Welcome to the Jungle – Transcripción
COMPARTIR
► Lupa es nuestra nueva app para estudiantes intermedios de español que quieren aprender con las historias de Radio Ambulante. Pruébala y encuentra más información en lupa.app.
[Daniel Alarcón]: Una advertencia, en el episodio de hoy escucharán algunas palabras que no son aptas para niños. Se recomienda discreción.
Bienvenidos a Radio Ambulante desde NPR. Soy Daniel Alarcón. Hoy queremos compartir con ustedes un episodio de nuestros archivos. La historia de la persona más fanática que hemos encontrado: Alexis Figueroa.
Hay dos cosas que deben saber sobre Alexis antes de seguir: primero, es un puertorriqueño que vive en Chicago. Segundo, si quieren aprender algunas malas palabras puertorriqueñas —en spanglish— pues, este es el episodio para hacerlo. Porque Alexis se las sabe todas. Y las usa todo el tiempo.
Desde Chicago, Luis Trelles nos trae esta historia.
Aquí Luis.
[Luis Trelles]: Son las cinco de la mañana y yo estoy en la esquina de una calle desierta, cerca del lago que domina la geografía de esta ciudad.
Aunque es noviembre del 2017 y el invierno aun no ha comenzado oficialmente, hace menos de veinte grados Farenheit. Es decir como menos seis grados Celsius.
Soy caribeño. Odio este frío con toda la fuerza de mi ser. Estoy a punto de abortar la misión y volver a entrar al edificio donde me estoy quedando, cuando una minivan de tamaño familiar —de esas que usan las madres suburbanas para carretear a sus hijos— para al lado mío.
Vaya, ¿qué está pasando?
[Alexis Figueroa]: ¿Qué pasa cabra?
[Luis]: Alexis había venido a buscarme. Siempre que me ve, me saluda de la misma manera: “¿Qué pasa, cabra?”. Y no es solo a mí, Alexis le dice “cabra” a todo el mundo. No conozco a nadie más que utilice esa palabra para referirse a otras personas. Pero Alexis es especial.
¿Cómo estás?
[Alexis]: Acho cabrón, cansao. ¡Cierra ahí!
[Luis]: Está friíto, ¿eh?
Me estaba montando en su carro para seguirlo en su viaje. Y es que Alexis había hecho todo un plan muy elaborado para conseguir el autógrafo de uno de sus ídolos de adolescencia.
(SOUNDBITE DE CANCIÓN “WELCOME TO THE JUNGLE”, DE GUNS N’ ROSES)
[Axl Rose]: You know where you are?
[Luis]: Axl Rose.
(SOUNDBITE DE CANCIÓN “WELCOME TO THE JUNGLE”, DE GUNS N’ ROSES)
[Axl Rose]: You’re in the jungle, baby. You’re gonna die!
[Luis]: El líder de Guns n’ Roses, la banda gringa de rock pesado.
(SOUNDBITE DE CANCIÓN “WELCOME TO THE JUNGLE”, DE GUNS N’ ROSES)
[Axl Rose]: Welcome to the jungle, Welcome to the jungle…
[Luis]: El plan era este: Alexis se iba a estacionar cerca de una salida de la autopista, y luego iba a esperar hasta que se apareciera el autobús de la banda, porque sabía que estaban viajando de San Luis a Chicago para tocar en un concierto.
[Alexis]: El viaje es de cinco horas. Pero si no hay tráfico, como es de madrugada no hay tráfico, no más que camiones, van volando bajito. Así que puede ser que lleguen una hora temprano, pero van a llegar a las siete.
[Luis]: Nada de esto era absurdo para Alexis. Al contrario, estaba preparado: incluso tenía un cómplice, Ryan Loveless, un chico de origen colombiano de 24 años que también quería un autógrafo.
[Ryan Loveless]: So they left at three a. m.… They should be here at seven…
[Luis]: Y juntos hacían todo tipo de cálculos para adivinar a qué hora entraría el autobús a la ciudad.
¿Y qué hora es ahora mismo?
[Alexis]: Ahora son las cinco y cincuenta
[Luis]: ¿Y entre medio qué hacemos?
[Alexis]: Nos comemos un mojón mirando los pajaritos, hablando historias de terror, hablando lo que… lo que se pueda. Porque a esta hora no hay ni gente pa’ mirar ni criticar, no hay nada con este frío.
[Luis]: Y eso fue exactamente lo que hicimos.
¿Pero y cuándo va a estar pasando Guns n’ Roses?
[Alexis]: En cualquier momento. Estamos esperando a ver la guagua. En cualquier momento, sí.
[Luis]: Esperar…
Se están tardando…
[Alexis]: La espera desespera.
[Luis]: Por horas…
[Alexis]: Estos cabrones que lleguen, ¡puñeta! Tengo un hambre enorme.
[Luis]: Pero el autobús nunca apareció.
Dos horas más tarde, los chicos tuvieron que poner su plan B en marcha.
Ryan había conseguido el nombre del productor de Guns n’ Roses, así que su plan era llamar a todos los hoteles más lujosos de la ciudad para ver si averiguaba en cuál de todos se estaba quedando la banda.
Y golpe de suerte. Al primer hotel al que llamó le dijeron que sí, que el productor se estaba quedando allí.
[Alexis]: Y vamos ahora a esperarlos allí para tan pronto se parqué la guagua, caerle. O sea, estar allí esperando ya listos.
[Luis]: Nos fuimos para el Hotel Península, un hotel clásico de Chicago. Pero cuando llegamos…
[Alexis]: Ya están ahí.
[Ryan]: Ah, shit.
[Luis]: Eran los autobuses gigantescos de Guns n’ Roses. Ya estaban estacionados frente al hotel.
¿Ya están ahí?
[Alexis]: Fail… Sí. We failed.
[Luis]: Alexis lo supo desde el momento que vio los autobuses. Su plan de esperar el bus de Axl Rose en la autopista había fallado miserablemente. Habíamos perdido mucho tiempo, y Alexis se temía que los miembros de la banda ya habían entrado al hotel, y que había perdido su oportunidad de firmarlo.
Y lo peor del caso es que esta no era la primera vez que le pasaba esto. Alexis lleva más de una década tratando de conseguir el autógrafo de Axl. Y esta vez yo estaba empeñado en seguirlo hasta que lo lograra.
Conozco a Alexis desde hace muchos años, y siempre ha sido igual: un tipo gordito que suele vestirse con ropa sport, sudaderas, t-shirts… No estaría fuera de lugar como un extra en alguno de esos shows de mafiosos gringos.
Y desde que lo conozco, siempre ha sido un coleccionista. Es algo que heredó de su papá, que coleccionaba sellos o estampillas.
[Alexis]: Él tenía una colección de filatelia sólida. Y pues por eso yo siempre lo ayudaba y entonces sé mucho de… yo sabía mucho de países, de… de todo porque uno ve los sellos y los pone. Estábamos horas muertas haciendo eso.
[Luis]: Y así fue como empezó a crear sus propias colecciones. De cómics, por ejemplo. O de monedas. Iba con su viejo al banco, y cambiaba veinte dólares en moneditas de un centavo, para luego buscar las que tenían imperfecciones o fallas. Y esas eran las que guardaba. Las especiales.
La fiebre de los autógrafos vino después, a los diez años, cuando su papá le regaló una caja de zapatos llena de lo que se conoce en Puerto Rico como “cartas de pelota”.
Fuera de Estados Unidos y el Caribe, quizá esto no se va entender, pero, para algunos fanáticos del béisbol, la colección de estas tarjetas que tienen la foto de los jugadores en la parte de enfrente es una tradición casi sagrada. Son talismanes que acercan a chicos como Alexis a sus jugadores favoritos. Algo así como los álbumes de Panini para los Mundiales de fútbol.
Y bueno, en esa primera caja llena de tarjetas de pelota…
[Alexis]: Vino una carta de 1968 de Mickey Mantle toda jodía. Hecha mierda.
(SOUNDBITE DE PARTIDO DE BÉISBOL EN ESTADOS UNIDOS)
[Luis]: Mickey Mantle. Un jugador súper estrella de los Yankees de Nueva York que jugó en las Grandes Ligas durante los años cincuenta y sesenta. Uno de los grandes.
[Alexis]: (Risas) El tipo era una bestia peluda.
[Luis]: Era como encontrar una carta de Pelé en sus años de gloria. Y para colmo era valiosa. en aquella época, los ochentas, esa tarjeta valía como cien dólares, lo mismo que ellos habían pagado por esa caja que contenía cientos de tarjetas.
Alexis se enganchó, quería coleccionar todas las tarjetas que pudiera.
Luego su padre comenzó a llevarlo a los juegos de béisbol de la liga invernal puertorriqueña, donde los profesionales de Estados Unidos iban a jugar cuando se terminaba la temporada de Grandes Ligas.
(SOUNDBITE DE PARTIDO DE BÉISBOL EN PUERTO RICO DE LOS 80)
[Locutor]: Peligroso center. Right center. La bola pica fácilmente hacia la segunda base. Ramón Ravilés todavía está en lo profundo del right center, hasta la tercera veterano, viene relevo… ¡Fácilmente!
[Luis]: En aquella época, los juegos de béisbol tenían ambiente de fiesta patronal, de provincia. Todos se conocían, y las grandes estrellas profesionales compartían con el público, incluso durante el juego, entre una jugada y otra.
El papá de Alexis lo llevaba al parque de San Juan todos los días, y él aprovechaba para que le firmaran todas las tarjetas que podía.
[Alexis]: Además, pa’ los ochentas, pa’ ese tiempo no, nadie… O sea, los peloteros firmaban autógrafos, era como un placer para ellos, era un… Como se sentían como con un deber: tenían que ir a firmar. Eran bien buena gentes todos.
[Luis]: Cuando llegó a la adolescencia, Alexis ya tenía las firmas de todos sus ídolos peloteros.
[Alexis]: Después de hacer beísbol quince años, fue como que hubo un downtime, porque ya tenía a todo el mundo. Y fue como que: “Ah, ¿qué voy a hacer ahora?”.
[Luis]: Entonces pasó a las estrellas de cine y de rock.
[Alexis]: En Puerto Rico se filman muchas películas y empecé a hacer cine. Y hay conciertos. No muchos, porque para ese tiempo no había mucho concierto, pero cuando había conciertos de rock, iba.
[Luis]: Y nunca paró de conseguir autógrafos. Hoy en día tiene más de sesenta mil: de artistas, deportistas, políticos. Todos famosos, claro. En su casa de Chicago me mostró cientos de discos y dvds que le han firmado:
[Alexis]: John Travolta, Bette Midler. La hostia, este es mi favorito: Robert DeNiro. Anthony Hopkins en “Silence of the Lambs”.
[Luis]: Tiene los autógrafos de cuatro presidentes de Estados Unidos, y de los últimos cinco gobernadores de Puerto Rico. Le firman libros, fotos, un pedazo de papel, donde sea que puedan poner la firma.
Debo decir que yo nunca he conseguido un autógrafo en mi vida, pero Alexis tenía firmas que hasta a mí me gustaría tener.
[Alexis]: Radiohead, de las bandas más difíciles de firmar de todas.
[Luis]: Alexis se define como un coleccionista extremo. Lo más importante es conseguir las firmas él mismo, siempre que pueda. Y entonces, los autógrafos más importantes son lo que todavía no ha podido conseguir. Sobre todo los de los ídolos de su juventud. Y su ídolo más importante, claro Axl Rose, de Guns n’ Roses
[Alexis]: Porque soy fanático, y crecí escuchando el… el “Appetite for Destruction”. Fue el primer cassette que yo me compré con mis chavos. Y le di paleta y paleta y paleta y…
[Luis]: Chavos: es decir dinero. Cuando salió en los años ochentas, Alexis se lo compró con su propio dinero. Y le dio tanta paleta, o sea, que lo escuchó tanto, que la cinta se dañó.
(SOUNDBITE DE CANCIÓN “WELCOME TO THE JUNGLE”, DE GUNS N’ ROSES)
[Alexis]: Y me compré otro igual. Porque ese cassette estaba fuera de control.
[Luis]: Y como Alexis comenzó a buscar firmas cuando vivía en Puerto Rico, una isla a la que Guns n’ Roses nunca iba, conseguir un autógrafo de alguno de los de esa banda era imposible.
Hasta el 2006, cuando Guns n’ Roses tuvo su primer concierto en San Juan. Y obviamente Alexis estuvo ahí.
(SOUNDBITE DE CANCIÓN “WELCOME TO THE JUNGLE”, DE GUNS N’ ROSES)
[Luis]: Ya era un adulto de treinta años, un profesional que trabajaba en publicidad. Pero nunca había dejado de coleccionar autógrafos. Y ese concierto era una oportunidad única para conseguir una de las firmas más deseadas.
Y estuvo cerca. Tan cerca que literalmente se chocó con Axl luego del concierto.
Alexis lo estaba esperando, cerca de la puerta trasera del coliseo. Era la única persona que estaba allí, y Axl salió corriendo.
[Alexis]: Salió, papo, corriendo así, no sabía ni donde estaba. Me pasó por el lado, así, y hasta me chocó y todo con el hombro, así corriendo a lo loco.
[Luis]: Demás está decir que Alexis se quedó sin su autógrafo.
En el 2016, ya en Chicago, tuvo una segunda oportunidad. Otro concierto, otro tour del grupo legendario.
Y otra vez fracasó.
Pero Alexis, no es de los que se rinde fácilmente. A la tercera va la vencida. Ojalá.
Yo estaba allí para documentarlo, pero no había empezado bien. El plan de interceptar el autobús de Axl había fracasado. Y a mí me daba la sensación de que Alexis nunca iba a conseguir ese autógrafo.
Pero aquí hay que entender una cosa. Y es que hasta el fracaso le divierte a Alexis.
Nos habíamos despertado a las cinco de la mañana, y luego esperamos más de dos horas por un autobús que nunca llegó. Lo más probable es que los miembros de la banda ya estarían durmiendo dentro del hotel. Yo también estaba listo para volver a la cama.
Pero Alexis no.
Una vez que llegamos al Hotel Península, Alexis insistió en bajarse de su miniván para inspeccionar los autobuses parqueados. Aún tenía la esperanza de que Axl estuviera dentro de uno de ellos…
[Alexis]: Deben estar en la guagua esperando para bajarse. Yo espero. Si no, estamos jodidos.
[Luis]: Y típico: tan pronto nos bajamos de su miniván comenzó a caer una llovizna helada.
Como quiera, tú lo ves difícil.
[Alexis]: Sí, porque está lloviendo hoy nasty.
[Luis]: Alexis no quería volver al carro. Quería estar cerca de los autobuses, para poder acercarse a los miembros de la banda cuando se bajaran. Así que decidimos esperar en la acera frente al hotel, debajo del toldo de un café que apenas nos resguardaba.
Y la llovizna se convirtió en una tormenta.
Está lloviendo de verdad.
[Alexis]: ¡Es huracán, cabrón! María está cayéndole pa’ acá.
Esperar es una mierda. Esperar en la lluvia es más mierda. Esperar en la lluvia con frío es más mierda todavía.
[Luis]: Ya yo no sentía los dedos del pie por lo congelados que estaban cuando Alexis finalmente tiró la toalla. Eran más o menos las diez de la mañana. Los autobuses seguían parqueados, como si nada. Nunca llegamos a saber si los del grupo se habían quedado dormidos adentro, si habían entrado al hotel o qué.
¿Qué pasó? ¿Se acabó?
[Alexis]: Ah, sí, loco, yo no estoy pa’. Estoy cansado, no quiero esperar tanto.
[Luis]: Me dice que sí, que está cansado, que no quiere esperar tanto. Fue una retirada táctica. Una vez que volvimos a entrar a su carro, Alexis me explicó que no se iba a dar por vencido.
[Alexis]: Y a última instancia, el día del concierto venimos, y lo esperamos antes de… antes de que salga pal concierto, porque tiene que cruzar por el frente de… de nosotros para ir a la guagua. Es raro que él firme yendo para el concierto, pero como ha cambiado ha estado un poco más… más buena gente…
[Luis]: Quiero dejar algo claro, para que conste. Nos habíamos levantado mucho antes del amanecer, y luego esperamos en total unas seis horas por un autógrafo que Alexis no consiguió.
Me sentía frustrado, lo admito. Me parece una reacción bastante normal.
Pero Alexis no. Hay que entender que él hace esto muy a menudo. Cuando me dijo que era un coleccionista extremo, no estaba exagerando. Más que un pasatiempo, su obsesión con los autógrafos me parecía una forma muy particular de autoflagelación psicológica. No podía entender por qué un hombre adulto puede pasar tanto trabajo, tanto tiempo y tanto esfuerzo para conseguir estas firmas. A menos que viera su colección como una inversión, una manera de hacer dinero.
Pero no. Esto no es un negocio para Alexis. Todo lo contrario.
[Alexis]: Sí, si yo vendo toda esta mierda… hay par de pesos aquí. Pero, no los vendo. Siempre me ofrecen comprarme las cosas, los dealers.
[Luis]: Los dealers, es decir, la gente que se dedica a conseguir autógrafos de celebridades para revenderlos.
[Alexis]: Yo las firmo y me ofrecen chavos allí al momento, pa’ que se las venda pa’ ellos venderla por allá al triple. Yo nunca vendo ná.
[Luis]: A Alexis no le gusta ponerle un precio a su colección, pero en más de una ocasión me mencionó que probablemente tiene más de doscientos mil dólares en autógrafos.
Doscientos mil.
No lo podía creer. Es mucha plata. Suficiente para comprar un buen apartamento en Puerto Rico, o comenzar un negocio propio. Pero Alexis no vende sus autógrafos.
La gran pregunta, Alexis: ¿por qué? ¿Por qué lo haces?
[Alexis]: Porque sí. Es que no tiene… no tiene razón de ser. Es una estupidez realmente, si te pones a pensar, es completamente una estupidez. Pero es una estupidez que me gusta y me despeja la mente de la vida, del diario, de mi casa. Me saca de los problemas. Si estoy teniendo un mal día, me voy a firmar. Y aunque no me firmen la paso bien.
[Luis]: Quizá es aquí que comencé a entenderlo. Alguna gente hace yoga. Otros se juntan con los amigos a jugar póker. A otros les gusta probar recetas nuevas, a ver qué tal les salen en su propia cocina.
Esa necesidad humana de aliviar las tensiones diarias, de buscar una válvula de escape, es algo que todos buscamos. Y lo que a alguien le parece relajante y placentero, a otro le puede parecerle desagradable y hasta incomprensible.
Desde que se mudó a Chicago, su hobby se ha vuelto aún más importante. No siempre había sido así. Antes de mudarse, Alexis tenía una galería de arte exitosa en Puerto Rico, pero en 2012 a su esposa le ofrecieron un trabajo en Chicago. Ella trabaja en publicidad, y la habían llamado de una agencia importante…
[Alexis]: Y ella me dice: “Mano, mi sueño siempre, mi manera de… de vida era llegar afuera, y ella… y ella… o sea trabajar afuera. Que alguien me llamara de una agencia grande y me llamaron”. Y… y yo de esposo, mi trabajo como esposo es, pues complacer a tu familia y que todos estén felices.
[Luis]: Entonces Alexis, su esposa, y sus dos hijos pequeños se mudaron a Chicago.
La familia llegó a la ciudad en enero del 2013, en medio de un invierno muy crudo.
Las noticias reportaban que en el zoológico de la ciudad…
[Alexis]: Iban a meter al oso polar adentro, porque tenía frío. Eso es pa’ que tu sepas el frío que hacía.
[Luis]: Y esa fue la bienvenida que les dio la ciudad.
Alexis pasó a ser un padre a tiempo completo. Y creo que le gusta. Aunque también tiene sus opiniones muy particulares al respecto.
[Alexis]: Simplemente tienes que hacer lo que puedes y play it by ear, tratar de hacer lo mejor. Pero está difícil. Y no y no te… te llega un cheque todas las semanas, papá. Estás jodiéndote trabajando veinte horas corridas con los nenes.
Yo mientras esté… mientras se acabe el día y yo los vea a los dos vivos siento que hice mi trabajo bien.
[Luis]: Y para tratar de encontrar algún sentido de normalidad dentro de esa nueva realidad, Alexis recurrió a su viejo hábito de buscar autógrafos.
[Daniel]: Después del corte Alexis se abre camino en una nueva ciudad y tiene un encuentro con Guns n Roses, pero no de la manera que esperaba.
Una pausa y volvemos.
[Wise]: Radio Ambulante y el siguiente mensaje son patrocinados por Wise, la nueva forma de enviar, pagar y recibir dinero internacionalmente. Con Wise, puedes ahorrar más y preocuparte menos. Siempre obtendrás el tipo de cambio medio del mercado, cuando envíes dinero a 80 países. Y, el 50% de las transferencias llegan en una hora. Wise también tiene una cuenta multidivisa que te permite guardar y convertir en hasta 54 monedas. Únete a los más de 10 millones de usuarios, y prueba Wise de forma gratuita en wise-punto-com-diagonal-NPR.
[Car max]: Este mensaje viene de un patrocinador de NPR, Car Max. Encontrar tu auto perfecto toma tiempo y con la nueva garantía “Ama tu auto” de Car Max, puedes tomarte ese tiempo para asegurarte de que encontraste el auto perfecto para ti. Empieza con una prueba de manejo de 24 horas. Conduce hacia el trabajo o la escuela y el mercado antes de comprarlo. Y si te gustó tienes un mes completo de mil quinientas millas para seguir conduciéndolo, con la nueva garantía de reembolso de treinta días. Conoce más sobre la nueva garantía “Ama tu auto” de Car Max en carmax.com
[Pop Culture Happy Hour]: Estos días hay tantas cosas para ver que jamás te va a alcanzar el tiempo. Es por eso que existe Pop Culture Happy Hour, desde NPR. Dos veces por semana, buscan entre todas las tonterías que hay, comparten sus reacciones y te dan un resumen de lo que sí vale la pena. Escucha Pop Culture Happy Hour todos los miércoles y jueves.
[TED en Español]: Ambulantes, quiero invitarlos a escuchar otro podcast que creo les va gustar: el podcast de TED en Español.
Cada semana traen las mejores ideas en nuestro idioma a través de charlas o conversaciones. En esta nueva temporada, se hacen preguntas, como: ¿Cuál es la diferencia entre lo que percibimos y lo que realmente sucede? ¿Cómo podemos tener ciudades con aire más limpio? ¿Hay vida fuera de la Tierra? ¿A qué desafíos éticos nos enfrentamos con la edición de nuestros genes? ¿Cuáles son las ventajas de ser bilingüe? Y muchas más. Los invito a escuchar TED en Español de manera gratuita en cualquier aplicación de podcasts o en TEDenEspanol.com. Ideas en nuestro idioma.
[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Soy Daniel Alarcón.
Chicago no es San Juan. No solo por el frío, que es francamente chocante para cualquier caribeño. Sino también porque la oferta cultural para un coleccionista como Alexis era como llegar a las grandes ligas.
Luis Trelles nos sigue contando.
[Luis]: No fue fácil, pero con el tiempo Alexis empezó a ver posibilidades en Chicago que nunca hubiera tenido en Puerto Rico. Es una gran ciudad, todo tipo de artistas y deportistas pasan por allí.
[Alexis]: Aquí todos los días uno… uno puede firmar. Entonces, pues, mano, después de estar todo el día con los nenes, tan pronto mi esposa llega, mano, yo tengo que yo… necesito un break. Entonces me voy a firmar. Empecé a firmar todos los días otra vez.
[Luis]: Las oportunidades son tan abundante que Alexis hace una lista detallada de todos los conciertos y las presentaciones diarias que va a haber en la ciudad. Y me la enseñó. El calendario estaba lleno por los próximos seis meses.
Léeme las fechas y a quién tienes ahí.
[Alexis]: Dream Theater…
(SOUNDBITE DE CANCIÓN DE DREAM THEATER)
[Luis]: Una banda de Heavy Metal Progresivo…
[Alexis]: Mañana es Bootsy Collins…
(SOUNDBITE DE CANCIÓN DE BOOTSY COLLINS)
[Luis]: Legendario bajista de funk…
[Alexis]: El domingo es Alan Alda.
(SOUNDBITE DE VIDEO DE ALAN ALDA)
[Luis]: Actor de comedias setenteras.
[Alexis]: El cinco también es Wayne Newton.
(SOUNDBITE DE CANCIÓN DE WAYNE NEWTON)
[Luis]: Cantante conocido internacionalmente por el kitsch desbordante de sus presentaciones en Las Vegas.
[Alexis]: Herb Alpert el seis y el siete.
(SOUNDBITE DE CANCIÓN DE HERB ALPERT)
[Luis]: Trompetista de smooth jazz…
Y nada, en medio de todo eso, el plato fuerte: Guns n’ Roses.
O sea, Alexis es una máquina de conseguir autógrafos. Una bestia peluda, como él mismo diría. Nunca para.
Para que quede claro, esa misma tarde, después de haber madrugado y fracasado en el intento de conseguir la firma de Axl Rose, Alexis me volvió a buscar.
Tenía una nueva misión: conseguir el autógrafo del legendario bajista de funk: Bootsy Collins.
(SOUNDBITE DE CANCIÓN DE BOOTSY COLLINS)
Si conoces la música de James Brown o Parliament-Funkadelic, has escuchado a Bootsy. Entonces, de camino a conseguir su autógrafo, Alexis me explicó que para él, Bootsy Collins.
[Alexis]: ¡Es una leyenda que yo pensaba que estaba muerta, loco, es increíble!
[Luis]: ¡Pero no, está vivo todavía! Y ese día iba a estar en un evento diseñado para fans como él: para firmar álbumes y que la gente se pudiera tomar fotos con Bootsy. En inglés se le llama un Meet & Greet.
Cuando llegamos al lugar, había una fila que le daba la vuelta a la manzana: más de trescientas personas. Casi todos con sus discos debajo del brazo. Y claro, el que más álbumes tenía era Alexis. Eran tantos, que los otros fans en la fila se acercaron a él para ver los discos que había traído.
Fue la primera vez que pude ver el mundo de los coleccionistas en acción. Cómo hablan y se acercan los unos a los otros. Cómo comparan discos y objetos que para cualquier otra persona no tienen ningún valor, pero para ellos sí.
Fue bonito, en realidad, darme cuenta que Alexis pertenece a un mundo. No está solo. Su obsesión es compartida y comprendida.
[Fan]: So, how did you decide which ones?
[Alexis]: I brought them all… (Risas) I brought everything.
[Fan]: Those are all the ones you have?
[Alexis]: Yeah…
[Luis]: Había traído seis álbumes de vinilo. Mucho más que los otros en la fila. Y es que con Alexis un solo autógrafo nunca es suficiente. Siempre quiere más. Y está dispuesto a hacer casi cualquier cosa con tal de conseguirlo. En esta ocasión me reclutó para conseguir firmas adicionales, porque era un evento donde solo se podía firmar un solo álbum por persona.
Y así fue como acabé en la fila con él, para pedirle una firma a Bootsy.
Uy, lo puedo ver. Ahora sí que siento la expectativa… (Risas) Bootsy está…
[Alexis]: De buen humor.
[Luis]: Y como… como uno esperaría que estuviera Bootsy, con su…
[Alexis]: Vestido de los setentas todavía. Su sombrero, sus gafitas, sus prendas al garete…
[Luis]: Con su sombrero alto y psicodélico, gafas en forma de estrellas y botas con plataformas de tres pulgadas, Bootsy parecía que acababa de salir de “Alicia en el País de las Maravillas”, pero en versión funk de los setentas.
Y nos firmó. Y debo confesar que es emocionante. Minutos antes, Alexis tuvo que explicarme quién carajos era Bootsy. Cuando por fin lo tuve delante, no me pude controlar:
I’m a big fan, man. This is ah… This is amazing!
Le dije que era su fan número uno.
Nunca antes había conseguido un autógrafo de alguien famoso. Y estaba listo para ir a celebrar a la barra más cercana.
Para mi sorpresa, Alexis no se sentía igual que yo. Cuando le tocó acercarse a Bootsty, se tapó la cara lo más que pudo con la capucha de su chaqueta, como si se estuviera tratando de esconder. Ni siquiera le habló.
Me sorprendió esa reacción. Yo pensaba que alguien como él buscaba autógrafos porque le gustaba conocer gente famosa. Pero Alexis se fue tan rápido, que tuve que salir corriendo detrás de él.
Yo decía, ¿dónde está Alexis? ¿Qué tal?
[Alexis]: Me tuve que ir para que no nos vean mucho.
[Luis]: Y luego hizo algo que nunca llegaré a comprender.
[Alexis]: Vamos a hacer la fila. Vamos a hacer la fila de nuevo (risas).
[Luis]: Se fue directamente al final de la cola y se puso en fila otra vez. Por eso se había ido tan rápido. No quería que Bootsy ni los organizadores del evento lo reconocieran, para poder conseguir más autógrafos.
Al día siguiente, Alexis y yo regresamos al Hotel Península, donde se estaba quedando Axl.
Después de nuestro triunfo con Bootsy, ya le estaba encontrando el gusto a esta vaina. Y también me comenzaba a obsesionar, ya no con la firma de Axl, sino con la persistencia de Alexis. Quería entender por qué se sometía al frío y al rechazo con tanta tenacidad…
Y fue mientras esperábamos afuera del hotel que Alexis me contó la peor parte de ser un caza-autógrafos: los “dealers”, la gente que se dedica a buscar firmas para revenderlas.
[Alexis]: Y se ponen bien nasty y empujan y gritan y se meten en el medio, y dan codazos. Son bien hardcore y bien nasty. En verdad es como que… Son como animales. Y ese son el tipo de gente que los… que los artistas odian y evitan.
[Luis]: Los dealers terminan ahuyentando a los artistas. Los fans y coleccionistas como Alexis son los que terminan pagando el precio.
[Alexis]: Todos justos por pecadores. “No, mano, si van a estar así yo no voy a firmar”, y se van. Y nos quedamos todos sin firmas.
[Luis]: Esto era algo que yo no había visto todavía. Ese día no había dealers esperando fuera del hotel, ni siquiera había otros fans. Solo estaba Alexis con un par de álbumes de Guns n’ Roses debajo del brazo. Y por primera vez en este proceso largo y tedioso, tuvo un golpe de suerte.
Una SUV negra y brillosa se acercó a nosotros en la acera. La ventana de tinte oscuro se abrió. Adentro había un chofer que evidentemente se había interesado por los álbumes de Alexis, porque los miraba con mucha insistencia. Alexis me pidió que me quedara atrás y él se acercó al chofer. Los grabé hablando desde lejos.
[Alexis]: Yeah, I’ll be back like at six-ish- Hope to see you here.
[Chofer]: Tonight or tomorrow?
[Alexis]: Tonight and tomorrow and the next day. Everyday until I get this fucker.
[Luis]: Unos minutos después el carro se fue y Alexis me explicó que era el chofer de Slash, el guitarrista de la banda, que le había dado información de cuándo y cómo saldría del hotel esa noche. Era todo lo que necesitaba para hacer un nuevo plan.
[Alexis]: Y tratar de coger a Slash al menos en uno de mis CDs. Uno es bueno. Y Slash es crema. Y él es buena gente y firma. A él le gusta. Es pro-fanático. Espero que esté de buen humor.
[Luis]: Un coleccionista extremo, como Alexis, depende de estar en el lugar correcto y en el momento exacto. Así es como logra toparse con el chofer de un guitarrista famoso, casi por accidente. Pero más importante es la tenacidad. Es un compromiso que solo pueden entender los del propio gremio.
Pero ese compromiso: ¿de dónde viene? Me imagino que es distinto para cada uno.
Me quedaba claro que el hábito de salir a firmar se había hecho más frecuente desde que Alexis se mudó a Chicago. Y que en los últimos meses Alexis lo hacía con un nuevo fervor. Las firmas en sí no parecían importarle tanto, era más bien el proceso de salir a buscarlas, una tras otra, como si hubiera algo en esa transacción que le hacía falta. Algo que se le había perdido, y que estaba tratando de encontrar.
Alexis me había dicho que era su manera de bregar con las presiones del día a día: su válvula de escape. Pero yo me sospechaba que había algo más.
No fue fácil llegar a esto. Aunque lo conozco desde hace años, Alexis no es un tipo que se abre fácilmente. Ya lo han escuchado. Es un tipo con mucha seguridad, siempre está buscando un ángulo nuevo, alguna ventaja para conseguir su próxima firma, pero lo hace con sentido del humor. Se ríe fácilmente, hasta de sí mismo.
Pero yo intuía que lo de las firmas era una cosa seria.
Me tardé en llegar a la razón de fondo. Creo que le pregunté por qué lo hace de mil maneras y cuando finalmente respondió, digo, cuando finalmente respondió de corazón… Fue como abrir un grifo.
[Alexis]: Este… Nada, nos mudamos en el 2013. Y en el 2016 a mi papá le diagnosticaron cáncer del páncreas. Que es pena de muerte básicamente. Estuvo… Está —no estuvo— muy cabrón, difícil.
[Luis]: La noticia fue devastadora.
[Alexis]: Es bien difícil estar acá, a la distancia, sabiendo que cada día que pasa, se pierde. Y sabiendo que mi papá tenía fecha de expiración de un año.
[Luis]: Eso era lo peor de todo: estar lejos de Puerto Rico y de su familia.
[Alexis]: Me arrepentí de haberme ido. De no estar ahí pa’ él, pa’ mi mamá, pa’ mis hermanos, pa’ ayudar. Súper fuerte. Este… Y perder a tu mejor amigo… es difícil (llanto).
[Luis]: El padre de Alexis murió el ocho de abril de 2017. Alexis viajó a Puerto Rico para el funeral, y después se dedicó a encontrar un comprador para la colección de tarjetas de béisbol de su padre. Era una colección valiosa, y Alexis sentía que tenía que venderla para repartir el dinero con su madre y sus hermanos.
Deshacerse de todas esas tarjetas fue uno de los momentos más difíciles de su vida.
[Alexis]: Pero las vendí… O sea, me dio… Me… me… me… Se me rompió el corazón, pero era algo necesario. Como ejercicio de… de dejar ir y…
[Luis]: Y todavía está luchando entre despedir a su papá, y tratar de mantenerlo vivo de alguna manera. Salir a firmar es su manera de procesar el duelo.
[Alexis]: Pero sí, esto es algo que yo hago, y llevo siempre a mi papá conmigo. Sí, porque siempre me acuerdo cuando era chiquito que iba con él… siempre. Es como si estuviera en el carro esperándome…
Puñeta…
[Luis]: La noche del concierto fue la última vez que salí con Alexis. A las 11 de la noche lo llamé, y me contestó con la misma actitud de siempre:
[Alexis]: Baja. cabrón, y camina a la esquina.
[Luis]: Dale, chévere.
[Alexis]: Camina, avanza, cabrón, ya estoy llegando. Bye.
[Luis]: Bye.
Y nos fuimos al United Center de Chicago, el coliseo multitudinario donde Guns n’ Roses estaba tocando. Alexis sabía que la banda saldría para la próxima ciudad esa misma noche… y no parecía muy optimista con la idea de llegar a verlos.
[Alexis]: Que básicamente la posibilidad que firmen es negativo. Es cero por ciento. Pero nada… pa’ que los veas yéndose, ¿no?, y veas las guaguitas yéndose.
[Luis]: Tenía razón, necesitábamos algún tipo de desenlace, aunque solo fuera ver al grupo alejarse en su autobús.
Cuando llegamos al coliseo, Alexis se estacionó en una calle trasera. Es un experto en encontrar los espacios que el público no ve: las puertas de atrás y las zonas de carga por donde entran y salen los artistas.
Caminamos hasta llegar a una cerca. A lo lejos se veían los autobuses de la banda y los camiones de equipo.
Y esta vez no estábamos solos. En la cerca había cinco fans que acababan de salir del concierto.
[Chico]: The show was fucking insane, it’s my 4th time seeing them…
[Luis]: Aunque su voz suena gruesa, este era poco más que un niño. De unos 16 años, nomás. Y me contó que él y sus amigos habían visto el show cuatro veces, en las últimas 4 ciudades donde Guns n’ Roses había tocado.
[Chico]: The same show. It’s still as good as the first time so…
[Luis]: Estaban allí por la misma razón que Alexis y yo.
Y entonces apareció el grupo, o al menos algunos miembros. Slash, el guitarrista, y otros músicos más llegaron con sus maletas de instrumentos. Estaban a unos quince metros de distancia. Y Alexis…
[Alexis]: Slash, would you hook me up, please!
[Luis]: Alexis se activó tan pronto lo vio. Se aferraba a la cerca y le gritaba a Slash que por favor le regalara un autógrafo. Solo uno…
[Alexis]: Slash! Come on, please, man! Only one…
[Luis]: Pero Slash ni se inmutó. Siguió directo al autobús. Las puertas se abrieron para dejarlo entrar y luego volvieron a cerrarse.
Y desapareció.
[Alexis]: Fail…
[Luis]: Fail… Alexis estaba despechado. Yo también. Volvimos al carro, y esta vez estábamos seguros de que ya no íbamos a conseguir nada.
Pero entonces pasó algo inesperado. Las puertas del autobús se volvieron a abrir y apareció una silueta a contraluz. Muchísimo pelo rizado y un sombrero de copa: era Slash, que se estaba bajando del bus.
Era todo lo que hacía falta para que Alexis saliera corriendo.
[Alexis]: ¡Ahí viene a firmar, cabrón!
[Luis]: Y yo me fui con él.
[Alexis]: ¡Wow!
[Luis]: Acompañado por su guardaespaldas, Slash se acercó a los chicos que estaban esperándolo y comenzó a firmarles CDs, camisetas y boletos del concierto a través de la cerca.
Alexis era el último en la fila, y se estaba impacientando.
[Alexis]: Aw, man, thanks for coming over, bro…
[Luis]: Pero cuando llegó el turno de Alexis, Slash lo miró de arriba abajo y se detuvo.
[Slash]: I don’t trust you.
[Luis]: Le dijo que no confiaba en él, y se negó a firmarle.
[Guardaespaldas]: You’re an ebayer.
[Luis]: Su guardaespaldas lo acusó de ser un dealer que iba a revender el autógrafo en Ebay.
[Alexis]: I’m not an ebayer…
[Luis]: Alexis les decía que no.
[Guardaespaldas]: You got a ticket?
[Luis]: Pero cuando el guardaespaldas le exigió que le mostrara su boleto del concierto…
[Guardaespaldas]: You got a ticket to the show?!
[Luis]: Alexis no tenía nada que enseñarle, porque no había ido al concierto…
[Alexis]: No, no…
[Guardaespaldas]: You don’t have a ticket to the show?
[Luis]: Para Slash, esa fue la gota que colmó la copa.
[Slash]: You reek of Ebay.
[Luis]: Y terminó diciéndole que apestaba. A dealer de Ebay.
Fue un golpe muy bajo para Alexis. Lo estaban acusando de ser todo lo que él odia en el mundo de los autógrafos. Y no sabía cómo responder.
Slash estaba a punto de irse, y fue en ese momento que decidí romper todas las reglas del periodismo, y me metí en la historia:
Hey Slash, this guy… this guy is for real.
Se supone que yo me iba a dedicar solo a documentar a Alexis, sin influenciar los hechos. Pero había pasado demasiado tiempo con él en los últimos días, y no quería que se fuera a su casa con las manos vacías.
No, seriously, man, he’s not reselling.
Y por eso le dije a Slash que Alexis era un tipo genuino, que no revendía autógrafos.
Look I have been following him around for 3 days, he is my friend. It really means a lot to him. Seriously.
Que simplemente era un fan que quería un autógrafo.
Y Slash…
[Slash]: Alright, let me see this. So what’s your name?
[Alexis]: Alexis, Alexis…
[Luis]: Le firmó.
Pero no sin antes decirle que no quería ver el disco que estaba autografiando en Ebay.
[Slash]: If I see this…
[Alexis]: No, dude, I swear to God, man. I’m a fan. I swear. I’m a real fan.
[Luis]: Y luego se fue.
[Alexis]: Thank you so much. Have a good trip, men.
[Luis]: ¿Te lo firmó?
[Alexis]: Sí. Está firmadito, dedicado. ¿Pero ves lo que te digo?
[Luis]: Unos minutos después, ya adentro del carro con Alexis, finalmente pude ver por qué lo hace: el frío, las horas muertas de espera, el rechazo de tantas celebridades. Es difícil de explicar. Esa sensación de tener un disco garabateado en las manos, y pensar que has logrado algo grande, algo que a Alexis le va a durar el resto de su vida.
[Alexis]: Al menos algo se firmó, cabrón. No perdimos… No perdimos el “full” entero.
[Luis]: No, pero puedo ver la emoción de esta mierda.
[Alexis]: Es un “tripeo”. Ya se fue la guagua de él.
[Luis]: Esperamos un rato más por Axl, pero nunca apareció. Realmente ya no nos hacía falta. Eran las tres de la mañana cuando regresamos a nuestras casas, y aunque no habíamos conseguido el autógrafo que Alexis quería, conseguimos algo más. Ese momento en que Alexis logró convencer a uno de sus ídolos de adolescencia que le diera un autógrafo.
Y eso era suficiente.
[Daniel]: Debido a la pandemia Alexis lleva más de un año sin salir a hacer lo que más le gusta: cazar autógrafos. Pero nos contó que Ryan Loveless, su amigo colombiano, logró hacer lo que Luis y él no pudieron en este episodio: consiguió que Axl Rose le firmara un dólar y le regaló el billete a Alexis. Es el mejor regalo de cumpleaños que le han dado.
Luis Trelles es editor en la nueva unidad de periodismo narrativo de NPR, el Enterprise Storytelling Unit que cuenta con series como Rough Translation, Invisibilia y Embedded. Vive en San Juan, Puerto Rico.
Esta historia fue editada por Camila Segura y por mí. La música y el diseño de sonido son de Andrés Azpiri y Rémy Lozano .
El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Nicolas Alonso, Lisette Arévalo, Jorge Caraballo, Aneris Casassus, Victoria Estrada, Xochitl Fabián, Hans-Gernot Schenk, Fernanda Guzmán, Miranda Mazariegos, Barbara Sawhill, Elsa Liliana Ulloa, David Trujillo y Desirée Yépez.
Carolina Guerrero es la CEO.
Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa Hindenburg PRO.
Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.