Adiós, Plutón | Transcripción

Adiós, Plutón | Transcripción

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[Daniel Alarcón]: Esto es Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón.

Canción: Nueve globos giran bajo el sol, y en el tercero según subes vivo yo. Nueve nombres tienes que aprender, pues el sistema planetario hay que saber. 

[Daniel]: Lo que escuchan es “La canción de los planetas”, de los españoles Enrique y Ana…

Canción: Nuestro planeta es la Tierra, y los demás se llaman: Mercurio, Venus, Júpiter y Marte, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón, ton ton ton. Plutón ton ton ton. Plutón ton ton ton.

[Daniel]: La canción es de 1982 y, me imagino que algunos de nuestros oyentes la cantaron cuando eran niños. Bueno, y si no llegaron a escucharla seguro que muchos de ustedes crecieron aprendiendo lo que se enseñó durante décadas: que el Sistema Solar tenía nueve planetas. 

Hicimos maquetas, lo leímos en textos escolares, lo vimos en documentales. Siempre la misma imagen: los nueve flotando juntos en la oscuridad. Y en el extremo, Plutón, el más pequeño y helado, ese que está tan lejos de la Tierra que se demora casi dos siglos y medio en dar una vuelta al Sol. 

Eran nueve y no parecía que eso fuera a cambiar. Pero en 2006 se armó una discusión mundial sobre qué constituía exactamente un planeta. Y bueno… no todos estaban seguros de que Plutón calificara. 

Entre ellos había dos astrónomos uruguayos. Eran dos investigadores que tenían mucho en común, además de un gran conocimiento sobre la formación del Sistema Solar. Venían de familias humildes, habían sido dirigentes estudiantiles en época de dictadura y habían tenido que luchar mucho para convertirse en astrónomos.

Y eso, claro, les había formado cierto carácter. 

Uno se llama Julio Ángel Fernández.

[Julio Ángel Fernández]: Tenemos esa rebeldía, un poco, de no aceptar todo lo que venga desde arriba…

[Daniel]: Y el otro, Gonzalo Tancredi. 

[Gonzalo Tancredi]: No aceptar, de plano lo que te impone una autoridad. Si vos estás en desacuerdo… bueno… ¡peleala!

[Daniel]: La pelea, en este caso, sería sobre nada menos que el tamaño del Sistema Solar. 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Periodista 1]: El Sistema Solar podría quedar reducido a ocho miembros. El sacrificado: Plutón.

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Periodista 2]: Venus, la Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y punto.

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Periodista 3]: Lo que obligará a revisar los libros de texto y cambiar, poco a poco, lo que muchos aprendimos.

[Daniel]: Y Gonzalo y Julio Ángel se convertirían en los líderes de una batalla que pondría patas arriba la astronomía mundial. 

Una pausa y volvemos.

[MIDROLL]

[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Nicolás Alonso nos sigue contando.

[Nicolás Alonso]: Plutón siempre fue un planeta distinto, en varios sentidos. Era el más lejano, el último en ser descubierto.

Y además era el único planeta entre comillas, “estadounidense”. En 1930, cuando el astrónomo aficionado Clyde Tombaugh lo descubrió en un observatorio en Arizona, la noticia fue muy festejada a nivel nacional. Tanto, que hasta se cree que Walt Disney decidió ponerle Pluto –Plutón, en inglés– al amigo de Mickey por eso. Era un orgullo para la ciencia de Estados Unidos.

[Gonzalo]: Era una forma de mostrar el avance de la ciencia y en particular de la astronomía norteamericana.

[Nicolás]: Este es Gonzalo Tancredi. Uno de los dos astrónomos uruguayos que escuchamos al principio.

Gonzalo empezó a estudiar la formación de Plutón y de su luna, Caronte, para su tesis de grado, a fines de los 80. Y, ya para ese entonces, varios astrónomos notaban que Plutón parecía muy distinto a los otros planetas. 

Le había sugerido ese tema su profesor Julio Ángel Fernández, el otro protagonista de esta historia. Un experto en cometas que había sido el tercer astrónomo graduado en la historia de Uruguay.

Este es Julio Ángel:

[Julio Ángel]: Siempre Plutón dio lugar a un debate, ¿no?, sobre su naturaleza. O sea, una vez que pasó el furor de los primeros momentos, empezaron a aparecer artículos que mencionaban eso, que era un planeta un poco peculiar, un poco raro, que no era como los otros planetas.

[Nicolás]: Los otros nunca estuvieron en discusión: a Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno ya los conocía la civilización sumeria hace cinco mil años, porque se ven a simple vista en una noche oscura. Urano y Neptuno fueron hallados con el desarrollo de los telescopios, en 1781 y 1846. Pero a principios del siglo XX había investigadores que pensaban que podía existir un planeta más, a raíz de unas alteraciones que se habían detectado en la órbita de Neptuno.

Le decían el “Planeta X” y en el observatorio de Arizona que mencioné antes calculaban que debía ser enorme, seis veces más grande que la Tierra. Eran mediciones muy equivocadas y podrían no haber llevado a nada, pero de tanto buscar terminaron encontrando a Plutón. 

Y su descubridor, un joven de 24 años que había crecido en el campo, armando telescopios con vidrios y chatarra, se volvió una celebridad de la astronomía estadounidense.

Ya no había ocho planetas, sino nueve, y los primeros anuncios dijeron que Plutón tenía un tamaño similar o mayor que la Tierra. El New York Times publicó en primera plana que hasta podía ser más grande que Júpiter.           Pero eso empezó a ser muy cuestionado con los años, ya con mejores telescopios, y en la década del 70 se supo la verdad: Plutón, en realidad, era diminuto, incluso más chico que nuestra luna, y tenía solo el 0,2% de la masa de la Tierra. Si lo podíamos ver era porque su superficie helada reflejaba mucho la luz. 

Y que fuera tan pequeño empezó a generar dudas…

Aunque también había otras cosas… como que su luna, Caronte, era enorme para ser un satélite: tenía casi la mitad del tamaño del propio Plutón. Y su órbita era muy rara, muchísimo más ovalada e inclinada que la de los otros planetas. Su trayectoria trazaba una elipsis enorme en forma de huevo, que se cruzaba con la órbita de Neptuno. 

[Gonzalo]: Había que buscar explicaciones específicas para el caso de Plutón y Caronte. Estas particularidades de la órbita y de la masa y del tamaño nos hacían cuestionar su origen.

[Nicolás]: A principios de los 90, ya había varios investigadores que dudaban de si era correcto llamarlo planeta… y Gonzalo y Julio Ángel estaban entre ellos. 

Pero no solo estudiaban a Plutón. Desde la Universidad de la República, en Montevideo, investigaban cometas, asteroides y todo tipo de cuerpos celestes. Era una facultad chiquita, con un astrónomo graduado por año, como mucho, y con poco acceso a grandes telescopios. Pero sabían bastante sobre la formación del Sistema Solar. 

Y pronto quedarían en el centro de la polémica.

Todo empezó en 1997, cuando Julio Ángel entró al Comité de Nomenclatura de Cuerpos Menores de la Unión Astronómica Internacional. Seguramente no han escuchado hablar sobre la UAI, porque es una entidad discreta, pero es algo así como la FIFA del espacio: agrupa a doce mil astrónomos de todo el mundo, que se reúnen cada tres años a resolver todo tipo de temas. 

Asuntos que nunca imaginaríamos que se revisan y se votan: como cuánto dura exactamente un segundo, por ejemplo, gracias a las mejoras en las observaciones. O el valor exacto de cierta unidad de medida en astronomía  o las reglas para nombrar a los distintos tipos de cuerpos celestes en el espacio.

Julio Ángel formaba parte de esa última tarea: era miembro del comité que tenía que aprobar o rechazar los nombres de los cometas y los asteroides. Sus descubridores proponían y ellos tenían que evaluar.

[Julio Ángel]: Los conflictos eran porque no podían ser de tipo político, los nombres, no podían ser de tipo religioso. No podía ser de mal gusto. A veces uno proponía el nombre de su mascota, de un perro, ¿no? O hubo alguien que propuso ponerle nombre Lady Di a un asteroide. Eso sonó un poco cursi, ¿no?

[Nicolás]: Revisaban largas listas de nombres y a veces armaban discusiones, pero la mayor parte del tiempo era una tarea bastante mecánica. Y así pensó Julio Ángel que sería siempre. Pero apenas llevaba unos pocos meses dentro de ese comité cuando las cosas se empezaron a poner raras. 

Tenía que ver, claro, con Plutón. Y con un descubrimiento en que Julio Ángel  había sido clave: a principios de los 80, mientras vivía exiliado, dio la primera prueba de que existe un enorme cinturón de asteroides por la zona donde está Plutón: cientos de miles de trozos de roca y hielo que forman un disco entre nosotros y el resto del Universo. Era una idea con la que ya se venía especulando desde hacía tiempo, pero él lo demostró teóricamente, haciendo cálculos y más cálculos sobre el recorrido de ciertos cometas del Sistema Solar. Y recién en 1992 pudo ser observado por primera vez. 

Fue bautizado como el Cinturón de Kuiper y su descubrimiento tuvo un gran impacto: el Sistema Solar ya no terminaba en Plutón, sino que existían muchísimos más objetos por ahí. Algunos eran bastante redondos y de superficie congelada… más chicos pero parecidos a Plutón, y algunos tenían esa misma órbita alargada e inclinada. 

Varios en el comité creían que, más que un planeta, Plutón parecía un objeto grande de ese cinturón. Y creían que había que degradarlo.

[Julio Ángel]: Discusiones muy, muy agrias de gente que está a favor de cambiar y otros que no quieren saber nada, entonces eso divide profundamente al comité.

[Nicolás]: Había mucha presión alrededor del  tema. Existía un núcleo de astrónomos, mayormente de Estados Unidos, que no querían saber nada de eso. Para ellos, el pequeño rey del final del Sistema Solar era un planeta y punto. 

Era lo que decían los libros escolares hacía siete décadas, y degradarlo les parecía un gesto confuso, una deshonra astronómica y una falta de respeto a la memoria de su descubridor, fallecido poco tiempo antes. 

Era un tema sobre el que volvían una y otra vez. En el comité tenían que inscribir esos objetos nuevos del Cinturón de Kuiper en los largos listados de cuerpos menores, como a los asteroides y los cometas, y otorgarles un número, porque no eran unos cuántos, sino miles, imposible de recordarlos por el nombre.

Mientras el listado crecía, surgió una propuesta: aprovechar el número diez mil para dárselo a Plutón, como una especie de premio de consuelo. Detrás de esa idea estaba el británico Brian Mardsten, un astrónomo de peso, con cierto gusto por la polémica, que creía que Plutón como planeta era un mito que tenía que terminar. E insistía en numerarlo. Julio Ángel estaba de acuerdo.

[Julio Ángel]: En realidad tenía un trasfondo político, porque ponerle un número a Plutón iba a significar que se admitía de que era un cuerpo menor. Los planetas no tienen números. 

[Nicolás]: Ese comité no tenía el poder para degradarlo oficialmente, pero si le ponían número, iba a tener un doble estatus: de planeta y de cuerpo menor, y la Unión Astronómica Internacional iba a tener que definir el asunto. 

La Sociedad Astronómica de Estados Unidos envió una carta al comité, con tono alarmado, pidiéndoles no innovar y mantener a Plutón como noveno planeta del Sistema Solar. El público, decían, estaba confundido.

 [Julio Ángel]: Bueno, entonces quedó en que no se discutía más nada porque estaba resultando un tema demasiado divisivo, áspero. Iba a quedar la cosa así en un stand by.

Al menos, hasta que se descubriera por la zona un objeto de igual tamaño o más grande que Plutón, lo que sucedió unos años después.

[Julio Ángel]: Porque en el año 2003 se descubrió un objeto que era de un tamaño casi idéntico al de Plutón. Ahí se armó el gran lío ¿no? 

[Nicolás]: Un cuerpo encontrado por el estadounidense Mike Brown, que luego sería bautizado Eris. Al principio se pensó que podía ser un 10% más grande, aunque hoy se sabe que son casi iguales. Y tiene una masa bastante mayor. Y eso, claro, no eran buenas noticias para Plutón. Aquí Gonzalo otra vez:

[Gonzalo]: Eso ya reabría la discusión sobre el carácter de planeta de Plutón en forma definitiva. 

[Nicolás]: Porque Eris entonces qué era…

[Gonzalo]: En realidad la pregunta era, bueno, si Plutón lo tomamos como un planeta, este también tendría que ser un planeta. 

[Nicolás]: Pero el tema era más profundo… porque esa duda con Eris y Plutón destapó otra pregunta que, aunque parezca increíble, no tenía respuesta:   

[Gonzalo]: Se llega a la conclusión de que había que adoptar una definición de planeta, del término planeta. Es un término que venía de la antigüedad, de la época de los griegos, pero que nunca había tenido una definición científica precisa.

[Nicolás]: En plenos años 2000, la definición seguía siendo la que habían dejado los griego hace miles de años. Se habían estudiado mucho, pero nunca se había actualizado qué significa exactamente el término planeta.  Y no es que los griegos hayan sido tan precisos, digo, ni siquiera tenían telescopios. En griego, la palabra planeta significa errante, y los definían así: como objetos en movimiento sobre un fondo de estrellas fijas. Y no había mucho más que decir. El espacio era bastante más simple por aquella época. 

Pero ahora la Unión Astronómica Internacional tenía que tomar cartas en el asunto y decidió formar un comité especial, con la misión de definir de una vez por todas qué diablos era un planeta. O sea, para ser sinceros Júpiter tampoco se parecía mucho a Mercurio, ni éste a la Tierra… pero qué era lo mínimo que tenían que tener en común para ser considerados planetas. 

Así que en 2004 se convocó a un equipo de 19 científicos planetarios, expertos en el tema. Trabajaron un año en eso y nada.

[Gonzalo]: Se puso bastante caliente el tema y no llegaron a un acuerdo. No hubo una propuesta. La cosa se ponía intensa, justamente por las consecuencias que tenía adoptar una definición. 

[Nicolás]: La consecuencia más clara era el estatus de Plutón. 

Y por si fuera poco, la NASA estaba a punto de lanzar su Misión New Horizons: la primera sonda en viajar a los confines del Sistema Solar, a conocer a Plutón, el único planeta nunca antes visitado. 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Archivo New Horizons]: Out here, where the Sun is distant and faint, it’s a place no one has ever seen before. Pluto and its system of moons, the farthest world ever to be explored by human kind.

[Nicolás]: La misión tenía un costo de 700 millones de dólares y fue lanzada desde Cabo Cañaveral el 19 enero de 2006. Iba a sobrevolar el último planeta del Sistema Solar y llevaba una urna con las cenizas de su descubridor. Era un momento muy complicado para dejar de ver a Plutón como planeta…  

Para agosto del 2006, Gonzalo dirigía un pequeño observatorio en las afueras de Montevideo y Julio Ángel era el decano de la Facultad de Ciencias. Y, en ese punto de sus carreras, ya había dos asteroides nombrados en honor a ellos. 

Viajaban a todas las asambleas que podían de la Unión Astronómica Internacional, aunque el financiamiento nunca sobraba. Ese año, la Asamblea General de la UAI era en Praga, y aunque era un viaje costoso y largo, decidieron ir. 

Ese 16 de agosto de 2006, en el Centro de Congresos de Praga, 2,500 astrónomos de 75 países comentaban las últimas noticias de la galaxia. Gonzalo y Julio Ángel agarraron el diario de la asamblea. Y así se enteraron.

Después de tantas vueltas, la UAI tenía una propuesta para definir qué era un planeta. Casi nadie lo sabía, pero había formado un nuevo Comité de Definición de Planeta y había decidido mantenerlo en secreto.

Eran solo siete personas: tres de Estados Unidos, dos de Francia, una de Japón y otra de Inglaterra. Una mezcla de astrónomos, historiadores de la ciencia y una divulgadora científica.

Dos meses antes se habían reunido en París a discutir qué era un planeta. Su presidente, estadounidense y profesor de Harvard, decía que había sido un milagro: después de dos días de, en sus palabras, un “vigoroso debate”, analizando aspectos científicos y culturales, habían llegado a un consenso total.

Lo que proponían era que un planeta fuera todo cuerpo que orbitara una estrella, que no fuera un satélite y —este era el punto clave—que tuviera la suficiente fuerza de gravedad como para volverse casi redondo.  

Una definición bastante simple. Gonzalo y Julio Ángel estaban impactados.

[Gonzalo]: Parecía que era una definición para lograr que Plutón se mantuviera como planeta, digamos.  

[Nicolás]: Y no solo Plutón: porque con esa definición iban a entrar varios más. Los ocho de siempre, Plutón, otros dos cuerpos celestes más, y hasta Caronte, la luna de Plutón, ahora también sería un planeta.

[Gonzalo]: Y entonces se hablaba de 12 planetas.

[Nicolás]: Plutón y Caronte serían algo nuevo: un sistema de “planeta doble”, o sea dos planetas orbitándose uno al otro y a su vez alrededor del Sol. 

Pero la cosa no iba a terminar ahí, porque ya había una docena de cuerpos más, aún poco estudiados, que eran candidatos a ser nuevos planetas. A Plutón y todos esos planetas nuevos, pequeños y distantes que estaban por su zona, la UAI recomendaba llamarlos, en conjunto, los “plutones”.

[Julio Ángel]: A nosotros nos parecía muy mala, desde el punto de vista científico. Porque era una definición amplia, laxa. Y eso daba como que empezarían a haber montañas de planetas. Si uno fuera así, amplio, podría haber cientos.

[Nicolás]: La asamblea duraría ocho días y en el séptimo se iba a realizar la votación final para definir si se aprobaba o no la definición de los 12 planetas. Pero esas votaciones solían ser casi una formalidad. Julio Ángel y Gonzalo nunca habían visto que se rechazara una definición hecha por un comité. 

La propuesta se iba a anunciar esa misma mañana, en una gran conferencia de prensa, y ya le habían avisado a Mike Brown, el descubridor de Eris, uno de los nuevos planetas, que fuera preparando el traje para celebrar el anuncio. 

Parecía casi definido, pero notaban que muchos de sus colegas estaban tan sorprendidos como ellos. Hablaron con astrónomos de Italia, del Reino Unido, de Francia. Y felices no estaban…  

[Julio Ángel]: Había un espíritu de pesimismo, como que nada se podía hacer para cambiar el curso de los acontecimientos.

[Nicolás]: Estaban resignados. Pero Gonzalo y Julio Ángel, no. 

[Gonzalo]: Eso fue un poco lo que nosotros dijimos: no, si no estamos de acuerdo, no tenemos por qué aceptarla.   

[Nicolás]: Julio Ángel, que había jugado un rol clave en demostrar la existencia del cinturón de asteroides donde se había armado el embrollo, no iba a votar por algo en lo que no creía. Y Gonzalo tampoco… 

[Gonzalo]: En ese momento era como sentirse que había que desprender la chispa, digamos, había un nivel de descontento. El tema era ponerse a liderar y a encauzar ese descontento. 

[Nicolás]: Querían rebelarse, pero no sabían si sus colegas los iban a seguir.

[Gonzalo]: La primera fue esa: agarrar y decir bueno, no estamos de acuerdo, armemos una propuesta alternativa y salgamos a conseguir apoyos.  

[Nicolás]: Eso era lo primero que necesitaban: conseguir apoyos, muchos apoyos. Y no era para menos: lo que iban a hacer era intentar derribar a un planeta.

[Daniel]: Una pausa y volvemos.

[MIDROLL] 

[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón. 

Antes de la pausa, escuchamos cómo dos astrónomos uruguayos, Gonzalo Tancredi y Julio Ángel Fernández, se enteraron de que se iba a votar una nueva definición de planeta, que mantenía a Plutón y sumaba otros tres más al Sistema Solar. Si se aprobaba, con el tiempo podía haber cientos…

Les parecía una definición demasiado vaga, poco científica. Así que decidieron crear una propuesta alternativa y tratar de convencer a sus colegas del mundo. El futuro del Sistema Solar estaba en juego.

Nicolás Alonso nos sigue contando. 

[Nicolás]: Gonzalo y Julio Ángel necesitaban un plan razonable. La idea de los 12 planetas tenía el respaldo del Comité Ejecutivo de la UAI: estaban en clara desventaja.

[Julio Ángel]: Era luchar contra un rival muy poderoso. Había que actuar rápidamente para que los acontecimientos no nos pasaran por encima.

[Nicolás]: Gonzalo creía que la propuesta alternativa no debía sonar tan distinta a la oficial. Lo había aprendido como dirigente estudiantil: una contrapropuesta siempre tenía que recoger una parte de la idea que pretendía derrotar. 

[Gonzalo]: Tratemos de utilizar de esta propuesta que venía varios elementos. O sea, no vamos a hacer… cambiar todo. De esa forma lográbamos una cierta cercanía, mayor grado de posibilidad de que fuera aceptada, cambiándole la sustancia.    

[Nicolás]: La propuesta de los 12 planetas decía lo que sabemos hace siglos —que un planeta es un cuerpo orbitando una estrella—, pero le añadía un requisito geofísico: que fuera tan grande y tuviera suficiente masa como para que su propia gravedad lo hubiera vuelto casi redondo. Esa era la línea divisoria entre planeta o no.

Pero Julio Ángel y Gonzalo querían una línea mayor. Luego de discutirlo con varios colegas, Gonzalo redactó un primer borrador y por la noche lo revisó con Julio Ángel. La idea, que algunos astrónomos venían planteando hacía años, era utilizar un punto de vista evolutivo. Y no se preocupen que ahora voy a explicar a qué se referían con eso. 

Hace unos cuatro mil quinientos millones de años, alrededor del Sol existía un enorme anillo de polvo y gas. Todo eso empezó a juntarse y a colisionar, formando cuerpos que se hicieron más y más grandes, que a su vez tenían más gravedad para atraer objetos más chicos y expulsar a otros.

Ok, ¿pero en qué momento empezaron a ser Mercurio, Venus y Marte… lo que llamamos planetas? Ese era el punto clave, y la regla que sumaron era sencilla, pero determinante: un cuerpo sería un planeta si se volvía tan masivo, si su gravedad era tan fuerte, digamos, como para limpiar todo su vecindario en su órbita alrededor del Sol. Como un imán gigante. 

[Gonzalo]: Es como decir, en el barrio yo soy el jefe, y soy el jefe, por lejos. El que manda acá por lejos, no tengo otros caciques en la misma zona. 

[Nicolás]: Es decir, no como Plutón, que estaba rodeado de miles de asteroides y, por lo tanto, no había logrado convertirse en el objeto dominante en su zona.

No había logrado, en definitiva, ser un planeta

Eso le iban a plantear a sus 2.500 colegas, a ver cuántos estaban de su lado… 

Al día siguiente, con la contra propuesta en mano, no tardaron en conseguir las firmas de astrónomos de Francia, Italia, de varios países de América Latina e incluso algunas de Estados Unidos.

Entre los que firmaron estaba la destacada científica Daniela Lázzaro, especialista en cuerpos pequeños del Observatorio Nacional de Río de Janeiro. 

[Daniela Lázzaro]: Júlio e Gonzalo chegaram e falaram Daniela, a gente acha que a definição é péssima. Todo mundo concordava que a definição é péssima. A gente precisa fazer uma contraproposta.

[Nicolás]: Julio Ángel y Gonzalo le dijeron a Daniela que la definición les parecía pésima. Que tenían que hacer una propuesta alternativa. Según Daniela, todos estaban de acuerdo en que la definición era malísima. 

Pero si a alguien no le convenía que se armara un lío en esa asamblea era justamente a ella. Como representante de Brasil, que iba a alojar la próxima reunión de la UAl tres años después, estaba en una misión casi diplomática. Sin embargo, cuando vio en el diario lo de la nueva definición, se sintió ofendida.

[Daniela]: Como uma pessoa que trabalha na área me senti ofendida porque eu não sabia de nada. Nunca fui consultada. Foi uma imposição, tan passando por cima de mim. Que estou fazendo aqui é uma ofensa.

[Nicolás]: Nunca le consultaron, aunque fuera una experta en el área, dice. Y lo sintió como una imposición, como si hubieran pasado por encima de ella. Era integrante de varias comisiones dentro de la UAI y no sabía nada. 

[Daniela]: 19 membros cientistas planetários não chegaram a um consenso, por que que sete que não eram todos cientistas planetários chegaria na proposta. 

[Nicolás]: Le parecía muy raro que siete elegidos, y no todos astrónomos, resolvieran lo que 19 expertos en el tema no habían podido acordar en un año. 

Varios pesos pesados del Sistema Solar se sentían así, y también entre los estadounidenses había algunas voces críticas. La más sorprendente era la de Mike Brown, el descubridor del cuerpo celeste llamado Eris, que con la propuesta de la comisión sería uno de los nuevos planetas. A pesar de esto, Brown no estaba a favor. Declaró a la prensa que había aspectos de la propuesta oficial que no pasaban —y cito— la “prueba del olfato”. Al principio se había puesto contento con ser el descubridor de un planeta, pero ahora le parecía que la definición no tenía sentido. Él mismo conocía otros 43 cuerpos en el Sistema Solar que entonces lo eran. O más.

Pero otros astrónomos importantes, como Alan Stern, el líder de la Misión New Horizons de la NASA, opinaban que reflejaba la verdadera complejidad del Sistema Solar, conformado por decenas de planetas, la mayoría más parecidos a Plutón que a la Tierra. 

Y no había por qué limitarlos a ocho. La prestigiosa revista Nature decía que la definición iba a generar desorden, pero que era coherente en términos geofísicos. Votaba por aceptarla.

Pero la disidencia, no. Le pregunté a Daniela, que de inmediato se convirtió en otra de sus líderes, si no temía meterse en problemas.

[Daniela]: Quando eu vou para a luta, vou pra luta. Não, eu acho que essa era uma luta científica. 

[Nicolás]: “Cuando voy para la lucha, voy para la lucha”, me dijo. Y que la suya era una lucha científica, el tipo de batalla que alguien como ella tenía que dar.

[Daniela]: Se eu sou obrigada a votar em cima de uma definição, eu quero que a definição seja mais científica possível. Não é si gosto de Plutão ou não gosto de Plutão. Não é isso.

[Nicolás]: Si tengo que votar sobre una definición, quiero que la definición sea lo más científica posible, dice. No es si Plutón me gusta o no. No es eso. 

El grupo de los rebeldes ya sumaba unos 20 astrónomos de renombre, y entre todos corrigieron la contrapropuesta. Decidieron crear un término nuevo para Plutón y los otros cuerpos en discordia. Los llamarían “planetoides”: casi planetas, pero no. 

Y empezaron a insistirle al Comité Ejecutivo, la mesa de 12 integrantes que dirigía la UAI, para que los dejaran compartir su definición. No tenían tiempo que perder, porque al tercer día habría una reunión para tantear el apoyo a la propuesta oficial. Pero desde arriba no querían saber nada.

[Julio Ángel]: Y que no, que no era un lugar para discutir alternativas. Nada se discute ahí, nada se debate, todo se va y se aprueba. 

[Nicolás]: Tampoco era común que se diera un desencuentro tan claro en la mirada que tenemos del espacio. Y seguramente el Comité Ejecutivo no querría dar esa imagen: ¿cómo que los astrónomos más importantes de la Tierra no podían ponerse de acuerdo sobre qué era o no un planeta? 

[Julio Ángel]: Algunos podían, este, verlo por ese lado de que los temas científicos no son para debatir. Son hechos, son cosas donde todos los astrónomos logran consenso y esa es la opinión oficial.   

[Nicolás]: Pero Julio Ángel piensa que el consenso total es una fantasía.

[Julio Ángel]: Es una ficción, de hecho, ¿por qué avanza la ciencia? Porque ciertos paradigmas aceptados en un momento se caen y son sustituidos por otro paradigmas.

[Nicolás]: Al final, lograron que los dejaran plantear su contrapropuesta, y se quedaron hasta tarde preparando una presentación. Por la mañana, en la sala había al menos un centenar de astrónomos, los que estaban más involucrados en la discusión por ser miembros de la División de Sistemas Planetarios.

Gonzalo y Julio Ángel hablaron en nombre de los disidentes, y se armó un gran debate. La mayoría creía que la propuesta oficial fallaba en no ver al Sistema Solar como, justamente, un sistema, que tenía objetos principales, los planetas, y miles de otros cuerpos que habían sido subproductos de su formación. Pero otros planteaban que la definición debía ser simple y aplicable al Universo, no solo a los procesos de nuestro Sistema Solar. 

La cosa no avanzaba mucho, pero el ambiente era cada vez más crítico, y los miembros del Comité Ejecutivo se veían preocupados. Al final, resolvieron hacer una votación para medir fuerzas, y de cien, solo veinte apoyaron la propuesta de los 12 planetas. El resto, prefería la contrapropuesta.

Cuando Daniela salió del auditorio, se cruzó con dos de los siete miembros del comité oficial, que la miraron fijamente y le dijeron: 

[Daniela]: E você ganhou. 

[Nicolás]: Ganaste.

[Daniela]: Não ganhei nada. Não estou ganhando nada, não estou aqui pra ganhar. Eu acho que é a melhor definição e ponto final. 

[Nicolás]: “Yo no gané nada”, les respondió ella, “y no estoy aquí para ganar nada. Pienso que es la mejor definición y punto final”. 

[Daniela]: Mas era uma raiva, uma raiva nos olhos dele. 

[Nicolás]: La miraron con rabia. Pero Daniela tenía razón: todavía no habían ganado nada.

El fin de semana fue un respiro para todos, pero el lunes la tensión siguió en aumento. El diario de la asamblea anunciaba que la propuesta de los 12 planetas había sido derrotada, pero las ideas del grupo disidente sólo aparecían en la versión online. Y había llegado una carta de la Sociedad Astronómica de Estados Unidos llamando a apoyar al comité oficial.

Se iba a crear una nueva propuesta, pero ningún líder disidente fue invitado a redactarla. Y fue como una señal: tenían que empezar a hacer ruido.

[Gonzalo]: Había llegado el momento de hacer una campaña más, al estilo de que fuera público y de difundir esta discusión que se había dado en un ámbito restringido más masivamente.

[Nicolás]: Promocionar la contrapropuesta, imprimir copias, hablar con la prensa que cubría el evento. Se sentían comprometidos.

[Julio Ángel]: Uno se mete porque tiene un compromiso. Si uno viene a hacer ciencia viene a hacer ciencia en serio, y siempre tiene la aspiración de romper paradigmas. Para ser tibio, para estar no metiéndose en ningún problema trascendental…

[Nicolás]: Para qué hacer ciencia, entonces. Aquella vez les tocó luchar y pronto las cosas se pondrían intensas en el Centro de Congresos de Praga.  

Sucedió el martes por la mañana, en una nueva reunión con más de 250 astrónomos, en donde se volvió a presentar la propuesta oficial, con algunos cambios menores. Básicamente, ahora se distinguía entre “planetas clásicos”, de Mercurio a Neptuno, y “planetas enanos”: Plutón y compañía. Distintos, pero igual, todos planetas. 

Y si era un intento para sumar más apoyos, no funcionó.

[Gonzalo]: Una cosa son los planetas y otra cosa son otra categoría, que le podemos poner planeta enano, que le podemos poner planetoides, pero son dos categorías diferentes.

[Nicolás]: Había una fila de astrónomos que querían opinar: expertos en órbitas, en planetas extrasolares. Unos cuestionaban que no se hubiera definido un máximo de masa para los planetas… otros dudaban que se pudiera saber qué tan redondo era un planeta lejano o si había limpiado su órbita.

Varios estaban ofendidos por no haber sido consultados, y el presidente de la UAI, que quería que el diálogo se centrara en la propuesta del comité oficial, intentó cortar el debate: “Queremos sus opiniones, pero no ahora”, dijo. 

Julio Ángel, a quien no le habían permitido presentar las ideas disidentes, se indignó. Daniela lo recuerda bien. 

[Daniela]: Quando o Júlio, do meu lado, começou a gritar: ¡Deixem as pessoas falarem!

[Nicolás]: Y empezó a gritar: “Dejen a las personas hablar”. El italiano Andrea Milani, otro líder disidente, le pidió a Daniela que lo calmara.

[Daniela]: E aí o Andrea Milani virou para mim. Daniela acalma o Júlio. ¡O Júlio vai ter um ataque!, porque a gente não conhecia o Júlio. Era realmente acalorado naquela situação.

[Nicolás]: Tenía miedo de que le diera un ataque. La reunión se volvió un griterío, ante el asombro de los periodistas que estaban en el lugar, y en una nueva votación tentativa, se rechazó la propuesta. El presidente del comité oficial declaró al New York Times –y cito– que “objetores vociferantes” se habían tomado el “control de la situación”.

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Periodista 1]: La Unión Astronómica Internacional debate estos días en Praga una nueva definición de planeta. 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Periodista 2]: Deciden si Plutón deja de ser considerado un planeta debido a sus reducidas proporciones, o sea que para los científicos en el Sistema Solar parece que el tamaño sí que importa…

[Nicolás]: Esa misma tarde, la UAI llamó a Gonzalo y a Andrea Milani a negociar a puertas cerradas. Era una tregua: en la mesa estaba el Comité Ejecutivo y los autores de la propuesta original… unas veinte personas en total. 

[Gonzalo]: La discusión es: si con esta nueva definición qué iba a ser considerado Plutón. Si era un planeta o no. Ahí que nosotros decimos: “No, no es un planeta”. Vamos a utilizar el término dwarf-planet con un guión en el medio para hacer mención a que es un único término. No es un adjetivo, sino que era un sustantivo el término planeta-enano.

[Nicolás]: La gran discusión del Sistema Solar se estaba volviendo un asunto casi lingüístico, en que se debatía si planeta-enano era un sustantivo o un planeta chiquito. Y tardaron dos horas en llegar a términos de paz. Al final, acordaron distinguir tres tipos de cuerpos celestes distintos: los planetas; los planetas-enanos, con guion y como una categoría totalmente diferente; y los cuerpos menores. Y la asamblea de los 250 astrónomos estuvo de acuerdo. De aprobarse esa propuesta en la votación final, Plutón no sería más un planeta.

Esa nueva definición solo iba a aplicar a nuestro Sistema Solar, y Caronte, la luna de Plutón, seguiría siendo una luna. Los disidentes estaban contentos, pero les duró poco, porque al día siguiente, cuando revisaron el borrador de la propuesta, el guion había desaparecido y se había añadido una enmienda, la Resolución 5B, para llamar “clásicos” a los ocho planetas de siempre. 

Eso tenía que votarse por separado, pero el objetivo era claro: que hubiera planetas “clásicos” y “enanos”, y que todos fueran considerados planetas.

[Gonzalo]: Entendíamos que no era una enmienda, sino cuestionar la esencia de la resolución. Era como querer poner por la ventana un cambio que vuelve a cambiarte todo.

[Nicolás]: Estaban molestos y cansados. 

[Daniela]: Muita artimanha, coisas por baixo que acabavam cansando a gente, né?

[Nicolás]: Mucha artimaña, dice Daniela. La UAI les dijo que tenían derecho a publicar 250 palabras en el diario oficial y 60 segundos para argumentar, antes de la votación final, por qué estaban en contra de esa enmienda. Y así llegó el día. 

Pero esa mañana del jueves 24 de agosto, los disidentes harían una jugada más. En un pasillo, discutían cambiar el confuso “planeta enano” por algo distinto, como miniplanetas o subplanetas,hasta que a Julio Ángel se le ocurrió un término: “planetinos”. Era algo nuevo, sonaba bien en varios idiomas, parecía menos que un planeta pero tampoco tanto… y Gonzalo tuvo una idea… 

[Gonzalo]: Conseguir una impresora, imprimir en una serie de carteles, en unas hojas la palabra planetino, y hacer una especie de manifestación, una marcha adentro de la asamblea, y bueno, vamos, vamos todos juntos. 

[Nicolás]: Todos juntos al salón de prensa. Una veintena de los astrónomos más importantes de la Tierra: era la Marcha de los Planetinos. 

[Gonzalo]: Eran cosas que ni a uno se le pasa por la cabeza que pudiera suceder en una asamblea de la UAI. Capaz que en algún momento gritamos: ¡planetino, planetino!

[Nicolás]: Daniela marchaba en el medio del grupo, entre astrónomos de República Checa, Serbia, Holanda, Noruega…     

[Daniela]: Aqueles planetinhos. Mas ere gente acostumados a lutas estudantis. Então planetinhos era, era uma briga alegre, né?

[Nicolás]: Gente acostumbrada a las luchas estudiantiles, marchando con alegría. La sala se llenó de periodistas y los disidentes declararon su molestia. Exigían cambiar planeta enano por planetino, para evitar más ambigüedades. Los encargados de prensa de la UAI miraban la escena con desconcierto. 

A Jocelyn Bell, la prestigiosa astrofísica de Irlanda del Norte que dirigiría la discusión, no le convenció el cambio a último minuto, pero les prometió que iba a ser clarísima con las posturas.

Y estaba dispuesta a escribir “planeta enano” entre comillas, para que se leyera como un término en sí mismo. No era lo que querían, pero accedieron. Ya solo quedaba votar.

[Julio Ángel]: Para mí fue una espera, una espera con expectativa tensa. Era un día tenso, ¿no? Porque uno no sabía que iba a pasar.

[Nicolás]: A las 2 de la tarde se reunieron los 424 astrónomos que aún quedaban en la asamblea. El resto ya había regresado a sus países, así que estos serían los jueces del destino de Plutón. 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Jocelyn Bell]: Last Tuesday. Seems a very long time ago. A very, very long time ago. We have moved a long way since then. To be honest…

[Nicolás]: Jocelyn Bell habló del debate tan intenso que había dominado la asamblea. El martes pasado, dijo, se sentía muy lejano. 

Los astrónomos se preparaban para votar. Cada uno tenía un voto: un cartelito amarillo que tendrían que levantar para definir quién era quién en el Sistema Solar. En una de las filas de adelante, alguien  sostenía en lo alto un dibujo del perro Pluto.

Se abrió una ronda de preguntas y, otra vez, empezó el debate.

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Nicolás]: Pero, en ese punto, las cosas ya eran como eran. Había que votar.

Lo primero era aprobar la idea de que el Sistema Solar quedara dividido en planetas, planetas enanos y cuerpos menores. Y que un planeta fuera un cuerpo orbitando el Sol, redondo y capaz de limpiar su vecindario. Les pidieron que levantaran sus papelitos y eso fue aprobado por gran mayoría.

Pero aún quedaba votar por la Resolución 5B, la que podía cambiar todo…  ya que proponía que esa fuera la definición para los  “planetas clásicos”, de Mercurio a Neptuno y que los “enanos” también fueran considerados planetas. El presidente de la UAI pidió que se votara a favor. Y el astrónomo inglés Mark Bailey, de parte de los disidentes, argumentó en contra.

El asunto era tan ambiguo, tan confuso, que Jocelyn Bell decidió hacer un performance para que entendieran divulgadores y periodistas. 

Les explicó la votación como si fueran niños: 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Bell Archival]: We have planets, the eight that are named. We have dwarf planets in two kinds. Excuse the pun series. And we have small astronomical bodies that are non-spherical.

[Nicolás]: Puso sobre la mesa un globo azul para representar a los ocho planetas de siempre; un peluche de Pluto, para Plutón; una caja de cereales representando a los planetas enanos; y un limón para los cuerpos menores.

[Gonzalo]: Y si se adopta la enmienda 5B y ahí saca un paraguas…

[Nicolás]: El paraguas tenía un cartel con la palabra “Planetas”. 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Jocelyn Bell]: What we are doing is creating an umbrella category called planets, under which the planets and the dwarf planets fit.

[Nicolás]: Si aceptaban esta resolución, Plutón y los otros enanos quedarían debajo del paraguas. Si la rechazaban, afuera. Ya no había lugar para más ambigüedades: qué iba a decir cada libro, cada canción, cuántas bolitas iban a comprar los padres y madres para las tareas a última hora de sus hijos en las escuelas.

 Era hora. El presidente de la UAI pidió que levantaran sus votos quienes estaban a favor de la Resolución 5B. Los líderes de la disidencia se dieron vuelta a mirar cuántos eran.

89…90…91 carteles amarillos en lo alto…

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Unknow]: Mr. President, we report 91 votes in favour.

[Nicolás]: Entonces pidió que votaran los que estaban en contra. Y ni siquiera fue necesario contar. Los periodistas hablarían de más de 300 votos, y hasta Jocelyn Bell se paró en el escenario levantando su cartel amarillo. Eran exactamente las 3:33 de la tarde del jueves 24 de agosto de 2006 cuando el Sistema Solar pasó a tener ocho planetas. 

Fin del asunto: adiós, Plutón. 

 [Daniela]: Aquele auditório imenso, todas com aquelas papelzinho amarelo. Também não estava conseguindo mudar uma estrutura tão pesada quanto a IAU é muito burocrática. 

[Nicolás]: Daniela y sus colegas sentían orgullo por haber logrado un cambio tan importante, con lo pesada que era toda esa burocracia espacial. Y, sobre todo, por haber luchado por algo en que creían. Había sido una semana rara, tensa, emocionante. La histórica Asamblea de Praga había llegado a su fin y la noticia ya salía en los medios. 

[Periodista 1]: Por fin se han puesto de acuerdo sobre qué es un planeta, y el gran perjudicado ha sido Plutón, que después de 76 años entre los grandes, ha bajado de categoría. 

[Nicolás]: Julio Ángel y Gonzalo estaban contentos, pero ambos me dijeron que nunca se imaginaron el revuelo que se iba a generar. La reacción fue rápida: desde una protesta en Estados Unidos, donde los manifestantes llevaban camisetas que decían “Detengan la Discriminación Planetaria”, hasta entrevistas a niños en museos de astronomía. Incluso hubo astrólogos que reclamaron porque podía afectar al signo Escorpio.

[Gonzalo]: Uno de mis amigos es un senador de la República, entonces cada vez que me cruzo con él me dice: “Ah, vos me sacaste a mí a mi planeta referente”. No sé qué más hacer, digamos, con respecto a mi signo astrológico. No, no, no, mirá que Plutón sigue existiendo, si creés que influencie en tu vida, ahí está.

[Nicolás]: A Daniela le escribían investigadores, gente cercana, periodistas de todos lados… le hablaban de sus pobres hijos, que querían tanto a Plutón.

Y en Estados Unidos la controversia siguió. 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Journalist]: Well there seems to be a space controversy growing over the decision to downgrade Pluto…

[Nicolás]: El presidente del comité oficial escribió que era un absurdo lingüístico que un “planeta enano” no fuera un planeta. Una revista de divulgación tildó la decisión de ridícula y a sus impulsores de “disconformes egocéntricos”.

El Museo del Aire y el Espacio de Washington DC puso una cinta negra en su panel de Plutón, aunque luego la quitó. Hubo duras críticas a los métodos de la Unión Astronómica Internacional.

 [Gonzalo]: Para la Unión Astronómica Internacional, fue algo bastante traumático, digamos, nunca había habido una discusión tan acalorada, con tanta repercusión mediática. 

 [Nicolás]: Un grupo de astrónomos liderados por Alan Stern, el investigador principal de la Misión New Horizons de la NASA, presentó una carta exigiendo una nueva definición, que llegaron a firmar 300 investigadores, la gran mayoría estadounidenses. Denunciaron que no pensaban usar la aprobada.

 Pero en la asamblea general de la UAI de Río de Janeiro 2009 el tema no se retomó. Daniela, que hoy es vicepresidenta en el Comité Ejecutivo, me dijo que en cada asamblea alguien propone volver a tratar el tema Plutón, pero que no se admite, pues no hay nada nuevo que discutir. Y que así será, hasta que alguien realice un hallazgo que aporte una nueva mirada al debate.

Con el tiempo, la indignación por lo que pasó con Plutón se volvió un chiste de toda serie de televisión más o menos científica. Desde The Big Bang Theory:

[Sheldon]: I liked Pluto, ergo I do not like you. 

Hasta Rick & Morty. 

[Jerry]: Shut up, Rick. I don’t care what anyone says. If it can be a planet, it can be a planet again. Planet. ¡Planet, planet, planet! 

[Nicolás]: El tema inspiró canciones , memes y generó grupos de fanáticos de Plutón. Se comparten datos y sueñan con que recupere su lugar entre los grandes. 

Pero aunque la controversia ya es parte de la cultura popular, todavía hay astrónomos que se niegan a aceptar lo que definió la UAI en Praga. La web de la NASA, si bien acepta la definición y cuenta ocho planetas en nuestro Sistema Solar, lo plantea como un debate abierto, que seguirá con los años. 

[Nicolás]: Aunque este episodio cuenta la historia de los disidentes, me parecía clave entender los argumentos del otro lado. Así que le escribí a Alan Stern, el líder de la misión New Horizons, que en 2015 llegó a Plutón y mostró que, planeta o no, es un mundo fascinante, con un glaciar en forma de corazón y montañas cubiertas de nieve roja. Cada día allí dura 153 horas y por el cielo se cruzan Caronte y cuatro lunas más pequeñas. Imaginen qué belleza.

Alan Stern, elegido por la revista TIME como una de las cien personas más influyentes del mundo en 2016, se tardó solo 15 minutos en responderme el correo. Y dijo que estaría feliz de agendar una entrevista sobre el tema. Cuando nos conectamos, hablamos de lo que pasó en Praga en 2006. 

 [Alan]: I think it’s the single worst pedagogical moment for science in our lifetimes, because it’s convinced a lot of people in the public that science is arbitrary.

[Nicolás]: Me dijo que a nivel pedagógico, lo consideraba el peor momento para la ciencia desde que estamos vivos, porque convenció a muchos de que podría ser algo arbitrario. 

Según él, ver a investigadores votando hizo que muchos creyeran que la ciencia es algo con lo que se puede o no estar de acuerdo. Algo parecido a lo que pasa hoy con la discusión del cambio climático. En ciencia no hay espacio para votaciones, me dijo. 

[Alan]: We don’t vote on scientific matters.

[Nicolás]: Stern, que fue parte de la primera comisión, la de los 19 expertos que nunca llegaron a una propuesta, dice que no puede respetar una definición votada por solo el 4% de los diez mil miembros de la UAI, los que estaban ese día en Praga. Y que además le parece imposible de trabajar y errónea.

[Alan]: Most planetary scientists just ignore the IAU definition because it’s so unworkable and scientifically flawed.

[Nicolás]: Según él, son muy pocos los científicos planetarios que la usan. Le pedí si podía explicarme por qué le parecía tan equivocada, y me dijo que todos los cuerpos celestes, estrellas, asteroides, galaxias o lo que sea, deberían ser definidos por sus características, no por su influencia en su entorno.

Es otra manera de mirar el asunto. Su argumento es que si uno moviera el planeta Tierra, tal cual es hoy, a la zona del espacio donde está ubicado Plutón, tampoco tendría la capacidad de limpiar ese vecindario.

[Alan]: If anything is a planet, the Earth is, no matter where you located it. 

[Nicolás]: Y que la Tierra debe ser considerada un planeta, esté donde esté.

[Alan]: And the definition that Tancredi and the small minority, called dynamicists, like, doesn’t respect that. Instead, it’s really about location and it’s created a horrible snarl.

[Nicolás]: Stern dice que la definición creó un enredo horrible, que la NASA nunca ha apoyado realmente, a pesar de que su web sí define a Plutón como un planeta enano. Él dice que no tiene ningún problema con ese término, que de hecho le gusta… pero solo como un adjetivo.

Le pregunté cuántos planetas contaba en nuestro Sistema Solar. 

[Alan]: At least… hundred and twenty.

[Nicolás]: Me dijo que al menos 120. Entre ellos, estaría nuestra Luna y las de los planetas gigantes… No cree que haya motivos para seguirlos limitando solo a ocho, más allá del orgullo de la Unión Astronómica Internacional. 

Levantar cartelitos amarillos, me repitió, nunca será ciencia.

[Gonzalo]: Sí, sí, acá tengo todavía mi voto, mi tarjeta de voto.

[Nicolás]: Gonzalo aún tiene su cartelito amarillo clavado en un corcho en su oficina en Montevideo. Los días en que lo entrevisté estaba corriendo de una reunión a otra: como único latinoamericano en la Conferencia de Defensa Planetaria de la Misión DART —la primera que logró impactar y desviar un asteroide, a 11 millones de kilómetros de la Tierra—, tenía reuniones diarias de monitoreo.

Hasta 2021 era el presidente de la División de Sistemas Planetarios de la UAI. Y cree que la definición que se logró en 2006 podría precisarse, como todo en ciencia. El término “planeta enano” aún le parece algo confuso, y piensa que hoy se podría afinar más la idea de cuándo un planeta logró limpiar su vecindario, gracias a nuevos estudios que han realizado desde entonces. Pero no le parece que sea un asunto que esté en disputa. 

Daniela lo puso en términos simples: cada vez que un astrónomo publica un paper sobre Plutón en alguna de las revistas importantes, debe utilizar el número que la UAI le otorgó dentro del listado de cuerpos menores. 

[Daniela]: Ganhou o número de 134.340: Plutón. Não é um planeta e ponto final.

[Nicolás]: Ganó el número 134.340: Plutón. No es un planeta y punto final.

Gonzalo y Julio Ángel están satisfechos por haber dejado su huella en el Sistema Solar, pero me insistieron en que no fue un triunfo de ellos, sino de todo el grupo disidente. Que resumió lo que muchos otros astrónomos, durante décadas, habían descubierto sobre el origen del Sistema Solar. Aún hoy, cada vez que dan una entrevista terminan hablando del tema. Hasta se habla de lo que pasó en Praga en algunos colegios de Uruguay.

Le pregunté a Gonzalo qué haría si el tema se volviera discutir, si hubiera que viajar a otra asamblea, en no sé dónde, a pelear todo de nuevo. 

[Gonzalo]: Y yo no… yo no me niego a ninguna discusión. Soy una persona que si entiendo que no estoy de acuerdo con algo, no me quedo callado.

[Nicolás]: Caiga Plutón o quien tenga que caer.

[Daniel]: Al día de hoy, la Unión Astronómica Internacional reconoce cinco planetas enanos en nuestro Sistema Solar: Eris, Ceres, Haumea, Makemake y Plutón. Aunque hay un lugar en el mundo en que, cada cierto tiempo, vuelven a ser solo cuatro: la Cámara de Representantes de Nuevo México aprobó en 2007 una resolución en que declaró que, al menos para ellos, Plutón iba a seguir siendo un planeta, cada vez que cruce los cielos de su estado. Algo es algo.

Nicolás Alonso produjo esta historia. Es periodista y vive en Santiago de Chile.

Este episodio fue editado por Camila Segura y Daniel Alarcón. Bruno Scelza hizo el fact-checking. El diseño de sonido y la música son de Andrés Azpiri.

Nuestro agradecimiento al periodista uruguayo Leonardo Haberkorn, autor de una gran crónica sobre esta historia, por ayudarnos a entender su contexto. Y a Ana Pais, nuestra editora digital, que lideró la entrevista a Alan Stern.

El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Lisette Arévalo, Pablo Argüelles, Aneris Casassus, Diego Corzo, Emilia Erbetta, Camilo Jiménez Santofimio, Rémy Lozano, Selene Mazón, Juan David Naranjo, Melisa Rabanales, Natalia Ramírez, Laura Rojas Aponte, Natalia Sánchez Loayza, Barbara Sawhill, David Trujillo, Ana Tuirán, Elsa Liliana Ulloa y Luis Fernando Vargas.

Carolina Guerrero es la CEO. 

Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa de Hindenburg PRO.

Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

 

Créditos

PRODUCCIÓN
Nicolás Alonso


EDICIÓN
Camila Segura y Daniel Alarcón


VERIFICACIÓN DE DATOS
Bruno Scelza


DISEÑO DE SONIDO / MÚSICA
Andrés Azpiri


ILUSTRACIÓN
Diego Corzo


PAÍS
Uruguay


TEMPORADA 12
Episodio 31


PUBLICADO EL
05/09/2023

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