Juego de niños – Transcripción

Juego de niños – Transcripción

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[Lucienne Hernández]: Hello.

[Daniel]: Hello, Hola.

[Lucienne]: Hola, ¿cómo estás? 

[Daniel]: Muy bien, muy bien. ¿Qué tal?

[Lucienne]: Bien. Aquí dejando a… ya tú sabes (risas) a esta niña parqueada en la televisión (risas).

[Daniel]: Si la escucho allá al fondo. 

 

Bienvenidos a Radio Ambulante, desde NPR. Soy Daniel Alarcón.

Ey, ¿quieres comenzar presentándote? 

[Lucienne]: OK. Mi nombre es Lucienne Hernández.

[Daniel]: Ya.

[Lucienne]: Y… (risas). No, no… no sé cuál otra presentación hacer.

[Daniel]: Guau.

[Lucienne]: Pues soy Lucienne Hernández y soy actriz en Puerto Rico. 

[Daniel]: Lucienne —o Lucy, como le dicen los amigos— es puertorriqueña y actriz de un colectivo de comedia que se llama Teatro Breve. Además es la pareja de Luis Trelles, nuestro amigo y exproductor de Radio Ambulante, seguro que muchos de ustedes lo recuerdan.

[Lucienne]: Y aparte de eso, pues soy madre de Jimena, que tiene seis años, casi siete. Así que ahora estoy más… más dedicada a ese rol porque estamos todos en la casa, así que es inevitable (risas).

[Daniel]: Inevitable.

Hablamos a principios de junio, cuando ya llevábamos cuatro meses de confinamiento. En Nueva York habíamos pasado por ocho semanas que se sintieron como el fin del mundo. En Puerto Rico, aún no. Pero habían estado encerrados igual. 

Y como a todos, a Lucy, a Luis y a Jimena esta pandemia también les cambió la vida. 

Todos hemos tenido que adaptarnos, pero no ha sido igual para todos. La cuarentena se ha vivido de formas muy diferentes. Miles de variaciones, de millones de personas en cada país del mundo. Si se es joven o viejo, saludable o enfermo, rico o pobre, todo influye. Y quizás valga la pena desde el comienzo decir que tanto Lucy, como yo, somos —y entendemos que somos— ultra mega recontra extra privilegiados. No nos ha tocado pasar hambre, ni hemos perdido nuestra casa. Aún no nos hemos enfermado. Entonces todo este episodio viene con un asterisco, pero inmenso. Somos muy conscientes de nuestra suerte. 

Pero igual, y esto lo digo a nombre propio, a pesar de mi privilegio el día a día es un agobio.  

Y creo que para los que tenemos hijos, se siente aún más retador. 

Pero para entenderlo, recordemos con nostalgia cómo era antes. La bella normalidad.

[Lucienne]: Eh,  guau, se siente todo tan lejano… (risas) esa realidad de antes. Es como: “Guau, mi vida era bien chula”.

[Daniel]: La mayoría de la semana Lucy trabaja de noche. Tiene, o mejor dicho tenía, sus presentaciones, sus shows con Teatro Breve y con su otro grupo, Noche de Jevas… 

[SOUNDBITE DE ARCHIVO]

[Lucienne]: Gracias por venir a esta terapia colectiva, esta terapia colectiva que estamos teniendo (aplausos). 

[Daniel]: Buenísimos, dicho sea de paso. Y por lo tanto las mañanas con Jimena eran de Luis. 

[Lucienne]: Él, pues, se la llevaba a la escuela y de ahí, pues, él seguía para sus cosas. Ahí yo me quedaba en casa porque entro bastante más tarde, casi nunca yo tengo una reunión antes de las 10 de la mañana. Y ahí, pues, recogía un poco el revolú de la casa. Trataba de dejarlo todo set para sacar algo para cocinar por la tarde. Me vestía con calma, tomaba café, hacía ejercicio, me bañaba.

[Daniel]: Una rutina, como dijo ella, bien chula. Por la tarde…

[Lucienne]: Cuando ella sale a las tres, la buscaba, alguna merienda, íbamos al parque. Estaba como que con ella de tres, más o menos, hasta las seis o algo así.

[Daniel]: Y luego, de vuelta al teatro. Luis y un pequeño ejército de niñeras estaban con Jimena el resto del día. 

Con la pandemia, con la cuarentena, nada es igual. No hay teatro para Lucy, no hay colegio para Jimena, Luis está enterrado en trabajo. Y tampoco hay niñeras. 

Cuando comenzó todo esto, ¿tú qué pensaste que serían los retos?

[Lucienne]: Pues, como estábamos… como que yo creo que el miedo era (risa nerviosa) lo que… lo que reinaba. O sea, el reto era no… tratar de no contagiarnos ninguno de los tres.

[Daniel]: Y la mejor manera de no contagiarse, como sabemos, es no salir de la casa. Al principio, el encierro se sentía novedoso para todos. 

[Lucienne]: Era también nuevo la cosa de… de estar desde la casa y ella estaba como bien contenta y yo le ponía… como que me… me envolvía. “Pues vamos a hacer…”. Era como, esto va a hacer: “Yo te voy a hacer una rutina, que te levantas y haces lectoescritura y después juegas. Y yo hago mi reunión y…”. 

[Daniel]: Me consta que esas primeras semanas de confinamiento, si bien había miedo —en el caso neoyorquino mucho miedo— también se sentía como una aventura. Como quien se prepara para una odisea. 

Pero había un esbozo de plan. También teníamos la sensación, o quizás la esperanza, de que terminaría relativamente pronto. 

[Lucienne]: Era más como… como que déjame ver esto… ¿esto hasta cuándo va a ser? Y como que no… no… no lo veía tan a largo plazo. 

[Daniel]: Pero poco a poco ese entusiasmo inicial fue desapareciendo. En nuestro caso, cuando se anunció que los niños ya no volverían al colegio, creo que fue ahí que me di cuenta de qué tan lejos estábamos de volver a la normalidad. 

A Lucy le pasó algo similar. Todo pesaba cada vez más. Sobre todo qué hacer con Jimena. Cómo entretenerla. Los días se le hacían larguísimos.

[Lucienne]: Pero no sé… como que encerrado en un apartamento con una niña que no puede ver a sus amigos, que quiere salir. Hay tantas cosas que son “No”, ¿sabes? Es como que: “¿Podemos hacer esto?” “No”. “¿Podemos hacer esto otro?” “No”. “Quiero ver televisión”. “No”. “Quiero desayunar chocolate”. “No”. De pronto es como: “¿Puedes jugar conmigo?” “Pues dale. OK, vamos.”

[Daniel]: Y aquí el problema que creo que muchos padres han enfrentado. Jugar —algo que cada uno de nosotros hacía naturalmente cuando éramos niños— ahora de grandes, con nuestros hijos, nos resulta difícil. Más aún en medio de una pandemia, cuando estamos carcomidos por la ansiedad y la preocupación. 

O sea, uno hace miles de cosas con sus hijos, pero jugar, jugar, pues eso no es para todos los padres. Y Lucy es la primera en reconocer que nunca ha sido la mejor compañera de juego para Jimena. El lego, los juegos de mesa no le molestan tanto, pero… 

[Lucienne]: No sé, se me hace bien difícil cuando es… especialmente cuando es role playing.

[Daniel]: O sea, inventarse personajes y aventuras. 

[Lucienne]: Lo siento como tan aburrido, como que… siento como: “Ay Dios mío qué porquería. Estoy aquí como que…” No sé, siento como… como estos juegos bien bobos.

[Daniel]: No es que Lucy no sepa jugar. Hacer teatro de comedia es, en cierto sentido, puro juego. Pero es un juego que ella controla.

[Lucienne]: Así que estoy como mal acostumbrada a que… a que juego los juegos que yo quiero. 

[Daniel]: Tal vez, por eso mismo, cuando Jimena le asigna un personaje, Lucy lo siente como una carga.

[Lucienne]: “Ay Dios, ahora yo tengo este personaje. Me tengo que inventar un personaje y le tengo que poner una voz. Tengo que…” (risas). No sé, es bien loco. Es como que lo tomo como trabajo.

[Daniel]: Y es que, además, Jimena ha heredado de su mamá una visión creativa muy clara. Sabe lo que busca. Es una directora muy exigente. 

[Lucienne]: Y entonces hará que… me pongo a hacer una voz. “No no, pero haz una voz que sea más…” Entonces me da como instrucciones de cómo tengo que hacer la voz. Y ya yo estoy como: “Ay Dios mío, qué esto” (risas).

[Daniel]: Y contrario a lo que pasa en su trabajo…

[Lucienne]: Mi hija no me deja tener opinión en su contenido (risas).

[Daniel]: Uno de los juegos preferidos de Jimena es jugar a la escuela. Ella, Jimena, es la maestra. Lucy es una alumna, a la que la profesora le está enseñando a leer. 

[Lucienne]: Y yo estoy como: “Ah bueno, pues eso está chévere porque está practicando lectura”. Entonces empiezo a hacerlo, pero entonces ella va palabra por palabra…

[Jimena]: La…

[Lucienne]: La…

[Jimena]: Hermosa… 

[Lucienne]: Hermosa… 

 Tengo que repetir cada palabra. 

[Jimena]: Manzanita… 

[Lucienne]: Manzanita…

[Jimena]: Roja…

[Lucienne]: Roja…

[Jimena]: Qué…

[Lucienne]: Qué…

[Jimena]: Sabrosa…

[Lucienne]: Sabrosa…

[Jimena]: Es…

[Lucienne]: Es..

Nos tardamos en un libro un montón de rato.

[Jimena]: El gran viaje del señor… El…

[Lucienne]: El…

[Jimena]: Gran…

[Lucienne]: Gran…

Y entonces ya yo estoy como que… Entonces, empiezo a hacer… Me canso y ya lo hago como yo. Y ahí ella es: “No, no, no mamá. Pero haz la voz… haz la voz de ella”.

[Jimena]: Ehm… Hazlo con la voz de Marina. El…

[Lucienne]: El… 

[Jimena]: Gran…

[Lucienne]: Gran… 

[Jimena]: Viaje… 

[Lucienne]: Viaje… 

[Jimena]: Del… 

[Lucienne]: Del… 

[Jimena]: Señor… 

[Lucienne]: Señor…

[Jimena]: Caca…

[Lucienne]: Caca… jiji.

[Daniel]: Toda mi solidaridad. Quizá sea obvio que una actriz tenga una hija que le gusta jugar al role play. Y es que para Jimena, hasta un juego de mesa se convierte en teatro.

[Lucienne]: Dale, pues juego contigo, pero, pues, vamos a jugar… no sé, vamos a jugar checkers.

[Daniel]: O sea, damas.

[Lucienne]: “Ah no no no… pero, eh, nosotros éramos…”. Entonces ahí empieza rápido el role playing. Entonces como que me he pillado yo ahí, porque yo pensaba que venía simplemente a jugar un juego, pero ahí yo tengo que hacer un personaje.

[Daniel]: Y ese personaje tiene reglas.

[Lucienne]: Lo que no le gusta es cuando yo me pongo chistosa. Es como que: “No vengas con tus chistes de teatro breve para acá, no”. Ella: “No, no, mamá, no, no. Hazlo bien” (risas).

[Daniel]: Escuchen lo que sucede cuando Lucy intenta cambiarle el nombre a su personaje.

[Lucienne]: ¿Cómo yo me llamaba? 

[Jimena]: Aria.

[Lucienne]: Aria 

[Jimena]: Ajá.

[Lucienne]: ¿Puedo escoger mi nombre? 

[Jimena]: Ajá.

[Lucienne]: Yo prefiero llamarme Ketchup. 

[Jimena]: Ese es un nombre de comida, no puede ser.

[Lucienne]: Misses Ketchup… 

[Jimena] No… es que a todo el mundo le va a parecer gross.

[Daniel]: Gross, asqueroso. 

Y aquí un efecto de la pandemia que quizás nadie se esperaba. 

Al no tener amiguitas con quien jugar, Jimena —y, bueno, tantos niños más— se encuentra en una posición inesperada: de poder. Con niños o niñas de su edad, pues un juego es una negociación. Si a la amiga no le gusta tu juego, se para y se va. Los papás, por lo general, no se van. Tampoco tienen a dónde ir. Jimena los tiene dominados.

[Lucienne]: Pues yo, muchas… digo, pues no me voy a poner a pelear, pues dale. Pues hago lo… “¿Qué es lo que tú quieres que yo sea? La… la princesa, pues OK”.

[Daniel]: Tú crees, y te hablo como de experiencia personal que yo también a veces tengo que jugar con Eliseo y sufro, pero es una impotencia de que no sé qué hacer. Pero me pregunto si… yo creo que él no se da cuenta. Esa es la cosa. Y… O sea, y no se da cuenta que esto no, esto no es como lo máximo para mí, ¿no? O sea, yo creo que… O sea, como que no se le ocurre, no se le pasa por la cabeza, que… que no lo estoy disfrutando a full porque… porque es ilógico para él. O sea, cómo puedes… si esto es lo más divertido para mí, ¿cómo puede ser eso no divertido para… para mi papá? ¿Tú crees que pasa lo mismo con Jimena?

[Lucienne]: Yo a veces siento que… (risas) yo a veces siento que no le importa (risas). Yo creo que ella está como muy, como que muy egoísta, ¿verdad? En un momento de su vida, donde ella sus necesidades son muy importantes.

Y yo creo que lo mismo con los juegos, como que… ella quiere tenerme ahí, quiere tener la compañía. No siento que a ella le importa mucho si yo me lo estoy disfrutando o no. Ella no sé si como que… No sé, no sé si ella le importe que yo esté pasándola bien.

Y entonces se me hace difícil, fíjate, pensar que… que hay padres que están felices y que llevan ochenta días con sus hijos y juegan y se pueden envolver en el juego y la pasan bien, no sé.

[Daniel]: O cien días. O ciento veinte días. Pero esos padres existen. Sino en la vida real, por lo menos en sus redes. 

Yo he estado pensando sobre los recuerdos que tengo de la edad de Jimena o de mi hijo Eliseo, pues no los tengo realmente. Todo es muy difuso. Ahora, a mis 43, ¿cuánto me afecta cómo jugaba yo a los siete? Pero al mismo tiempo, hoy en día pierdo sueño preocupándome por el bienestar de mi hijo, por hacerle actividades, jugar, ser creativo. Me paso horas tirado en el piso, mientras me explica por enésima vez algún detalle esotérico de un mundo inventado. ¿Y qué?, ¿para qué? Si creo que ni siquiera se va acordar si estuve ahí con él o no. 

Lucy, por ejemplo, no se acuerda… 

[Lucienne]: Yo no recuerdo a mi mamá sentarse a jugar y yo era la menor. No la recuerdo. A lo mejor lo hacía, a lo mejor escucha esto y dice: “Ave María, yo jugaba con ella”. Pero (risas) no la recuerdo como jugando conmigo.

[Daniel]: Entonces, ¿por qué lo hago? ¿Por qué lo hacemos? 

Pues, si eres padre, ya lo sabes: por la culpa. La misma que tenemos casi todos.

[Lucienne]: Yo tengo culpa de todo. Siento… como que me siento bien culpable de todo. Y entonces hay algo de culpa de que… de que ella es hija única y al menos de mi lado va a ser hija única. Yo creo que al yo sentarme con ella a jugar hay como un poco de… de… de una culpa que tengo. Como que “Bueno, es que, pues… tengo que jugar con ella, porque no… pues, no… no tuve más hijos así como que esto es lo que me toca”. Tengo como… un castigo por no haberle dado un hermano o algo así, no sé (risas).

[Daniel]: Hay variedades de culpa. Culpa para cada ocasión. Que si jugaste suficiente. Que si te reíste de sus chistes. Que si le contestaste feo. Que si le leíste hoy. O si lo dejaste ver demasiada tele o jugar demasiado con el iPad, que alguna vez fue tuyo, pero que ahora claramente ya no te pertenece. Que si come bien o si te encuentras en un día de agobio absoluto, incapaz de hacer más que darle chips y un pedazo de aguacate para que te deje trabajar. 

Culpa. Culpa. Culpa. Mientras que todos te recuerdan cuánta suerte tienes, la culpa es el único constante de ser padre. 

[Lucienne]: Como que gente que no tiene hijos trata a los niños —y de hecho eso es como que mucha gente que no tiene hijos, o no mucha gente, pero algunos— veo los comentarios como: “Ay nena, pero, juega con ella. Eso no es nada. Disfrútatelo. Eso es bien chévere. La bendición de que tienes a alguien con quien… o sea, que está saludable, que… que”. Y yo en mi mente, pues, definitivo pienso: “Pues, ajá, yo… a mí también me encantaba jugar con mi sobrina, porque eso es un ratito”.

[Daniel]: Después de la pausa, hablamos con Jimena. 

Ya volvemos.

 

[Silvia Viñas, copresentadora de El hilo]: Hola ambulantes, soy Silvia Viñas, copresentadora de un nuevo podcast de Radio Ambulante Estudios llamado El hilo. Cada viernes en El hilo hablamos con periodistas, expertos y los protagonistas de las noticias. Es una forma fresca y diferente de entender lo que está pasando en nuestra región y en el mundo.

Estamos en Spotify, Apple Podcast y en su app de podcasts favorita. Búsquennos como El hilo y visiten nuestra página web: elhilo.audio. ¡Gracias!

 

[It’s Been a Minute]: It’s Been a Minute es un programa de entrevistas con corazón. Cada semana, platican con personas de la cultura que merecen tu atención y terminan la semana discutiendo las noticias más importantes con otros periodistas. Escucha It’s Been a Minute, de NPR, un programa que trata de encontrar sentido en el mundo a través de la conversación.

 

[Code Switch] Ya sea que hablemos de las protestas de atletas, la prohibición de que los musulmanes ingresen al país, la violencia con armas de fuego, la reforma educativa o la música que te está dando vida en este momento. La raza es el subtexto de gran parte de la historia estadounidense. Y en Code Switch, de NPR, ese subtexto se vuelve texto. Suscríbete y escucha todos los miércoles.

 

[Lucienne]: Dale. Vamos a sentarnos aquí. Pues… Ay Virgen, pero aquí yo no quepo en esta cabinita. Déjame ver si quepo, aquí (risas). Bueno, nos vinimos para la oficina de papá que tiene una cabina y…

[Jimena]: Y queríamos jugar un poco. 

[Lucienne]: Queríamos jugar un poquito.

[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón. Antes de la pausa, estuvimos hablando con Lucy sobre algunos de los retos que le ha traído esta pandemia. En particular, sobre el reto de jugar con su hija, Jimena. 

Pero nada de esto lo había conversado Lucy con Jimena directamente. Así que le pedimos a Lucy que lo hiciera. Y fue directo al grano.

[Lucienne]: Pues, yo le estaba contando a Jimena que Daniel me estaba… estuvimos charlando el otro día y estábamos hablando de lo difícil que —bueno, no voy a hablar por Daniel— pero a mí se me ha hecho un poquito difícil en la cuarentena —un poquito tampoco tanto— se me ha hecho difícil jugar con Jimena. Y entonces… Daniel le pareció buena idea que entrevistáramos a Jimena a ver si ella podía explicarnos un par de cositas. 

Así que lo primero que yo creo que debes hacer Jimena es presentarte.

[Jimena]: Hola, mi nombre es Jimena Sofía Trelles Hernández y yo,ehm, estoy aquí para decirles cómo… cuánto es para los niños, ehm, necesario jugar y explicarle un par de cosas, y también para jugar con mi mamá y divertirnos.

[Lucienne]: ¿Cómo podemos jugar mejor? ¿Qué podemos hacer los papás que a veces se nos hace difícil entrar en este mood del juego?

[Jimena]: OK. Les voy a decir nada más, esto… una pregunta que no está en el teléfono de mamá de Daniel, pero… A los niños… les voy a decir cómo es para los niños. Los niños tienen que crecer jugando, porque jugar es una destreza que los niños hacen para que las partículas del cerebro se junten y entonces hagan click.

Bueno, ¿qué más puedo decir? Entonces… es que yo también siento que jugar con las mamás y los papás les ha hecho bien a los niños en esta cuarentena. Espero que lo sigan haciendo.

[Lucienne]: Mmm, ¿aunque se nos haga difícil tenemos que seguir intentando?

[Jimena]: Ajá. Porque si no su niño, no va a poder hacerse a sus destrezas. 

[Lucienne]: ¿Y por qué no te gusta tanto jugar sola, Jimena? 

[Jimena]: Bueno, es que jugar en compañía es mejor porque sin… sin otra persona no se puede divertir tanto el niño.

[Lucienne]: Mmm.

[Jimena]: Y entonces es como que… por eso es que la cuarentena ponen a prueba a los niños. Por eso es que sus niños se ponen malos a gritar. Por eso es que pasa. Necesitan ver a sus amigos porque necesitan jugar juntos.

[Daniel]: Este punto que hace Jimena es clave. Ella y Lucy lo siguieron hablando en casa, mientras jugaban. 

[Lucienne]: Cuando tú juegas sola…

[Jimena]: Es que eso pasa con todo los niños.

[Lucienne]: No sabía. Porque yo a cada rato te digo: “Jimena, juega sola, juega sola”.

[Jimena]: Eso es lo que pasa con todos los niños, todos los niños del mundo. 

[Lucienne]: ¿Que no… no les gusta jugar solos? 

[Jimena]: No les gusta jugar solos y el corazón como… se parte en mil pedazos. Pero a la dura que duele… duele y duele. El niño esconde su gemiqueo, pero yo ya no… yo ya no hago eso. Y yo lloro, lloro. Hasta mi corazón y mi cerebro, todas mis partes del cuerpo dicen que llore: mi boca, mi nariz, mis ojos, mi… mi cerebro, mi pelo, todas las partes del cuerpo. Hasta las que no sé, que están bien adentro. Las bacterias malas, las buenas.

[Lucienne]: ¿Todo por jugar sola?, ¿en serio?

[Jimena]: Ajá, a todos los niños les pasa.

[Daniel]: Y sí, tiene razón, aunque quizás es un toque dramática. La niñez es para jugar, para estar acompañados. Los niños necesitan estar juntos. 

Todos estamos, creo, debatiéndonos entre esa necesidad vital y el riesgo de contagiarnos. No es para nada simple. Nadie se quiere enfermar y menos exponer a sus hijos a peligros innecesarios. Pero al mismo tiempo, la salud mental de todos depende, en parte, de que los hijos estén bien. De que no estén solos día tras día hasta quién sabe cuándo.

Entonces, hace unas semanas, Lucy juntó a Jimena con su mejor amiga. No se habían visto en más de dos meses. La idea era que estuvieran al aire libre, en la playa, para que fuera más seguro. La instrucción era clara: que jueguen, pero distanciadas. Rápidamente esa regla se rompió. 

[Lucienne]: Y las nenas terminaron, o sea, una encima de la otra, jugando. Ya yo dije: “Mira, yo… el rato que voy a estar aquí de verdad que me… me tire la toalla”. No, no, no, no pude estar: “No la toques, no le… no le des nada. No se lo prestes”. Cuando antes era las peleas de “Préstaselo” y “Es tu amiguita, dáselo” (risas). Y ahora era como que: “No la toques. No…”. Fue imposible.

[Daniel]: Pero ya. Y así se abrió el círculo. Aunque sea por un solo día.

Tú crees que cuando termine todo esto y Jimena sea más grande, ¿qué es lo que te vas a acordar de… de esta etapa?

[Lucienne]: Pues fíjate… ¿Yo o ella?

[Daniel]: Ambas. Ambas.

[Lucienne]: Pues no sé. Yo… yo pienso que ella más va a mirar para atrás, como que creo que… que aunque sí va a recordar, porque ella pues sí va a recordar la pandemia, el virus ella sabe —como imagino que Eliseo— o sea, ellos saben todo, que… ¿verdad? Su rutina cambió, que si va a salir, se tiene que poner la mascarilla, que el antibacterial, que lávate las manos, que no te le pegues a nadie. Sí recuerda eso, pero creo que también va a… va a recordar esta etapa de…. de estar con nosotros todo el tiempo.

Nosotros, en Puerto Rico hemos tenido como una racha de que el huracán, los terremotos, ahora la pandemia. Como que son etapas donde todo se trastoca… toda la normalidad se ha trastocado. Y ella… los niños son bien resilientes. Como siempre que ella esté con nosotros, eso como lo… lo más brutal para ella. Estar con su mamá y su papá, eso para ella es lo máximo.

[Daniel]: En el caso de Eliseo, creo que siente lo mismo. Que no hay nada que le dé más tranquilidad, más felicidad, que estar con nosotros, con sus papás. Y saber eso, entenderlo, es una responsabilidad. No quiero defraudarlo. Y eso me ha obligado a ser mejor papá, o por lo menos me ha obligado a intentarlo. Quizá sea el lado bueno de tanta culpa.

Además, con todo esto, hemos conocido mejor a nuestros hijos. Solo por el simple hecho de pasar más horas con ellos. Los hemos visto de cerca haciendo sus lecciones escolares, jugando solos, jugando con nosotros, peleándose consigo mismos, de buen humor, de mal humor, aburridos, cansados, ansiosos. Hemos tenido que lidiar con su miedo, mientras escondemos el nuestro. Fingir optimismo y ver en sus caritas que nos creen.

Y si logramos salir de esta sin enfermarnos, quizás eso es lo que más vamos a apreciar de esta pandemia de mierda. Que nos encerramos con la gente que más queremos y sobrevivimos. 

[Jimena]: Este episodio fue producido por Camila Segura y Daniel Alarcón. La música y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri. 

Una versión de esta historia se publicó en la revista Todas de Puerto Rico.

[Daniel]: El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Lisette Arévalo, Jorge Caraballo, Aneris Casassus, Victoria Estrada, Xochitl Fabián, Rémy Lozano, Miranda Mazariegos, Patrick Moseley, Barbara Sawhill, David Trujillo y Elsa Liliana Ulloa. 

Fernanda Guzmán es nuestra pasante editorial. 

Carolina Guerrero es la CEO.

[Lucienne]: Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, y se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO. 

[Jimena]: Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. 

[Lucienne]: Somos Lucienne Hernández 

[Jimena]: Y Jimena Trelles. Gracias por escuchar.

[Elisa Markhoff]: Hola, soy Elisa Markhoff, uruguaya, y escucho Radio Ambulante desde Estados Unidos. Yo soy parte del programa de membresías desde que comenzó porque quedan muchas historias por descubrir de Latinoamérica y sé que solo Radio Ambulante las sabe contar como a mí me gusta. Súmense ustedes también en radioambulante.org/donar.


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Créditos

PRODUCCIÓN Y EDICIÓN
Daniel Alarcón y Camila Segura


DISEÑO DE SONIDO
Andrés Azpiri


MÚSICA
Andrés Azpiri


ILUSTRACIÓN
Yael Frankel


PAÍS
Puerto Rico


PUBLICADO EN
09/15/2020

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