Trazando caminos
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El mundo ha puesto los ojos en Honduras por sus múltiples crisis. El mundo ha querido entender por qué se van los niños, niñas y jóvenes de Honduras. ¿Por qué se arriesgan tanto para migrar hacia Estados Unidos? Carlos tiene muchas respuestas para esto, él es una de esas respuestas. Esta es la historia de Carlos, “el buen coyote”, quien se dedica a llevar indocumentados hondureños hacia Estados Unidos después de que él mismo fue uno de esos migrantes.
Este hombre no se llama Carlos, pero lo llamamos así por la clandestinidad de su oficio. Podrá haber llevado a Estados Unidos más de mil personas de forma irregular pues comenzó su trabajo a los 17 años. Para muchos, su oficio es sólo un delito grave, pero para él y sus clientes es una labor social importante en la realidad que se vive en países como Honduras. “Lo que yo hago es bien visto por Dios”, dice este coyote; reunificar familias y ayudar a huir de la violencia a muchas personas es una labor social para él.
Desde octubre de 2013, se han reportado 13,282 niños hondureños detenidos en Estados Unidos cuando intentaban migrar sin documentos hacia este país del norte. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha llamado esto una “crisis humanitaria” y ha solicitado al Congreso 3,700 millones de dólares para paliarla. Carlos por su parte prefiere llamar a esto una mina en plena explotación, donde muchos se están enriqueciendo. Para Carlos el tráfico de indocumentados, especialmente de niños es el mejor negocio que se han podido inventar y no se parará de la noche a la mañana.
Entrevistar a este personaje fue todo un reto, desde convencerlo y esperar a que se decidiera o a última hora no cancelara. Pero a él le gusta hablar, y sabe cómo describir su oficio, los riesgos y las mafias detrás. El camino del migrante se ha llenado de peligros pues es el mismo camino que recorre la droga y los «patrones» lo saben muy bien.
La realidad de pobreza y violencia en países como Honduras muchas veces se puede solucionar con 7 mil dólares, esto cobra nuestro coyote por dar el brinco hacia el norte. Los niños están pagando 5 mil. Carlos entiende la migración desde varias perspectivas. Aunque él está ahora en este negocio, una vez también fue niño migrante. A los 16 años, Carlos desesperado tomó la decisión de irse. En Honduras no veía mucho futuro. Este hombre es una caja de sorpresas, y en diez minutos es capaz de contar cosas que ni siquiera querés saber y te muestra evidencias, fotografías, documentos, sin miedo, porque hay quienes lo protegen, esos que se enriquecen de la mina de oro.
En Estados Unidos conocí a un muchacho de Honduras que era el cuñado del mero patrón, él tiene mucho dinero, me explicó cómo era todo. La cosa era manejar desde Houston a Nuevo Laredo, allí iba a subir indocumentados y llevarlos a San Antonio, Texas. En aquel entonces cruzaba 45 personas diarias y ganaba 200 dólares por cada uno. ¿Cuándo iba a ganar eso en Honduras?
Carlos describe esta situación como un gran chorro de agua que por años disminuye y por años aumenta, cuando está en su mayor presión es cuando hay que aprovechar. Ahora está el gran chorro. Eso lo piensa él como “buen coyote” pero también lo toman muy en cuenta los cárteles de la droga, los tratantes de personas, las mafias consulares y los grupos de secuestro en la frontera. Los migrantes son un buen negocio.
A Carlos le vibraba el teléfono cada cinco minutos durante la entrevista, sus clientes lo aclaman, según él. Carlos cree en el sueño americano, él, de alguna forma lo ha alcanzado. Eso se lo dice a sus clientes, quienes están tan desesperados por huir que ponen su vida en las manos de este hombre, en quien confían obligatoriamente. Así confió Carlos en nosotras y nosotras en él.
*Para escuchar la historia de «Carlos» haz click aquí.
Texto por: Jennifer Avila e Iolany Pérez