Cómo despedirse de un glaciar | Transcripción

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Daniel Alarcón: Hola ambulantes, soy Daniel Alarcón.

Este fin de año estamos haciendo algo un poco diferente, que esperamos que les guste. Algunos ya saben que producimos otro podcast, llamado El hilo, que sale cada viernes. El hilo es noticioso, un tema por semana, de esos que son conversación en todo América Latina. 

Estamos súper orgullosos de ese podcast, y creemos que, si todavía no lo conocen, les puede gustar. Tiene algo en común con Radio Ambulante… bueno, varias cosas… pero principalmente ese compromiso de contar una buena historia, con personajes que nos ayudan a entender a América Latina. 

Entonces esta semana y la próxima, les vamos a compartir un par de nuestros episodios favoritos de El hilo en este feed.

Eso no más. Espero que lo disfruten. Gracias.


Helena Carpio: Las goteras eran tan constantes que no te dejaban escuchar tu propia voz. Eran como cascadas. Y recordé cuando era chiquita, que siempre me ha gustado mucho acampar, que a veces con mis papás me ponía a contar las estrellas. Y obviamente después de cinco minutos nos dábamos cuenta que era una tarea imposible. Bueno, me pasó lo mismo con el glaciar. Me senté dentro de la cueva a ver las paredes translúcidas y los millones de burbujas que tenían adentro, tratando de contar las goteras. Y después de cinco minutos me di cuenta que era una tarea inútil. Nunca voy a poder darme cuenta de que tan rápido se está derritiendo. No podía contarlas. Eran demasiado rápidas y eran demasiadas a la vez.

Silvia Viñas: Bienvenidos a El hilo, un podcast de Radio Ambulante Estudios y Vice News. Soy Silvia Viñas.

Eliezer Budasoff: Y yo soy Eliezer Budasoff. 

Las temperaturas están subiendo más rápido en las partes altas de la Tierra. Y en los últimos cincuenta años, los Andes perdió la mitad de sus glaciares tropicales. Los científicos pronostican que podrían desaparecer antes de finales de siglo.

Silvia: Y Venezuela podría convertirse en el primer país andino que pierda todos sus glaciares. 

Hoy, el último glaciar de Venezuela y qué significa para nosotros ser la generación que lo verá desaparecer.

Helena: Miércoles, no sé ni por dónde pisar.

Eliezer: Ella es Helena Carpio, montañista y periodista de la revista venezolana Prodavinci, donde cubre temas ambientales. Este audio es de febrero del 2018, de su última expedición al pico Humboldt, en el estado de Mérida. Helena ya conocía el Humboldt, fue por primera vez con su familia en el 2014. 

Helena: Creo que no lo supe apreciar. Me parecía muy interesante que había nieve en un país que también tuviese costas caribeñas, que tuviese médanos de desiertos. Pero bueno, creo que no supe entender la relevancia del hielo que estaba pisando.

Eliezer: Tres años más tarde su percepción cambió gracias a un artículo que leyó en la revista The Economist que decía que Venezuela podría convertirse en el primer país que perdería sus glaciares. 

Helena: Entonces, le planteo esta historia a mi editor y me encamino hacia Mérida. 

Eliezer: Iba a volver a escalar el Humboldt. 

Para Helena y dos guías de montaña que la acompañaron, la expedición hacia el pico Humboldt comenzó en Los Nevados, un pueblo que se encuentra arropado por una de las vertientes de los Andes venezolanos, que se llama la Sierra Nevada. 

Helena: Es un pueblo pequeño de casas blancas, blancas como la nieve. Y se llama Los Nevados porque hace unos cincuenta, sesenta años caía mucha nieve allí y la nieve se acumulaba en las cumbres que lo rodeaban. Entonces todos los habitantes de Los Nevados, cuando subían la vista al cielo, veían picos nevados. Y la gente siempre dice que, bueno, que hoy en día lo que queda blanco en los nevados son las paredes de las casas, porque ya todos los glaciares y la nieve que caía allí ya escasamente aparece. 

Eliezer: El viaje duró unos diez días y recorrieron más de veinte kilómetros para poder alcanzar el segundo pico más alto del país, que se levanta a 4940 metros sobre el nivel del mar. 

Helena: Es un trabajo muy mental ¿no? Porque, porque tu estás a paso humano, sabemos que cada paso mide menos de un metro y estás tratando de escalar algo que está mil metros por encima de tu cabeza. Tú estás con tus botas ahí, tratando de equilibrarte entre el precipicio y la roca que tienes enfrente, casi vertical. La roca es brillante. Realmente parece mármol a veces, tiene como estas vetas internas rosadas, verdes, amarillas, que te indican que es roca muy antigua, y además su textura resbalosa te habla de que allí hubo glaciar, porque así es como el glaciar erosiona, el glaciar al erosionar crea toboganes.  

Eliezer: Al subir, el glaciar no se ve desde todos los puntos, pero Helena me dijo que hay un momento específico, a mitad de camino, en el que ya se puede ver. 

Helena: Y te aceleras más y te emocionas más, aunque estés más cansada, porque ya sabes que la cumbre está cerca. Empezamos a ver hacia arriba y parecía un puñado de nubes. Y es solo cuando se despeja el cielo que realmente entiendes que ese blanco que está allí es hielo. No es vapor de agua, ni son pájaros, ni… Es hielo. 

Eliezer: Cuando Helena finalmente alcanzó la cumbre y pudo llegar al glaciar, notó que algo había cambiado con respecto a la última vez que había estado allí con su familia, cuatro años antes. 

Helena: Porque yo lo recordaba mucho más grande. Incluso me monté en una piedra alta y empecé a ver al horizonte a ver si se estaba escapándoseme alguna parte glaciar que no conocía, porque realmente vi que las lenguas que antes cubrían y se desparramaban hacia otra ladera no estaban. El glaciar era mucho más pequeño.

Eliezer: Helena había entrenado con guías de montaña cuando subió el Humbolt por primera vez. Sabía cómo usar instrumentos especiales para moverse por el hielo, como algo que se llama “piolet”.

Helena: Que parece como un hacha y es lo que utilizan los montañistas para poder moverse y desplazarse por el hielo de manera segura. Te clavas, lo lanzas con todas tu fuerzas, como si fueras a cortar una pared, y eso es lo que te ayuda a tener tracción para moverte en el hielo. Lo mismo que los crampones, que son estos aparatos que te pegas a las botas y que son como si tuvieras veinte cuchillos pegados verticalmente en las suelas de los zapatos y es lo que te permite anclarte al hielo. Los tuve que usar la primera vez que fui porque además la caminata era mucho más… Tenías que atravesar… Con toda certeza tenías que atravesar el glaciar para llegar a la cumbre del pico Humboldt. El glaciar era tan grande que tenías que pasar por el hielo. Ya ese no era el caso. 

Eliezer: Esta vez, no fue necesario usar estos instrumentos para moverse por el hielo.

Helena: Resulta que el hielo era tan poco profundo que no hizo falta. 

Eliezer: Helena se encontró con un glaciar herido, con grietas. Ella dice que cerca de la cumbre, los bordes del glaciar ya no abrazan la roca como lo hacía antes. Tenía, incluso, espacios de hasta un metro entre la montaña y el hielo. 

Helena: Encontramos una cueva debajo del glaciar que cuando entramos escalamos hacia abajo, como si estuviéramos bajando unas escaleras en la roca, y de repente nos dimos cuenta que estábamos debajo de la masa de hielo. Entonces la acústica es muy poderosa. Sonaban como cascadas. Además, vi azules que nunca en mi vida pensé que iba a ver tantas tonalidades distintas, más que en el Mar Caribe, imagínate.  

Hay como unas burbujas… 

Eliezer: Helena describe la pared de hielo como la vitrina de una tienda, translúcida y transparente. Y adentro se pueden ver incontables burbujas de oxígeno congeladas en el hielo. Son pedazos de atmósfera que pueden tener allí atrapados miles de años. Helena las llama antepasados por la información que nos revelan.

Helena: Entonces, estás viendo un gigante que tiene demasiada información y datos que nos ayudan a todos a entender cómo era nuestro hogar, nuestro planeta, hace miles de años. Y se están desapareciendo en gotas. Y esas gotas bajan simplemente aceleradas por la cuenca y llegan y forman lagunas y ya. Allí desapareció la historia del planeta. 

Eliezer: Antes de salir de la cueva, Helena y su equipo hicieron un pequeño experimento. Sacaron una botella de un litro de agua vacía, la sostuvieron debajo de una de las estalactitas de hielo que goteaba y contaron el tiempo que les tomó llenar la botella. Un minuto y treinta y ocho segundos. 

Durante su reporteo, Helena fue a muchos archivos de periódicos y revistas, un poco para tratar de rescatar la historia del glaciar. Había escuchado rumores sobre una supuesta competencia de esquí que había tenido lugar en el pico Espejo, uno de los glaciares ya extintos de Venezuela. Entonces Helena empezó a buscar año por año en la sección de deportes del periódico, hasta que encontró fotos y una reseña del campeonato de esquí. 

Helena: Buscando y buscando archivos leí un nombre que me pareció familiar. 

Eliezer: El nombre de un señor que tenía el mismo apellido que ella: Carpio. 

Helena: Y era el nombre de mi abuelo. Resulta que Miguel Carpio, Michel Carpio, como lo llamaba mi padre, había esquiado y había participado no en uno, sino en los dos campeonatos de esquí que se llevaron a cabo en Venezuela. Y no solo eso. El único que se terminó, que fue el de 1961, mi abuelo quedó en segundo lugar. Entonces, descubrí a mi abuelo investigando sobre los glaciares y yo realmente sabía muy poco de mi abuelo. Mi abuelo murió cuando mi padre tenía dieciséis años de un cáncer muy violento y a mi padre le cuesta mucho hablar de él. Incluso nosotros hoy en día, ya grandes, no sabemos nada sobre mi abuelo y tenemos una familia muy pequeña. Entonces, siempre nos hizo falta ese gigante, siempre nos hizo falta tener a ese personaje en nuestras vidas. Y qué me iba a imaginar yo que lo descubrí en un glaciar. 

Eliezer: Helena no solo encontró su apellido en los archivos del periódico. Unas semanas después, buscando fotografías en el viejo archivo de una revista, encontró una foto de su abuelo esquiando. 

Helena: Yo tenía una sola foto de mi abuelo. Era la única que yo había visto, la única que tenía. Y de repente encontré una segunda foto de él esquiando en los glaciares. En un archivo, en un sótano oscuro. El glaciar empezó siendo una historia sobre cambio climático y sobre cambios ambientales y sobre cómo el planeta está cambiando rápidamente. Y terminó siendo una historia sobre mi familia y sobre mi padre y sobre lo que soy. Y me cambió mucho la forma de verlo. El glaciar se convirtió en mi abuelo. El abuelo que nunca conocí y que además es cómico porque a mí siempre me gustaron mucho las montañas. Y siempre me gustó mucho la naturaleza y la aventura. Y encontrar a mi abuelo montado en ese glaciar hizo que tantas cosas tuvieran sentido. 

Eliezer: ¿Cómo ha sido para ti ver este retroceso en el glaciar?

Helena: Realmente de las pocas certezas que tú tienes estando allá arriba es que pocos han estado allí, que no te acompañan muchos. Y por esa parte también me entristece porque siento que quizás no tanta gente los va a extrañar. Y eso me duele porque quizás Venezuela no va a tener cambios radicales cuando desaparezcan sus glaciares. Más allá de lo que signifique para un pueblo dejar de ser una ciudad de nieves eternas. Pero para el resto del continente, para los Andes, millones de personas van a quedarse sin agua cuando desaparezcan los glaciares. Y no es agua solamente para bañarte, para tomar, es el agua que impulsaba la generación eléctrica y alumbra a tu casa. Es el agua que te permite vivir y te permite ser civilización. Ser humanidad. Esa agua va a desaparecer cuando se derriten los glaciares. Entonces, quizás nosotros no tenemos ese impacto porque nuestras tierras realmente nunca dependieron necesariamente del hielo. Pero nos deja haciéndonos la pregunta de bueno, ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Qué va a ser Mérida si ya no es eso?

Eliezer: Después de la pausa hablamos con dos científicos que están documentando el retroceso del Humboldt para entender mejor qué está pasando con el último glaciar de Venezuela, y qué nos dice sobre el calentamiento global y el resto de los glaciares que aún quedan en los Andes. Ya volvemos. 

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Silvia: Estamos de vuelta en El hilo. Como escuchamos en el segmento anterior, Venezuela podría convertirse en el primer país del mundo en perder todos sus glaciares. Entonces, para entender la situación actual y qué significa esto para el planeta y la región andina hablamos con ellos. 

Luis Daniel Llambí: Yo soy Luis Daniel Llambí, soy ecólogo del Instituto de Ciencias Ambientales y Ecológicas de la Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes, aquí en Mérida. 

Alejandra Melfo: Yo soy Alejandra Melfo, del Centro de Física Fundamental de la Facultad de Ciencia de la Universidad de los Andes y soy físico a pesar de que estoy participando en estos proyectos de ecología.

Silvia: Cuando dice “proyectos”, Alejandra se refiere, en parte, a uno que se llama Último Glaciar, de la Universidad de Los Andes, en Mérida. Alejandra, Daniel y otros científicos están documentando el retroceso del Humboldt y la nueva vegetación que está creciendo como resultado de este retroceso.

Silvia: ¿Ustedes llegaron a ver Mérida con un glaciar visible?

Alejandra: Claro.

Luis Daniel: Sí, sí, claro. 

Alejandra: Yo llegué a Mérida en el año 83 y se veían… Estaba el glaciar del pico Bolívar que llegaba hasta el pico Espejo, es decir, era bastante grande, cubría toda la cara norte, noroeste, del Bolívar. Se veía desde la ciudad. Y había otro separado, el glaciar de la Garza o la Concha, que lo vi desaparecer. Yo recuerdo exactamente el día en que me asomé y vi que el glaciar se había partido de dos líneas exactamente en el medio y de ahí en adelante los dos trocitos se disolvieron muy rápido. Eso fue para mí muy impresionante. 

Luis Daniel: El glaciar del Bolívar, la cara norte, la que da a la ciudad, pues lo hemos visto desaparecer en estos últimos tres o cuatro años, ¿no?

Alejandra: Sí, en el 2013 todavía estábamos haciendo el estudio de los microorganismos en el glaciar, íbamos al glaciar del Bolívar, tomábamos el teleférico, caminamos tres horas hasta el glaciar. Era muy grande y era muy impresionante.

Silvia: Pero estos glaciares no eran algo que solo se veía a lo lejos. Alejandra y Luis Daniel me explicaron que antes de que ellos llegaran a Mérida, la relación de la ciudad con los glaciares era muy estrecha.

Alejandra: Antes, algún siglo atrás, los glaciares eran hieleras. Los llamaban así, entonces la gente de esta ciudad subía a buscar hielo al glaciar y bajaba con el hielo a la espalda hasta la ciudad e incluso a ciudades cercanas. Y en Mérida se vendían helados en el mercado principal hechos con hielo de glaciar. Era muy, muy llamativo que tuviéramos esas montañas en un país tan, tan cálido ¿no?

Luis Daniel: Mérida es una ciudad legendaria en Venezuela. Entonces, el que ahora la gente viene y se consigue con que ya no hay nieve, mucha gente lo concientiza cuando viene, porque creo que para los venezolanos en general no hay todavía la conciencia de que nos quedamos sin glaciares.

Silvia: De los cinco imponentes glaciares que hubo alguna vez en Venezuela, popularmente conocidos como las cinco águilas blancas, solo queda uno: el glaciar del pico Humboldt, que está un poco más alejado de lo que estaban estos glaciares ya extintos.

Alejandra: Y está situado de manera que otras montañas lo tapan a la vista de la ciudad y además no tiene alrededor carreteras ni pueblos cercanos. Es bastante remoto, como… No es lejos, pero sí es remoto. Tienes que ser un montañista que llegue hasta allá. 

Silvia: Montañistas como Helena, por ejemplo, a quien escuchamos en el segmento anterior. 

¿Cómo fue para ustedes ir por primera vez a un glaciar?

Alejandra: Bueno, yo el primer glaciar que vi fueron exactamente 

exactamente esos, tomando el teleférico, uno los veía cerquita. No lo llegué a tocar, eso fue prácticamente que en el 83, 85 cuando vine a la ciudad.

Luis Daniel: Para mí fue en 1997 también, este… que subimos al pico Humboldt en una expedición. Estábamos con un curso de justamente de glaciólogo y de morfólogo canadiense, entonces, cuando terminó el curso un grupito no fuimos y además fue una subida invernal. Fue en junio que llueve mucho y por lo tanto nieva mucho. Y yo me quedé totalmente impresionado de poder caminar primero sobre la barriga del glaciar del Humboldt que era enorme en esa época. Uno no se tardaba… Era varios campos de fútbol, varias hectáreas, atravesar primero la barriga y luego subir al pico. Y como estaba nevado, pues llegamos arriba y nunca supimos si estábamos en la cumbre porque había tanta nieve que no estábamos seguros de estar en la cumbre. Y bueno, para un venezolano de, como te digo, de Caracas, una ciudad también de montaña, pero fundamentalmente caribeña, pues es… es una experiencia única eso de poder estar enterrado en nieve en el trópico, ¿no?

Silvia: ¿Y cómo es para ustedes ver este retroceso?

Alejandra:  Es duro, es duro y es doloroso y pensar que no va a estar. Que desaparece y para siempre. Es una cosa que a mí particularmente me impresiona mucho. Y resulta que uno tiene también que darse cuenta que este tipo de eventos, como pasa con los eventos tristes en la vida, son muy particulares. Es decir, hubo glaciar durante cierto miles de años no haber glaciar durante decenas de miles de años y a nosotros nos toca vivir el momento en que lo vemos desaparecer. Entonces uno tiene que entender eso como una cosa muy especial, como una oportunidad de aprender cosas, de hacer investigaciones sobre cómo ocurre ese proceso. Y de enseñarles a los niños o a la población en general que el cambio climático está ahí. Entonces, es a la vez una experiencia muy triste, pero muy… Con mucha oportunidad de aprender y es muy importante, me parece a mí, aprovecharla.

Silvia: ¿Cuál dirían ustedes que es la lección principal que podemos aprender del glaciar Humboldt relacionado al cambio climático?

Alejandra:  Yo creo que es la evidencia de la vulnerabilidad de este planeta. La sensación de que tú tienes un elemento geográfico que es un glaciar, parece una montaña, es enorme, es gigantesco. Siempre estuvo ahí, lo recuerdan hasta nuestro tatarabuelos, pero puede desaparecer. Entonces, eso te está mostrando de una manera muy gráfica que sí puedes hacer daño, que sí puedes cambiar el planeta a nivel geológico gigantesco. El planeta es vulnerable y se ve.

Luis Daniel: Sí, y el otro tema que yo creo que es muy importante es ese tema de las velocidades, porque muchas veces los cambios que producimos los seres humanos en el ambiente, como son muy lentos y son acumulativos muchas veces no se ven en la vida de una persona, entonces eso hace que sean menos presentes para el público y por lo tanto sintamos menos urgencia de tomar medidas de conservación. En cambio, este es un caso en el que los cambios se están viendo en tiempo humano y eso en ecología no es muy normal. Los cambios ecológicos normalmente ocurren a tasas que hacen que necesites varias generaciones para poderlos analizar, ¿no? Pero este es un que no necesitan varias generaciones. Nuestra generación está viendo el cambio.

Silvia: Y es un cambio veloz.

Luis Daniel: Mucha gente que está en contra del tema del cambio climático, lo que argumentan que eso siempre ha ocurrido. Pero es que estos son diez veces o cientos de veces más rápido que lo que ha ocurrido históricamente. 

Silvia: Los glaciares en Venezuela están desapareciendo a un ritmo muy acelerado. En 1910, el área glaciar en La Sierra Nevada de Mérida ocupaba un área tan grande como trescientas canchas de fútbol. Para el 2019, eso se había reducido al equivalente a cinco canchas de fútbol. Este retroceso en un solo siglo. Y lo mismo ha pasado en La Cordillera de los Andes, que perdió la mitad de su área glaciar en los últimos cincuenta años.

Silvia: ¿Cuál es la importancia de los glaciares? O sea, ¿por qué debería preocuparnos su retroceso?

Luis Daniel: Bueno, eso, eso depende mucho de la región ¿no? En general, a nivel global, pues obviamente los glaciares polares, sobre todo la Antártida, son fundamentales en la regulación del balance del nivel del mar a nivel global. Entonces, su derretimiento es un indicador grave de cambio climático y esa es una de las preocupaciones fundamentales. La otra es que hay una importante masa del agua dulce disponible, sobre todo donde hay montañas grandes como en los Andes, el Himalaya, el agua dulce disponible que está disponible en forma de hielo y que se va liberando lentamente al derretirse el glaciar. 

Silvia: Este es el caso, sobre todo, en Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia donde está el 99% de los glaciares tropicales del mundo. Los glaciares andinos son fundamentales en el ciclo del agua en la región y más de 50 millones de personas de América del Sur reciben agua de Los Andes. 

El deshielo de los glaciares está causando un deterioro notorio, sobre todo porque se han vuelto tan pequeños que ya no pueden seguir aportando la misma cantidad de agua, entonces los caudales de los ríos han bajado mucho. Y en época de sequía se depende solamente del agua de lluvia.  

Luis Daniel: Además, amenazan los grandes sistemas de bofedales y humedales de altura, que son los reguladores, las esponjas de regulación del agua. Mucha del agua de la que dependen esos bofedales y humedales viene de los glaciares se están secando humedales, entonces, están siendo colonizados ya no por las especies endémicas o típicas de los humedales, sino por especies más comunes de las laderas, inclusive especies introducidas. Entonces, realmente en la zona alto andina de Perú, Bolivia Norte, Argentina, Chile, se están produciendo cambios muy importantes con la pérdida de los glaciares.

Silvia: En Venezuela los glaciares son más pequeños y su aporte en términos de agua es mínimo. 

Luis Daniel: Entonces los glaciares cobran más una importancia cultural. Para muchos pueblos indígenas están asociados a deidades o al culto en general de los espíritus de la montaña. Y tienen en Venezuela, por ejemplo, son emblemáticos para el turismo. Aparecen en los billetes. Si escogemos cuatro destinos emblemáticos, uno es definitivamente el Caribe, la Guayana y los glaciares de Mérida ¿no? Entonces, el que se pierdan, pues obviamente tiene una importancia cultural y económica grande.

Silvia: La razón principal de la desaparición de los glaciares es el calentamiento global. Pero hay dos cosas que lo hacen más notorio y más rápido en el caso de los Andes tropicales. La primera es la altura: 

Luis Daniel: Nosotros tenemos picos bastante altos. Estamos hablando de que los glaciares están en zonas muy altas de la atmósfera, a cinco mil metros y más. Y eso quiere decir que como el aire caliente sube en la medida en que la atmósfera se calienta, la tasa de calentamiento es mayor a mayor elevación. 

Silvia: Entonces, los glaciares andinos se están calentando más rápido que el promedio global y por lo tanto, se están derritiendo más rápido. Y la segunda razón detrás de la desaparición tan acelerada de estos glaciares es su ubicación geográfica, es decir, el hecho que estén situados en un área como el trópico.

Luis Daniel: Entonces, la combinación de la situación tropical con la alta elevación hace que las tasas de aumento de la temperatura sean mucho mayores que el promedio global. Para darte una idea, estamos hablando de cero coma cinco grados por década aproximadamente, ¿no?, que si tú comparas con el promedio global de más o menos un grado en el último siglo, pues te da una idea de que esto aquí está ocurriendo a estas altitudes cinco veces más rápido que el promedio global.

Silvia: Luis Daniel y Alejandra piensan que quizás ya es muy tarde para hacer algo para frenar el deshielo de los glaciares de los Andes, pero que aún se puede aprender mucho de la situación que estamos viviendo. 

Alejandra: Hay medidas que se deben tomar no necesariamente para detener el retroceso, que probablemente no hay ninguna manera. Pero sí hay medidas que tú tienes que tomar. Sabes que te vas a quedar sin glaciar, por tanto, te vas a quedar sin agua. Empieza a trabajar en eso. Sé que muchos países lo están haciendo y a mí me gustaría pensar que el glaciar del Humboldt, cuando nosotros decimos ‘el último glaciar venezolano’, el impacto de esas palabras, que sirva para algo, que se hizo un llamado de atención, que si el Humbolt se va nos sirva como un despertador, se va… puedes quedarte sin glaciares. Pasó, miralo y es muy rápido.

Luis Daniel: Y es importante usar el momento, porque Venezuela va a ser el primer país andino y uno de los primeros del mundo en quedar, que tenía glaciares y no los va a tener. Entonces, eso de que ya tenemos un país en los Andes que se queda sin glaciares, debe ser un llamado de atención no solo para Venezuela, sino para toda la región.

Daniel Alarcón: En El hilo somos Silvia Viñas, Eliezer Budasoff, Daniela Cruzat, Mariana Zúñiga, Inés Rénique, Denise Márquez, Elías González, Desirée Yépez, Paola Alean, Xochitl Fabián, Camilo Jiménez Santofimio y Carolina Guerrero. Nuestro tema musical lo compuso Pauchi Sasaki. Parte de la música de este episodio fue compuesta por Remy Lozano.

El hilo es un podcast de Radio Ambulante Estudios y Vice News. Si les gustó este episodio de El hilo, puedes escuchar más cada viernes. Está disponible en todas las aplicaciones de podcast, o en la página web, elhilo.audio. En Twitter y en Instagram nos encuentras como elhilopodcast. 

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Soy Daniel Alarcón.

Felices fiestas y gracias por escuchar.

 

Créditos

PRODUCCIÓN
Mariana Zúñiga


EDICIÓN
Silvia Viñas, Daniel Alarcón, Eliezer Budasoff


VERIFICACIÓN DE DATOS
Desirée Yépez


DISEÑO DE SONIDO/MEZCLA
Elías González


MÚSICA
Elías González, Rémy Lozano 


FOTOGRAFÍA
Helena Carpio


PAÍS
Venezuela


TEMA MUSICAL
Pauchi Sasaki


PUBLICADO EN
12/21/2021

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