Mónica, la primera | Transcripción
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[Daniel Alarcón]: Esto es Radio Ambulante desde NPR. Soy Daniel Alarcón.
Llegó ese momento del año en que decimos adiós por un rato. Con este episodio terminamos nuestra temporada número once. ¡Once! Muchas, muchas gracias por habernos acompañado semana tras semana. Volveremos en septiembre con más historias pero mientras tanto queremos invitarte a que, si no lo has hecho, te inscribas para participar en el Radio Ambulante Fest.
Todavía nos quedan muchos eventos: mañana 27 de abril habrá una conversación entre Brigitte Baptiste -bióloga y líder ambiental colombiana-, Ramón Cruz -presidente del Sierra Club, la organización de medioambiente más influyente de Estados Unidos- y Eliézer Budasoff -copresentador de nuestro podcast El hilo. Hablarán sobre los futuros posibles para nuestro continente y el rol de las voces latinas ante la crisis climática. En dos días, el 28 de abril, yo hablaré con el novelista, vlogger y podcaster John Green.
El sábado 30 nuestros productores Lisette Arévalo y David Trujillo darán un taller práctico sobre cómo investigar una historia para audio. El 4 de mayo conversaré con la artista dominicana Rita Indiana y el 5 tendremos un “pitch session” donde los editores y productores de Radio Ambulante compartirán estrategias para encontrar historias y discutirán en vivo tres propuestas seleccionadas previamente.
Cada boleta que vendemos nos ayuda a seguir produciendo historias como la que vas a escuchar hoy, como las que has escuchado toda esta temporada 11. Puedes encontrar más información en radioambulante.org/fest.
Bueno, eso. Entonces, aquí el episodio.
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Paola Vintimilla]: A ver si el público aplaude fuerte, con ganas, que la están pasando bien, verdad.
[Henry Soto]: Es que ellos están angustiados, están como nosotros. Da angustia, da angustia…
[Daniel]: Es una noche de noviembre de 1995 y estamos en la ceremonia de Miss Ecuador en el Teatro Bolívar en Quito.
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Henry Soto]: Se han presentado ante ustedes 12 mujeres ecuatorianas que representan a varios millones de hermosas, creativas, trabajadoras y emprendedoras mujeres de esta tierra…
[Daniel]: Y entre esas mujeres estaba….
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Paola Vintimilla]: Y nuestra última candidata, Mónica Chalá,
[Daniel]: Si eres ecuatoriano, quizás te suena ese nombre. Quizás no. Pero por un breve momento, era de las mujeres más importantes del país.
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Paola Vintimilla]: … fue también una excelente deportista. Alcanzó medallas en Juegos Nacionales y Bolivarianos en pruebas de pista. Se retiró temporalmente por falta de apoyo, pese a sus triunfos.
[Daniel]: Mónica fue la primera mujer negra en concursar en Miss Ecuador.
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Paola Vintimilla]: Bueno, cualquiera de estas chicas podrá ser electa esta noche Miss Ecuador y nos representará en el evento más importante del mundo en lo que se refiere a belleza, Miss Universo. Henry cómo van los nervios…
[Daniel]: Este reinado sería muy especial y un poco diferente, porque generaría una conversación sobre algo muy importante: lo que significa ser ecuatoriana…
Una pausa y volvemos.
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[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante. Nuestra productora Lisette Arévalo y nuestra fact-checker Desirée Yépez investigaron esta historia.
Desirée nos sigue contando.
[Desirée Yépez]: Para conocer mejor a Mónica Chalá, tenemos que empezar por imaginarla cuando era niña. La que era antes de participar en Miss Ecuador.
Nació en Quito, en 1973. Sus padres son afro y llegaron años antes a la capital, por separado, buscando mejores oportunidades. La madre migró desde Esmeraldas, una ciudad costera del Ecuador y su papá lo hizo desde Ibarra, en la sierra norte del país.
Mónica vivía con su mamá, su abuela y sus cinco hermanos. Ella es la tercera. Y si por algo se caracterizaba, era por ser la más traviesa y determinada de todas. Esta es Mónica:
[Mónica Chalá]: Siempre me decía mi madre que “siempre eras tan inquieta que había que siempre estarte viendo, porque siempre te gustó moverte de un lado para el otro”.
[Desirée]: Era una niña risueña, muy amiguera. Si no estaba saltando cuerda con sus compañeras de la escuela, estaba jugando rayuela o fútbol con sus hermanas y hermanos. Y cuando había dinero, viajaban a Esmeraldas para visitar a la familia materna.
[Mónica]: Siempre haciéndonos acordar de dónde vinimos o de dónde ella siempre ha sido.
[Desirée]: Esmeraldas, una provincia que, desde la época de la colonia, tiene una población negra importante. Y es que en el siglo XVI, un barco de esclavos que salía de Panamá naufragó. Varios africanos se escaparon, y lograron llegar a la costa esmeraldeña. Gran parte de la población negra del país tiene su raíz en esa zona y entonces el prejuicio, tantas veces repetido en Ecuador, es que los afroecuatorianos solo viven en zonas como Esmeraldas, es decir en los lugares cálidos.
[Mónica]: Pero obviamente yo me siento cien por ciento quiteña porque soy nacida y criada en Quito. Pero hay ese lazo muy fuerte de la costa de la parte de Esmeraldas.
[Desirée]: Para Mónica es importante mencionar esto porque, aunque la migración de gente negra desde las provincias a Quito comenzó en los 60, una familia como la suya todavía llamaba la atención en la capital. Recuerda que en esa época las personas negras normalmente estaban vinculadas a los trabajos de mano de obra, a los trabajos domésticos….
[Mónica]: Había gente negra que no conducían autos. Poca. Y peor mujeres. Ustedes no veían en un banco a gente negra, no veían en un supermercado a cajeras, gente negra. Pero sí los veían haciendo trabajos simples, ¿no? Como lavar platos, limpiar, en los hoteles… Ustedes saben, ese tipo de trabajos.
[Desirée]: Trabajos casi invisibles. Y en cierto sentido, esto reflejaba la relación del país con su población afro. Aquí, por ejemplo, les dejo un dato que ni yo, una mujer afrodescendiente, sabía hasta que reporteamos esta historia: que en mi país hay más gente que se autodenomina como negra que como indígena.
Pero en Quito de los años 80, no se sentía así. En su vida diaria, Mónica y su familia enfrentaban comentarios discriminatorios.
[Mónica]: Íbamos por la calle, por alguna razón tenía gafas de sol. Y nos dijeron «es que parecen monitos con esas gafas de sol».
[Desirée]: Para este tipo de discriminación, la mamá de Mónica tenía una estrategia. Les repetía:
[Mónica]: “Cuando eres negro te toca esforzarte más, ¿no? Siempre la gente se va a fijar más. Desde la primera impresión hasta cómo uno habla, cómo se comporta». Nos preparó más para vivir la vida, no una vida de cuento, sino una vida más real. Lo dura que es la vida cuando eres una persona negra y que tienes que saber desenvolverte.
[Desirée]: Su madre se aseguraba de proveerles todo lo que fuera necesario para que tuvieran una vida cómoda. Cuando Mónica tenía entre 7 y 9 años, su madre se fue a trabajar como ama de llaves a Europa y les mandaba remesas, ropa y zapatos. Mónica y sus hermanos se quedaron en Quito con su abuela. Ella se aseguraba de criarlos como su madre quería: les enseñaba a ser organizados, respetuosos y siempre verse impecables. Además, les inculcaba que practicaran deportes. Era una vía para aspirar a más y salir adelante.
Históricamente, los afroecuatorianos han encontrado espacio en las disciplinas deportivas. Se pensaba —bueno, se sigue pensando— que su genética los hace mejores deportistas. Esta creencia la justifican diciendo que tienen piernas más largas y un desarrollo muscular óptimo para el boxeo, el baloncesto, el levantamiento de pesas y claro, el atletismo.
La hermana mayor de Mónica, Liliana, fue la primera en dar ese paso. Se dedicó al atletismo y rápidamente se convirtió en un referente. Ganó varias medallas y hasta llegó a representar a Ecuador en dos olimpiadas.
Mónica, que es 8 años menor, la admiraba y siguió sus pasos. Cuando tenía 14 comenzó a entrenar seis veces por semana con el equipo del colegio. Corría 400, 800, 1500 y hasta 3000 metros en competencias intercolegiales y llegó a ser parte del equipo nacional. Su entrenador le decía que, si quería ganar, debía esforzarse y eso implicaba sacrificios.
[Mónica]: Mientras que algunas compañeras mías en el colegio o en otro tipo de ambiente estaban en fiestas, en cosas o ya bebían en esa época, yo ni siquiera o sea no estaba ni siquiera envuelta en ese tipo de cosas porque no me interesaba.
[Desirée]: El atletismo la convirtió en una joven competitiva y estratégica. Le iba tan bien que con tan solo 15, 16, 17 años compitió en países como Venezuela, Paraguay, Colombia, Brasil… Y con cada carrera que ganaba, sentía que se le abrían las puertas del mundo.
[Mónica]: Soñaba con muchísimas cosas. Ambicionar a, a cumplir, a completar cosas que posiblemente, cuando estuve pequeña no las hicimos. También con esos ánimos y esas ganas de triunfar en la vida, de tratar de ser un buen ejemplo para otra gente. Tratar de abrir puertas a otra gente.
[Desirée]: El deporte les daba a las hermanas Chalá un estatus. Mónica salía en los medios de comunicación por sus éxitos, y Liliana incluso tenía un segmento de rutinas de ejercicio en Ecuavisa, uno de los canales de televisión más importantes del país.
[Mónica]: Nos desenvolvimos en un ambiente distinto también, ¿no? Donde a veces obviamente mi hermana, por ser quien fue, a veces teníamos invitaciones y después yo también. Y obviamente, a veces yo me daba cuenta que éramos las únicas personas negras en ciertos sitios, ¿no?
[Desirée]: Iban a reuniones sociales donde estaban personas relacionadas a la televisión, donde trabajaba Liliana. Presentadoras de noticias, modelos, reinas de belleza, actrices… Y ahí, en ese mundo, solo había mujeres blancas, delgadas, de cabello claro y liso. Si bien Liliana trabajaba en Ecuavisa, su rol estaba limitado al deporte, y punto. Era un ambiente en el que Mónica no pensaba que podía tener un rol protagónico.
[Mónica]: Nunca pensé en… en princesas, ni en reinados, ni en concursos de belleza. ¿Cómo yo podía soñar en algo, si yo no veía o no tenía ese ejemplo?
[Desirée]: Mónica no era una adolescente muy vanidosa. Tenía el cabello largo y lo llevaba atado en un moño. No se pintaba las uñas y las tenía cortas, no usaba maquillaje y se vestía con ropa casual, cómoda. En parte porque siempre estaba entrenando, en parte por su personalidad. Pero aún así, las hermanas Chalá no pasaban desapercibidas. Sus amigos les hacían cumplidos por su belleza natural.
[Mónica]: Me acuerdo que había un compañero de nosotros donde nos decía «ay, pero deberían de ponerse ustedes, muchachas, unos shorts, cuando salen su ropa, de maquillarse un poco más, ustedes son guapas». Mmmm… Nosotros no le hacíamos mucho caso.
[Desirée]: Mónica solo tenía cabeza para una cosa: su carrera deportiva. Pero los que realmente son exitosos en el deporte se dedican solo a entrenar. Y para eso, se requiere apoyo económico que ella, a pesar de sus logros, no consiguió. Entonces, al terminar el colegio a inicios de los 90, decidió escuchar a todos los que le decían que podía dedicarse a ser modelo y comenzó a hacer castings.
[Mónica]: Obviamente me decían ven, estás muy guapa, muy deportiva, muy este… Entonces claro, me ayudaba, pero yo como que no asimilaba totalmente eso… No es una cosa que yo disfrutaba, pero me ayudaba obviamente a ganar dinero.
[Desirée]: Con ese mismo dinero, se inscribió en una academia de modelaje. Y por los siguientes cuatro años, comenzó poco a poco a hacer carrera. Su primer gran comercial lo grabó a los 22 años, en 1995, para uno de los principales bancos del país. En el video, Mónica aparece entre un grupo de personas aplaudiendo y haciéndole barra al futbolista estrella de la época: Alex Aguinaga, un hombre blanco y rubio. Ella es la única mujer negra en primeros planos.
Ese comercial, donde tuvo un papel que podría parecer insignificante, es decir, aparece solo unos 4 segundos… Sería la puerta de entrada a ese mundo que antes veía inalcanzable.
Un día de agosto de ese año, cuando Mónica llegó a su casa, su mamá le dio un mensaje inesperado.
[Mónica]: Entonces la llamaron a mi madre de Ecuavisa, invitándome para participar en el Miss Ecuador como precandidata.
[Desirée]: Ecuavisa, el canal de televisión en el que trabajaba su hermana, estaba organizando el certamen ese año. Su primera reacción fue de incredulidad.
[Mónica]: Se me hacía raro, me parecía como que se habrán equivocado, porque, claro, nunca vi una persona negra en el concurso participar. Excepto en los concursos internacionales, ¿no?
[Desirée]: Estados Unidos, por ejemplo, había elegido a su primera Miss negra en el 84. Y entre las top models más famosas estaban mujeres negras súper cotizadas como Naomi Campbell y Tyra Banks. Mónica las admiraba. Mujeres como ellas habían despejado el camino para otras. Se animó a participar, pensando que ella podría hacer lo mismo para su país.
[Mónica]: Y de ahí es cuando dije está bien. Sería una forma de que se nos reconozca que somos parte de la, de la sociedad, ¿no? Sería una forma de abrir tal vez puertas a otra gente, o era una forma de que nos volvamos visibles para la sociedad.
[Desirée]: Mónica recuerda que al día siguiente se presentó en Ecuavisa. Los organizadores le dijeron que el proceso tomaría unos tres meses y que implicaba viajar y tener disponibilidad total. Mónica estuvo de acuerdo y cuando regresó a casa y se lo contó a su mamá recuerda que ella le dijo…
[Mónica]: «O sea, si lo haces lo vas a hacer bien, porque implica gastar dinero y todo». O sea, sí era una inversión que se hacía.
[Desirée]: Para comprar tacones, maquillaje, telas para confeccionar los trajes y los vestidos que usaría. Además, tendría que transformarse.
[Mónica]: Teníamos que aprender a caminar, tenía que aprender a usar tacones. Tenía que cambiar mi estilo de vestir. Yo, que no estaba acostumbrada a ninguno de esos, de estilo de vida, una vida más formal o más, o digamos así, más femenina y de la manera más vanidosa que implicaba. Sí me costaba.
[Desirée]: El primer paso en el concurso fue conocer a las otras precandidatas. De un grupo de 24 mujeres, doce serían seleccionadas para asistir a la gala final. Cuando Mónica las conoció se llevó una sorpresa. No era la única negra. Según ella, dentro del grupo dominado por blancas o mestizas había una o dos afro más.
[Mónica]: Me gustó la idea. Me sentí feliz de ver a otra muchacha negra o dos muchachas negras más. Porque dije bah, finalmente ya hay otra, yo creí que yo iba, pensaba que iba a ser la única y dije, “no, es bueno”.
[Desirée]: Esa primera fase incluía prácticas intensivas de maquillaje, fotografía, pasarelas y protocolo. Y las candidatas debían esforzarse porque de eso dependía competir por la corona en noviembre. Después de cerca de un mes de entrenamiento Mónica recibió una carta de la organización Miss Ecuador: había sido seleccionada como una de las doce finalistas.
[Mónica]: Me puse feliz y contenta. Ni mi madre lo podía creer. Ahí fue cuando comencé a sentir esa emoción. Pero, al mismo tiempo, claro, un poquito de nervios, porque ya había llegado a un nivel donde ni me había imaginado y finalmente eso se concretó. Ese era uno de los pasos. Ya dije, aunque ya no gane pero el ya solo participar…
[Desirée]: Y entre esas finalistas, Mónica era la única negra que había sido seleccionada. La primera en la historia del concurso.
[Mónica]: Ahí es cuando comencé a sentir una carga y una responsabilidad. ¿Por qué? Porque dije es que ya no estoy representándome a mí o a mi familia, estoy representando a un grupo de personas, de gente de este país y tengo que hacerlo bien.
[Desirée]: Si para algo la había preparado el atletismo, era para ese momento: ser determinada, disciplinada, estratégica y competir; pues los obstáculos en la carrera a la corona se presentaron enseguida.
En el concurso cada candidata representa a una provincia del país y los organizadores de Miss Ecuador querían que Mónica lo hiciera por Esmeraldas. Pero ella quería representar a Pichincha, la provincia donde está Quito, la ciudad en la que nació. Sentía que tenía todo el derecho de hacerlo. Esta sería su primera batalla. Recordemos esos prejuicios que mencionamos antes, la invisibilización… Pues, en el imaginario de la capital, Quito se ve a sí misma como una ciudad española en los Andes. Mestiza y tradicional. Hasta blanca.
[Mónica]: Le digo “no porque soy negra tengo que ser esmeraldeña”. Yo no me voy a cambiar porque yo soy bien quiteña y yo soy de Pichincha.
[Desirée]: Se plantó firme y finalmente los organizadores cedieron. Mónica llevaría la banda de Pichincha.
La noche del concurso sería el 9 de noviembre de 1995. En las semanas previas, Mónica y las otras once candidatas viajaron por el país, asistieron a eventos y visitaron varias empresas y fábricas. La idea era hacerse conocer. Mónica recuerda que, en una de esas visitas, donde hasta les pedían autógrafos, una trabajadora negra se le acercó y le dijo:
[Mónica]: Que se sentía muy orgullosa de que esté participando, que era algo que no se había visto antes, que me deseaba mucha suerte y que sí ella dice «sí, sí la veo, sí la veo, tal vez sí la veo ganando», dije “ah eso no sé, pero estoy aquí representándolos”.
[Desirée]: Su sola presencia en el certamen era algo novedoso, sorprendente. Era una sorpresa incluso para las otras candidatas. Esta es una de ellas, Samantha León.
[Samantha León]: Yo sí sentía que había discriminación con Mónica porque era negra. Muchos decían que no nos representaba. ¿Que cómo es posible que una mujer negra represente a Pichincha?
[Desirée]: Lo que podía parecer una desventaja, Mónica lo usaba a su favor. Era parte de su estrategia. Mónica estaba dispuesta a romper los moldes, a demostrar que era distinta y espontánea. Por ejemplo, en las temporadas en que se quedaban recluidas en hoteles para los ensayos, ella bajaba a desayunar en pijama y sin maquillaje. Quería destacar por ser auténtica, más allá de la simple vanidad.
Y funcionó, porque así la recuerda Marisol Romero, presentadora de radio y actriz, que fue parte del jurado ese año.
[Marisol Romero]: No, ella nunca quería llamar la atención ni entre sus compañeras, ni entre… Nosotros, no. Ella era muy tranquila. No te voy a decir que tímida, pero reservada. Con sus compañeras era… agradable pero no hecha la íntima ni ese tipo de personalidad que quiere ganarse porque le conviene o porque le interesa, o porque… No, muy… más bien muy, muy suave.
[Desirée]: Marisol veía que, en cambio, las demás candidatas no mostraban esa seguridad ni claridad en sus objetivos. Pero no solo eso.
[Marisol]: Bellísima, bellísima de verdad, la más linda de todas. Un cuerpo escultural, como le decíamos, la diosa de ébano. De hecho fue ese su apodo me parece.
[Desirée]: Marisol, más que nadie, sabe qué se necesita para ganar un concurso como este. Ella misma había concursado para ser reina de Quito. Y por supuesto que se fijó en las características físicas de Mónica.
[Marisol]: Y la piel era impresionante, era impresionante. Era como si… parecía de plástico. ¿Viste las Barbies, como el caucho de la de la Barbie? Así era su piel, era súper lisa y brillante y súper hidratada. Y este color de chocolate tan bello.
[Desirée]: Marisol no fue la única que se quedó impresionada con Mónica. En uno de los últimos eventos, antes de la elección, las 12 candidatas tuvieron una cena con el jurado. Ahí aprovechaban para presentarse y demostrar que más allá de su físico, estaban preparadas para representar al país en Miss Universo.
Para hacerlo, esa noche tenían una entrevista individual con los jurados. Cuando fue el turno de Mónica le hicieron preguntas muy generales: cuántos años tenía, cómo era su familia, cuáles eran sus sueños, qué estudiaba… Y a ella le pidieron una explicación extra… Este es uno de los jurados, Gustavo Vallejo.
[Gustavo Vallejo]: Entonces el jurado le preguntó a ella que cómo así una persona de color, inclusive se le dijo morena, participa.
[Desirée]: Mónica sí estaba preparada para ese tipo de pregunta.
[Gustavo]: Y ella, sin ningún desparpajo, dijo «No, no soy morena, soy negra. Y estoy participando porque así como nos hemos destacado en el deporte, por qué no podemos hacer en la belleza”.
[Mónica]: Porque soy parte de una sociedad. Porque no es que me están haciendo un favor. Es que soy parte de algo.
[Desirée]: Salió de esa entrevista satisfecha y orgullosa. Tanto, que cuando habló con su madre esa noche y le preguntó cómo se sentía le respondió que tranquila. Que incluso se veía entre las últimas cinco finalistas y que, si respondía bien la pregunta de rigor, esa que le hacen a las candidatas frente al público, tenía posibilidades de ganar.
La gala para la elección de Miss Ecuador iba a ser en el teatro Bolívar, en el centro de Quito. Fue un jueves de mucho ajetreo, expectativa y tensión.
[Mónica]: Sí estaba nerviosa pero de todas maneras muy segura, tranquila.
[Desirée]: El teatro estaba lleno y había grupos haciendo barras por su candidata favorita. En la tercera fila estaban la mamá y la hermana de Mónica, nerviosas pero emocionadas.
[Desirée]: Finalmente, en medio de luces azules, rosadas y verdes, aparecieron en el escenario las doce candidatas con una minifalda plisada y un brassier café.
Mónica, sonriente, estaba en el centro y llevaba su cabello largo, negro y trenzado suelto. Después de unos cuantos pasos de baile, los presentadores de la gala, el actor venezolano Henry Soto y la ex reina de belleza Paola Vintimilla dieron la bienvenida.
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Henry]: Cada año el mundo se paraliza una noche. Cada año, nos unimos todos los habitantes del planeta para admirar la belleza de las mujeres que habitan en esos rincones de esta tierra nuestra.
[Paola]: Una noche como esta dentro de pocos meses todas las miradas se van a dirigir a Johannesburgo, Sudáfrica, donde se va a escoger, como dijo Henry, a la mujer más bella de la tierra.
[Henry]: Y hoy estamos aquí para elegir a la mujer que representa la belleza y la manera de ser de todo un pueblo, de todo un sentir, de toda una raza.
[Desirée]: Una a una fueron saliendo las candidatas. Desfilaban por el escenario, mientras Henry y Paola hablaban de ellas. Además de dar su edad, comentaban que eran “hermosas” y tenían “un espectacular cuerpo”. Y de fondo se escuchaban los silbidos, aplausos y gritos del público.
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Paola]: Y nuestra última candidata… Aparece en escena, representa a la provincia de Pichincha, se llama Mónica Paulina Chalá Mejía y tiene 22 años…
[Desirée]: Mónica caminaba con seguridad y soltura, sonriendo a la cámara y al público, que aplaudía.
Para la segunda parte de la noche, las candidatas se pusieron un vestido corto, de color negro. Mientras desfilaban, los presentadores daban una breve descripción de quiénes eran, a qué se dedicaban. Y cuando fue el turno de Mónica…
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Paola]: Mónica Chalá se graduó de bachiller en el colegio 24 de Mayo de Quito. Trabaja como modelo y actualmente estudia alemán pues quiere triunfar en el exterior para representar a la mujer ecuatoriana de raza negra. Que se la conozca por todas sus…
[Desirée]: Después modelaron un vestido de baño color durazno y los presentadores daban más detalles sobre su origen, sus aspiraciones profesionales y personales.
Cerraron el desfile con el traje de gala. Era su última oportunidad para deslumbrar al jurado y estar entre las cinco finalistas. Mónica llevaba un vestido largo, sin mangas, con el torso dorado, la falda blanca y amplia, estaba peinada con un moño alto. La presentadora habló de su carrera deportiva, las medallas que había ganado y dijo que se retiró temporalmente del atletismo.
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Paola]: Quiere lograr éxito internacional para representar a la mujer negra ecuatoriana que cree ha tenido muy pocas oportunidades de expresarse. De la misma manera que la mujer indígena.
[Desirée]: Cuando terminó este desfile, los presentadores dieron paso al anuncio de las cinco finalistas. No las nombraron inmediatamente. Mónica dice que esa espera fue de mucha tensión.
[Mónica]: Un poquito ansiosa, un poco nerviosa porque está ahí, ¿no? Como que en las nubes, quién es. Y uno se pregunta ¿seré yo? ¿No seré?
(SOUNDBITE ARCHIVO)
[Henry]: Sobre sellado…
[Desirée]: Los presentadores recibieron el sobre con los resultados y las nombraron una a una…
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[Paola]: ¿Cómo están los nervios Henry? Ay no me muero de nervios. Bueno pero vamos a ver, vamos a ver quiénes son… Tantaratan, exactamente.
[Henry]: Finalista número uno… Representa a la provincia de Pichincha, Mónica Chalá.
[Desirée]: Mónica sonrió y sus ojos se iluminaron. Se separó de las demás candidatas y pasó al frente para recibir un ramo de flores amarillas con un lazo gigante color salmón. Era inédito. Por primera vez, una mujer negra en el concurso, por primera vez entre las cinco finalistas y por primera vez a un paso de coronarse como la más hermosa del Ecuador.
Mónica no podía más de la emoción. Estaba entre las finalistas como le había dicho a su madre la noche anterior.
[Mónica]: El solo hecho de haberme quedado entre las cinco como cinco finalistas ya significaba ya bastante. Porque yo dije no sé, ya ahí yo había cumplido una meta, ¿no? Hasta las cinco. Y claro, se convierte en una ansiedad, se convierte en una espera, se convierte en qué ¿qué será?
[Desirée]: Mónica esperaba al frente del escenario, sin dejar de sonreír, mientras anunciaban a las otras cuatro. Cuando las barras, los aplausos y los gritos se apaciguaron, vinieron las preguntas preparadas por el jurado. Era un momento que angustiaba a todas porque no tenían idea de qué les preguntarían.
[Mónica]: Y entonces ¿cómo maneja uno esa parte de los nervios? A respirar, a respirar y a tranquilizarse, porque es cuando más los nervios a uno lo pueden obviamente fallar y todo.
[Desirée]: Samantha León, una de las finalistas, también lo recuerda así.
[Samantha]: En el momento en que en estos certámenes de belleza llega el momento de la pregunta, ¿no? Todo el mundo dice ya vamos a ver si tiene cerebro la chica también aparte del cuerpito, pues tendrá inteligencia.
[Desirée]: La primera en contestar fue Pamela Hidalgo…
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[Henry]: ¿Cuál es la contribución más valiosa que puede dar un ecuatoriano a su país?
[Pamela]: Amor. Amor a su país. Siempre que amemos a nuestro país y sepamos quererlo el país será…
[Desirée]: Las otras preguntas eran bastante similares a la que acaban de escuchar. Eran cosas como….
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[Henry]: ¿Qué aporta la mujer a la sociedad ecuatoriana?
[Desirée]: Y…
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[Henry]: ¿Qué fue lo que te motivó a concursar y qué harías en caso de salir electa?
[Desirée]: La última pregunta fue para Mónica.
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[Henry] : Y a mi reina de ébano, si eres tan amable… Hermosa dama, ¿me permites? ¿Qué harías para devolver el optimismo a los ecuatorianos?
[Mónica]: Lo primero que haría fuera decirles que todos tengamos fe. Porque como seres humanos tenemos que dar gracias a Dios de pertenecer a este, este mundo. Pero sobre todo, que tenemos que olvidarnos de las razas que tengamos y apoyarnos unos a otros porque somos seres humanos….
Cuando la gente vio mi respuesta la reacción que tuvieron es de, de aplaudir, de estar felices, de estar contentos.
[Desirée]: El solo hecho de mencionar la raza era de por sí novedoso. Hasta atrevido. Marisol Romero, del jurado, recuerda lo mismo.
[Marisol]: Me acuerdo que fue así como “waaa” y todo el, y todo el teatro estaba… Me acuerdo los aplausos. Me acuerdo que fue muy contundente.
[Desirée]: Pasadas las once de la noche llegó el momento más esperado: el anuncio de la nueva Miss Ecuador. Después de abrir un sobre blanco, los presentadores comenzaron a nombrar quién quedaba descalificada.
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[Paola]: La cuarta finalista es… De Pichincha, Samantha León.
[Desirée]: Quedaban cuatro: Mónica, María Eulalia, Pamela y Silvana. Estaban cogidas de la mano, en fila.
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[Henry]: Tercera finalista… De Manabí, Pamela Hidalgo.
[Desirée]: Ahora quedaban tres…
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[Paola]: Bueno el nombre de la segunda finalista es… Silvana Semiglia del Guayas. Quedan únicamente dos: ¿Cuál será la nueva Miss Ecuador?
[Henry]: Ayayayayay….
[Desirée]: Mónica y María Eulalia se miraron y se agarraron de las manos, sonriendo. Solo una de ellas se llevaría la corona. Esta es María Eulalia.
[María Eulalia Silva]: No podía creer, la verdad, no podía creer. O sea yo decía si es que llegué hasta aquí, ya está, ya está.
[Mónica]: Y estábamos como que, claro, ansiosas y todo. Y después las barras, ¿no? y las barras, porque esperando el resultado.
[María Eulalia]: Entonces estábamos la Mónica y yo, cogiditas de la mano. Y el rato… O sea, a la que le nombraba esa quedaba primera finalista y a la que no le nombraban ganaba Miss Ecuador.
[Mónica]: Pero es estar en el momento, en ese momento, cuando uno está con las ansias, cuando la adrenalina se le sube, cuando escucha la gente…
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[Paola]: Bueno, la primera finalista que reemplazará a Miss Ecuador en el caso de que ella no pueda… Es… La representante… De la provincia de…
[Henry]: Dilo, dilo, dilo tú.
[Paola]: Cotopaxi
[Paola y Henry]: ¡María Eulalia Silva!
[Paola]: ¡Por lo tanto Miss Ecuador 1995 es…!
[Paola y Henry]: Mónica Chalá!
[Henry]: ¡De la provincia de Pichincha! ¡Felicitaciones!
[Desirée]: Cuando dijeron su nombre a Mónica se le abrió la mirada y la sonrisa. María Eulalia la abrazó largo y fuerte. Cuando se soltaron, se acercó un representante del canal Ecuavisa para ponerle la banda. La Miss Ecuador del año anterior —una mujer alta, blanca y rubia— la abrazó, se quitó la corona de su cabeza y se la puso.
[Mónica]: Me fui en llanto, me fui completamente en llanto… La emoción fue tan grande que me puse a llorar.
[Daniel]: Mónica lo había logrado. Consiguió la corona más importante del Ecuador y pasaría a la historia como la primera mujer negra en hacerlo. Pero eso era apenas el comienzo.
Una pausa y volvemos.
[Midroll]
[Daniel]: Estamos de vuelta en Radio Ambulante, soy Daniel Alarcón. Antes de la pausa, Mónica Chalá fue coronada como Miss Ecuador para representar a su país en el Miss Universo 1996. La primera mujer negra ecuatoriana en tener ese título. Algo que ahora podría parecer intrascendente pero que, para ese entonces, estaba cargado de significado.
Lisette Arévalo, coproductora de esta historia con Desirée Yépez, nos sigue contando.
[Lisette Arévalo]: Esa noche de noviembre, los años de esfuerzo, trabajo y sacrificios de la familia Chalá parecían haber valido la pena. Mónica estaba en lágrimas y desde la galería del teatro, su hermana y su madre también. Se tomaban de las manos, incrédulas. Pero, sobre todo, orgullosas de verla brillar. Esta es Liliana, su hermana.
[Liliana Chalá]: Es que fue una noche genial, en el sentido de que con mi mamá éramos las dos cogidas ahí enganchadas y… Porque fue bastante de nervios, de, de una emoción increíble que ahorita me acuerdo y me viene todo a la mente. Eso no se me ha olvidado para nada. Y no fue por lograr «ah como negra, lo habíamos logrado algo». No.
[Lisette]: Era la felicidad legítima de una hermana hacia otra. De una madre hacia una hija que había cumplido con un reto. Mónica estaba en shock. De hecho, casi no recuerda cómo fue ese momento. En su mente persiste el cariño que recibió de algunas de sus compañeras.
[Mónica]: Yo estaba tan emocionada y tan en llanto que no vi quién se acercó y quién no. Pero algunas me vinieron y me felicitaron, obviamente. Y me felicitaron y muy agradable y muy dulces y muy lindas.
[Lisette]: Una de ellas fue Samantha León, que quedó en quinto lugar. Ella estaba contenta. Consideraba a Mónica su amiga.
[Samantha]: O sea, sí fue, sí fue un shock. Pero bien. El tema es que era importante que una mujer negra gane ese concurso de belleza. Eso era importante. Para marcar un precedente.
[Lisette]: Para María Eulalia Silva, que quedó en segundo lugar, lo de Mónica iba más allá del físico.
[María Eulalia]: Creo que las personas que la eligieron la eligieron a ella por… tal vez, sí, por su belleza física, pero tal vez también por lo que representaba. Y estuvo bien.
[Lisette]: Mientras las luces del teatro y las cámaras de televisión apuntaban al escenario, los jurados, que estaban sentados con el resto del público, aplaudían a la nueva Miss Ecuador. Pero no todo era emoción y alegría. Pronto se empezaron a escuchar expresiones de rabia y violencia. Esta es Yolanda Torres, presidenta del jurado.
[Yolanda Torres]: En el momento que ganó se levantó gran cantidad de gente ahí mismo en el evento a insultarnos. A grito pelado nos insultaban, nos llamaban de todo.
[Lisette]: Les gritaban diciendo que eran unos vendidos, cuestionando su imparcialidad.
[Yolanda]: Yo tenía una preocupación, de que gane Mónica porque pensaba que podría ser culturalmente un choque en nuestra sociedad. Sinceramente. Y eso era parte de lo que yo temía por la propia Mónica. O sea, no ha de ser muy lindo ganar y que el auditorio se levante a insultar.
[Lisette]: La jurado Marisol Romero, a quien ya escuchamos antes, temía que algo así sucediera, intuía que elegir a Mónica sería controversial. Escuchó comentarios de otros miembros del jurado como…
[Marisol]: “Va a ser tenaz que elijamos a una afrodescendiente como reina, como Miss Ecuador”. Y estaba muerta de iras, yo sentía que era un tema racista.
[Lisette]: Entre los insultos y las críticas, los jurados salieron del teatro y no miraron atrás.
Ese malestar también se percibía entre varias candidatas aunque, en un principio, estaba oculto entre los abrazos de felicitaciones, las sonrisas y los aplausos. Samantha León nos dijo que vio cómo algunas salieron furiosas del escenario. Y a Silvana Semiglia, que quedó en tercer lugar, le dijeron cosas como…
[Silvana Semiglia]: “Me robaron la corona”, cosa que a mí realmente me cayó muy mal ese comentario. Me llamaron varios medios a decir que yo debí ganar.
[Lisette]: La sensación era que se había cometido un error. Que era impensable que una mujer negra representara la belleza ecuatoriana. Pamela Hidalgo, que quedó en cuarto lugar, escuchó frases de ese tipo.
[Pamela Hidalgo]: Recuerdo comentarios muy feos. Comentarios como «ah, ahora todo el mundo va a pensar que todos somos negros en Ecuador». Feo, feo, feo, feo, horrible.
[Lisette]: Pero esa noche Mónica no tenía idea de las reacciones negativas ni de la desaprobación. Aunque claro, en los días siguientes los periodistas no dejaban de tocar la puerta de su casa. Querían conversar sobre su vida, sus proyectos como reina, conocer a su familia más de cerca.
[Mónica]: Era la noticia. Creo que inclusive me llamaron de Venezuela o Colombia para una entrevista, así rapidita.
[Lisette]: En especial porque para ese momento, ninguno de esos países había elegido una reina negra. Eso ocurriría años después, en el 98 en el caso de Venezuela y en 2001 en Colombia.
Las portadas de los periódicos y revistas nacionales se llenaron con fotos de Mónica y titulares que anunciaban: “Y el jurado eligió una reina de ébano…”, “Mónica Chalá conquistó al jurado”, “Cómo ganó Mónica”, “Mónica desafía los prejuicios…”, “Quizá se está abriendo una puerta…”.
Los medios de comunicación se centraron en el color de su piel. También resaltaban su metro setenta de estatura, su cuerpo atlético y —entre comillas— su “exótico rostro” diciendo que era una “guapa morena”. Un comentarista del entonces diario más grande del país, El Comercio, llegó a decir que ella era, y cito, “una venus de ébano y azabache, de aquellas engendradas en plenilunio, concebidas cuando la luz se prende en la penumbra” cierro comillas… Y que su atractivo yacía en una supuesta pureza de su raza que no había sido, entre comillas, “contaminada” por el mestizaje.
La gente comentaba de todo: que ganó la reina de la pobreza, que los blancos habían lavado su conciencia al elegirla… Y en Quito, hubo una manifestación de mujeres disgustadas con el resultado. Decían que Mónica no representaba la belleza ecuatoriana.
Todo esto no tardó en llegar a los oídos de Mónica.
[Mónica]: La gente, algunos claro, estaban de acuerdo, otros no y lo que decían ¿no? Que si voy al Miss Universo, la gente pensaría que la gente aquí en Ecuador es negra. Y entonces dije no, no van a pensar eso, porque yo mismo me voy a encargar de decir que somos un país multirracial, y que es un país rico y diverso.
[Lisette]: Pero la inconformidad de la gente con su elección no cesaba. Y comenzaron a crear teorías de conspiración. La primera tenía que ver con la relación entre el gobierno y la población afro que para esa época, sus colectivos y organizaciones sociales exigían espacios de participación directa en las instituciones públicas. Entonces algunos medios decían que la elección de Mónica era una manera de calmar esos reclamos.
Cuando la jurado Marisol Romero recuerda esto se llena de indignación, pues hasta se hablaba de sobornos.
[Marisol]: Me pareció super ridículo que dijeran que estábamos pagados para elegir a una candidata de color, para estar bien con la comunidad afroecuatoriana o afrodescendiente. ¡Wow! Nada que ver, nada que ver.
[Lisette]: Yolanda Torres, que además trabajaba en el canal organizador, Ecuavisa, recibió varios reclamos. Por ejemplo…
[Yolanda]: Los padres de las otras chicas eran como. ¿Qué pasó? Ahí es donde se veía inclusive el racismo. ¿Por qué? Porque si hubiera ganado una de las otras… Salado, no ganó mi hija. Pero el hecho de que haya ganado Mónica les afectó mucho más.
[Lisette]: Estaban furiosos. Ella dice que incluso llegó a recibir amenazas de muerte.
[Yolanda]: De que me iban a poner una bomba en el carro, claro… Cuando, cuando hay amenaza es que no va a pasar, pero hubo esa… la rabia de la gente que se manifestaba así.
[Lisette]: Un periódico incluso publicó que el jurado se había ‘atrevido’ a elegir a Mónica, para representar al país en Johannesburgo, Sudáfrica, donde iba a ser Miss Universo. Y aquí venía la segunda teoría de conspiración: que con Mónica, siendo negra, Ecuador tendría más oportunidades de ganar. Si una busca en internet, se encuentra con que uno de los diarios de la capital hizo una encuesta, en la que el 68 por ciento de los entrevistados dijo que creía en esa suposición.
En sus primeras declaraciones públicas como Miss, Mónica rechazó ese alegato. El titular de una entrevista que le hicieron en un diario nacional decía: «No soy ni menos ni mejor que nadie por el color de mi piel”.
[Mónica]: Porque se asocia que si uno es negro, tiene que ser estúpido, tiene que ser vulgar, tiene que no saberse vestir, no saberse… O sea, el estereotipo va y va y va y es, y no termina, ¿no?
[Lisette]: No era una cuestión de percepciones. Ese año, 1995, un vocero de la policía le dijo a la prensa… Y cito: “hay un tipo de raza que es proclive a la delincuencia, a cometer actos atroces, es la raza morena, por la ignorancia y la audacia que tienen”.
Por eso Mónica enfatizaba en que su elección serviría para, entre comillas, “demostrar a la sociedad que los negros son seres humanos con las mismas capacidades”.
En medio de las críticas, la posibilidad de que Mónica hubiera ganado el Miss Ecuador por ser la mejor participante, no existía.
[Mónica]: Ecuador no estaba preparado para una Miss Ecuador negra. No estaba ni siquiera preparado para tener una representante negra en un concurso tan importante, ¿no?
[Lisette]: Y parecía que ni siquiera el grupo social al que ella representaba estaba preparado. La Asociación de Negros de Ecuador, una agrupación que en el 95 llevaba más de siete años luchando por sus derechos, cayó en esa teoría. Esta es Yolanda Torres otra vez…
[Yolanda]: Reclamó diciendo que la escogimos porque era en Sudáfrica. O sea, de un absurdo absoluto y total.
[Lisette]: Cuando Yolanda recibió el reclamo de la Asociación decidió compartirlo en su programa de televisión en Ecuavisa. El comunicado decía textualmente: «con esta hipócrita elección se pretende esconder la situación de discriminación que viven los negros de esta nación». Además, ponían en duda que la organización de Miss Ecuador fuera a seleccionar a otra negra en el futuro.
Pero por supuesto que la elección de Mónica no cambiaba las condiciones en las que vivían los afro en Ecuador. De hecho, recién en 2001 el censo generó indicadores sociales sobre esa población. Fue ahí que se dio a conocer que en esa última década, o sea en los 90, casi el 73% vivían en pobreza. Esto coincide con lo que nos contó Mónica al inicio de este episodio: su invisibilización histórica, la ausencia de representación política, los trabajos no remunerados y la exclusión en el momento de crear política pública. Pero Mónica no tenía mucho más en sus manos, solo era un concurso de belleza. Nada más.
Intentamos hablar con la Asociación de Negros del Ecuador, pero no obtuvimos respuesta.
A Mónica también la quisieron utilizar con fines políticos. La misma Asociación que criticaba su elección le pidió que intercediera ante el gobierno por tierras para los afro. Desde los 60, las políticas de reforma agraria no los habían beneficiado con terrenos productivos y seguían al margen. Por eso argumentaban que Mónica debía hacerlo, y cito, «para que los negros inmersos en la pobreza, aunque con reina, puedan sobrevivir».
Pero ella no cedió ante las presiones y exigencias, y evitó convertirse en una figura del tablero político. No se sentía obligada a hacerlo y tampoco le interesaba.
[Mónica]: Sabemos cómo Ecuador es, todo está politizado. A mí no me gusta la política. Creo que me mantuve hasta cierto punto neutral, ¿no? Sí, podemos hablar, podemos conversar, pero no quiero verme envuelta en cosas políticas, porque muchas de las organizaciones son partícipes de partidos políticos.
[Lisette]: Ella cree que solo con su presencia en la conversación nacional ya cumplía el propósito de visibilizar a los negros en su país.
[Mónica]: Ya con estar yo ahí y haberme dado mi, o sea, poner mi cara en frente… Ya hacía bastante, porque asumí muchas críticas, asumí muchas cosas. O sea, ya de por sí tomé esa responsabilidad. No permití que me envuelvan en más de lo que yo debía.
[Lisette]: Al ponerse en frente de las cámaras y el escrutinio público ya había conseguido bastante: estaba logrando que los ecuatorianos hablaran de la negritud.
[Mónica]: El haber creado una polémica, para bueno o malo, pero por lo menos dio pausa a la gente a que se ponga a pensar que sí hace parte de un grupo social, la gente negra ¿no? Que Ecuador es un país donde… No hay por qué ponerse fronteras y hay que sabernos reconocer unos a otros.
[Lisette]: Mónica dice que, dentro de todo, a ella no le afectaron los comentarios racistas en su contra. Los consejos de su mamá, la disciplina del deporte y su determinación la prepararon mentalmente para ese momento. Esas críticas le enseñaron a ser aún más realista, a ser más fuerte.
[Mónica]: Saben que si uno se queda con lo negativo, nunca va a llegar a ninguna parte. Hay que dejar que fluyan. Entonces, ¿para qué concentrarse en esa negatividad? Cuando habían otras cosas tan positivas…
[Lisette]: Como el viaje que haría para representar a Ecuador en Miss Universo.
La preparación para ese concurso duró seis meses. Tiempo en que la organización presionó a Mónica a cambiar su aspecto. Por ejemplo, sus ojos.
[Mónica]: Los lentes de contacto vienen porque yo tengo miopía y es genético. Entonces me dijeron «¿por qué no te pones un poquito de color?». Como un color más claro… Más ámbar, más miel.
[Lisette]: Algo que aceptó. Mónica mantuvo su pelo largo pero en lugar de trenzas, lo usaba liso. En medio de la preparación, Miss Universo cambió de sede. El concurso ya no sería en Sudáfrica por falta de presupuesto y patrocinadores. Ahora sería en Las Vegas, Estados Unidos. Para Mónica ese fue un detalle menor. Viajó en mayo de 1996 para el certamen de belleza más importante del planeta.
A diferencia de Miss Ecuador, en este concurso Mónica era una afro más. Venían de todas partes del mundo: Aruba, Bonaire, Islas Vírgenes, Bahamas, Jamaica, Gran Bretaña, Finlandia, Ghana, Zimbabwe y Belice… Y aunque su color de piel ya no era un diferenciador sí la reconocían. Concursantes como Alicia Machado de Venezuela le decían…
[Mónica]: “Es que tú saliste en mi país». Y así me decían las muchachas «es que tú fuiste noticia. Yo sí vi»… Porque fue una noticia a nivel latinoamericano.
[Lisette]: La noche de Miss Universo, Mónica aprovechó para exponer la cultura esmeraldeña, esa que heredó de su madre. En el momento de modelar el traje típico, usó un atuendo inspirado en esa cultura: un turbante rosado, una blusa de mangas largas con encajes, y un faldón floreado blanco y celeste.
A pesar de que fue una experiencia única, Mónica no ganó. Ni siquiera quedó entre las finalistas.
De vuelta a Ecuador, el concurso le abrió puertas de trabajo en la publicidad, pero también colaboró con algunos eventos de recaudación de fondos para niñas y niños en diferentes provincias del país.
[Mónica]: Te toca mucho el corazón porque, eh, estuve en eventos que realmente me llenaron muchísimo, de ver cómo hay gente tan caritativa, tan buena, y hubo mucha gente que me abrió inclusive las puertas de sus casas y me acogieron y fue una experiencia maravillosa.
[Lisette]: Mónica estuvo en esas hasta que en abril de 1997 entregó la corona a María José López, una mujer blanca, alta y de pelo castaño. Y así como se despidió de su banda y su reinado, se despidió del ojo público. Le parecía un entorno demasiado duro del que no quería formar parte.
[Mónica]: Y después como que me relajé un poco y como que volví a tomar ya las cosas en perspectiva. ¿No? La realidad. Fue un show, fue una oportunidad. He seguido, continuado, no me he estancado con eso y he seguido viviendo mi vida tranquila.
[Lisette]: Tiempo después del reinado, Mónica se casó y se fue a vivir a Estados Unidos. En ese país, trabajó en ventas en varias empresas y hasta el año pasado estuvo en un banco, donde era la única mujer negra y latina. Y podríamos decir que la realidad allá no se diferencia mucho de la ecuatoriana.
[Mónica]: Mira a donde yo vaya, voy a ser una persona negra, no importa si es en Estados Unidos o en Ecuador, es lo mismo. Lo primero que van a ver es mi color.
[Lisette]: Mónica nos contó que en Estados Unidos muchas personas asumen que es de allá porque dice que casi no tiene acento en inglés. Y cuando ella les corrige, lo primero que piensan es que es de algún país caribeño. Es tan difusa la imagen que se tiene de cómo se ve una ecuatoriana que incluso cuando Mónica viaja de visita a Ecuador, asumen que es extranjera.
[Mónica]: La gente me pregunta de dónde soy, ¿no? Te ven bien arreglada… Y si te ven bien vestida, me hablan en inglés hasta que les digo “no, yo hablo español”. Y después ya se dan cuenta en el pasaporte, ya cuando lo abren realmente. Ya ven, me dice “usted es… es de aquí”.
[Lisette]: No la reconocen como ecuatoriana. Mucho menos la reconocen como esa mujer que abrió un debate y una polémica a raíz de su elección para un reinado. Sí, Mónica abrió las puertas del certamen para que otras mujeres afro pudieran participar. De hecho, después de ella dos más han ganado la corona. Y ese fue su legado, al menos en el mundo de la belleza.
[Mónica]: Y que es gratificante ver que hoy por hoy la mujer negra y la mujer en general sigue abriendo puertas y rompiendo esas brechas o esos… esos tabús.
[Lisette]: Ahora, en 2022, en Ecuador ya no es raro ver a mujeres negras en medios de comunicación, en cargos de poder como fiscales, ministras o asambleístas. Pero su realidad todavía es compleja.
En el país y el resto de América Latina, ser mujer y negra aún está ligado a la pobreza y a la marginalización. Un porcentaje importante de afrodescendientes son analfabetas. Muchísimas se ganan la vida en situaciones de explotación e inseguridad; y la mayoría ha vivido algún tipo de violencia. Ella lo ve clarísimo.
[Mónica]: Cuando eres mujer, es una desventaja, sigue siendo todavía una desventaja. Pero cuando eres mujer y negra, mucho más.
[Lisette]: Por eso, hasta ahora, Mónica no se deja afectar por las críticas, los comentarios racistas, la hostilidad hacia ella y su color de piel. Se protege con una coraza que se formó desde que era pequeña porque, en la sociedad en la que vive —ecuatoriana y estadounidense—, no puede ser de otra manera.
[Daniel]: Lisette Arévalo es productora de Radio Ambulante, y Desirée Yépez es periodista y fact-checker de Radio Ambulante. Las dos viven en Quito, Ecuador.
Con esta historia, les compartimos una noticia alegre… Nuestra querida Desirée se va a California por un año, como becaria del John S. Knight Fellowship en Stanford. Te deseamos toda la suerte del mundo Desi y te vamos a extrañar.
Esta historia fue editada por Camila Segura y por mí. Bruno Scelza Lorenzo hizo el fact-checking. El diseño de sonido es de Andrés Azpiri con música original de Ana Tuirán.
El resto del equipo de Radio Ambulante incluye a Paola Alean, Nicolás Alonso, Aneris Casassus, Emilia Erbetta, Fernanda Guzmán, Camilo Jiménez Santofimio, Rémy Lozano, Ana Pais, Laura Rojas Aponte, Barbara Sawhill, Elsa Liliana Ulloa, David Trujillo y Luis Fernando Vargas.
Zoila Antonio es nuestra practicante de audiencias.
Carolina Guerrero es la CEO.
Radio Ambulante es un podcast de Radio Ambulante Estudios, se produce y se mezcla en el programa de Hindenburg PRO.
Con este episodio, terminamos la temporada…. Gracias otra vez a todos nuestros oyentes por apoyarnos, por compartir, y comentar cada historia.
Soy Daniel Alarcón. ¡Volveremos en septiembre!