TE BUSCO: El atropello [Episodio especial] | Transcripción

TE BUSCO: El atropello [Episodio especial] | Transcripción

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[Daniel Alarcón]: Esto es Radio Ambulante desde NPR. Soy Daniel Alarcón. 

Hace unos meses, todos en el equipo de Radio Ambulante nos enganchamos con la historia de una búsqueda. Una periodista chilena casi muere atropellada y, 20 años después, trata de encontrar a la persona detrás del volante. 

Una búsqueda que, de paso, explora la manera en que nos relacionamos con nuestros traumas, nuestros cuerpos y el pasado. 

Todo se cuenta en un podcast de ocho episodios llamado Te busco. Es una coproducción de Podium Podcast y nuestros talentosos amigos Catalina May y Martín Cruz. Quizá más conocidos como los creadores del podcast Las Raras. 

Sabemos que a ustedes les va a gustar tanto como a nosotros. Entonces hoy queremos compartirles el primer episodio, para que se animen a escuchar el resto. Pueden encontrar los demás buscando Las Raras o Te busco en su app de podcasts favorita. 



Este episodio se titula: El atropello. 

Aquí la historia. 

[Las Raras]: Las Raras y Podium Podcast presentan: Te busco.

[Ambi ambulancia y helicóptero]

[Quince]: Y corrí, corrí, corrí. Paso acá. Corrí, corrí, corrí. Tú estabas botada aquí, así, la cabeza aquí. Sangre.

[Cata]: Nooooo.

[Soundbite de archivo]

[Mega]: Mediante un aviso en el diario, y ahora también por televisión, una mujer busca al hombre que hace 20 años la atropelló en la comuna de Las Condes. 

[Nico]: No, no, no, el auto estaba más acá.

[Pelao]: 50, 60 metros desde que te impactó hasta donde quedaste tirada.

[Soundbite de archivo]

[TVN]: En otras informaciones, una mujer inició una búsqueda para encontrar, escuche, a un conductor que la atropelló hace 20 años. Puso un aviso en el diario y ya hasta ha pegado afiches para tratar de ubicarlo.  

[Quince]: Yo me acuerdo que te empecé a hablar: “Cata, no te vayai, aperra Cata, aperra Cata y tú estabai…”

[Cata]: Ida. ¿Pero yo estaba inconsciente?

[Nico]: Sí, inconsciente.

[Quince]: Estabai muerta.

[Cata]: Cuando tenía 23 años estuve a punto de morir atropellada. Quedé con amnesia, con la mitad del cuerpo quebrado y con un trauma del que nunca hablo. Como periodista me dedico a contar historias. Pero llevo 20 años evadiendo contar la mía. 

[Soundbite de archivo]

[CHV]: Mediante un aviso en un diario, Catalina May busca al hombre que hace 20 años la atropelló. Un accidente en que casi perdió la vida.

[Cata]: Para reconstruir todo lo que realmente pasó me falta una pieza clave: encontrar al hombre que me atropelló. Necesito que nos sentemos frente a frente y que me cuente el momento en el que me podría haber matado. Porque yo no me acuerdo de nada. 

[Soundbite de archivo]

[CHV]: Era 30 de octubre del año 2003, 11 de la noche. Catalina iba camino a su casa. Esta vez el viaje fue algo más largo. Un atropello marcaría su vida. 

[Cata]: Para llegar a él no tengo ninguna pista. Y si realmente quiero encontrarlo voy a tener que salir de mi espacio seguro. Incluso voy a tener que exponerme en los medios de comunicación y convertirme en viral.

[Soundbite de archivo]

[TVN]: Una búsqueda que no se detiene: con avisos, afiches, redes sociales. Todo sirve para alcanzar un propósito que para ella es completar definitivamente una etapa de su vida.

[Cata]: Mi gran compañero en esta búsqueda ha sido Martín Cruz, el director de sonido de Las Raras.

Juntos hemos trabajado durante meses para reconstruir lo que me pasó y para tratar de encontrar al hombre que me atropelló. 

Yo soy Catalina May.

Esto es Las Raras, historias de libertad.

Episodio 1: El atropello

[Cata]: Para empezar a investigar qué fue lo que realmente pasó la noche de mi atropello, converso con los tres amigos que estuvieron conmigo en ese momento: Nico, Quince y Pelao. 

Era el jueves 30 de octubre de 2003, alrededor de las 11:00 de la noche. Íbamos los cuatro en un auto subiendo por Cristóbal Colón, una avenida que atraviesa la comuna de Las Condes, en Santiago de Chile. Quince iba manejando.

[Quince]: Yo en esa época tenía un un Volkswagen Golf gris, dos puertas, GTI. 

[Cata]: La avenida Colón va de este a oeste y tiene cuatro pistas, dos en cada sentido. A esa hora todavía había tráfico. Yo iba en el asiento de atrás con el Nico. Pelao iba de copiloto.

[Pelao]: Bueno, manejó Quince, ¿no cierto?, porque era el que menos había tomado. Esos viajes eran hablando cabezas de pescado, escuchando música, vidrio abajo, tomando un poco de aire. 

[Cata]: Íbamos camino a mi departamento después de pasar la tarde juntos. Habíamos estado escuchando música, tomando cerveza y fumando marihuana. Mis amigos iban a ir a una fiesta, pero yo estaba deprimida y me había emborrachado. El Nico dice que por eso me fueron a dejar.

[Nico]: Claro, como estai como estropajo que te iba a ir en micro o taxi, algo te podría haber pasado. Por eso te fuimos a dejar.

[Cata]: Cuando llegamos a la esquina de la calle donde yo vivía, que se llama Domingo Bondi, Quince se dio cuenta de que no podía doblar para dejarme en la puerta de mi edificio. 

[Quince]: Porque Domingo Bondi, la calle, es hacia al sur, quedamos a contramano. Entonces yo no podía doblar desde Colón hacia Bondi. Entonces dije: “No Cata, no te preocupes, doy la vuelta, doy la vuelta”. 

[Cata]: Pero justo nos tocó la luz roja y paramos en la esquina. Pelao, que iba de copiloto, echó su asiento para adelante y me dejó bajar hacia el lado de la vereda. 

[Pelao]: Entonces me bajé yo. Te bajaste tú por este lado. Cerramos la puerta. Dieron el verde. 

[Cata]: Yo solo tenía que cruzar la avenida Colón y caminar unos metros para llegar a mi edificio. Mis amigos doblaron por Domingo Bondi hacia el otro lado. 

[Nico]: Nosotros avanzamos lentito porque igual te esperamos, que tú avanzaras un poco más pa tu casa, que sé yo. Y en algún momento no te vi. “Oye, chiquillos, no veo a la Cata. No, no veo a la Cata, no veo a la Cata”.  

[Quince]: Y siento un estruendo.

[Pelao]: Muy fuerte, muy fuerte. El golpe fue tremendo. Tremendo el golpe. 

[Quince]: Entonces estacionamos el auto y nos bajamos. 

[Pelao]: Se bajó Quince. Se bajó el Nico. Yo me quedé paralizado adentro del auto. No, no supe reaccionar. 

[Quince]: Todo oscuro, lúgubre, no había nadie. Y empiezo a mirar, a mirar, a mirar. Pero rápidamente veo un bulto y un bulto de Colón hacia allá, no sé, 50 metros, lejos, lejos, súper lejos. Y ahí fue rápido, dije: “Mierda, es la Cata.” 

[Nico]: Y fuimos a ver y erai tú. La que estaba tirada en el suelo. 

[Quince]: Ese bulto pa mí era un manto negro, un bulto botado. Yo pensé que tú estabai muerta, es imposible que estuvierai viva.  

[Cata]: Me cuentan que mientras estaba tirada en la calle empezó a llegar gente. Pararon algunos autos y hasta una micro.

[Quince]: Evidentemente mucha gente sintió el estruendo, miró por la ventana, cachó esto y empezó a bajar. 

[Nico]: Altiro llegó mucha gente. Mucha, mucha, mucha, mucha, mucha, mucha gente, rápido. De hecho llegó un médico o una niña. Yo soy médico, enfermera. Algo así. Fue a tomarte los primeros signos vitales, cachai. 

[Quince]: Entonces dije: “Ya, la Cata está viva”. Te tapamos porque hacía frío.

[Pelao]: Yo me quedé en el auto un buen rato, después me acerqué de a poco a la esquina y después crucé. Yo como que colapsé, no sabía qué hacer.

[Quince]: Te movimos poco. Precisamente por el hecho de las contusiones y todo. La típica no podí mover mucho, pero te movimos un poco porque estabai demasiado como enrollá. 

[Nico]: No sé, ya tenía miedo ya. Miedo, miedo, miedo… No lograba asimilar lo que estaba pasando.

[Pelao]: Y ahí esperamos esos minutos que son horribles, no cierto. 

[Quince]: Te acompañé, te hablé a la oreja. Te decía: “Cata. Cata pelea. Pelea, Cata”. Sí, te hablaba todo el rato. Pero no, estabai absolutamente inconsciente.

[Nico]: Inconsciente, inconsciente. Te quejabai: Ahh, ahh, nada más, pero súper tenue el quejido. 

[Quince]: O sea, yo por lo bajo es un accidente que tú veís a una persona, quedó vegetal.

[Cata]: Poco rato después llegó una patrulla de Carabineros y dos ambulancias. Me subieron a una y por protocolo me trasladaron a Urgencias del Hospital del Salvador, a siete kilómetros de distancia. El Nico se fue conmigo.

[Nico]: Ahí subí yo en la ambulancia adelante. Oh, terrible. Porque te escuchaba quejarte po. Ahh, te quejabai, hueón. Nada más, nada más. No hilabai ni una palabra, ni una hueá.

[Cata]: Entre todo este caos, ninguno de mis amigos se preocupó de la persona que me atropelló. 

[Pelao]: No hablamos tampoco con la persona. 

[Nico]: No, tampoco, no, no, no.

[Quince]: Cero, cero, cero. Me centré en ti, estaba muy centrado en ti, hasta que te subieron a la ambulancia. 

[Nico]: No la vi. Lo único que nos decía No la vi. Me apareció de repente. No, no, no, no, no, no caché, no hueón, no la vi. No la vi. 

[Quince]: La persona estaba compungida, pero no tengo ni un detalle. Era hombre, debe haber tenido unos 30 años, medio moreno.

[Pelao]: No. No me acuerdo cómo era.

[Cata]: En ese minuto mis amigos tampoco registraron bien qué tipo de auto fue el que me atropelló.

[Nico]: No era, no era un sedán. No era un auto sedán, cachai. Pero un auto más grande que un sedán.

[Pelao]: Era un auto, un sedán y si no me equivoco era un auto verde. 

[Quince]: Una camioneta. Era como una Citroen de estas Fiorino, era como de estas de reparto, blanca. Dos puertas adelante y cerrado atrás. 

[Cata]: Mientras yo iba en la ambulancia con el Nico, la principal preocupación de Quince y Pelao era avisarle a mis papás. Ellos vivían en Chillán, 400 kilómetros al sur de Santiago. 

Yo nunca había escuchado esta historia.

Lo primero que trataron de hacer fue avisarle a mi hermana, pero no pudieron encontrarla porque era el año 2003 y ella no tenía celular. Así que contactaron a la Claudia, una amiga de mi hermana, y le pidieron a ella que le avisara a mis papás. 

[Claudia]: Casi me morí. Te juro, casi me morí. Pero finalmente lo tuve que hacer.

[Cata]: Ella sabía lo difícil que iba a ser para mis papás recibir esta noticia. Siempre hemos sido súper unidos y me han apoyado en todas mis decisiones. Lo único que me han pedido de vuelta es que me cuide. 

[Mamá]: Yo estaba en Chillán. Y estábamos durmiendo. Y suena mi teléfono.

[Claudia]: Y tu mamá me contesta así como muy normal. Obvio que estaba durmiendo. Y me dice como: “Hola, Claudia, ¿cómo estás?” 

[Mamá]: Y la Claudia me dice altiro: “¿Tía, supo del accidente de la Cata?” 

[Claudia]: Y tu mamá, o sea, su reacción fue como ¡uf! Fue… Muy jevi porque como que yo sentí, escuché, que ella como que se tragó su respiración. Eso sentí yo, así como un sonido muy extraño, como que dejó de respirar.  

[Mamá]: Y yo le digo: “No, ¿qué pasó? ¿Cómo está?”

[Claudia]: Y como que me insistía que yo le dijera la verdad, que si estabas muerta.

[Cata]: En ese momento mis papás estaban especialmente vulnerables a una noticia como esta. Habían perdido a tres familiares muy queridos en los últimos meses en dos accidentes de tránsito distintos. 

[Papá]: Claro. La mamá recibe ese llamado y… Y de ahí intentamos reaccionar porque el golpe es tan fuerte, tan feroz. Y es tan demoledor que tú además estás lejos, que te lo hace doblemente difícil. Y bueno. Qué horrible. ¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos? Bueno, tomemos el auto y vámonos pa Santiago. Yo creo que en 15 minutos estábamos saliendo. 

Y bueno, un viaje pero horrible. Horrible. Eterno. Lleno de incógnitas, un viaje en el que yo viví lo más horrible que puede vivir un padre, que es imaginarte que tu hija murió. Porque yo todo el viaje me fui imaginando que te habías muerto y que no me lo decían no más, que estaban esperando a que llegara allá. De modo que para mí, de alguna manera, yo viví tu muerte. La viví.  

[Cata]: Para tratar de entender mejor lo que pasó, le pido a mis amigos que nos juntemos en la esquina del atropello. Yo he pasado muchas veces por ahí, pero nunca antes me preocupé de conocer bien los detalles. Son cerca de las 11:00 de la noche y hace frío. Martín dirige la acción.

[Martín]: Entonces la idea de hoy es la siguiente, es que hagamos un poco como una reconstitución de escena, sí. Que tú, Quince, nos muestres dónde tú te acuerdas que quedó la Cata tirada, que podamos un poco medir la distancia entre ese lugar y el semáforo, ver qué distancia cruzó la Cata la calle….

[Cata]: Empezamos dentro del auto, cada uno sentado como veníamos esa noche. 

[Cata]: Quince, ¿por qué te dicen Quince?

[Quince]: Por mi mal comportamiento. 

[Cata]: ¿Por qué eres como un quinceañero?

[Quince]: Sí.

[Cata]: Vamos lento, vamos lento. ¿Y cuando llegamos fuimos el primer auto que nos paramos en el semáforo?

[Quince]: Si no había nadie, olvídate de los autos.

[Cata]: ¿Pero estaba iluminado como ahora igual?

[Quince]:  No, estaba oscuro. 

[Cata]: Nos bajamos en la misma esquina donde me bajé esa noche. Sabemos que desde ahí alcancé a cruzar tres de las cuatro pistas que tiene la avenida Colón. Y cuando estaba a punto de llegar al otro lado me atropelló un auto y me pegó en todo el lado derecho del cuerpo.

[Quince]: Me acuerdo muy fuerte del golpe, pero no de la frená.

[Nico]: Yo tampoco me acuerdo de la frená.

[Pelao]: No, yo creo que él no alcanzó ni a frenar, porque la Cata se baja allá, baja la cabeza y se tira corriendo. 

[Quince]: Y mira dónde estabai. Allá en el poste que tiene como una cuestión ploma.

[Cata]: Quince me muestra el lugar donde él recuerda que quedé tirada después del atropello. Está muy lejos de la esquina. Cruzamos corriendo en diagonal las cuatro pistas hasta allá.

[Quince]:  Y corrí corrí corrí… 

[Cata]: Cruzamos corriendo en diagonal las cuatro pistas hasta allá.

[Quince]: Paso acá, y tu estabai así. La cabeza acá. Sangre.

[Cata]: Nooo.

[Cata]: Para establecer bien los hechos medimos las distancias. 

[Nico]: No, no, no. El auto estaba más acá.

[Cata]: Pensamos que este dato nos puede servir para calcular la velocidad a la que venía el conductor que me atropelló.

[Cata]: Ya, a ver, vamos marcando.

[Quince]:  Ahí estabai tú.

[Cata]: Ya.

[Quince]: 1, 2…

[Cata]: Primero medimos desde donde mis amigos dicen que quedé tirada hasta el lugar en que recuerdan que quedó el auto. 

[Cata]: ¿Aquí estaba el auto o no?

[Quince]: Por aquí estaba el auto.

[Cata]: Y ¿cuántos pasos te dieron?

[Quince]: 25.

[Cata]: Ya. 1, 2, 3, 4, 5…

[Cata]: Después medimos la distancia desde allí hasta el semáforo.

[Pelao]: … 28, 29 30. 

[Quince]: Son unos 60 metros…

[Pelao]: Sí, 50 a 60 metros desde que te impactó hasta donde quedaste tirada.

[Quince]: Pero esa es la distancia, que yo creo que bajo cualquier circunstancia alguien diría, debería estar muerta. 

[Cata]: Mis amigos no logran ponerse de acuerdo sobre el tipo de auto que me atropelló. Pero sí recuerdan que quedó con el capó abollado y el parabrisas roto.

Oigan, pero yo igual crucé toda la calle, no es que yo me lancé contra el auto. 

[Quince]: Si ibai llegando.

[Cata]: Yo crucé desde allá pa acá, entonces el gallo igual pavió al no verme, ¿o no?

[Pelao]: Pero es que imagínate vienen un auto rápido y de repente el tipo viene con verde y tú hací así…

[Cata]: Lo que yo digo es que si hubiera sido un chofer tal vez súper atento me hubiera visto, porque igual crucé varios metros y a lo mejor hubiera  alcanzado a frenar. O si hubiera venido menos rápido no me hubiera agarrado y yo hubiera alcanzado a cruzar, no sé, estoy poniendo hipótesis, cachai.

Para comprobar qué tan posible es que el conductor no me viera, cronometramos el tiempo que me demoro en cruzar la avenida corriendo.

Ya, cuando dé el verde voy a correr, ya. Nico, tenés que estar listo. Voy. ¿Cuánto me demoré?

[Nico]: Menos de cinco segundos.

[Cata]: Guau, nada, nada, nada.

Mis amigos especulan sobre cómo sucedieron las cosas, porque la verdad es que ellos no vieron lo que pasó. No tenemos ningún testigo directo del momento del atropello.

[Pelao]: Aquí siempre se pudo andar más rápido que el resto porque esto era como bien expedito hacia abajo, entonces un tipo que ve el verde de dos cuadras para allá viene rápido.

[Nico]: Ochenta por lo menos.

[Pelao]: Sí.

[Quince]: Un auto a ochenta, te pesca allá, te llevó hasta, por lo menos, el árbol siguiente hasta el de esa puerta blanca, y ahí volaste.

[Nico]: Según yo la había tomado encima y el hueón cuando frenó, la Cata salió eyectada.

[Pelao]: Yo creo que como bajaste corriendo y como eres más livianita, y te agarra con la pierna al aire y te puede levantar… porque si tú sufres todo el impacto, te quiebra…

[Cata]: Sí me quebré, pues Pelao…

[Pelao]: Te quiebra peor… Después volaste del auto…

[Cata]: No me aplasta, digamos.

[Pelao]: No te aplasta. Si te hubiese aplastado…

[Cata]: No, eso hubiera sido peor.

[Cata]: Es como que me contaran la historia de otra persona, como que me cuesta mucho como encarnarlo cachai.

[Quince]: A mí también me cuesta entender que ese día estaba yo ahí po, si es parte del proceso cachai.

[Cata]: Como que todavía me cuesta como asumir que es una historia mía, es como si me contaran como una película. No la sufro, cachai, y es raro igual, po.

Una de mis esperanzas al hacer esta reconstrucción de escena es que mis amigos se acuerden de algo que me ayude a llegar al conductor que me atropelló. 

[Pelao]: ¿Tú a él, no, nada?

[Cata]: Me gustaría buscarlo pero no tengo ningún dato. ¿Tú no te acordai nada de él?

[Pelao]: No, yo entré en pánico.

[Cata]: ¿Tú no lo viste?

[Quince]: Yo no me acuerdo ni la cara ni nada del tipo que no alcancé por el tiempo a verlo.

[Cata]: Esperen, momento. Si ni uno de ustedes se acuerda del loco, ¿cómo sabemos que paró y estuvo? ¿Quién lo vio? 

[Nico]: No po, si lo vimos po.

[Cata]: Pero quién lo vio po, ¿tú lo viste? Porque aquí estos dos chiquillos me están diciendo que no lo vieron.

[Nico]: Él estaba acá parado.

[Cata]: Pero estaba, ¿tú tení la imagen de haberlo visto?

[Nico]: Sí, sí. Estaba parado.

[Quince]: ¿Tú lo viste abajo del auto?

[Nico]: Sí, abajo del auto, el hueón como agarrándose la cabeza. 

[Pelao]: Eso me acuerdo yo, yo me acuerdo de haber visto al tipo…

[Cata]: Manos en la cabeza.

[Pelao]: Sí, así como acongojado.

[Cata]: Pero eso sí, esa imagen existe, ¿es real?

[Nico]: Sí, sí, sí. Cómo era el tipo, joven, viejo, flaco, moreno, rubio, no tengo idea. Yo lo vi corriendo… Solo vi la escena…

[Cata]: Todo este ejercicio con mis amigos me entrega nuevos detalles sobre mi atropello que me sorprenden. 

Por primera vez trato de imaginarme tirada en el pavimento. O de sentir la fuerza del golpe. Pero es difícil. No tengo memoria. 

Después de todo esto no conseguimos ninguna información nueva que nos lleve al conductor que me atropelló. 

Con Martín decidimos que si queremos llevar esta búsqueda hasta las últimas consecuencias vamos a necesitar la ayuda de profesionales. Por eso contactamos a un equipo de investigadores expertos en encontrar personas

[Investigador]: Ya, Cata, vamos a empezar entonces a investigar y hacer las averiguaciones. Pero ten en cuenta que siempre está la posibilidad que lo que encontremos no te vaya a gustar. 

 

Créditos

PRODUCCIÓN
Catalina May y Martín Cruz


EDICIÓN
Catalina May


INVESTIGACIÓN PERIODÍSTICA
Pablo Álvarez y Sebastián Palma


DISEÑO DE SONIDO 
Martín Cruz


ILUSTRACIÓN
Soledad Águila


MÚSICA
Andrés Nusser y Martín Cruz


PAÍS
Chile


TEMPORADA 13
Episodio 18


PUBLICADO EL
02/13/2024

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