Torres de papel | Transcripción

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[Daniel Alarcón]: Este episodio contiene lenguaje explícito, se recomienda discreción.

Esto es Radio Ambulante desde NPR, soy Daniel Alarcón.

Al suroriente de Medellín, en Colombia, hay un barrio, principalmente de clase alta muy conocido: El Poblado. 

 

[Jorge Toro]: El Poblado es una comunidad donde vos estás inmerso en edificios de altura. Entonces tenés una ventaja: es una vista privilegiada sobre Medellín. Como estás en la ladera, sentís una frescura diferente. O sea, sentís un alivio estar ahí en esa zona.

[Daniel]: Él es Jorge Toro. Un día, en 2010, mientras caminaba por una esquina de El Poblado con su esposa, Andrea Echeverri, se encontraron con una valla. En esa época estaban planeando comprar su primera vivienda juntos, y por eso les llamó la atención.Promocionaba un nuevo proyecto inmobiliario: Continental Towers. Esta es Andrea. 

[Andrea Echeverri]: Entonces Jorge me dijo: “Ah, entremos” pues un domingo está la sala de ventas abierta. Una entraba y estaba pues la portería, una zona verde pues pequeñita, un parqueadero para visitantes. Entraba uno y estaba un espejo de agua hermoso, con un lobby súper bonito. Parecía un hotel”. 

[Daniel]: El proyecto, que apenas estaban terminando de construir, consistía en 64 apartamentos, distribuidos en un par de torres de 19 pisos cada una. Quedaba  frente a una de las vías más importantes de la ciudad: la Avenida Las Palmas. A Andreéa y a Jorge les mostraron el apartamento 505 de la torre 1, tenía vista hacia el oriente y el occidente y unos 140 metros cuadrados, que es grande para dos personas… 

[Andrea]: Pues a mí no me gustó. Pues porque era súper extraño. Porque era… es que era muy raro. Era la cocina arriba en el segundo piso y el comedor, y uno llegaba, abría la puerta, y eran las habitaciones. Y yo le decía a Jorge que qué era eso tan raro.

[Daniel]: Pero la persona que les estaba mostrando el apartamento les dijo que, como no lo habían terminado, podían remodelarlo… 

[Andrea]: “Y lo ponemos como ustedes quieran”. Ya tenía paredes y Jorge les dijo: “No, es que yo no lo quiero así, yo quiero es que sea tipo loft”. “Ah no, no hay problema y las quitamos. Pues aquí no pasa nada”.

[Daniel]: El apartamento, con todas las remodelaciones, costaba 290 millones de pesos de la época, que eran poco más de 160 mil dólares. Para ellos, que eran una pareja joven de no más de 35 años, les pareció un buen precio, y les gustó la opción de remodelarlo como quisieran. El inconveniente era que, aunque ellos tenían la mitad de esa plata ahorrada, estaba destinada para otro proyecto. Así que lo conversaron. 

[Jorge]: Dentro de las ilusiones nuestras es ir a vivir a una finca porque pues convivimos con perros, vámonos a vivir a una finca. Curiosamente los bancos en esa época no prestaban para un lote. Yo le dije a Andrea: vea, a mí me da un punto de equilibrio a los tres años. A los tres años nos vamos de acá, vendemos el apartamento, recuperamos la inversión y nos queda algo para ir a buscar un lote.

[Daniel]: El plan sonaba muy bien… Pagaron la mitad del apartamento con sus ahorros y el resto con un préstamo de un banco. 

[Andrea]: Y pues el negocio se cerró relativamente rápido.

[Jorge]: Esa era mi primera casa. Era mi… mi primera inversión grande. 

[Daniel]: Se mudaron menos de un año después, cuando los arreglos estuvieron listos. En ese momento, Andrea y Jorge fueron de los primeros propietarios en irse a vivir a Continental Towers. Estaban felices. 

[Andrea]: Vivíamos en un quinto piso donde nadie nos molestaba y no había cortinas en ninguna parte. La vista era espectacular. Era súper limpio, la luz era impresionante.

[Jorge]: Tenías una terraza de 40 metros cuadrados. Lo normal es que los viernes nosotros siempre teníamos gente ahí. Siempre venían amigos.

[Andrea]: A todo el mundo le encantaba. Pues es que era un apartamento muy agradable.

[Daniel]: Pero al muy poco tiempo, cuando ya el edificio empezó a llenarse, comenzaron a pasar cosas que les parecían un poco extrañas: una vecina que se metió con su carro al espejo de agua, otro que dejó una vela prendida y se incendió su apartamento…

[Jorge]: O se caían unos por el balcón o se agarraban a puño los otros en la puerta, o el que entraba prostitutas al otro apartamento. Todos los fines de semana siempre había algo.

[Andrea]: Las historias de allá son una cosa de locos. No, eso no era un edificio normal. Eso no era un edificio normal. Es como si tuviera una nube negra encima. Allá pasaban cosas que no pasan en ninguna otra parte.

[Daniel]: Pero en realidad no les parecían razones tan fuertes como para irse de ahí. Igual estaban en una de las mejores esquinas de El Poblado y aún tenían una deuda con el banco. Así que continuaron con su plan de quedarse en Continental Towers por tres años… y eso fue lo que pasó: a los tres años se irían de ese apartamento, solo que por razones muy diferentes a las que pensaban. Los problemas graves estaban por comenzar.

El periodista Adrián Atehortúa viene investigando esta historia desde hace un tiempo y la produjo con nuestro productor senior David Trujillo. 

Después de la pausa, Adrián nos sigue contando. 

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Estamos de vuelta, acá Adrián. 

[Adrián Atehortúa]: A pesar de los episodios incómodos que ocurrían en Continental Towers, Andrea y Jorge siguieron viviendo en el apartamento 505 como lo habían planeado. Tenían un supermercado grande cerca, una iglesia al lado y la zona era tan tranquila y segura que podían sacar a pasear a sus tres perros a cualquier hora sin ningún problema. La vida ahí, dentro de todo, transcurría muy cómodamente. 

[Adrián]: Hasta que en 2013, cuando llevaban tres años viviendo ahí, empezaron a notar una pequeña falla en su apartamento perfecto: las puertas de los ventanales no cerraban bien. Es decir, no encajaban en los marcos. 

[Andrea]: Entonces pues para irse uno a trabajar con tres perros… Pues yo tenía que cerrar la casa. Me tocaba llamar a la ingeniera: “Vea, no me cierra la puerta”, entonces cada vez que iban la cepillaban. O sea, lo que hacían era que cepillaban la parte de arriba pa que la puerta cerrara. 

[Adrián]: Pero por más que la pulieran, una y otra vez, siempre volvía a pasar lo mismo.  

[Andrea]: O sea, la puerta terminó siendo un triángulo. Pues eso ya no era… ya no era un rectángulo. Y yo les decía a los ingenieros eso no es normal.

[Adrián]: Pero la ingeniera encargada ni lo discutía. Simplemente enviaban obreros para repararla las veces que fuera necesario. Pero no solo era esa puerta, también había otros daños evidentes en las áreas comunes del edificio. Por ejemplo, el salón social se la pasaba inundado.  

[Andrea]: Y eso arreglaban y volvía y salía la misma humedad y los tubos se vivían reventando.  Entonces el sauna del gimnasio nunca funcionaba.

[Adrián]: Y en los pasillos aparecían grietas y había ladrillos que se movían… 

[Andrea]: Salían así bloquecitos… de verdad. En el corredor había uno que Jorge quitaba y me decía: “Pues, ¿pues estos hijueputas qué? ¿Qué  cemento usan? Pues mirá”.

[Adrián]: En esa época, Andrea trabajaba como asistente administrativa en una firma de ingenieros. Como los del Continental Towers no les daban explicaciones de los daños, decidió tomarles fotos y mostrárselas a sus compañeros de trabajo. Quería saber qué opinaban y si era normal que este tipo de cosas pasaran. 

[Andrea]: Y ellos decían: “Eso no es normal. Eso está muy raro, esas grietas no deberían de ser. En ese edificio está pasando algo”. 

[Adrián]: Pero fuera lo que pasara, seguía siendo un misterio. Ni Jorge, ni Andrea, ni los compañeros de ella encontraban explicaciones aparentes. Y la administración del edificio no se preocupaba mucho: si había un daño acá, reparaban… si había otro acá, reparaban… otro más, reparaban.   

Pero la situación se puso mucho más preocupante a mediados de ese año, 2013. Para ese momento, el edificio ya estaba prácticamente lleno. Jorge es aficionado a las motos, y esa mañana, cuando entró al parqueadero, vio una que le gustaba mucho. Estaba estacionada al lado de una columna y quiso tomarle una foto. 

[Andrea]: Y le estaba tomando una foto cuando sintió Jorge un plim. 

[Jorge]: Acto seguido, la columna me tira un pedazo de concreto.  

[Andrea]: Le cayó una piedra y unas piedritas. Le salpicó.  

[Jorge]: El pedazo me cayó y empecé a tomar fotos. 

[Adrián]: Lo que se veía en las fotos era una pequeña grieta entre la columna y el piso, y una de las esquinas de abajo estaba resquebrajada. Al día siguiente, Andrea se las mostró a uno de sus compañeros de la oficina, un ingeniero. 

[Andrea]: Raúl dijo: “¿En dónde es esto?” Y yo: “En el parqueadero”. “¿Pero de qué parte del parqueadero?” Y yo: “El primer piso”. Le dijo: “Danilo, vení y mirá”. Entonces Danilo: ¿En qué parte es? Y yo: “En el parqueadero, abajo”. “Margarita, venga, mire”. Y entonces ya eran todos mirando y yo ¿pero qué está pasando? Y entonces ellos todos serios me dijeron: “Esto es una implosión por compresión, se tienen  ir ya de ahí”.

[Adrián]: Una implosión por compresión significaba que esa columna se había agrietado porque no tenía la resistencia suficiente para aguantar el peso del edificio. Todo parecía tener sentido ahora: las puertas de los ventanales nunca iban a cerrar bien, las tuberías nunca iban a parar de romperse y los ladrillos no dejarían de agrietarse, porque la estructura del edificio, según la foto, estaba cediendo. 

Andrea llamó a Jorge en ese momento y trató de contarle como mejor podía lo que le acababan de decir. Uno de sus compañeros, desesperado por la gravedad del asunto, le pidió el teléfono para hablar con Jorge. 

[Andrea]: Pásemelo, pásemelo. Me decía Danilo: “Vea Jorge, es muy sencillo: usted tiene dos pies. Si a usted le cortan un pie, se cae pa un lado. Eso es así. Tienen que hacer algo ya. O sea, ese edificio se va a  caer”.

No, yo estaba paralizada. A mí me dio de todo.  Pues vos verlos en ese grado de estrés y todos pegados de una foto. A mí el corazón se me iba a salir. Pues, no… yo estaba paniqueada.

[Adrián]: Jorge decidió hablar con algunos vecinos para ver qué podían hacer. Necesitaban reunirse. El primero en el que pensó fue en un vecino que siempre que lo veía, se quejaba…

[Jorge]: Que el apartamento de él estaba súper deteriorado. El hombre se salía y se rasgaba las vestiduras y decía es que esto está gravísimo.

[Adrián]: Los vecinos no le habían prestado atención realmente, porque pensaban que sus comentarios podían generar pánico. Ahora, ya sabiendo lo de la implosión por compresión, Jorge lo buscó y le pidió permiso para entrar a su apartamento y tomar fotos. El vecino aceptó y cuando Jorge entró, no podía creer la dimensión de las grietas en los muros. 

[Jorge]: Hacé de cuenta que hubieras metido a ese apartamento un carro y hubieran empezado a pegarle a los muros para que los muros se fueran a caer. Así estaba el apartamento de ese señor.

[Adrián]: Y, claro, Andrea y Jorge nunca habían visto esas fallas en su apartamento porque simplemente habían quitado la mayoría de las paredes durante la remodelación. Pero después de ver la magnitud de esos daños, no les quedaban dudas de que muy seguramente había otros vecinos con problemas iguales o peores. 

Entonces decidieron buscar evidencia. Lo primero fue pedirle a la administración el libro donde recogían las quejas de los propietarios.

[Jorge]: Cuando yo cojo ese libro, eran 64 apartamentos, 180 reclamaciones. Lo curioso es que empezabas a ver que eran repetitivas: cuatro o cinco veces lo mismo, lo mismo, lo mismo, la misma grieta, la misma fisura, la puerta que abre y después no cierra, o la puerta que vas a salir y no te deja salir porque la puerta está bloqueada. 

[Adrián]: Jorge fue a varios de esos apartamentos a pedir que le dejaran tomar fotos de los daños. Los vecinos, que desde hace mucho pedían soluciones, accedían sin problema. Cuando registró todos los daños, armó una presentación en PowerPoint y con los vecinos pidieron una reunión extraordinaria a la junta administrativa de Continental Towers. La aceptaron rápidamente y convocaron no solo a los propietarios de los apartamentos, sino a los representantes de la firma constructora del edificio: Constructora de Obras, o mejor conocida por sus siglas, CDO. 

Andrea y Jorge sabían de esa constructora incluso antes de comprar el apartamento. De hecho ese fue un factor que les dio seguridad para firmar el contrato, porque es una empresa muy reconocida en Medellín desde hace varios años. Su fundador, Álvaro Villegas, además de ser ingeniero civil y un empresario importante en la región, fue alcalde de Medellín, gobernador del departamento y presidente del Senado de la República.

Y aquí hay que explicar un detalle: para hacer la construcción de Continental Towers, CDO había creado una figura jurídica diferente, algo así como una empresa de papel. Es algo que suelen hacer las constructoras con cada proyecto para que, en caso de que algo malo pase, no resulte comprometida la empresa matriz. En este caso la figura jurídica se llamaba Alsacia-CDO y era la directamente responsable de todos los asuntos administrativos del edificio. Recuerden ese nombre, Alsacia-CDO, porque va a ser importante después.

Volvamos al momento de la asamblea extraordinaria. A esa reunión, además de los propietarios, fueron tres representantes de CDO: el gerente, Pablo Villegas, que es hijo del fundador. Su mano derecha y directora de obra de la compañía, María Cecilia Posada. Y Jorge Aristizábal, el ingeniero calculista de esa obra, es decir, el responsable de calcular y gestionar los materiales y las cantidades necesarias para la construcción del edificio. Era la primera vez que muchos en esa reunión los veían. 

La asamblea extraordinaria empezó. Los vecinos les mencionaban a los de CDO los múltiples daños, las reparaciones inútiles que habían hecho los ingenieros y les preguntaban directamente si existía la posibilidad de que esto fuera peligroso. Andrea y Jorge se acuerdan muy bien de la actitud despreocupada y hasta burlona que tomaron los de CDO, particularmente de un gesto que tuvo Aristizábal, el calculista: 

[Andrea]: Se paró y le hacía así al piso brincando y decía: “Ustedes viven en los edificios más seguros del mundo”. Así súper arrogante.

[Adrián]: Pero el tono burlón les cambió cuando Jorge empezó a mostrarles la presentación en PowerPoint que había preparado. 

[Jorge]: La cereza del postre fue cuando yo les mostré la última foto y tenía la columna reventada. Les dije: “¿Entonces esto también es del edificio más seguro del mundo?” Esa gente inmediatamente se empezaron a mirar entre ellos.

[Andrea]: Esos manes se paniquearon. El Aristizábal dejó de hacer sus chistecitos y Pablo Villegas no hacía sino míreme y míreme y míreme, y María Cecilia no sabía dónde meterse. 

[Adrián]: Esa columna, la misma que le había escupido un pedazo de concreto a Jorge, era la prueba reina de todo lo malo que estaba pasando en Continental Towers. A los de CDO no les quedó otra y accedieron a lo que Jorge y Andrea ya sabían que se tenía que hacer: un estudio de patología. Los compañeros ingenieros de Andrea ya les habían explicado que, básicamente, se trataba de estudiar la estructura y los materiales con los que se construyó el edificio para determinar una solución a las constantes fallas que se presentaban. 

Cuando se terminó la reunión, le pidieron a Jorge que los llevara al punto exacto donde estaba la columna. Así fue, y al día siguiente la cubrieron con un plástico que ocultaba la grieta. 

Aunque el compromiso del estudio de patología los había tranquilizado, eso no duraría mucho. El sábado siguiente a la reunión, el 12 de octubre de 2013, es una de las noches que más recuerdan los habitantes de Medellín. 

Como a las 7 de la noche, Jorge se asomó a la terraza de su apartamento. Quería ver un carro antiguo que habían contratado para un matrimonio en la iglesia cercana.

[Jorge]: Yo estaba mirando hacia la izquierda y mi mente estaba enfocada en ver ese carro antiguo que venía bajando un matrimonio. En ese momento se siente un ruido como cuando una volqueta empieza a dejar caer piedras, que suena el golpe de las piedras sobre su metal del volco. Cuando de un momento a otro vos empezás a notar que todos los postes del frente, de los postes que conducen la energía y los árboles, empiezan a hacer el vaivén, empiezan a tensionar y distensionar.  

[Andrea]: Empezó a temblar, pero no a temblar a los lados, como normalmente empieza a temblar. 

[Jorge]: Parecía como un rebote. Como una pelota de estas de gimnasio que caen y caen como en seco.  

[Andrea]: Pa arriba y pa abajo, pa arriba y pa abajo, pa arriba y pa abajo. Pues yo, claro, obvio, entré en pánico. ¡Se cayó este hijueputa! O sea, nos matamos todos.

Entonces Jorge me agarró duro y me dijo: “Chaquetas, collares, perros. Nos fuimos”.

[Adrián]: Salieron corriendo con sus tres perros. Bajaron por las escaleras en medio del pánico de los demás vecinos que, como ellos, también huían sin entender exactamente qué estaba pasando. Fueron de los primeros en estar abajo. 

[Jorge]: Yo recuerdo cuando salí, venía saliendo una gente del parqueadero de Space,  y decían: “Esto se prendió, esto se prendió”. 

[Adrián]: De Space, un edificio que estaba en la cuadra del frente, a la derecha, a solo unos 200 metros de Continental Towers… 

Lo único que se alcanzaba a ver en esa dirección era una nube de polvo muy densa que se hacía cada vez más grande. A través de ella había unos destellos que parecían fuego… pero no se trataba de un incendio. 

[Jorge]: Y no es que se haya prendido, sino que había unas luces, unas lámparas de alumbrado público, son de color anaranjado, entonces el polvero, vos veías eso en llamas. Como si fuera fuego. 

[Adrián]: Cuando la nube de polvo se fue disipando, los vecinos vieron lo que realmente sucedió: no era un terremoto. Tampoco una avalancha. Lo que había pasado era que la torre 6 del edificio Space, de 26 pisos, había colapsado por su propio peso.

[Jorge]: El edificio no hizo una implosión, sino que él empezó a caerse como un naipe, a regarse. El se regó toda la parte frontal, se derramó. Así fue.

[Adrián]: Fue entonces cuando los vecinos de Continental Towers entraron en otro tipo de pánico. Porque Space también había sido construido por CDO, la constructora que había hecho el edificio donde vivían.

[Jorge]:  Y dijimos: “No, esto aquí está igual, esto va a tener el mismo fin”.

[Daniel]: Una pausa y volvemos.

[MIDROLL]

[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón. 

Antes de la pausa, Andrea, Jorge y otros habitantes de Continental Towers acababan de presenciar la caída de la torre 6 del edificio Space, el 12 de octubre de 2013.

Andrea estaba ahí, a unos metros y recuerda bien lo que se sentía en esos primeros  momentos después del derrumbe… 

[Andrea]: Era una sensación de soledad y un silencio… ustedes no se alcanzan a imaginar la tristeza que se sentía. Era horrible. 

[Daniel]: Empezó a llover y la gente de los edificios vecinos sacó ropa para los que habían logrado salir de Space.

Llegaron ambulancias, paramédicos, bomberos, rescatistas… 

[Andrea]: Todo fue muy, muy triste. Ya ver llegar los perros, empezar a buscar cuerpos. Y nadie quería subir al apartamento, pues ya era de madrugada lloviendo y, pues, qué va a dormir uno.

[Daniel]: Y menos sabiendo que CDO era la misma constructora de su edificio, que tantos problemas estaba teniendo. 

Adrián nos sigue contando.

[Adrián]: La lluvia complicó muchísimo los intentos de rescate.

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Vanessa de la Torre]: La atención del país sigue concentrada en Medellín, donde organismos de socorro adelantaron durante toda la noche labores de búsqueda de las personas desaparecidas en el conjunto residencial Space. 

[Adrián]: Ni Andrea ni Jorge ni sus vecinos sabían que, hasta el día de su caída, los habitantes de Space habían vivido exactamente lo mismo que ellos. Desde su construcción, y durante los últimos dos años, venían haciendo reclamos constantes por fallas estructurales. Así que un noticiero de la ciudad hizo una nota al respecto el 11 de octubre, justo un día antes del colapso. Este es un testimonio de una de las residentes. 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Natalia Gutiérrez]: Cada uno de los apartamentos de nosotros ha sufrido grietas profundas, los closets y las puertas están colgadas. Han pasado, pues, cosas que venimos hablando con la constructora hace mucho y que no han sido… pues, algunas han sido atendidas, pero sentimos…

[Adrián]: Ese mismo día, funcionarios del Departamento de Gestión de Riesgo y Desastres, DAGRD, fueron a Space para revisar los daños que reportaban los habitantes. En esa inspección descubrieron una falla por compresión en una columna estructural de la torre 6… una falla muy parecida a la que había fotografiado Jorge en Continental Towers.

Los representantes de la constructora CDO también estuvieron ahí, y dijeron que no existía ningún riesgo. Mencionaron el premio de arquitectura que había ganado Space hacía poco y recordaron la experiencia y el prestigio de la compañía.  

Jorge Aristizábal, el ingeniero calculista y que, recordemos, fue el que les dijo a los habitantes de Continental Towers que estaban en uno de los edificios más seguros del mundo, también salió en el noticiero. Ahí aseguró que no había nada de qué preocuparse.

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Jorge Aristizábal]: Se presentó un evento en un elemento puntual de la estructura, que estamos trabajando en su reparación, pero no implica en absoluto ningún peligro de colapso del edificio ni de seguridad pa las personas ni pasó nada, pues, que hay que lamentar. 

[Adrián]: Afortunadamente al DAGRD sí le pareció grave la situación y ordenó la evacuación inmediata de la torre 6. Gracias a esa decisión, se salvaron muchísimas vidas, pero no todas: de las 14 personas que estaban en el edificio cuando se vino abajo, solo sobrevivieron dos. Tres días después del colapso, encontraron a la primera víctima mortal: Juan Esteban Cantor, un joven de 23 años, habitante de Space que estaba estacionando su carro en el parqueadero de la torre 6 cuando colapsó. Su amigo, Felipe Ocampo, sobrevivió porque el impacto lo expulsó del edificio. Durante esa semana fueron apareciendo los demás. En total, pasarían diez días para conocer el saldo final: 13 personas bajo los escombros, de las cuales solo sobrevivió una: el vigilante Jader Lopera, de 24 años.

Entre las víctimas mortales había 9 trabajadores contratados por CDO, entre ingenieros y obreros, que intentaban reparar las fallas… Un esfuerzo inútil, claro, porque según explicaron los estudios técnicos después del colapso, la estructura estaba mal construida desde el principio y la probabilidad de falla era casi del 100%. 

Las otras dos víctimas eran vigilantes de esa torre. Uno de ellos era Jesús Adrián Colorado, quien fue rescatado con vida. Nunca había trabajado en Space y llegó justo esa noche, después de pasar una semana de vacaciones, para reemplazar a uno de sus compañeros. Murió en enero de 2014, después de pasar tres meses en cuidados intensivos.

La caída de Space prendió las alarmas en la ciudad. Las líneas de atención del DAGRD colapsaron con llamadas de personas de toda la región que reportaban que en sus edificios también había grietas. No todas eran graves, pero igual la gente no se sentía segura después de lo que había pasado.

Sin embargo, los casos más preocupantes no estaban tan lejos de Space: en la misma cuadra había dos edificios más construidos por CDO.  Continental Towers era uno de esos. Y si bien entre los habitantes de los tres no lo supieron hasta ese momento, todos venían reportando las mismas fallas desde hacía meses. 

Andrea, también alarmada, empezó a presionar mucho más para que CDO hiciera el estudio de patología de Continental Towers que ya había prometido. Les pedía a sus vecinos que se unieran al reclamo. Algunos la apoyaban, otros no tanto. 

[Andrea]: Y no se me olvidan esas palabras de un vecino: “Andrea, no generes pánico”. Y yo: “¿No genere pánico? ¿No genere pánico? Con un edificio al lado en el piso”. 

[Adrián]: Pero gracias a ese pánico, varios vecinos se pusieron de acuerdo para pagar ellos mismos ese estudio. 

[Andrea]: Ahí es donde entra el ingeniero Rochel a nuestras vidas. Alabado sea el Señor. Nuestro ángel de la guarda.

[Roberto Rochel]: Mi nombre es Roberto Rochel, yo soy ingeniero civil. He ejercido la profesión durante 50 años y dentro del campo de la consultoría…

[Adrián]: Roberto es reconocido en su gremio como una autoridad en materia de consultorías y diseños estructurales. Además, es profesor en EAFIT, una de las universidades más prestigiosas de la ciudad, donde ha enseñado a varias generaciones de ingenieros. Por eso, los vecinos de Continental Towers lo contactaron.

Roberto arrancó su estudio de patología ocho días después de la caída de Space. 

[Roberto]: Lo primero que uno hace es revisar que la estructura que se construyó sí corresponda a los planos que se tienen de diseño.

[Adrián]: Y que la calidad de los materiales que se usaron también corresponda a ese diseño… Pero cuando Roberto llegó con su equipo a hacer la inspección se encontraron con la administración del edificio, que estaba a cargo de la constructora. Según él, no los dejaron tomar muchas pruebas y les limitaron el ingreso a ciertas zonas… básicamente solo pudieron inspeccionar las fallas de los pisos superiores. Pero aún así, con lo que pudo evidenciar, Roberto no necesitó mucho tiempo para dar su diagnóstico. 

[Roberto]: Parece mentira lo que le voy a decir, pero para dar la opinión no me demore más de dos días. Por una razón muy sencilla: las fallas de la estructura eran evidentes. Una evaluación muy simple de cargas demostraba que el edificio tenía problemas de cargas verticales. 

[Adrián]: Eso significa que el edificio estaba resistiendo al límite no solo su propio peso sino también el de los habitantes, los muebles, los carros… o sea, lo básico. Ninguna de las dos torres de Continental Towers tenía la capacidad para aguantar cargas adicionales como granizo, vientos fuertes o terremotos.

Pero esa evidencia no fue lo que más sorprendió al ingeniero Rochel. Cuando fue a comparar estos hallazgos con los planos del edificio, no lo podía creer: el edificio se construyó siguiendo los planos del diseño estructural al pie de la letra. Y para rematar, la autoridad encargada de dar las licencias de construcción en la ciudad, los había aprobado. 

Es decir: no es que el edificio se hubiera planeado bien y algo hubiera fallado a la hora de construirlo. No. Desde su planeación, fue un desastre.

[Roberto]: Los planos estructurales no cumplían las normas que tenía Colombia. Ese es el problema grande de ese edificio, que el ingeniero calculista no respetó las normas, no respetó los códigos de construcción y él se creyó que él era el código. Por pretender obtener unas estructuras súper económicas llegó al extremo de tener una estructura tan inestable como la que él diseñó.

[Adrián]: Roberto le contó sus hallazgos al consejo administrativo de Continental Towers a través de un informe, y los vecinos quedaron tan impactados como él. 

[Andrea]: No construyeron lo que tenían que construir y lo que construyeron, le bajaron la calidad material. Construyeron ahorrando material y fuera de eso le revolvían icopor al concreto. 

[Adrián]: Icopor, como se conoce en Colombia. O, en otras partes del continente, como unicel, telgopor, espumaflex, plumavit… poliestireno expandido es su nombre técnico. 

[Andrea]: No nos mataron estos hijueputas de milagro.

[Adrián]: 17 días después de la caída de Space, mientras estaba en su oficina, Andrea recibió una llamada. Era una conocida… una mujer de una empresa que le proveía materiales a la firma de ingenieros donde Andrea trabajaba. Recuerda bien lo que le dijo en un tono misterioso:

[Andrea]: Andre, ¿cierto que usted tiene apartamento en Continental? Y yo: “Sí”. “¡Ah! Ahorita la llamo”.

[Adrián]:Le colgó. Andrea no entendía nada. Unos minutos después, la mujer la volvió a llamar y con el mismo tono misterioso le preguntó:

[Andrée]: “Andre, si yo hago una denuncia, ¿puedo decir que es a nombre suyo?” Y yo: “¿Cómo así? Ya la llamo”.

[Adrián]: Andrea ya estaba muy preocupada. 

[Andrea]: Yo ya no volví a trabajar. Yo ya estaba con caminadera. 

[Adrián]: A la tercera llamada, la mujer le habló claramente:

[Andrea]: “Andre, vea, le voy a contar la verdad: resulta que un ingeniero, terminó haciéndonos una consulta. Acá tenemos la modelación y Continental se va a caer”.

[Adrián]: Ese ingeniero era Roberto Rochel. Durante el estudio de patología había llamado a diferentes proveedoras para comparar la calidad de los materiales que había usado CDO. Cuando les envió los cálculos de la construcción de Continental Towers, se dieron cuenta de todo. La mujer continuó explicándole a Andrea: 

[Andrea]: “Yo voy a hacer un escándalo en la Alcaldía, pero no puedo hacer el escándalo a nombre de la empresa. O sea, mejor dicho, tengo que mostrar qué está pasando, pero tengo que hacer la denuncia ante el DAGRD, pero tiene que ser un propietario”.

[Adrián]: El DAGRD, el departamento de prevención de desastres… Andrea no lo dudó: le dio luz verde. 

[Andrea]: Nombre, cédula y me dijo: “Alguien que esté dispuesto a ir ya en este instante al edificio con unos del DAGRD”.

[Adrián]: Para confirmar las fallas y tomar decisiones… Andrea le dijo a Jorge que fuera y así lo hizo: les mostró todos los daños en las áreas comunes y los acompañó a cada apartamento para que vieran las grietas. Después de una inspección de 3 a 4 horas, se fueron sin decir nada. Un rato después, la mujer volvió a llamar a Andrea. 

[Andrea]: Los van a evacuar. Esté preparada. Si no es esta noche, es mañana por la mañana. Y yo: “¿Qué?” Me dijo: “Andre, se fue y sacó todo de la casa ya”. 

[Adrián]: Andrea salió corriendo para su apartamento. Lo único que ella y Jorge podían hacer era sacar sus cosas.

[Andrea]: Yo lo primero que saqué fue escrituras, pasaportes. O sea, todos los documentos, toda la ropa. Jorge hacía así, tran, y me tiraba. Y yo empacaba, enrollaba y bajaba.  

[Adrián]: Llenaban el carro hasta donde podían y llevaban las cosas a la casa de los papás de Andrea. Luego volvían por más. 

[Andrea]: Muchos vecinos detrás me decían: “Andre, ¿qué está pasando?” “Nos van a evacuar, hombre ¿Qué estás haciendo aquí? Andá empacá. Las escrituras, los pasaportes, lo que necesités ya”. 

[Adrián]: A eso de las 7 de la noche, los funcionarios del DAGRD llegaron a anunciar oficialmente la evacuación inmediata. Pasaron apartamento por apartamento dando las mismas indicaciones: a cada persona le daban un par de bolsas de basura y le anunciaban que tenía unas pocas horas para recoger las pertenencias que pudieran e irse del edificio cuanto antes. Habían pasado dos semanas desde la caída de Space, y con esta evacuación tan repentina no les cabía otra opción en la cabeza: su edificio iba a terminar igual. 

Andrea y Jorge ya habían logrado sacar varias de sus cosas. También algunos de los vecinos con los que habían alcanzado a hablar. Pero había otros que apenas llegaban de sus trabajos y no tenían tiempo ni para asimilar la noticia.  

[Andrea]: Uno lo vive como en cámara lenta, o sea, todo el mundo en pánico. Todos saliendo con los perros, con los animales… el caos. Carros pa dentro, carros pa fuera.  

[Adrián]: Se acuerda de ver a una vecina salir solo con una muda de ropa y una botella de whisky… También tuvo que ayudarle a otra a encontrar su carro porque en medio del pánico no se acordaba dónde lo había dejado. 

Los del DAGRD no les decían si los iban a dejar volver o no. Cuando les preguntaban qué iba a pasar, solo respondían una cosa:

[Andrea]: Hay que evacuar, hay que evacuar. Los vamos a llevar a un hotel y vamos a resolver en el camino, vamos a ver qué pasa. Y Jorge me decía: Aquí no vamos a volver. Hágase de una vez a la idea de que aquí no volvemos”. Y le decía: “No, es que tengo muy claro. Yo sé que aquí no vamos a volver”.

[Adrián]: CDO gestionó el hospedaje de los habitantes de los 64 apartamentos evacuados de Continental Towers. Esa noche terminaron en un hotel que acababa de abrir sus instalaciones para que pudieran estar ahí mientras se resolvía la situación. Entre todos compraron algo de comida y se acomodaron como pudieron. 

[Andrea]: Pues todo el mundo con caminadera, pues ¿quién iba a dormir? Pues que era como un desconcierto que no sabíamos qué hacer. O sea… Te quedaste sin casa, no sabes qué va a pasar.

[Adrián]: Al otro día, como nadie les daba explicaciones de nada, decidieron organizarse. Un grupo de vecinos se encargó de recoger la información de todos y armar una base de datos. Otro se enfocó en las comunicaciones y en hablar con los medios. Un tercer grupo se dedicó a analizar la forma como podrían enfrentarse a CDO. Este es Jorge, otra vez. 

[Jorge]: Fue bien interesante porque al convivir en el hotel, empezamos a hacer reuniones todos los días por la noche a ver cómo íbamos a enfrentar este… pelear contra una constructora que en ese momento era muy poderosa. 

[Adrián]: El DAGRD solo les dio una información certera: a partir de ese momento, se programarían turnos cada semana para que, apartamento por apartamento, los habitantes de Continental Towers volvieran al edificio y sacaran sus pertenencias en, máximo, cuatro horas. 

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[Periodista]: Durante dos semanas, las 45 familias evacuadas de la urbanización Continental Towers podrán retirar la totalidad de sus enseres. La constructora CDO se encarga del trasteo…

[Adrián]: Cuando les tocó el turno a Andrea y a Jorge, había pasado un mes desde que llegaron al hotel. Ellos habían alcanzado a sacar más cosas que otros vecinos el día de la evacuación, pero eso no facilitó las cosas. Todo el proceso fue muy incómodo. 

[Andrea]: Nos hicieron sentir como si hubiéramos hecho algo malo. Pues era una ingeniera detrás de uno haciendo inventario de lo que sacábamos de mi casa. 

[Adrián]: Pero todo era de ellos, así que se fueron preparados para llevarse lo que faltaba. No querían dejarles nada a CDO. Por eso, aprovecharon a sacar lo que podían, con destornilladores y llaves inglesas en mano: desde el sofá de cuero rojo capitonado de más de 2 metros de largo que tuvieron que sacar por la terraza, hasta el calentador de agua incrustado en la pared.

[Jorge]: De resto, todo quedó ahí: qué temas de iluminación, el cableado, el cobre, las tuberías. Todo eso quedó ahí metido.  

[Adrián]: En todo ese tiempo, nunca hubo una respuesta oficial a las preguntas de los propietarios sobre qué pasaría con sus apartamentos. La constructora solo repetía lo que ya les habían dicho las últimas tres semanas: que ellos se encargarían de arreglar el edificio, pero no decían cómo. Mientras aclaraban algo, muchos de los propietarios decidieron irse provisionalmente donde familiares. Otros se fueron a vivir a lugares arrendados. 

Al final, de lo único que se hizo responsable CDO fue del alojamiento en el hotel y se comprometió a dar auxilios de arrendamiento mientras se resolvía qué pasaría con el edificio, pero dejaron de pagarlos poco después de un año. 

Como salvavidas, buscaron a las aseguradoras de los apartamentos para que les cubrieran los daños, pero resultó que las de los bancos no lo hacían…

[Andrea]: Porque se supone que si usted se va a pasar, el edificio está en buen estado, no tiene fallas estructurales. Entonces eso no lo cubren. Entonces las aseguradoras nunca cubrieron, nunca respondieron.

[Adrián]: Y, según Andrea, en el contrato que tenían con una aseguradora del Estado…

[Andrea]: Hay una cláusula que dice que unilateralmente se puede suspender el contrato, y nos dejaron sin seguro. Pa que vean ustedes: la aseguradora del Estado nos dejó en la cochina calle. Nos tiró.

[Adrián]: Desesperados y sin muchas más opciones, Andrea y Jorge se fueron a vivir a otro apartamento arrendado, y con sus vecinos decidieron meterse en un largo proceso legal contra Alsacia-CDO, la figura jurídica que, ante la ley, era la que había construido el edificio. 

Mientras tanto, el país seguía atento a todo lo que tenía que ver con la tragedia de Space. Tres meses después del colapso de la torre 6, en enero de 2014, la justicia falló que, definitivamente, el edificio era inhabitable e irrecuperable, y ordenaron que las otras torres que habían quedado en pie fueran implosionadas. Cualquiera que haya estado en Medellín ese año recuerda el momento en el que Space cayó definitivamente el martes 23 de septiembre. Los medios cubrieron esa implosión en vivo. 

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[Periodista]: Casi 40 segundos después de las 9, se oyó y se vio una sucesión de 20 microexplosiones, producto de los 200 kilos de indugel instalados en 1,200 perforaciones. En seis segundos se derrumbaron las cuatro torres que permanecían en pie.  

[Adrián]: Pero los problemas de Continental Towers estaban lejos de desaparecer.  Esa misma semana de la implosión de Space, recibieron la única propuesta de solución por parte de CDO: repotenciar el edificio. Es decir, reforzar su estructura para que pudieran habitarlo de nuevo, algo que también propusieron en su momento en el caso de Space. 

Los propietarios rechazaron rotundamente la propuesta en dos ocasiones. Por un lado, las adecuaciones eran absurdas: 

[Jorge]: Que es el caso mío: atravesada una columna en la puerta. Y así por el estilo. Terrazas que les atravesaba una viga horizontalmente a un metro de altura. 

[Adrián]: Y por el otro, ya el ingeniero Roberto Rochel lo había dejado claro. 

[Roberto]: ¿Cómo vamos a reforzar un edificio que no resiste su propio peso? El ejemplo más claro es como si uno naciera con un esqueleto que no aguantara el peso de uno. Ahí no hay nada qué hacer. 

[Adrián]: Para mayo de 2015, CDO seguía empeñado en decir que esa era la única salida que les podía ofrecer a los propietarios. Y ellos, mientras insistían en la pelea judicial, tenían que lidiar con la bola de nieve en la que se habían convertido sus problemas: ya llevaban casi un año y medio sin vivienda, algunos estaban en casas ajenas o rentando otros espacios, y lo peor de todo, es que tenían que seguir pagando los impuestos de sus apartamentos y las deudas que muchos habían adquirido con bancos para comprarlos.

Tuvieron que esperar hasta mediados de 2015 para que la justicia por fin los citara a audiencias. En representación de Alsacia-CDO, la figura jurídica a la que habían demandado, solo fueron sus abogados. En el caso de las víctimas, estaban casi todos los propietarios de los 64 apartamentos evacuados. Todos dieron sus testimonios… Testimonios demoledores… 

[Andrea]: Esa audiencia fue tan dura. Ustedes no se alcanzan a imaginar la cantidad de cosas que salieron en esas audiencias que no nos habíamos dado cuenta.  

[Adrián]: Fue como una especie de catarsis colectiva, una forma de entender los dramas personales desencadenados por las grietas en el edificio y el desalojo. A Andrea se le quedaron grabadas algunas de esas historias…  

[Andrea]: Me acuerdo de otra vecina que en ese momento estaba lactando y dejó de lactar. No pudo volver a alimentar a su bebé porque el estrés fue tan horrible que no le salía. No fue capaz.

[Adrián]: O el caso de Sergio, otro vecino al que le descubrieron cáncer. 

[Andrea]: Y fue muy duro porque no habíamos visto a don Sergio en mucho tiempo. Fue muy duro verlo así. Él decía me voy a morir y no nos van a pagar. Y don Sergio murió y no alcanzó a ver nada.

[Adrián]: Después de una serie de audiencias larguísimas que se extendieron durante dos meses, el 22 de enero de 2016, los citaron para dar el veredicto…

[Andrea]: Cuando él empieza a leer ese fallo, éramos todos, vea, con el corazón aquí.

[Adrián]: Y como pocas veces pasa en Colombia, la justicia falló con contundencia a favor de los afectados. 

[Andrea]:  Les digo la verdad, yo no pensé que fuéramos a ganar.

[Adrián]:  El juez le ordenó algo muy claro a la constructora…

 [Jorge]: Es devuelvan la plata. Ustedes hicieron un producto de mala calidad que no cumple con lo mínimo. Entonces tienen que hacer ese reembolso a toda la gente.

[Adrián]: Pero el fallo no solo ordenaba que Alsacia-CDO tenía que reembolsar el valor de cada uno de los 64 apartamentos, sino que también debía pagar las remodelaciones que los propietarios hubieran hecho, más las indemnizaciones por daños morales y económicos causados en los últimos dos años y medio tras el desalojo. La cifra llegaba a los 13.400 millones de pesos, casi 4 millones de dólares. La máxima autoridad del tribunal que dio el veredicto lo calificó como histórico. 

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[Fidel Puentes]: Nosotros en nuestro proceso dictamos la sentencia y esperamos que la constructora, de muy buena fe, la cumpla. También esperamos que el proceso que se adelanta en Supersociedades sea de la manera más favorable a todos, incluyendo a estos consumidores.

[Adrián]: La Supersociedades, o Superintendencia de Sociedades, es la entidad que vigila y controla a las sociedades comerciales en Colombia, como Alsacia-CDO.

[Adrián]: Aunque era un fallo en firme, es decir, que no se puede aplicar ningún otro recurso legal para cambiarlo, CDO no lo acató y apeló la decisión. Mientras tanto, siguió presionando durante seis meses más para que les aprobaran la licencia de repotenciación. Pero, nuevamente, la justicia falló a favor de los propietarios de Continental Towers y, a mediados de 2016, dio la razón más contundente para que la propuesta de la constructora fuera rechazada. Simplemente era inviable desde todo punto de vista.

[Andrea]: Dada la presión mediática, la presión del alcalde y de, todo el mundo pendiente del tema, fueron súper rigurosos: a ellos le negaron la licencia cuatro veces.

[Adrián]: Si todavía quedaba alguna duda de la culpabilidad de CDO, finalmente fue reconfirmada el 7 de septiembre de 2016, ocho meses después del primer fallo. En ese momento, la justicia resolvió la apelación que interpuso la constructora y volvió a darles la razón a los copropietarios en segunda instancia. Es decir, CDO tenía que pagar, punto. Bueno, no exactamente CDO, sino la empresa de papel que había creado para la construcción de Continental Towers: Alsacia-CDO. Y, aun con dos fallos en su contra, la respuesta que dieron fue inesperada.

[Jorge]: Se declaran en quiebra. 

[Adrián]: Era una estrategia de CDO de la que Jorge, Andrea y los propietarios de Continental Towers apenas se estaban dando cuenta. En los seis meses que pasaron, mientras la justicia les respondía que no podían apelar y se resolvía lo de la licencia de repotenciación, la constructora empezó el proceso de liquidación de Alsacia-CDO. Eso significó que cuando la Superintendencia de Sociedades intervino, lo único que pudo hacer fue intentar repartir la plata que quedaba de la empresa de papel en el orden que dice la ley: primero deben pagarles a los empleados, luego siguen con las deudas con el Estado, después entran los créditos administrativos y otras categorías hasta finalmente llegar a lo que les exigía la demanda. 

[Andrea]: Pero la plata, pues obviamente no llegó hasta allá, no llegó ni siquiera al pago administrativo.

[Adrián]: Al final, lo único que obtuvieron de toda su batalla judicial de tres años fueron dos papeles en la mano que decían que habían ganado, pero que nunca nadie hizo cumplir. 

[Andrea]: No, es que son unos hijueputas. Es que, o sea, estamos en Colombia. Los dejaron que sacaran la plata, la Superintendencia de Sociedades no hizo nada. No les bloquearon las cuentas.

[Adrián]: Y como si se tratara de un juego absurdo de Monopoly, lo único que les dieron a los propietarios de Continental Towers fueron partes de la propiedad de apartamentos del edificio que CDO nunca pudo vender. En otras palabras, repartieron entre los afectados porcentajes de apartamentos que nunca nadie iba a habitar.

[Andrea]: Pa colmo de males, o sea, como si nada de todo lo que nos está pasando es suficiente, yo tengo un apartamento y un pedazo de otro más. O sea, es que esto no tiene… Es ridículo.

[Adrián]: Las noticias sobre CDO siguieron llegando: en 2018, cinco años después de la caída de Space y del desalojo de Continental Towers, la justicia condenó a Pablo Villegas, María Cecilia Posada y Jorge Aristizábal por el homicidio culposo de Juan Esteban Cantor,  el único residente de Space de las 12 víctimas fatales que murieron en el desplome de la torre 6. Era la primera vez en Colombia que se daba una condena de ese tipo por el colapso de un edificio. La pena fue de cuatro años de prisión domiciliaria, unos 15 mil dólares de sanción económica para cada uno y se les prohibió ejercer sus profesiones durante cinco años. Por otro lado, a los propietarios aún les deben el 60% de la indemnización que exigió la justicia por la pérdida de sus apartamentos. 

Ese mismo año, las autoridades ordenaron la evacuación de otro edificio llamado Bernavento en el que también había participado el calculista Jorge Aristizábal. A diferencia de Continental Towers, en este caso, la repotenciación sí fue aprobada por los propietarios, quienes además tuvieron que pagarla. Pero los resultados fueron tan desastrosos, que el edificio tuvo que ser implosionado en menos de dos meses. 

Al final, los condenados solo estuvieron un año y medio  en casa por cárcel. Les concedieron la libertad porque negociaron, bajo cláusula de confidencialidad, una indemnización mayor con la familia de Juan Esteban Cantor, lo cual en Colombia se puede considerar como una reparación integral.  Intentamos hablar con ellos, pero desde que quedaron en libertad se alejaron de los medios. Intenté comunicarme con Pablo Villegas, pero nunca respondió ni a mis llamadas ni a mis chats.

Pero la odisea de los propietarios de Continental Towers no terminó ahí, aún cuando de su caso poco o nada se siguió hablando. Nunca pudieron regresar, ni siquiera para sacar las cosas que muchos habían dejado. Para hacer cualquier ingreso al edificio abandonado debían tener la aprobación simultánea de la Superintendencia de Sociedades, del DAGRD y de la Policía.   

Y sin embargo, esa burocracia no fue  impedimento para que el edificio fuera saqueado por ladrones, día y noche, durante seis años de abandono. 

[Jorge]: El edificio fue completamente abandonado, descuidado por completo y dejado a su suerte. 

[Andrea]: Ya se estaba metiendo gente a vivir allá.

[Jorge]: Todo el que quería podía entrar allá, eso sí, nosotros los propietarios no podíamos entrar.

[Adrián]: Y la situación empeoró en 2020, cuando llegó el confinamiento por la pandemia.

[Andrea]: En vista de que estábamos todos encerrados, aprovecharon para desvalijar el edificio. 

[Adrián]: Los ladrones lograron sacar todo lo que los antiguos habitantes no pudieron… y mucho más: se robaron vidrios, tuberías, puertas, ladrillos, el cableado y hasta el motor del ascensor. Dejaron al edificio en los huesos. 

Ese deterioro generó dos problemas importantes: el primero fue que los vecinos del sector empezaron a quejarse ante la policía por la inseguridad y la presencia de ladrones en el edificio. Pero lo que resolvió la policía fue que los propietarios debían garantizar la tranquilidad del barrio contratando un esquema de seguridad privado, aun cuando no vivían ahí hacía nueve años.

Por otro lado, el nivel de saqueo fue tal, que la estructura ya no aguantaba más, podía desplomarse sobre alguna de las avenidas cercanas en cualquier momento. El DAGRD decidió declararlo una calamidad pública en septiembre de 2022. Pero como si en esta historia no hubiera suficientes absurdos, si Continental Towers se caía, como Space, los directos responsables por los daños serían los propietarios.

[Andrea]: Ese puto edificio se cae sobre Las Palmas, mata a 100 personas y nos metemos en el… Mejor dicho: a alguien le llega a pasar algo por culpa de ese adefesio y los que vamos a pagar con cárcel sí vamos a ser nosotros. El problema de nosotros es de ese tamaño. 

[Adrián]: Cada vez era más obvia la solución: implosionar… Y así lo ordenó la Alcaldía. Pero la nueva pregunta era quién iba pagar los 4.600 millones de pesos, o sea, un millón dólares, que cuesta esa operación. Los propietarios de Continental Towers temían que también les iba a tocar asumir ese costo.

[Jorge]: Nosotros no teníamos con qué. Ni siquiera recuperando la plata del apartamento, nos hubiera alcanzado a todos para pagar una implosión. No teníamos cómo.

[Adrián]: En ese nuevo limbo de esperar quién pagaba la implosión de Continental Towers o esperar a que se cayera por sí mismo, pasaron dos meses más. Finalmente, en noviembre de 2022, la alcaldía de Medellín se pronunció al respecto. Este es Daniel Quintero, el alcalde de la ciudad en ese momento.

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[Daniel Quintero]:  La declaración de calamidad pública permite que podamos esta vez entonces ya utilizar recursos públicos para hacer varias tareas. La primera… 

[Adrián]: Como si aún hubiera dudas de lo que se debía hacer, la Alcaldía volvió a llamar al ingeniero Roberto Rochel para confirmar y reconfirmar  lo que se sabía desde 2013. 

 [Roberto]: El tiempo demostró que el edificio sí estaba malo y que esa decisión que tomaron ahora de demolerlo la debieron haber tomado hace diez años. 

[Adrián]: Una decisión que los propietarios estaban esperando desde hace tanto tiempo, por fin era una realidad. Aunque no precisamente porque les hubieran dado la razón.

[Andrea]: Paradójicamente, los que nos ayudaron fueron los que dañaron el edificio. Saquearon tanto, que terminaron de dañar más el edificio, haciendo que el DAGRD y la administración actual tomaran la decisión de implosionar.

[Adrián]: El proceso tomó más de tres meses de preparación. Se evacuaron los edificios cercanos a Continental Towers, lo que requirió de una logística extensa y burocrática para reacomodar a los vecinos del sector, hacer los estudios pertinentes y solicitar la cantidad necesaria y exacta de carga explosiva. La operación estuvo a cargo de la misma empresa que había implosionado a Space. Se decidió que la implosión sería el 8 de diciembre de 2022 a las 10 de la mañana. 

La zona fue evacuada desde primera hora del día en más de un kilómetro a la redonda y sobre la avenida Las Palmas se acumularon los medios y los curiosos que querían ver, en vivo y en directo, la caída de otro edificio enfermo en Medellín. Andrea también estuvo ahí y yo la acompañé todo el tiempo esa mañana. 

[Adrián]: ¿Cómo vas?

[Andrea]: Ay, no sé. Con susto. Es como una sensación muy extraña de verlo y pensar que ya, ya va a desaparecer.  Que ya vamos a comenzar a descansar. 

[Adrián]: La vi ir de un lado al otro organizando a los vecinos para estar atentos al momento de la implosión. Para ella, era como el momento de un duelo. Jorge, por su lado, decidió romper los protocolos de seguridad y se adentró en la avenida Las Palmas: quería ver caer el edificio más de cerca. De un momento a otro, una sirena empezó a sonar. 

Y continuó haciéndolo otras dos veces con intervalos de 10 minutos. Eso anunciaba que estaba cerca el momento de la detonación.

Todos alrededor estaban a la expectativa. Pero la hora cero llegó y no hubo detonación. Pasaron 2, 5, 10 minutos…  Andrea estaba impaciente.

[Andrea]: ¿Qué más van a esperar? ¿Space no fue más rápido?

[Adrián]: Pasaron 20, 30 minutos… Hasta que finalmente…

Hay una sensación extraña en ver la implosión de un edificio, sobre todo uno tan grande como Continental Towers. Sus dos torres, de 19 pisos cada una, no tardaron más de tres segundos en caer por completo. Lo primero que pasa es que uno ve la estructura estallarse, como si fuera un globo de helio, y solo milésimas de segundo después se escucha el sonido de la detonación. Esa desincronización produce un efecto devastador, que desubica: en esos pocos segundos, es como si el cerebro no asimilara que ese objeto que uno está mirando fijamente ya no está, como si fuera un truco de magia. Simplemente, uno no puede creer que ahora sea solo una nube de polvo. Andrea tampoco podía creerlo. Mientras asimilaba que el edificio había desaparecido, los medios corrieron a apuntarla con cámaras y micrófonos para registrar su reacción.

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[Periodista]: Andrea, cuéntanos cuáles son esos sentimientos encontrados que tienes en este momento.

[Andrea]: Ay, ya no está. No… se me quita un peso de encima. Solo quiero como ya… continuar. Ya… ya no está lo que tanto daño y tanto sufrimiento nos causó ya no está.

[Periodista]: En el momento en que el edificio se desplomó, ¿qué sentiste? 

[Andrea]: Ay, como un hueco en el corazón. Yo sé que nos va a ir bien y vamos a recuperar nuestro dinero. 

[Adrián]: Sin embargo, la caída de Continental Towers no ha sido el fin de los problemas de Andrea y Jorge. Hoy viven fuera de Medellín en una finca pequeña sin acabados y el banco los sigue presionando para pagar la deuda de un apartamento que, todo el mundo en Colombia sabe, ya no existe.

[Jorge]: Ah no, esa pesadilla sí, peor. Todos los días me llaman del banco. A ellos se les hizo un ofrecimiento y no les sirve nada, a ellos es lo único es págueme toda la plata que me debe y se acabó. Para el banco simplemente si usted se tiene que ir a vivir debajo de un puente y págueme mi plata, páguela y váyase a vivir debajo del puente, que eso no es problema de nosotros. Entonces yo les digo no, es que yo ya perdí todo.

[Adrián]: En este momento, siguen en otro lío judicial para poder salir de esa deuda. Esperan que les vuelvan a dar la razón, como en los otros casos que han resuelto en estos diez años a punta de insistencia. 

Aun así, para Andrea y Jorge no es suficiente. Para ellos y para el resto de copropietarios de Continental Towers, aún falta justicia. Hasta el momento se ha comprobado que 11 de los edificios de CDO tenían problemas estructurales graves, y aunque el único caso en el que hubo víctimas mortales fue el de Space, los constructores sabían perfectamente que esa era una posibilidad en cada uno de esos proyectos. 

[Andrea]: A mí que no me vengan a decir que no sabían qué estaba pasando. Si vos tenés la misma patología no me vengás a decir que no sabes qué está pasando. Y esas personas no deberían de tener permiso para construir ni para mover un puto ladrillo. Pues perdón, pero es así. No deberían de levantar un puto ladrillo ni en este país ni en ninguna parte. Y deberían de estar en la cárcel. Eso es un intento de homicidio, porque sabían lo que estaba pasando.

[Adrián]: Y, claro, falta que les paguen la plata… lo que ellos llevan pidiendo desde hace una década. 

Cuando cerramos esta historia, ninguno de los propietarios había recibido el dinero que invirtieron en los apartamentos ni en las remodelaciones ni en las reparaciones por los daños causados, tal como lo ordenó la justicia. 

[Jorge]: Es que eso es lo que nosotros reclamábamos: devuélvanos, en ese momento la plata que nosotros invertimos aquí. Para nosotros salirnos del problema. Nosotros le entregamos lo que le debemos al banco y con lo que nos quedó, todos resolvemos. 

[Adrián]: Pero en una década, han aumentado las deudas y los costos de vida. 

[Jorge]: En este momento, si ellos nos devolvieran la plata eso ya no alcanza para nada. 

[Andrea]: Seamos realistas, esto nunca debió haber pasado, y pasó. O sea, todo lo que no debe ser, fue. 

[Jorge]: Eran nuestros ahorros los que estaban ahí. No era más. O sea, estábamos jugando a lo seguro y no fue seguro.

[Daniel]: Con la implosión de Continental Towers, los propietarios esperan dejar de pagar administración y solo se preocuparían por algunos impuestos. También piensan vender el lote y recuperar algo del dinero que perdieron. Pero aun si eso sucediera, el problema va más allá de Continental Towers. Hoy, en Medellín y su área metropolitana hay 22 edificios con problemas estructurales, incluidos los de CDO. A estos los han llamado ‘edificios enfermos’. 

En 2016, el Congreso aprobó la llamada Ley de Vivienda Segura o Ley Anti Space para, entre otras cosas, proteger a quienes compren vivienda, aumentar la seguridad de los edificios y fortalecer a las instituciones que dan los permisos de construcción. 

El periodista Adrián Atehortúa es de Medellín y vive en Bogotá. Coprodujo el episodio con nuestro productor senior David Trujillo. También vive en Bogotá. 

Esta historia fue editada por Camila Segura. Bruno Scelza hizo el factchecking. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri y Ana Tuirán con música original de Ana. 

 El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Lisette Arévalo, Pablo Argüelles, Aneris Casassus, Diego Corzo, Emilia Erbetta, Camilo Jiménez Santofimio, Rémy Lozano, Selene Mazón, Juan David Naranjo, Ana Pais, Melisa Rabanales, Natalia Ramírez, Laura Rojas Aponte, Natalia Sánchez Loayza, Barbara Sawhill, Elsa Liliana Ulloa y Luis Fernando Vargas.

Carolina Guerrero es la CEO. 

Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa de Hindenburg PRO.

Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

Créditos

PRODUCCIÓN
Adrián Atehortúa y David Trujillo


EDICIÓN
Camila Segura


VERIFICACIÓN DE DATOS
Bruno Scelza


DISEÑO DE SONIDO
Andrés Azpiri y Ana Tuirán


MÚSICA
Ana Tuirán


ILUSTRACIÓN
Julia Tovar


PAÍS
Colombia


TEMPORADA 12
Episodio 32


PUBLICADO EL
05/16/2023

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