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[Daniel Alarcón]: Antes de comenzar una advertencia. En este episodio hay lenguaje explícito. Se recomienda discreción. 

Esto es Radio Ambulante desde NPR, soy Daniel Alarcón. 

Hay dos cosas que deben saber sobre la puertorriqueña Patricia Velázquez. La primera es que, a sus 28 años, tiene algo muy claro sobre sí misma. 

[Patricia Velázquez]: Si mi vida fuera una película, el soundtrack con el que comenzaría sería una canción de reguetón.

[Daniel]: Una específica, la primera que escuchó en el 2002: Gata Celosa, una colaboración de los puertorriqueños Magnate y Valentino con Héctor y Tito. 

[Patricia]: Dice: “Si tú quieres de esto, toma que yo tengo lo que tú quieras de mí. Ven, perrea lento con el movimiento. Ven gata celosa por mí….”

[Canción]: Coge el movimientooo, ven gata celosa por mí, por mí. Perreo, papi perreo…  Azota… 

[Daniel]: Desde niña, Patricia ha escuchado mucho reguetón. Pero esta canción, Gata Celosa, la transporta a la casa de su abuela, cuando tenía como 7 años y se la pasaba viendo un canal de televisión nacional de videos musicales, en su mayoría de reguetón. Su abuela, de vez en cuando, le echaba un ojo para que Patricia no fuera a imitar los movimientos de las chicas de los videos, o sea que no se pusiera a perrear.

Gata celosa es solo una de la larga lista de canciones que le recuerdan momentos muy específicos de su vida. Géneros como salsa, merengue, bachata y claro, reguetón, siempre han sido parte fundamental de su identidad. 

Y bueno, lo segundo que tienen que saber de Patricia…

[Patricia]: Me considero una mujer 100% feminista.

[Daniel]: Empezó a interesarse en los estudios de género en 2012, cuando entró a estudiar Educación Secundaria en la universidad. Mientras más aprendía sobre feminismo, más sentía que resonaba con lo que ella siempre había creído. En especial cuando la discusión giraba en torno a la autonomía de los cuerpos. Era un tema de conversación en sus clases, en su grupo de teatro y con sus amigas. 

Terminó su carrera en la primavera de 2017 y ese mismo otoño empezó  una maestría en gestión cultural. Era finales de octubre de ese año. Recién había pasado el Huracán María, muchas vías públicas de la isla habían sido despejadas pero la Universidad de Patricia seguía sin luz. Así que uno de sus profesores les dijo que retomarían las clases en otro espacio. Y como no había mucho estacionamiento allí, Patricia se ofreció a llevar a algunos compañeros en su auto.  

Cuando se subieron, obviamente, Patricia puso reguetón a todo volumen. Y en ese momento una compañera le dijo… 

[Patricia]: No entiendo cómo puedes ser feminista y escuchar reguetón. Así me lo dijo tal cual. 

[Daniel]: Patricia no supo cómo responder. Si bien había aprendido un poco sobre feminismo y había escuchado las críticas hacia el reguetón —como que es machista y cosifica a las mujeres—, nunca se lo había planteado de esa manera. No se le había ocurrido claramente que el feminismo y el reguetón no pudieran coexistir en una persona. Se molestó y se puso a la defensiva.

[Patricia]: Porque nunca me habían cuestionado de esa forma a mí, como mis estándares. Yo “oh… Dios mío.” Este (risa)…  Yo no recuerdo que le respondí, quizás algo como que: “Yo escucho reguetón y escucho reguetón todos los días y soy feminista y perreo”, como que probablemente le pude haber contestado algo así. 

[Daniel]: La conversación entre ellas no siguió, pero la pregunta le quedó sonando. Hasta el punto de causarle un conflicto de identidad ¿Cómo amar tanto un género musical que puede cosificar a las mujeres?

[Patricia]: Y eso provocó en mí que como esta pregunta yo me la empecé a hacer yo misma y yo dije: ¿Cómo yo puedo responder la próxima vez que me cuestionen esto?

[Daniel]: Ya encontraría la manera. Y sin saberlo, ese intento de reconciliar el feminismo con el reguetón la llevaría a crear algo único.

Una pausa y volvemos.

[MIDROLL]

[Daniel]:  Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Nuestra productora senior Lisette Arévalo nos sigue contando. 

[Lisette Arévalo]: Conocí a Patricia en junio de 2022 en San Juan, Puerto Rico. Ya habíamos tenido una llamada antes de que yo viajara a la isla para entrevistarla y después de eso me pasó un texto que había escrito que tenía una lista de más de 20 canciones. Su vida —desde su niñez pasando por la adolescencia y sus años de universidad— podría narrarse a través de esas canciones. Cada una le recuerda un momento específico.

Así que le pedí que comenzáramos por una de las primeras. 

[Lisette]: Empecemos con Doncella, del 2004. ¿Qué recuerdo tienes de esa canción?

[Canción]: Yo conocí a una nena, tan bella. Ella es como una doncella ella, ella, tan bella… 

[Patricia]: Había una muchacha que nos cuidaba mientras mi mamá trabajaba. Y el hermano de ella, mientras lavaba carro ponía música alta. Y escuché esa canción. Como que la relaciono mucho a esa casa.

[Lisette]: En esa época, Patricia tenía unos 9 años,  su hermano mayor unos 19 y la menor, unos 7. Ya habían pasado cuatro años desde que sus padres se habían divorciado y mudado a diferentes pueblos del sudeste de la isla. Su mamá vivía en Juncos y su papá a un poco más de 10 minutos, en Las Piedras. Ella y su hermana vivían entre las dos casas, pero pasaban más tiempo en la de su mamá. 

“Doncella” era una de las tantas canciones que Patricia escuchaba del álbum “Motivando a la Yal” de los puertorriqueños Zion y Lennox, que por esa época estaba muy de moda y sonaba todo el tiempo en la radio.

Ese año, 2004, fue uno de los primeros en que el reguetón comenzó a escucharse más allá de los programas dedicados a lo que se llamaba “música tropical”. Y también empezó a escucharse más fuera de la isla… en toda América Latina. 

Pero mucho antes de esto, Patricia tenía reguetón sonando en el fondo de su día a día. Lo escuchaba en la mañana antes de ir a la escuela. En las tardes cuando salía de clases, y regresaba a casa. O cuando estaba donde su abuela y su tío pasaba en su auto con el reguetón a toda.

Hasta lo escuchaba en la escuela pública a la que iba. Cuando había fiestas dentro del colegio, las profesoras ubicaban un parlante en medio del patio y ponían reguetón. Patricia tenía 8 años más o menos cuando tuvo su primera fiesta y se acuerda que a todos los niños les encantaba. 

[Patricia]: Y me acuerdo que los bailes eran que se ponían como en una fila india, uno detrás de los otros. Y bailaban como de lado a lado. Era alguna cosa bien, incluso hasta separados. No era nada sexual. Era un disfrute entre chamaquitos vacilando con reguetón. 

[Lisette]: Y es que el reguetón estaba presente en casi cada rincón de su Puerto Rico. En el barrio donde vivía su mamá, en Juncos, por ejemplo, había… 

[Patricia]: Muchos carros con música alta, vecinos con música alta. Eran unos barrios, unas urbanizaciones un poco más, menos exclusivas.

[Lisette]: Menciona que la zona donde vivía su mamá era menos exclusiva porque el reguetón, de cierta manera, también lo era. 

Antes de seguir tengo que dejar algo claro: hablar del origen del reguetón es como hablar del origen del pisco. Un tema polémico y de discusión. Algunos dicen que nació en Jamaica… Otros en Panamá, en la ciudad de Nueva York… Y claro, en Puerto Rico. Lo cierto es que todos estos lugares han sido cruciales para el desarrollo del género músical. Así que se podría decir que el reguetón no es técnicamente de un solo lugar. Pero lo que sí podemos decir, y otros ya vienen diciendo, es que su fuerza comercial se estableció en Puerto Rico. Entonces, con el permiso de Panamá y el resto del Caribe, nos vamos a enfocar en este lugar.

El reguetón que nació en el Puerto Rico de los años 80 salió de las zonas marginalizadas de la isla. La fusión de los ritmos del rap estadounidense y la estética del reggae jamaiquino y panameño, se escuchaba en las barriadas y los caseríos, esas viviendas públicas destinadas a las familias de bajos ingresos. 

Nació como una expresión cultural del malestar social y los jóvenes creaban canciones con letras rapeadas, a veces cantadas, y se caracterizaba por diferenciarse del rap más comercial de los estudios de grabación.

Esa nueva música puertorriqueña era cruda, confrontacional, bulliciosa y, muchas veces, violenta. Era espontánea, sin censura y hablaba de lo que pasaba en las calles… Pero sobre todo, hacía referencia a las condiciones sociales del país: tasas de desempleo de hasta 59% en algunas zonas, escuelas en malas condiciones, corrupción gubernamental y violencia vinculada al narcotráfico. 

Muchas canciones sonaban algo así, como esta canción de Vico C de 1990,  “Recta final”. 

[Canción Vico C]: Dinero puede controlar hasta la corte. Tanto en el sur como allá en el norte. Creen que lo lujoso es la salvación. Y ahí es que el corrupto entra en acción. Aplastando, abusando, asesinando…

[Lisette]: Para los 90s, esta música se conocía como underground. Los artistas grababan sus canciones con DJs que se encargaban de la producción y la distribución de varias copias de CDs en clubes, en los lugares de trabajo y en sus barrios. Y esas copias, a su vez, eran pirateadas y distribuidas por toda la isla. No es gratuito que muchos consideren a Djs como DJ Playero y DJ Negro como los padres del género musical. 

Por esa misma época, la palabra reguetón se escuchó por primera vez en Puerto Rico. Según DJ Playero, Daddy Yankee la usó en una canción que grabó con él para un mixtape en el que colaboraron en 1994. La canción se llama “So persígueme” y está en el disco Playero 34. Va así:

[Canción Daddy Yankee]: Este es Daddy Yankee que le canta a la gente. Y tiene que acercarse. Baila el reguetón. Me encuentro furioso en la pista. Y toda la gente ahora tiene que acercarse… 

[Lisette]: Y aunque era música que se escuchaba cada vez más, estaba lejos de ser aceptada por todo el mundo. Por el contenido de la gran mayoría de sus letras y su origen, algunos la relacionaban con una subcultura de la delincuencia. 

Por esos mismos años, un grupo religioso y conservador llamado Morality in Media lideró una campaña en contra del reguetón. Decían que esta música incitaba a los jóvenes a practicar sexo, entre comillas, “ilícito”,  y que era una apología a la violencia y el consumo de drogas. Estas declaraciones eran las que dominaban el debate público sobre el reguetón. 

Y el gobierno local respondió.

 [Patricia]: Para los 90, este, hubo una persecución directa de mano dura contra el crimen, para allanar o adentrarse a espacios como caseríos y para criminalizarlos, como que era guerra contra las drogas. Pero era directamente en los barrios y caseríos, no en otros lugares. Y como el reguetón nace de estos espacios, pues se le vincula directamente con el crimen. 

[Lisette]: En febrero de 1995, por ejemplo, el Escuadrón de Control del Vicio de la Policía de Puerto Rico y la Guardia Nacional hicieron una redada en seis locales de música en el área de San Juan. Cientos de cassettes y CDs de underground fueron confiscados por violar las leyes locales contra la obscenidad, que castigaba cualquier acción o actividad considerada morbosa. Esto iba desde bailar y cantar hasta distribuir libros o CDs… Eran leyes que siguen vigentes en el código penal de Puerto Rico para combatir la pornografía infantil y la obscenidad, pero que están sujetas a lo que llaman, y cito, “patrones comunitarios contemporáneos”. Por lo que su interpretación puede  ser bastante subjetiva. 

Y la persecución no terminaba ahí. Bastaba verse como un “típico” reguetonero o rapero —ropa holgada, zapatos grandes, gorras y gafas de sol — para que la policía los parara para requisar sus autos buscando armas o drogas.  

De cierta manera, eran movidas políticas que servían a una clase media y a una élite que rechazaba la música que había empezado a salir de los caseríos. Una que era bailada por ciertas clases sociales y comunidades raciales, y que se estaba esparciendo por el resto de la isla. 

Se referían a ella de forma despectiva. 

[Patricia]: Música por ejemplo, de gente pobre, gente negra, música sin clase o música vulgar.

[Lisette]: Esto sigue pasando, claro: hay mucha gente que la considera inmoral, artísticamente deficiente. 

[Patricia]: Que era pornografía, que dañaba a la juventud… 

[Lisette]: Y que era misógina… 

[Patricia]: Por el contenido de sus videos musicales que salían mujeres bailando con… con tangas y todo.

[Lisette]: Y en especial, también, por el estilo del baile: lo que llegó a conocerse como  perreo y que tiene origen en el ritmo jamaiquino llamado “dembow”,  en el que los bailarines se restriegan unos contra los otros. Pero además, por el estilo de los videos de reguetón. Cuando comenzaron a crearlos, muchos artistas se inspiraron en los videos de rap de Estados Unidos donde salían mujeres en bikini de espaldas, mostrando las nalgas.

Para muchos, lo que vendería  y aseguraría el éxito del reguetón eran las mujeres: su cuerpo y su sexualidad. Y eso causaba que muchas personas las vieran nada más que como una simple mercancía. 

[Patricia]: Y pues también eso tuvo un efecto en que las personas de momento vieran el reguetón también como algo malo, como que contribuyó a eso. 

[Lisette]: Había —y sigue habiendo— una fuerte crítica de la hipersexualización de las mujeres en estos videos. Pero Patricia nunca las vio así. Claro que se acuerda de ver a estas mujeres en los videos pero nunca desde una mirada crítica.

[Patricia]: Simplemente las vi como que eran parte de esto. Simplemente era como admiración total de estos cuerpos, porque son mujeres obviamente delgadas, con muchas pompis, tetis, y eran bien bonitas de cara y siguen siendo la estética de la mujer bonita, de lo que entendemos como por belleza. 

[Lisette]: Quería ser como ellas, bailar como ellas, usar su ropa y maquillarse igual.  Y a diferencia de las chicas blancas y flacas que salían en las revistas y los programas de televisión estadounidenses, las de estos videos eran mujeres caribeñas, como ella. 

Mientras tanto, en medio de todas esas críticas, cada vez aparecían más artistas jóvenes que iban donde DJ Playero o DJ Negro a grabar sus canciones. Una de ellas fue Ivy Queen, considerada la reina del reguetón. En ese tiempo logró abrirse paso en un género musical dominado por hombres. No fue fácil. Ivy Queen ha dicho que cuando ella confesaba que quería dedicarse a esto la reacción era siempre de crítica: que era muy bajita, que su voz era muy gruesa, casi masculina. Pero ella ha dicho que esa diferencia fue su arma. 

En el 97 sacó su primer disco, En mi imperio, donde sus canciones buscaban alejarse del contenido machista que predominaba en la música de entonces, porque inclusive ella misma lo ha dicho en varias entrevistas: había reguetón que sí denigraba a la mujer.  Esta es Ivy Queen en una entrevista en el Billboard Latin Music Week de 2022:

[Ivy Queen]: Cuando yo comencé, los videos eran muy desagradables. Una cosa que yo veía a las mujeres literal en panty y brasier y me volvía… Yo me sentía mal porque yo era parte de ese género, de mi género. 

[Lisette]: Y eso es lo que ella no quería. Su estilo musical buscaba hablar desde otra perspectiva. Quería que las mujeres se sintieran identificadas al escucharla.  

[Ivy Queen]: Todo me lo basé en defender a la mujer. En cómo la mujer quería ser amada. Cómo la mujer si está herida y un hombre le falló, cómo puedes ventilarlo y decirlo y no tener que reprimirlo.

[Lisette]: No solo eso, también ha hablado sobre la violencia de género en la isla. Se inspiraba en las vivencias reales de las mujeres que conocía. 

Pero ella era la excepción. Seguía habiendo columnas de opinión en los periódicos y programas de televisión enteros que se dedicaban a criticar el reguetón. 

Todo esto influyó a que, desde el inicio, el underground y luego el reguetón se distribuyeran a escondidas. A principios de los 2000, cuando Patricia estaba en la escuela primaria, ella y sus amigos pirateaban CDs y los intercambiaban en la escuela. Se sabía que cuando los jóvenes llegaban a sus casas, muchos escondían los CDs debajo del colchón o la almohada para que sus padres no los vieran. 

Fue por esa época, 2004, que el panorama del reguetón comenzó a cambiar con la famosa canción de Daddy Yankee, “Gasolina”. 

(SOUNDBYTE DADDY YANKEE)

[Daddy Yankee]: Daddy Yankee… Zúmbale mambo pa’ que mi gata prenda lo’ motore’. Que se preparen que lo que viene es pa’ que le den duro… 

[Lisette]: El reguetón, incluida esta canción, sonó desde Estados Unidos, pasando por Europa y el resto de América Latina. Llegó a Ecuador, donde yo, con unos 12 años, comenzaba a ir a fiestas bailables en el colegio y claro que la recuerdo. Se podría decir que “Gasolina” es mi canción fundacional en el reguetón. 

[Daddy Yankee]: A ella le gusta la gasolina, dame más gasolina…

[Lisette]:La anticipación de que el reguetón se podría convertir en lo que el hip-hop fue para los afroamericanos, causó una ola de cambios en la industria. Las disqueras de hip-hop crearon sellos latinos y empezaron a firmar con artistas reguetoneros como Daddy Yankee. Él, por ejemplo, comenzó a ganar millones con su música y con los contratos que hizo para promocionar productos, crear líneas de ropa y giras musicales. 

Ya para 2006, los discos de reguetón se vendían tanto que varios artistas recibieron uno de los reconocimientos más importantes en la industria musical: el disco de oro, platino y doble platino, por su éxito en ventas. Ese mismo año, la música que comenzó con el rap de los muchachos de caseríos llegó a los Grammys Latinos, cuando Calle 13 se llevó tres premios. 

A pesar de todo este reconocimiento y popularidad, el reguetón no dejaba de ser algo prohibido para muchas personas. Incluso en Puerto Rico. Pero mientras más se buscaba censurarlo, más popularidad ganaba entre la gente. 

Miles de jóvenes como Patricia lo escuchaban activamente. Ella se acuerda que cuando comenzó la época de tener iPods y reproductores mp3 –por ahí por el 2006, 2007– sus amigas descargaban todas las canciones que querían de Internet y Patricia les pedía que las cargaran en su reproductor mp3. Prefería no bajarla en la computadora de su casa, a pesar de que no había una prohibición directa de su mamá o su papá. 

[Patricia]: Pero yo sé que a ellos no les agradaba. So, antes de que ellos me dieran un regaño por escuchar o bailar reguetón, simplemente hacía que pensaran que yo no escuchaba eso o quizá…  No sé. 

[Lisette]: Especialmente porque había canciones muy sexuales. Como una que Patricia recuerda haber oído a sus 11 años. Fue un día que se escapó de la escuela con una amiga para escuchar un disco.

[Patricia]: Y fuimos a su casa y ella me puso en un boombox, un radio. Y escuchamos La combi completa, que es la de Nicky Jam y Daddy Yankee dice: «Que quiero la combi completa, que…» Y todas esas palabras bellas que vienen después. 

[Canción]: Chocha, culo, teta… Yo, quiero la combi completa, ¿qué? chocha, culo, teta… 

[Lisette]: La canción se llama “En la cama” y salió en 2001, cuando Patricia tenía tan solo 7 años. Patricia la estaba escuchando 4 años más tarde porque no es que la ponían en los eventos escolares a los que ella iba. Quizá, justamente, por la letra que acabamos de escuchar.

Y es que no es nuevo que haya música que no es recomendada para los niños y que no fue escrita pensando en un público infantil. Muchos psicólogos han hablado de los riesgos de que niños entre 6 y 12 años se enfrenten a un contenido que va más allá de su entendimiento del mundo. Puede confundirlos, causarles problemas de autoestima o llevarlos a un desarrollo precoz. 

Claro que esto no es exclusivo del reguetón. Pasa con telenovelas, películas, series, libros y música de otros géneros. Pero sí es cierto que el reguetón  habla de sexo sin tapujos. Y en parte, eso era lo que le molestaba a muchos adultos. 

[Patricia]: Yo siento que para las personas de dónde nace esta música, y también como es una música que empezó con la juventud, para la juventud no necesariamente esto era algo despreciable o malo. Era más como persona adulta, que sí que veían esto como mal.

[Lisette]: Patricia no recuerda haberse escandalizado en su adolescencia con las letras explícitas de las canciones. Para ella y sus compañeros era como una travesura pues sabían que no “debían” escuchar esa música. En ese momento de su vida no tenía conciencia de la hipersexualización de las mujeres en las canciones de reguetón ni de la agresividad de la letra hacia ellas.

Además que para esa época ya no solo había canciones de ese tipo. En 2003 Ivy Queen lanzó su canción “Yo quiero bailar”, una revolución completa para la música porque hablaba sobre el consentimiento de las mujeres.

(SOUNDBYTE IVY QUEEN)

[Ivy]: Yo quiero bailar, tú quieres sudar y pegarte a mí, el cuerpo rozar y yo te digo si tú me puedes provocar, eso no quiere decir que pa’la cama voy.

[Lisette]: Además, a Patricia cada vez se le hacía más claro cómo el desprecio del reguetón era un asunto de clase pues lo vivió de primera mano. Cuando llegó a la secundaria, su mamá la sacó del colegio público y la puso en uno privado y católico.  

[Patricia]: Ahí las dinámicas cambiaron un montón porque, pues como hay gente con más dinero, otros acceso, unas vidas un poquito más privilegiadas. Ahí pues… La primera vez que me decían como “cafre”. Y cafre es como persona pobre o inculta o de barrio.

[Lisette]: Las mismas características que se les atribuían a las personas que escuchaban reguetón. En ese colegio no se permitía oír esa música en las fiestas y mucho menos bailar como lo hacía en la escuela pública. Aún así, Patricia veía cómo ahí también sus compañeros intercambiaban CDs con lo último de Tito y Bambino, Wisin y Yandel, Alexis y Fido… Solo que lo hacían de una manera un poco más discreta que en su escuela anterior. 

Con el tiempo se fue adaptando a su nueva escuela e hizo nuevas amigas. Iba a clases, seguía descubriendo nuevos discos y, sobre todo, iba a muchas fiestas en marquesinas, que son los garajes cubiertos de las casas de Puerto Rico. El reguetón seguía sonando en todo momento.

[Lisette]: En 2012 Patricia entró a la Universidad de Puerto Rico a estudiar Historia en Educación Secundaria. En esa época, se unió a un grupo de teatro que se enfocaba en temas sociales y empezó a acercarse al feminismo. Y, como dijimos al principio, comenzó a explorar más los estudios de género, la importancia de la igualdad de oportunidades entre los hombres y las mujeres. Pero sobre todo, se interesó por la libertad de las mujeres a la hora de decidir sobre su cuerpo y su sexualidad. 

En el proceso comenzó a cuestionarse algunas de las letras de las canciones de reguetón que había oído antes pero que en su momento no le habían causado ruido. Como el fragmento de la canción “Mujeres Talentosas” cantada por Luigi 21 plus. 

[Canción]: Si Eva no se hubiera comido la manzana, la vida fuera sin malicia y mucho más sana. Pero como esa cabrona se comió la fruta por eso es que hoy en día hay mujeres tan putas. 

[Patricia]: Y esa canción cuando yo la escuché yo dije como que: ¿Cmo este tipo se atreve a cantar eso? Como que si tengo una memoria de que esa canción no me gustara, como que me sacara de onda. Pero así, la cantaba.  

[Lisette]: Porque a pesar de que le parecía de un machismo sin pudor, y fuera de lugar, eso no quería decir que no podía disfrutar de la música. 

Mientras tanto, Patricia comenzó a darse cuenta de que sus compañeros de universidad veían el reguetón como algo opuesto a lo intelectual. Aunque lo bailaban en las fiestas y lo escuchaban entre tragos, alardeaban de solo escuchar músicos como Silvio Rodríguez o Jorge Drexler. Pero Patricia no. El reguetón continuó acompañándola durante esos cuatro años de licenciatura en la universidad y cuando comenzó su maestría, en otoño del 2017. 

Esto nos lleva a ese momento cuando una de sus compañeras se subió a su auto, escuchó al reguetón que salía de los parlantes de la radio y… 

[Patricia]: Me cuestionó: ¿cómo se puede ser feminista y escuchar el reguetón?

[Lisette]: En los días siguientes de esa conversación con su compañera, una de las primeras cosas que le pasaron a Patricia fue que comenzó a detenerse a pensar aún más en el contenido de las letras de reguetón que escuchaba. 

[Patricia]: Y sí, habían canciones que me incomodaban, pero sí, siento que me hizo un poquito más consciente de la lírica del reguetón o cómo esto puede contribuir a la perspectiva de cómo se deben tratar a las mujeres.

[Lisette]: No es una exageración decir que comenzó a sufrir un poco de una crisis de identidad. Se sentía molesta. 

[Patricia]: Porque era algo que yo nunca me había planteado y de porque, ah, quizás eso me hacía menos feminista. Y estoy escuchando el reggaetón porque no sé tanto de feminismo y era como, no sé, me afectó un poquito, quizás de que yo no sabía nada. Como que ese temor de… yo no sabía lo que era feminismo, o que no soy de verdad feminista. 

[Lisette]: No es una duda poco frecuente en algunas de las personas que se identifican como feministas: ¿Qué debe hacer, qué debe pensar una, entre comillas, “buena” o “mala” feminista ante los ojos de los demás?

¿Te gusta el rosado? Pierdes puntos. ¿Quieres tener hijos y quedarte en casa? No eres feminista. ¿Te gusta el maquillaje y la moda? No estás lo suficientemente deconstruida… Y así. Como si hubiera una sola forma de ser feminista. Y eso era, quizá, lo que más le molestaba a Patricia. 

Mientras guardaba todas estas preguntas, seguía cursando su maestría. Un día, en una de sus clases, su profesora les mandó una tarea: buscar un tema que les diera coraje e investigarlo. Patricia enseguida pensó en lo que le había pasado con esa compañera. 

[Patricia]: Y yo le digo a mi profesora: «me pasó esto y tengo esto, me causó coraje, me causó como que me sacudió un poco porque nuevamente me está cuestionando mis estándares». Y ella me dijo “ese es tu tema”.

[Lisette]: Así que se puso a investigar. Patricia partió por querer entender algo crucial: cómo se relacionaban las mujeres puertorriqueñas con el reguetón, y cómo se veían representadas en esa música. Elaboró varias preguntas que quería responder. Y empezaría por la que detonó todo: ¿cómo se puede ser feminista y disfrutar el reguetón? 

[Patricia]: ¿Cómo pueden ser una colectiva feminista y hacer un party de reguetón

[Lisette]: ¿Cómo hace sentir a las mujeres el reguetón? 

[Patricia]: ¿Qué hay en el reguetón el que tú quieras ese goce incluirlo con el feminismo? Y desmembrar eso un poco. 

[Lisette]: Era 2017, y comenzó a leer libros, tesis, e investigaciones sobre el reguetón. Pero al principio le costó encontrar información. Buscó en la página web oficial del Instituto de Cultura Puertorriqueña la palabra “reguetón” y no salía nada. Algunos textos que encontró por ahí eran críticos de la música: la calificaban como simple, repetitiva, ofensiva y sin calidad. No encontraba casi nada a favor. 

Hasta que se encontró con lecturas que hablaban sobre cómo la violencia de la letra del reguetón es un reflejo de la violencia de la isla. Eso hizo click en Patricia. 

[Patricia]: No existe la violencia de género porque el reguetón existe, sino que la violencia de género existe y se ve reflejada en el reguetón y en muchos otros aspectos de la sociedad. No en la música, sino en la televisión todos los días, en los periódicos, en el Instagram, en todos lados vemos la violencia de género.

[Lisette]: Patricia también leyó un argumento que le atrajo mucho: Que ese mandato de qué podía escuchar alguien que se considera feminista termina siendo  paternalista. Dictamina lo que a las mujeres les debe gustar, lo que deben escuchar, qué les debe molestar, lo que deben ponerse o qué es aceptable disfrutar. 

Además, en muchas de las canciones de reguetón las mujeres no son pasivas sino sexualmente activas. Dicen lo que les gusta, y los hombres  les dan placer. Y para Patricia, es justamente esto lo que hace que muchas personas critiquen al reguetón. 

[Patricia]: Y es como que cuando nosotras decimos lo que sentimos y queremos hacer, como la autonomía que estaba hablando, pues ahí es que viene el disgusto y la molestia.

[Lisette]: Es decir, también hay un rechazo —un poco más velado— a que las mujeres expresen sus deseos sexuales de manera directa. Es como si el terreno del deseo del sexo solo le perteneciera a los hombres. 

Por eso también dentro de la relación que Patricia tiene con el reguetón  está el perreo y el significado que ella y otras mujeres le dan. 

[Patricia]: El baile está vinculado como a la liberación y al deseo de moverte por deseo, porque sí, porque te sientes sensual y te sientes bien. 

[Lisette]: El acto de perrear se ha convertido en mucho más que un baile para muchas mujeres. En especial con la música de Ivy Queen, como la canción que escuchamos antes “Yo quiero bailar”. Su letra abrió un espacio en las pistas de baile donde las mujeres pueden perrear sin tener que deberle nada a nadie. Un perreo donde son ellas quienes dirigen, deciden hasta dónde van a llegar y con quién. Un baile que se puede hacer sola o con las amigas. Y eso empodera.  

[Patricia]: Y al final del día la relación que yo tengo o que las mujeres quieran o puedan tener con el reguetón es bien de ellas. 

[Lisette]: Con todo esto Patricia pensó, por ejemplo, en las mujeres que salen en los videos de reguetón y que veía de niña. Sabía que la crítica más común era que eran cosificadas e hipersexualizadas. Y llegó a la conclusión de que no tiene un problema con eso siempre y cuando sean ellas las que ponen los términos de su participación: que les paguen bien, que  se sientan cómodas perreando frente a la cámara. 

Había aprendido mucho y con todo lo que había leído, Patricia escribió un ensayo que fue una especie de catarsis. Pero ese solo fue el primer paso.  A partir de ahí se sumergió por completo en el estudio del reguetón.

[Daniel]: Una pausa y volvemos. 

[MIDROLL]

[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón. Nuestra productora Lisette Arévalo nos sigue contando. 

[Lisette]: Después de ese primer escrito, Patricia comenzó a relacionar el reguetón con todos los temas que veía en sus clases de la maestría. Hasta se convirtió en su tema de tesis. Pero no se quedó en solo algo académico. 

Mientras estaba trabajando en su tesis, Patricia logró ser pasante en el  Smithsonian Center for Life and Cultural Heritage, en Washington DC. Era verano de 2019 y ahí la conoció a ella… 

[Ashley Oliva Mayor]: Yo soy Ashley Oliva Mayor. Soy una historiadora y curadora de música latina.

[Lisette]: Ashley trabajaba en el Smithsonian desde 2016. Y en ese momento, 2019, formaba parte del Latino Center. Como Patricia estaba interesada en conectarse con diferentes personas que estudiaran música latina, buscó a Ashley para conversar. 

[Ashley]: Me dice mira, estoy súper interesada en hablar contigo, me interesa la música, el reguetón. Yo le dije wow, me encanta también… 

[Lisette]: Se sentaron en una cafetería del museo y hablaron un buen rato sobre el reguetón. 

[Ashley]: Yo le cuento que una de mis metas es ampliar lo que es la representación latina en la colección de música del museo, y quería llamar la atención y empezar a incluir más historias y más objetos que representaban lo que es una experiencia del género urbano de reguetón, porque siento que es importante que la gente sepa esa historia también.

[Lisette]: Estos archivos crean memoria de un país y su gente. Pero eso era algo que no habían visto para el reguetón. Y por lo tanto, tampoco para la gente que lo creó. 

[Ashley]: Reguetón no es un género de ayer, es un género de más de 30 años ya. La importancia es también reconocer los orígenes de esa música, de dónde viene, las comunidades en que se desarrolló. Las personas que  influyeron en el desarrollo del género.

[Lisette]: Patricia pensaba igual que Ashley. Y las dos quedaron maravilladas la una con la otra, con lo que pensaban y su pasión por el reguetón.

Unos días más tarde, a Patricia la invitaron a un tour con el grupo de pasantes del centro latino y Ashley era la guía. Les mostró diferentes artículos de historia de la música latina que conserva el Smithsonian, como los trajes de Celia Cruz y hasta los zapatos que utilizaba en sus conciertos. 

Patricia estaba maravillada con lo que veía pero también le sorprendió algo. En medio de todos esos objetos, discos y posters de música latina en el Smithsonian, no había uno solo sobre reguetón. 

[Patricia]: Yo me quedé como que con el pensamiento de que, diantres, aquí faltaría algo como de reguetón.  

[Lisette]: Y después de haber visto tantos objetos con tanta memoria en el Smithsonian y la conversación que había tenido con Ashley, Patricia pensó: 

[Patricia]: Ah, mira, quizás yo puedo hacer un archivo que tenga cosas de reguetón. 

[Lisette]: Ya en el avión de regreso a San Juan, Patricia empezó a soñar con tener una colección gigante con objetos y un recorrido por los hitos de esa música. Quizá hasta algún día llegar a tener todas esas cosas que había visto en el Smithsonian. Pero en vez de los zapatos y los trajes de Celia Cruz, podrían ser los disfraces de los bufones que salían en ese primer video de reguetón que vio de pequeña, “Gata Celosa”. O tal vez alguna de las gafas o las cadenas doradas que usaban los cantantes en los años 90.  

No era una cuestión de tener estos objetos por el simple hecho de tenerlos. Sino por su contenido histórico, su memoria y la influencia que ha tenido en la manera en que ella y tantos jóvenes puertorriqueños piensan, hablan y sienten. Porque para Patricia, el reguetón es cultura puertorriqueña. 

Y ese sería el lema de su proyecto de tesis: el reguetón es cultura. Decidió llamarlo Hasta Abajo Project por ser una de las frases más gritadas y cantadas en medio del disfrute de las fiestas de reguetón. Era noviembre del 2019 y para dar inicio al archivo creó una cuenta de Instagram. 

El primer post decía que Hasta Abajo es un colectivo que busca salvaguardar, educar y exponer el reguetón para resaltar su valor en la cultura puertorriqueña. Que la meta era crear un museo a través de una serie de proyectos. Y seguía… 

[Patricia]: Uno de ellos, por ejemplo, es la creación de un archivo histórico. Para poder comenzar con su creación, necesitamos su ayuda. 

[Lisette]: Con el hashtag #SomosHastaAbajo, Patricia pedía que las personas enviaran fotos de conciertos, cassettes, flyers, o cualquier otro objeto de reguetón que tuvieran guardado. Hizo lo mismo en sus cuentas de Facebook y Twitter. Y aunque la respuesta no fue masiva, sí recibió algunas. Una persona le envió una foto de una colección de CDs que tenía que había comprado e intercambiado con sus amigos en sus años de estreno. Su post venía acompañado de un mensaje que decía que cada vez que escuchaba esa música lo transportaba a sus años de juventud. 

Otra persona mandó la foto de un CD que su papá le compró antes de irse de la isla para vivir a Estados Unidos. Contaba que cuando regresó encontró el CD y se acordó de una época que atesoraba con su papá y las visitas que hacían a las disqueras. Les mandaron fotos de tickets de conciertos, de pósters con firmas de los artistas y muchos discos pirateados. 

Patricia se emocionó mucho al recibir estas fotos. Era el inicio del archivo que quería crear. Pero en medio de terminar su maestría, ya cada vez le quedaba menos tiempo para darle seguimiento a las publicaciones y a las redes sociales. Así que dejó el proyecto varado por un tiempo. 

Hasta que casi un año después, en septiembre de 2020, Ashley se encontró con los posts de Patricia en las redes sociales. Después de conocerse en Washington DC, se seguían mutuamente en sus cuentas personales pero no estaban en contacto constante. A Ashley le llamó mucho la atención ver el inicio de un posible primer archivo histórico del reguetón, pero con algo particular: al hacer un llamado a enviar fotos personales de objetos de reguetón, Patricia estaba uniendo la historia cultural de este género con las historias íntimas de la gente. De sus memorias. De su cultura.  

Enseguida Ashley le escribió a Patricia y le dijo que le encantaría formar parte del proyecto. Aceptó feliz. 

[Patricia]: Tengo una profesional del Smithsonian al lado mío. What the fuck. Es como se volvió más real. 

[Lisette]: Porque si bien el Smithsonian no participaría directamente, Ashley venía con todo el conocimiento que había aprendido durante  años de trabajar allí. Con su participación personal, su proyecto dejaba de ser una tesis de maestría. El dilema que había llevado a Patricia a meterse de fondo a estudiar el reguetón ahora le había permitido crear un equipo. 

Comenzaron a reunirse por Zoom —Patricia desde San Juan, Puerto Rico y Ashley desde Washington DC— para planear actividades. La primera fue una celebración del aniversario del primer post que se hizo desde la cuenta de Hasta Abajo Project. Era noviembre del 2020. 

[Patricia]: Hicimos un sinnúmero de paneles que fueron de reguetón en la moda, perreo en la academia, reguetón es memoria. 

[Lisette]: Se sumaron unas 90 personas a los paneles virtuales. Les fue tan bien que hicieron otro en marzo de 2021. Y en una especie de continuidad con la pregunta que le había impulsado a crear su proyecto, dedicaron el panel para hablar sobre reguetón y feminismo que se llamaba “Sin mujeres no hay reguetón”. 

[Lisette]: También tuvo gran acogida. Eso fue increíble para Patricia y desde ese momento ya no hubo marcha atrás. El proyecto estaba funcionando. 

[Patricia]: Dejó de ser una tesis hace rato. Es una organización, es un proyecto, es una iniciativa. Es gente trabajando todos los días. 

[Lisette]: Cada vez más la gente hablaba de ellas en las redes sociales y se iban enterando de sus ganas de crear el primer archivo de reguetón. Además, que por ese entonces empezaron a pedirle a la gente que, si podía, donara sus objetos para poder crear el archivo físico que tanto querían. Y ese mismo año pasó algo increíble. 

[Patricia]: Ahí nos contacta Juan Arroyo. Me escribe: “Mira, yo soy Juan Arroyo. Yo fui el creador de Reguetón Lyrics, que después fue Reggaetón World”, y yo… ¡¿Qué?!

[Lisette]: Reguetón Lyrics era una página dedicada a difundir la música y también sus letras. 

[Patricia]: “Y mira, en mi casa yo tengo un montón de cd’s, un montón de cosas, te las voy a dar”. Y nos dio sobre 300 artículos entre revistas, cd’s, carnets de prensa. Y allí es como oficialmente tenemos un archivo, tenemos un material. 

[Lisette]: Patricia no lo podía creer. Muy agradecida con Juan Arroyo, le dijo que que iría a recoger las cosas cuando tuviera un lugar para guardarlas. No quería tener todos esos objetos ahí, en su casa, empolvándose. Quería hacerlo bien desde el inicio. De manera profesional. Así que se preparó: 

[Patricia]: Yo tomé clases de archivo, no somos un corillo de loquitos ahí inventándonos un archivo.

[Lisette]: En esa clase aprendió técnicas para preservar los objetos de la mejor manera: agarrarlos con guantes, cómo limpiarlos, bajo qué condiciones guardarlos.

Después de unos días consiguieron un espacio para rentar: una bodega grande que estaba aclimatada y tenía las condiciones necesarias para preservar los objetos. Patricia llamó a Juan y quedaron en que iría a su casa a retirar el material. Él ya tenía todo listo para ellas. Los CDs, las revistas, todo estaba guardado en cajas con cojines de aire para protegerlos. 

[Patricia]: Me emocioné un montón. Jamás pensé que iba a tener un donativo como ese. Yo no me podía creer. Todavía no me lo creo. Y cada vez que vamos y veo todo eso cds, que básicamente está casi toda la música del reguetón ahí.

[Lisette]: Guardó todo en ese lugar. Y después de un llamado que hicieron en sus redes, otras personas también donaron varios ítems como entradas de conciertos, carteles, revistas… 

A pesar de que no es ni cerquita de sofisticado como el Smithsonian, para Patricia es el inicio de lo que espera que en unos años se convierta: un museo de reguetón. Aunque será un camino largo, siente que valdrá la pena. 

Cuando estuve en San Juan me encontré con Ashley y Natalia Merced, una integrante más de Hasta Abajo, encargada de las redes sociales. Me llevaron a conocer el archivo. 

[Ashley]: Bueno, bienvenidas, has llegado al almacén de Hasta Abajo Project.

[Lisette]: Hace frío. 

[Ashley]: Sí, bueno es mejor porque todo lo que tenemos necesita control de temperatura y humedad.

[Lisette]: El lugar era enorme y tenía varias bodegas con puertas metálicas. Detrás de una de esas estaba el archivo que habían recolectado hasta ese momento en siete cajas. Cajas que tenían muchísima historia de Puerto Rico. 

Poco a poco fueron sacando los objetos y poniéndolos sobre una mesa que estaba en el centro. 

[Ashley]: Aquí tienes algunas cajas de lo que tenemos en Hasta Abajo Project en nuestro archivo. Tenemos películas, como DVDs de conciertos, visuales, documentales si hay algunos… 

[Lisette]: Se pusieron guantes y me fueron mostrando uno por uno los discos que tenían ahí. Me enseñaron que hay varias formas de analizar la portada de un CD. Por ejemplo, cómo la gráfica y el diseño habla de la identidad visual de cada artista. Y hasta tenían unos DVD’s de clases para aprender a perrear. 

[Ashley]: Y aquí tienes otros ejemplos de las cosas que coleccionamos. Por ejemplo, artículos de periódico que se tratan de reguetón. Posters también de conciertos… Este es de Bad Bunny… 

[Lisette]: Era el póster del primer concierto que dio Bad Bunny en Puerto Rico en una de las sedes más importantes de la isla. 

Me mostraron revistas del Centro de Estudios Puertorriqueños con artículos históricos sobre el reguetón. Y un objeto muy especial: una tanga o gistro amarillo que fue creado para promocionar la canción del mismo nombre de Wisin. Esta es Natalia Merced. 

[Natalia Merced]: Una de las canciones más icónicas del reguetón es la que habla del gistro amarillo. Y que haya literalmente un gistro amarillo como parte del archivo, me parece genial. El coro dice… “El corillo, enséñame el gistro amarillo”. 

(SOUNDBYTE WISIN Y YANDEL)

[Wisin Y Yandel]: Vélala, que esta fronteando en el corillo, enséñame el gistro amarillo”. Es sencillo, guaya el calzoncillo. Se siente bien…

[Natalia]: ¡Bien a fueguillo!

[Lisette]: Este gistro es uno de los ítems favoritos que tienen en el archivo de Hasta Abajo. Por ahora. Para Natalia, por ejemplo, su objeto soñado serían unas gafas de Bad Bunny, de las que usaba al inicio de su carrera. Y quién sabe. A este ritmo es probable que lo consigan. 

Ahora, son ocho personas trabajando para alimentar el archivo. Y para crear memoria. Dan charlas en colegios, universidades y hasta en el Conservatorio de Música de Puerto Rico. Se han puesto a las órdenes de quien quiera estudiar el reguetón para que puedan usar a Hasta Abajo como una bibliografía del género musical. 

Pero no todas han sido actividades dentro de las aulas y solamente sobre reguetón. Se han puesto a perrear en fiestas organizadas por ellas. Talleres de perreo y mucho bailoteo.  Y en general su trabajo ha sido recibido bien. 

Las acompañé a una feria de artistas donde fueron a vender sus camisetas, CDs y stickers para recaudar fondos y autogestionar su proyecto. Patricia y Ashley estaban usando la camiseta icónica de Hasta Abajo Project que dice: “Reguetón es cultura”. Y en un momento de la tarde una señora en sus 50s se paró cerca de la mesa, vio la camiseta y negó con la cabeza con una sonrisa cínica. 

“¿Ves lo que pasó ahí?” me preguntó Patricia. No era la primera vez que recibían un gesto como ese. 

[Patricia]: La camisa de: “El reguetón es cultura” es un statement bien contundente y sé que puede incomodar a muchas personas como le puede encantar a otras.

Siento que tiene que ver con… cómo el chip mental que estaba hablando del tabú que va alrededor del reguetón , o sea, es un ataque de años. Y que todavía sigue. Siento que ese tabú también, a veces no le permite a las personas decir reguetón y cultura, ¡no’ Cultura es el jíbaro puertorriqueño, cultura es la bandera de Puerto Rico. O sea, pero no, cultura es mucho más. Cultura no es lo que nos dice el gobierno que es cultura. 

[Lisette]: A pesar del nivel de fama de cantantes puertorriqueños como Bad Bunny, Daddy Yankee, Ozuna, todavía hay muchas miradas juzgonas hacia la música y, bueno, hacia el perreo. Todavía existe la idea de que es la música del diablo, como muchas veces escuché en mi adolescencia. Todavía queda el cuestionamiento de si se puede ser feminista y gustarnos el reguetón. 

Pero eso no le importa a Patricia. Porque después de todo, el trabajo que ha venido haciendo le ha enseñado mucho sobre sí misma:  sobre su identidad,  su cultura,  y  la relación que  tiene con el feminismo. Y esto último lo ha llevado a  su proyecto. Publican posts en sus redes sobre feminismo y sexualidad, y constantemente están buscando alimentar la discusión al respecto. 

Ha sido la manera en que Patricia ha logrado una especie de reconciliación con esa duda que la carcomía. 

Si ahorita te hiciera la pregunta esa misma persona, o yo en este caso, ¿cómo puede ser feminista y gustarte el reguetón ? ¿Cómo responderías?

[Patricia]: Que… porque puedo. Porque mi feminismo precisamente me lo permite. Me permite decidir qué me gusta, qué escucho, qué bailo, qué no bailo y me da esa autoridad de mí sobre mi cuerpo y mis decisiones.

[Lisette]: No es sorpresa que ahora haya muchas mujeres, personas del colectivo LGBTIQ+ y feministas que han encontrado en el reguetón una herramienta de liberación. Que además, es un género que no ha dejado de  lado sus raíces: la protesta social en todos los niveles. Y las mujeres han estado ahí, dándole un nuevo significado a las canciones, hablando de los temas urgentes que las atraviesan. 

No por nada ahora los nombres más sonados en la industria son de las mismas mujeres que han demostrado esa autonomía. Como la colombiana Karol G con su tema “Bichota” que viene de la palabra puertorriqueña bichote, utilizada para hablar de los jefes de droga. Pero que Karol G le ha dado un nuevo significado: la utiliza para referirse a una mujer poderosa, atrevida, sexy… 

Y también está el mismo Bad Bunny que, a pesar de que muchas de sus canciones más viejas pueden considerarse machistas, ahora tiene varios temas que son todo lo contrario. Entre ellos, uno de los más famosos, “Yo perreo sola”… Una canción dedicada, justamente, a esa libertad de las mujeres de perrear cuando quieran, con quien quieran y sin que nadie se les pegue. Como ya lo había planteado Ivy Queen. 

Y por esto y muchas razones más es que Patricia me dijo algo que una vez escuchó decir a una colectiva feminista: “Si no puedo perrear no es mi revolución”.

[Daniel]: Lisette Arévalo es productora senior de Radio Ambulante. Vive en Quito, Ecuador. Esta historia fue editada por Camila Segura, Natalia Sánchez-Loayza y por mí. Bruno Scelza hizo el fact-checking. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri con música original de Ana Tuirán. 

El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Nicolás Alonso, Pablo Arguelles, Aneris Cassasus, Diego Corzo, Emila Erbetta, Camilo Jiménez Santofimio, Rémy Lozano, Selene Mazón, Juan David Naranjo, Ana Pais, Melisa Rabanales, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, David Trujillo, Elsa Liliana Ulloa y Luis Fernando Vargas. 

Carolina Guerrero es la CEO. 

Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa de Hindenburg PRO.

Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

 

Créditos

PRODUCCIÓN
Lisette Arévalo


EDICIÓN
Camila Segura, Natalia Sánchez Loayza y Daniel Alarcón


VERIFICACIÓN DE DATOS
Bruno Scelza


DISEÑO DE SONIDO
Andrés Azpiri 


MÚSICA
Ana Tuirán


ILUSTRACIÓN
Miti Miti


PAÍS
Puerto Rico


TEMPORADA 12
Episodio 22


PUBLICADO EL
03/07/2023

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