El doble | Transcripción
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[Daniel Alarcón]: Hola, Ambulante. Hemos llegado al último episodio de esta temporada, pero en septiembre nos volveremos a encontrar. Usaremos este tiempo para seguir investigando y produciendo más historias para ti, las que escucharás en nuestra temporada 14. Pero no te vayas todavía. Al final de este episodio te contamos una idea que tenemos para mantenernos en contacto durante este receso. Nos emociona mucho y esperamos que a ti también.
Y bueno, antes de comenzar con el episodio, también quisiera recordarte que hacer periodismo independiente y de calidad en audio es difícil y costoso. Ya habrás visto que muchos medios cierran año a año. En Radio Ambulante no queremos que otros cuenten nuestras historias: lo queremos hacer nosotros mismos, como latinoamericanos. Si piensas igual y valoras nuestro trabajo, por favor apóyanos hoy yendo a radioambulante.org/donar y ayúdanos a seguir narrando la región como a ti te gusta. Muchas gracias.
[Daniel]: Esto es Radio Ambulante desde NPR, soy Daniel Alarcón.
Eran mediados de los años 70 y un niño argentino, Pablo Perillo, soñaba con salir en la tele. Sus papás eran amigos de un famoso actor y cada vez que lo veía Pablo le insistía con lo mismo.
[Pablo Perillo]: “Meteme en la tele”, qué sé yo, yo era chico, y él me decía: “No tenés que estudiar, tenés que ir al conservatorio”. Y yo era medio vago para el estudio.
[Daniel]: Nunca fue al conservatorio, pero sí a algunos talleres de expresión corporal y en la adolescencia se unió a un grupo de teatro de La Boca, el barrio de Buenos Aires en el que vivía. Pero Pablo quería más.
[Pablo]: Y soñaba con que… yo creo, lo que todos sueñan, una persona que se dedica a la actuación o a ser artista, ¿no? Al éxito, al éxito entre comillas, hablo no el éxito económico, no, sino el éxito de lo que uno haga.
[Daniel]: Llegando a los 20 empezó a probar suerte en castings para programas y publicidades de televisión. Se sacó varias fotos y armó una carpeta con la que tocaba las puertas de canales y productoras. Supo muy pronto que no sería nada fácil entrar a ese mundo.
[Pablo]: Hay que golpear muchas puertas, hay que bancarse los “no”, los “no”, porque son muchos “no”.
[Daniel]: Así, de puerta en puerta y escuchando muchos no, un día llegó hasta un productor que se encargaba de conseguir extras.
[Pablo]: Y me acuerdo que empecé a trabajar de extra en películas, en lo que salía en programas de televisión. Yo lo vi como una posibilidad de por lo menos entrar y conocer gente.
[Daniel]: En sus primeros trabajos como extra, Pablo se desesperaba por buscar la cámara, tratando de que su cara entrara en plano. Pero después se dio cuenta de que no le convenía mostrarse como extra. Que eso podría perjudicarlo a la hora de conseguir papeles más importantes.
[Pablo]: Tenía miedo a que digan: “Ah, bueno, pero este pibe es extra”. O sea, como viste, a veces lo hacen como algo muy despectivo también porque no está bueno.
[Daniel]: Y eso le daba mucha bronca. Porque los extras, como todos en el set, estaban trabajando, aportando su granito de arena para que la producción saliera bien. Pero esto no era lo único con lo que tenía que lidiar Pablo mientras intentaba abrirse camino en el mundo de la actuación. Había otra cosa. Una situación que se repetía inevitablemente en cada prueba a la que se presentaba…
[Pablo]: Cada casting que yo iba era: “Uy, sos igual a…”, y en cámara peor, ¿viste? “Sos igual, sos igual. Igual a Bruce Willis”.
[Daniel]: Igual a Bruce Willis, un actor que estaba empezando a convertirse en una estrella mundial. Y sin que Pablo siquiera se lo planteara, el parecido a ese actor sería su camino a Hollywood
Una pausa y volvemos.
[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Nuestra productora Aneris Casassus nos sigue contando.
[Aneris Casassus]: La primera vez que a Pablo le dijeron que se parecía a Bruce Willis tenía unos 20 años y llevaba puesta una camiseta sin mangas blanca. Estaba en una discoteca con sus amigos cuando uno de ellos se apartó del grupo para ir a hablarle a una chica que le gustó. No habían pasado ni cinco minutos cuando el amigo volvió y le dijo:
[Pablo]: “Che, me dijo la chica esta que sos igual a Bruce Willis”. Le digo: “¿A quién?” “A Bruce Willis”. “¿Quién es Bruce Willis?” Y me dice: “Sí, es verdad, tiene razón. Te parecés”. “¿Pero quién es? No sé quién es”.
[Aneris]: La chica enseguida se sumó a la conversación. Miró a Pablo y le dijo:
[Pablo]: “Lo imitás, estás vestido igual”. Le digo: “No perdón, no sé ni quién es”.
[Aneris]: Por ese entonces, finales de los ‘80, Bruce Willis acababa de estrenar Duro de matar pero Pablo todavía no había visto la película. Solo cayó en cuenta de a quién se referían cuando le dijeron que era el actor de Moonlighting.
Una serie que Bruce Willis protagonizó entre 1985 y 1989 y que en varios países de habla hispana se conoció como Luz de luna.
[Pablo]: Pero ya hasta me decían que tenía los mismos gestos y todo. Y esa fue la primera vez.
[Aneris]: Y no sería la única. Se acuerda de otra noche cuando estaba en un bar y unos chicos no dejaban de mirarlo. Se codeaban entre ellos, cuchicheaban y se reían. Hasta que Pablo se acercó a ellos, furioso.
[Pablo]: Y me dice el flaco: “No, no, pará, flaco, no, no, no, tranqui, sos igual a un actor, por eso estábamos hablando”. Digo, yo viste ya me iba casi a las manos porque nada, una situación media rara. La gente te mira y se ríe, ¿no? Bueno, en ese momento yo no entendía por qué, pero bueno después con el tiempo lo fui entendiendo.
[Aneris]: Es que a partir de ese entonces, este tipo de situaciones se volvieron cada vez más frecuentes. Duro de Matar se convirtió en un éxito taquillero total y vinieron más películas de la saga.
[Soundbite de archivo]
[Actor]: “McClane, stay with me”…
[Pablo]: Moonlighting era una serie muy exitosa, pero Duro de matar… fue Duro de matar, la había visto todo el mundo y hasta mis amigos ya todo mundo me decía: “Si sos igual…” no sé qué. Como que yo decía: “¿Pero tanto?” Y después nada, con el tiempo empecé a observarlo y todo. Y de verdad se parece. Me parezco, qué sé yo.
[Aneris]: Bruce Willis se volvía cada vez más famoso en todo el mundo, incluida la Argentina. Y Pablo, con su parecido, ya no podía pasar desapercibido en casi ningún lado.
[Pablo]: Yo no quería saber nada. Para mí no era muy alentador porque sentía que había una barrera. Y tenía que meterme en un personaje que por ahí yo no tenía ganas.
[Aneris]: Porque en esos castings a los que iba, los productores no podían dejar de imaginarse a Pablo como Jonh McClane, el detective rudo que Bruce interpreta en Duro de matar. Eso lo frustraba bastante.
[Pablo]: Porque no es que yo era, no sé, verdulero. Y un día me dijeron: “Che, te pareces a un actor, ¿por qué no le sacás jugo?” Y fui, no. O sea, lo mío es la actuación y yo quería ser yo, Pablo Perillo, actuando como el personaje que sea, no como Bruce Willis. Para mí no era una cosa, no me gustaba y renegué muchísimo de eso.
[Aneris]: Pero no podía hacer nada para cambiarlo. Era la cara que le había tocado y aunque se dejara la barba o el bigote, como muchos le sugerían, el parecido era muy marcado. Imposible escaparse de él.
Pablo pasó sus veintes y casi la mitad de sus treintas de casting en casting, haciendo de extra en algunos comerciales y películas. Pero no podía vivir de eso. A la par seguía trabajando en otras cosas: vendedor, supervisor de campañas de marketing… Le gustaban mucho las relaciones públicas, el contacto con la gente.
Hasta que un día, a comienzos de 2002, cuando tenía 34 años, dos amigos lo llamaron por teléfono. Habían visto un anuncio:
[Soundbite de archivo]
[Promo TNT]: Para ir a los premios Screen Actor Guild no hace falta ser una estrella, basta con parecerte. Si ese es tu caso es hora de sacarle ventaja a tu famosa cara. El 10 de marzo todas las estrellas van a estar en Hollywood y tú también. TNT te invita a participar del concurso “Gana un viaje a las estrellas”.
[Aneris]: El canal TNT estaba lanzando en toda Latinoamérica un concurso de parecidos a famosos. Cuando vieron la convocatoria, los amigos de Pablo pensaron inmediatamente en él. El anuncio decía que los participantes podían subir una foto y sus datos al sitio web de TNT o enviarlos por correo postal. También que habría tres ganadores y que cada uno recibiría mil dólares en efectivo, pasajes a Los Ángeles, cuatro noches de hotel, entradas preferenciales a distintos eventos y, escuchen bien esto, transporte en limusina. Todo eso en el contexto de los premios SAG, los prestigiosos premios que el Sindicato de Actores de Estados Unidos entrega anualmente a las mejores interpretaciones del cine y la televisión en las semanas previas a la entrega de los Oscar. TNT transmitiría la ceremonia de premiación.
[Soundbite de archivo]
[Promo TNT]: No solo te pareces a una estrella, celebra como una. Gracias a TNT y a tu cara famosa.
[Aneris]: Pablo no estaba demasiado convencido. Su parecido a Bruce Willis era algo que siempre le había incomodado. Además era un concurso enorme, para toda Latinoamérica y, probablemente, se anotarían cientos de personas que –como él– tenían algún parecido a un famoso. Aunque sus amigos le decían que era seguro que ganaría, él no estaba tan confiado. Dudó bastante antes de postularse hasta que finalmente se animó. Pensó detenidamente qué foto elegir.
[Pablo]: Me acuerdo que mandé una que tenía una gorrita puesta y dije acá me parece que está buena la foto esta. En esa época Bruce usaba mucha gorra también.
[Aneris]: Pablo subió la foto y sus datos a la web y se olvidó del tema. No era algo a lo que le hubiese puesto demasiada expectativa. Pero un mes después sonó el teléfono de su casa. Cuando atendió, le empezaron a hablar en inglés. Pablo no entendía ni una palabra de lo que le decían. Pensó que le estaban haciendo una broma. Hasta que le preguntaron si hablaba español. Pablo dijo que sí y ahí – en español– le dieron la noticia.
[Pablo]: Había ganado yo como parecido a Bruce Willis. Después una chica brasileña que era parecida a Madonna y otra chica cordobesa que tenía un parecido a Julia Roberts.
[Aneris]: En esa llamada, le dijeron que debía presentarse en el Hotel Hilton de Buenos Aires. Cuando llegó, lo esperaba un equipo de TNT que, antes que nada, quería constatar en persona su parecido con Bruce Willis. Pablo pasó fácilmente esa instancia, así que siguieron con las cuestiones administrativas y los detalles del viaje a Los Ángeles. Ahí le confirmaron que participaría de la ceremonia de entrega de los premios SAG.
[Pablo]: Era fuerte. Era ir a Hollywood. Era una cosa, viste, que la veías muy de lejos.
[Aneris]: Del barrio de La Boca a Hollywood. El viaje sería unas tres semanas después. Con cada día que pasaba Pablo se ponía cada vez peor. Por esa época ya venía sufriendo ataques de pánico que se volvieron más frecuentes ante esta situación. Empezó a tener mucha ansiedad. Nunca había viajado a Estados Unidos, no sabía hablar inglés y de repente tendría que moverse en un evento entre las estrellas más famosas de Hollywood.
[Pablo]: Mi cabeza estaba muy rara. Y la ansiedad te come. Me empecé a poner muy nervioso, casi ni comía, casi ni dormía.
Estaba sufriendo tanto que hasta pensó en no viajar. Pero a la vez sentía que no se podía perder esa oportunidad. Nunca más le iba a pasar algo así. Para él, siendo actor, significaba llegar a un lugar que no había imaginado ni en sus propios sueños. Así que, con los nervios de punta, el día indicado tomó ese vuelo larguísimo a Los Ángeles.
[Aneris]: Cuando aterrizó, en el aeropuerto lo estaban esperando para llevarlo al lujoso hotel donde se alojaría, uno de los edificios más icónicos de Los Ángeles donde se han filmado varias películas. Productores de TNT lo recibieron en el hotel, le pagaron el premio de mil dólares y le dieron los detalles de la agenda de eventos. En el tiempo libre, le aconsejaron que aprovechara para recorrer la ciudad. Así que Pablo fue a conocer Universal Studios y a pasear por Beverly Hills, la zona donde las estrellas hacen sus compras. Ahí tuvo el primer indicio de lo que podría llegar a pasar en la gala de premios.
[Pablo]: Me acuerdo que yo estaba con una gorra de lana, porque hacía frío en esa época. Tengo una gorra de lana así, con unos anteojos y gente que me gritaba ahí en Rodeo Drive: “Bruce, Bruce”.
[Aneris]: Si en Argentina Pablo ya se parecía a Bruce, en Hollywood era más parecido aún.
El día de los premios, Pablo se levantó temprano. Estaba nervioso, muy nervioso. Planchó la camisa en el cuarto del hotel y preparó el traje Hugo Boss que le había prestado un amigo.
Ya vestidos de gala, los tres ganadores del concurso se reunieron en el lobby del hotel. Se subieron a una limusina rumbo a la ceremonia. Los acompañaba un representante de TNT.
[Pablo]: Y ahí cuando me bajé de la limusina no entendía nada porque estaba E-Entertainment, los actores en la alfombra roja dando notas, yo cero inglés, tratando de manejarme de una manera que era muy graciosa, porque digo… ¿Qué? ¿Qué digo? Tenía una persecuta, porque que no me hablen porque para mí era un bajón.
[Aneris]: Trataba de saludar o hacer algún gesto sin pronunciar palabra. De evadir elegantemente a los reporteros que querían abordarlo.
[Pablo]: Todos me miraban y yo en un momento miro para un costado y lo tenía a Denzel Washington a un metro.
[Aneris]: Denzel Washington. No lo podía creer. Pablo pasó como una verdadera estrella por la alfombra roja. Nunca pudo confirmar si los periodistas realmente creyeron que era el verdadero Bruce. Luego entró al salón donde sería la entrega de premios. Tenía una entrada con su nombre para acceder al lugar y una mesa asignada junto a las otras dos ganadoras del concurso. Pablo empezó a tomar unas copas de champagne y ahí recién empezó a relajarse y a disfrutar del evento.
Su mesa estaba en un sector especial, separada de la de los actores, que estaban más adelante del salón, en un área VIP, delimitada con una soga y custodiada por personal de seguridad. Una vez que terminaron de cenar y cuando ya se habían entregado varios de los premios, Pablo se levantó de la mesa y caminó decidido hacia el área de los actores.
[Pablo]: Yo me acuerdo que dije: “Yo entro, ¿quién me va a parar?”, dije yo. Y me mandé. Y me acuerdo que me levantaron la soga, me saludó y me mandé. O sea, nada ni me preguntó nada. Así que pasé como Bruce. No sé.
Caminó unos pasos y se topó con Russell Crowe, que acababa de ganar el premio a mejor actor por A Beautiful Mind. Después dio media vuelta hacia un lado y estaba Halle Berry, premiada como mejor actriz por su trabajo en Monster ‘s ball.
[Pablo]: Miraba todo ya. Una locura. Tenía toda esa gente al lado, no lo podía creer.
[Aneris]: Siguió caminando y vio a Ross, el de la serie Friends y luego a Frodo de El Señor de los Anillos. Pablo estaba alucinado.
[Pablo]: Y en eso lo veo a Sting. No no, cuando lo vi a Sting, aparte era ídolo.
[Aneris]: Ahí sí, ya no aguantó quedarse callado. Estaba frente a uno de los músicos que más admiraba.
[Pablo]: Y lo miro y me acuerdo que lo primero que me salió fue: “I love you Sting”. Y Sting me mira, estaba con la mujer, se ríe y me dice “I love you too”, me dio un abrazo. Nooo, una locura.
[Aneris]: Si Sting creyó que era realmente Bruce, nunca lo sabremos. Pero daba igual, a Pablo le sobraba con ese abrazo.
Con cada paso que daba, se encontraba con una estrella.
[Pablo]: Y cuando entro al baño voy a hacer pis en el mingitorio al lado mío estaba Rob Lowe y le digo: “¿Qué haces Rob Lowe?”, le digo.
[Aneris]: El actor miró a Pablo y se empezó a reír. Era claro que cuando Pablo hablaba se acababa el hechizo. Pero Rob Lowe no le dijo nada. Simplemente lo saludó y le siguió el juego.
[Pablo]: Me llamaba mucho la atención estar al lado de todos, de todos estos personajes ¿no? De ver gente así saludarte, que te saluden…
[Aneris]: Gente tan famosa, tan importante, tan millonaria. Pero que ahí parecían personas comunes y corrientes.
[Pablo]: Vos pensás que esa gente está en otra, en otra canción ¿no? Y yo pensaba que iban a estar, no sé, subidos a un caballo, los tipos súper tranqui y rebuena onda. Cualquier perejil que sale diez minutos en la televisión acá cree que está en lo alto de todo. Y estos tipos una onda bárbara.
[Aneris]: Cuando terminó la gala, los actores fueron a una fiesta exclusiva, en un lugar al lado. Pablo y las otras ganadoras del concurso también podían ir. Ahí siguieron encontrándose con más estrellas de Hollywood. De pronto Pablo, después de varias copas más de champagne, estaba bailando al lado del legendario Martin Sheen.
Luego, a lo lejos, vio como Matthew Perry, Chandler en Friends, se estaba acercando directamente hacia él. Matthew conocía personalmente a Bruce: tres años antes habían trabajado juntos en la comedia The whole nine yards –que en Argentina se llamó Mi vecino, el asesino– y luego en algunos episodios de Friends.
[Pablo]: Venía directo a saludarme. O sea, no saludaba a nadie. Venía directo a mí.
[Aneris]: Pablo tenía una copa de champán en la mano y ver que se acercaba hacia él lo puso muy nervioso. No sabía qué hacer, menos qué decir. Entonces, para evitar que Matthew siguiera avanzando…
[Pablo]: Le alcé la copa como un brindis. Y el tipo me miró como diciendo: “¿Qué onda?”
[Aneris]: Más tarde, cuando finalmente se saludaron, Matthew comprobó que no era Bruce pero igual aceptó tomarse una foto con él. Sería una de las cinco o seis fotos que Pablo pudo sacarse durante aquella noche inolvidable.
Lo cierto es que el verdadero Bruce no fue ni a la premiación ni a la fiesta. Y eso, claro, decepcionó a Pablo.
[Pablo]: Todo estaba muy lindo, todo estaba divino, pero creo que faltó la frutilla del postre decir: “Bueno, ahora conocé a quién te parecés”.
[Aneris]: El premio no garantizaba que podrían conocer a los que se parecían, sino que los ganadores vivieran por una noche como una estrella de Hollywood. Y así fue.
Cinco días después de estar en Los Ángeles, Pablo volvió a Buenos Aires emocionado por todo lo que había vivido.
Pero aquel viaje sería mucho más que unas fotos con famosos y una anécdota que contar.
[Pablo]: Cambió todo porque de alguna manera empecé a entender que claro, como gente que me confundía, amigos, en este caso Matthew Perry, que me haya confundido con Bruce, dije: “Bueno, me debo parecer mucho, porque para que me confunda alguien que conocés es raro”, porque hasta la altura vos decís bueno, qué sé yo, no sabía cuánto medía, si el tipo era más alto, más bajo.
[Aneris]: No era solo la cara, sino también la contextura física, la forma de moverse.
[Pablo]: Y empecé a aceptar un poco la situación y a entender de que bueno, que podía tratar de buscar esa meta. Ya que me parezco, bueno, vamos a hacerlo bien.
[Daniel]: Después de tantos años de haber renegado de su parecido, había llegado la hora de sacarle provecho.
Una pausa y volvemos.
[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Aneris Casassus nos sigue contando.
[Aneris]: Como dijimos, aquel viaje a Los Ángeles fue un clic para Pablo. Entendió que amigarse con su parecido podría llegar a ser una buena oportunidad para su carrera, una a la que siempre se había cerrado. Así que empezó a estudiar al detalle los gestos de Bruce.
[Pablo]: La pequeña sonrisa que él hace siempre, la típica. Después, las miradas que son muy serias, con los labios medios frunciditos también, ojos entrecerrados es otra. Y movimiento también, hay muchos movimientos que él hace, ¿no?
[Aneris]: Como cuando tuerce levemente el cuello para mirar hacia algún lado. Pablo veía una y otra vez cada una de sus películas y practicaba frente al espejo.
En 2003, un año después del concurso, la estrategia empezó a dar resultados. Pablo había ido a un bar con unos amigos cuando conoció de casualidad a un panameño que andaba de visita en Buenos Aires. Se pusieron a charlar y le contó que estaba organizando la apertura de una disco en su país. No tardó en hacerle una propuesta: lo invitó a que viajara y formara parte de la inauguración como el doble de Bruce Willis. Pablo, sin dudarlo, aceptó. Juntó su ropa más liviana y voló al calor de Panamá. Su trabajo aquella noche era más que sencillo. Trabajo de “presencia” como suelen decirle.
[Pablo]: Empecé a ir a un VIP, a sentarme, solamente sentarme a tomar algo y la gente empezó a correr la bola que Bruce Willis estaba en Panamá.
[Aneris]: Pablo asegura que la noticia falsa llegó a salir en la tapa de un diario local. Fue tal el revuelo que lo contrataron para que estuviera fijo todos los fines de semana. Así que Pablo decidió quedarse a vivir un tiempo en Panamá. Con su presencia, la disco se llenaba. Hasta llegaba gente de Colombia y Costa Rica en busca de su foto con Bruce Willis.
Tiene muchísimas anécdotas de aquel tiempo en Panamá. Como aquella vez que fue a comer a un restaurante y un empleado le pidió permiso para sacarle una foto. Días después, cuando volvió a comer ahí, vio que en todos los menús estaba impresa su cara. Para el restaurante, que una estrella internacional de la talla de Bruce Willis hubiera probado sus platos, se convertía en la mejor publicidad que podrían tener.
Otra día, estaba en la calle cuando una señora se acercó a hablarle.
[Pablo]: Y viene y me dice: “Hola, ¿qué tal? Le quería pedir un autógrafo puede ser ¿para una amiga?” “Sí, como no. ¿Cómo se llama?” “Julia”. “Bueno, pero ¿qué le pongo?” Y me dice: “Con cariño para Julia”. “¿Y qué firmo?” “Bruce Willis”. Y le digo: “Pero yo no soy Bruce Willis”. “Sí usted es Bruce Willis”. “No, no, yo no soy Bruce Willis”. “Si usted, Bruce Willis. Yo sé. Yo entiendo que no quiere que lo molesten porque yo escuché en algunos reportajes que no le gusta que la prensa se dé cuenta. Quédese tranquilo, que yo no voy a decir nada”. Así.
[Aneris]: Pablo, obviamente, le hablaba en español. Así, tal cual lo están escuchando, un español bien argentino. Pero no había forma de que la señora le creyera.
[Pablo]: 45 minutos por reloj diciéndole que yo no era y la señora diciéndome que yo era.
[Aneris]: Tal era la insistencia que Pablo terminó dándose por vencido.
[Pablo]: Hasta que le firmé Bruce Willis. Se fue contenta. ¡Bruce Willis, Bruce Willis! Todo el mundo vino corriendo a sacarse fotos, a pedirme, nada… Una locura.
[Aneris]: Con tanta repercusión que estaba teniendo en Panamá, pronto le llegaron más oportunidades. Lo llamaron para filmar un comercial de televisores. En el anuncio aparece un chico viendo televisión y en la pantalla del televisor está Pablo, corriendo y saltando en medio de una explosión.
[Soundbite de archivo]
[Publicidad Sony Panamá]: El sonido te rodea con el nuevo Wega 3.1 canales de audio…
[Aneris]: Está vestido con camisa, pantalón y un sombrero al estilo Indiana Jones, el personaje protagonizado por Harrison Ford. Pese a eso, cualquiera que viera ese anuncio pensaría automáticamente en Bruce Willis.
Pablo siguió haciendo más comerciales y también empezaron a contratarlo para modelar en desfiles de ropa. Con su parecido le estaba yendo cada vez mejor en Panamá y con eso, de algún modo, comenzaba a resignarse a no ser el actor que había soñado.
[Pablo]: Y ahí sí, ya encaré para ese lado. Ya me bajé del tema. Bueno, si el actor, como Pablo va y si no va, vamos, con esto también. Pero me costó. Te soy sincero, me costó. No me gustaba porque yo tenía miedo al ridículo, cosa que nunca me gustó.
[Aneris]: Con algunas idas y venidas, Pablo estuvo viviendo en Panamá hasta mediados de 2008, cuando decidió regresar definitivamente a Buenos Aires y seguir desde aquí su carrera.
Ya en casa, su parecido con Bruce Willis definiría otra vez su destino. Pero ahora en el ámbito personal. Fue en el 2009, en una discoteca bastante famosa de la ciudad.
[Lindsay De Santo]: Yo estaba en la puerta repartiendo flyers e invitando a probar una bebida y bueno, cuando lo veo entrar me quedé dura, o sea completamente paralizada y mi compañera me dice: “Ay, es igual a este actor que no me sale el nombre”. Y yo así toda paralizada le digo: “¡Bruce Willis!”
[Aneris]: Lindsay De Santo trabajaba como promotora en esa discoteca cuando vio entrar al ídolo de su adolescencia.
[Lindsay]: Siempre fui muy fan de Bruce, hasta con decirte que tenía fotos de él pegadas en el placard de mi habitación. De hecho, mi primo me mandaba todos los recortes que veía, o sea que era… me encantaba, lo amaba.
[Aneris]: Su padre vivía en Estados Unidos y cada vez que hablaban por teléfono ella siempre le decía:
[Lindsay]: Lo único te pido si ves a Bruce Willis, agarrá un cartelito que diga: “Lindsay, te amo y sacale una foto”.
[Aneris]: Por eso, aquella noche, cuando lo vió, Lindsay creyó que se le estaba cumpliendo el sueño de toda su vida.
[Lindsay]: Entonces lo primero que hice, él iba con un amigo y lo agarré al amigo porque como que mi cabeza no sabía que pensar.
[Pablo]: Y lo cazó del brazo y le dijo.
[Lindsay]: ¿Es Bruce Willis?
[Pablo]: Y el otro se rió y no dijo nada. Siguió caminando.
[Lindsay]: Y el amigo se rió y siguió.
[Pablo]: Y ella se quedó convencida que yo era Bruce.
[Aneris]: Después de unos minutos, Lindsay trató de poner la cabeza en frío y se puso a pensar: ¿cuáles eran las probabilidades de que Bruce Willis estuviera realmente ahí?
[Lindsay]: Puede que no, pero puede que sí, porque es idéntico y es un lugar que cualquier artista de afuera puede ir a conocer.
[Aneris]: Tenía que sacarse la duda. Así que junto a sus compañeros de trabajo se acercó hacia donde estaba Pablo y los amigos. Ahí, cuando lo escuchó hablar, comprobó que no se trataba del verdadero Bruce, pero igual quiso tomarse una foto con él. Tal vez eso sería lo más cerca que podría estar de su ídolo.
[Lindsay]: Era muy gracioso porque parecía un Don Juan. Todas las chicas lo estaban rodeando y yo decía: “Uuhh, este debe ser súper mujeriego”. Eh… entonces yo no decía muy lindo todo pero no, o sea no avanzaría con este hombre
[Aneris]: De todas formas, Lindsay se puso a charlar con él. Tenía muchas preguntas para hacerle. Ya se imaginarán sobre qué:
[Lindsay]: Y bueno, nos contamos mutuamente lo relacionado con Bruce, él, su trabajo, yo que me encantaba Bruce Willis y bueno, nos pasamos ahí los teléfonos.
[Aneris]: Al día siguiente, Lindsay llamó emocionada a sus amigas. En broma les contó que había tenido una noche de Hollywood, una noche internacional. Luego se sentó en la computadora y buscó a Pablo en Facebook, quería saber más de él. Sobre todo ver sus fotos, comprobar si en otros contextos era tan parecido a como ella lo había visto aquella noche. Y sí, en todas las fotos lo veía igual. Lo agregó como amigo y enseguida empezaron a hablar por chat. Pasaban horas conversando y pronto concretaron una primera cita. Para la segunda él ya la llevó a su cumpleaños y le presentó a toda la familia.
[Lindsay]: Cuando lo conocí, me dice: “Me llamo Pablo”, todo quedó ahí. Cuando llego al cumpleaños era: “Bruce, Bruce. Bruce”. Y yo decía: “¿Qué?” “Sí, me dicen Bruce”.
[Aneris]: Lindsay no podía creer que ni su propia familia ni sus amigos más cercanos ya no lo llamaran Pablo.
Después de aquella presentación oficial, las cosas entre Lindsay y Pablo avanzaron muy bien y dos meses después de conocerse ya estaban viviendo juntos.
Pronto a Lindsay también le empezaron a encontrar un parecido.
[Lindsay]: Me dicen como, por deporte, la Demi Moore.
[Aneris]: Demi Moore, actriz, exesposa de Bruce y madre de tres de sus hijas, con quien sigue teniendo muy buena relación.
[Lindsay]: Pero en realidad, como siempre vemos, tengo algún un poquito más parecido a la mujer actual que es Emma, que tiene un poquito la cara más redondita, ¿viste? Pero siempre está el chascarrillo de la Demi Moore.
[Aneris]: Sobre todo por su cabello: negro y lacio igual al de Demi. A ellos no les molestan este tipo de comentarios. Al contrario, les divierten. Pero en casa son Pablo, Lindsay y su perra Lara. Tal vez Bruce Willis sea el responsable de que se hayan conocido pero el resto, obviamente, ya corre por cuenta de ellos.
[Pablo]: Si seguimos porque ya está, lo de Bruce Willis, un ratito después ya tenés que estar conmigo, no con Bruce.
[Aneris]: Con el pasar de los años, Pablo fue consiguiendo cada vez más trabajos por su parecido al actor. Empezó a viajar por España y Latinoamérica para filmar comerciales. A cada marca que lo contrataba siempre les recomendaba lo mismo: nunca usar el nombre completo del actor. O solo Bruce, o Mr. Willis. Nunca Bruce Willis, para evitarse problemas.
Como en este comercial que Pablo grabó en Chile y en el que aparece con una voz doblada:
[Soundbite de archivo]
[Hombre]: La última misión fue un desastre Bruce, destruiste la mitad de la ciudad
[Doblaje]: Son daños colaterales, para salvar a todo el mundo, jefe.
[Hombre]: Se acabaron las excusas.
[Aneris]: En otros casos ni hacía falta decir nada. Bastaba con verlo en la pantalla en una escena de acción para que todos pensaran en Bruce.
Siendo tan fanática del actor, Lindsay lo ayudaba a mejorar en su trabajo. Había visto tantas veces sus películas, que su opinión era más que calificada.
[Lindsay]: O sea, yo soy muy crítica, mira que soy muy crítica, siempre le digo: “Bueno, acá hiciste esto, acá podrías haber hecho lo otro”, pero él lo interpreta perfecto, perfecto. Es lo suyo, es lo suyo. Obviamente que siempre me lo dice, que le encantaría hacer otro tipo de personajes, que no sean siempre relacionados a Bruce, pero creo que ya se amigó con eso.
[Aneris]: También comenzaron a invitarlo a muchos eventos. En 2016, por ejemplo, lo llamaron para que estuviera en la apertura del “Museo de las Estrellas”, en Perú, que exhibía estatuas de famosos de Hollywood. Apenas llegó al aeropuerto de Lima se desató el caos:
[Soundbite de archivo]:
[Hombre 1]: ¡Bruce Willis!
[Hombre 2]: Permiso, permiso
[Periodista]: No lo podían creer, los fans de Bruce Willis enloquecieron en el Aeropuerto Jorge Chávez.
[Hombre 3]: No lo toquen.
[Periodista]: La idea de que el actor estadounidense estaba en el Perú se extendió rápidamente. Y es que camina como Bruce Willis, se viste y luce como Bruce Willis. Pero no es Bruce Willis. Se trata en realidad…
[Aneris]: En medio del tumulto, le sacaron muchas fotos que Pablo después encontró en internet.
[Pablo]: Suben a las redes y dicen: “Acá estoy con Bruce Willis me lo encontré en el aeropuerto. El tipo remacanudo, habla bien español”. Es una cosa de locos.
[Aneris]: Algo muy similar pasó en 2018, en un centro comercial de Chile, a donde había viajado a grabar más comerciales. Pablo quedó en medio de fanáticos que le rogaban por una foto o un autógrafo.
[Soundbite de archivo]
[Periodista]: Bruce Willis visitó nuestro país por dos días. Bueno, al menos algunos santiaguinos así lo creyeron y en los últimos minutos en nuestro país se lo hicieron sentir…
[Mujer 1]: Me encanta, mejor que en la tele.
[Mujer 2]: Hermoso, bello, precioso, encantador.
[Hombre]: Uno nunca se imagina poder ver a un famoso de esta categoría acá en Chile entonces es realmente impresionante.
[Aneris]: En esos momentos, aunque fugaces, Pablo vive la vida de una verdadera estrella internacional. Caminando entre el tumulto, entre decenas de fans desesperados por una foto. A veces aprovecha la situación para sacarle el máximo beneficio.
[Pablo]: Sé en qué momento puedo, no sé, ir a un aeropuerto y pasame a business. Juego con eso y paso a business.
[Aneris]: Lo consigue con su pasaporte de Pablo Perillo y su cara de Bruce Willis.
[Pablo]: Y después me pide la foto el comandante, las azafatas… No hay problema.
[Aneris]: Pero nunca olvidando quién es en verdad.
[Pablo]: Yo sé que me parezco. Yo sé que a la gente le causa impresión. Entiendo todo el juego, pero yo sé quién soy yo y quién es él. Tenemos dos vidas distintas. Por eso muchos me dicen: “¿Vos te tatuaste igual que él?” No, no, no, no llego al extremo. Yo hacer de otro en mi vida cotidiana, no.
[Aneris]: Tampoco se ha hecho cirugías para parecerse más a Bruce. Aunque Pablo es 12 años menor que él, es como si esa diferencia no se notara tanto, como si hubieran ido envejeciendo a la par.
Pablo ya vivía 100% de los comerciales y sus participaciones en eventos cuando se propuso dar un salto más en su carrera: trabajar como doble oficial de Bruce. Sabía que el actor tenía dobles de riesgo. En eso él no podía reemplazarlo porque no tenía el entrenamiento físico necesario. Pero tal vez sí en alguna otra escena que no requiriera peligro o como anzuelo para despistar a los paparazzis. Empezó a buscar en internet cualquier tipo de contacto para llegar hasta él. Envío varios mails y un día le pidió a un amigo que hablaba bien inglés que llamara a la productora de Bruce: “Willis Brothers Film”. Fueron varios intentos hasta que dio con la persona correcta: Stephen Eads, amigo y mano derecha de Bruce. Stephen le pidió que le mandara varias fotos, todos su datos y sus medidas… Pablo lo hizo y una vez que Stephen chequeó el material, le dijo:
[Pablo]: Bueno, a partir de ahora vas a estar acá en nuestra productora para cualquier necesidad que tengamos. ¿Te parece bien? Sí, obvio.
[Aneris]: Sí, obvio. Era justo lo que estaba buscando. Pablo se quedó expectante después de aquella comunicación pero pasó un buen tiempo sin saber nada más de Stephen.
Hasta que en 2019 recibió un mail de la productora. Le preguntaban si podía viajar a Budapest, capital de Hungría, para reemplazar a Bruce en una campaña de marketing de una bebida energizante. Bruce era la cara de la marca, ya había rodado este comercial.
[Soundbite de archivo]
[Publicidad Hell, Bruce Willis]: Energy, taste, power. What else do you need? For me, it’s enough.
[Aneris]: Pero ahora necesitaban a Pablo para unas acciones complementarias de marketing porque Bruce no viajaría hasta allí. Pablo no podía más de la felicidad. Sería su primer trabajo como doble oficial de Bruce Willis. Así que al instante dijo que sí y unos días después salió rumbo a Budapest junto con Lindsay. Les tenían reservada una habitación en el hotel Four Season, al lado del Puente de las Cadenas, una zona emblemática de la ciudad.
Cuando llegaron al hotel, los paparazzis ya acechaban en la puerta. No solo por el rumor de la llegada de Bruce Willis sino porque ahí mismo estaba alojado Arnold Schwarzenegger, que también estaba en Budapest rodando unas escenas de Terminator 6.
En la habitación tenía preparada la ropa que tendría que usar: una campera de cuero negro y un pantalón, también negro. Exactamente la misma ropa que había usado Bruce para filmar el comercial. Le quedaba perfecta, como si la hubieran hecho a su medida.
[Pablo]: O sea, estar ahí y ponerte la ropa de él es una cosa extraña. Y muy cerca. Ya cada vez más cerca. O sea, que lo que yo buscaba, lo más cerca posible.
[Aneris]: Como parte de las acciones publicitarias, Pablo tenía que ir con esa ropa a una estación de gasolina para participar de una cámara oculta que organizaba la marca… Este es Pablo, en un video difundido en las redes y que está subtitulado en húngaro:
[Soundbite de archivo]
[Pablo]: Hola, soy Pablo Perillo, doble de Bruce Willis. Ahora le vamos a hacer una broma a la gente.
[Aneris]: Cuando llegaban los autos para cargar combustible, Pablo sorprendía a los conductores limpiándoles el parabrisas…
[Lindsay]: Y la gente quedaba como anonadada y no entendía nada y él venía con la bebida que estaba promocionando y se las regalaba y la gente era una locura porque se quedaba como dura.
[Aneris]: Después de unos minutos, caían en cuenta de que era una broma pero igual aprovechaban la oportunidad para sacarse una foto con este hombre tan parecido a Bruce Willis.
Pablo disfrutó mucho esos días en Budapest. Sobre todo porque era su primer trabajo oficial como doble de Bruce Willis, con su misma ropa, con su propia productora. Era una especie de prueba de fuego, la posibilidad de que a partir de ahí lo llamaran para trabajos más importantes.
[Pablo]: Bruce tenía un montón de películas por hacer y me empiezan a contactar todas las productoras de todas las películas que se iban a hacer, que si yo estaba disponible para poder viajar.
[Aneris]: Iría a distintas ciudades de Estados Unidos y Canadá. Pablo no lo podía creer. Le había llegado el momento. Trabajar en una película de Bruce, estar en el set, conocerlo, verlo en acción, probablemente saludarlo. Era la frutilla del postre que esperaba desde 2002, cuando estuvo en Los Ángeles.
Pero más pronto que tarde su ilusión quedó en suspenso. Llegó marzo de 2020 y el mundo se paralizó por la pandemia y las grabaciones de las películas se frenaron por completo. Como todos, Pablo no tenía más remedio que esperar en casa hasta que el mundo volviera a la normalidad.
En medio del confinamiento, Pablo encontró en las redes una forma de escape. Desde hacía tiempo tenía una cuenta de Instagram muy exitosa, llamada dobledebruce. Ahí le dejaban muchísimos comentarios. Pablo no contestaba ninguno, tal como haría una verdadera estrella de Hollywood. También empezó a explorar TikTok y ahí la cosa escaló a otro nivel. En pocos años alcanzó casi cinco millones de seguidores.
Para esta altura, Pablo ya llevaba casi dos décadas trabajando con la imagen de Bruce. Quise saber si siente que le debe algo.
[Pablo]: No sé si la palabra es deber. Bueno, tuve suerte de parecerme un tipo que es querido que, que a la gente le gusta, que es una estrella de Hollywood y que es una persona como nosotros, nada más. No hay mucho más. Yo creo que trabajé mucho. Para hacer lo que hice. Y creo que también me lo merezco.
[Aneris]: En todo caso, dice, esa deuda sería recíproca. No solo hacia él, sino hacia todos los dobles, quienes hacen un trabajo que, asegura, no está lo suficientemente reconocido.
[Pablo]: No le dan tampoco importancia a los dobles de riesgo, que son los que ponen el cuerpo, que son los que se accidentan, que son los que los hacen quedar bien a ellos como héroes. Y son tipos que dan casi la vida por el actor. Y el que se luce es el actor, no el doble. Ellos necesitan de los dobles. Si no quieren que los molesten porque viene la prensa o porque los acosa la gente, están los dobles. Por ahí yo le debo algo a él, pero calculo que él también nos debe algo a nosotros.
[Aneris]: De a poco, con la llegada de las vacunas, el mundo fue volviendo a la normalidad. Pablo esperaba que pronto se reactivaran los proyectos que habían quedado suspendidos, cuando vio una noticia en los medios que lo sacudió por completo:
[Soundbite de archivo]
[Periodista 1]: Bruce Willis se retira. El actor estadounidense deja la interpretación tras serle diagnosticada una afasia.
[Periodista 2]: Un trastorno que provoca la incapacidad para comunicarse.
[Aneris]: En marzo de 2022, la familia de Bruce Willis emitió un comunicado a través de las redes sociales y los medios lo empezaron a replicar.
[Pablo]: Ahí me contacté rápido con uno de los productores con quien hablo me dijo que estaba bueno, que estaban viendo qué le pasaba porque todavía no sabían exactamente, se estaba olvidando las letras, se olvidaba las cosas.
[Lindsay]: Y ahí como que nos preocupó porque él estaba en tratativas de de trabajar directamente en cinco películas con él y se venían como postergando, se venían estirando que por una cosa, por la otra. Entonces fue como que perdón la expresión, pero (E) la puta madre.
[Pablo]: Eso es lo que más me importó que no poder haber terminado hacer cosas que tenía, que proyectos que tenía con él ya no era una fantasía. Ya eran hechos, digamos, de poder estar ya plenamente trabajando.
[Aneris]: Al principio Pablo pensó que sería algo pasajero, tal vez por estrés. Pero con el transcurso de los meses, se confirmó que Bruce sufre demencia frontotemporal, una enfermedad que afecta principalmente las zonas del cerebro que se asocian con el habla, la conducta y la personalidad. La afasia había sido el primer síntoma de un problema mayor.
[Pablo]: Tampoco voy a ser egoísta de pensar en mí, ¿no? Obviamente está pasando mucho peor de lo que uno le pueda pasar, que no pueda trabajar con él. Pero bueno, tiene un problema ya de salud mucho más importante de lo que me pueda pasar a mí en este caso. Pero bueno, no deja de afectarte.
[Aneris]: Luego del retiro de Bruce, la gran pregunta es qué va a pasar con Pablo. Él venía construyendo su carrera en torno a la de otro, un otro al que ni siquiera llegó a conocer, pero que de una forma muy única lo siente cercano. Ha conversado por las redes sociales con sus productores, incluso con la hermana de Bruce. Sabe por ellos que Bruce ha visto su trabajo y Pablo se siente orgulloso de haberlo interpretado siempre con respeto. Y tiene una certeza: si algún día alguien cercano a Bruce le pide que no lo haga más, no lo hará.
Pese al contexto, Pablo y Lindsay tratan de ser optimistas y piensan en nuevas oportunidades.
[Lindsay]: Bruce Willis va a ser siempre un personaje que va a estar activo, por más que no esté activo. O sea, las películas de Bruce, hacés un zapping a cualquier hora y vas a ver una película de Bruce.
[Aneris]: Tal vez, se ilusionan, Pablo pueda reemplazarlo en películas que no llegó a terminar o incluso protagonizar una película sobre su vida.
[Pablo]: Por ahí puedo ser parte en algún momento de algo importante. Nunca se pierde la esperanza.
[Aneris]: O tal vez haya llegado la hora de volver a ser, simplemente, Pablo.
[Daniel]: Como mencioné al principio, este es el último episodio de nuestra temporada 13.
Pero mientras volvemos en septiembre, queremos proponerte una idea: mándanos lo que quieras: una carta, un dibujo, una foto. Nos puedes contar un secreto, hacer una pregunta, darnos una idea para una historia, pero lo único que te pedimos es que no sea digital. Queremos que nos escribas a mano. Queremos objetos físicos. De veras.
Ok, entonces apunten nuestra dirección, y bueno, si no alcanzan, también la pondremos en las notas del episodio.
Aquí va:
Radio Ambulante Studios
42 Tiemann Pl. #312
Nueva York, Nueva York
10027, Estados Unidos
Y gracias de antemano. Nos emociona mucho pensar en lo que nos mandarán.
Mientras tanto, aquí estaremos, trabajando en la próxima temporada. Y no te olvides que nuestros colegas de El hilo seguirán explicándote cada semana a profundidad las noticias más importantes de América Latina.
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Muchas gracias y, ahora sí, aquí van los créditos.
Aneris Casassus es productora de Radio Ambulante y vive en Buenos Aires. Esta historia fue editada por Camila Segura. Bruno Scelza hizo el fact checking. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri y Rémy Lozano con música original de Rémy.
El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Lisette Arévalo, Pablo Argüelles, Adriana Bernal, Diego Corzo, Emilia Erbetta, Selene Mazón, Juan David Naranjo, Ana Pais, Melisa Rabanales, Natalia Ramírez, Natalia Sánchez Loayza, Barbara Sawhill, David Trujillo, Ana Tuirán, Elsa Liliana Ulloa y Luis Fernando Vargas.
Carolina Guerrero es la CEO.
Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.
Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Nos vemos en septiembre.