Transcripción – El extranjero
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(SOUNDBITE DE PERSONAS HABLANDO EN FRANCÉS CREOLE)
[Daniel Alarcón, host]: Bienvenidos a Radio Ambulante desde NPR. Soy Daniel Alarcón.
En todos estos años que llevamos al aire, hemos hecho muchas historias sobre migración. Está allí, en el nombre de nuestro programa: el Ambulante se refería en parte a eso, al movimiento que caracteriza nuestra región… Muchos de los que trabajamos aquí somos migrantes, de alguna manera u otra.
Entonces es un tema que nos importa, que nos toca. Pero la mayoría de las historias que hemos hecho han sido sobre la migración más obvia… la que se hace sobre todo desde diferentes países latinoamericanos hacia Estados Unidos.
Y desde hace rato queríamos ampliar esa visión… Porque la migración es cada vez más complicada, más diversa. Hay cubanos en Venezuela, venezolanos en Perú, peruanos en Argentina, y así…
De eso se trata la historia de hoy, de una ola migratoria que muchos no se imaginan.
Así que hoy empezamos en Coihueco, un pueblo en la precordillera del centro de Chile. Unas 9.000 personas viven en la ciudad de Coihueco, unos 30.000 en la comuna que lleva el mismo nombre… Queda a cinco horas al sur en carro de la capital, Santiago.
Rosa Muñoz, una mujer de unos 50 años, es una de esas habitantes y en el 2016 estaba en campaña para convertirse en concejala de Coihueco.
Pero Rosa no pertenece al mundo de la política. Su madre era artesana. Su padre era carpintero que hacía muebles, que no sabía leer ni escribir.
[Rosa Muñoz]: Ellos vivían acá en el pueblo, pero estamos hablando de hartos años donde no teníamos calles pavimentadas, donde no teníamos baño.
[Daniel]: Rosa no terminó el colegio, sino que se dedicó a ser ama de casa y madre de familia. Se casó y tuvo un hijo y una hija. Una familia joven en una zona aislada, pocos ingresos, y todos los retos que eso implica…
[Rosa]: Sí, tuve que ir a veces al negocio a pedir un kilo de azúcar, a pedir leche para mis hijos. Muchas veces: “No… es que sabe que no… que no, no le puedo pasar, es que no le puedo anotar”, y todo había que comprarlo. Y me empecé a preocupar porque cuando los niños están chiquititos uno no puede dejar de alimentarlos.
[Daniel]: Buscando salida a esa situación, se dedicó al reciclaje y a las manualidades.
[Rosa]: Empecé a motivarme y a ver la experiencia de mis padres y empecé a confeccionar cosas muy bonitas.
[Daniel]: Con mucho esfuerzo se las arregló para terminar el colegio y estudiar en la universidad. Así se convirtió en profesora de artes y manualidades.
[Rosa]: Me fue muy bien, muy, muy, muy bien. Esto, todo esto me costó el divorcio. Pero yo dije: soy responsable de dos hijos y si el padre de mis hijos no me va a acompañar en este desafío que yo tengo, voy a tener que seguir sola…
[Daniel]: No es de extrañar. Coihueco es un lugar donde los roles tradicionales de género no suelen cuestionarse. Rosa, en cambio, después de estudiar se capacitó para trabajar con mujeres y formó agrupaciones de campesinas. Y además puso un bazar en la plaza, que se convertiría en un lugar clave para la comunidad.
Y en el 2016 fue cuando…
[Rosa]: Las señoras con las cual yo trabajé me pidieron que fuera como candidata a concejal. Entonces dije yo: un desafío más, si me va bien, no importa. Si me va mal, tampoco me va a importar. Fue una experiencia muy bonita. Conocí mucha gente y conocí todos los sectores de mi comuna, los cuales yo no conocía.
[Daniel]: Y fue un día de esos de campaña que ella iba en un carro…
[Rosa]: Y veo a un joven que estaba en un campo cortando una zarza. Y me llamó mucho la atención y paramos el vehículo y me bajo.
[Daniel]: Lo que más le llamó la atención al principio fue el color de su piel.
[Rosa]: Me impresionó este joven porque yo no… Tiempos anteriores había visto un, una piel chocolate, como dicen ellos, pero era un brasileño.
[Daniel]: Pero gente negra en Coihueco, pues no se ven. O no se veían. Y en el resto de Chile, a diferencia de otros países de la región, no hay grandes poblaciones afrodescendientes. No tiene la misma historia de esclavitud y de migración forzada como la que tiene Brasil, digamos, o Colombia o Perú…
El joven que Rosa vio tenía una expresión muy triste…
[Rosa]: Muy, muy, muy triste, pero él igual ahí trabajando. Me emocioné porque era un tiempo muy helado, muy helado, y vi a este joven que no estaba con ropa adecuada para estar trabajando con tanto frío.
[Daniel]: Rosa se conmovió mucho.
[Rosa]: Y sentí la necesidad de acercarme a él y conversar y, y me contó un poco de su historia y yo le dije que iba a ser su amiga.
[Daniel]: Se enteró que se llamaba Rodlin Etienne.
[Rosa]: El primer joven haitiano en Coihueco.
[Daniel]: El primero de varios…
Martín Cruz y Catalina May son cofundadores de Las Raras, un podcast chileno. Ellos han estado investigando esta historia por más de un año.
Aquí, Catalina.
[Catalina May]: Coihueco es el arquetipo de lo que se conoce como “el Chile profundo”: una comuna campesina, con altos índices de pobreza. Un pueblo muy tradicional, habitado por pequeños y medianos agricultores que recibieron parcelas durante la reforma agraria en los años 60 y 70. Un lugar al que prácticamente no llegaban extranjeros, hasta que apareció Rodlin. El que conmovió a Rosa tanto que cuando llegó a su casa no podía parar de pensar en él y…
[Rosa]: Sentía unas ganas de ir a verlo, dónde vivía, con quién estaba. Y la persona que me acompañó… ehm… sabía dónde él vivía. Fuimos y estaba en la casa de un profesor. Y no hubo problema de conversar con él.
[Catalina]: A pesar de que hablaba muy poco español, Rodlin, como pudo, le contó algo de su historia…
[Rodlin Etienne]: Yo vivía Haití siempre para trabajar, pero en Haití falta trabajar. Vine a Chile para trabajar, para ayudar familia Haití.
[Catalina]: Había dejado a su esposa y a su hija de 4 años en Haití y cada vez que le hablaba de ellas a Rosa…
[Rosa]: Siempre se emocionaba, siempre. Por ejemplo, un día estábamos a la hora de almuerzo y él no comió y… corrían sus lágrimas entonces le pregunté que por… qué pasaba. Dice: “Yo no poder comer porque yo saber que mi hija no tener alimentos”. Y eso es como algo bien… que cualquier persona se emociona. Cuando le pregunto a Roly: Roly, ¿qué tú necesitas?, ¿qué es lo que tú quieres?, ¿qué anhela tu corazón? “Mi anhelo es traer a mi hija y a mi esposa, pero no saber porque yo necesito mucho dinero”.
[Catalina]: Los haitianos que en ese momento llegaban a Chile —estamos hablando de mediados de 2016— lo hacían como turistas. No necesitaban visa. Eso les daba 90 días para conseguir un contrato de trabajo y así podían empezar a tramitar su permanencia en el país. Todo legal. Pero solo algunos lo lograban. Sobre todo si se tiene en cuenta que llegaban unos 140 haitianos al día. Y más de alguno se quedaba viviendo en el país en situación irregular.
[Rodlin]: Eh, Santiago tiene mucho haitianos, más difícil para trabajar. Tiene personas buscando trabajar, no, no se encontro.
[Catalina]: ¿No encontraste trabajo?
[Rodlin]: No…
[Catalina]: Rodlin salió de Haití y estuvo algunos meses en República Dominicana. De ahí se fue a Santiago en avión, después de haber vendido su casa y haber logrado reunir los casi 3.000 dólares que le costaba el viaje. En Santiago conoció a un pastor evangélico que le consiguió trabajo con otro pastor de Coihueco, Rodolfo Pérez. Este es Rodolfo:
[Rodolfo Pérez]: Entonces yo le dije que yo lo podía ayudar porque tengo varias actividades acá en el sector, eh, actividades de agrícolas, de campo, hacer el aseo en distintas secciones que hay por acá también….
[Catalina]: Rodolfo le dio hospedaje y trabajo, pero no solo eso…
[Rodolfo]: Hicimos el contrato legal como corresponde, con sus imposiciones, todo.
[Catalina]: Y eso fue muy importante porque le daba la estabilidad legal que Rodlin necesitaba. Llevaba siete meses sin ver a su familia. Y eso lo tenía muy afectado.
[Alfonso Fritz]: Un día que llegamos allá y él estaba… notamos sus ojos que había estado llorando. Le dijimos nosotros: ¿qué pasó? “Eh, mucha angustia, pena”. ¿Por qué?, le decimos nosotros. Eh, dice: “Echo mucho de menos familia, más hija, mucho tiempo sin poderla ver”.
[Catalina]: Este es Alfonso Fritz. Él estaba construyendo un templo para la congregación en la que trabajaba Rodlin.
[Alfonso]: Esa fue una situación en la que a nosotros nos quebrantó. Bueno, lloramos juntos, lo abrazamos, oramos por él y en ese instante nosotros le hicimos una promesa a él.
[Catalina]: Que iban a hacer hasta lo imposible para traer a su familia.
Alfonso y Rosa son vecinos y pertenecen a la misma iglesia evangélica. A medida que le iban contando a los de la congregación la historia de Rodlin, todos quedaban muy conmovidos..
Esta es Joselin, otra feligresa…
[Joselin]: Todos nos conmovimos con su historia, que estaba solito y cuando supimos que quería traer a su familia para acá, todos nos conmovimos y empezamos a ayudarle.
[Catalina]: Y este es Pablo, que me contó que lo que más lo conmovió de Rodlin y de su situación en Haití fue saber…
[Pablo]: Lo triste, lo mal que se pasa, el hambre, la necesidad, la falta de alimento fue lo que más conmovió mi corazón. Eh, el hecho de no tener por dos, tres días comida y estar solamente con agua caliente durante mañana, mediodía y tarde.
[Catalina]: Así que con la ayuda de los miembros de la iglesia, a Alfonso y a Rosa se les ocurrió la idea de hacer una campaña para traer a la familia de Rodlin a Coihueco.
[Alfonso]: Los chicos del coro, que son mayoría jóvenes y se manejan un poco con la Internet, entonces dije, bueno, partamos: ¿qué hacemos? Bueno, hagamos un, un eh, una página en el Facebook y demos a conocer la, la campaña.
[Joselin]: Por Facebook, eh, íbamos haciendo masiva esta campaña. Se hizo una página web y todos íbamos compartiendo y hicimos una cuenta para que todos fueran apoyando y poder lograr el objetivo que era traer a su familia…
[Pablo]: Le colocamos un nombre: “Acto de generosidad”…
[Trinidad]: Y, y nosotros siempre —Rodlin se comunicaba con la esposa—, y nosotros: Rodlin, ¿cómo está esposa?, ¿cómo está niña? “Sí, niña, lo único que quiere es venirse, venirse, venirse”.
[Catalina]: Pero…
[Rosa]: No era fácil, porque había que juntar dos millones y medio.
[Catalina]: Es decir, un poco más de 3.000 dólares: una millonada para los vecinos de Coihueco.
[Alfonso]: En un principio… Bueno, todo el mundo le gustaba lo que era la campaña, pero la realidad de todas las cosas es que en cuanto a lo monetario fue muy poco lo que se juntó. Y cuento corto que… fuimos la primera vez a ver cuánto había, habían 45.000 pesos.
[Catalina]: 45.000 pesos. Es decir, solo 70 dólares.
[Alfonso]: Se nos vino el mundo abajo porque pensamos, dijimos: “No, así no, no vamos a llegar a la meta”.
[Catalina]: Frente a esta situación, los evangélicos hicieron lo que saben hacer…
(SOUNDBITE DE CANTOS RELIGIOSOS)
[Alfonso]: Y fue así. Se oró y Dios, a través de su Espíritu Santo, habló a, a Rodlin y le dijo: “Yo tengo ya la persona que va a pagar todos los gastos de la venida de tu hija y de tu esposa”.
[Catalina]: Solo era cuestión de… encontrarla.
[Alfonso]: Nosotros, que tenemos un poquito más de fe, dijimos: “Amén. Gracias, Señor”.
[Voz]: Amén.
[Catalina]: Mientras los evangélicos oraban, el cura católico del pueblo, Manuel Mosquera, leyó sobre la campaña para traer a la familia de Rodlin en un diario local. Fue una coincidencia afortunada. Entonces los contactó. Cuando conoció a Rodlin…
[Manuel Mosquera]: Ahí planteó todo, entonces yo me comprometí a ayudarlo.
[Catalina]: Este es el cura Manuel. Él tenía un motivo claro para empatizar con la campaña.
[Manuel Mosquera]: Yo soy un inmigrante.
[Catalina]: Manuel es español de Galicia y llegó al pueblo hace más de 30 años.
¿Y cómo lo recibieron cuando llegó?
[Manuel]: Muy bien, muy bien. Demasiado bien [Risas]…
[Catalina]: ¿Qué significa demasiado bien?
[Manuel]: Que la gente fue muy acogedora. Me recuerdo el primer día que llegué aquí a Coihueco había un gran cartel al fondo del templo que decía: “Coihueco es su familia desde hoy”. Me quedó grabado eso.
[Catalina]: El cura convocó a otras parroquias de la zona y entre más o menos 500 feligreses…
[Manuel]: Obtuvimos todo lo que era el resto de los fondos…
[Catalina]: Una parte para obtener la visa y otra parte para el viaje mismo.
Y así, el 24 de diciembre de 2016, Rodlin partió a Santiago a buscar a su familia.
[Rodlin]: Estaba contento, muy contento, porque yo tengo como… un año, no vi familia. Pero yo vine acá a Coihueco, yo contento porque mucho la gente, felicidad, ayudar para traer a familia.
[Catalina]: Mientras tanto, a pesar de que ya se había logrado reunir la plata para traer a la esposa y a la hija de Rodlin, en Coihueco la campaña seguía más activa que nunca. Así lo cuentan los vecinos que estuvieron involucrados:
[Hans]: Nosotros nos preocupamos de arrendarles una casa para que vivieran en dignas condiciones. Nos conseguimos refrigerador, lavadora, mercadería llegaba. Llegaba mucha ropa…
[Alfonso]: Comedor, con la cocina…
[Cura]: Una plancha, eh, vajilla…
[Pablo]: Le armamos la cama de dos plazas, un plaza y media para la hija. Frazadas, colchones, cocina a gas, refrigerador…
[Trinidad]: Arreglamos, pintamos, estuvimos como hasta la 1 de la mañana, jóvenes de la iglesia, la persona que nos ayudó también fue Rosa, ella cooperó mucho también con cosas para su casa.
[Rosa]: Yo fui a ver qué es lo que faltaba. Porque uno como mujer dice “va a llegar ella, que la casa esté bonita”. Y me encontré con muchas necesidades. Me di cuenta que no había mesa, no tenían sillas y mi pregunta era dónde se van a sentar. Van a llegar cansados, van a querer tomar un té y me preocupé en ese momento. Así que yo tenía unas cosas en mi casa y las fuimos a buscar con Alfonso y le ordenamos su mesa, con sillas, mantel y le dejamos todo bonito para que ellos llegaran.
[Catalina]: Rodlin, su esposa, Jean Pederline, y su hija, Loudnaylie, llegaron a medianoche a Coihueco. Se instalaron en la pequeña casa de madera a una cuadra de la plaza que la comunidad había preparado para ellos.
Pero transiciones como esta no son nada fáciles. La esposa de Rodlin, sobre todo, sufrió mucho.
[Rosa]: La chica, Pederline, ella estaba todo el día en su casa, encerrada. Ella no abre ventanas, nada. A veces está muy triste, está como ida. Y yo le pregunto: “¿Extraña Haití?”. Ella extraña a sus papás, extraña a sus hermanos. Todo, en el fondo yo me pongo en el lugar de ella y ella extraña todo.
[Catalina]: Comenzamos a reportear esta historia en esa época, en el 2017, y recuerdo que en ese momento tratamos de conversar con Pederline, pero ella no hablaba nada de español y muy poco francés, un idioma que algunos haitianos sí dominan. Nos costó mucho comunicarnos con ella y la sentimos bastante aislada, insegura y, por lo mismo, desconfiada.
Le preguntamos si estaba contenta viviendo en Coihueco.
[Catalina]: Es-tu content ici ?
[Jean Pederline]: Oui.
[Catalina]: Beaucoup o un peu?
[Jean Pederline]: Un peu.
[Catalina]: Un peu. OK.
Un poco. Solo un poco. Su hija, Loudnaylie, en cambio, se veía muy alegre andando en bicicleta por la plaza del pueblo. Todo el mundo la saludaba y le regalaba dulces y juguetes. Ella se dejaba querer. Además, aprendió el español muy pronto.
[Catalina]: Hola.
[Loudnaylie]: Hola.
[Catalina]: ¿Cómo estás?
[Loudnaylie]: Bien.
[Catalina]: ¿Cómo te llamas?
[Loudnaylie]: Loudnaylie Etienne.
[Catalina]: ¿Cuántos años tienes?
[Loudnaylie]: 4 años.
[Catalina]: ¡Sabes español!
Como ya vivían en su propia casa, Alfonso le consiguió otro trabajo a Rodlin y lo ayudó a mantener sus papeles en regla. Rosa se convirtió en la apoderada de la niña en el colegio. La llevaba a clases, iba a las reuniones y hablaba con los profesores. Y durante el día acogía a Pederline en el bazar que Rosa tiene en la esquina de la plaza. Le trataba de enseñar español y la acompañaba para que no estuviera sola. Tanto Alfonso como Rosa integraron a Rodlin, a Pederline y a Loudnaylie a sus propias familias: iban juntos al templo, mimaban a la niña y compartían sus comidas.
[Rosa]: Ella me invitó a comer y… cocinan arroz con porotos negros. Eh, al mirarlo los chilenos, no nos da muy buena impresión pero es una comida muy rica. Aparte que el poroto negro yo pasé a la feria y vale 1.200 el kilo, y son muchos.
[Catalina]: O sea solo 2 dólares.
[Rosa]: Y según ellos dicen que ese es el plato típico en Haití.
[Catalina]: Pero toda esa cercanía que estaban construyendo se interrumpió una mañana de mayo de 2017 cuando Rodlin no llegó a un trabajo que Alfonso le había conseguido.
[Alfonso]: La cosa es que él tenía que salir el día lunes a trabajar y el día domingo él arregló maletas y se fue a Santiago. Y… y como escondido, es esa la verdad.
[Catalina]: En el pueblo no entendían nada. En la casa estaban todas las cosas que habían conseguido para ellos. Y empezaron los rumores: Rodlin necesitaba ganar más plata para pagarle a un prestamista. O para traer a su hermano de Haití. Debe haber conseguido un trabajo en la capital. ¿Pero por qué no se despidieron de nadie?
Cuando finalmente lograron comunicarse con él, Rodlin les dijo que en unas semanas iban a volver.
[Alfonso]: Nos quedamos con eso y… sucedió de que no, no volvió. Así que en la iglesia, bueno, nosotros por la niña lo sentíamos porque nos encariñamos, nos afiatamos tanto a ella que todo lo que se hizo y las ayudas que recibimos, digamos, para que pudieran ellos llegar, nos duró poco, el poder disfrutar eso.
[Daniel]: Cuando volvamos, ¿por qué se fue Rodlin?
Una pausa y volvemos.
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[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón.
Un poco antes de que Rodlin y su familia desaparecieran misteriosamente, habían empezado a llegar más haitianos a Coihueco. Rosa no quedó elegida como concejala, pero su bazar frente a la plaza se convirtió en una institución en sí mismo. Allá empezaron a llegar los haitianos que se trasladaban al pueblo.
Catalina May nos sigue contando.
[Catalina]: Y tal como hizo con Rodlin, Rosa los acoge. Los acompaña a tramitar sus papeles, y los ayuda a encontrar casa y trabajo.
[Rosa]: Yo conozco a muchos… Mira primero está Peter, Amos, eh, Job, Pedro, Noel, eh, Wildo, eh, Jonás. Mucho, mucho, los conozco mucho. Oye… y mira sí, sí yo pienso que, que mi negocio es como, es como el punto de ellos, como… es que sabes que tener mucho frío… Aquí tener un café. Coloquen hervidor, yo voy a comprarles pancito con algo y, y para que coman.
[Catalina]: Para entender por qué llegan estos inmigrantes a Coihueco, hay que explicar que en el sector hay bastantes pequeños y medianos agricultores que producen berries, frambuesas, arándanos y moras. Este es un cultivo intensivo que permite producir grandes cantidades de fruta en terrenos pequeños, como los que entregó la reforma agraria a los campesinos del lugar. Para cosechar la fruta se necesitan muchas manos durante el verano. Y últimamente, por el desplazamiento de los pueblerinos hacia la ciudad, en Coihueco los trabajadores temporeros escasean. Y es ahí donde entran los haitianos. Este es Amos, que llegó después de Rodlin.
[Amos]: Después yo pasa como un mes allá Santiago, yo te un poco difícil porque yo no, no entender nada, eh, no tener papel, por eso yo vine acá a buscar trabajo acá. Yo trabajar en la frambuesa como tres meses.
[Catalina]: Igual que Rodlin, Amos vino a Chile buscando trabajo. Su idea también es juntar plata para traer a su esposa y a su hijo. Junto con él y con los mismos objetivos llegó su primo Peter. Y en paralelo muchos de sus compatriotas. Este es Peter…
[Peter]: Un día había dos, mañana había, eh, dos más, cuatro, cinco, así viene mucho.
(SOUNDBITE DE CORO EN CREOLE)
[Catalina]: Cuando empezó la temporada de cosecha en noviembre de 2017, las calles del pueblo y los caminos rurales del sector estaban llenos de haitianos. Se formaron cultos religiosos en creole y hasta se lanzó un programa en la radio local conducido por un haitiano.
Estos migrantes llegan en una situación precaria. Con poco dinero, papeles irregulares y sin hablar mucho español. En Coihueco, como en Santiago, también viven dificultades: principalmente precariedad laboral y viviendas hacinadas, de rentas caras.
Pero por lo que hemos visto, la acogida en Coihueco ha sido generosa, abierta. La comunidad se ha mostrado muy dispuesta a recibir a los haitianos que han ido llegando.
[Catalina]: ¿Y qué sabías de Coihueco antes de venir?
[Amos]: Nada, nada. Después vine, sabía mucho porque gente muy bueno.
[Catalina]: ¿Te ha tocado algún… relacionarte con alguna persona que hayas sentido como mala onda?
[Peter]: No. Por eso todos son mis amigos, siempre decía Peter yo andaba en la calle, Peter, Peter, sí.
[Catalina]: ¿Nunca has tenido ni un problema con nadie?
[Peter]: No.
[Catalina]: Esto no deja de ser sorprendente. Sobre todo si se considera que desde que empezaron a llegar haitianos a Chile, afloró en pleno el racismo. Aunque hay muchos inmigrantes de países como Perú, Colombia, Venezuela y Bolivia, los haitianos han sido de los más discriminados. El impacto de su presencia ha sido alto porque la mayoría no entra por las fronteras del norte, sino que llega en avión directamente a Santiago. Eso, sumado a la pobreza en la que viven y a su color de piel ha sacado lo peor de algunos chilenos.
En febrero de este año, 2018, por ejemplo, pasó esto:
(SOUNDBITE DE NOTICIERO)
[Periodista]: Un fuerte debate ha provocado en, eh, la comunidad de las redes sociales también… un video que mostraba la llegada a Santiago de un avión charter que trasladaba pasajeros, eh, y numerosos ¿verdad?, de… provenientes de Haití. La persona que grabó estas imágenes calificaba el ingreso de los extranjeros como una invasión.
[Catalina]: La voz que van a escuchar es del que grabó el video en el aeropuerto…
(SOUNDBITE DE VIDEO)
[Hombre]: Acaba de arribar esta aeronave, una gran aeronave 767 y con full inmigrantes haitianos. Es inaudito. Nadie da una explicación. Este gobierno, antes de terminar su mandato está haciendo ingresos masivos… una invasión… ¡Qué pasa con nuestro país!… Vean ustedes, señores…
[Catalina]: Situaciones como esta se han conocido muchas: los haitianos que fueron expulsados de un mall en un barrio de clase alta, el haitiano que se durmió en el metro y fue despertado a insultos, el que atendía en un centro de servicios y recibió en la cara un hot dog por parte de un cliente, el que fue apuñalado sin motivo en un terminal pesquero. Las historias aparecen cada cierto tiempo en los medios de comunicación.
Pasamos todo febrero de 2017 en Coihueco y desde entonces hemos estado volviendo con cierta regularidad, y sí, lo que se ve es una relación entre la comunidad y los inmigrantes haitianos que es aparentemente armoniosa. Durante el verano hay trabajo. Hay gente como Rosa, Alfonso y muchos más de los que ya hemos escuchado… que han dedicado innumerables horas a apoyar a los haitianos que han llegado. Tanto Rodlin, el primero en llegar, como Amos y Peter, de la siguiente ola, hablan maravillas del pueblo, y dicen que siempre han sido bien recibidos.
Una de las grandes alegrías para la comunidad la trajo Peter, quien después de trabajar mucho y ahorrar, logró juntar la plata para que viajara la que entonces era su novia. Apenas ella llegó, Rosa los ayudó a conseguir una hora en el registro civil y se casaron.
[Rosa]: Después, a la semana siguiente, era el matrimonio por la iglesia. Muy bonito, mucha ayuda de la iglesia, unos que donaron la torta… eh, que el vestido de novia, que los, los alimentos, que cocinar. Una señora se ofreció a cocinar, otra señora a hacer el cóctel y, y todo muy, muy bonito.
[Catalina]: Cuéntame de tu… de tu esposa.
[Peter]: Ella está bien. Pero lo que pasa ella no tiene mucho tiempo acá, tiene como un mes y medio.
[Catalina]: Francisca.
[Peter]: Sí, Francisca se llama.
[Catalina]: Amos también logró juntar la plata para traer a su esposa y su hijo de 6 años. Compró los pasajes y en Haití vendieron todas sus cosas para preparar el viaje. Iban a volar el 20 de abril. Pero sus planes se truncaron.
[Amos]: Porque se cambia la ley de Chile, por eso no puede venir.
[Catalina]: Y es que en 2017, la llegada de haitianos a Chile se disparó: según datos de la Policía de Investigaciones entraron más de 100.000, y salieron un poco menos de 5.000.
En 2018, esta ola seguía creciendo, hasta que el 9 de abril, solo 11 días antes de que la familia de Amos viajara, el presidente Sebastián Piñera anunció que se cambiarían las reglas para limitar su entrada.
(SOUNDBITE DE SEBASTIÁN PIÑERA)
[Sebastián Piñera]: Se ha determinado exigir, a contar del día 16 de abril del año 2018, la obtención de visa consular de turismo simple con derecho a ingreso y permanencia en Chile por un periodo de 30 días, a todo ciudadano haitiano que desee ingresar al país…
[Catalina]: Este cambio en la ley se hizo vía decreto, es decir, sin consultar al congreso. Como dijo Piñera, exige una visa para los turistas haitianos que antes no existía. La visa se debe tramitar en Haití y les permite quedarse solo 30 días, o sea 60 días menos que antes, sin la posibilidad de tramitar una estadía. Piñera anunció que esto entraba en vigencia una semana después, el 16 de abril. Cuatro días antes del viaje de la familia de Amos.
[Amos]: Yo pasa como un año y cuatro meses trabajar acá a juntar dinero para comprar pasaje para ellos. Ahora no, no sé qué pase con pasajes porque ese compañía no quiere devolver esa plata. Ahora muy triste allá, sí muy triste. Mi hijo también no quiere comer, no quiere ir al colegio. Porque yo decía mi hijo antes si venía acá, hacía colegio acá.
[Catalina]: Esta visa para los haitianos contrasta fuertemente con otra instaurada al mismo tiempo por el gobierno… para los venezolanos…
(SOUNDBITE DE SEBASTIÁN PIÑERA)
[Sebastián Piñera]: Se crea una visa de responsabilidad democrática, la que deberá ser solicitada en el consulado chileno en Caracas u otros en Venezuela, y que otorgará un permiso de residencia temporal por un año prorrogable por una vez y que también permitirá la solicitud de la residencia definitiva.
[Macarena Rodríguez]: Lo que sí efectivamente ocurre es que hay un trato diferenciado, ¿ya? A mi, a mi juicio es una diferencia discriminatoria. ¿Por qué es discriminatoria?…
[Catalina]: Esta es Macarena Rodríguez, la directora de la Clínica Jurídica de Atención de Inmigrantes de la Universidad Alberto Hurtado en Santiago. Ella considera que esta diferencia en el trato frente a haitianos y venezolanos no tiene ninguna justificación válida. Para ella es una discriminación arbitraria porque…
[Macarena]: No hay antecedentes que permitan, eh, justificar una medida de esta naturaleza…
[Catalina]: Entonces mientras a un grupo se le ponen trabas para llegar, al otro se lo facilitan, y no son muy claras las razones.
[Macarena]: Y porque nosotros también podríamos sostener que hoy día en Haití las condiciones de caos, digamos de… la, la situación de pobreza. Eh, esa no es tampoco una democracia en plenitud como uno podría pensar.
[Catalina]: Es decir, si la visa para los venezolanos es de responsabilidad democrática, entre comillas, ¿no se podría justificar la visa para los haitianos bajo la misma lógica?
En Coihueco, Rosa, que fue candidata a concejala por uno de los partidos de la coalición de gobierno, rechaza rotundamente la nueva visa consular…
[Rosa]: Entonces mi pregunta es cuando hacen estas leyes tan rápidas no ven a quiénes vamos a perjudicar. Quiénes van a tener prioridad. Porque si yo veo que se ha invertido un millón y medio, casi dos millones de pesos en los pasaportes, los pasajes para que pueda venir esta familia y que todo quede así… Yo veo las fotos donde el chiquitito llora, donde el chiquitito no quiere comer. Me da rabia a mí. Veo que hay leyes que son tan injusta que… quizá… ehm… nuestro país no está preparado para recibir tantos haitianos, pero mira yo he entendido que el planeta tierra nos pertenece a todos.
[Catalina]: Hay algo en su propia experiencia —la de una mujer que vivió en la pobreza y construyó su vida a puro trabajo y esfuerzo— que hace que Rosa conecte profundamente con los haitianos que ha acogido en Coihueco.
[Rosa]: Porque pienso que en la vida todos merecemos oportunidades.
[Catalina]: Al contrario de Rosa, Alfonso, el que oímos al principio de esta historia, ese que empezó la campaña para traer a la familia de Rodlin… se ha mantenido completamente al margen de la llegada de esta nueva ola de jóvenes haitianos a Coihueco. Junto a su esposa, Trinidad, nos cuenta que lo ha preferido así, porque la partida de Rodlin y su familia lo dejó muy afectado y aún añora su regreso. Tanto, que no se cansan de mirar las fotos que tienen guardadas en sus celulares, especialmente las de Loudnailye:
[Alfonso]: Aquí anda la Lud.
[Trinidad]: Ahí, ahí está, ahhh.
[Catalina]: Hmm… A ver…
[Alfonso]: Ahí hay unas poquitas [risa].
[Catalina]: Pero esto era acá todavía, ¿o no?
[Trinidad]: Sí, aquí. Antes que se fueran, sí. ¿Eso fue como en diciembre?
[Alfonso]: Sí.
[Trinidad]: Sí, ella posaba. Mi nieta. La adoraba…
[Alfonso]: Claramente uno no tiene a quién entregarle amor. Por ejemplo yo, yo soy… Ya tengo mis 50 y tantos años y, y nunca tuve la posibilidad de tener hijos. Y entonces el poder suplir esa necesidad que en algún momento uno, como todo hombre o como todo ser humano necesita ser padre y… cuando ve la posibilidad lo ejerce y lo aprovecha y lo disfruta. Así que sería, sería bueno que volviera porque igual se le extraña. Sí, en realidad… Me emociono porque lo aprendimos a amar. Sí, lo aprendimos a amarlo… Igual ellos fueron parte importante….
[Catalina]: No sé si entiende bien pero lo que dice Alfonso ahí es que se emocionan porque lo aprendieron a amar….
Eso también es parte de esta historia y quizás un detalle que marca la diferencia con la migración haitiana que se vive en Santiago. En Coihueco los haitianos tienen nombre y apellido. Son seres humanos, individuos, cada uno con su historia, rodeados de una comunidad que se ha preocupado por ellos, por conocerlos.
En una ciudad como Santiago, caótica y llena de gente, ese contacto humano se pierde…
Para aclarar qué fue lo que hizo que Rodlin y su familia dejaran Coihueco tan inesperadamente, lo buscamos en Santiago. No fue fácil encontrarlo. Nos contactamos por teléfono y se mostró bastante esquivo. Finalmente nos dio una dirección, pero cuando llegamos esta no existía y él no contestaba el teléfono.
[Catalina]: No contesta. No, nada.
Cuando ya nos dábamos por vencidos, finalmente apareció…
Estoy en la… Me voy a bajar… ¡Por fin! Uy, qué nos costó…
[Rodlin]: Sí, ¿cómo estás?
[Catalina]: Bien, ¿y tú?
[Rodlin]: Bien
[Catalina]: Él es Martín, ¿te acuerdas de él?
[Rodlin]: Sí.
[Catalina]: También lo conociste…
Cuando por fin pudimos conversar le preguntamos por qué se fue de Coihueco tan abruptamente.
[Rodlin]: La vida de mi familia me interesa. Así que no hubo una cosa no interesa, para casa, para comida, nada. Puro la vida de mi familia. Así que no controla frío… yo no quiere que paso un problema como con frío. Porque no controla… Mi señora no quiere, me dice mucho frío. No sale pa’ la calle, tiene muchos problemas.
[Catalina]: ¿Ella no se acostumbró?
[Rodlin]: No se acostumbró a frío…
[Catalina]: ¿No se acostumbró?
[Rodlin]: No tiene amigas, no tiene amigos. Puro adentro de la casa…
[Martín ]: ¿Y acá?
[Rodlin]: Acá tiene familia.
[Catalina]: ¿Su hermana?
[Rodlin]: Sí, ella no trabaja, todo el día adentro de la casa. No conoce nadie para calle.
[Catalina]: Rodlin nos contó que cuando salieron del pueblo iban de visita a la casa de la hermana de Pederline, que vive en Santiago. Y que la idea era volver en un par de semanas. Por eso no se despidieron de nadie. Pero finalmente Pederline se quiso quedar. Y así lo hicieron. Ahora Rodlin trabaja en la construcción. Viven con su cuñada y su esposo. Y entre todos se están organizando para abrir un local de comida rápida haitiana y chilena.
Lo vimos bien, contento. Pero nos confesó que si dependiera de él, volvería a Coihueco.
[Rodlin]: Mira yo, yo quiere vive en Coihueco más, porque más tranquilo. Así que mejor para vivir tranquilo.
Yo paso mucha experiencias acá Coihueco. Yo considerar a Coihueco como… como una, una comuna muy bueno por mí. Mucho la gente bueno. Para mí Coihueco mejor que todo Chile. Yo pensar que algún día yo fui a Coihueco a visitar todos.
[Catalina]: Le dijimos a Rodlin que tiene que visitar a Alfonso, porque él lo echa mucho de menos…
[Rodlin]: Sí, igual. Ese Alfonso igual como un papá mío.
[Catalina]: El 2 de julio comenzó a funcionar otra nueva visa, llamada de reunificación familiar. Esta puede ser solicitada por los cónyuges e hijos menores de 25 años de haitianos con residencia en regla en el país. Esta tal vez podría ser una forma de que Amos pudiera traer a su familia una vez que logre juntar, nuevamente, la plata para pagar el viaje. Pero ese ahorro le puede tomar años. Y el problema es que esta visa estableció una cuota: solo se entregarán 10.000 por año, lo que podría resultar insuficiente si se toma en cuenta que, según datos del Departamento de Extranjería y Migración, actualmente en Chile hay casi 113.000 haitianos.
[Macarena]: Cuando nosotros estamos hablando de principios tan importantes como la reunificación familiar esto no puede ir asociado, no debiera ir asociado a una cuota. Porque ¿por qué la persona solicitante que es el número 10.001 va a quedar fuera, cierto? Y la que alcanzó a presentarlo antes pudiese quedar adentro. Es bastante injusto, y porque si hay un principio detrás como la reunificación, entonces eso es lo que tiene que valer.
[Rosa]: Mira, Catalina, acá este era un, un cuarto, ¿ya? Donde habían muchas cosas, desorden y todo…
[Catalina]: Como una despensa…
[Rosa]: Como una despensa.
[Catalina]: Rosa confía en que Amos podrá, de una u otra manera, traer a su familia. Y se está preparando para recibirlos. Construyó una pieza en un pequeño espacio que tenía en el patio de su casa, la amobló y la tiene lista…
[Rosa]: Entonces esta pieza yo se la quiero dejar a él, ¿ya? Tiene ahí su cama, esta pieza ya está terminada.
[Catalina]: Ahora solo falta que llegue su familia.
[Daniel]: La periodista Catalina May y el ingeniero en sonido Martín Cruz tienen un podcast independiente que se llama Las Raras. Cuentan relatos de no ficción que ellos definen como “historias de libertad”. Pueden conocerlos en lasraraspodcast.com, en Facebook, Twitter y en las principales plataformas de podcast.
Esta historia fue editada por Camila Segura y por mí. La música y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri en colaboración con Martín Cruz. Nuestra pasante Andrea López Cruzado hizo el fact-checking.
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