obviamente pues había puesto todos los… las esperanzas en nosotros… Y sí, fue un putazo de que ¿qué ahora, qué hacemos, no? Porque te quitan una extremidad y tienes que aprender a compensarla de alguna manera, ¿no?

Compensarla me tomó tiempo. Me encerré, literalmente, en nuestro cuarto de ensayo para intentar llenar el vacío de Max y Alfredo, aprendiendo a producir música. Pero también fue un encierro emocional. Recuerdo que, durante meses, el sentimiento que predominaba era la vergüenza. Vergüenza de haber fallado. De haberle fallado a mi familia. A mi mamá, a quien le prometí que a los 24 iba a ser famoso. Y era una promesa que sonará como una broma adolescente, pero yo me la tomé a pecho. Y fallé. Sentí que había estado muy cerca de cumplirlo, pero que volé demasiado cerca del sol. 

La idea del éxito siempre me ha causado ansiedad y la sensación de fracaso me acompañó durante mucho tiempo. No soy el único al que le pasa esto, claro. Le pregunté a Alfredo si se siente exitoso con su trabajo actual, lejos de la música. 

[Alfredo]: Ahorita me siento exitoso, definitivamente. Mi definición de éxito es tener tiempo. Tener tiempo para… Si me quiero sentar a hacer una canción ahorita a las seis de la tarde, poderme sentar, hacer una canción a las seis de la tarde. Tener tiempo para mí es la clave del éxito, tiempo con paz, o sea con tranquilidad, no estar pensando que vas a comer mañana o de dónde va a salir para mañana.

[Andrés]: Además de Alfredo, se me ocurrió que para esta historia y, específicamente, para este tema, tenía que llamar a alguien más.

[Andrés]: Ah Mr.Peter Freudenthaler. How are you?

[Peter]: Mr. Azpiri. Thank you. I’m fine. And you?

[Andrés]: Quién más sino el cantante de Fools Garden, uno de los mentores más importantes que he tenido. A él, que tuvo un hit mundial, algo que la mayoría de las bandas no alcanzan, le pregunté… ¿qué es el éxito? 

[Peter]: There are so many different definitions of success. But I would say that the success that makes you the most happy is when you sit in in your chair at the end of the day and think about what happened, was it a good day or was it a bad day? And if you can say it’s been a good day, then it’s a successful day. 

[Andrés]: Dice que hay muchas formas de éxito. Pero la que te hace más feliz es aquella en la que te sientas al final del día y piensas en todo lo que sucedió, si fue un buen o mal día, y si puedes decir “sí, fue un buen día”, ese es un día exitoso. 

Hablamos sobre cómo impactó su vida lograr lo que la mayoría no logra: tener una canción exitosa comercialmente. 

[Peter]: Even though we had a huge, huge hit, a worldwide hit, it didn’t make me happier than I was before. And when I look back now, it’s for sure it’s a milestone in my life, but in the end it didn’t change so much in my life.

[Andrés]: Me dijo que aunque tuvieron un gran hit, eso no lo hizo más feliz que antes. Cuando mira atrás, sí, por supuesto, reconoce que fue un hito en su vida, pero al final de cuentas… No la cambió tanto. 

Y luego mencionó algo que mi yo de 20 años no hubiera entendido. 

[Peter]: We did not fell into a hole after this huge success, because we did not take the success too personally.

[Andrés]: ¿Por qué no cayeron en un hueco después de ese éxito irreplicable de Lemon Tree? Porque no se lo tomaron de manera personal. O sea, no definieron su valor por el hecho de tener un éxito musical. Tomárselo muy en serio implicaría tomarse muy en serio también los fracasos. Esto último resonó en mí. 

[Peter]: And if you tell me the story of your band when you came to Germany, this was a great idea. And you, you did it. Maybe you expected too much. And that’s why the band broke off afterwards. But, you had a successful time in Germany. Don’t you think so?

[Andrés]: Que cuando escucha la historia de nuestro viaje a Alemania,  lo que oye es una gran idea. Y que lo logramos. Lo hicimos. Que tal vez esperábamos demasiado y por eso fue que la banda se acabó después. Me preguntó si concuerdo con que el tiempo que vivimos en Alemania fue exitoso.

Le dije que sí, pero confieso que me tomó un momento verlo, sentirlo de esa manera. Creo que no solo me estaba enfocando en el fracaso, sino que justamente me lo estaba tomando demasiado personal… hasta ahora me doy cuenta. Pero no puedo negar que cumplimos varias de nuestras metas. 

Detrás de las palabras de Peter está esta vieja idea del dejar ir, de cerrar ciclos. Conceptos nada nuevos, pero que necesitaba escuchar justo en esta etapa de mi vida.  Este ha sido un año de… emociones, por decirlo de alguna manera. Mi mamá murió debido a un accidente repentino y mi familia está en proceso de vender la casa donde crecí, sacando todo lo de mi infancia… Todo esto me ha hecho mirar hacia el pasado… quizá demasiado. 

Y por otro lado, me acabo de convertir en papá, cosa que me emociona muchísimo, claro, pero que también me hace mirar hacia el futuro… quizá demasiado. Entonces, esta charla con Peter me ayudó a ver que en la mayoría de los casos, por las noches, puedo acostarme y decir que tuve un buen día, que fue un día exitoso. 

Tengo el gran privilegio de vivir de la música, y los proyectos musicales me han permitido pasar tiempo con mi familia y amigos. Tal vez no sea lo que se imaginaba el Andrés de 16 años que quería ser una estrella de rock. Pero estoy seguro que para él, un día de música y familia, sería un buen día.    

[Daniel]: Andrés Azpiri es director de sonido de Radio Ambulante, vive en Ciudad de México. Ahora tiene un nuevo integrante en su banda… Se llama Pascal, y nació hace unos pocos meses. Felicitaciones a Pati y a Andrés por este nuevo bebé ambulante.

Produjo esta historia con Luis Fernando Vargas. Luis Fernando es editor y vive en San José, Costa Rica. 

Esta historia fue editada por Camila Segura, Natalia Sánchez Loayza y por mí. Bruno Scelza y Desirée Yepez hicieron el fact-checking. La música y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri. 

El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Nicolás Alonso, Lisette Arévalo, Pablo Argüelles, Aneris Casassus, Diego Corzo, José Díaz, Emilia Erbetta, Camilo Jiménez Santofimio, Rémy Lozano, Juan David Naranjo, Ana Pais, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Ana Tuirán,  David Trujillo y Elsa Liliana Ulloa.

Selene Mazón es nuestra pasante de producción.

Carolina Guerrero es la CEO.

Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa de Hindenburg PRO.

Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

 

Créditos

PRODUCCIÓN
Andrés Azpiri y Luis Fernando Vargas


EDICIÓN
Camila Segura, Natalia Sánchez Loayza  y Daniel Alarcón


VERIFICACIÓN DE DATOS
Desirée Yépez y Bruno Scelza


DISEÑO DE SONIDO
Andrés Azpiri


MÚSICA
Andrés Azpiri


ILUSTRACIÓN
Fiorella Ferroni


PAÍS
México


TEMPORADA 12
Episodio 17


PUBLICADO EL
01/31/2023

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