Cocorí | Transcripción
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[Daniel Alarcón]: Esto es Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón. Y aquí estoy con nuestro editor, Luis Fernando Vargas. Luis Fernando, ¿qué tal? ¿Cómo estás?
[Luis Fernando]: Muy bien. Hola, ¿cómo estás?
[Daniel]: Todo bien. Pura vida. Ehh… ¿de… dónde estás? ¿De dónde me saludas?
[Luis Fernando]: Desde San José, Costa Rica.
[Daniel]: Costa Rica. Muy bien, Luis Fernando. Ok, entonces… Hoy me querías hablar de un libro, ¿verdad?
[Luis Fernando]: Sí, del primer libro que leí. O por lo menos el primer libro que leí conscientemente. O sea que lo agarré de principio a fin. Lo entendí. O por lo menos eso creía. O por lo menos tuve una noción del libro.
[Daniel]: ¿Qué edad tenías?
[Luis Fernando]: Qué vergüenza, pero tenía como 10 años [Risas]. O sea, antes de eso mi… mis dosis de historias era Nintendo y Dragon Ball.
[Daniel Alarcón]: Muy bien, muy bien. Clásicos.
[Luis Fernando]: Exacto. Lo leí en la escuela, el libro. Era parte del programa de la malla curricular, o sea, ni siquiera lo leí por gusto, sino que lo leí obligado. Pero es un libro al que le tengo mucho cariño, digamos.
[Daniel]: Cuéntame un poco de este libro y de qué se trata, Cómo se llama, etcétera.
[Luis Fernando]: El libro se llama Cocori. Para la mayoría de gente que nos escucha no significará nada, pero en Costa Rica se considera un clásico. Lo escribió uno de nuestros autores más importantes, más reconocidos, que se llama Joaquín Gutiérrez Mangel. Lo escribió en 1947. Básicamente, y ahorita te explico una complejidad, es la historia de un niño llamado Cocorí, que vive en una playa que limita con la selva, en lo que se supone que es como el Caribe costarricense, es un pueblo súper, súper rústico. Y un día en la mañana llega un barco, un barco grande, con gente. Cocorí va con sus vecinos con frutas de regalo en un botecito suben al barco y Cocorí encuentra a una niña. Para él es la niña más linda que ha visto jamás. Y la niña le regala una rosa que el niño considera tan hermosa como ella. Pero al día siguiente la rosa muere y la niña se va. Y Cocorí, tristísimo, se pregunta por qué las cosas bellas duran tan poco y por qué las cosas feas y malas, como los animales peligrosos de la selva y las plantas carnívoras donde él vive, duran lo que parece ser una eternidad. Entonces se va a una aventura en el corazón de la selva para preguntarle a animales viejos y supuestamente sabios para tratar de averiguar esto, ¿no?, por qué el tiempo es tan inclemente.
[Daniel]: Jajajaj… Ok, entonces… Me río porque me parece muy dark, que no concuerda con lo que yo conozco de pura vida hermano de la cultura tica. Entonces todo eso me parece como súper sorprendente, pero no sé si esa es la complejidad que mencionaste o si hay otra porque, pero igual me parece súper extraño no sé si quieres explicarme o de pronto he mal entendido toda esta buena vibra que me has estado contando de Costa Rica por tantos años.
[Luis Fernando]: La complejidad es que Cocorí es afrodescendiente y la niña es blanca y eso empieza a llenar de significado todo. O sea, la niña es lo más hermoso que Cocorí ha visto, se parece a una rosa. Y Cocorí más bien a la primera página del libro se le compara con un caimito, que es una fruta tropical de cáscara oscura que es cero popular, o sea, no es una manzana y empieza a crearse esta noción de que lo externo, lo que no es de entorno de Cocorí, es mejor, es más bello.
[Daniel]: Esta simbología bastante clara, digamos, entre la… la rosa, la niña blanca y el niño afro y la selva y el sistema de valores que se ve desde nuestro punto de vista o desde mi punto de vista, como lo has explicado, bastante racista. Me imagino que eso lo pasaste por alto a los diez años. O sea, no te diste cuenta.
[Luis Fernando]: Se me pasó por encima de la cabeza, obviamente, y nunca se me explicó en clases que Cocorí tenía elementos racistas. Nunca se habla del racismo en Cocorí en las escuelas, o por lo menos cuando yo estuve en la escuela a principios de los 2000 y ahora lo veo y me parece súper problemático y me genera conflicto porque es el primer libro que leí y pues vos sabes que a mí me gusta leer y a mí me cuesta no tenerle cariño.
[Daniel]: Me imagino que es de eso de lo que vamos a hablar hoy.
[Luis Fernando]: Si de eso vamos a hablar hoy, de la relación que tiene Costa Rica con este libro y especialmente de las personas que argumentan que Cocorí hace más daño que bien y que este texto no tiene lugar en las escuelas.
[Daniel]: Muy bien, Luis Fernando. Entonces. Vamos a hacer una breve pausa y ya volvemos.
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[Daniel]: Estamos de vuelta y los dejo con Luis Fernando.
[Luis Fernando]: Comencemos con ella.
[Lorein Powell Benard]: Mi nombre es Lorein Powell Benard. Socióloga. Docente en enseñanza del inglés.
[Luis Fernando]: A inicios de los años 80 también era una joven estudiante de literatura en la Universidad Nacional de Costa Rica, en Heredia, una provincia cercana a San José, la capital.
En esos momentos Lorein buscaba tema para su tesis de licenciatura. Ella es afrodescendiente y, curiosa de su identidad, le interesaba entender cómo retrataban a las personas negras en la literatura nacional.
[Lorein]: Entonces yo revisé una serie de obras. La primera versión de mi tesis incluía, creo, que diez obras. Una cosa así.
[Luis Fernando]: Y justo empezando la revisión, ni siquiera cuando ya había desarrollado el escrito, aparecieron los problemas.
[Lorein]: No gustó el tema. El tema de rebuscar racismo en obras literarias costarricense no gustó. Y recuerdo que una de mis lectoras del de la tesis escribió que mi tesis era impertinente
[Luis Fernando]: Impertinente. Porque qué hacía ella, una joven estudiante, rebuscando cosas incómodas en el canon literario costarricense. Era como una falta de respeto a la historia nacional. El equipo de lectores le pidió que analizara menos libros. Diez eran demasiados, sería una tesis interminable, pero ella cree que detrás de esta petición había otro motivo.
[Lorein]: La esperanza era que al concentrarme en unas pocas obras el tema del racismo quedara diluido.
[Luis Fernando]: Que se sintiera algo más parecido a la coincidencia que a algo sistemático. Tres obras se pueden tratar de obviar… pero diez… es más difícil.
[Lorein]: Quizá fue la primera vez que se hablaba de… de racismo en la literatura y que era una persona afrodescendiente quien hablará de esto, ¿verdad? Se hablaba del racismo, pero nunca en el contexto literario.
[Luis Fernando]: Lorein decidió quedarse con los dos textos en los que eran más evidentes los estereotipos de los afrodescendientes. Quería que no quedara duda, como le exigían los lectores de su tesis, de que en esas obras había racismo.
El primer libro que eligió fue Mamita Yunai, una de las novelas más importantes de la literatura nacional, escrita por Carlos Luis Fallas y publicada en 1941. El texto retrata las injusticias sociales que vivían los trabajadores en la bananera United Fruit Company, en Limón, el Caribe costarricense.
Y el segundo fue Cocorí.
[Lorein]: Fue chocante la forma en que se describía a los a los afrodescendientes en las dos obras que… que… con las que me quedé…
[Luis Fernando]: El afrodescendiente como malo, como lujurioso, como primitivo y parecido a una bestia. Lorein también tuvo problemas con los directores de su tesis. Decidió avanzar sola un tiempo y luego recurrir a una persona, la que le parecía más indicada para tratar el racismo en la literatura costarricense…
[Quince Duncan]: Mi nombre es Quince Duncan. Soy escritor. Activista de los derechos humanos, sobre todo de lo que son los derechos étnicos.
[Luis Fernando]: De las personas afrodescendientes…
[Lorein]: Hice mi trabajo y un día llegué a la oficina de Quince, que él era el director del Instituto de Estudios Latinoamericanos y yo le llevé el armatoste de hojas y le digo: “Quince vea esto, si le parece, si está de acuerdo con lo que yo digo, por favor, yo quiero que sea mi director de tesis”.
[Luis Fernando]: Quince conocía el trabajo de Joaquín Gutierrez, por supuesto, y también Cocorí. En 1975, Quince publicó un libro, El negro en la literatura costarricense, que abarca la historia de la integración de las personas afrodescendientes en el país.
Dedicó nada más un párrafo a Cocorí. Es extraño cómo habla de la novela ahí. No destaca nada explícitamente racista, dice que los personajes pudieron haber sido chinos, y poco más. Es como si se hubiera contenido en lo que iba a decir. De hecho, cuando hablé con Quince, me dijo que si tiene algún libro que le gustaría reeditar, sería ese. En fin. Quince aceptó leer el trabajo de Lorein.
[Quince]: Entonces fue así como tomé conciencia de la gravedad del texto, sobre todo desde el punto de vista de que el libro estaba siendo utilizado con la niñez, entonces ahí ya dije “no, que esto no puede ser…”
[Luis Fernando]: Y le dijo que sí, que sería el director de su tesis.
Carlos Luis Fallas había muerto en 1966, pero Joaquín Gutiérrez, el autor de Cocorí, en ese entonces sí estaba vivo. Lorein decidió que quería hablar con él, preguntarle algunas cosas sobre el libro. Él y ella casi eran vecinos, Lorein consiguió el número de teléfono. Entonces lo llamó en febrero de 1983.
[Lorein]: Él no era muy amable [Risas]. Era un señor bien gruñón, bien… bueno, yo lo conocí esa vez nada más y le pedí una entrevista y me dice “¿Qué es lo que pretende probar?” Le digo “no, es que quiero que me responda algunas preguntas sobre… Sobre Cocorí”. “Bueno, pero qué”. Bueno, por ejemplo…
[Luis Fernando]: Por ejemplo, al inicio del libro en las primeras ediciones, y esto cambiará después, más adelante les cuento por qué, cuando Cocorí va al barco y se encuentra a la niña, ella reacciona a su presencia diciéndole a su mamá: “Mamá, mira un monito”.
[Lorein]: Por ejemplo, esa frase yo quiero que usted me la explique, dice y que cuando usted ve por primera vez a un negro ¿no piensa en un mono? Y le digo no, yo pienso en una persona, es una persona de raza negra y tiró el teléfono.
[Luis Fernando]: Aquí quiero detenerme en la risa de Lorein, porque creo que dice mucho de cómo debe ser lidiar con ser afrodescendiente en Costa Rica. Suena como si fuera un mecanismo de defensa, de protección ante una sociedad que si bien no te va a esclavizar, entre broma y broma te va a tratar como un ciudadano de segunda categoría, como el objeto de risa y burla. Y es una risa diseñada para evitar conflictos, algo muy costarricense. Una risa que hace que todo parezca más leve, sin importancia. Porque ser confrontativo, especialmente sobre temas de racismo, te hace ser eso… impertinente.
Entonces, ¿quién era Joaquín Gutiérrez Mangel, ese señor gruñón que describió Lorein?.
Aquí unos datos biográficos sobre él. Nació en 1918, en Puerto Limón, frente al mar, en el Caribe costarricense. Ahí es donde se concentra el segundo mayor grupo de población afrodescendiente en el país… Más de 50 mil personas para el censo del 2011.
Joaquín Gutierrez no era afrodescendiente, era mestizo, como la mayoría de costarricenses, y murió en el año 2000. Publicó seis novelas, tres poemarios, cuatro libros de viajes y uno de memorias. Tradujo al español cuatro obras de Shakespeare. Sus libros, a su vez, han sido traducidos a doce idiomas: entre ellos Cocorí, que ha sido tan exitoso que se ha publicado en francés, alemán, ruso, polaco, portugués y otros.
Fue miembro de la Academia Costarricense de la Lengua, ganador del premio nacional de cultura, recibió un doctorado honoris causa de la Universidad de Costa Rica y uno de los periódicos más relevantes del país lo declaró personaje del siglo de la literatura nacional.
Joaquín Gutiérrez también es recordado como un hombre comprometido con las luchas de izquierda. Fue militante del partido comunista de Costa Rica. Viajó a Vietnam durante la guerra a hacer crónicas y trabajó como traductor en China de obras del revolucionario Mao Tse Tung. Fue candidato a la vicepresidencia del país dos veces, en la década de los 80, por la coalición Pueblo Unido. No ganó en ninguna de las dos ocasiones.
Uno de los grandes temas de la literatura de Joaquín Gutierrez es la vida en la provincia de Limón, aunque solo vivió ahí los primeros 9 años de su vida. Luego se mudó a San José y después a Chile, donde vivió más de dos décadas y escribió varios de sus libros, incluido Cocorí. Siendo un hombre de izquierda solo se fue con el golpe de Pinochet.
Bueno, volviendo al libro. El personaje Cocorí vive en una playa sin nombre, sin locación. Pero se puede inferir que es Limón… por la historia personal del autor y porque todos los habitantes son afrodescendientes. En la entrevista telefónica en que el autor le tiró el teléfono a Lorein, él mismo le dijo que Cocorí era un canto de amor al niño negro. Es un argumento que se escuchará más de una vez en esta historia.
Unos meses después de la corta conversación entre Lorein y Joaquín Guitiérrez, en septiembre de 1983, ella y Quince fueron invitados, junto a otras personas, a un programa de televisión para hablar del racismo en Costa Rica.
Durante la discusión se tocó el tema de Cocorí. Lamentablemente no he podido conseguir la grabación del programa, pero en los días posteriores Joaquín Gutiérrez publicó un artículo en la prensa respondiendo a los señalamientos de racismo hechos en la televisión. Después de eso, Lorein contestó igualmente en un artículo de opinión y se armó un intercambio de varios textos que reconstruye los argumentos principales de Lorein y Quince sobre los elementos problemáticos del libro.
Algunos de estos elementos son detalles. Escenas. Por ejemplo, la que inicia el libro: Cocorí se encuentra frente a un pozo de agua en medio de la selva, se agacha y ve su reflejo. Entonces se asusta. Dicen Lorein y Quince, como si se sorprendiera de ser negro.
[Quince]: Los únicos seres humanos que conoce todos son gente negra, Entonces no puede asustarse por ver su cara en el agua.
[Luis Fernando]: Pero también hay cosas estructurales. Elementos completamente arraigados a la historia que se está contando. Lo más relevante es la relación que existe entre Cocorí y la niña.
[Lorein]: El primitivismo que representa el niño versus la civilización que representa la niña.
[Luis Fernando]: Cocorí que vive en la selva, entre animales salvajes, versus la niña que viene en un barco, símbolo de la civilización.
Y luego el simbolismo de la rosa, esa rosa que la niña le regala a Cocorí, que el niño considera tan bella como ella.
[Quince]: Ese aroma sutil de esa nube rosada de encanto que viene con la rosa que simboliza el bien y lo útil que es la civilización para erradicar el mal inútil que son los pensamientos malvados de la selva, es un claro caso de una imposición imperial europea sobre nuestra cultura. Y es un eurocentrismo increíble
[Luis Fernando]: Y es que la flor hasta hace bueno a Cocorí. El libro lo dice explícitamente. Aunque en ningún momento se indica que Cocorí fuera un niño malo. Lo que sí se infiere que es malo es la selva, llena de animales peligrosos y plantas feas.
[Quince]: Hay una salvación moral, en este caso algunos miembros los hizo más buenos y la rosa eleva el coeficiente intelectual de los locales. Los hizo inteligentes, Cocorí y sus amigos bailan de alegría, pero también es una salvación espiritual. Han encontrado sentido a sus vidas.
[Luis Fernando]: O sea, en resumen: lo europeo, que es lo bello, llegó a salvar a los afrodescendientes que viven en la selva.
En el intercambio de artículos entre Lorein y Joaquín Gutiérrez, el autor se defiende de las acusaciones de racismo. En una respuesta a Lorein, se enfoca en cuál es el significado de Cocorí:
“¿Ha pensado Usted alguna vez, señorita filóloga, en cuál es el tema de Cocorí? Se lo voy a contar: es su descubrimiento de que una rosa -la belleza, la verdad- tiene una vida precaria en este mundo nuestro y que en cambio vegetan satisfechos y longevos la prepotencia, la presuntuosidad, el dominio abusivo de los fuertes malignos”.
Luego responde sobre la escena en la que Cocorí se asusta al ver su reflejo en el agua…
“¿No se le ocurrió pensar que cualquiera se asombra cuando se ve por primera vez en un espejo?”.
El intercambio de artículos terminó con uno de Lorein. Gran parte del último texto trata sobre lo que ella llama “la programación social”, que es un poco abstracto, pero se puede resumir en esto:
[Lorein]: Las obras son producto de una época. Sea de lo que sea, de superhéroes o de gusanos, o de extraterrestres. Se presenta la visión de mundo de su sociedad.
[Luis Fernando]: Es decir, de la sociedad en la que se produce la obra. Dice Lorein que el autor no puede escapar de su realidad.
[Lorein]: Yo voy a reproducir mi mundo, mi visión de mundo, la visión de un mundo de la sociedad dominante, de mi tiempo.
[Lorein]: Yo no sé cómo piensan los marcianos, si yo escribo sobre marciano, yo lo voy a poner a pensar como Lorein Powell…
[Luis Fernando]: O la sociedad en que Lorein se crió.
[Lorein]: Yo no soy responsable de la formación que tuve. Pero sí soy responsable de tomar conciencia. De quién soy y porque soy así.
[Luis Fernando]: Ahora bien, esto de la programación social es una teoría, una manera de abordar el análisis literario, y como cualquier teoría, se puede discutir, no es una verdad absoluta. Pero lo que interesa aquí es que a Lorein no le importa, en realidad, si Joaquín Gutierrez era racista o no. No se trata de satanizar al autor. Esto va más allá. Lo que le importa es que Cocorí se escribió en una sociedad que, para ella, es racista y esto se reproduce en el texto.
Cuando alguien dice que en Costa Rica hay racismo, muchos ticos se molestan o se incomodan, o, como decimos acá, se les para el pelo. En parte lo entiendo, va en contra de esa mitología de que Costa Rica es excepcional. Que este país, la Suiza centroamericana, está más allá de los problemas del resto de la región, que es una tierra de paz, sin ejército. Que somos Pura Vida, como dijo Daniel al inicio de la historia. ¿Cómo puede haber racismo en la tierra del pura vida, esa expresión que denota el goce total, la buena vibra máxima?
Y eso duele, es nuestra identidad. Así nos criaron… pensando que aquí todos somos igualiticos.
Pero hay evidencia de que las cosas no son ni tan simples ni tan lindas.
Hablemos de Limón, que, como ya dijimos, es la provincia que reúne la segunda mayor población afrodescendiente en el país. Ahí, todos los índices de desarrollo humano -que abarca categorías como esperanza de vida, escolaridad, consumo eléctrico y bienestar material- están por debajo de la media nacional, aunque no es una diferencia abismal.
Tal vez por lo mismo, Limón reúne los municipios con mayor inseguridad y violencia del país.
Pero volvamos a Lorein y Quince. Después de que se publicó el último artículo, Fabián Dobles, un escritor también famoso y reconocido a nivel nacional e internacional, los llamó a ambos…
[Quince]: Y le explicamos a Fabián cuál era el asunto. Fabián dijo: “Bueno, yo voy a hablar con Joaquín, porque de verdad que hay cosas ahí que habría que modificar”.
[Luis Fernando]: Fabián habló con Joaquín Gutiérrez. Según Quince, el autor de Cocorí se molestó mucho, y decidió que de todo lo que ellos habían señalado del libro solo cambiaría una cosa: Que la niña, cuando ve por primera vez a Cocorí, en lugar de decir, “Mamá, mira un monito”, dijera: “Mamá, mira qué raro”.
[Quince]: Entonces en las ediciones posteriores a esa fecha
[Luis Fernando]: O sea, de 1983 en adelante…
[Quince]: Ustedes van a ver que el libro dice “Uy, qué raro”, pero eso no resuelve nada, porque tampoco nuestros niños eran raros.
[Luis Fernando]: Y ese ha sido el único cambio que se ha hecho en Cocorí desde 1947.
Lorein publicó su tesis en 1985 después de luchar bastante con sus lectores. Resultó un documento de dos tomos. Yo vi la tesis. De verdad es enorme… Un total de 670 páginas.
Y hay otro detalle que me parece una locura: a la defensa de la tesis llegó muchísima gente.
[Lorein]: No cabía la gente. Era un salón pequeñito, pero la gente estaba por fuera escuchando. Como había habido mucha polémica antes de la defensa, entonces llamó mucho la atención a mucha gente.
[Luis Fernando]: Pero la tesis fue aceptada. Ella se graduó y el asunto parecía terminado. Pasó el tiempo, y se mudó a Estados Unidos para estudiar en Michigan State University. Ahí envió a su hijo pequeño a la escuela, en un ambiente muy inclusivo, muy diverso…
[Lorein]: En su mente de niño eso era Estados Unidos ¿verdad? No conocía la otra parte…
[Luis Fernando]: La terrible historia de la esclavitud, que solo acabó con una guerra… Pero mucho más: una exclusión social sistemática diseñada para que los afroamericanos no pudieran ejercer poder político o acumular capital, bajo el peligro constante de represalias violentas. El problema sigue, hasta el día de hoy: la parte en que podés morir solo por tu color de piel a manos de la policía. Estuvieron en Michigan 5 años y volvieron a Costa Rica. Fue duro para él, que consideraba Estados Unidos su hogar.
[Lorein]: Aquí se encontró de golpe que en una sociedad muy rnacista que desde el aeropuerto cuando llegamos el que lleva las maletas: “egrita, ¿le llevo las maletas?” y él: “Mom why do you let them treat you like that? they must respect you”. ¿Verdad? ¿Cómo permites que te traten así? Y yo por dentro: “Ok. Vuelta al terruño” [Risas]
[Luis Fernando]: Y en 1995, cuando el hijo de Lorein tenía 12 años, Cocorí, ese libro por el momento olvidado, volvió a estar muy presente en la vida de su familia. Ese año, el Ministerio de Educación Pública decidió incluirlo como lectura obligatoria en las escuelas, específicamente en sexto grado de primaria, justo el año que cursaba el hijo de Lorein.
Cuando la clase del hijo de Lorein lo leyó, rápidamente empezaron a compararlo con Cocorí. Pero en la escuela las maestras le decían:
[Lorein]: Pero si este negrito todo el mundo lo quiere, le dicen Cocorí por cariño…
[Luis Fernando]: Pero para Lorein, no tenía mucho sentido reclamarle a sus profesoras por lo mismo que hablábamos hace un rato de la programación social.
[Lorein]: Su visión… no podían tener otra. Para ellos eso estaba bien y le tocaban la cabecita, ¿verdad? Y qué lindo… pelito parece brillo, qué lindo. Y el niño rechazaba todo eso, pero no eran capaces de respetar eso.
[Luis Fernando]: Traté de hablar con el hijo de Lorein, pero prefiere no recordar una etapa tan difícil de su vida.
Y lo entiendo, porque yo vi pasar esas cosas en mi propia escuela unos años después. Yo vengo de una escuela pública, donde la mayoría de niños éramos mestizos. Solo había un compañero afrodescendiente. Recuerdo que con la llegada de Cocorí, empezaron los gritos en los recreos: ¡Cocorí! ¡Venga, Cocorí! Y recuerdo también la mirada de mi compañero que era diferente a la de diversión que teníamos todos los demás en ese momento. Una mirada que yo no sabía identificar del todo, pero que ahora me imagino que era de furia, de frustración. Aunque a todos nos parecía normal. Seguramente yo le dije Cocorí alguna vez o más de una. Y eso que yo era de los niños tímidos.
Y señalo lo que vi porque nunca me dieron las herramientas para entender que el libro lastima a otros. Que el libro reproduce estereotipos racistas, que devela una relación de desigualdad y sometimiento que ha durado siglos. Y si me lo hubieran dicho, ¿lo hubiera entendido? No sé, y es algo que me produce contradicciones. Por un lado, no parece sano subestimar a los niños y su poder para empatizar. Pero a la vez, me parece ingenuo pensar que un niño como yo -a los diez años- hubiera entendido claramente el peso de los siglos de esclavitud y exclusión social.
Es una pregunta que le hice a todas las personas que entrevisté para esta historia. Unas seis. Y lo discutí con conocidos y amigos. ¿Puede un niño lidiar con la carga histórica de Cocorí a sus 10 años? Hubo algunos “sí”, la mayoría de personas mestizas, pero igual número de “no”, y todos de personas afrodescendientes.
Me parece importante recalcar esto. Porque no es lo mismo que lo diga una persona mestiza o una persona afrodescendiente. Lo cierto es que los mestizos podemos decir “sí, enseñemos Cocorí con una guía de lectura crítica del texto” desde una posición cómoda. Donde ningún daño puede haber. Pero para un niño afrodescendiente eso sí puede significar un golpe a su dignidad. Ser el objeto de estudio no debe ser bonito nunca. Y en cierta forma, sería perpetuar la idea de que nosotros, los mestizos, somos unos, y los afrodescendientes, los otros.
Lo cierto es que Lorein sintió que tenía que hacer algo para combatir el bullying que vivía su hijo.
[Lorein]: Entonces yo digo bueno, el camino es legal…
[Daniel]: Lorein y su hijo llevarían a Cocorí a las cortes.
Ya volvemos.
[Dynamic Midroll]
[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Antes de la pausa escuchábamos la primera polémica que se vivió alrededor de Cocorí y los reclamos de racismo en el texto. La discusión terminó en el cambio de una sola frase en el libro. Pero ahora empezaría otra discusión que involucraría a las autoridades estatales.
Luis Fernando nos sigue contando.
[Luis Fernando]: Lorein contactó a su abogada y le explicó la situación de su hijo: sus compañeros lo comparaban con Cocorí, y el niño se sentía incómodo con esto, herido. Sentía que era una burla la comparación con un personaje que era visto como raro, como un caimito. Ella le propuso hacer un recurso de amparo para llevar a la Sala Constitucional de Costa Rica. Un recurso de amparo es, básicamente, una acción legal que cualquier persona puede tomar si siente que sus derechos constitucionales están siendo violentados. El objetivo de Lorein y su abogada era sacar el libro de las escuelas, demostrar que su lectura estaba violando los derechos de los niños afrodescendientes.
Específicamente decían que el libro violaba el artículo de la constitución política que dice que toda persona es igual ante la ley y que no podrá practicarse discriminación alguna contraria a la dignidad humana. También que la lectura de la novela iba en contra de la ley sobre la Convención de los Derechos del Niño, que habla sobre la libre expresión y el libre acceso a la información, excepto cuando dañe la reputación o los derechos de los demás. Por último también reclamaban que también viola la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación.
El recurso de amparo lo presentaría el hijo de Lorein, que solo tenía 12 años. Pero a él se unió otra niña de la misma edad.
[Tanisha Swaby Campbell]: Mi nombre es Tanisha Swaby Campbell. Yo nací en San José de Costa Rica en 1984.
[Luis Fernando]: Tanisha también leyó Cocorí en la escuela. Y recuerda un sentimiento.
[Tanisha]: Ese libro me hizo sentir en primer orden mucha vergüenza, que era algo que contradecía directamente, digamos, todos los mensajes que yo había recibido de mi círculo familiar inmediato.
[Luis Fernando]: En su familia materna siempre se trató la negritud de manera positiva. Una conciencia étnica, dice Tanisha. Venía desde sus abuelos.
[Tanisha]: Y siempre pienso que era como una forma de responder a lo que sabían mis abuelos y abuelas que iban a tener que enfrentar mi mamá y sus hermanos y hermanas en la sociedad en donde iban a estar constantemente recibiendo mensajes negativos o peyorativos en relación con lo negro. Entonces en la familia nos lo construían como una cosa muy importante, como un motivo de orgullo, etcétera.
[Luis Fernando]: Para Tanisha fue humillante leer Cocorí y que sus compañeros empezaran a burlarse de ella.
[Tanisha]: Porque primero todos los niños y niñas negras nos convertíamos en Cocorí y segundo, las características de ese personaje, sus atributos, eran atributos que a mí personalmente, aún a los diez años, me hacían sentir mucha vergüenza.
[Luis Fernando]: El cabello afro, los labios gruesos… Y es que Tanisha fue a una escuela privada en Limón, pero era mayoritariamente de niños mestizos.
[Tanisha]: Esa vergüenza que se me produjo a mí en ese momento, ¿verdad? Y esa despersonalización que nos ha generado Cocorí por… durante décadas a los niños y niñas negras de este país. Yo la llevé a mi casa.
[Luis Fernando]: Y aquí hay que explicar quién es la mamá de Tanisha. Su nombre es Epsy Campbell Barr, una política que ha luchado contra el racismo y por los derechos de las personas afrodescendientes desde hace décadas. Ha liderado varias organizaciones antirracistas y ha sido diputada de la república por el Partido Acción Ciudadana. Desde el 2018 es vicepresidenta de la República de Costa Rica, la primera mujer afrodescendiente en ocupar un puesto de esta magnitud en Latinoamérica. No es sorpresa, entonces, que Epsy estuviera interesada en sumarse al recurso de amparo que propuso Lorein.
Claro, un recurso de amparo es un concepto que no entiende casi ningún niño o niña de 12 años. Pero Tanisha entendía lo básico: esto era para defender sus derechos y para sacar de las escuelas ese libro que tanta vergüenza le generaba.
Ahora bien, hay un tema acá. Y es el de si sacar a Cocorí de las escuelas es censura o no.
[Tanisha]: En ese contexto nunca se estaba hablando de sacar a Cocorí de todas las bibliotecas. Cualquiera que quisiera leer Cocorí siempre podía irlo a conseguir en cualquier lugar de este país.
[Quince:] La pelea no es por censurar el libro ni porque dejen de publicarlo. El que quiere comprarlo… Así como hay tantos libros que andan por ahí…
[Luis Fernando]: Como Mi Lucha, de Hitler, dice Quince…
[Quince]: Que si uno quiere comprarlo, leerlo y darle eso a sus hijos es problema suyo. Pero no puede ser que el Estado esté promoviendo la lectura, donde el pobre Cocorí, además de otras cosas, rumia pensamientos más negros que su piel… cómo enseñarle eso a un chiquito de quinto grado.
[Luis Fernando]: El fallo de la Sala Constitucional se dio al año siguiente, en 1996.
[Tanisha]: Si usted ve el fallo, digamos de los magistrados que fue un fallo por unanimidad al recurso de amparo de 1995… Si usted lee ese fallo, digamos, a la luz de de estos tiempos, a usted le dan ganas de llorar.
[Luis Fernando]: De llorar de tristeza. El recurso fue declarado sin lugar.
[Tanisha]: Realmente los magistrados hicieron, digamos, un acto de completa soberbia y arrogancia diciendo casi que Cocorí era un favor a las personas afrocostarricenses de este país, que era una representación lindísima de lo que nosotros éramos, ¿verdad? Siempre desde ese lugar de “ustedes no saben lo que les está pasando o ustedes no entienden lo que ustedes mismos son”.
[Luis Fernando]: Los magistrados dijeron que no encontraron ningún elemento discriminatorio o racista en el libro, y que si ha existido algún tipo de reacción contra los niños afrodescendientes se podría evitar educando a los maestros de cada escuela.
El fallo afectó mucho al hijo de Lorein.
[Lorein]: Eso fue devastador para él. ¿Verdad? Entonces él decía ”Let’s go home. Eh, ¿por qué me trajiste aquí? Este es un país horrible. Volvamos a casa”. No podía comprender.
[Luis Fernando]: De ahí en adelante, la polémica alrededor de Cocorí se vuelve a incendiar casi cada 10 años. Todo es silencio por un rato, y luego cae una bomba y empieza la discusión de nuevo. Parece el relato de un país que se niega a ver su historia.
En el año 2000, por ejemplo, el Ministerio de Educación Pública elimina el concepto de textos obligatorios y lo sustituye por sugerencias bibliográficas. O sea, lecturas recomendadas que se pueden hacer en las aulas. Pero esto pasa completamente desapercibido en los medios de comunicación.
No es hasta enero del 2003 que un comunicado firmado por el viceministro de educación de entonces, Wilfrido Blanco Mora, recalca que Cocorí no es una lectura obligatoria en las escuelas.
El viceministro dijo que el comunicado se hizo como respuesta a cuestionamientos realizados por miembros del Proyecto Caribe, una organización que consideraba racista a Cocorí. Entre esos miembros estaba Quince Duncan.
[Quince]: Ya para ese momento nosotros habíamos hecho la gestión ante el Presidente de la República, que era don Abel Pacheco y su ministra Astrid Fischel, para que se le eliminara el libro de la… del curriculum escolar, alegando precisamente que no era un libro apropiado para niños de quinto grado.
[Luis Fernando]: En abril de ese mismo año, un escritor costarricense llamado Rodolfo Arias Formoso, publicó un artículo cuestionando si Cocorí era racista.
[Quince]: El asunto es que lo escribe don Joaquín Gutiérrez. Y como él es un hombre de izquierda solidario, etcétera, etcétera, no es posible que haya cometido ningún pecado.
[Luis Fernando]: Decía que en el libro había más bien racismo hacia los hombres blancos, porque se burla de cómo a uno de ellos parece que se le quema el pelo ya que es pelirrojo.
El 26 de abril del 2003, seis días después del artículo de Rodolfo Arias, el entonces presidente de la República, Abel Pacheco, publicó un artículo diciendo que para un numeroso grupo de la comunidad afrodescendiente en Cocorí hay mensajes inaceptables. Aunque no especifica cuáles.
Un estudio de la doctora Marianela Muñoz-Muñoz, profesora de la Escuela de Filología, Lingüística y Literatura de la Universidad de Costa Rica, cuenta que en los cuatro meses que siguieron, hubo al menos 50 reacciones escritas o ilustradas sobre la polémica de Cocorí. La mayoría a favor del libro.
Con el tiempo las cosas se calmaron de nuevo. Hasta el 2015, cuando explotaron con fuerza.
[Tanisha]: La Orquesta Sinfónica Nacional decidió montar un espectáculo sobre Cocorí. Entonces en el Teatro Nacional lo iban a presentar y había una valla gigante sobre Cocorí.
[Luis Fernando]: Esa es Tanisha. La valla de Cocorí lo presenta como la mayoría de costarricenses de mi edad lo conocen… Con la cabeza grande, ojos redondos, labios gruesos, con una camisa abierta y pantalones cortos. Sin zapatos. Caminando por la selva con un mono titi encima de su cabeza, y con cara de asustados.
[Tanisha]: Este digamos, racismo pictórico en donde la imagen de la persona negra estereotipada, ¿eh? Donde ves, digamos, esta pronunciación excesiva de los labios, muy al estilo de las caricaturas racistas de Memín y todo este tema, en donde siempre las personas afrodescendientes están dibujadas en cercanía, digamos, con los primates y todo este tipo de cosa, ¿no?
[Luis Fernando]: La imagen fue creada por Hugo Díaz, quien ya falleció, y forma parte de una serie de ilustraciones que acompañan el relato desde 1984.
El musical iba a ser financiado por el Ministerio de Cultura y Juventud. Este evento volvió a prender la alarma de las entonces diputadas Epsy Campbell y Maureen Clark. Esta es Campbell en el plenario de la Asamblea legislativa el 14 de abril del 2015:
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Epsy Campbell]: Los hijos de muchísimas personas en este país no se pueden sentir identificados con un personaje que hoy está frente al teatro nacional con un monito en la cabeza, andrajoso, y diciendo que es un pequeño héroe.
[Luis Fernando]: Luego, dice lo siguiente:
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Epsy Campbell]: No hay niños blancos en este país, no hay niños mestizos, no hay niños indígenas que quieran ser Cocorí.
[Luis Fernando]: El financiamiento del musical provocó que, desde la Asamblea Legislativa, se convocara a la ministra de Cultura, entre otras personas, a una audiencia con la Comisión Permanente Especial de Derechos Humanos, de la que formaba parte Epsy Campbell.
La presión desde la comisión de derechos humanos terminó en que la ministra retirara el financiamiento para el musical de Cocorí. Y esto, a su vez, detonó otro debate público sobre la pertenencia de Cocorí en las escuelas y si el libro es racista o no.
Cabe decir que en la mayoría de los medios de comunicación lo que escuchabas era esto.
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Persona 1]: Esto significa que se silencia el trabajo de costarricenses. Es inaudito, es censurable y eso nos habla de que tenemos que madurar como país.
[Persona 2]: Yo tengo hijos y todos lo han leído. Y en ningún momento pienso que sea racista. Creo que la diputada tal vez no lo ha leído bien, o no lo ha disfrutado.
[Persona 3]: Quitar algo que es histórico, que funciona y que es de nosotros. No hay por qué quitarlo.
[Luis Fernando]: Entre abril, mayo y junio del 2015 se publicaron, en seis medios nacionales, 29 notas y 31 artículos de opinión relacionados al tema. Al principio, la gran mayoría defendía el libro, según el estudio de Marianela Muñoz-Muñoz. Estos fueron algunos de los titulares en prensa:
[Titular 1]: Cocorí no tiene la culpa de ser negro
[Titular 2]: Cocorí: el precio de negar la historia
[Titular 3]: Cocorí, víctima de complejos
[Titular 4]: El silenciamiento de Cocorí
Luego vino la violencia en redes sociales, un elemento que no estaba presente en las polémicas anteriores. Esta es Tanisha, de nuevo:
[Tanisha]: Yo he tenido que aguantar mucha violencia directamente a mí y violencia directamente a mi familia. Muchas veces en la figura de mi mamá, que se ha echado los pleitos relacionados con Cocorí, porque Costa Rica es un país muy violento a nivel simbólico, digamos, y a nivel interpersonal.
[Luis Fernando]: Le decían cosas como que, si no le gustaba Costa Rica, se fuera para África o cosas más sutiles, como que qué linda se veía con el pelo liso. Esto es algo sobre lo que ha reflexionado mucho Tanisha.
[Tanisha]: Es que uno es costarricense, pero no tanto como ellos, ser afrodescendiente uno realmente siempre está en lo que se llama un déficit de ciudadanía y las élites, digamos, o las mayorías, las mayorías blanco mestizas están siempre en ese constante negación de la ciudadanía.
[Luis Fernando]: Ella lo experimenta, aún en cosas que parecen inofensivas.
[Tanisha]: Seis de cada diez veces que entro al país, alguna persona o alguien de la fila alguno de los oficiales me dice que estoy en la fila incorrecta cuando estoy haciendo la fila nacionales
[Luis Fernando]: Y como me dijo Tanisha estos comentarios, que parecen pequeños, son cosas que te pasan por el cuerpo. Son más que nociones abstractas. Las sentís.
Reporteando esta historia me he topado una y otra vez con una idea que va ligada a esto de negar la ciudadanía: ser afrodescendiente en Costa Rica es vivir en un mundo prestado. Pero si tu tierra no es tu tierra, ¿de dónde sos? Y eso va directo al centro del conflicto con Cocorí. ¿Cómo hacés para tenerle algún tipo de respeto a un libro que, siendo parte de la historia del país, no está escrito para vos, que te trata como extranjero?
El acoso a Epsy Campbell, la mamá de Tanisha, se volvió demasiado abrumador. Le tocó cerrar sus redes sociales y el Ministerio de Seguridad incluso le ofreció protección por las amenazas que recibía.
Paralelo a los insultos, se presentaron varios recursos de amparo. Uno de ellos vino justamente de la diputada Epsy Campbell y otros miembros del partido de Acción Ciudadana. La exigencia era que Cocorí se eliminara de las lecturas recomendadas en las escuelas. Hubo otro con el mismo propósito, presentado por la Defensora de los Habitantes. Y también se presentó uno, pero este en contra de la Ministra de Cultura del momento, Elizabeth Fonseca, por limitar la libertad de expresión y aplicar censura al cancelar el financiamiento del musical.
[Yashín Castrillo]: Esta manera forzada de educar es exactamente lo contrario de lo que debe ser la educación, que debe estimular un pensamiento crítico de parte de los estudiantes.
[Luis Fernando]: Él es Yashín Castrillo, abogado constitucionalista y una de las dos personas que presentó el recurso de amparo contra la cancelación del financiamiento del musical. Para Yashín, quitarlo fue imponer una manera de entender el ser costarricense. Algo autoritario. Y para él es contraproducente.
[Yashín]: Eliminar de la parrilla curricular un libro porque contiene algunas expresiones que hoy consideramos racistas no elimina el racismo.
[Luis Fernando]: O sea, según Yashín, sería como tapar el sol con un dedo. Para él, el libro debe ser una herramienta para enseñar que la realidad es compleja.
[Yashín]: Es enseñarles lo que existe para que si esa realidad está deformada, es equivocada, ellos con la guía de los maestros, las maestras puedan construir una mejor realidad, pero no negando la existencia de la realidad, sino mejorándola.
[Luis Fernando]: Yashín ganó el recurso de amparo. Y el Estado tuvo que indemnizar a la producción del musical.
Las cosas bajaron de tono con los meses. Durante ese tiempo, Tanisha y el Centro de Mujeres Afrocostarricenses recopilaron todos los insultos que Epsy Campbell y la otra diputada involucrada, Maureen Clark, recibieron durante la discusión.
[Tanisha]: Y los llevamos a la Comisión para la Erradicación de la Discriminación Racial, la CERD.
[Luis Fernando]: De las Naciones Unidas… Es un grupo de expertos que velan por la implementación en todos los países firmantes de la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial. La recopilación de insultos era para apoyar todo el caso de que Cocorí era racista y hacía daño a la población afrodescendiente.
[Tanisha]: Y ahí fue que la CERD emitió una serie de recomendaciones en donde le recomienda al Estado de Costa Rica específicamente sacar este libro de la currícula escolar.
[Luis Fernando]: La recomendación se dio a finales de agosto del 2015. Pero el Ministerio de Educación no acató el señalamiento. Lo que sí hizo casi dos años después, en el 2017, fue trasladar la sugerencia de la lectura de Cocorí del segundo ciclo de educación básica al tercero. Esto quiere decir que la edad en que los niños pueden leer Cocorí pasó de 10 o 11 años, a entre 13 y 15 aproximadamente. Esto porque la institución consideró que el libro debe ser analizado por una población estudiantil más madura.
Eso dejaba solo un cabo suelto: los recursos de amparo de Epsy Campbell y la defensora de los habitantes. En abril del 2017 se realizó una audiencia para analizar el caso una vez más. Tanisha fue invitada a dar su testimonio frente a los magistrados. Habló de cómo Cocorí afectó su autoestima y su formación de identidad cuando era niña, y de por qué interpuso el recurso de amparo.
[Tanisha]: Cuando yo estaba en la sala ese día, realmente para mí era muy impresionante pensar cómo habían pasado los tiempos y cómo las personas afrodescendientes en este país no podríamos ganar una batalla contra un personaje ficticio. Vieras que a mí me parecía muy triste.
[Luis Fernando]: Y es que además, este tema había formado parte importante de la vida de Tanisha ya por 22 años en ese momento.
[Tanisha]: Estamos hablando en este país, de acuerdo al último censo, del 8 por ciento de la población, sabemos que debe ser un poco más de eso, cuya voz no importa más que un personaje de un libro.
[Luis Fernando]: Unas 400.000 personas cuya voz no importa más que la de Cocorí, según Tanisha.
[Tanisha]: Justamente eso le dije a los magistrados, que yo no podía creer que yo estuviera 22 años después peleando por lo mismo y que ya ahora no era por mí, sino que era por mí hijo
[Luis Fernando]: Que en ese momento tenía dos años. Para que no tuviera que vivir lo mismo que miles de niños afrodescendientes han vivido por décadas en Costa Rica.
Un mes después de ese testimonio, en mayo de 2017, la Sala Constitucional emitió la sentencia. El recurso se declaró sin lugar. Cocorí seguiría en el sistema de educación costarricense. Entre los argumentos se decía que no es propio de un tribunal constitucional censurar o prohibir una obra literaria. También que no hay ningún estudio técnico, una encuesta por ejemplo, que demuestre que el libro afecta negativamente a la población afrocostarricense.
Pero hubo una pequeña victoria para Tanisha… Los votos de dos magistrados que dijeron que potencia el bullying racial y que afecta la autoestima de los niños. Y que debido al racismo estructural presente en Costa Rica, es necesario establecer una forma de educar para combatirlo, aunque no dijeron cuáles. En total son 7 magistrados y las sentencias se dictan por mayoría, entonces los votos a favor de que el libro se eliminara de la currícula escolar no cambiaban nada. Pero para Tanisha sí evidenciaron un avance en la lucha. Más conciencia. Más empatía.
Durante los últimos meses me he preguntado varias veces qué significa Cocorí para Costa Rica. La respuesta no puede reducirse a una sola cosa.
Es el legado de un autor querido y admirado, el legado de un hombre bueno, que luchó por la justicia social. Es también una narrativa fácil para una gran parte de los mestizos costarricenses, una donde los afrodescendientes son diferentes a ellos, más ajenos, más primitivos.
También lo he pensado así: ¿Qué sería yo sin no hubiera leído Cocorí? No es exagerar decir que me cambió la vida, porque después de esa lectura, no paré de leer, y sin los libros, sin duda, sería otra persona. No sé si mejor o peor, pero sí otra. Ahora, si esto vale más que el daño que ese libro le causó a mi compañero de clase, al que le hicimos bullying… Pues, no. Creo que no.
Es difícil que nos digan que algo que queremos hace daño. Porque nosotros, los mestizos, nunca queremos reconocer que podemos ser los malos del relato, ¿acaso no somos los héroes? Y… ¿qué somos sin nuestros mitos?
[Daniel]: Luis Fernando Vargas es editor de Radio Ambulante. Vive en San José, Costa Rica.
Gracias a Roberth Pereira, Silvia Chavarría, Bernardo Montes de Oca, Estefanía Fresno y Gustavo Quirós por prestar sus voces para este episodio.
Esta historia fue editada por Camila Segura y por mi. Desirée Yépez hizo el fact-checking. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri y Rémy Lozano, con música original de Rémy.
El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Nicolás Alonso, Lisette Arévalo, Aneris Casassus, Emilia Erbetta, Fernanda Guzmán, Camilo Jiménez Santofimio, Ana Pais, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Elsa Liliana Ulloa, y David Trujillo.
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