Ciudad sin tinta | Transcripción
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[Daniel Alarcón]: Esto es Radio Ambulante desde NPR, soy Daniel Alarcón.
Para la escritora y periodista Tamara de Anda, el 9 de marzo de 2022 era un día como cualquier otro. Por la mañana fue a su trabajo en un canal público de la Ciudad de México, hizo unas grabaciones en diferentes lugares de la ciudad y, al final del día, se preparó para salir. Sus compañeros de trabajo se ofrecieron a llevarla a la estación de metro, en la alcaldía Cuauhtémoc, el sector donde vive hace varios años.
La dejaron a cuadra y media de la estación y comenzó a caminar por la calle…
[Tamara de Anda]: Que es hacia donde dan las partes de atrás de los puestos, normalmente de los puestos de lámina… Porque pues los puestos tienen este enorme lienzo que es la parte de atrás.
[Daniel]: En ese lienzo, como lo llama Tamara, los dueños de los puestos de metal —que venden y ofrecen servicios de todo tipo—, aprovechan para dibujar anuncios pintados a mano para identificar su negocio de los demás. Es decir, rótulos. Hay de todo. Algunos son bastante literales aunque no por eso menos llamativos: como el dibujo de una llave y la frase “llaves al minuto”… Pero otros pueden ponerse muy creativos… Como un puesto donde cortan el pelo, cuyo dibujo es el de Edward, el protagonista de la película El joven manos de tijera. O uno de “tacos a la plancha” con un dibujo de Marge Simpson alzando un taco en el aire y de Homero con un vaso de cerveza espumosa.
Desde que Tamara era una niña, y sobre todo en su adolescencia, empezó a sentir fascinación por estos rótulos. Y poco a poco, se convirtieron en una obsesión.
[Tamara]: En los últimos años, me he vuelto como una cazadora de gráfica popular. Es, es algo que me gusta documentar, coleccionar, sin afán de nada más que tenerlo. Y me emociona mucho. Es… mis neurotransmisores se activan. Es mi adicción (risas).
[Daniel]: Así que ese 9 de marzo, mientras Tamara caminaba al metro y a la vez buscaba nuevos rótulos para agregar a su colección, enseguida se dio cuenta de que algo no estaba bien. Vio el panorama urbano completamente cambiado. Y en lugar de toparse con una torta, es decir un sánduche…
[Tamara]: Me topé con un puesto pintado de blanco con el logotipo horrible de la actual administración de Alcaldía Cuauhtémoc, con el eslogan “Esta es tu casa”… ¿Mmm?
[Daniel]: Vio hacia el puesto del vecino que vendía tacos de guisado y estaba igual. Y del otro lado de la calle, los caldos de gallina…
[Tamara]: Adiós, caldos de gallina. Alcaldía Cuauhtémoc. Los jugos y licuados que normalmente son esta naturaleza muerta, que está más bien muy, muy viva de frutas y de colores y de antojos: Alcaldía Cuauhtémoc. Y ahí vi que todos los puestos estaban con el logo de la alcaldía, con el lema: “Esta es tu casa”. Y dije ¡nooo!
[Daniel]: Sus queridos rótulos habían desaparecido. Y con ellos una de las características que más amaba de su ciudad. Pero Tamara nunca ha sido de las que se quedan con los brazos cruzados. Y ese día comenzó una misión personal, que se haría colectiva: salvar el arte popular callejero de la Ciudad de México.
Una pausa y volvemos.
[MIDROLL]
[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón. Nuestra productora senior Lisette Arévalo nos sigue contando.
[Lisette Arévalo]: Ya volveremos a ese momento en que Tamara se dio cuenta de que todos sus amados y coloridos rótulos habían desaparecido. Porque para realmente entender su reacción, hay que saber más de la conexión que tiene con ellos desde que era pequeña.
[Tamara]: Eran imágenes que me hacían reír. Que me hacían preguntarme cuál era el proceso creativo detrás de ellas.
[Lisette]: Cuando caminaba por las calles con su familia, se quedaba ensimismada viendo los colores, y las expresiones artísticas que cubrían la ciudad. Recuerda ver en su barrio los carritos de helados todos decorados con letras metálicas y coloridas que anunciaban los sabores: limón, fresa, tamarindo… Y que con tan solo verlas Tamara sentía que ya los podía saborear.
[Tamara]: Veía esas tortas súper coloridas y gorditas en las calles y veía a los cerditos y a los objetos con características antropomórficas.
[Lisette]: Había rótulos con adaptaciones únicas de las caricaturas más populares de la época. Como dibujos de Mickey Mouse de muchos colores: verdes, morados… Todo psicodélicos.
[Tamara]: Bugs Bunny en situaciones mexicanas, claro que comiéndose su paleta, claro que comiéndose su nieve de limón. Por supuesto que el demonio de Tasmania devorando todas estas delicias que estaban afuera de la escuela…
[Lisette]: Y rodeada de esos letreros pintorescos, Tamara era feliz. Sentía que podía conectarse más con ese arte urbano que no se parecía a nada de lo que suele encontrarse en grandes museos o galerías de arte.
[Tamara]: Yo apreciaba ese arte con el que tenía una relación cotidiana, que me hablaba a mí directamente como consumidora de todos esos productos y que acompañaba mi experiencia de comer en la calle.
[Lisette]: No solo eso. Los rótulos acompañaban a Tamara en muchos otros momentos y lugares de Ciudad de México. Me habló de uno en especial.
[Tamara]: Era un puesto que se llamaba “La torta feliz”. Tenía la particularidad de que estaba rodeada de una estela amarillo brillante, amarillo canario, como estas que usan en los cómics. Entonces era como un chaaa, cha, chaaan. Como una entrada dramática de esta torta (risas).
[Lisette]: Tamara se ríe de solo recordarla. Y es que en el dibujo esa torta —o sánduche— no se veía tan feliz… Era bastante delgada, pálida y no tenía un aspecto muy apetitoso que digamos. Pero Tamara también se ríe porque tan solo con recordarla, se transporta a su época de preparatoria, a finales de los años 90.
[Tamara]: Pasar por ahí significaba que iba a ver a mis amigos, que iba a empezar un recorrido por la ciudad, que íbamos a ir a un concierto, que nos íbamos a reunir a escuchar música. Entonces pasar por el puesto de la torta feliz era la primera señal de que iba a ser una noche memorable.
[Lisette]: El puesto se convirtió en un lugar de culto para su grupo de amigos. De hecho, se tomaron una foto con el rótulo que ella guarda hasta ahora… Es uno de los pocos registros que ella tiene de los letreros de esa época. No tenía una cámara digital y comprar rollos para tomar fotos era muy costoso para una estudiante de preparatoria. Así que se contentaba con observarlos mientras paseaba por la ciudad y guardarlos en su memoria.
Unos años después, a inicios de los 2000, Tamara se dio cuenta de que no era la única que estaba obsesionada con el arte callejero. En el Palacio de Bellas Artes, el máximo recinto cultural de la Ciudad de México, hubo una exposición que se llamaba “ABCDF Diccionario Gráfico de la Ciudad de México” y era un compendio fotográfico de objetos y de detalles.
[Tamara]: Que en conjunto podrían conformar la personalidad de lo que es la Ciudad de México, pero que no tiene muchas cosas en común. Es decir, la Ciudad de México es heterogénea, es caótica, es ruidosa. Y esto es, dejemos de intentar, creer que hay una sola manera o un solo adjetivo que nos describa. Esto es imposible.
[Lisette]: Y una de las cosas que aparecía en esta exposición era la gráfica popular.
[Tamara]: Y entonces a mí me pareció fascinante el reconocimiento y además que, que se me dieran las herramientas para nombrar con palabras todas esas cosas que yo apreciaba y que me emocionaban de la Ciudad de México.
[Lisette]: En un principio, esta exposición fue una fuente de frustración para ella porque le hubiera encantado poder tomar todas las fotos que quisiera del arte callejero que veía. Pero a la vez fue una inspiración para el futuro.
Cuando estaba en la universidad se compró una cámara de video para sus clases de comunicación que también sacaba fotos…
[Tamara]: No tenía creo que ni un megapixel. Tomaba unas fotos horrendas, pero esas fueron las primeras fotos de gráfica popular que tomé cuando andaba con mi cámara, pero también era un armatoste ahí que aparte me había costado, lo que era un dineral en pesos de estudiante.
[Lisette]: Le daba miedo que se la robaran así que solo tomaba fotos muy de vez en cuando. Ya por el 2005, 2006, tuvo su primer celular con cámara y ahí sí comenzó a retratar todo lo que podía y lo subía a su blog.
Con el pasar del tiempo y la aparición de las redes sociales, Tamara pasó sus publicaciones a Twitter y, sobre todo, a Instagram. Su cuenta está repleta de fotos que ha tomado de rótulos en puestos metálicos, en paredes, en locales comerciales…
[Lisette]: Y bueno, por eso fue tan chocante cuando, ese día de marzo de 2022, encontró que la Alcaldía había borrado los rótulos.
[Tamara]: Me sentía muy impotente y muy frustrada porque pues que soy una morra que grita mucho en redes sociales, pero además, pues sí, sé que hay más gente a la que le interesa y le gusta la gráfica popular, pero ¿cómo vamos a hacer algo? ¿Cómo nos vamos a articular para frenar esto? No tenía idea de qué hacer.
[Lisette]: Sentía que había llegado un virus a su barrio y había uniformado todos los puestitos que tanto cariño les tenía. Y para ella, ese virus tenía nombre y apellido: Sandra Cuevas, la alcaldesa de Cuauhtémoc.
Aquí tengo que explicarles algo: la Ciudad de México está dividida en 16 demarcaciones territoriales y cada una tiene su propio alcalde elegido por elección popular. Y, a su vez, los alcaldes responden al Jefe de Gobierno de toda la ciudad.
Entonces, Sandra Cuevas asumió la alcaldía de Cuauhtémoc en octubre de 2021. Entre sus planes de gobierno estaba crear una “Jornada Integral del Mejoramiento del Entorno Urbano”… Que buscaba, entre otras cosas, que los puestos callejeros tuvieran un metro de distancia entre sí y que los propietarios mantuvieran su zona de trabajo limpia. Además, buscaba alcanzar —entre comillas— la “belleza” en el espacio urbano y la coexistencia, abro comillas, “en paz y armonía entre todos”.
El plan no mencionaba absolutamente nada sobre pintar los puestos de un solo color. Por lo que para Tamara, borrar los rótulos mandaba un claro mensaje: para llegar a esa supuesta belleza la gráfica popular tenía que desaparecer.
Así que hizo lo único que estaba en sus manos: llevó su indignación a las redes sociales. Abrió su cuenta de Instagram para subir una historia, tomó una foto y escribió:
[Tamara]: Esta administración de Alcaldía Cuauhtémoc tiene una cruzada contra la gráfica popular en los puestos lamineros. Que tu cerebro sea gris con blanquiazul, no quiere decir que de esos colores tenga que ser la alcaldía, Sandra Cuevas. Carita enojada.
[Lisette]: Después de hacer el post, Tamara guardó su celular, se montó en el metro y se fue para su casa. Recibió uno que otro comentario de sus conocidos en Instagram compartiendo su indignación. Pero el tema quedó ahí y Tamara no hizo ni dijo más al respecto.
[Tamara]: Creo que inconscientemente una parte de mí quería simplemente meterse debajo de la cobija, esperar a que pasara esta administración y que la gráfica popular volviera como la naturaleza y encontrara su camino.
[Lisette]: Pero unos dos meses más tarde, le llegó un video publicado por la cuenta de Instagram “Pintura Fresca.mx”, manejada por Hugo Mendoza. En él aparecía la pregunta: “¿qué le pasó a los rótulos de la Cuauhtémoc?” y los comerciantes respondían con sus testimonios.
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Comerciante 1]: Nos dijeron que, que despintáramos nuestro anuncio que teníamos y ellos iban a poner lo de ellos.
[Comerciante 2]: Nunca nos pintan los puestos ellos. Ellos nos dicen: “Sabe qué necesitamos que pinten los puestos. Sabe qué, que por ejemplo, el puesto de ahí al frente quíteme la lona la queremos blanca” y ya la tienen que poner blanca. Si no, nos multan, nos recogen. O qué se yo.
[Lisette]: El video se llenó de comentarios con emojis de caritas enojadas, tristes y con lágrimas por los casi 1500 puestos que perdieron su identidad.
[Tamara]: Ese video se hizo viral entonces el tema de los rótulos se coló en la conversación de más personas. Fue un “No estamos solos, no somos tres personas llorándole a paredes vacías”, como alguien puso en Twitter.
[Lisette]: Y es que después de la viralidad de este video, se desató todo.
[Tamara]: Un amigo que es historiador del arte, que se llama Aldo Solano Rojas, me escribió y me dijo…
[Aldo Solano]: ¿Qué vamos a hacer? Porque Tamara sube constantemente, desde hace años, todos los rótulos que ve y que le parecen chistosos. Y yo también soy un usuario intenso del espacio público, ¿no? Y lo observo y lo estudio. A eso me dedico, pues, a investigarlo.
[Lisette]: Y así como Tamara, Aldo había notado los cambios que estaban ocurriendo en el sector.
[Aldo]: Yo me resistí por un tiempo, como por una semana o dos semanas, a incluso ver el video porque me enojé muchísimo y yo no me quería enojar, pero ya luego abracé mi enojo, y entonces pues ya decidimos contactar a más gente que sabíamos que estaba preocupada por eso… incluyendo a Hugo, el que hizo el video.
[Tamara]: Y yo le escribí a Sofía Riojas, que es restauradora y tiene una colectiva que se llama Restauradoras con Glitter…
[Lisette]: También se contactaron con la rotulista Alina Kiliwa y con Yuriko Hiray, especialista en comunicación y medios digitales. Armaron un chat de WhatsApp e invitaron a más gente que estuviera indignada hasta armar una red de un poco más de 30 personas.
[Tamara]: Y así fue como de un día para otro nació Rechida. La red chilanga en defensa del arte y la gráfica popular.
[Daniel]: Y ese sería el inicio de una acción mucho más grande en la ciudad. Una pausa y volvemos.
[MIDROLL]
[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón. Antes de la pausa, la periodista Tamara de Anda y el historiador de arte Aldo Solano Rojas decidieron unirse con más personas para crear ReChida, la Red Chilanga en Defensa del Arte y la Gráfica Popular. Y es que la guerra por el control de la estética de los espacios públicos no es algo reciente.
Lisette nos sigue contando.
[Lisette]: Ya que era el 2022, una de las primeras acciones que tomaron fue abrir una cuenta de Instagram. En su primer post pusieron un carrusel de fotos donde estaba un volante con el dibujo de un sánduche que decía: “Aquí había un rótulo pero la Alcaldía Cuauhtémoc lo borró”. En el texto de la publicación decía que los rótulos deben considerarse como un arte popular que merece ser conservado, cuidado y estudiado. Y seguía…
[Tamara]: La destrucción de estos murales es un atentado a la cultura de nuestra ciudad y a su ciudadanía. Es un insulto a las y los artistas rotulistas y a quienes pagaron por su oficio. No queremos una ciudad estéril y sin color, el ARTE POPULAR CHILANGO se debe de valorar y defender.
[Lisette]: Y terminaba: “Sí a los rótulos, sí al arte popular, sí a una imagen pública nuestra, libre de logotipos institucionales. Sí a los puestos ambulantes llenos de colores, letras y brillo”.
[Tamara]: Y ya con eso hubo manera de que la gente canalizara toda su rabia, su indignación, que de verdad no nos esperábamos.
[Lisette]: Las personas comenzaron a replicar el hashtag que utilizó Rechida para su publicación: #ConLosRótulosNo, y compartían de todo. Los memes, claro, estaban por todas partes. Uno de ellos, por ejemplo, comparaba a Sandra Cuevas con el infame personaje de la saga de Harry Potter, Dolores Umbridge, conocida por su intolerancia a lo diferente y a su autoritarismo.
Artistas empezaron a hacer ilustraciones en homenaje a esos rótulos que ya no estaban… Y las personas comenzaron a compartir fotos de los letreros ya desaparecidos para crear un archivo digital, una memoria de lo que había.
Tamara no se quedó atrás, claro. Ella forma parte de Standuperras, un grupo de comedia feminista que se dedica a hacer, principalmente, teatro cabaret. Desde ese espacio y de forma espontánea, Tamara creó un personaje para hacer una parodia de lo que estaba ocurriendo. Se compró una peluca negra de pelo largo y liso, se pintó los labios de rojo y grabó un sketch que se llamaba Sandra Huevas… E iba así:
[Tamara]: Soy Sandra Huevas y a mí no me gustan los pobres. Y hay un dicho muy bonito que dice “eres lo que comes” y si comes como pobres, pues pobre te vas a quedar. En mi administración estamos desincentivando que la gente coma en estos puestos de pobres por eso ya no los van a poder distinguir y que empiecen a pensar como ricos. Porque queremos una alcaldía de primer mundo: “la alcaldía Cuauvegas”…
[Lisette]: Debo aclarar que eso que dice Tamara en el sketch de que “no le gustan los pobres” es algo que la alcaldesa misma dijo en una entrevista en octubre de 2021… Esta es ella.
[Sandra Cuevas]: Yo quiero y le apuesto a una economía de ricos. No de pobres. A mí no me gustan los pobres. Yo fui pobre y no me gustan los pobres.
[Lisette]: Y para Tamara era importante recalcarlo, porque, para la gente de Rechida, está directamente conectado con lo que está haciendo con el arte popular.
[Tamara]: Qué te está diciendo que… que borre por completo la identidad de la comida que la mayor parte de las personas comemos todos los días. Este desprecio no solamente a lo visual, sino a este tipo de comercios, a este tipo de negocios y a las personas que consumimos en ellos. Esa es la limpieza, es la disciplina, ese es el orden. Que no haya ninguna expresión de creatividad. Y de los pobres menos.
[Lisette]: Y es que no es la primera vez que se ve una acción así en la Ciudad de México. Aldo me explicó cómo históricamente los gobiernos locales han tratado de controlar la imagen de las calles de la ciudad.
[Aldo]: Esta aversión a la gráfica popular y al colorido de los rótulos… Pues no es nuevo, ¿no?, no es algo nuevo que se le haya ocurrido a la alcaldesa, sino que tiene que ver con algo, digamos una fobia… una fobia histórica de las élites en torno al arte popular y a las expresiones este de las clases bajas.
[Lisette]: Uno de los ejemplos más claros, según Aldo, es el de las pulquerías, donde se vende pulque, una bebida prehispánica hecha a partir de la fermentación de plantas suculentas como el agave. Era una bebida alcohólica muy popular en la Ciudad de México…
[Aldo]: Pero hubo una guerra, por parte de las élites y con intereses económicos desde finales del siglo XIX, porque los empresarios de la cerveza—beneficiados por el gobierno de Porfirio Díaz, que también beneficiaba la inversión europea a costa de la cultura nacional— querían eliminar el pulque para tener ese mercado.
[Lisette]: Aldo me contó que hubo mucha propaganda en contra del pulque que duró varias décadas. Sin importar los cambios de regímenes ni la Revolución Mexicana. Principalmente se decía que el pulque era de mal gusto, que era putrefacto, antihigiénico y algo que solo era de las clases bajas.
[Aldo]: Y con eso también hubo guerra a las pulquerías. Y es que estas cantinas tenían tenían nombres muy ingeniosos y tenían murales en el exterior, murales de factura popular, coloridos, incluso le hablaban a la gente que no sabía leer, entonces por eso tenían que ilustrar que ahí se servía pulque y había toda una iconografía de el maguey, el tlachiquero —que es el que extrae la savia del pulque— los borrachos, etcétera… ¿no?
[Lisette]: Y como parte de esa guerra contra las pulquerías, se prohibieron los murales pintados por grandes artistas como Frida Kahlo y Diego Rivera. Que, parecido como los rótulos de los puestitos de metal más contemporáneos, tenían retratos del dueño, de sus amigos tomando pulque o de animales.
Ahora, con la borrada de los rótulos de la Cuauhtémoc no se perdieron murales de artistas que ahora son famosos… Pero sí se perdió el trabajo de los rotulistas.
[Aldo]: Esto es algo muy interesante, porque fíjate que hay una idea, hasta la fecha, de dividir las cosas, ¿no? De decir que el rotulismo es otro tipo de muralismo, otro tipo de arte, es arte popular. Nosotros utilizamos el término arte popular para que sea más accesible a la gente que sepa de qué estamos hablando. Pero en realidad este término de arte popular pues tiene la intención de, de aclarar que no es arte formal. Creo que es algo muyfeo porque margina a los rotulistas y no les confiere el título completo de artistas.
[Lisette]: Esa percepción del trabajo de los rotulistas ha puesto en riesgo su oficio. Martín Hernández ha estado en el negocio casi toda su vida. Lo heredó de su padre, que comenzó en el rotulismo cuando tenía entre 7 y 8 años, en la década de los 40.
[Martín Hernández]: Pues desde niño a mí me llevaba para, para que le ayudara. Solo a cargar los botes de pintura, las escaleras y lavar las brochas.
[Lisette]: Tenía cinco años y poco a poco, Martín aprendía de su papá sobre este arte. A dibujar objetos, letras, a pintar… Y aunque ser rotulista no siempre fue su sueño, se volcó completamente a este oficio cuando tuvo que dejar de estudiar Ingeniería Química en la universidad por temas económicos.
No fue lo peor del mundo. Martín siempre disfrutó hacer este trabajo.
[Martín]: Este oficio para mí es, es una forma de vivir, ¿no? Pienso que un rótulo pues es algo único. Y entonces en ocasiones, cuando estoy descansando hasta he llegado a soñar cómo hacer o cómo voy a reproducir pues ese rótulo que me están solicitando.
[Lisette]: Trabajaba en letreros para campañas políticas, rótulos de puestos de comida o de diferentes locales. A veces, hasta lo contrataban para replicar una ilustración de otro artista en el exterior de trenes o murales. En sus mejores épocas dice que ganaba unos mil dólares a la semana. Era un oficio rentable que le permitía sostener a su familia. Pero eso ha ido cambiando en los últimos 15 años.
[Martín]: Bueno a medida de que los plotters de impresión fueron perfeccionando y pues eso, eso hizo que pues la cantidad de, de trabajo que teníamos pues fue disminuyendo.
[Lisette]: Los clientes que antes esperaban pacientemente por los anuncios pintados a mano buscaban cada vez más el diseño digital, la impresión en computadora. Rápida. Menos costosa. Algunos rotulistas comenzaron a comprar las máquinas para hacer el trabajo con los plotter. Pero los que no tenían suficiente dinero no podían darse ese lujo. Fue así que algunos de los talleres que se encontraban en la “calle de los rotuladores”, donde había varios de estos emprendimientos, comenzaron a cerrar. A pocas cuadras del taller de Martín, ahora se encuentra una imprenta, justo en uno de los locales donde antes había un taller de rotulistas.
[Martín]: Muchos maestros que nos dedicamos a pintar los anuncios en las calles y que cada vez como que fuimos desapareciendo.
[Lisette]: En los últimos seis años Martín, por ejemplo, pasó de tener varios pedidos al día, a tener uno al mes. Pasó de ganar unos 4 mil dólares en sus meses con trabajo regular a ganar menos de 50 dólares… Y así cada vez se le hace más difícil encontrar nuevos clientes.
Por eso la borrada de los rótulos de la Cuauhtémoc fue tan doloroso para él y muchos rotulistas. Los pone aún más en riesgo.
Martín: A mí me parece que es una falta de comprensión en cuanto a la cultura, porque están, están borrando una tradición de más de tres o cuatro décadas. Es muy lamentable porque culturalmente nos están haciendo a un lado, ¿no?
[Lisette]: No solo a los rotulistas sino también a los comerciantes y dueños de los negocios. Porque a través de los rótulos ellos lograban diferenciarse de los demás. Anunciar qué vendían apoyándose en dibujos graciosos como de cerdos felices cocinándose dentro de una olla. Pero con la blanqueada de los puestos y el logo de la Alcaldía, las ventas de muchos de ellos disminuyeron. Algo que los integrantes de Rechida escucharon varias veces en los testimonios de los comerciantes con los que hablaron.
Así que sí. Creo que está claro. La borrada de los rótulos iba más allá de cómo se veía la ciudad. Y era eso lo que más le indignaba a Tamara.
[Tamara]: Sé que fuera de contexto podría parecer muy ridículo. Pero no es solo eso. Es la rabia de todo ese trabajo invertido de las y los comerciantes, la rabia de ningunear el trabajo de los rotulistas. Y que… además de prohibirles su trabajo.
[Lisette]:Con todo ese ruido que estaban haciendo desde Rechida junto a los comerciantes, los artistas y los rotulistas de la ciudad, los medios de comunicación comenzaron a hablar cada vez más del tema.
[Periodista]: Hace unas semanas una decisión de la Alcaldía Cuauhtémoc de la Ciudad de México desató polémica en varios sectores.
[Presentador]: Están sustituyendo los rótulos de los puestos ambulantes por el logotipo de la demarcación.
[Presentadora]: Artistas gráficos levantan la voz contra el retiro de rótulos en los puestos de la Alcaldía Cuahtémoc.
[Presentadora]: Usuarios de redes sociales criticaron que los puestos callejeros de la Alcaldía Cuauhtémoc perdiera su identidad.
[Lisette]: Varios periodistas hablaron con los comerciantes de los puestos para saber qué opinaban de las medidas de la alcaldesa. El medio Nmas, por ejemplo, entrevistó a Marilú Mojica, propietaria de un puesto de tacos:
[Marilú Mojica]: Aquí teníamos pintado “Tacos de guisados Ramírez”. Ahorita ya no podemos ponerlo porque pusieron la franja azul y el logotipo de la Alcaldía.
[Lisette]: Cuando el periodista le pregunta si le gusta cómo quedó, la señora niega con la cabeza y se ríe…
[Comerciante]: (Risas).
[Lisette]: Otros comerciantes contaban que ni siquiera les habían dado un aviso previo para las reglas que tenían que seguir. Esta es Fernanda Mosqueda, entrevistada por Noticieros Televisa.
[Fernanda Mosqueda]: Dónde queda la opinión de la gente ni siquiera lo consultaron encima de todo nos cobraron…
[Lisette]: Muchos comerciantes han dicho en entrevistas y a Rechida que los mismos miembros de la Alcaldía, además de exigirles que borraran sus rótulos, les cobraban por hacerlo, entre 150 a 200 pesos… O que les tocaba a ellos mismos comprar la pintura blanca o gris y que eso podía costarles hasta 350 pesos. Aunque en un comunicado que sacó la Alcaldía, no hacen mención a si les cobraron o no a los comerciantes.
[Fernanda]: Con nosotros llegaron así muy tajantemente a decirnos que o pagábamos para ponerlo o cerraban. Así llegaron de la nada.
[Lisette]: Aunque muchos no estaban de acuerdo se sentían obligados a hacerlo. Como este taquero llamado Toño en entrevista con TelediarioMx.
[Toño]: Pero pues, qué hacemos. Para seguir chambeando hay que, hay que acatar las órdenes.
[Lisette]: Y otros también dijeron que los podían sancionar si no pintaban el logo de la Alcaldía. Aunque también hubo algunos que, un poco más tímidos, dijeron que les parecía bien. De hecho, la misma Alcaldía publicó un video con comerciantes que decían estar de acuerdo con la decisión.
Finalmente, esa indignación llegó a los oídos de la alcaldesa Sandra Cuevas. Primero publicó una foto en Twitter donde sale ella abrazando a una dueña de uno de los puestos callejeros. El tuit iba así: “Para Doña Josefina las ofertas laborales a sus 56 años no existen, sobrevive gracias a ese puesto -su única fuente de trabajo y su vida- el cual solicitó que pintaran y colocaran el logo de la alcaldía Cuauhtémoc y adecuarse al orden y disciplina de este nuevo gobierno”.
También sacó un comunicado informando que su decisión no se trataba de borrar los rótulos sino de “mantener el orden y limpieza en las calles”.
Y en una comparecencia que debía dar frente al Congreso de la Ciudad de México el 20 de mayo, para hablar sobre su administración y sus avances, tocó el tema de los rótulos.
[Sandra Cuevas]: El tema de la imagen visual no tiene nada que ver con una ofensa o un ataque a los artistas. No se trata de eso. La gente que se dedica a rotular son personas que tienen un oficio. Hoy, el gobierno de la alcaldía Cuauhtémoc toma la decisión de unificar, poner orden y de limpiar. Entonces se retiran los rótulos, lo cual no es arte. Puede ser usos y costumbres de la Ciudad de México pero no es arte…).
[Lisette]: Tamara y los demás integrantes de Rechida estaban viendo la transmisión.
[Tamara]: Bueno, era como ver el partido. Estábamos todo el mundo gritándole a la pantalla, tuiteando, en los chats.
[Lisette]: En la comparecencia, la alcaldesa continuó diciendo que ella, como autoridad, decidiría con un grupo de artistas y vecinos si quitarían o dejarían el logo de la alcaldía. Que harían mesas de trabajo para lograr llegar a un acuerdo. Y aclaró que hay muchas personas a las que sí les gustaba lo que se había hecho.
Aunque a Tamara le pareció importante que reconociera que estaba abierta al diálogo, le parecía que su respuesta era solamente una forma de darle largas al asunto.
[Tamara]: ¿Para qué quieres mesas de trabajo? No mames, Sandra Cuevas, O sea la solución es muy simple. Retira la imposición y garantiza que las personas afectadas puedan recuperar como mejor se les dé la gana su gráfica popular, sus rótulos y su identidad. Pero garantízalo que no va a haber represalias contra quienes se rebelen. Garantízalo.
[Lisette]: Ese mismo día, la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, dio una rueda de prensa y habló de la polémica por los rótulos. Dijo que no estaba de acuerdo con lo que había hecho la alcaldesa porque significaba borrar la identidad cultural de la ciudad…
[Claudia Sheinbaum Pardo]: Y es absolutamente autoritario querer imponer un mensaje único de una Alcaldía frente a lo que ha sido históricamente la cultura popular en, en nuestra ciudad. Entonces quitar la creatividad para imponer un slogan de una Alcaldía pues me parece que no es correcto.
[Lisette]: También dijo que los comerciantes no deberían sentirse amenazados por nadie y que si quisieran recuperar su espacio que presentaran su queja frente a la contraloría. Pero el tema quedó ahí.
Tamara me dijo que el simple hecho de que la alcaldesa y la Jefa de Gobierno hubieran respondido de forma pública sobre el tema, ya era un triunfo. Para ella y para la colectiva Rechida. Aunque claro, eso no cambiaba nada en la práctica. Es más. A pesar de la controversia, la alcaldesa Sandra Cuevas no se detuvo. Llevó su propuesta de llenar todos los puestos de Cuauhtémoc con su logo a otros espacios.
[Tamara]: O sea el wey que hace sus collarcitos de cuarzo con su lona de “Alcaldía Cuauhtémoc”. Y ya el colmo fue los, los domingos en el parque se ponen unas chavas que dan masajes. La cama de masajes: Alcaldía Cuauhtémoc. Es que ya es pinche pesadilla distópica.
[Lisette]: Para Tamara, ver todo lo que está ocurriendo en su barrio es como vivir en otra dimensión donde no existe la creatividad ni la expresión personal. Donde todo es una fotocopia: todos los puestos son iguales, todas las personas se visten idénticas y hacen lo mismo. Algo similar a lo que tantas veces se ha narrado en libros y películas de ciencia ficción.
Y si una lección le ha dejado esto a Tamara es querer capturarlo todo con su celular.
[Tamara]: antes me ponía un poquito más exquisita a la hora de fotografiar así, porque no voy a escoger mejor los rótulos. Y ahora estoy consciente de que como esto se puede acabar en cualquier momento, los disfruto mucho, mucho, mucho más.
[Lisette]: No solo disfrutarlo, sino apreciarlo, casi con los ojos de esa niña que fue. Para junio de 2022, tres meses después de que comenzara el blanqueamiento, algunos puestos de Cuauhtémoc comenzaron a rebelarse. Aunque un poco tímidos y sin borrar del todo la huella de lo que hizo la alcaldía… Los comerciantes han comenzado a pintar sus letreros, con dibujos de comida, tipografía única, animales con vestimenta…
Y no solo eso, sino que, además, una agencia de publicidad y la guía de viajes TimeOut creó la campaña, “Rótulos que pegan”. Contrataron a rotulistas para recrear las gráficas que fueron eliminadas por la alcaldía en imanes de gran tamaño. Así los puesteros pueden quitarlo o ponerlo cuando quieran y así evitar posibles sanciones.
A pesar de las imposiciones, de la borrada de la gráfica popular, los rótulos encuentran la manera de volver. Porque finalmente, así es la ciudad, como la naturaleza.
Caótica, colorida y bella.
[Daniel]: Lisette es productora senior de Radio Ambulante, vive en Quito, Ecuador. Esta historia fue editada por Camila Segura y por mí. Bruno Scelza hizo el fact-checking. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri con música original de Ana Tuirán y Rémy Lozano.
El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Nicolás Alonso, Pablo Argüelles, Aneris Casassus, Diego Corzo, Emilia Erbetta, Camilo Jiménez Santofimio, Selene Mazón, Juan David Naranjo, Ana Pais, Melisa Rabanales, Laura Rojas Aponte, Natalia Sánchez Loayza, Barbara Sawhill, David Trujillo, Elsa Liliana Ulloa y Luis Fernando Vargas.
Carolina Guerrero es la CEO.
Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa de Hindenburg PRO.
Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.