Arroz a la zorra | Transcripción

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[Rough Translation Pre-Roll]

[Daniel Alarcón]: Esto es Radio Ambulante desde NPR. Soy Daniel Alarcón.  

Hoy empezamos con un nombre. Más precisamente con el nombre de nuestra productora argentina Aneris Casassus. Confieso que nunca había escuchado el nombre Aneris y me pareció bastante raro. Luego ella me confirmó que sí, que no es para nada común. 

Me contó que cada vez que se presenta en algún lado le pasa lo mismo. La gente le hace, como mínimo, tres preguntas: ¿cómo se escribe? ¿qué origen tiene? ¿qué significa? Ella responde siempre igual: que Aneris, así como suena, con I latina; que griego pero que su familia nada que ver con los griegos y que no ha encontrado un significado exacto, o al menos uno que termine de convencerla. 

Cuando le escriben un email, a veces piensan que es un hombre o que ese es su apellido. Y Aneris ya ni se preocupa en corregir cuando alguien le dice Ana, Mery, Nelly, Anne Marie… 

La culpa de todo, en definitiva, la tiene su madre. A comienzos de 1983 había leído en una lista el nombre y le había gustado que fuera distinto, original. No tuvo dudas. Si el bebé que estaba por parir era una niña ese sería su nombre. Había dos variantes: Amneris, con M y N. Y Anneris, con dos N. Pero Cristina, la mamá de Aneris, estaba empecinada en que fuera solo con una. Al papá también le gustó.  

Cuando llegó a su casa después de anotarla en el registro civil y se dio cuenta que en la partida de nacimiento lo habían puesto con dos N, volvió a la oficina  y pidió que le borraran esa N que sobraba. Tuvo suerte porque el empleado del registro civil era un vecino del barrio y le hizo el favor. 

Hasta acá, una simple anécdota. Pero tiempo después, la mamá de Aneris, descubriría que ese capricho encerraba algo más… Esta es Cristina

[Cristina Ferrero]: Pasaron los años y siempre “Aneris vení a comer”, “Aneris andá a jugar”, “Aneris vamos al jardín”. Bueno, llegó la primaria y en aquel entonces había que marcar todo en el guardapolvo, en la ropita, en los lápices, incluso había que rasparlos y poner a cada lápiz su nombre. Y ahí comencé a escribir “Aneris”, “Aneris”, “Aneris” y de pronto me hizo un clic.

[Daniel]: Se le ocurrió leer el nombre de derecha a izquierda…

[Cristina]: Y dije epa, Aneris es sirena al revés. Nunca me había advertido de que el nombre de mi propia hija, al revés, era sirena.

[Daniel]: Aneris tenía 7 años, y ahí empezó su pesadilla. Aquí Aneris, charlando con su mamá.

[Aneris Casassus]: Y te acordás si a mí me gustaba eso cuando era chica, de que fuera sirena al revés. 

[Cristina]: No, a vos no te gustaba. Te resultaba desagradable. No querías que te dijera tu hermano sirena, “vení sirena, vení sirena”. “No, no, no me gusta, mamá, que me digan sirena”.

[Daniel]: Hasta el día de hoy su hermano le hace chistes con eso. Y de chicos, cuanto más se enojaba, más se lo hacía… No es que odiara las sirenas. Le encantaba ver la película de La Sirenita y bueno, viviendo en una ciudad de mar, tal vez podría haberle encontrado el sentido. Pero eso de tener una cola con aletas verde esmeralda en vez de piernas le daba un poco de impresión…

Su mayor miedo era que sus compañeros de escuela descubrieran el secreto y la empezaran a llamar sirena en vez de Aneris. Ella cruzaba los dedos para que nadie se diera cuenta. Y la verdad es que casi nadie lo notaba. 

Su mamá en un ataque de culpa trataba de ayudarla con eso: 

[Cristina]: Yo diría que eso fue tácito y siempre lo mantuvimos como un profundo secreto.

[Daniel]: Hasta ahora, claro. Ya no le importa. Está dispuesta a compartirlo porque por esa casualidad de su nombre…. llegó a él… 

[Juan Pablo Sáez Gil]: Hola, mi nombre es Juan Pablo, soy palindromaníaco recuperado. Hace 737 días que no hago un palíndromo

[Daniel]: Palindromaníaco, es decir, una persona obsesionada por buscar palíndromos, palabras que se lean del derecho y del revés. Eso que Aneris odia de su nombre a Juan Pablo Sáez Gil le resulta totalmente fascinante. Después de la pausa, Aneris nos mete en el alucinante mundo de los palindromistas. 

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[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón.  Nuestra productora Aneris Casassus nos cuenta.

[Aneris]: Debí haber sospechado que mi secreto nunca estaría a salvo con un palindromista. Contacté a Juan Pablo por Instagram. Le dije que era periodista, que sabía que él era palindromista y que me gustaría entrevistarlo para un episodio de Radio Ambulante. No le dije absolutamente nada en referencia a mi nombre. Me contestó al instante. Lo que a mi mamá le llevó 7 años descubrir, a Juan Pablo le tomó una milésima de segundo. Nunca antes, de hecho, un entrevistado me había contestado tan rápido. Abrí el mensaje enseguida, ansiosa… Decía así…

[Juan Pablo]: Hola Aneris, ¿cómo estás? Un gusto. ¿Ese es tu nombre real? ¿Es casual que se lea sirena en el reverso?

[Aneris]:  Sí, es casual y lo odio, respondí en el chat. Y él:

[Juan Pablo]: ¡Qué envidia! ¡Cómo me hubiera gustado tener un nombre así!

[Aneris]: Juan Pablo tiene 38 años y la obsesión por buscar palabras reversibles empezó de muy chico, de la mano de su abuela Hilda Esther del Valle Ocaranza, más conocida como “Nena”. Ella vivía a tres cuadras de su casa en Concepción – provincia de Tucumán, en el noroeste de Argentina – y casi todas las tardes, Juan Pablo y sus dos hermanos iban a merendar a su casa. Les hacía un café con leche delicioso. Juan Pablo era un niño muy tímido y solitario y le encantaba pasar tiempo con su abuela.

[Juan Pablo]: Me leía cuentos, me contaba historias, eran como momentos muy íntimos, donde me sentía como muy escuchado, muy contenido, y ella tenía como esa calidez para hacerme sentir importante, visible, presente. 

[Aneris]: En ese contexto tan ameno, Nena le sembró a Juan Pablo la semillita… De joven había sido maestra y era una apasionada de la enseñanza. Un día agarró un papel y un lápiz y escribió el nombre de una provincia argentina, Neuquén. Luego le propuso a Juan Pablo – que en ese entonces tendría unos 6 o 7  años- que la leyera de derecha a izquierda.

[Juan Pablo]: Y yo me acuerdo ese instante de niño que se explotó mi cerebro y no podía creer. Me acuerdo que lo escribió mi abuela en un papelito y yo lo leía de ida y vuelta a Neuquén y no podía creer. Para mí eso era magia.

[Aneris]: Luego hizo lo mismo con el apellido del presidente argentino de ese entonces, Menem. Y después lo desafió con frases más largas… Este es Juan Pablo, hablando con su abuela Nena, que hoy tiene 87 años.

[Juan Pablo]: ¿Te acordás los palíndromos que nos enseñabas? Te acordás uno que era «Dábale…» 

[Hilda Esther del Valle Ocaranza]: «Dábale arroz a la zorra el abad»

[Juan Pablo]: Ese, yo siempre me acuerdo de ese.

[Hilda]: Sí. “Dábale arroz a la zorra el abad”. Yo me acuerdo,  Juan Pablo, de tu carita, cuando descubrías lo que era eso. Era hermoso, era hermoso 

[Aneris]: “Dábale arroz a la zorra el abad” es quizás el palíndromo más famoso del idioma español. La frase entera es simétrica, se lee exactamente igual de los dos lados. Pero en su interior también podemos encontrar palabras bifrontes: es decir que de izquierda a derecha forman una palabra y de derecha a izquierda otra. Como arroz y zorra. Como Aneris y sirena. Así que recién ahora, a mis 38 años, me vengo a enterar de que eso que pasa con mi nombre se llama bifronte y de que, justo por eso, soy la envidia de cualquier palindromista. 

Pero no crean que esto de buscar palíndromos es tan fácil. Quiero aclararles algo para que no vayan a hacer trampa. Aunque fonéticamente suene igual de ambos lados, el palíndromo tiene que estar escrito sin faltas de ortografía: no se puede obviar una H aunque sea muda, o usar una B larga por una V corta. Solo hay dos excepciones: las tildes y los signos de puntuación pueden pasarse por alto. 

En aquel entonces Nena ni siquiera sabía que estos juegos de palabras se llamaban palíndromos y que el término deriva del griego y significa “que recorre a la inversa”. Pasaba horas cuidando a Juan Pablo y a sus dos hermanos mientras sus papás trabajaban: la mamá de bioquímica en un laboratorio, el papá de arquitecto, dirigiendo obras. Cuando Nena ya no sabía qué más hacer para entretenerlos y para que no  extrañaran tanto a la mamá, sacaba los palíndromos como quien saca un as de la manga. Sabía que era algo muy efectivo. Lo había probado con sus alumnos cuando era maestra y siempre se quedaban con la boca abierta.

[Hilda]: Yo quería llamarles la atención con cosa que realmente lo pongan a ustedes pensando qué era… como por ejemplo el leer una palabra de delante para atrás que de atrás para adelante. 

[Aneris]: A Juan Pablo le parecía el plan perfecto. 

[Juan Pablo]: Y lo curioso de esto es que  a mis hermanos ni les importó ni supieron que existían los palíndromos y se olvidaron de su existencia. Y a mí me dejaron marcado para el resto de mi vida. 

[Aneris]: Desde aquel día en que su abuela le mostró el mundo de los palíndromos, Juan Pablo no pudo parar. Cuando caminaba por la calle, antes de leer los letreros hacia adelante, los leía hacia atrás. Empezó a encontrar palíndromos en todos lados. Los caramelos más famosos en Argentina, los Sugus, ahora le gustaban todavía más. Se quedaba como hechizado ante cada descubrimiento:

[Juan Pablo]: Fue así como wow años comiendo caramelitos Sugus y recién descubro que es un palíndromo

[Aneris]: Se acuerda perfectamente de dos momentos puntuales de aquella etapa de iniciación palindrómica, en los que empezó a investigar más. Uno fue en un ascensor cuando leyó un botoncito que decía “Luz” y se dio cuenta que si tan solo le agregaba una A se formaba el palíndromo “luz azul”. El otro fue estando en un bar. Quiso ir al baño y cuando vio el cartel en la puerta notó que si a “baños” le sumaba también una A se formaba “soñaba baños”. Su vida cotidiana se empezó a llenar de palíndromos y eso le parecía espectacular. Y, como toda pasión es más bella si se comparte, cada vez que hallaba un palíndromo nuevo corría a contárselo a sus amigos. El problema era que, al igual que a sus hermanos, a ellos tampoco les interesaba en absoluto el tema. 

[Juan Pablo]: Era como “ah, mirá vos”. Y yo decía “¿no ves la magia que hay que explota una estructura mágica ahí adentro?” Y era como “ah, ok”.

[Aneris]:  Al menos su abuela Nena siempre estaba ahí para escucharlo. 

Durante su infancia y adolescencia, Juan Pablo fue engrosando su colección de palíndromos casi en absoluta soledad. Cada vez que encontraba uno lo anotaba en cuadernos o libretitas. Comenzó a descubrir frases hermosas. Sé que al oírlas puede que les resulte difícil darles la vuelta mentalmente. Pero si no llegan a escribirlas para corroborarlo con sus propios ojos, créanme: se leen exactamente igual de los dos lados. Ahí van:

[Juan Pablo]: “Amo la pacífica paloma”, “Nos ideó Edison”, “Yo hago yoga hoy”.

[Aneris]: Y esta es alucinante: 

[Juan Pablo]: “La ruta nos aportó otro paso natural”.

 [Aneris]: En los ratos en que no estaba con sus amigos y hermanos andando en bici,  jugando al fútbol o al básquet, Juan Pablo se deleitaba con cada frase palindrómica que encontraba. Tenía una vida como la de cualquier adolescente pero los palíndromos siempre estaban ahí, acompañándolo.  

A principios de los 2000, llegó la hora de ir a la universidad y se mudó a San Miguel de Tucumán, la capital de la provincia. Se inscribió en psicología pero luego se cambió a derecho y siempre mantuvo el gusto por leer de atrás hacia adelante. Empezó a disfrutar de toda la movida cultural y universitaria que había en la ciudad. Siempre le había gustado leer y ahora tenía muchos más recursos al alcance de la mano. Un día su primo lo llamó para decirle que en El griego, una librería clásica de Tucumán…

[Juan Pablo]: Estaba el libro de palíndromos de Juan Filloy, que era como una reliquia palindrómica. Así que me acuerdo salir corriendo ese día literalmente, salir corriendo,  ir hasta El griego que quedaba no sé a unas diez cuadras de donde vivía y comprar el librito “Karcino” de Juan Filloy.

[Aneris]: El argentino Juan Filloy, conocido como el escritor de los tres siglos: nació en el XIX, vivió en el XX y murió a comienzos del XXI, a los 105 años. Fue además abogado, juez de cámara y traductor. Escribió decenas de libros, muchos de ellos inéditos. “Karcino”, el que le interesaba específicamente a Juan Pablo, es un tratado de palindromía. El nombre viene del griego y significa cangrejo. Bueno, y no hay que explicar que lo eligió por la particular forma de caminar hacia atrás de ese animalito. El libro, de 224 páginas, compila 2200 frases reversibles en diversos idiomas empezando por el que es considerado el primer palindromista de la Antigua Grecia: Sótades, del siglo III antes de Cristo.  Este que van a escuchar es Filloy, en un fragmento del documental “Don Juan”, de Mempo Giardinelli:

[Mempo Giardinelli]: ¿Cuántos palíndromos ha escrito usted Don Juan?

[Juan Filloy]: Yo he escrito más de 10 mil frases palindrómicas. 

[Mempo Giardinelli]: ¿Es posible en la lengua castellana llegar a tanto?

[Juan Filloy]: Precisamente es el idioma más palindrómico del mundo.

[Aneris]: Es porque usa más vocales que, por ejemplo, las lenguas germánicas que están repletas de consonantes. Eso ayuda mucho a la hora de buscar palíndromos. En ese mismo documental Filloy cuenta que el primer palíndromo que escuchó en su vida fue el mismo que Nena le enseñó a Juan Pablo: “Dábale arroz a la zorra el abad”. Y que de ahí tampoco pudo parar: empezó a escribir a diario frases palindrómicas. 

Juan Pablo entonces llegó a la librería y compró aquel libro sin dudarlo:

[Juan Pablo]: Fue como… como no sé encontrar un tesoro en una isla desierta y fue el primer libro de palíndromos que… que compré.

[Aneris]: Fue descubrir que había palíndromos mucho más largos, que no se trataba solo de palabras ni de frases sueltas. Se dio cuenta de que las posibilidades del lenguaje para crear palíndromos eran casi infinitas. Aquel tesoro le ampliaba su, hasta entonces, pequeño mundo palindrómico. Un mundo que también habían explorado autores como Julio Cortázar o Jorge Luis Borges.

El libro de Filloy incentivó a Juan Pablo a empezar a escribir sus propios palíndromos. Uno de los primeros que cree haber descubierto fue “Ánimo de mono me domina”.  Y poco a poco se desafiaba con construcciones un poco más largas y complejas, como este pequeño poema: 

[Juan Pablo]: “La sed será mortal odio, idolatro mares de sal”. 

[Aneris]: Cada vez que escribía uno sentía algo que le cuesta hasta describir.

[Juan Pablo]: Cuando se llega a ese momento en el que se lee de ida y vuelta y es uno mismo el que ha creado esa pequeña magia hay una satisfacción que yo no la logro explicar, no sé que es.

[Aneris]: Son como pequeños momentos en los que le parece que todo encaja de una manera perfecta. 

Le daba tanta satisfacción buscar palíndromos que se empezó a obsesionar con el tema y de a poco le iba resultando más fácil armar sus propias simetrías. 

[Juan Pablo]: Aquí habría que ver qué ha sido primero, si el huevo o la gallina. Si es que yo siempre tuve esa habilidad de leer en los dos sentidos y por eso me gustan los palíndromos o, si por escribir palíndromos, se me desarrolló la habilidad de leer en los dos sentidos. 

[Aneris]: Es algo bastante complejo, la verdad. A mí, por lo menos, me resulta dificilísimo leer hacia atrás. Y ni hablar de dar vuelta las palabras mentalmente, sin escribirlas. 

[Juan Pablo]: Pero igual no es una habilidad muy interesante, o sea no es un superpoder. No voy a ser un superhéroe de la Liga de la Justicia por leer hacia atrás…

[Aneris]: Y sí, podría decirse que es una habilidad bastante inútil en términos pragmáticos o mercantilistas. Pero, al fin y al cabo, de eso se trata cualquier juego, ¿no?

Más allá de aquel libro que se había convertido en su faro, Juan Pablo seguía disfrutando de su afición en solitario. Nadie que conociera le seguía la corriente con los palíndromos. Excepto, claro, su abuela y el querido primo que le pasó el dato del libro. 

Ni siquiera su novia de aquel entonces entendía muy bien por qué le gustaba tanto eso de buscar palabras reversibles. Un día él le escribió un poema palindrómico. Años después, cuando se volvió a encontrar con esa chica con la que finalmente habían terminado la relación, ella le hizo una confesión:

[Juan Pablo]: Me contó que una de las cosas que le hizo secarle la cabeza era mi obsesión por los palíndromos. Y yo en ese momento pensaba que era el mejor regalo que le podía hacer. O sea, yo digo cualquier poeta le escribe versos a sus novias, yo le estoy escribiendo un palíndromo y no, había sido todo lo contrario. 

[Aneris]: Juan Pablo se sentía un bicho raro. No encontraba aliados a su alrededor. Directamente llegó a pensar que no existían más palindromistas en el mundo. Es que recordemos una cosa, estamos a comienzos de los 2000 y si bien ya existía internet, no era algo tan accesible como ahora. Eran los tiempos del dial up y de los ciber cafés. No había grupos de Facebook ni Whatsapp, apenas si empezaba a popularizarse el uso del correo electrónico y de los buscadores. Pero eso ya lo ayudaba bastante en su afición…

[Juan Pablo]: Empecé a internarme en internet para buscar información de todo tipo. Buscaba palabras reversibles, juegos de palabras, anagramas, acrósticos. 

[Aneris]: De pronto empezó a encontrar unos sitios web con un diseño espantoso pero con un contenido hecho a su medida. Podía pasarse horas investigando cada uno de ellos. En esas andaba cuando descubrió algo increíble: su segundo tesoro en la isla desierta. No solo había más palindromistas en el mundo sino que había un club que los reunía a todos. 

Y Juan Pablo no se iba a perder la oportunidad de conocerlos. Una pausa y volvemos.

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[Aneris]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Soy Aneris Casassus. 

Antes de la pausa conocimos a Juan Pablo, quien desde niño se había obsesionado por buscar palabras reversibles. Pero no tenía con quién compartir esa pasión, y es más, esta obsesión con los palíndromos incluso lo alejaba de la gente. 

Entonces, en un día de esos en los que Juan Pablo se la pasaba en internet buscando palíndromos y juegos de palabras encontró algo totalmente inesperado:  el blog del Club Palindromista Internacional, el CPI. Había nacido en 1986 en Cataluña por iniciativa de un ingeniero llamado Josep María Albaigés. En un viaje a Argentina, Josep conoció de casualidad a Carlos Nafarrate, un médico que le enseñó su gran colección de palíndromos. Desde ahí quedó totalmente atrapado por el tema. Así que cuando volvió a su casa decidió empezar a buscar a otros palindromistas. En los ‘80, solo podía hacerlo por teléfono o correo postal. Logró contactar a unas 15 personas que publicaban sus palíndromos en la revista estadounidense “Word Ways”. Para 1987, un año después, ya eran 20 o 25 personas que integraban el Club y editaban su propio boletín, el “Sema Games”, O bueno, Games, para que se escuche el palíndromo. Sema, según la Real Academia Española, es una unidad mínima de significado. Enseguida Juan Pablo buscó un mail de contacto y ahí mismo escribió un mensaje para que cruzara en un segundo el Océano Atlántico. Tuvo suerte. Pronto le contestó él: 

[Pedro Ruiz Lozano]: Mi nombre es Pedro Ruiz Lozano, coloquialmente se me dice Pere Ruiz. Soy presidente del Club Palindromista Internacional.

[Aneris]: Juan Pablo no estaba solo. Había más personas que compartían su misma obsesión. Miembros en España, Francia, Alemania, Estados Unidos, Colombia, México, Brasil… hasta cerquita suyo, en Argentina… A Juan Pablo no le entraba la felicidad en el cuerpo. 

[Juan Pablo]: Yo pensaba que era la única persona del mundo al que le interesaban los palíndromos. Y de pronto ahora, cientos de personas intercambiando palíndromos por todo el mundo y de todo tipo. Es como muy loco cómo cambian los tiempos. 

[Aneris]: Pensaba, también, que era el único que había descubierto aquello de “Luz azul”. Pero ahora se enteraba que absolutamente todos los palindromistas habían sido cautivados por esa frase en sus inicios palindrómicos. Le parecía fascinante. Por fin se sentía comprendido en su pasión. Según Pere, es lo que experimentan casi todos los palindromistas cuando descubren la existencia del Club. 

[Pedro]: El palindromista es un artista que trabaja solo, que no sabe que existen otros palindromistas. Y cuando conoce que pues que hay un grupo de gente que se dedican a hablar de esto todos los días y, y a organizar congresos, encuentros de palindromistas, en fin, un montón de actividades relacionadas con el palíndromo, pues se anima.

[Aneris]:  Para los que no somos palindromistas, en cambio, puede sonar un poquito raro. De hecho Pere está acostumbrado a escuchar lo que la mayoría de la gente piensa sobre ellos… 

[Pedro]: Voy a encontrarme con un grupo de frikis que se dedican a escribir al revés o a hacer simetrías o tal. 

[Aneris]: Pero él lo ve totalmente diferente…

[Pedro]: Automáticamente te das cuenta que lo que somos es un grupo de gente cachonda, de gente con ganas de divertirse, de pasarlo bien y de usar el lenguaje como herramienta para, pues para estar contento. 

[Aneris]: Para Pere, buscar palíndromos es una especie de ansiolítico.

[Pedro]: Mira, Juan Filloy decía que él escribía palíndromos para aliviar la angustia de vivir. Yo he escrito infinidad de palíndromos en la sala de espera del médico. Luego pensaba, digo, si no hubiera estado escribiendo palíndromos, estaría pensando en la enfermedad o en los dolores.

[Aneris]: Pere se obsesionó con los palíndromos hace 30 años. Estaba hojeando el diario cuando leyó ¿a qué no saben qué frase? Sí, sí. La misma con la que empezaron casi todos: “Dábale arroz a la zorra el abad”. Desde ese momento, inició su camino palindrómico. Tiene editados seis libros que reúnen palíndromos de su autoría y oigan esto: uno de ellos es una versión de la Biblia en palíndromo, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. 

Y, como Juan Pablo, cuando le escribí presentándome también descubrió enseguida mi secreto…

[Pedro]: Al ser un nombre tan poco común, porque es muy poco común, de hecho eres la única persona que conozco que se llame sirena al revés, en esa manía ya te digo, cualquier término nuevo que nos viene a la vista, pues el palindromista lo gira incluso involuntariamente.

[Aneris]: Tanta emoción le dio a Pere leer mi nombre que hasta me escribió un verso palindrómico…

[Pedro]: Tu nombre me inspiró al mar. Entonces intenté construir… es un palíndromo pues con cositas del mar. Lo tienes delante. A ver… Léelo, por favor. 

[Aneris]: Ok, aquí vamos… Dice así:

Aneris, sé esa ola y ese mar. Ámese, ya loa sé: es sirena.

Tuve que buscar la definición de loa. Es un poema dramático cortito.  

Así que ya ven… tengo mi propio verso palindrómico.

Pero volvamos al momento en que Juan Pablo descubre el Club Palindromista Internacional. Pere respondió su correo invitándolo a que se hiciera miembro del Club y se suscribiera a la revista “Sema Games”. Juan Pablo empezó a recibirla por correo postal y devoraba sus páginas repletas de juegos de palabras. 

Con los miembros del Club, se enredaba en acalorados debates en cadenas de mail en torno a los palíndromos. Por ejemplo, ¿cómo determinar la autoría de un palíndromo? Es decir, si todos los palindromistas pasaron alguna vez por “luz azul” o “soñaba baños”, ¿cómo saber a quién se le ocurrió primero? Bueno, parece que hay cierto consenso en decir que los palíndromos cortos no tienen dueño, digamos que se le pueden ocurrir a cualquiera. Pero cuando hablamos de palíndromos más extensos y complejos, es poco probable que a dos personas se les ocurra formar exactamente el mismo párrafo y en ese caso corresponde darles su autoría. Pere me lo graficó con números. Me dijo que él ha escrito unos 10 mil palíndromos, y que calcula que de esos 10 mil, 4 mil o 5 mil son los mismos que ya habían escrito antes otros palindromistas sin que él lo supiera. O sea que cree haber inventado, por lo menos, unos 5 mil.

Los miembros del Club compartían con Juan Pablo sus creaciones y sentirse acompañado en esta obsesión no hizo más que acrecentarla. 

[Juan Pablo]: Fue un tiempo así de mucha locura, porque era como un descubrimiento de todo un mundo nuevo que se me aparecía y las miles de posibilidades que abría… 

[Aneris]: Según sus propias palabras, fue como desbloquear un nuevo nivel. Se dio cuenta de que podía desafiarse aún más y empezó a escribir palíndromos cada vez más largos. Cuando se sintió lo suficientemente conforme con lo que había escrito, le mandó algunos de sus palíndromos a Pere, que quedó maravillado: 

[Pedro]: Hay aquellas personas que dices “Oye, parece que ha nacido con un don, parece que lleva algo en la sangre, ¿no? Que le salen los palíndromos con una naturalidad”. Bueno, pues Juan Pablo Sáez Gil es… es esta persona. Conozco a dos o tres más en todo el mundo que tengan esta habilidad. No hay muchos más y creo que conozco bastantes palindromistas. 

[Aneris]: Lo que más le sorprendió fue que tenía un estilo propio, algo muy difícil de conseguir para un palindromista. Si para cualquier escritor es un enorme reto lograr una marca personal, hacerlo con tantas restricciones lingüísticas es sumamente complejo. Porque, como dice Pere, el palíndromo se resiste a ser escrito. Es una frase que hace fuerza porque siempre va a faltar una letra o una palabra para lograr la simetría perfecta. A veces, el palindromista logra llevar el palíndromo hacia donde quiere, pero muchas otras veces, el palíndromo lo domina a él. La mayor hazaña, además, es lograr una construcción simétrica que mantenga cierto sentido. 

[Pedro]: El trabajo o la labor del palindromista está siempre ahí, en intentar buscar arte con un cincel que está muy afilado, tan afilado que como des el golpecito un poco más fuerte, rompes la pieza y no sirve. 

[Aneris]: Por eso, cuando logran que la pieza no se rompa…

[Pedro]: Pues te sientes contento simplemente. Yo los califico como píldoras de felicidad.

[Aneris]: Luego de leer sus palíndromos, Pere le propuso a Juan Pablo que publicara uno de sus textos en la revista del Club.  Y empezaron a mantener una correspondencia palindrómica. Pronto se hicieron amigos a la distancia. 

[Pedro]: Con Juan Pablo escribíamos narraciones palindrómicas juntos o relatos o diálogos en el que él decía una cosa y yo le contestaba otra y viceversa. Todo palindrómicamente, entiendes. O sea, yo encontré en Juan Pablo mi alma gemela y él lo sabe porque estamos en contacto…

[Aneris]: Después de algún tiempo de amistad virtual, en septiembre de 2009 Juan Pablo viajó a Barcelona y conoció personalmente a Pere en un café frente al mar. Charlaron sobre su pasión por los palíndromos, intercambiaron libros y se plantearon un nuevo desafío. Los palíndromos no debían ser considerados simples juegos de palabras. Los palíndromos eran, en sí mismos, un género literario. Esa sería de ahora en adelante su bandera y la defenderían a capa y espada. Fundaron el movimiento literario “Rever”, cuyo nombre, por supuesto, es un palíndromo. A través del movimiento, reunirían a escritores palindromistas de todo el mundo. Porque hasta ese momento, al palindromista no se lo consideraba autor, sino simplemente una persona que pasaba los ratos libres buscando simetrías. El movimiento convocaría también al Premio Internacional de Literatura Palindrómica.

Además, establecieron que el 2 de julio sería el Día Internacional del Palíndromo. Es justamente el día en que el año se divide en dos. El eje, algo fundamental a la hora de escribir palíndromos. Desde entonces, cada 2 de julio los palindromistas del Club se conectan virtualmente y comparten frenéticamente palíndromos bajo distintas consignas. Los temas son súper variados… Pueden pasar de escribir palíndromos eróticos a escribir palíndromos sobre Messi. Por la diferencia horaria entre los países, la actividad puede extenderse durante 20 horas. Cuando Pere recupera los archivos del chat, son 200 o 300 páginas repletas de palíndromos súper cómicos.

[Pedro]: Te pasas 20 horas que no paras de reír  y el palindromista lo que tiene, está visto es eso, ganas de reírse, eh.

[Aneris]: Fue por esa época de intercambio con los miembros del Club, que a Juan Pablo se le ocurrió una idea descabellada. Empezaría a escribir el palíndromo más extenso que se conociera. Lo escribiría a diario hasta el día de su muerte. De repente, toda su vida empezó a estar atravesada por los palíndromos. Si conversaba con un amigo, buscaba palíndromos en la charla y poca atención le prestaba a lo que en realidad le decía. Si estaba en el trabajo, se obsesionaba con encontrar palíndromos en los expedientes judiciales. Porque, para ese entonces, Juan Pablo seguía con su carrera de abogacía y ya trabajaba en el Poder Judicial, donde aún sigue trabajando. 

[Juan Pablo]: A veces me acuerdo de la película “Mente brillante” de John Nash cuando empieza a ver numeritos que se unen en todos lados. Tenía una libretita y escribir fragmentos de palíndromos que después los intercalaba y los iba interconectado. Y había pequeños fragmentos que se conectaban con letras. Eso fue así como una ingeniería de letras, extremadamente compleja, que a mí me apasionaba, obviamente, pero era… era como… como demasiada obsesión ya. 

[Aneris]:  Imagínense la complejidad de ir engrosando un texto sin que nunca deje de ser un palíndromo. Que diga exactamente lo mismo si lo lees de un lado o del otro. Juan Pablo se había propuesto, además, que dentro de ese gran palíndromo hubiera distintos géneros y juegos de palabras. Palíndromos dentro de palíndromos, una especie de meta palíndromo. Era realmente una completa locura. Se acuerda particularmente de una noche.

[Juan Pablo]: Estaba en mi habitación, que era una habitación muy grande y me acuerdo que tenía todos los papelitos de palíndromos. Los desparramo sobre el piso, y pongo un panel gigante en el medio y digo bueno, voy a empezar a seleccionar y organizar los palíndromos que tengo. Y fue una noche que empecé a la tarde noche aproximadamente y me acuerdo que estaba todo despeinado, mal vestido, así como muy cinematográfica la escena. Y empiezo digamos en el panel a poner papelitos acá, otro papelito acá, unir papelitos, este es la misma categoría que este, estos son cortos, estos son poéticos, estos son una persona. Esto tac, tac, tac, tac. 

[Aneris]: Hasta que amaneció… 

Y así duró un buen tiempo. Pasaba noches enteras sin dormir. Pero es que, además, a la par de ese libro -al que él llamaba infinito-, iba escribiendo dos más: uno era una antología de palíndromos y el otro era un palíndromo de tono más poético, escrito sin signos de puntuación. Estaba escribiendo su trilogía palindrómica.

Pere sabe muy bien de esa obsesión de la que habla Juan Pablo.  

[Pedro]: El palíndromo es como un mosquito que te pica y mientras tienes los efectos de la picadura estás componiendo como un loco y pasas una temporada que no haces otra cosa más que componer palíndromos, es una especie de obsesión y esto no es bueno tampoco, ¿no?

[Aneris]: De eso se dio cuenta Juan Pablo en el cuarto mes de escritura desenfrenada, cuando se desbordó.

[Juan Pablo]: Ese yo creo que fue el clímax de la obsesión palindrómica. Y colapsó mi cerebro, básicamente.

[Aneris]: Decidió ponerle fin a ese libro que quería escribir hasta el día de su muerte y lo tituló “Simetral Ártemis”, son 68 páginas palindrómicas que se leen del derecho y del revés. Procuró que tenga 6.886 palabras, un número palindrómico. Estaba totalmente orgulloso de la complejidad de lo que había logrado. Imprimió unos 100 ejemplares y, con el pecho ancho, salió a repartirlo entre sus conocidos. 

Pero cuando lo empezó a mostrar, otra vez se topó con la misma piedra que había encontrado en su infancia. Con la excepción de sus compañeros del Club Palindromista Internacional, su libro no le interesaba absolutamente a nadie. 

[Juan Pablo]: La mayoría de gente era como: “Pero no se entiende mucho. Es medio raro”. Y fue así como una frustración de decir claro, o sea a nadie le importa un palíndromo. O sea mejor es escribir en una sola dirección, que se entienda, que sea claro.

[Aneris]: Solo tres o cuatro personas le confesaron que alcanzaron a leer el libro entero. Una de ellas, claro, fue su abuela Nena. Acá otra vez Juan Pablo, hablando con Nena. 

[Juan Pablo]: Te acordás cuando yo escribí el libro este de palíndromos que te lo regalé 

[Hilda]: Me acuerdo, me acuerdo…

[Juan Pablo]: Que vos me decís que lo tenés en tu mesa de luz 

[Hilda]: Lo tengo en mi mesa de luz…

[Juan Pablo]: ¿Qué has  sentido vos cuando has visto que yo escribí un libro sobre palíndromos?

[Hilda]: Para mí ha sido una satisfacción tan grande porque yo veía en vos lo que yo podría haber hecho también ¿me entendés? 

[Aneris]: Por cierto, se me olvidaba mencionarles que el libro se lo dedicó a su abuela, que recordemos le dicen Nena. Entonces, claro: “A Nena” viene a ser un palíndromo. 

[Hilda]: Yo a Juan Pablo lo amo con todo mi corazón y con él he encontrado esta forma de comunicarnos de ciertas cosas que yo no las había comentado nunca con nadie… Es un orgullo saber que sos mi nieto. 

[Juan Pablo]: Para mí es un orgullo que vos sos mi abuela. Es mutuo, como el palíndromo, va y viene.

[Hilda]: Ahí está, va y viene… Así es… Va y viene…

[Aneris]: Con eso ya podía darse por satisfecho. Tal vez había llegado la hora de abandonar los palíndromos, que lo estaban atrapando en laberintos mentales de los que no podía salir. 

[Juan Pablo]: Fue así como primero un orgullo de escribir algo tan complejo, después de decir bueno, esto simplemente el único sentido que tenía era liberarme de la obsesión mental a través de un libro y que se vaya y dejarlo ir.  Fue como llevar al extremo la estructura. Y romperla. Hacerla explotar. 

[Aneris]: Los palíndromos lo conectaban con lo mental, lo racional, y ahora era tiempo de ir hacia las emociones. Empezó a viajar, a tomar clases de teatro, a bailar, a moverse… A conectarse más con el cuerpo y a liberar su cabeza. Y podría decirse que ese fue el principio del fin de su obsesión con los palíndromos. Recién ahora, unos 12 años después, ha vuelto a tenerle cariño a ese libro…

[Juan Pablo]: Como que veo al joven de aquel tiempo perturbado y ilusionado con las estructuras lingüísticas. Y me da como mucha ternura y me trae como un lindo recuerdo. Y la idea de no saber cómo hice, porque ahora no hay forma de que me ponga a hacer esto. 

[Aneris]: Al presentarse, Juan Pablo se confesó como un palindromaníaco recuperado. Dijo que llevaba 737 días sin hacer un palíndromo, aunque el número que eligió en chiste, es, justamente, un palíndromo. Es que si bien ya no pasa todo el día buscando palíndromos de manera enfermiza, cada tanto alguno se le viene a su cabeza y cuando aparece la punta del ovillo necesita llegar hasta el final. 

[Juan Pablo]: La analogía con las adicciones me parece como bastante interesante porque aún queriendo dejar de hacer palíndromos, los palíndromos me… me vienen. 

[Aneris]: Sin ir más lejos, le pasó hace poco mientras se duchaba y vio una araña en la bañera. 

[Juan Pablo]: Veo la araña y leo en el reverso dañará y automáticamente la D que sobraba se une con demoníaco, que me acordaba de un palíndromo de Cortázar que es “átame demoníaco Caín o me delata” y se une araña con demoníaco y sale sin querer un palíndromo que era «Araña demoníaca. Ya caí, no me dañará». Y en ese momento digo guau, qué lindo palíndromo. 

[Aneris]: Salió de la ducha y corrió a anotarlo.

[Juan Pablo]: Es como muy gracioso, como que ya no los puedo contener. Los trato de tapar y brotan. Es como una fuente así de palíndromos, que se me escapan. 

[Aneris]: Entrevisté a Juan Pablo a principios de diciembre del año pasado. Yo misma le propuse una fecha y él aceptó. Ninguno de los dos se había percatado del detalle. Un rato después de que terminara nuestra charla, Juan Pablo me mandó un mensaje de whastapp. “Mirá lo que acabo de encontrar, la fecha de la entrevista, no me vas a decir que no hay magia”, me escribió. Habíamos hablado el 02 de diciembre del 2021,  es decir… 12022021, un número capicúa. 

[Daniel Alarcón]: Después de abandonar los palíndromos, Juan Pablo empezó a escribir literatura infantil. Pasó de la complejidad lingüística extrema a la sencillez y simplicidad de los textos para niños. Toda su obra está disponible en su web “Yo soy”. La encuentran como juanpablosaezgil.com 

Con frecuencia, Juan Pablo visita a su abuela Nena en su casa de Concepción, la misma donde pasaba sus tardes de niño entretenido con los juegos de palabras. Suelen pasar horas conversando de lo que más les gusta: su pasión por las letras. 

Aneris Casassus, o mejor dicho… Sirena Sussasac, es productora de Radio Ambulante y vive en Buenos Aires. Haciendo esta historia al fin se reconcilió con el reverso de su nombre porque eso la llevó a conocer a estos palindromistas apasionados. Con ellos entendió que una obsesión en apariencia inútil puede llenar de sentido toda una vida. 

Sin embargo, a parte de esta mención, todos tenemos tajantemente prohibido llamarla Sirena. Jamás.    

Un agradecimiento especial a Sylvia Tichauer, miembro del Club Palindromista Internacional, a quien también consultamos para este episodio. Todos los días publica palíndromos en su blog “La breve verbal”. Gracias también por haber hablado con nosotros a Carlos López, palindromista guatemalteco que vive en México y que dirige la editorial Praxis, especializada en publicar libros de poesía y palíndromos. 

Si quieren saber más sobre el Club Palindromista Internacional pueden visitar su blog y les recomendamos también el documental “¡Viva el palíndromo!”, del argentino Tomás Lipgot. 

[Pilar Bonillo]: Hola, soy Pilar Bonillo, de Ranalabs, nuestra organización forma parte del programa de membresías Deambulantes. Y apoyamos a Radio Ambulante porque creemos en el periodismo independiente y en la importancia de que el mundo escuche las historias de Latinoamérica.

Como parte de los beneficios, me invitaron a leer los créditos de este episodio. Si querés más información sobre cómo hacerlo, entra a radioambulante.org/leercreditos.

Esta historia fue editada por Camila Segura y por Daniel Alarcón. Desirée Yépez hizo el fact checking. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri con música original de Ana Tuirán.

El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Nicolás Alonso, Lisette Arévalo, Emilia Erbetta, Fernanda Guzmán, Camilo Jiménez Santofimio, Rémy Lozano, Ana Pais, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Elsa Liliana Ulloa, David Trujillo y Luis Fernando Vargas.

Carolina Guerrero es la CEO.

Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa de Hindenburg PRO.

Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Pilar Bonillo. Gracias por escuchar.

 

Créditos

PRODUCCIÓN
Aneris Casassus


EDICIÓN
Camila Segura y Daniel Alarcón


VERIFICACIÓN DE DATOS
Desirée Yépez


DISEÑO DE SONIDO/MEZCLA
Andrés Azpiri 


MÚSICA
Ana Tuirán


ILUSTRACIÓN
Sabrina Pérez


PAÍS
Argentina


TEMPORADA 11
Episodio 22


PUBLICADO EL
03/01/2022

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