Laurinha quiere jugar – Transcripción
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[Daniel Alarcón, host]: Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. La historia de hoy comienza en junio del año pasado, durante el Mundial de Fútbol Femenino 2019.
Fue un mundial que marcó un antes y después en el fútbol femenino, especialmente en Brasil. Hubo más publicidad que nunca y también ocurrió algo que no es muy frecuente en ese país: la gente se reunió en los bares para ver los partidos con sus amigos. Es algo común para el mundial masculino, obviamente. Pero ese nivel de entusiasmo por la copa de las mujeres, eso no había pasado antes, al menos no de una manera tan masiva.
Hasta los vendedores ambulantes empezaron a vender la camiseta de Marta Vieira da Silva la capitana de la selección. Era la primera vez que su camiseta estaba a la venta al lado de las superestrellas del fútbol masculino, camisetas como las de Neymar y Dani Alves o Pelé, por ejemplo.
Una de las reporteras de esta historia —la periodista brasileña Cláudia Jardim— se acercó a un vendedor ambulante de São Paulo. Quería medir el entusiasmo por el mundial y le pareció que una buena manera de hacerlo era a través de las ventas de los Panini, los clásicos álbumes de calcomanías de jugadores profesionales, pero en esta ocasión quería saber cómo le había ido a las jugadoras de la selección nacional.
[Cláudia Jardim]: Oi, tudo bem? Tem álbum de figurinha da seleção feminina?
[Daniel]: Y lo que encontró la dejó sorprendida.
[Vendedor]: Chegou, chegou, vendeu bem, ai esses dia a Panini recolheu tudo.
[Cláudia]: Mas como é que foi, assim? Quantas figurinhas você vendia por dia?
[Vendedor]: Uma média de cem figurinhas por dia.
[Daniel]: El vendedor le dijo que las ventas fueron buenas, alrededor de 100 paquetes de calcomanías al día.
[Vendedor]: Foi uma média boa para ser futebol feminino.
[Daniel]: Pero no pudo evitar añadir que es un buen promedio, si se tiene en cuenta que se trata de la selección femenina.
Y entonces Cláudia le preguntó cuál Panini vendía más, el del equipo masculino, que estaba jugando la Copa América, o el de la selección femenina. Ambos torneos estaban pasando al mismo tiempo.
[Vendedor]: Então… as duas tava (sic) meio empatada, mas tinha as vezes que a feminina ganhava. Vendia mais no dia do que a Copa América.
[Daniel]: El vendedor le dijo que hubo días que vendió más Paninis de la selección femenina que de la masculina.
[Vendedor]: Ah, me surpreendi né? Por ser futebol feminino a gente acha que é uma coisa assim que ninguém liga, mas…
[Daniel]: El propio vendedor se sorprendió cuando hizo los cálculos. El álbum de las jugadoras fue un éxito de ventas a pesar de que la selección brasileña no llegó tan lejos. Perdió el partido de octavos contra Francia, el país anfitrión del Mundial.
Brasil nunca ha ganado un Mundial femenino. Y la gran ilusión de Marta, la capitana y figura principal del equipo, era que esta vez finalmente lo lograrían. Luego del partido con Francia, ya eliminadas las brasileñas, los periodistas y las cámaras de televisión se le acercaron. Se le veía muy afectada.
[Marta Vieira da Silva]: É, lógico que emociona, o momento é muito emocionante. Eu queria estar sorrindo aqui ou até chorando de alegria.
[Daniel]: Marta no pudo contener las lágrimas. Dijo que hubiera preferido estar sonriendo o llorando de alegría. Y la entrevista se convirtió en un desahogo.
[Marta]: E o futebol feminino depende de vocês para sobreviver. Então pense nisso, valorize mais. Chore no começo para sorrir no fim.
[Daniel]: Marta le pidió a las nuevas generaciones de jugadoras brasileñas que luchen más, que ella está llegando al fin de su carrera y que el futuro del fútbol de mujeres depende de ellas.
Este clip se hizo viral y se comentó mucho en las redes sociales porque habla de algo que es muy importante: los problemas que enfrentan las mujeres que quieren jugar fútbol.
Hay miles de niñas en Brasil que quieren ser la próxima Marta y muchas se enfrentan a los mismos obstáculos que ella encontró cuando empezó a jugar profesionalmente, hace 20 años.
En el episodio de hoy vamos a seguir a una de esas jugadoras. Irene Caselli y Cláudia Jardim son las reporteras que nos traen la historia. Desde el estado de São Paulo, esta es Cláudia.
[Cláudia]: A primera vista, la habitación de Laura Pigatin se parece a la de muchas niñas de 16 años en Brasil. Sobre su cama, un oso de peluche con un corazón rojo en el pecho. En las paredes de color rosado se ve un afiche de Cristiano Ronaldo.
En una esquina está el escritorio, muy organizado, y sobre el escritorio…
[Laura Pigatin]: Aqui tenho as minhas medalhas…
[Cláudia]: En una repisa muy cuidada…
[Laura Pigatin]: …têm várias que são especiais para mim, mas têm algumas que são muito especiais…
[Cláudia]: Esta es Laura y nos está mostrando las docenas de medallas y trofeos que ha ganado en torneos locales de fútbol. Dice que son muy especiales para ella.
Laura vive con su familia en São Carlos, una ciudad de más de 250.000 habitantes que queda a tres horas de São Paulo.
São Carlos está a medio camino entre el campo y la ciudad, y gira en torno a la Universidad Federal que tiene su sede allí. Hay muchos estudiantes, vienen de todo Brasil y de otras partes del mundo.
La vida social se limita a los centros comerciales y a pesar de ser una ciudad llena de jóvenes, hay una sensación de que allí no pasa nada.
[Andrea Pigatin]: Moramos numa cidade pacata.
[Cláudia]: Esta es Andrea, la mamá de Laura.
[Andrea]: Na qual não tem, não tem muita diversão, não tem muita coisa para se fazer, nos finais de semana a gente se encontra com os amigos. Nos reunimos, ora….
[Cláudia]: Describe São Carlos como una ciudad tranquila, donde no hay muchas opciones de entretenimiento aparte de juntarse con los amigos.
[Andrea]: E atrás do futebol da Laura, né? que é uma grande…
[Cláudia]: Excepto por el fútbol. El fútbol que juega Laura se vuelve en una gran diversión para toda la familia, dice Andrea. Además, el fútbol es el pretexto para reunir a las familias, a los amigos. Se encuentran todos en casa de gente conocida para ver algún partido en la tele o van en grupo a ver jugar a los equipos locales.
Para los Pigatin, esa es la gran rutina familiar. A Lauro, el papá, siempre le ha gustado el fútbol y Laura creció viendo partidos en la tele con él y con su hermano mayor.
De pequeñita, Laura se quedaba algunas horas en la casa de sus abuelos maternos y allí también estaba rodeada por el fútbol. Su abuelo le regalaba camisetas, gorras y todo lo que tuviera el símbolo de São Paulo, su equipo favorito. Para ese entonces, Laura decía que era hincha del equipo de su abuelo, hasta que…
[Laura]: Daí, estava jogando acho que o São Paulo e o Santos e o Santos goleou o São Paulo, né? Era época do Neymar, do Robinho, do Ganso…
[Cláudia]: Laura recuerda el día en que Santos, el equipo de su papá y de su hermano, le metió una goleada al São Paulo, el equipo del abuelo y el suyo hasta ese momento.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Locutor]: Contraataque do Santos. Robinho! De letra!
[Cláudia]: En la cancha estaban estrellas como Neymar y Robinho jugando. Y no fue fácil aceptar su primera decepción en el fútbol.
[Laura]: Eu estava assistindo o jogo, sentada no sofá, e o Santos começou, ganhou o jogo e eu fiquei brava, né, triste, e acho que até chorei me lembro…
[Cláudia]: Laura se acuerda que estaba viendo el partido en el sofá y que se puso muy brava porque Santos derrotó a su equipo. Lloró, decepcionada, y tiró a la basura la ropa del club de São Paulo que su abuelo le había regalado. El Santos pasó a ser su nueva pasión.
[Laura]: Daí meu pai comprou roupa do Santos pra mim e eu virei santista, sou santista até hoje.
[Cláudia]: Su papá corrió a comprarle una camiseta de su nuevo equipo favorito, algo indispensable para convertirse en un verdadero hincha de un club. Desde entonces, Laura es hincha del Santos, el equipo de Pelé.
La verdadera iniciación al fútbol llegó cuando Laura tenía cinco años. Un día, su papá fue a buscarla al preescolar y la maestra le contó que Laura era la única niña en su salón que había elegido tomar clases de fútbol en vez de ballet.
[Laura]: Era futebol para os meninos e ballet para as meninas, só que eu não queria fazer ballet, eu sempre quis fazer futebol, né, sempre gostei de futebol.
[Cláudia]: Lo “normal”, entre comillas, era fútbol para los niños y ballet para las niñas.
[Lauro Pigatin]: A gente achou estranho e riu né? A gente acabou rindo, a gente achou engraçado, não estranho, a gente achou engraçado. E vamos ver o que qué vai dar isso.
[Cláudia]: Este es Lauro, su papá. Dice que la decisión le pareció divertida, pero no le extrañó.
En cierto sentido, Laura siempre había sido así. Pedía que le regalaran juguetes asociados, normalmente, con lo que le gusta a los niños, como un disfraz de Superman o tractores de juguete.
Y la familia la complacía con los regalos que pedía. Andrea dice que nunca fue una de esas madres que piensa que las niñas solo deben jugar con muñecas, aunque también tenía algunas.
[Andrea]: Às vezes eu penso na Laura, que ela não tem boneca, mas aí eu lembro que também nunca tive boneca, né? E meu negócio era brincar na rua, jogar bola, qualquer tipo de esporte.
[Cláudia]: Cuando piensa que Laura no tiene muchas muñecas, Andrea dice que ella tampoco las tuvo, y recuerda que de pequeña se la pasaba jugando en la calle, al fútbol, y haciendo todo tipo de deportes.
Y a ellos nos les importaba. Es más, les parecía bien que jugara fútbol. Y Andrea…
[Andrea]: Apoiei desde o começo.
[Cláudia]: La apoyó desde el comienzo.
[Andrea]: Eu achei normal ela ir, era muito bonitinha ela montava na van, toda vestidinha lá de futebol no meio dos meninos.
[Cláudia]: Le parecía normal la decisión de Laura y se le hacía gracioso —bonitinho— verla meterse, con el uniforme de fútbol a la van que la llevaba a ella y a sus compañeros a las prácticas.
Era el 2009, cuando Laura comenzó a tomar clases de fútbol en la escuela y como ese no era el juego favorito de las niñas de su edad, Laura fue acostumbrándose a tener niños como compañeros de juego.
[Laura]: Me sentia supertranquila, sim, me divertia, meus melhores amigos sempre foram os meninos mesmo.
[Cláudia]: Y le gustaba que sus mejores amigos fueran niños.
Siempre le ha fascinado todo lo que tiene que ver con el fútbol. Jugaba mucho en el patio de su casa, después de la escuela…
[Laura]: Brincava de futebol aqui no gramado aqui de casa. Então, acho que eu sempre fui ganhando essa a paixão já pelo futebol, desde pequena mesma. A gente brincava de bonequinhos, sabe, de futebol, jogava videogame de futebol.
[Cláudia]: Le gustaba simular partidos de fútbol con muñequitos de plástico o jugar videojuegos… de fútbol, claro.
Cuando Laura tenía siete años, en 2011, luego de tomar sus primeras clases en la escuela, un amigo de la familia empezó a organizar partidos de futsal — o sea fútbol sala—, que se juega con cinco jugadores por equipo, en interiores, en una cancha más pequeña, en un estilo de juego más rápido.
Laura era parte de este equipo y seguía siendo la única niña. Y por ser la excepción, llamaba la atención del público. La mayoría eran padres de otros niños, pero también venían vecinos de otras ciudades del estado de São Paulo donde se organizaban partidos amistosos.
[Laura]: E todo mundo achava legal, né, as pessoas da cidade, ah o time lá da menina, e o time ficou conhecido como o time da menina. Tudo mundo ia assistir porque eu era uma atração mesmo.
[Cláudia]: Laura cuenta que el equipo pasó a ser conocido como el “equipo de la niña” y que de pronto ella se convirtió en una atracción en las ciudades por donde pasaba.
Pero Laura quería jugar al fútbol, el regular sobre el pasto, en la cancha grande. Pero no era tan fácil.
[Laura]: Eu jogo numa equipe masculina porque não tem equipe feminina na minha cidade, para a minha idade. E por isso é que eu tenho que jogar com os meninos.
[Cláudia]: En su ciudad, dice, no hay equipos de fútbol femenino para niñas de su edad.
[Laura]: Mas, eu sempre quis jogar assim num time feminino, né, jogar com as meninas, porque eu acho mais legal. Não que eu não gostava (sic) de jogar com os meninos, gostava, mas é legal assim jogar assim com alguém, com alguma menina, né.
[Cláudia]: Siempre quiso jugar en un equipo femenino, con las niñas, porque le parecía más chévere. No es que no le gustaba jugar con los niños, le gustaba, pero le hubiese encantado jugar con alguna chica.
En Brasil no suele haber torneos para chicas menores de 14 años. A menos que vivan en São Paulo o en Rio de Janeiro, ciudades grandes que ofrecen más opciones, las niñas no tienen dónde jugar.
Así que a Laura solo le quedaba la opción de jugar futsal con otros niños.
Cuando tenía 10 años, un entrenador fue a un partido amistoso de futsal en el que estaba jugando Laura.
[Rogério Pereira]: E aí eu vi que tinha uma menina jogando no meio dos meninos, né.
[Cláudia]: Este es Rogério Pereira, el entrenador de ADESM, una asociación deportiva del sindicato de trabajadores metalúrgicos de São Paulo.
[Rogério]: Procurei saber quem era a mãe dela e eu convidei ela para vir.
[Cláudia]: Rogério dice que vio a la niña jugando entre los chicos y fue a hablar con Andrea, para invitar a Laura a practicar con su equipo.
[Andrea]: Aí eu tava sentada na arquibancada veio aquele moço de chapéu, de boné lá falar comigo, assim, eu até assustei no começo, nossa, mas que é que esse moço quer comigo né?
[Cláudia]: Andrea recuerda que estaba sentada en las gradas cuando Rogério, que usaba una gorra, se acercó. Que se le acercara un desconocido le pareció raro.
[Andrea]: Aí ele, e você que é a mãe dela?
[Cláudia]: ¿Eres la mamá de la niña? ¿Ella juega fútbol de campo?, le preguntó Rogério.
[Andrea]: Eu falei não, ela está jogando só quadra agora.
[Cláudia]: Para ese entonces, Laura solo jugaba futsal.
[Andrea]: Leva ela lá pra treinar lá comigo, eu treino lá no sindicato?
[Cláudia]: Rogério le propuso que la llevara a entrenar con su equipo.
[Laura]: Daí minha mãe achou, assim, meio estranho aquele cara me chamando, tudo.
[Cláudia]: Laura dice que a su mamá le pareció rara aquella invitación, pero le pidió a su hermano mayor que la llevara a una sesión de entrenamiento.
[Laura]: Eu fui lá. Fui lá treinar no meu primeiro dia de treino lá com os meninos…
[Cláudia]: Era la primera vez que Laura jugaba con un equipo de fútbol regular. Estaba emocionada, pero al principio no fue nada fácil.
[Laura]: Quando cheguei lá todo mundo ficou olhando, né, assim, né, achando meio estranho no começo, ficando meio duvidando, assim.
[Cláudia]: Laura se acuerda que ese primer día los otros niños se quedaron mirándola, extrañados. Era la primera vez que una niña entrenaba con el equipo y no sabían si realmente era capaz de jugar.
[Laura]: Mas dentro do campo eles viram que eu sabia jogar sim e acharam super-legal, né. Sempre me apoiaram, nunca houve nenhum tipo de preconceito por parte deles não.
[Cláudia]: Pero apenas la vieron en acción, las cosas cambiaron. Sus compañeros la aceptaron rápidamente —sin prejuicios— porque se dieron cuenta de que ella sí sabía jugar.
La familia de Laura vió la oportunidad de unirse a ADESM, el equipo de fútbol de niños, como una bendición que le permitiría participar en competencias oficiales organizadas por el estado.
No había competencias para niñas, entonces no les importaba que el equipo fuera de niños.
[Lauro]: Então foi tudo de bom para a gente a ADESM.
[Cláudia]: “ADESM fue lo mejor que nos pudo haber pasado”, dice Lauro, el papá.
Para Rogério, incluir a Laura en su equipo significó mucho
[Rogério]: Até pelos meninos entenderem a importância de ter uma menina no projeto, ter uma menina jogando futebol com eles e até para quebrar alguns paradigmas, né.
[Cláudia]: Porque tener a una niña en el equipo, dice, hizo que los demás niños entendieran cómo era jugar con una niña, para romper algunos esquemas.
Pero para que Laura se pudiera integrar al equipo, tuvieron que resolver ciertos asuntos prácticos. Pueden parecer detalles tontos, pero al momento de jugar son muy importantes. Por ejemplo: cambiarse antes del partido presentaba situaciones nuevas, tanto para Laura como para sus compañeros. Ella entraba primero al cambiador y, después de que Laura se terminaba de cambiar, entraban los otros chicos.
En una ocasión, Laura ya se había metido al cambiador cuando Andrea se acercó a la puerta. Había unos compañeros del equipo haciendo guardia. No la reconocieron como la mamá y le gritaron…
[Andrea]: Não tia não entra, não, a Laurinha tá aí, ela tá tomando banho.
[Cláudia]: Que no entrara porque Laurinha estaba bañándose.
[Andrea]: …que nem a mãe podia entrar.
[Cláudia]: Ni la madre podía entrar, porque sus compañeros se habían puesto muy estrictos con esta regla. Y cuando no había vestidores, Laura improvisaba con la ayuda de Andrea.
[Laura]: Eu já tive muitas várias vezes que me trocar dentro do carro, até teve um dia que tive que trocar atrás de uma árvore, minha mãe me ajudou.
[Cláudia]: Varias veces tuvo que cambiarse en el carro y una vez hasta detrás de un árbol.
Realmente es impresionante, porque Laura se transforma cuando sale de los vestidores y entra al campo de juego. Irene —la co-reportera de esta historia— y yo hemos pasado bastante tiempo con ella, con su familia, y normalmente es una niña tímida, y se le nota.
Cuando fuimos a verla en el colegio, Laura estaba sentada en primera fila, callada, como encorvada, con los lentes puestos. Pero cuando la acompañamos a la cancha por primera vez, vimos una transformación. Con su uniforme de fútbol puesto y el pelo agarrado en una cola de caballo, Laura se pone más recta y firme. Refleja una confianza que no es evidente fuera de la cancha. Es como si su verdadera personalidad saliera solo ahí —y sale con fuerza.
[Laura]: Lá eu fico mais à vontade, eu quero ganhar, né, sou muito competitiva, sempre quero ganhar, então dou meu máximo.
[Cláudia]: Dice que en la cancha se siente más a gusto, que es muy competitiva, que da el máximo de ella misma para ganar. Y eso lo empezó a notar la gente. Cuando su equipo viajaba a otras ciudades, los que veían los partidos empezaron a sorprenderse de lo bien que jugaba. Llamaba la atención que la única niña en un equipo de chicos fuera la mejor jugadora de la cancha.
Mucha gente se le acercaba después de los partidos.
[Laura]: Sim, várias pessoas comentavam, até nas outras cidades, e pediam até para tirar foto comigo, falavam que queriam autógrafos…
[Cláudia]: Para pedirle un autógrafo y tomarse fotos con ella.
Cuando le pregunté a Laura si tenía algún ritual antes de cada partido me contestó con el lema de su equipo.
[Laura]: Um, dois, três, oooooooô, Ferrinha!
[Cláudia]: Ferrinha! Como le dicen a Ferroviária, el equipo en el que juega desde el 2018. En el cuarto de Laura sonaba así. pero, en el juego de verdad, suena más o menos de esta manera:
(SOUNDBITE DE PORRAS)
[Cláudia]: Un día, Andrea estaba en la playa con Laura, y su hija estaba haciendo unas jugadas en la arena con el balón y como era tan buena, las otras personas que estaban en la playa se empezaron a fijar en ella. La mamá estaba viendo a Laura desde un quiosco en la playa y escuchó a dos hombres hablando al lado de ella.
[Andrea]: “Olha aquela menina como joga bola”, porque ela era uma atração quando a gente ia pra praia, o povo parava e ficava olhando, né.
[Cláudia]: “Mira como juega esa niña”, dijo uno de ellos. Poco después, su colega respondió:
[Andrea]: É, pena que daqui a pouco ela vira homem.
[Cláudia]: Qué pena que dentro de poco “vai virar homem”, que se va a convertir en hombre.
No es un comentario inusual. Y no es solo en Brasil. Se oyen comentarios similares en toda América Latina y en el mundo, por supuesto. Existe una percepción bastante generalizada de que el fútbol es demasiado masculino para las mujeres. Usualmente con la insinuación de que las chicas que juegan inevitablemente van a ser lesbianas.
No es todo el mundo, claro. Pero a Andrea ese comentario le chocó.
[Andrea]: De onde ele tirou isso, ela é uma criança ainda jogando bola. E se ela quiser ser homem, se ela quiser ser lésbica é a vida dela.
[Cláudia]: Dice que le pareció absurdo, que no sabía de donde aquel hombre sacaba esas ideas. Se trataba de una niña jugando con la pelota. Además, no era asunto suyo, era la vida de Laura.
Laura también lo tiene claro.
[Laura]: Eu acho que não tem nada a ver, para mim, na minha opinião não tem nada a ver, cada uma escolhe o que vem de você mesma. Cada uma escolhe o que quer ser, né?
[Cláudia]: Dice que una cosa no tiene que ver con la otra. Que cada quien debe ser libre para decidir lo que quiere ser.
Aunque los padres de Laura pensaban que comentarios como ese eran absurdos, los prejuicios contra su hija se empezaron a convertir en una preocupación, incluso durante los partidos.
Un día, Laura estaba jugando con los chicos en un campeonato. Su equipo estaba ganando el partido y Laura estaba particularmente inspirada.
[Laura]: E uma mãe, né, acho que eu driblei o filho dela, sei lá, ela começou a falar nossa, lugar de menina é brincando de boneca, o que você está fazendo aí?
[Cláudia]: Laura cuenta que en una jugada, dribló a un niño y escuchó que desde las gradas una madre que estaba en la tribuna gritaba: “¿Qué haces allí? El lugar de una niña es jugando con las muñecas”.
Andrea estaba en las gradas, viendo a su hija jugar y tuvo que respirar profundo para contenerse.
Y Laura no se intimidó, al contrario, siguió jugando con aún más empeño. Pero la tensión subió cuando ella hizo una jugada espectacular para esquivar a este mismo chico.
Laura avanzó hasta la portería. Con esa jugada, el niño perdió el equilibrio y cayó al piso. La mamá del chico no lo pudo soportar y empezó a gritar con más fuerza:
[Andrea]: Dá um soco na cara dessa menina.
[Cláudia]: Dale un puñetazo en la cara a esta niña.
Andrea no lo podía creer.
[Andrea]: Onde já se viu uma mulher falar para um menino bater numa menina… que se ela estava louca, a gente não incentiva a agressão no esporte, não é isso.
[Cláudia]: Dónde se ha visto a una mujer diciéndole a su hijo que le pegue a una niña. Andrea dice que esa mujer estaba loca. No se puede incentivar la agresión en el deporte. No es así.
Y por eso decidió enfrentarla.
[Andrea]: Falei pra ela que ela sim tinha que ter ficado dentro da casa dela lavando roupa, cozinhando porque esporte não era aquilo.
[Cláudia]: Y le dijo que mejor se hubiese quedado ella en casa lavando ropa y cocinando, si iba a apoyar a su hijo con esa actitud.
[Daniel]: Lo que le pasó a Laura no es un incidente aislado. El fútbol femenino en Brasil es el espejo de un problema mucho más grande: el machismo. Tradicionalmente, las canchas han sido espacios reservados para hombres. Tanto, que en el pasado hubo mujeres que fueron arrestadas solo por jugar fútbol en la calle.
Luego de la pausa, la prohibición en Brasil que mantuvo a las mujeres fuera de las canchas, y qué pasó con Laura. Ya volvemos.
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[Daniel]: Bienvenidos de vuelta a Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón.
Antes de la pausa, la co-reportera de esta historia, Cláudia Jardim, nos estaba contando la historia de Laura Pigatin, una chica que sueña con ser la próxima estrella del fútbol brasileño, a pesar de los prejuicios que enfrentan las niñas y mujeres futbolistas. Unos prejuicios que tienen raíces claras, que vienen, en parte, de las leyes que tuvo el país.
Irene Caselli, la co-reportera de esta historia, nos sigue contando.
[Irene Caselli]: Al igual que en otros lugares del mundo, el fútbol femenino estuvo prohibido durante mucho tiempo en Brasil: casi 40 años.
Un decreto de 1941 estableció que: “A las mujeres no se les permitirá practicar deportes incompatibles con la condición de su naturaleza”. Eso, claro, incluía el fútbol. A la lista prohibida se incluía el levantamiento de pesas, el béisbol y las artes marciales.
Durante ese periodo de gobiernos autoritarios en Brasil, se consideraba que las mujeres tenían que quedarse en el ámbito privado, estar protegidas y controladas, es decir, en el hogar, donde podían ser buenas esposas y madres.
Había incluso argumentos supuestamente médicos. Se recomendaba que las mujeres no jugaran porque estaban expuestas a sufrir golpes en el útero o en los senos, lo que podría comprometer tanto la fertilidad como la lactancia.
Una nota periodística publicada en uno de los mayores diarios de Brasil en 1961 decía esto: “Las mujeres tienen huesos más frágiles, menor masa muscular, cadera oblicua, tronco más largo y por eso menos resistente, centro de gravedad inferior, corazón más pequeño, menor número de glóbulos rojos, respiración menos apropiada para practicar deportes pesados, menor resistencia nerviosa y de adaptación orgánica”.
Para Andrea la prohibición es la raíz de los prejuicios y las dificultades que todavía enfrentan las mujeres que sí quieren jugar.
[Andrea]: Às vezes eu acho que os próprios pais não deixam as meninas jogarem por terem esse preconceito.
[Irene]: Ella cree que muchos padres no se lo permiten a sus hijas debido a ese prejuicio construido hace décadas.
Esa visión autoritaria de los derechos civiles de las mujeres prevaleció durante los 21 años de dictadura militar que hubo en el país, entre 1964 y 1985.
[Léa Campos]: A donde hubiera chance de jugar, jugábamos, en la calle, en los campos baldíos. Pero como era prohibido jugar, la policía siempre estaba ahí para cogernos.
[Irene]: Ella es Léa Campos, la primera mujer en ser invitada a ser árbitro en un partido de FIFA, en 1971. Mi colega Cláudia Jardim la llamó por teléfono para saber qué hacían las mujeres que querían jugar en esa época.
Léa le contó que se juntaba con un grupo de niñas, hacían partidos informales, y durante esos partidos…
[Léa]: Yo sabía que la policía estaba viniendo porque yo oía la sirena del carro de la policía militar.
[Irene]: Y cuando escuchaba la sirena, mandaba a las otras niñas a correr y la policía arrestaba a Léa.
[Léa]: Me arrestaron 15 veces. Y todas las veces decía lo mismo: “Podem me prender um milhão de vezes, e eu vou continuar fazendo lo mismo”.
[Irene]: Y fue durante esas detenciones que Léa se dio cuenta de un tecnicismo muy importante. La prohibición era clara: las mujeres no podían jugar fútbol…
[Léa]: Pero no hablaba absolutamente nada al respecto de arbitraje. Y era eso que a mí me interesaba. Yo quería ser el maestro de la orquesta. No me interesaba ser músico de la orquesta.
[Irene]: Y lo logró. Léa Campos fue nombrada como árbitro a principios de los años setenta.
Un accidente de autobús que la dejó en silla de ruedas acabó con su carrera en 1974. Y su lucha quedó algo aislada. La prohibición finalmente terminó en 1979, cuando se firmó la ley de amnistía con el gobierno militar.
Pongamos esta prohibición en contexto. Mientras el fútbol brasileño masculino ganaba tres copas del mundo —en el 58, el 62 y el 70— y los futbolistas brasileños se convertían en estrellas a nivel mundial, más de la mitad de la población tenía prohibido jugar el deporte nacional.
Aunque la prohibición se terminó oficialmente hace 40 años, los obstáculos continuaron.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Locutor]: Agora, agora, agora, agora, agora, agora, agora, gooool! Marta, um fenômeno mundial! Um fenômeno mundial!
[Irene]: Hoy en día Marta Viera da Silva es la jugadora de fútbol más popular de Brasil y está entre las más conocidas del mundo.
Pero mucho antes de convertirse en un fenómeno mundial, Marta era simplemente una chica con un talento excepcional, como Laura Pigatin.
En el 1999, cuando tenía 13 años, Marta jugaba en un equipo en la ciudad de Dois Riachos, en el noreste de Brasil. Como Laura, Marta era la única chica que jugaba en un equipo de niños porque no había equipo femenino. Además de talento, tenía fortaleza para ignorar los comentarios prejuiciosos de que era “marimacha”, de que el fútbol no era cosa de niñas.
[Marta]: As pessoas falavam mal, chegavam para minha mãe e para meus irmãos e davam conselhos: “ah, não deixe ela no meio de um monte de meninos”.
[Irene]: Marta dice que la gente hablaba mal de ella y que le decían a su madre que no podía dejarla con un grupo de niños que le iban a faltar el respeto.
Marta nos contó que cuando jugó en su primer campeonato, fue la jugadora que más goles había marcado y era fundamental para su equipo. Marta también recuerda que su talento molestaba a los adversarios. Tanto que el dueño de un equipo contrario amenazó con retirarse del torneo local si Marta seguía jugando.
[Marta]: Eu fiquei super-frustrada naquele momento.
[Irene]: Se sintió muy frustrada y tuvo que abandonar el campeonato.
[Marta]: Não achava uma resposta do porquê disso tudo, né? Será que é tão complicado aceitar que um ser humano nasceu com talento, e sabe jogar e sabe fazer isso e é isso que te faz feliz?
[Irene]: Y no podía entender por qué era tan complicado aceptar que un ser humano que nació con talento no pudiera jugar y ser feliz. Pero siguió. Su meta era jugar en un equipo importante.
Vasco da Gama, uno de los grandes clubes de Rio de Janeiro, hacía pruebas, para descubrir nuevas jugadoras. Era el año 2000, cuando Marta le dijo a su mamá que quería irse a Rio de Janeiro.
[Marta]: Falei com a minha mãe e ela falou: “Ela não vai”. Tipo assim, ela não levou muito a sério…
[Irene]: Marta dice que su madre le contestó: “Tú no vas a ir”. No se tomó muy en serio lo que decía Marta.
Pero Marta decidió hacerlo de todas maneras. Le pidió dinero prestado a sus amigos y vecinos más cercanos para comprar el pasaje de autobús. Apenas tenía para comer en el camino. Y estamos hablando de un viaje de tres días desde el noreste hasta el sudeste de Brasil.
[Marta]: E aí tinha uns pontos estratégicos para parar, e tal, tomar café, fazer um lanche…
[Irene]: Marta dice que mientras el bus paraba para que la gente tomara café o hiciera una merienda, ella tenía que cuidar cada centavo. Se aguantaba el hambre, sabiendo que el poco dinero que había traído, le tenía que durar.
Marta hizo la prueba y se quedó en el Vasco da Gama. Dos años después se mudó a Belo Horizonte y jugó en un equipo local. Estaba decidida. Quería hacer del fútbol su vida, pero las posibilidades en Brasil eran muy precarias.
Todavía lo son. La mayor desigualdad en el fútbol profesional femenino es la parte financiera. A nivel internacional, un estudio reciente de Sporting Intelligence —un sitio web dedicado a noticias deportivas— muestra la brecha enorme entre los salarios de los hombres y de las mujeres. Según el estudio, el contrato que Neymar firmó en el 2017 por más de 30 millones de euros por año equivale al sueldo anual de 1,693 mujeres en las principales ligas de fútbol femenino en el mundo.
Y esa desigualdad se hace aún más profunda en Brasil, donde los clubes femeninos no tienen el mismo nivel de apoyo económico que en otras partes del mundo.
Fue precisamente por eso que Marta probó suerte en el extranjero. En el 2004 recibió una llamada desde Europa. Era una invitación para que fuera a jugar en el club Umea IK, en Suecia.
[Marta]: Eu realmente acredito que eu vim para esse mundo para jogar futebol.
[Irene]: Dice: “Realmente creo que vine a este mundo para jugar al fútbol”. Ya lleva 19 años jugando profesionalmente entre Brasil, Europa y Estados Unidos.
A pesar del éxito que ha tenido Marta, los prejuicios a los que se enfrentó siguen vivos.
Volvamos a la historia de Laura Pigatin.
En el año 2015, cuando Laura tenía 11 años, su equipo, el ADESM, ganó el campeonato municipal y pasó a la siguiente fase: el campeonato regional. Pero en esa etapa, los organizadores del torneo prohibieron que Laura participara.
[Laura]: Ela falou que o campeonato era só masculino e que as meninas não podiam jogar e que se eu jogasse ela ia desclassificar o time, e nesse ano eu fiquei de fora.
[Irene]: Porque el reglamento decía que el torneo era sólo masculino y que las niñas no podían jugar. Y que en caso de que Laura insistiera, su equipo sería descalificado.
Lo más extraño es que en la primera fase del campeonato, nadie se había opuesto.
[Laura]: Joguei de boa, todos os técnicos dos outros times aceitaram.
[Irene]: Pero al llegar a la final la Directora de la Secretaría de Deportes, Ocio y Juventud del Estado de São Paulo, la encargada del campeonato, prohibió que Laura jugara.
Rogério, el entrenador, dio la batalla. Trató de razonar con la directora.
[Rogério]: Na verdade é um regulamento machista né, que foi criado…
[Irene]: Para hacerle ver que el reglamento era machista y que aún respondía a los tiempos en que las niñas no jugaban fútbol. Pero las cosas van evolucionando, dice Rogério, y ellos, los encargados, no evolucionaron, se quedaron parados en el tiempo.
El papá de Laura también habló con la directora.
[Lauro]: Ela seguiu o regulamento, mas faltou bom senso por parte dela de entender que era uma condição excepcional.
[Irene]: A pesar de que la directora estaba siguiendo el reglamento, para Lauro, a ella le faltó sentido común. No logró entender que se trataba de un caso especial. La directora hubiese podido cambiar esa regla para dejar que las niñas pudieran jugar.
Pero ni Rogério ni él lograron convencerla.
[Lauro]: Me senti realmente um Zé Ninguém, um idiota, me senti assim o pior dos homens.
[Irene]: Ese rechazo, dice Lauro, lo hizo sentir como un idiota, como el peor de los hombres.
Y al final Laura no pudo acompañar a su equipo.
Andrea se acuerda de la tristeza de Laura al ver a su equipo desde las gradas.
[Andrea]: Ela ficava na arquibancada assistindo o jogo com olho cheio de lágrima.
[Irene]: Con los ojos llenos de lágrimas.
El equipo perdió el campeonato regional y Laura se quedó pensando en qué hubiera ocurrido si la hubieran dejado jugar.
Al año siguiente, 2016, Laura volvió a tener una nueva oportunidad. Su equipo llegó al mismo campeonato y la misma directora volvió a prohibir que jugara.
Para el papá de Laura la frustración fue demasiado grande.
[Lauro]: Eu me senti um M… me senti um merda pra falar a verdade.
[Irene]: Se sintió como una mierda, dice, y se desahogó en Facebook. La frustración de Lauro inició una movilización en línea para recolectar firmas pidiendo la inclusión de niñas en torneos masculinos.
La petición para que Laura jugara empezó a correr en las redes sociales. “Las niñas pueden jugar” era la consigna. Y para sorpresa de todos, la respuesta fue grande.
La campaña empezó a recibir atención a nivel nacional.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Reportera 1]: Uma história que parou o Brasil. Muita gente não se conformou ao ver a desigualdade no mundo da bola.
[Reportera 2]: O caso da Laurinha gerou comoção nacional. Ela continuou jogando com os meninos.
[Irene]: A pesar de su timidez, Laura apareció en varios programas de televisión, y en todos pedía lo mismo.
(SOUNDBITE DE ARCHIVO)
[Laura]: E agora que ia jogar a fase mais importante do campeonato não ia poder jogar.
[Animadora]: Não seria justo, né. Pô, não seria justo.
[Laura]: Só porque eu era menina, só.
[Irene]: Que se cambiara el reglamento para que las niñas también pudieran jugar.
Más de 11 mil personas firmaron la petición que circuló en internet.
La presión pública fue tanta, que esta vez la directora cedió y le dio permiso a Laura para que jugara en la fase regional del campeonato.
Pero, para Lauro fue una victoria parcial.
[Lauro]: Para a gente a vitória seria se eles tivessem falado assim, nós vamos mexer no regulamento e todas as meninas que quiserem.
[Irene]: Una victoria real hubiera sido la modificación del reglamento para permitir que todas las niñas jugaran.
Pero la participación de Laura ese año fue una excepción. El reglamento aún sigue igual. Oficialmente, el campeonato sigue prohibiendo que las niñas jueguen en un equipo de niños.
[Laura]: Não era por minha causa, né, que a gente estava brigando, era por todas as meninas, né?
[Irene]: Laura explica que no se trataba de una batalla individual. Su lucha era que por lo menos los torneos masculinos admitieran equipos mixtos.
El decreto que hacía del fútbol un deporte ilegal para las mujeres se terminó oficialmente en el 1979. Veinte años después, a Marta le prohibieron jugar cuando todavía era una adolescente. A Laura le pasó lo mismo hace tan solo tres años
Entonces, ¿qué hay que hacer para que las niñas puedan jugar?
En una carta abierta que publicó en el 2017 en The Player’s Tribune, Marta hizo un repaso de su propia trayectoria y de cierta manera contestó esa pregunta.
Cláudia y yo visitamos a Marta en el camerino del Orlando Pride, su equipo, en el 2017. Y cuando hablamos con ella, Marta nos leyó la carta.
[Marta]: Querida Marta de 14 anos de idade…
[Irene]: Fue una carta que dirigió a sí misma, a la Marta de 14 años de edad, o sea cuando tomó el autobús que la llevó de su pequeño pueblo a Rio de Janeiro.
[Marta]: Entre no ônibus. Eu sei o que você está pensando. Eu sei o que você está sentido. Não pense nisso.
[Irene]: En la carta, Marta le dice a la niña que fue que entre al autobús, que ella sabe lo que la Marta de 14 años está pensando, lo que está sintiendo y le pide que no le haga caso a eso.
Y poco después de empezar a leer, se detiene.
[Marta]: É difícil ler essa carta porque… é difícil porque todas as vezes que eu li ela, me emociono, porque parece que foi muito mais difícil do que foi naquela época.
[Irene]: Y nos explica que se le hace difícil volver a leer esa carta porque recuerda que su camino fue mucho más duro de lo que parecía en aquella época.
Luego de tomarse un momento continúa:
[Marta]: No quanto todo mundo disse que você não podia fazer isso, que você não deveria fazer isso.
[Irene]: Y recuerda que muchas personas le decían que ella no lo iba a lograr. Que ni siquiera debería estar intentándolo.
[Marta]: Este ônibus te levará para realizar o seu sonho, o sonho de se tornar uma jogadora de futebol profissional.
[Irene]: Por eso le pide a la Marta de 14 años que no se rinda.
Aunque la escribió para sí misma, la carta de Marta también va dirigida a Laura, y a todas las niñas que quieren jugar al fútbol. Es una manera de pedirles que no se den por vencidas, a pesar de todos los obstáculos que permanecen en el camino.
[Daniel]: Laura ahora tiene 16 años y juega en un equipo de niñas de su edad. Es un equipo del interior del estado de São Paulo: el Ferroviária de Araraquara, uno de los pocos que toma en serio el fútbol femenino. Para entrenar con ellos, Laura tiene que viajar dos horas, tres veces a la semana.
A pesar de ser una de las más jóvenes del grupo, Laura pasó a estar en la lista de las jugadoras titulares del Ferroviária y participó en el primer Campeonato Brasileiro Femenino Sub-18, un torneo lanzado apenas ahora en 2019 por la Confederación Brasileña de Fútbol.
La FIFA también ha implantado nuevas iniciativas para la creación de más equipos femeninos profesionales, hasta en Brasil, para que niñas como Laura tengan donde jugar de adultas.
Irene Caselli y Cláudia Jardim son reporteras. Irene es reportera de The Correspondent y vive entre Italia y Argentina. Cláudia vive en Bangkok.
Mariangela Maturi también contribuyó a este reportaje, que es parte de A Girls’ Game, Un Juego de Chicas, un proyecto periodístico realizado con el apoyo del European Journalism Centre. A Girls’ Game salió en varios idiomas, inclusive en español, y también en distintos formatos, con un documental de casi media hora. Para más información, pueden visitar www.agirlsgame.net. Agradecemos la ayuda del Orlando Pride, Aguinaldo Suarez, Fabiano Farah, la familia Pigatín, Dibradoras y Sandovaldo Euclides.
Esta historia fue editada por Luis Trelles, Camila Segura y por mí. La mezcla y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri y Rémy Lozano. Andrea López Cruzado hizo el fact-checking.
Muchas gracias a Sabrina Duque por su ayuda, y por la revisión y traducción de los audios en portugués.
El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Lisette Arévalo, Gabriela Brenes, Jorge Caraballo, Victoria Estrada, Miranda Mazariegos, Patrick Moseley, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, David Trujillo, Elsa Liliana Ulloa y Luis Fernando Vargas. Carolina Guerrero es la CEO.
Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, y se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.
Ambulantes, todos los viernes en la mañana mandamos un correo con recomendaciones para el fin de semana. El formato es sencillo: cinco personas de nuestro equipo recomiendan algo que los inspira —series, podcasts, libros, música—. Nos divertimos mucho haciéndolo y creemos que les va a gustar. Si quieren suscribirse vayan a radioambulante.org/correo. Repito: radioambulante.org/correo.
Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.
En el siguiente episodio de Radio Ambulante: se necesita mucha valentía para revelar quién eres realmente.
[Andrés]: Ella fue la que me dijo: “Yo sé que algo tú no quieres contarme, pero hay algo que tú quieres decir”.
[Lucía]: No me imaginé jamás en mi hogar casi perfecto tener algo así que se salía de los esquemas.
[Daniel]: Y hay quienes prefieren castigar esa honestidad a aceptarte tal como eres. Esta historia, la próxima semana.