Transcripción – La sala que era un cerebro
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[Daniel Alarcón, host]: Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón.
La historia que vamos a contar hoy pasó hace más de 40 años.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Stafford Beer]: Now the story that I want to tell you began in 1971 in the middle of the year.
[Daniel]: Y este es uno de sus protagonistas: un inglés que se llamaba Stafford Beer. El audio que acabamos de oír es él hablando en una conferencia en la Universidad de Manchester en 1974. Cuando Beer murió en el 2002, los medios lo describieron como un visionario y un gurú, una “mezcla entre Orson Welles y Sócrates”.
Beer estudió filosofía, matemáticas, psicología, no terminó ninguna de esas carreras, pero se dedicó a pensar en cómo revolucionar la tecnología. Sus ideas, pues, algunas no son muy fáciles de explicar. O sea, computadoras biológicas, ¿les suena a algo? ¿No? Bueno, a mí tampoco. Pero era una idea de Beer.
Estaba obsesionado con la computación y con la automatización: fábricas automatizadas, sin humanos, cosas que en esa época sonaban a ciencia ficción, pero que ahora, no son tan extrañas a la realidad. Sin embargo, leer a Beer es un trip. Sus textos se parecen más a los de Julio Verne que a cualquiera de los manuales de informática que tenemos ahora.
Entonces, como el mismo Beer dijo en esa conferencia, la historia de hoy empieza unos años antes, en 1971, cuando un día, de la nada.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Stafford Beer]: I suddenly got a letter which very much changed my life.
[Daniel]: Y esta carta que le cambiaría la vida llegó del otro lado del mundo, de Chile. Y es que en esa carta el gobierno chileno le hacía una propuesta: que fuera a Chile a trabajar en un proyecto que ponía en práctica sus conocimientos particulares: a organizar la economía chilena.
A finales de los años cincuenta, Beer había inventado algo que llamó “cibernética organizacional” o “ciencia del control”, que básicamente era usar principios de la biología, de las matemáticas y de la informática para manejar cualquier empresa.
Yo sé, esto suena super confuso, pero tengan un poco de paciencia y después tendrá más sentido.
Esas ideas de Beer —de la “cibernética organizacional”— se volvieron populares y pronto empezó a trabajar como consultor en grandes empresas. Se volvió un tipo exitoso: manejaba un Rolls Royce y tenía una casa enorme en las afueras de Londres.
Y ahora le llegaba esta propuesta: aplicar lo que había estado haciendo en algunas empresa en toda la economía chilena. La idea del proyecto era revolucionar cómo funcionaba Chile.
Y es que, recordemos el contexto, unos meses antes, en octubre de 1970…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Voz]: El congreso pleno proclama presidente de la República al ciudadano Salvador Allende Gossens. Se levanta la sesión.
[Daniel]: Por primera vez un candidato socialista había sido declarado presidente en Chile. Este es Allende en un discurso el día de las elecciones…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Salvador Allende]: Somos los herederos legítimos de los padres de la patria y juntos haremos la segunda independencia: la independencia económica de Chile.
[Daniel]: Allende había prometido que el pueblo participaría de las decisiones del país. Que iba a haber un cambio social, cultural, político, económico. Estaban empezando una revolución que necesitaba nuevas maneras de pensar, de organizarse. Así que por eso se comunicaron con Beer..
Beer aceptó y unos meses después viajó al otro lado del mundo para presentarle su propuesta a Allende y a su equipo.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Stafford Beer]: Let me tell you what happened when I first explained it to President Allende himself.
[Daniel]: Este, de nuevo, es Beer, en la conferencia, contando lo que pasó cuando le llevó su propuesta a Allende:
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Stafford Beer]: Allende was a doctor, a medical doctor as you may know. And, therefore, it was very easy to explain the model to him in terms of neuro cybernetics as the way of controlling the body.
[Daniel]: Dice que como Allende era médico para explicarle lo que quería hacer con la economía chilena, hizo una analogía con el cuerpo.
La idea era conectar el país —la industria, las secretarías de Estado, todo— a través de una red —una red que funcionaría como el sistema nervioso del cuerpo— y que recolectaría información de cada fábrica de Chile, de norte a sur, para ayudar a monitorear las actividades económicas del día a día: cuánto cobre se había minado, qué materias primas faltaban en la industria, en fin…
Luego, toda esa información iría a una sala, que sería como el cerebro del sistema y desde ahí se tomarían decisiones —en tiempo real— sobre los cambios que se debían hacer: desde cerrar una fábrica que no estaba rindiendo, hasta hacer una consulta pública sobre un tema económico de importancia.
Y cuando Beer le estaba explicando a Allende lo que sería ese cerebro, ese centro de operaciones.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Stafford Beer]: I drew a big histrionic breath… I was going to say: «This compañero Presidente is you».
[Daniel]: O sea, le iba a decir que ese cerebro iba a ser él, Allende. Pero…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Stafford Beer]: Before I could say it, he suddenly smiled very broadly and he said: «Ah, at last, the people».
[Daniel]: En ese momento, antes de que Beer pudiera decir eso, Allende sonrió y dijo: “Por fin, el pueblo”. O sea, que para Allende era obvio que quien estaría en esa sala sería el pueblo. Y eso era lo más importante de la propuesta de Beer.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Stafford Beer]: That was a pretty powerful thing to happen. It had a very big influence on me.
[Daniel]: Según Beer, ese momento fue muy inspirador para él.
Beer llamó al proyecto Cybersyn y ahora los expertos lo reconocen como un antecesor del internet, pero socialista porque no solo conectaba a las personas en tiempo real —que es lo que hace el internet— sino que también iba a servir para cumplir los propósitos del gobierno de Allende, esos que había prometido en campaña: que el pueblo iba a participar en la toma de decisiones.
Si todo salía bien, Cybersyn no solo iba a cambiar la historia de Chile, sino también la manera en que vivimos ahora con la tecnología.
Natalia Messer, periodista chilena, nos cuenta esta historia.
[Natalia Messer]: Esa carta que le llegó a Beer en el verano del setenta fue redactada por tres personas. Una de ellas es él…
[Raúl Espejo]: Mira, mi nombre es Raúl Espejo. Originalmente yo soy de Bolivia.
[Natalia]: Pero cuando era un bebé su familia se mudó a Chile y Raúl creció en Santiago. Raúl se convertiría en el director técnico de Cybersyn, pero antes estudió ingeniería civil industrial en la Universidad Católica de Chile y ahí fue donde conoció las ideas de Beer, específicamente por uno de sus libros: Decisión y control.
[Raúl]: Ese libro ya lo habíamos circulado dentro de un grupo dentro de la escuela de ingeniería de la Católica y ese grupo se fue ajustando a todo ese lenguaje.
[Natalia]: O sea, ya estaban familiarizados con el lenguaje de la cibernética organizacional. Con esta manera de ver a una empresa o fábrica como un organismo vivo, que se regulara solo y fuera capaz de adaptarse a su ambiente
En 1969 —un año después de terminar la carrera— Raúl empezó a trabajar en la agencia de gobierno encargada de manejar las empresas estatales. Se llama la Corporación de Fomento de la Producción de Chile —conocida como la CORFO— y se volvería clave después del triunfo de Allende, cuando en 1971, el gobierno tomó una decisión crítica.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Voz]: Nos encontramos en el gran comedor del Palacio de la Moneda, donde el Presidente de la República, doctor Salvador Allende Gossens, ha de proceder en unos minutos más a firmar el decreto de promulgación de la reforma constitucional que permite la nacionalización del cobre.
[Natalia]: La nacionalización total de la industria del cobre, o sea que ahora sería el Estado el único que se encargaría de explotar ese mineral. Ese mismo año el gobierno de Allende haría lo mismo con otras industrias, como la banca.
Entonces, desde la CORFO, empezaron a pensar cuál era la mejor forma para que el Estado manejara estas nuevas empresas. Una de las opciones era un modelo centralizado, vertical y jerárquico, con el presidente como la máxima autoridad. Pero eso no era lo que había prometido Allende en su campaña, así que se descartó casi de inmediato.
Y ahí fue cuando Raúl y otros se acordaron de las ideas de Beer, de la cibernética organizacional.
[Raúl]: Que nos ayudaron a pensar no en términos de centralización, pero en términos distribuidos, en términos de cómo aumentar capacidad de coordinación sin que haya alguien que estuviera ordenando qué coordinación fuera necesaria.
[Natalia]: O sea, cómo organizar las empresas estatales sin que Allende tuviera que estar dando todas las órdenes. Las ideas de Beer proponían crear redes de comunicación entre empresas que ayudaran a la gente a cooperar en vez de competir, a tener autonomía sin un líder que dominara al resto. Entonces, con esas ideas de Beer en mente, lo invitaron a Chile.
Raúl cuenta que cuando Beer llegó a Chile.
[Raúl]: Fue absolutamente fascinado. Él estaba pensando realmente que esto era algo soñado, que él no se lo había planteado ni en los mejores sueños.
[Natalia]: Y ellos, claro, estaban más que contentos.
[Raúl]: Para nosotros fue algo mucho más excitante que para el resto del mundo (risas). Porque entrar a trabajar con el gurú de…. de lo que podríamos llamar la cibernética organizacional a nivel mundial era un regalo fantástico.
[Natalia]: Empezaron a trabajar de inmediato.
[Raúl]: Estuvimos durante una semana conversando acerca de todo lo que sus ideas significaban y él nos clarificaba las cosas, nos ayudaba a entender. Y yo creo que ese hombre no durmió durante toda esa semana, porque mientras durante el día estábamos en conversaciones, en la noche él producía documentos.
[Natalia]: Documentos que empezaron a definir lo que iba a ser Cybersyn y cómo lo iban a convertir en realidad.
[Raúl]: ¿Qué significaba el proyecto? ¿Qué se iba a hacer? Y ahí se plantearon… él planteó cuatro áreas fundamentales para el trabajo del proyecto.
[Natalia]: Cuatro áreas que necesitarían nuevas maneras de pensar y de resolver problemas.
OK, lo primero: para que Cybersyn funcionara, necesitaba tener información en tiempo real de lo que estaba pasando en cada fábrica, en cada agencia gubernamental. Esto era esencial porque, para Beer, tomar decisiones sobre la economía con datos que se habían recogido meses atrás —lo que sucedía normalmente— era como tratar de manejar un coche viendo el espejo retrovisor.
Así que necesitaban de alguna manera conectar a todo el país, para poder recoger esa información. Y la verdad no había muchos recursos. Las redes de comunicación como ARPANET —la red que desarrollaron en Estados Unidos a finales de los sesentas y que luego se convertiría en el internet en los ochentas— apenas empezaban a funcionar.
Y, además, desde que Allende había llegado a la presidencia, los Estados Unidos habían iniciado un bloqueo económico contra Chile, por las ideas socialistas que su gobierno promovía. Así que era imposible tratar de importar esa tecnología. Pero, tuvieron un golpe de suerte.
[Raúl]: Encontramos 500 máquinas de… de télex en las bodegas de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones que habían sido compradas por el gobierno anterior. Nadie sabía para que se iban a usar.
[Natalia]: Estaban ahí, todos esos télex, arrumados. Una tecnología vieja. Y, bueno, quizás ahora muchos de ustedes no saben qué es un télex. Eran máquinas muy costosas, así que nunca llegaron a los hogares. Pero en compañías grandes, en bancos y oficinas de gobierno, se usaban para transmitir mensajes y documentos de forma instantánea. Fue el eslabón perdido entre el telégrafo y el fax. Si lo ves, parece una máquina de escribir grandísima con un teléfono pegado. Y esos télex era justo lo que necesitaban.
[Raúl]: Esa red de télex es precisamente la que permitió transformar ese mundo de el post office, de mandar cartas a través del correo, a una comunicación fácil, llana, inmediata entre personas en distintas organizaciones.
[Natalia]: Ya dijimos que el télex era como una máquina de escribir y funcionaba así: lo que tecleabas en un télex se transmitía al otro y se empezaba a teclear en el segundo. Así se podían transmitir documentos de una máquina a otra.
Entonces, distribuyeron esos 500 télex en todas las fábricas estatales y…
[Raúl]: Bueno, ahí estábamos: listos. Y eso nos ayudó a armar todo una red de comunicaciones a a nivel nacional, desde Arica hasta Punta Arenas.
[Natalia]: Desde una punta de Chile, a la otra. Llamaron a esa red Cybernet.
Con los télex y Cybernet tenían solucionado cómo recibir la información que necesitaban en tiempo real, pero se necesitaba procesar todo esos datos que iban a llegar.
[Carlos Senna Figueiredo]: Nivel de insumo, de producción, de presencia en el trabajo, indicadores financieros.
[Natalia]: Él es…
[Carlos]: Mi nombre es Carlos Senna Figueiredo. Soy brasileño, ingeniero y mi vinculación al proyecto fue resultado de diversas casualidades.
[Natalia]: Carlos trabajó en el segundo componente del proyecto: Cyberstride, el programa que iba a automatizar el análisis de datos.
Las casualidades que mencionó Carlos para entrar a Cybersyn empezaron en 1969, cuando viajó a Inglaterra para denunciar ante Amnistía Internacional las violaciones de derechos humanos de la dictadura militar que había en Brasil en ese momento. Pero justo cuando estaba volando a Londres, los militares brasileños se enteraron de su plan, así que…
[Carlos]: No podía regresar.
[Natalia]: Porque ya sabía que eso significaba la cárcel o algo peor. Entonces, se quedó varado.
[Carlos]: Como estaba en Inglaterra tenía que hacer alguna cosa para justificar mi permanencia, me fui a la universidad.
[Natalia]: En Brasil, Carlos trabajaba como ingeniero eléctrico, pero…
[Carlos]: Ahí me quedé, en Inglaterra, estudiando matemáticas, investigación de operaciones y matemáticas aplicada.
[Natalia]: Cuando se graduó, uno de sus maestros le propuso que fuera a conocer a Stafford Beer. Carlos ya había escuchado de él y admiraba su trabajo. Según le dijo su maestro, Beer estaba empezando un proyecto en Latinoamérica, así que los puso en contacto.
[Carlos]: Stafford me mandó una pequeña carta diciendo que me encontraría en el lugar de su preferencia en Londres.
[Natalia]: Un club muy exclusivo llamada el Ateneo.
[Carlos]: Y ahí era inconfundible Stafford, ¿no?, con su…. con su figura de profeta del Antiguo Testamento, así barbudo, lleno de humo porque fumaba puros como un demonio y la mesa con una… una copa de whisky y papeles, papeles.
[Natalia]: Conversaron y ahí Beer le contó sobre Cybersyn, Chile, y la idea de Allende de organizar la economía del país. Carlos estaba maravillado, quería saber más detalles. Después de ese primer encuentro acordaron verse una vez más y Beer lo invitó a cenar a su casa, esa mansión que tenía a las afueras de Londres.
[Carlos]: Su casa era como el submarino del capitán Nemo porque uno entraba, batía las palmas así con las manos y se prendían las luces. Si batías las manos tres veces con palmas, una fuente empezaba a funcionar, la fuente. Era como un ambiente mágico en que vivir.
[Natalia]: Y ahí, en esa cena, Beer le dijo lo que Carlos estaba esperando: le ofreció ser parte de Cybersyn. Carlos aceptó sin dudarlo y se mudó con su esposa y dos hijos a Chile, a principios de 1973, cuando el proyecto ya estaba bastante avanzado.
[Carlos]: Y me incorporé al proyecto en calidad de especialista en matemática aplicada de modelos… modelos matemáticos.
[Natalia]: La idea de Cyberstride, el programa en el que trabajó Carlos, era —como le había dicho Beer a Allende— que…
[Carlos]: Tiene que ser un sistema que sea más o menos vivo. En otras palabras, que se asemeja a un organismo vivo. Aún… En otras palabras aún, que se adapte a través de niveles de autonomía.
[Natalia]: Eso significaba que…
[Carlos]: No puede haber un jefe que controle todas las variables, todas las unidades, todos los departamentos. La administración tiene que ser autónoma. Como ocurre en el cuerpo humano, decía Stafford. Ahora estoy hablando con ustedes, yo no estoy controlando la pulsación de mi corazón, ni el ritmo de mi respiración ¿Y mi pie? Ni me acuerdo que tengo pie.
[Natalia]: Tú no lo controlas conscientemente. Pero, si hay un problema, por ejemplo, si alguien viene y te pisa…
[Carlos]: Ahí sí, ahí viene un señal diciendo: “Mira, algo está mal en la pata”. Ese era el sistema. Esa era la idea.
[Natalia]: Esa alerta la mandaba Cyberstride. El programa recibía toda la información de Cybernet —la red de telex de la que ya hablamos— y ahí Cyberstride analizaba los datos y hacía predicciones a corto plazo: si el programa calculaba que el cobre, por ejemplo, iba a faltar, mandaba automáticamente una alerta a la fábrica.
[Carlos]: O sea, las fábricas debían de operar de forma autónoma, sin que el jefe de la rama industrial o aún de CORFO supiera. Mientras está normal que opere.
[Natalia]: Pero, si después de recibir la alerta en la fábrica, no se podía resolver el problema…
[Carlos]: Entonces una señal salta y va a la atención del nivel administrativo siguiente, superior, externo. Si resuelve, muy bien, si no lo resuelve, esa señal salta una vez más, como en el cuerpo humano, que una señal de algo que pasa errado salta a mi atención consciente.
[Natalia]: Así era como el proyecto podía darle libertad y autonomía a los diferentes niveles de la producción: solamente llamaba la atención del nivel superior cuando era necesario, si no, les daba la información para que los mismos trabajadores pudieran decidir qué hacer y resolver el problema.
Si buscan en Google “Cybersyn” o “Synco”, que era el nombre en español del proyecto, una de las primeras cosas que les va a salir es una foto de un cuarto setentero, pero futurista. Parece sacado de la película 2001: Odisea en el Espacio de Stanley Kubrick.
Es un hexágono, con una alfombra gris oscura. En las paredes, que parecen de madera, hay varias pantallas. Y en el centro de la sala hay siete sillas giratorias ubicadas en círculo. Son de fibra de vidrio blanca, con tapicería naranja. En uno de los apoyabrazos hay unos botones grandes y en el otro, un cenicero y un portavaso. Esa sala era el prototipo de la sala de operaciones. El cerebro de Cybersyn.
La dirección del diseño de esta sala estuvo a cargo de un equipo de jóvenes diseñadores y de una persona clave en el desarrollo del proyecto. Este señor…
[Gui Bonsiepe]: Me llamo Gui Bonsiepe. A pesar del apellido un poco raro, que suena francés, pero soy alemán.
[Natalia]: Gui estudió diseño de información en la Escuela de Ulm, una escuela universitaria alemana que se hizo muy famosa en el mundo por su innovación en diseño. A Gui le gustaba Latinoamérica. Ya había estado en Buenos Aires en una reunión de su escuela de diseño y luego dando un curso ahí mismo a mediados de los sesenta.
Así que cuando recibió una oferta en 1968 para ir a Chile, no lo dudó. Trabajó como profesor y después en la CORFO como diseñador industrial. Y estando ahí, su jefe lo seleccionó para diseñar la sala de operaciones de Cybersyn.
[Gui]: A veces se ha tildado esto como una… una sala futurista, diríamos, como una nave espacial. Bueno, esto me parece un poco tirando demasiado alto. No era nuestra ambición (risa). Simplemente hacer una sala de operaciones cómoda, adecuada a las funciones que tenía que cumplir.
[Natalia]: Y esas funciones —que el mismo Beer le había dado— eran muy específicas. Entre esas que no hubiera nada de papeles, ni siquiera mesas.
[Gui]: Nos sorprendió, ¿no? Una mesa… o sea, una reunión, una sala de reunión sin mesa, ¿qué es esto? “No”, dice él. Él hubiera puesto un cartel en la puerta de entrada: “Llevar informes escritos, ¿no?, bajo el brazo, era prohibido”. Eso es una sala para pensar y tomar decisiones.
[Natalia]: Entonces, todo lo que se ve en la imagen de esa sala tenía una razón de ser. Por ejemplo, eran siete sillas porque —según las ideas de Beer— siete es el número máximo de personas que puede tener un grupo para seguir siendo creativo.
Las sillas se conectaban a las pantallas de las paredes con cables bajo el suelo, y los botones que tenían en el apoyabrazos hacían que las imágenes en esas pantallas cambiaran. Para Beer era muy importante que la información —y la misma sala de operaciones— pudiera ser entendida y manejada por cualquier persona, no solo especialistas.
[Gui]: A través de la sala de operaciones todo ese sistema complejo era utilizable.
[Natalia]: Por eso, los botones de las sillas eran grandes y con formas simples, que incluso alguien que no estuviera familiarizado con un teclado podía usar, como los trabajadores de las fábricas. Y la información que aparecía en las pantallas, tampoco podía ser solo cifras y cifras.
[Pepa Foncea]: Nos correspondió graficar la información para que fuera presentada en las pantallas de la sala de operaciones
[Natalia]: Ella es Pepa Foncea, una pionera del diseño gráfico en Chile. El equipo de diseño en el que trabajaba debía hacer los gráficos que pudieran reemplazar…
[Pepa]: Los informes, una cantidad de páginas, de una manera visual y en una sola mirada.
[Natalia]: Para eso no servía solo tener gráficas o dibujos, así que elaboraron flujogramas para visualizar las diferentes etapas de un proceso. Y eso, en términos de diseño era algo…
[Pepa]: Súper revolucionario porque hacer entender a personas que no vienen del mundo visual, a través de una graficación, una cantidad de procesos industriales. Es realmente un tremendo desafío.
[Natalia]: En ese momento Cybersyn —y Chile— estaban a la vanguardia del diseño.
Entonces, retomemos: toda la información se recolectaba —en tiempo real— con la red de Cybernet, los telex. En ese momento, el software que habían diseñado —Cyberstride— filtraba toda esa información y hacía llegar los datos relevantes a la sala de operaciones, donde se convertían en gráficos para que las personas sentadas en esas siete sillas pudieran entenderlos y así decidir qué hacer. Esto es, en resumidas palabras, lo que era Cybersyn.
Era un programa muy ambicioso, pero estaban trabajando con mucha precariedad…
[Gui]: Fue una sala de operaciones que comenzó a funcionar casi hecho artesanalmente.
[Natalia]: Por una parte, eran problemas que tenían que ver con la época, por ejemplo, todas las láminas y dibujos de los que habló Pepa se hacían a mano porque no había programas de diseño como los que existen ahora. Pero también la precariedad tenía que ver con el bloqueo económico que Estados Unidos le había impuesto al gobierno de Allende.
Aún así, Beer y todos en la CORFO pensaban en grande. Cybersyn se completaba con CHECO —que en sus siglas en inglés significa Economía Chilena— un programa que se suponía haría las proyecciones a corto plazo que hacía Cyberstryde para fábricas y empresas, pero en este caso serían a mediano y largo plazo, y para todos los aspectos económicos del país.
[Daniel]: La idea era que eventualmente toda la economía chilena funcionara con Cybersyn. Y quizás la mejor forma de comprobar si funcionaba o no, era poner el proyecto a prueba en una crisis real.
Ya volvemos.
[Up First]: Mientras dormías, un montón de noticias estaban pasando alrededor del mundo. Up First es el podcast de NPR que te mantiene informado sobre los grandes acontecimientos en un corto tiempo. Comparte 10 minutos de tu día con Up First, desde NPR, de lunes a viernes.
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[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón. Antes de la pausa escuchamos del encuentro entre la cibernética del inglés Stafford Beer y el proyecto socialista del presidente Salvador Allende, en Chile, y cómo de ese encuentro surgió Cybersyn, un proyecto que aparentemente cambiaría la economía chilena.
En 1972, Beer ya llevaba más de un año viajando entre Londres y Santiago para desarrollar las diferentes áreas del proyecto y parecía que todo iba bastante bien. Pero, más allá del proyecto, la situación en Chile estaba cada vez más conmocionada, complicada. No solo por el bloqueo económico, sino por la oposición. Y es que en octubre de ese año…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Voz]: ¡Basta ya de artimañas! ¡Basta ya de zigzagueo! ¡Vamos de frente a la solución! Por tarifas, por repuestos…
[Periodista]: Distintas actividades paralizaron sucesivamente exigiendo una rectificación.
[Daniel]: Empezó una huelga de camioneros en todo el país. Querían desestabilizar el gobierno de Allende.
Natalia nos sigue contando.
[Natalia]: El paro que empezó a finales de 1972 en Chile se conoció como el paro de camioneros o la huelga de los patrones. Lo promovían grupos que estaban en contra del gobierno de Allende y sus ideas socialistas.
A los dos días de haber anunciado el paro, más de 40 mil camiones habían dejado de andar en todo el país. Todos los productos —alimentos, combustible, materias primas— dejaron de circular en Chile. Las cosas se veían bastante oscuras. Este es Raúl Espejo, de nuevo, el director de Cybersyn.
[Raúl]: El punto crítico del proyecto fue en octubre del año 72.
[Natalia]: Cuando empezó el paro. Y Raúl dice que fue crítico, porque fue ahí que Cybersyn se puso a prueba. Expliquemos: los camioneros que hicieron la huelga eran de empresas privadas, pero el gobierno tenía sus propios camiones, unos que…
[Raúl]: La mayoría del tiempo, sobre todo si no había acción comercial o acción industrial, estaban ahí parados.
[Natalia]: No eran muchos —unos 200 camiones versus los más de 40 mil que estaban en huelga— pero con la ayuda de Cybernet —la red de télex que ya habían armado— los pudieron poner a trabajar.
[Raúl]: Entonces a través de… de… de lograr información en las redes de comunicación se logró conectar las comunicaciones a la gente que necesitaba comida, necesitaba combustible y todo lo que tú puedas imaginarte
[Natalia]: El gobierno pudo tomar decisiones rápido, dejando de lado el papeleo burocrático. El sistema respondió a las necesidades que llegaban y Cybersyn mostró su potencial. Más que un avance tecnológico, las ideas de Beer mostraban esa nueva manera de organizarse, de cooperar. Con los 200 camiones pudieron cubrir las necesidades básicas del país.
[Raúl]: Y eso fue un momento de éxtasis porque realmente ahí sí que se trabajaron 48 horas al día.
[Natalia]: Se transmitían unos dos mil mensajes diarios por télex para saber dónde hacían falta materiales o alimentos, qué caminos estaban libres, dónde faltaba combustible. Todo lo que se necesitaba para hacer lo que parecía imposible: resistir la huelga.
Después de casi un mes, Allende llegó a un acuerdo con la oposición para que el paro no siguiera indefinidamente. En un gesto conciliatorio, Allende nombró a miembros de las Fuerzas Armadas como ministros en su gabinete. El paro terminó el 5 de noviembre de 1972.
Raúl nos contó que las personas que vieron a Cybersyn en acción durante el paro…
[Raúl]: De repente se dieron cuenta que estas… estos télex no eran maquinitas nomás. Eran instrumentos de acción. Demostraron la efectividad, demostraron que teníamos una concepción que era poderosa.
[Natalia]: Y con la visibilidad que empezó a tener Cybersyn, algunos medios en el Reino Unido empezaron a atacar a Beer, diciendo que le había construido a Allende una máquina para controlar a Chile. Le criticaban que Cybersyn fuera un proyecto centralizado, que toda la información llegara a una computadora en Santiago. Y advertían que Cybersyn podía convertirse en una de las armas más poderosas jamás construidas y que el comunismo podía utilizarla para dominar el mundo. Esas críticas también llegaron a los medios de comunicación de la oposición en Chile. Y las alusiones al mundo totalitario de la novela 1984, de George Orwell, no faltaban.
Pero Beer negaba todas esas acusaciones. Por un lado decía que lo de la centralización era más por sus carencias que otra cosa: en Chile solo tenían una computadora y no podían conseguir más por el bloqueo. Y lo de 1984 le parecía simplemente absurdo: él veía a Cybersyn como una forma de alcanzar la verdadera libertad para los trabajadores, no para controlarlos.
De hecho, Beer imaginaba que Cybersyn convertiría a Chile en una verdadera utopía cuando se combinara con otro proyecto aún más ambicioso: Cyberfolk. Su idea era monitorear, en tiempo real, cómo afectaba el bienestar de los chilenos las decisiones que se tomaban en la sala de operaciones.
El plan era que la gente en sus casas tuviera un aparato con un dial —la ruedita que tienen los radios viejos— que podían ajustar según su nivel de felicidad. Esos aparatos estarían conectados a una red para poder mostrar en una pantalla en la sala de operaciones el nivel general de felicidad de los chilenos. Permitiría que los chilenos, de cierta forma, participaran directamente en la toma de decisiones del gobierno.
Por más absurdo que suene, una versión de ese proyecto se alcanzó a probar en Chile en 1972 en dos ciudades: Tomé, al sur de Santiago, y Mejillones, al norte. Fue un experimento. A través de la televisión, conectaron a algunos habitantes de estas ciudades con su gobierno local. Si, por ejemplo, se estaba discutiendo un presupuesto, las personas podían enviar señales por unos aparatos, diciendo si estaban de acuerdo o no con lo que se proponía.
Pero mientras en Cybersyn estaban ocupados tratando de volver realidad la ciencia ficción, la situación en Chile no mejoraba. En marzo de 1973 hubo elecciones parlamentarias. La oposición tenía la esperanza de alcanzar una mayoría en el congreso —para frenar los cambios que Allende estaba haciendo— pero no lo logró. La Unidad Popular, la coalición de partidos de izquierda que apoyaba a Allende, logró conseguir puestos en el parlamento.
Este es Carlos Senna de nuevo, el que trabajaba en Cyberstride.
[Carlos]: En Chile estaba tan difícil la situación, porque cuando la oposición a Allende percibió que por la vía parlamentar no podían desplazarlo, no podían sacarlo, empezó a hacer locuras. Había cerca de 20 atentados por día contra la Unidad Popular.
[Natalia]: Querían sacar a Allende del poder como fuera.
Raúl, el director de Cybersyn, recuerda que a principios de septiembre del 73…
[Raúl]: Llegó la instrucción de que se trasladara la sala de operaciones a la Moneda.
[Natalia]: A La Moneda, el palacio de gobierno. Querían moverla de la CORFO para inaugurarla oficialmente en el palacio. Citaron al equipo de Cybersyn para organizar el traslado. Gui Bonsiepe, el encargado del diseño, recuerda que…
[Gui]: Allende quería participar en esto y él no vino. Él era conocido como una persona muy… muy puntual y muy cortés. Si tenía un compromiso apareció. Pero esta vez no.
[Natalia]: Y es que Allende tenía toda su atención en otra parte: la situación de Chile estaba crítica.
Solo unos días después pasó esto:
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Periodista]: En estos instantes cuando son cuatro minutos para las 12 del día, para el mediodía del 11 de septiembre de 1973, aparece un avión caza a reacción volando por sobre la Moneda.
[Natalia]: Las Fuerzas Militares habían organizado un golpe de Estado contra Allende. Enviaron todas sus tropas, aviones y tanques contra La Moneda.
(SOUNDBITE DEL GOLPE)
[Natalia]: Ese día, Raúl estaba en su casa; recién había vuelto de su trabajo en la CORFO, cuando…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Periodista]: Esta es radio cooperativa, 11 de septiembre de 1973, el centro de Santiago se está convirtiendo en un campo de batalla.
[Raúl]: Escuchando la radio temprano, me di cuenta que ya había la noticia del golpe. Y mi decisión fue irme a la oficina y de ahí me fui a la sala de operaciones donde escuché las últimas palabras de Allende que fueron muy emocionantes y muy… de gran… de gran trascendencia.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Salvador Allende]: La última oportunidad de que me pueda dirigir a ustedes. ¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores! Estas son mis últimas palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano.
[Raúl]: Ya estaba claro que no había vuelta que darle y que lo mejor era irse.
[Natalia]: Porque los militares estaban capturando a los funcionarios del gobierno, destruyendo las oficinas, buscando información. Raúl estaba en la CORFO —a unas cuadras de La Moneda, el epicentro del Golpe— así que agarró todos los documentos que pudo sobre Cybersyn y se fue corriendo a su casa.
[Raúl]: Y, claro, la salida fue peligrosa porque las balas pasaban: pum, pum, pum, por lado y lado.
[Natalia]: Carlos Senna se fue a Lima ese mismo día, lo había planeado desde meses antes por los atentados que venían ocurriendo desde hacía tiempo.
[Carlos]: Me acuerdo que salimos parados en el pasillo. Las azafatas ni siquiera dijeron: “Sentate, sentamos”. No. Dicen… cuando llegué a Lima, no sabía de nada que había un golpe en marcha.
[Natalia]: Carlos recuerda que ese vuelo fue el último que salió de Santiago ese día. Gui Bonsiepe seguía en la ciudad.
[Gui]: Sabíamos que… que había un clima de inquietud, ¿no? Pero yo no… personalmente, yo nunca pensé que íbamos a llegar a una intervención militar. Algunos de los jóvenes del grupo fueron llevados a campos de concentración. Todos fueron…. fueron llevados por la policía secreta o pública. Algunos podían salir más temprano, pero otros quedaron meses detenidos, ¿no?
[Natalia]: A Gui lo capturaron, lo interrogaron y lo acusaron de compartir ideas marxistas. A pesar de que lo soltaron, empezaron a seguirlo, a vigilar su casa. Decidió irse con su familia en octubre, un mes después: primero a Argentina y luego a Brasil.
A los dos días del golpe, Raúl que había salido de su oficina con los documentos de Cybersyn…
[Raúl]: Yo veo que llegan un par de camiones llenos de… de agentes de la… del ejército.
[Natalia]: Ese día estaba en casa con sus hijos. Los militares irrumpieron y le pidieron que se fuera con ellos. Querían que les explicara algo que habían encontrado: la sala de operaciones, los telex. Es que —según cuenta Raúl— el que lideraba a este grupo de militares era alguien que había trabajado en Cybersyn. Alguien de derecha, a favor del golpe, que le había contado sobre el proyecto a los del nuevo gobierno. Así que los militares lo llevaron a su oficina.
[Raúl]: Esa oficina estaba destruida de paso. Cuando llegué yo estaba totalmente destruida.
[Natalia]: Mientras estaba ahí le llegó una llamada de un compañero del proyecto.
[Raúl]: Y me dice: “Raúl, desaparece. Andate lo antes posible”. O sea, él me alertó que yo no podía quedarme. Entonces, de ahí tomo la decisión de dejar el país.
[Natalia]: Porque podían matarlo.
En noviembre del 73 Raúl se fue de Chile. Beer le había conseguido un trabajo en la Universidad de Manchester. Se llevó los documentos de Cybersyn que logró sacar de su oficina el día del golpe.
[Carlos]: La pérdida que… que resultó la interrupción del proyecto fue una lástima. Una pena realmente irrecuperable, irrecuperable. Raúl salvó algunas cosas. Yo salí con algunas cosas. Stafford, claro, tenía cosas. Mucho se salvó del proyecto. Un proyecto que estaba casi concluido, ¿no? Estaba por nacer y se impidió el nacimiento de esa… de ese bebé.
[Natalia]: Nunca se pudo realmente comprobar si sus ideas iban a funcionar, si Cybersyn realmente iba a traer libertad y autonomía a los trabajadores. O si se iba a convertir en lo que sus críticos temían. Hasta ahora, es imposible saber.
[Carlos]: Eso es lamentable una tristeza muy grande que todos nosotros tenemos. Seguramente Stafford murió con esa tristeza.
[Natalia]: Este es Beer, de nuevo, en la conferencia que escuchamos al principio…
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Stafford Beer]: You know what happened on the 11th of September 1973. The whole thing came to an abrupt close. It’s sad for me, but at least I know that that happened.
[Natalia]: Dice que ya sabemos lo que pasó en septiembre de 1973, que las cosas terminaron de forma abrupta y que para él fue algo muy triste.
Beer no estaba en el país cuando ocurrió el golpe —como dijimos, nunca vivió en Chile— pero el tiempo que trabajó en Cybersyn lo cambió. Dejó de preocuparse por las cosas materiales: vendió su mansión y su Rolls Royce, y se fue a vivir a una cabaña en el campo. Empezó a hacer yoga, a escribir poesía y a pintar, y por un tiempo se volvió casi un ermitaño.
No es posible saber las verdaderas intenciones de Allende, pero también es imposible separar a Cybersyn de la ideología política en la que nació, de esa idealización de la tecnología con fines sociales. Todas las personas que entrevisté hablaron en esos términos.
[Raúl]: Lo que hicimos en Chile fue revolucionario.
[Carlos]: La idea de tiempo real que Stafford llevaba —y llevó— a Chile, era como que hablar con los extraterrestres. Era como tecnología para llegar a Saturno.
[Gui]: Dentro de los proyectos que hicimos probablemente el más ambicioso y el más utópico de todos los proyectos.
[Carlos]: Era todo muy nuevo y casi imposible de creerlo.
[Raúl]: El gran valor de Cybersyn no está en el desarrollo tecnológico. El gran valor está en una visión de organización. Y ese es yo creo es el legado que queda. Que en el fondo no es el de generar un Silicon Valley en… en Chile, pero es generar una sociedad más igualitaria.
[Natalia]: Más igualitaria, porque había una comunicación directa entre el pueblo y el gobierno, y les daba las herramientas para poder hacer mejoras que ayudarían a los chilenos.
O al menos esa era la utopía.
[Daniel]: A pedido de Stafford Beer, el cantante folklórico chileno Ángel Parra compuso una canción llamada “Letanía para una computadora y un bebé a punto de nacer”.
(SOUNDBITE DE “LETANÍA PARA UNA COMPUTADORA Y UN BEBÉ A PUNTO DE NACER” DE ÁNGEL PARRA)
[Daniel]: Según el cantante, el “bebé” del título se refiere al renacimiento del pueblo chileno a partir de la transformación socialista.
(SOUNDBITE DE “LETANÍA PARA UNA COMPUTADORA Y UN BEBÉ A PUNTO DE NACER” DE ÁNGEL PARRA)
[Ángel Parra]: “Al que no quiera que el pueblo gane esta pelea”.
[Daniel]: Natalia Messer es periodista chilena. Vive en Concepción. Coprodujo esta historia con Victoria Estrada, asistente editorial en Radio Ambulante. Victoria vive en Xalapa, Veracruz.
Este episodio fue editado por Camila Segura, Silvia Viñas y por mí. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri, con música de Jacob Rosatti. Andrea López Cruzado hizo el fact-checking.
El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Lisette Arévalo, Gabriela Brenes, Jorge Caraballo, Miranda Mazariegos, Rémy Lozano, Patrick Moseley, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Luis Trelles, David Trujillo, Elsa Liliana Ulloa, Luis Fernando Vargas y Joseph Zárate. Carolina Guerrero es la CEO.
Radio Ambulante se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.
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En el siguiente episodio de Radio Ambulante…
[Mujeres]: ¡Aborto legal en el código penal!
[Daniel]: La lucha por el aborto legal en Ecuador…
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[Daniel]: Desde el punto de vista de las mujeres que lo protagonizaron. Su historia la próxima semana.