Hombre busca ayuda | Transcripción

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[Daniel Alarcón]: Antes de comenzar una advertencia. En este episodio hay lenguaje explícito. Se recomienda discreción. 

Esto es Radio Ambulante desde NPR, soy Daniel Alarcón.

Digamosle Antonio. Tiene 39 años. Vive en Bogotá. Y el  21 de abril de 2022 salió con su novia a un bar que frecuentaban. Cuando llegaron se encontraron con sus amigos y se les unieron en la barra a tomar unos tragos. Estaban charlando y riéndose hasta que Antonio se volteó para ver a su novia.

[Antonio]: Y yo veo que ella… Comienzan otros hombres como a sacarla a bailar, a hablarle y ella comienza a sonreír y a verse muy feliz con ellos. 

[Daniel]: Antonio sentía que esta no era la primera vez que pasaba algo así. Según él, su novia es una de las mujeres más bonitas con las que ha salido y es muy consciente de que llama la atención a donde quiera que vaya. Y eso a Antonio lo llenaba de inseguridades. 

[Antonio]: O sea, me siento como que su belleza me… me amenazara, como si su belleza yo no tuviera la capacidad de acompañarla.

[Daniel]: Era un pensamiento que lo consumía todo el tiempo pero que más o menos había aprendido a controlar. Pero esa noche, ya con tragos encima, Antonio se dejó llevar por esa inseguridad. Se puso muy celoso. Para él, en ese momento, su novia estaba muchísimo más feliz conversando con otros hombres que con él. 

[Antonio]: Entonces yo comienzo a sentir rabia. Enojo. Considero que ella está siendo, sí, como muy alegre y no está siendo alegre conmigo. Entonces yo le reclamo y le digo «tranquila, que yo me voy de acá para que se quede con sus amantes y no me joda la vida». 

[Daniel]: No se lo dijo en este tono. Se lo gritó tan fuerte que la gente que estaba cerca se volteó a mirarlo. 

[Antonio]: Entonces hubo gente como que se sonreía y decía «jajaj, pobrecito». 

[Daniel]:  Sentía que todos lo veían con lástima. Eso empeoró su rabia. Su novia se quedó helada y le reclamó esa reacción. Pero Antonio no estaba para razonar ni para tener ninguna conversación. Le dijo que ella lo estaba irrespetando y salió del bar furioso, agitado. Comenzó a caminar y caminar y caminar hasta que  llegó a su casa, que estaba lejos de allí. Pero ni siquiera ese momento a solas, al aire libre, logró calmarlo. 

[Antonio]: Estaba alterado en la casa. Estaba enojado. Estaba intranquilo. Así, caminando de un lado para otro. Y me acordé. Me acordé y dije: «Voy a llamar a probar esta vuelta. Voy a probar a ver que si esta vaina sirve». 

[Grabación]: Bienvenido a Calma, la línea de escucha para hombres. Estamos para oírlo y orientarlo su llamada es muy importante para nosotros…

[Daniel]: Calma, la Línea Calma, una iniciativa de la alcaldía de Bogotá creada en diciembre de 2020 como un canal de escucha y acompañamiento para hombres. Apenas Antonio oyó esta grabación colgó rápido y pensó: 

[Antonio]: «Qué hijueputa voy a llamar huevón, déjate de maricadas y quédate quieto en la casa, quédate callado y tal». 

[Daniel]: Pero la necesidad de hablar con alguien sobre lo que estaba sintiendo fue más grande. 

[Antonio]: Pero después dije «no, ni mierda, voy a llamar, estoy muy jodido y cuando uno está jodido, necesita ayuda».

[Daniel]: De algo tenía que servir. 

Una breve pausa y volvemos… 

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[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Nuestra productora senior Lisette Arévalo nos sigue contando. 

[Lisette Arévalo]: Antonio escuchó sobre la Línea Calma por primera vez dos meses antes de esa llamada. Era febrero de ese mismo año y él estaba en su oficina en una entidad del gobierno local. Al prender la computadora de su trabajo, abrió el explorador, en la página web de la alcaldía aparecía automáticamente. Ahí vio una publicidad que decía: “Cuando se sienta celoso o entusado tómelo con calma. Ahora existe una línea de escucha para hombres”.  Entusado es un dicho colombiano para referirse al sentimiento de despecho y tristeza después de una ruptura amorosa. 

Lo primero que pasó por su cabeza fue: 

[Antonio]: «¿Quién va a llamar a esa chimbada, no? ¿O sea, quién va a llamar a esa vaina y a contar una esas cosas?  Esto es como pa’ maricas, no es que se va a poner a llamar uno a llorar a contar la tragedia. Qué va nosotros no contamos nada”. 

[Lisette]: Y es que desde que era pequeño a Antonio le enseñaron que los hombres no deben expresar sus sentimientos ni pueden hablar libremente de lo que les molesta. Creció en Bucaramanga, en la región de Santander, en el centro norte de Colombia, y se acuerda de una variación de frases que le decían tanto en su casa como en la escuela: 

[Antonio]: Siempre se nos reclamaba, ¿no? «No llore que eso es pa’ maricas. Usted no tiene porque llorar, los hombres no lloran. No llore, que las únicas que lloran son las niñas».  

[Lisette]: En casa su papá constantemente controlaba no solo sus juegos —estaba prohibido jugar con las muñecas de su hermana— sino también su forma de hablar. 

[Antonio]: Mi papá se enojaba mucho cuando yo hablaba en diminutivos. Cuando yo decía “alcánceme la cucharita”, y mi papá me decía: “diga cuchara porque se va a volver marica”. 

[Lisette]: Su mamá, en cambio, era muy tierna con él, muy cariñosa… le gustaba sentarlo en sus piernas y conversar con él…  

[Antonio]: Y mi papá le reclamaba, ¿no? Le decía por qué sienta al pelado en las piernas, bájese de ahí.

[Lisette]: No se acuerda bien cómo reaccionaba ella pero lo que sí tiene marcado es que la forma en que se relacionaba con su padre estaba atravesada por los malos tratos, los gritos y los golpes. 

[Antonio]: Como que la forma de educarlo a uno y de ponerle límites estaba mediado por el ejercicio de la violencia física.

[Lisette]: La única demostración cariñosa del papá era una palmada en la cabeza.  Algo que hacía muy de vez en cuando.

Rapidito, Antonio aprendió a imitar las acciones de su padre y reproducía su violencia en sus interacciones con los demás. En la escuela —que era solo de hombres— sus amigos también imitaban a sus padres que no eran muy distintos al de Antonio. Se metían en peleas con los chicos de otros colegios, iban en manada a todas partes y molestaban a los pocos chicos  de su curso que habían tenido la valentía de declararse gay. Cuando iban a fiestas e invitaban a salir a unas chicas, las controlaban. 

[Antonio]: A veces uno por lo menos le decía “no se vista así que está mostrando mucho, bájese esa falda o usted no va.  Yo no voy a salir con usted así pues, porque usted está muy mostrona. Y a mí me da pena que la vean así, así conmigo”. 

[Lisette]: Hablaban entre ellos de forma despectiva de esas mismas chicas con las que salían y desde los 13, 14 años, visitaban los prostíbulos de la ciudad. 

[Antonio]: En ese momento considerábamos pues que sí, que tocaba ir donde las putas para adelantar ese tipo de cosas en temas sexuales y que uno no debía llegar al matrimonio virgen, sino que uno tenía que llegar, por decirlo así, ya entrenadito. 

[Lisette]: Hacían todo lo necesario para encajar en lo que se consideraba un hombre, entre comillas, de verdad. Antonio tiene claro lo que esto significa en su país. 

[Antonio]: Pues el estereotipo del hombre, pues, colombiano, es un hombre fiestero, le gusta la parranda, está rodeado de amigos, de amigas. Creo que es como sentir que uno pueda vivir su sexualidad con quien quiera. Es una persona arrecha, es una persona brava, con carácter. También, que uno habla golpeado. 

[Lisette]: Más tarde volveremos a Antonio y a su historia pero quiero detenerme en esa generalización que hace sobre cómo se percibe lo que debe ser la masculinidad colombiana, y bueno, en cierta manera la masculinidad latinoamericana también… La forma en que él fue criado ha sido reproducida durante siglos en diferentes partes de la región. Hay variaciones, claro, pero esa construcción social de cómo deben comportarse los hombres —los verdaderos machos— ha estado arraigada en lo más profundo de nuestra cultura. No hay que irse muy lejos para comprobar que estos son los estereotipos. Basta con ver personajes de telenovela como Don Armando, de Betty la Fea.

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Betty]: Pero ¿por qué me hace esto doctor, yo qué le hice? 

[Don Armando]: ¡Porque de nada me sirve que sea tan inteligente si es tan fea! 

[Lisette]: O los hermanos Reyes, de Pasión de Gavilanes. 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Franco]: Ya quisiera Sarita, ni loco abusaría de una mujer tan fea y sin gracia como usted. No se haga ilusiones. 

[Lisette]: Prácticamente todos tienen estos rasgos que mencionó Antonio. El no poder expresar sus emociones si no es por medio de los golpes, el control de los cuerpos y las vidas de las mujeres que los rodean… 

Y bueno, así también lo han observado personas que se han dedicado a los estudios de género en Colombia, como el filósofo Henry Murrain. Lleva 15 años investigando violencia de género y de pareja y una de las conclusiones ha sido clara: 

[Henry Murrain]: Una parte importante de lo que explicaría la violencia de pareja, la violencia intrafamiliar es el pésimo manejo de emociones por parte de los hombres en nuestra sociedad.

[Lisette]: Henry es subsecretario distrital de Cultura Ciudadana y Gestión del Conocimiento de la Alcaldía de Bogotá. Pero antes de eso, en 2005, trabajaba como coordinador de proyectos y director ejecutivo en Corpovisionarios, una ONG dedicada a divulgar la visión de cultura ciudadana para mejorar la vida urbana. 

Durante su tiempo en esta organización, entrevistó a feminicidas que estaban en la cárcel, pues quería entender qué los había llevado a asesinar a su pareja. Ahí fue que encontró esa relación de la que acaba de hablar. 

[Henry]: Notamos que la circunstancia en la que se presentó el hecho generalmente obedecía a un pico, a una crisis emocional en donde la rabia, la ira, y toda esta estructura cultural del machismo generaba una… unas salidas, unas reacciones tremendamente graves. 

[Lisette]: Graves como la violencia física, psicológica y la expresión máxima de la violencia de género: el feminicidio. En 2021, en Colombia, hubo una mujer víctima de feminicidio cada 41 horas. Henry me contó algo que le llamó la atención de esas conversaciones que tuvo: muchos estaban arrepentidos, no se defendían, ni buscaban validar o excusar lo que habían hecho. Y también se dio cuenta de algo recurrente: 

[Henry]: Había señales previas que mostraban que había situaciones de riesgo en ese hogar. 

[Lisette]: Fue ahí que los de su equipo de trabajo se hicieron varias preguntas: ¿Qué habría pasado si esos hombres supieran cómo manejar sus emociones? ¿Se habrían podido prevenir esos feminicidios? 

Henry comenzó a darle vueltas a esas preguntas. A imaginar posibles escenarios y cómo controlarlos. Y un día se le ocurrió la idea:  

[Henry]: Y esto me lleva a pensar en, lo ideal que sería tener, por ejemplo, una línea de atención a situaciones de emergencia emocional en donde los hombres pudieran tener un acompañamiento para el trámite de sus crisis emocionales. Y al tiempo pudiera ser un trabajo de pedagogía de entrega de herramientas para que esas situaciones no sigan presentándose. 

[Lisette]: Pensó en que la ventaja de realizar la atención por medio de una línea de teléfono es que durante las situaciones más extremas, esos momentos álgidos donde los hombres pueden estallar en violencia de la que después se van a arrepentir es difícil que otras personas —como la policía o la familia— intervengan. Los hombres podrían hablar de sus emociones desde sus casas, de forma tranquila y segura. 

La ONG en la que trabajaba en ese entonces tenía vínculos con el gobierno local de Barrancabermeja, en el departamento de Santander, así que les propusieron crear esta línea como prevención a la violencia de género. Estuvo funcionando durante dos años —entre 2009 y 2011— y en ese tiempo pasó algo que confirmó la sospecha de Henry.  

[Henry]: Tan pronto se abrió tuvo un flujo de llamadas permanente. Y notamos, digamos, que las cifras de violencia de pareja reportadas por el Instituto Nacional de Medicina Legal también iban decreciendo. 

[Lisette]: Según Henry, la tasa de violencia de género se redujo un tercio el primer año, y a la mitad el segundo. Claro, no se ha comprobado que es una cuestión de causa y efecto, pero una estadística así es sorprendente para cualquier ciudad latinoamericana. Cuando vio estos resultados se puso feliz… 

[Henry]: Muy feliz profesional e intelectualmente. Y todo ese trabajo me generó toda una perspectiva futura de trabajo profesional. 

[Lisette]: La línea en Barrancabermeja no siguió funcionando más allá del 2011 porque entró otro gobierno que decidió cerrarla. Pero la experiencia que tuvieron ahí fue tan exitosa que a inicios de 2019 la ONG trabajó con la vicepresidencia de República Dominicana. Les brindaron asesoría para crear una línea de atención parecida para prevenir la violencia. Aunque ésta no estaba dedicada solamente a  los hombres.  

Ese mismo año, Henry se desvinculó de la organización porque la recién electa alcaldesa de Bogotá, Claudia López, lo invitó a formar parte de su gabinete de Gobierno. Quería que él se encargara de los temas de cultura ciudadana y de desarrollar iniciativas para reducir la violencia de pareja en la ciudad. Este era un tema prioritario para ella porque, en Bogotá, las cifras no habían mejorado en los últimos 20 años. Es más, se habían empeorado: en 2019, por ejemplo, la tasa de mujeres que habían pasado por situaciones de violencia de pareja estaba por encima del promedio nacional. 

Henry aceptó el puesto y le contó la experiencia que había tenido con la línea en Barrancabermeja. Quería intentar algo similar en Bogotá. Cuando le dieron luz verde, se pusieron a trabajar.

Los primeros meses del 2020 decidieron hacer una investigación para conocer la realidad de la ciudad, una metrópoli de cerca de 8 millones de habitantes, y destino de miles de colombianos que han migrado de diferentes partes del país. Comenzaron hablando con algunas sobrevivientes de violencia para entender qué había desencadenado la situación. Y el 58% dijo que había sido una situación relacionada con celos o infidelidad.

[Henry]: Lo que entendimos es que, claro, detrás del macho, machote latino también hay un hombre inseguro y atormentado, que ve con preocupación la libertad de su pareja. Entonces  parte de lo que hace el machismo es construir esta idea de que la pareja, la mujer, es de la propiedad del hombre.

[Lisette]: Y eso los lleva a intentar, de todas las formas, controlar a sus parejas. 

El siguiente paso era tratar de averiguar si los hombres estarían dispuestos a llamar a una línea de atención. Así que él y su equipo realizaron encuestas. 

[Henry]: Una mayoría contundente de los hombres en Bogotá manifestaba que sentía que era difícil, que se sentía torpe para manejar ciertas emociones, que sentía dificultad, que no sabía cómo hacer ciertas cosas.

[Lisette]: Y finalmente admitían: 

[Henry]: Que si existiera un canal, un espacio de apoyo para esto, lo utilizaría. 

[Lisette]: Esto les dio mucha confianza. La investigación y el proyecto iban bien hasta que se reportó el primer caso de Covid-19 en Bogotá. El 6 de marzo de 2020, tuvieron que detener el proceso. Henry me contó que su equipo tuvo que enfocarse en contener la propagación del virus. Y ya a finales de ese año, cuando parecía haber un poco más de control sobre la pandemia en la ciudad, pudieron retomar el trabajo con la línea. Querían sacarla para diciembre… 

[Henry]: Porque sabemos que las estadísticas de… el cierre de diciembre y el arranque del año, son las épocas donde se reporta un incremento más, más fuerte de las situaciones de violencia intrafamiliar y violencia de pareja. 

[Lisette]: Coincide con la época de las festividades, donde el consumo de alcohol aumenta y es cuando las parejas pasan más tiempo juntas. Y no es sorprendente ni desconocido que este sea un detonante para la violencia. 

Conversaron también con organizaciones no gubernamentales que estaban a cargo de líneas de atención para hombres en países como Costa Rica, México y Argentina. Aunque las dos últimas fueron abiertas explícitamente por el incremento de violencia de género durante el encierro por la pandemia. 

Aunque ya tenían un estudio de la población a la que querían atender, a Henry y a su equipo les faltaba afinar unos detalles importantes. Uno de ellos era que la línea de atención para hombres estuviera conectada con las otras líneas de teléfono de la alcaldía… Como la de emergencias de la policía, la de crisis de salud mental y, sobre todo, con la línea púrpura, dedicada a la atención de mujeres en situaciones de riesgo. También faltaba diseñar los protocolos de atención, contratar psicólogos y capacitarlos en temas de género. 

Finalmente lograron lanzar la línea el 17 de diciembre del 2020 con una rueda de prensa. Esta es la alcaldesa, Claudia López: 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Claudia]: Si necesita ayuda, si quiere conversar, si quiere buscar una orientación, use la Línea Calma. 018000 423614. Entre todos, entre todas vamos a superar el machismo y a desaprender machismo en Bogotá. 

[Lisette]: En ese evento, Henry presentó algunos resultados de la investigación que realizaron sobre la violencia de género y la masculinidad en Bogotá. Esos hallazgos que acabamos de escuchar. Y, además, mencionó otros descubrimientos. Aquí está Henry, durante la rueda de prensa: 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Henry]: De hecho, son mucho más los hombres que dicen que estarían más confiados en recibir ayuda de un profesional o terapeuta que el porcentaje de mujeres. 67% de los hombres, 60% de las mujeres. 

[Lisette]: Un profesional como el que buscaba brindar la Línea Calma. Y aclaró que el propósito iba más allá de contener la violencia de género. 

(SOUNDBITE ARCHIVO)

[Henry]: Insistimos. Pero somos conscientes que el inadecuado manejo emocional en una cultura machista produce violencia contra las mujeres. 

[Lisette]: Además, anunciaron que, dependiendo del caso, los hombres podrían tener un acompañamiento más allá de esa primera llamada… Con herramientas de cambio cultural para desaprender el machismo y manejar mejor sus emociones. La inversión inicial era aproximadamente 700 millones de pesos, lo que en esa época eran unos 175 mil dólares. 

La propuesta fue bien recibida por muchas personas con las que Henry y su equipo ya habían tenido contacto, incluyendo varias colectivas feministas. Pero también hubo cuestionamientos. Recibieron críticas por parte de líderes de opinión,  académicos, y algunos líderes de fundaciones… 

[Henry]: Sí había como la incredulidad de que los hombres fueran a utilizar, a llamar a la línea, ¿no?, porque esto es un programa polémico en muchos sentidos, ¿no? ¿Por qué trabajar con los hombres? ¿Sí? Cuando los hombres en muchas ocasiones se convierten en maltratadores, ¿por qué preocuparse por trabajar con ellos? 

[Yamilé Roncancio]: La Fundación ha sido muy crítica. Yo tengo que ser muy sincera… 

[Lisette]: Ella es Yamilé Roncancio Alfonso, directora y fundadora de la Fundación Feminicidios en Colombia… una organización creada en 2018 para llevar estadísticas de feminicidios, intentos de feminicidios y explotación sexual. Además de trabajar muy de cerca con sobrevivientes y sus familias.

Uno de sus principales cuestionamientos se centra en qué tan efectiva puede ser una línea de atención como la Línea Calma para reducir la violencia de género.  

[Yamilé]: La pregunta es: del grupo de la mayoría de agresores que hay en Bogotá… Que están distribuidos en todos los estratos y demás. Verdaderamente, los hombres que ejecutan acciones o que tienen alta probabilidad de ejecutar acciones delictivas o hechos victimizantes contra las mujeres, ¿van a llamar? Yo no creo. 

[Lisette]: Y si sí llegaran a llamar… 

[Yamilé]: ¿Es suficientemente preventivo que un hombre en un estado de alteración llame y diga “no, es que tengo mucha ira, tengo mucha rabia”? Y simplemente pues lo reciban en una llamada y traten de hacerle un monitoreo… o sea cómo pueden medir el impacto, cómo pueden medir la eficacia de esa Línea Calma.

[Lisette]: Yamilé me dijo que el problema es que ella no cree en la eficacia que tienen las líneas de atención. En Colombia ya existen varias que buscan combatir la violencia de género pero, según ella, realmente no funcionan bien. La 155, por ejemplo, está dedicada a mujeres en situaciones de riesgo que requieran orientación sobre sus derechos. Pero, según las mujeres con las que ella ha trabajado, se pueden demorar varias horas en contestar una llamada. Y cuando lo hacen, la orientación en muchos casos no pasa de decirles que se acerquen a la Fiscalía a presentar una denuncia. 

Para Yamilé, a esto se le suma que los recursos para la atención de las sobrevivientes son insuficientes.  

[Yamilé]: Las mujeres en Colombia que hemos sido víctimas de violencia —y te lo puedo decir por experiencia propia—, no tenemos garantía de atención psicosocial y de rehabilitación por los traumas que tenemos como consecuencia por las violencias que hemos vivido, porque las citas que te dan aquí es una vez al mes para psicología. 

[Lisette]: Según ella, una sobreviviente de violencia debería tener atención por lo menos una vez a la semana. Y peor aún hay varios casos en los que mujeres denunciaron ante la Fiscalía o llamaron a pedir ayuda, pero las autoridades no hicieron nada al respecto y esas mismas mujeres terminaron siendo víctimas de feminicidio. 

[Yamilé]: Entonces, ¿cuál es la prioridad? O sea, ¿para dónde van a ir dirigidos mis recursos? 

[Lisette]: Para Yamilé, los recursos utilizados para la Línea Calma deberían destinarse a otras necesidades. Como crear más refugios para sobrevivientes de violencia y sus hijos, contratar a mejores abogados para representarlas, que los servicios de salud tengan perspectiva de género… Además de capacitar a los policías y fiscales para trabajar con las víctimas. 

[Yamilé]: Porque en últimas, mientras se desmonta toda la violencia que nos impacta, pues al menos nosotras sí tenemos que estar protegidas y tenemos que tener nuestros sistemas de protección.

[Lisette]: Henry Murrain no desconoce que existen estos problemas. De hecho, él dice que precisamente, porque estas medidas que están en funcionamiento no son suficientes, es que se creó la Línea Calma.  

[Henry]: No podemos simplemente cuestionar el machismo y generar un relato de crítica al machismo. No podemos esperar que la cárcel y el castigo sean el único recurso que utilicemos para atender la problemática de machismo y violencia de pareja. Sino que como Estado debemos también proveer a la ciudadanía de herramientas para la transformación. 

[Lisette]: Para Henry hay otro factor importante que influye en el éxito de la línea: les permite hablar de lo que sienten con un profesional de manera gratuita. No tienen que mostrar la cara y, al tratarse de una persona desconocida, pueden hablar sin tapujos, sin miedo a ser juzgados por gente conocida. 

Es importante aclarar que Yamilé no se opone a que se trabaje con los hombres y las violencias que los atraviesan como una forma de prevención. De hecho, la posibilidad de replantear el significado de la masculinidad es algo que ha sido impulsado por los colectivos feministas en el mundo. Pero todavía es una conversación en desarrollo. Y por eso Yamilé considera que hay formas más eficientes que una línea de atención. Propone que se realicen talleres presenciales por medio de alianzas con empresas privadas y públicas donde no se tenga que depender de que sea el hombre el que levante el teléfono para desmontar su machismo. 

A pesar de los cuestionamientos, la fase piloto de la Línea Calma funcionó bien. Duró 6 meses, atendían de lunes a viernes de 8 de la mañana a 8 de la noche…  Y el objetivo era saber qué tan buena acogida iba a tener, si los hombres iban a llamar, e ir documentando los aciertos y obstáculos. Los psicólogos atendieron a 1139 hombres… Es decir, unos nueve al día. Si tomamos en cuenta la población de hombres de 15 años en adelante en Bogotá… bueno, no es un porcentaje particularmente impresionante… Un 0,05%…  

Sin embargo, para Henry fue un éxito.  

Era la primera vez que se hacía algo así en la ciudad. Además, tuvieron resultados alentadores de los hombres que fueron atendidos. Más del 80% dijo haberse sentido mejor después de la llamada y un 93% de los que llamaron por situaciones de agresión afirmaron que después de la atención no volvieron a comportarse violentamente. 

[Henry]: Pues es maravilloso. Creo que quienes tenemos vocación de servicio público… No hay mayor recompensa. No existe mayor recompensa que poder verificar que lo que estamos haciendo está transformando la vida de personas. Eso lo… lo vale todo. 

[Lisette]: Así fue cómo comenzaron a planear un nuevo lanzamiento de la línea que, esta vez, incluía recomendaciones de los psicólogos que trabajaron en la fase piloto… Como, por ejemplo, extender los horarios de atención de 8 de la mañana a 10:30 de la noche, incluyendo los fines de semana. Además, decidieron ampliar las sesiones psicoeducativas a las que pueden acceder los hombres. 

La segunda fase comenzaría en agosto de 2021, y para eso necesitaban contratar más personal y hacer mucha publicidad en redes y medios. El psicólogo Germán Monroy, había visto una de las gráficas que promocionaba la línea en diciembre del 2020. Había varias, y una de ellas decía: “Cuando quiera hablar pero sienta temor, tómelo con calma. Ahora existe una línea de escucha para hombres”. 

 [Germán Monroy]: Yo cuando la vi yo dije: una de dos o hago uso de la línea como usuario o busco la manera de ser parte de ese equipo… 

[Daniel]: Una pausa y volvemos.

[MIDROLL]

[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón. Antes de la pausa conocimos la iniciativa de la Línea Calma, una línea telefónica de atención para ayudar a los hombres a manejar sus emociones. 

Luego de una etapa piloto, la idea era lanzarla oficialmente en agosto de 2021, así que montaron una campaña publicitaria y sacaron una convocatoria para contratar personal. Uno de los que la vio fue el psicólogo Germán Monroy que quedó fascinado con la idea. Quiso saber más.  

Lisette nos sigue contando. 

[Lisette]: Cuando Germán vio la publicidad de la Línea Calma pensó no solo en lo novedoso que era para un país como Colombia, sino también en lo mucho que le hubiera ayudado a él tener una línea como esta cuando era adolescente. 

[Germán]: Uy en esas épocas de… tanta confusión, de momentos realmente fuertes, donde no había como esa persona a la cual contarle muchas situaciones. Siento que debió existir hace mucho. 

[Lisette]: Germán nunca se sintió parte del grupo de los niños de su escuela ni de su colegio. No le gustaba jugar fútbol, le gustaban los vestidos, el color rosado y jugar con muñecas. Pero no era algo que se lo permitieran. Ni en su casa ni en la escuela. No existía la posibilidad de ir por un camino distinto al de todos los niños. Y Germán se sentía terrible. 

[Germán]: Era sentir que no encajaba. Era sentir que era diferente. El hecho de sentir esa cohibición, esa prohibición de tocar un juguete porque se etiquetó de que era para niña y no para niño. Sí, fue fuerte. 

[Lisette]: Con el paso de los años, Germán fue definiendo su identidad y poco a poco sentía que se iba liberando de estos roles. Ahora se identifica como una persona no binaria, lleva el pelo largo y ha logrado encontrar un poco más de paz. Fue algo que consiguió con años de estudios en psicología, género y de aprender sobre el feminismo.

Entonces, cuando vio la publicidad de la Línea Calma algo le hizo click. 

Como psicólogo, Germán ya había trabajado en dos fundaciones para la prevención del suicidio y una de ellas ofrecía una línea de atención. También había atendido llamadas en la Línea 141 para recibir denuncias de maltrato infantil, violencia sexual y acoso… Así que ya tenía experiencia en atender a personas en situaciones de crisis. 

[German]: Mira que yo antes no le tenía mucha fe, al tema de la atención telefónica. Pero a medida que fui trabajando en líneas, me di cuenta que sí se logra una conexión demasiado importante, que sí es muchísimo lo que tú puedes hacer detrás de un computador y que la otra persona esté en su celular, en su teléfono, se logra muchísimo. 

[Lisette]: Todo eso que había aprendido en su trabajo previo quería aplicarlo en la Línea Calma. Y en agosto de 2021 lo logró. Lo contrataron.

Con Germán, eran 11 psicólogos. Después de un mes de capacitación, de aprender cómo tenían que atender las llamadas, de talleres sobre masculinidades y violencia de género, Germán estaba listo para atender los teléfonos de la línea. 

[Germán]: «Buenos días, mi nombre es Germán, psicólogo de la Línea Calma y voy a orientarle durante esta llamada, por lo que le daré algunas recomendaciones. ¿Desea reportar alguna situación urgente o inminente? ¿Te encuentras tú o alguna otra persona en riesgo en este momento?” 

[Lisette]: Después de esto, las llamadas usualmente seguían el mismo formato. Germán les pedía los datos personales para crear un registro confidencial y  luego continuaba la llamada aclarando algo importante: 

[Germán]: «… tengo el deber ético de reportar la situación frente a las autoridades correspondientes según la ruta institucional para garantizar la integridad y vida de su pareja o cualquier otra persona afectada. Por favor, dígame con voz alta y clara: ¿está usted de acuerdo?”

[Lisette]: Pedir todos los datos y la posibilidad de “reportar frente a las autoridades” forma parte del protocolo jurídico de la Línea Calma. Y es que si un hombre les dice que está ejerciendo violencia física, los psicólogos están en la obligación de reportarlo, pues existe el riesgo de que se cometa un feminicidio. En estos casos se contactan con las entidades jurídicas que manejan las denuncias de violencia de género e intrafamiliar. 

Esto, claro, tiene consecuencias. Ha habido casos en que los hombres cuelgan el teléfono cuando se les informa del protocolo. Pero muchas otras veces, se quedan en la línea, se desahogan y escuchan lo que los psicólogos como Germán, les tienen que decir. 

La central desde donde los psicólogos reciben las llamadas está en una oficina en un noveno piso de un edificio en Bogotá. Ahí cada psicólogo tiene su escritorio, un computador y un auricular de diadema y, al comenzar su turno de atención, se conectan a dos servidores. Uno los conecta con las llamadas y el otro sirve para registrar los datos de las personas. Es un lugar desde el que Germán se ha sentido a gusto haciendo su trabajo. Y le encanta la oficina donde pasa horas, rodeada de amplios ventanales desde donde se ve Bogotá. 

[Germán]: Me parece muy, muy agradable que mientras yo estoy conectándome con mi usuario, yo pueda tener esa perspectiva de la ciudad porque me lo puedo imaginar a él en cualquier punto con todo lo que pueda estarme comentando. 

[Lisette]: En cada turno Germán atendía entre 3 a 5 llamadas al día y eran de todo tipo. 

[Germán]: Llamadas de violencia intrafamiliar, agresiones físicas, verbales y psicológicas con la pareja, con alguna otra persona de la familia o con alguna persona de… de su trabajo.

[Lisette]: Otros llaman porque han tenido problemas con sus hijos o con sus exparejas y la custodia… O, por ejemplo, de hombres que se sienten en crisis porque empiezan a cuestionar su identidad y orientación sexual.

[Germán]: Es reevaluar toda esa parte de su hombría, de ese posible miedo a que lo perciban como inferior, a lo que es enfrentar a una sociedad donde tú eres diferente o donde no sigue ciertos patrones o lo que se espera de ti como hombre. 

[Lisette]: Muchos llaman a la Línea durante la hora de almuerzo, sus momentos de descanso del trabajo o desde los baños de su casa. Hablan con la voz suave, bajita, para que nadie pueda escucharlos. Y Germán ha notado un patrón en estas llamadas…

[German]: Encuentro que la gran mayoría de los hombres que se comunican a la línea tienen esa dificultad para reconocer la emoción que están viviendo en el momento ¿Por qué estoy sintiendo esto? Si se supone que yo soy el macho. Soy, soy en este rol de hombre donde yo no me puedo mostrar así. Entonces hay esa confusión y esa mezcla entre tristeza, entre rabia, resentimiento, frustración. 

[Lisette]: Son hombres que debido a ese mandato de ser “fuertes” sienten que no pueden conversar sobre sus sentimientos, sus debilidades o ansiedades con nadie de su círculo. Y es que recordemos que esta Línea no solo fue creada para los hombres que están a punto de cometer un acto violento. También está planteada como una vía para el desahogo. 

Cuando estaba investigando para este episodio pude hablar con algunos  hombres que llamaron a la Línea. Uno de ellos porque ya estaba trabajando en sus miedos a no expresarse y fue una continuación del trabajo que estaba haciendo sobre sí mismo. Otro porque sentía ansiedad y depresión. O simplemente porque sentían que no podían hablar con sus amigos por miedo a ser juzgados.  

Uno de ellos me pidió que lo llamara Alejandro. Llamó a la Línea Calma debido a una ruptura amorosa. 

[Alejandro]: Tenía mucha ansiedad y había cargado pues como tristeza durante varios meses pero en ese momento me sentía muy mal. Y pensé en quién podía escucharme en ese momento. 

[Lisette]: Recordó haber visto una publicidad de la Línea Calma y decidió llamar.

[Alejandro]: De pronto, porque pensé que iban a entenderme mejor siendo diseñada para hombres. 

[Lisette]: Al principio temblaba un poco. Estaba nervioso. No sabía quién le iba a contestar ni qué le iban a decir.  Lo atendió un psicólogo llamado Diego que le hizo varias preguntas y lo escuchó atentamente. A medida que iba desahogándose sentía que se le iba bajando la ansiedad.

[Alejandro]: No tenía yo la solución al final de la llamada. De… a todos mis problemas, ¿no? pero sí me sentía más tranquilo.

[Lisette]: Al terminar, el psicólogo le ofreció seguir su proceso en un curso que Alejandro llama “para aprender a ser un mejor hombre”…  Los dan los mismos psicólogos de la Línea para acompañarlos después de esa primera llamada. 

En un principio Alejandro aceptó hacerlo porque quería trabajar en sí mismo para tratar de recuperar a su exnovia. Pero también porque había tenido malas experiencias con otros psicólogos y esta era la primera vez que se sentía realmente escuchado. 

[Alejandro]: Y con él, la… la calma que me ayudó a encontrar esa, esa noche dije: pues de pronto aquí está como una salida, ¿no?, algo que me va a ayudar a sentirme mejor luego y dije pues hay que intentarlo.

[Lisette]: Alejandro se conectaba por videollamada con el psicólogo que le atendió la primera vez. Hablaban de cómo se sentía, cómo podía relacionarse mejor con las mujeres de su entorno. Lo hacía reflexionar sobre cómo manejar mejor emociones como la ira y los celos. 

Tuvo ocho sesiones en las que aprendió mucho. Si bien no logró volver con su ex, la relación con su mamá y sus amigas mejoró bastante. Aprendió a no juzgarlas ni a imponer su forma de pensar sobre sus vidas y sus decisiones. 

[Alejandro]: Pero ahora uno es un poco más consciente de que no es, no es la misma carrera entre hombres y mujeres. Sino que ellas lo tienen un poco más difícil.

[Lisette]: Alejandro ha llamado más veces a la Línea Calma.  

[Alejandro]: Pues no es mágico. No es una llamada y… y se arreglan tus problemas. Pero es un paso. Un paso que sirve mucho. Nosotros también merecemos una línea en la que podamos sentirnos tranquilos, en calma.

[Lisette]: Y bueno, si hablamos más directamente sobre la Línea como forma de prevención de la violencia de género, Germán Monroy dice que ha podido identificar dos grupos de hombres. El primero…  

[Germán]: Es ese hombre que ha generado violencias, pero en medio de este tipo de situaciones reconoce que no está bien. Reconocen las consecuencias y buscan un cambio.

[Lisette]: Con ellos es más fácil trabajar. Y el segundo grupo… 

[Germán]: Son algunos hombres que tienen mucha más dificultad en reconocer que maltratan, que ese rol de hombre machista es algo dañino, es algo un poco tóxico. 

[Lisette]: Y es justamente con este segundo grupo con el que se le ha hecho más difícil trabajar. Germán recuerda que una de las llamadas más complicadas que ha tenido que manejar fue la de un señor de unos 60 años que había pertenecido al ejército colombiano. Había pasado por una ruptura de pareja y no se lo estaba tomando para nada bien. No llamaba para buscar ayuda para él sino para que, desde la Línea Calma, contactaran a su exnovia para que recapacitara.

[Germán]: Y le hiciéramos caer en cuenta de que ella estaba perdiendo un, un hombre con mucho reconocimiento, un hombre que le brindaba dinero. Pero en medio de todo eso bueno que él percibía que le brindaba no se daba cuenta del maltrato que generaba. Había insultos, había privación de amistades, de lugares. No podía salir. 

[Lisette]: Decía que él le daba todo, que elegía ropa en las tiendas más caras y se la compraba. Además, durante la llamada habló muy mal de ella y de las mujeres en general. 

Cuando Germán le hizo caer en cuenta de lo que estaba haciendo, el hombre no reaccionó nada bien. Le dijo que no había llamado para que lo confrontaran, sino para que le ayudaran a recuperar a su ex. 

[Germán]: Él venía con un machismo muy marcado, una persona supremamente autoritaria. Cuestionó muchísimo, me cuestionó mi edad, me decía como que yo sonaba demasiado joven como para venir a decirle cómo vivir. 

[Lisette]: Estaba furioso y como vio que no iba a conseguir lo que quería, colgó el teléfono. No supieron más de él. 

No ha sido el único que ha respondido mal, claro. No es fácil cuestionar la masculinidad. Menos en un país como Colombia, o en una región tan machista como Latinoamérica. Pero Germán y los demás psicólogos tienen varias estrategias para que no les cuelguen el teléfono. 

[German]: Algo en lo que yo cuido mucho mi orientación y la atención que yo puedo brindar es en que la persona no lo tome a modo de crítica, o sea, no decirle es que tú eres un machista sino es la crítica a la acción machista. 

[Lisette]: O incluso al pensamiento machista. Por ejemplo… 

[German]: He escuchado hombres que verbalizan: «es que la mujer tiene que quedarse en la casa cuidando los hijos»o que la mujer cuando se casa tiene la obligación de satisfacer sexualmente a su esposo en toda circunstancia.  

[Lisette]: En esos casos, Germán dice que una técnica que funciona es hacer un tipo de “juego de roles”. Durante la llamada les pide que se pongan en los zapatos de sus parejas y Germán les repite las frases para que puedan entender cómo se siente. Aunque al inicio los hombres pueden mostrarse reacios a hacerlo, terminan aceptando. Es un ejercicio simple pero eficiente. 

A Germán le encanta este trabajo. Tanto, que a principios de abril del 2022 se convirtió en el supervisor de la línea. Ahora ya no contesta las llamadas ni habla directamente con los hombres, sino que se encarga de monitorear el trabajo de los demás psicólogos y los orienta si reciben una llamada complicada. Y si algo le ha quedado claro de toda esta experiencia es la importancia de trabajar con los agresores.  

[German]: Es demasiado importante de verlo también como un ser humano que ha tenido unas vivencias, que ha tenido unas circunstancias de vida que puede que lo hayan llevado a quién es.

[Lisette]: Para inicios del 2022, la Línea Calma atendió 5 mil llamadas y 3 mil hombres iniciaron el proceso psicoeducativo. Uno de ellos es Antonio, al que oímos al inicio de esta historia. 

[Lisette]: Recordemos que después de agredir a su novia con una escena de celos, decidió llamar a la Línea Calma… la primera vez colgó casi inmediatamente pero enseguida volvió a intentarlo…. 

[Antonio]: Entonces llamé y como al tercer rin tin tín me contestaron. 

[Lisette]: Le atendió una psicóloga llamada Diana y Antonio me contó que desde el principio de la interacción con ella se sintió tranquilo. Le pidió sus datos y le habló de los acuerdos para recibir la atención de la Línea Calma. Todo el protocolo del que Germán nos habló. 

[Antonio]: ¿Y después me dijo y porqué estás llamando acá? 

[Lisette]:Antonio le contó todo lo que había pasado esa noche. La pelea, los celos, los insultos… La psicóloga lo escuchó y le hizo preguntas de seguimiento. 

[Antonio]: Ella nunca me trató… Nunca me dijo machista, por decirlo así. Pero ella sí me decía “pero eso no está bien”. O sea, tú no eres dueño de ella, ella no es de tu propiedad y tienes que aprender a construir relaciones así».

[Lisette]: También le dijo que el consumo de alcohol empeora cualquier escenario, porque puede generar violencia y estados de exaltación. Hablaron de cuál era la mejor forma de manejar las emociones…  

[Antonio]: Me dijo: «Tú tienes derecho a estar enojado. El enojo es un sentimiento humano, pero ya cuando tú ya lo pasas a las agresiones, pues, ya estás siendo violento y estás vulnerando los derechos de otras personas”. Eso me gustó que me lo dijera. Pues aunque puede parecer muy evidente, aunque puede parecer muy sencillo yo creo que uno no siempre tiene claro sobre eso. 

[Lisette]: Hablaron unas dos horas y media, más o menos. Un récord para Antonio porque dice que no le gusta charlar por teléfono con nadie más de cinco o diez minutos. Pero ese día sentía que tenía que sacarlo todo. Habló de su pasado, de su mamá, de su hermana, de la relación con su novia… De todo lo que, por años, no pudo expresar. 

[Antonio]: O sea, yo hablaba y hablaba y necesitaba hablar. Y creo que ese es el primer paso. Hablar, ¿no? En una sociedad que nos mete el silencio. Yo sentí como si me estuvieran dando… me estuvieran revelando la luz, el camino, no sé. 

[Lisette]: Aunque me confesó algo: no está seguro si se hubiera quedado hablando tanto tiempo esa noche si hubiera sido un hombre el que le hubiera contestado el teléfono. 

[Antonio]: Yo con hombre no le abro mi corazón así como se lo abrí a esa chica,  o sea decir, de compartirle todo lo que me estaba pasando.

[Lisette]: Esa misma noche, cuando colgaron el teléfono, la psicóloga le envió por email todos los recursos para darle seguimiento a su caso. Entre ellos una lista de consultorios de psicología universitarios, folletos informativos sobre cómo manejar las emociones para tener mejores conversaciones con su pareja. Y con cualquier persona. Para él fue un primer paso para empezar a cambiar las cosas. 

[Antonio]: Uno a veces también tiene que reconocer, pues sí, que uno puede ser un feminicida en potencia, y si uno no trabaja eso, uno no trabaja el tema de la violencia, el enojo en, en un… en un acto de rabia uno puede estar matando a alguien. Uno tiene que tomar conciencia de su propia violencia para evitar agredir.

[Lisette]: Al día siguiente habló con su novia. Ella le reclamó por cómo la trató, por cómo la hizo sentir con sus gritos frente a todos sus amigos.  Él le contó que había llamado a la Línea Calma, le aseguró que trabajaría en sí mismo con la ayuda de especialistas para mejorar. Y le pidió perdón… 

[Antonio]: La traté como una cosa. La dejé tirada en un lugar…  Ella me aceptó el perdón. Y me dijo “pues tienes que trabajar eso, tienes que trabajarlo, pues, porque si queremos estar juntos no puede ser que cada vez que salgamos eso se vuelva a repetir”. 

[Lisette]: Antonio comenzó a ir a terapia y a utilizar los recursos que le había dado la psicóloga de la Línea Calma. En lugar de reaccionar de forma violenta cuando se enojaba con su novia, salía de su departamento para darse una vuelta y aclarar su cabeza. Recordaba claramente los consejos que la psicóloga le había dado para aprender a reconocer cuando tenía celos, y procesar sus emociones antes de reaccionar. 

Y en mayo de 2022, un mes después de llamar a la línea, ya no volvió a reaccionar de la misma manera cuando salió con su novia a un bar.  A pesar de que se presentaron las mismas circunstancias.

[Antonio]: Ella estaba ahí saludando, hablando con sus amigos y eso, y yo estaba tranquilo. Y la gente se me acercaba a decirme «oye y qué bien ¿no? Qué chévere la actitud en la que estás». Y yo le dije «si viejo, yo estoy… yo reconozco los problemas que tengo y yo quiero estar con ella y tengo que aprender a estar con ella, pero también aprender muchas cosas mías». 

[Lisette]: Antonio es uno de varios hombres que afirman haber cambiado su forma de actuar gracias a la atención de Línea Calma. Ahora, él no deja de recomendarle a sus amigos que llamen a la línea cada vez que tienen un problema. Y aunque le dicen que está loco, que nunca llamarían, él insiste y no pierde la oportunidad. 

[Antonio]: Yo estoy que me estampo una camiseta. “Yo llamé a la Línea Calma y tú deberías también llamarla”, así.

[Lisette]: Por eso, también decidió compartir su historia en este episodio. Aunque no use su nombre verdadero, quiere que se sepa el impacto que puede tener. 

Cuando le pregunté cómo definiría al Antonio antes de la llamada a la línea me dijo que era un hombre que se envenenaba con su propia rabia. Pero ahora siente que ya no es así. 

[Antonio]: Es un Antonio que está tratando de quitarle el veneno a su rabia y convertirla en algo que no sea un sufrimiento para él y para las demás personas que quiere. Es un primer paso, porque yo todavía tengo que cambiar. O sea, decir que ya no soy, ya no soy machista, ya soy el hombre nuevo, el deconstruido. No, carreta. Todavía estoy jodido. Todavía estoy jodido. Pero ya estoy comenzando a trabajar en dejar estar un poquito menos jodido. 

[Lisette]: Para lograrlo, él quiere seguir reflexionando sobre sus emociones, su machismo y el daño que ha causado y puede causar debido a esa forma en que lo criaron. Le parece necesario para poder vivir una vida más tranquila, lejos de esa rabia que lo llevó a la violencia. En especial porque es la vida que quiere para su hijo de 12 años, de un primer matrimonio. 

[Antonio]: Y yo lo veo como tan feliz, tan bonito como en contacto con sus emociones. Si quiere llorar, llora. Él habla como quiere hablar y yo no lo corrijo como lo hacía mi papá. Yo lo veo a él que él está creciendo en un mundo distinto del que era el mío.

[Lisette]: Es un mundo donde su hijo no tiene que preocuparse por decir “cucharita” en lugar de “cuchara”. Uno en que busca que los colores solo sean colores. Los juguetes solo sean juguetes. Y donde los niños aprendan a que ser otro tipo de hombre, lejos del machismo, es posible.

[Daniel]: Lisette Arévalo es productora senior de Radio Ambulante, vive en Quito, Ecuador. Esta historia fue editada por Camila Segura, Natalia Sánchez Loayza y por mí. Bruno Scelza hizo el fact-checking. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri con música original de Ana Tuirán. 

El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Nicolás Alonso, Aneris Casassus, Diego Corzo, Emilia Erbetta, Fernanda Guzmán, Camilo Jiménez Santofimio, Rémy Lozano, Juan David Naranjo, Ana Pais, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, David Trujillo, Elsa Liliana Ulloa y Luis Fernando Vargas.

Selene Mazón es nuestra pasante de producción. 

Carolina Guerrero es la CEO.

Radio Ambulante se edita en Hindenburg Pro. Si eres creador de podcast y te interesa Hindenburg Pro, entra a hindenburg.com/radioambulante y haz una prueba gratuita de 90 días.

Radio Ambulante cuenta las historias de América Latina. Soy Daniel Alarcón. Gracias por escuchar.

 

 

Créditos

PRODUCCIÓN
Lisette Arévalo


EDICIÓN
Camila Segura, Natalia Sánchez Loayza y Daniel Alarcón


VERIFICACIÓN DE DATOS
Bruno Scelza


DISEÑO DE SONIDO
Andrés Azpiri 


MÚSICA
Ana Tuirán


ILUSTRACIÓN
Cristina Estanislao


PAÍS
Colombia


TEMPORADA 12
Episodio 3


PUBLICADO EL
10/04/2022

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